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TRAMAS SOCIALES Directora de coleceién: Lic. Irene Gojman (Ultimos titulos publicados 49. S, Rivera (comp.) Erica y gestiin de la investigacién bie 50. A. Carballeda uerpas fragmentada Jiménez-Dominguez (comp.) Suubjetividad, participacién e intervencién comunitaria nplejo VILL -sidia HACER PARA TRANSFORMAR EI método en la psicologia comunitaria MARITZA MONTERO » PAIDOS Buenos Aires Bareelona México 158 Maritza Montero Lecturas complementarias recomendadas Este libro forma parte de una trilogia que se comenz6 a publicar en 2003. Por lo tanto los lectores pueden encon- trar en las dos obras anteriores bases tedricas y conceptua- les de los procesos y modelos aqui mencionados: Montero, M. (2003): Teoria y prictica de la psicologia co- municaria, La tensién entre comunidad y sociedad, Buenos Ai- res, Paidés. Montero, M. (2004) Introduccién a la psicalogia comunita- ria. Origenes, conceptos y procesos, Buenos Aires, Paidés. ‘Una obra que conviene leer es la de L. Rodriguez. Ga- barrén y L. Hernandez Landa (Investigacién participative, Madrid, Centro de Investigaciones Sociolégicas, 1994), en la cual, ademés de dar una perspectiva de los aspectos epis- temoldgicos, metodolégicos ¢ hist6ricos de la IAP, se pre- sentan ejemplos tomados de la experiencia de los autores. Sobre los aspectos fundacionales de la investigacién-ac- cién participativa es conveniente leer el capitulo de P. Park, publicado en el Handbook of Action Research (Partici- pative Inquiry and Practice), ditigido por P. Reason y H. Bradbury (Londres, Sage, pigs. 81-90). Alli, una de las personas que trabajaron con Freire y con Fals Borda, cuan- do se iniciaba el proceso de creacién de este método, rela- ta su experiencia con los dos maestros. En esa misma obra, ©. Fals Borda presenta igualmente su testimonio: “Partici- patory (action) research in social theory” (pags. 27-37) Otros autores de esa recopilacién hacen de ella un libro “itl para investigadores y docentes. CAPITULO 6 La investigacién-accién participativa: aspectos metodolégicos Introduceién En el capitulo anterior presenté el eémo, cuindo y dén- de se desarroll6 la investigacién-accién participativa (IAP) y cuil es su fundamento epistemolégico, tebrico y ético. En este capitulo sefialaré las bases de su condicién investigado- ray de su aplicacién, asi como la relacién esencial y consti- tuyente entre este modo de investigar y la participacién. Lo primero que debo sefialar es que no describiré aqué un mo- delo o disefio fundamental a seguir, pues por su mismo ca- ricter participativo los modos de hacer IAP varian de un contexto a otro. Sélo trataré de mostrar c6mo es posible cumplir con las bases que dan el carfcter activo y participa tivo a este modo de investigar. Hago esta advertencia debi- do a que, con demasiada frecuencia, en la labor docente se reifican los conceptos y lo que es un proceso dinémico pue- de terminar como las mariposas de coleccién: clavados en ‘una tabla, enmarcados 7 ademés protegidos por un vidrio cuyo reflejo del rostro de quien los contempla se mezcla con Jo contemplado. El lector o la lectora debe saber, entonces, que no encontraré la tarea hecha, sino algunos ingredientes, que en mi préctica y la de ott .s colegas ha sido dtl usar. 160 Maritza Montero Caracteristicas de este método La TAP tiene una orientacién a la transformacién social, asi como un caricter critico, dial6gico, reflexivo, politico, fortalecedor de la sociedad civil y democratico; ademés es colectiva, participativa y, en su desarrollo latinoamericano, no s¢ la utiliza s6lo para “constatar sino para problemati- zar”, como dice Brandio (1981). Todo esto condiciona las técnicas y modos de hacer generados por la IAP otorgén- doles los siguientes atributos: © Ser(problematizadores, en el sentido de conducir ala re- flexién ya la critica mediante el rechazo de las explica- ciones y modos de ver el mundo predominantes en una sociedad, pero que al mismo tiempo responden a inte- reses no explicitos y actiian en desmedro de la pobla- cién (0 de ciertas categorias sociales dentro de ella), desmejoranco o perjudicando sus condiciones de vida. © Ser generatives, porque incorporan una pluralidad de saberes y, al fomentar la participacién, producen di- versidad, contrastes, creatividad y nuevas ideas. La TAP es un modo de hacer que rechaza el pensamien- to tinico y excluyente, y en tal sentido es también in- iegradora pues retine esos saberes para producir nuevos ‘conocimientos a partir del intercambio entre ellos. ‘© Ser emancipadores porque buscan a través de la accién ‘compartida y de la participacién activa, la liberacién y transformaci6n de acuerdo con los intereses de las per~ sonas participantes. Asf, son también fortalecedares pues generan procesos y fomentan experiencias de control y gjercicio del poder