Está en la página 1de 3

Pozo

No tengo luz ni ayuda,

pero sí una idea clara

de qué tengo que hacer.

Guiándome por mis manos,

sintiendo con ellas el agua,

noto la piedra, húmeda.

Grito, y grito, hasta dejarme la voz,

pero nadie escucha.

El tiempo pasa, el frío no.

Me desespero.

Por tercera vez me levanto,

y caigo por vez tercera.

Las fuerzas me abandonan,

pero no puedo rendirme.

Mi cadáver se levanta

y se agarra a la piedra,

más viva y menos muerta que él,


y subo por la pared,

como tú me enseñaste.

Encuentro una segunda piedra,

y una tercera,

y una cuarta,

hasta que, igual que Lucifer,

caigo.

El golpe me deja inmóvil.

El agua llena mis pulmones,

y con miedo y estupor

veo cómo se acerca el momento.

Sé que me lo merezco,

y, mientras me acerco

a las puertas del reino de Samael,

irónicamente,

lo último que cruza mi mente,

eres tú.

Kvothe

También podría gustarte