A medida que fueron pasando los años, quedó como tradición
que los hinchas de un equipo denominado grande festejen un logro deportivo en el Obelisco y no en su barrio de residencia. El ejemplo más reciente fue la cantidad de hinchas de Racing que se juntaron allí y no en Avellaneda, luego de ganar la Superliga. Se empezó por trasladarse hasta ese emblemático sitio porteño porque es una zona con fáciles vías de acceso (La Boca, Zona Norte, etc), por ser céntrico y, principalmente, da señales de notoriedad, ayudada por los medios masivos de comunicación. Además, colaboró el haber jugado de visitante y no abrir las puertas del Cilindro para hacer una fiesta. Previo a la aparición de la televisión, eran pequeñas alegrías en cada distrito y no una concurrencia general en un único espacio, la llegada de la misma generó variados cambios en diferentes aspectos, tanto sociales como culturales.
Se fue perdiendo el sentido de pertenencia de los
simpatizantes de los clubes más populares, a excepción de San Lorenzo. Ellos se sienten de Boedo, no de Bajo Flores, donde está ubicado actualmente el estadio. Los militares los sacaron de ese lugar y manifestar ese cariño barrial es el modo que tienen de demostrar su lugar en el mundo. No sólo está el sentimiento de amor, también están presentes el de odio y rivalidad. Huracán hace lo mismo que el Ciclón, pero por distintos motivos: no ser menos que su adversario de toda la vida. A pesar de advertirse el afecto hacia Parque 2ºB Agustín Serraiocco
evidenciada la cantidad de seguidores que posee (reconocido