democritice, de desarrollo de recursos, capacidades y «vcattvidad en los participantes. © Generar, ademés, una relacién dialégica y horizontal, pero no uniformadora, entre agentes externos ¢ in- ternos. © Ser parte de un proceso que integra investigaciém, eda- La investigacin-necién participativa: aspectos metodolégicas 161 cacién y accién, implementadas colectiva y solidaria~ mente. La presencia de estas caracteristicas puede lograr que la investigacién que se esti desarrollando sea participativa y activa. ¥ ello puede reconocerse por el hecho de que las per- sonas provenientes de las comunidades pueden oponerse a ciertas decisiones de los agentes externos, modificarlas 0 apoyarlas, asi como asumirlas directamente. Asimismo, son capaces de dirigir el proceso en ausencia de los agentes ex- ternos (AE) y contingan efectuando transformaciones y re~ flexionando sobre lo que hacen después que ellos se marchan. Y sobre todo, se sienten libres de hacer criticas. Este aspecto es muy importante porque muchas veces es po- sible observar la inhibicién de personas de ln comunidad respecto de la posibilidad de objetar algo que hacen los agentes externos, prefiriendo hacer sus observaciones en grupos de conocidos que tienen su confianza, o bien apelan- do al clisico mézodo de abstenerse de participar o de con- sultar a las personas cuestionadas. Cuando eso ocurre, la relacién no es completamente dialégica o no Jo es en abso- Into. Y esto puede ocurrir respecto de algunos AE o también respecto de algunos agentes internos (AD. En tales casos, si se estuviese dando un proceso eritico, AE y AI deberfan en- frentar el asunto y discutirlo para solucionarlo, pues lo que comienza como un retraimiento ante ciertas actividades puede llevar a que la comunidad termine participando sélo en aspectos formales, pasando a ser una receptora de servi- cios que pueden irse separando de las necesidades de la co- munidad al perder contacto efectivo con ella. Algunas premisas para a JAP El desarrollo de Ia IAP ha producido algunas premisas © principios orientadores de la aplicacién de este método. 162 Maritza Montero En tal sentido, los trabajos de Fals Borda (1959, 1981) su- ministran una serie de aspectos extraidos de su experiencia prictica y de la reflexién que sobre Ja misma ha venido ha- ciendo a través de medio siglo de trabajos con comunida- des en diferentes paises de América latina. Para ese autor la IAP, por su cardcter participativo, debe poser los si- guientes rasgos: Autenticidad y compromiso Esto significa que los investigadores deben mostrarse como lo que son, sin pretender pasar por “pueblo” 0 por “campesinos” a fin de obtener datos, o mientras se realiza el trabajo. Algo que también ha criticado Perdomo (1988). Los dos conceptos van juntos, pues la autenticidad es una condicién del compromiso, asi como el compromiso exige la honestidad que es parte de la autenticidad. No se trata de parecer, sino de ser y de realizar un trabajo en el cual los AE consagren su saber y su accién a los objetives deriva- dos de la solucién de las necesidades de los AI. La conjun- estas dos cualidades es la que permite la in de saberes (popular y cientifico) para producir tun nuevo conocimiento a partir de ambos. Como ya he- mos sefialado (Montero, 2004a), saber y compromiso de~ ben provenir tanto de los AE como de los Al. Antidogmatiomo Los AE deben abandonar la rigidez dogmitica y estar dispuestos a escuchar y entender Io que dicen las personas de las comunidades con que trabajan. Antidogmatismo sig- nifica no anteponer a los intereses, demandas y opiniones provenientes de las comunidades las normas y jos intereses personales, de las instituciones para las cuales trabajan 0 de La investigaciin-aecién participative: aspectas metodaligices 163 las organizaciones politicas a las cuales pertenecen. Signi- fica también que el compromiso fundamental es con la gente con la cual se trabaja, cuyas necesidades e intereses han motivado Ie aecién con Ia que se han comprometido. Asimismo, significa estar dispuestos a dejar de lado ideas preestablecidas, tarea que ciertamente no es ficil, porque muchas veces no somos conscientes de su caricter apren- dido 0 impuesto y las hemos asumido como naturales, co- mo parte esencial del ser de las cosas 0 como la forma “correcta”. Por lo tanto, no se debe llegar a las comunida- des con un plan rigido, trazado a espaldas de las personas que las conforman o imbuido de teorias; no porque las teo- rias sean malas, sino porque se estaré olvidando que existe ‘una préetica, una historia, una cultura y condiciones de vi- da que es necesario conocer y tomar en cuenta. Y esta ad~ vertencia es vélida para los dogmatismos de cualquier signo, direceién y origen, pues se dirige a contrarrestar to- dz forma autoritaria de imponer planes preconeebidos y soluciones decretadas desde centros dle poder que ignoran Ja voluntad de quienes sufren los problemas 0 desean el cambio. Las posiciones dogmiticas suponen una actitud de base profundamente arrogante que supone que la verdad, cl saber y la ciencia estin en un sdlo lugar: el de los funda mentalistas de la interpretacién del cambio social. “Esta condici6n es la garantéa de que el cardcter politico, de la aplicacién de la IAP en el campo de Ia psicologta eo- munitaria, en el sentido de lograr un fortalecimiento de la ciudadanfa y el desarrollo de la sociedad civil a través dela participacién (Montero, 1998, 2003a), pueda tener un care~ ter liberador. ¥ ello se explica en el hecho de que el anti. dogmatismo se opone a la imposicién autoritaria de concepciones politicas establecidas como forma oficial de Ja verdad que pretendan imponer los AE, considerindolss 2 priori como las soluciones perfectas para cualquier pro- blema social. Al querer imponerlas ignoran lo que los AL puedan decir, asf como las caracteristices de su historia y 164 Maritea Montero del contexto en que viven. Ya Fals Borda consideraba que tales situaciones son parte de los “colonialismos” de iz- quierda y de derecha, es decir, la “tendencia a copiar tesis ¢ imitar autores de pafses dominantes sin tener en cuenta al medio cultural” (Fundacién Rosca, 1972: 2, citado por Fals Borda, 1981: 50) Secializacién del conocimiento producido Este es un aspecto fundamental y caracteristico de la IAB, definido en la literatura de los afios ochenta ¢ inicios de los noventa como Ja devolucién o retorno sistemitico del conocimiento producido en dicha investigacién a todos los grupos, instituciones y personas comprometidos con el trabajo y con las comunidades involucradas en él. El caréc- ter participativo de este tipo de investigacién estaria in- completo si este paso no se Ievara a cabo. ¥ las personas de las comunidades no sélo tienen derecho a conocer los resultados y 2 recibir la visién integral sistematizada del proceso vivido y trabajado porque han participado de la in- vestigacién, sino porque ademés el verlo convertido en re~ sultados: précticos, reflejados en un informe analitico, critico y que presenta los hechos organizadamente convir- tiéndolos en saber que dice a quienes lo crearon, que trans- mite las voces y los intereses de esos creadores y que ingresa a la corriente del saber tanto cientifico como popu- Jr, es una forma de reconocimiento a su labor productiva y proporciona una herramienta xitil para futuras acciones. Esta “devolucién” que también ha sido denominada “entrega sistemitica” (Goncalves de Freitas, 1997) 0 “in- tercambio”, y que en el capitulo L1 es redefinida como dis- cusién evaluadora sistemdtica, debe entregarse no sélo a la comunidad con que se llevé a cabo Ia investigacidn y la ac- cién transformadora, sino también a las instituciones que de alguna manera hayan intervenido (gubernamentales 0 La investigacién-acciin participatic aspectos metodolégicos 165 no gubernamentales), ya sex como financiadoras o como ejecutoras de politicas sociales. E igualmente a la comuni- dad cientifica con quienes los AE, sobre todo cuando ac- ian desde la academia, tienen igualmente una deuda. Es necesario devolver para enriquecer la corriente genera! del saber tanto del sentido comiin como de la cienci Auutoinvestigacin y control por parte de las conraidades La IAP se ha definido como una forma de investigecién ccuyos actores principales no son investigadores en el sen tido académico del término. Esos nuevos actores sociales son constructores de conocimiento y el elemento bisico de su existencia como método. Esta condicién aparece desde sus inicios y es muy evidente en la obra de pioneros como Freire (para citar s6lo un ejemplo evidente); pero més re- cientemente Park, quien particip6 en trabajos realizados por Freire en los afios setenta y ochenta, ratifica ese care ter de la IAP al definirla como la “actividad de investiga~ Gién orientada a la accién en la cual gente corriente trata necesidades comunes que surgen en su vida diaria y, en el proceso, generan conocimiento” (Park, 2001: 81). Entonces, para que una investigacién activa sea participa tiva debe involuerar a las personas 2 quienes va destinda 0 sobre quienes trata. Esto podrfa parecer redundante pero no oes, pues no siempre la inclusién de personas de las comu- nidades es una forma de participacién, sino mis bien una cooptacién decidida por los AE o por alguna agencia exter- na, que puede tener un carfezer paternalista que no fortale- cea It comunidad. Esta premisa sostiene el derecho de la comunidad a decidir lo que se va a investigar y sobre qué, cudndo y cémo se va a actuar, Incluso cuando los AE sami- niscran importantes conocimientos psicolégicos, metodolé- gicos, estadisticos o legales, por ejemplo, es necesario tener fen cuenta el ritmo de asimilaci6n y de reflexién de tales co- 166 Maritza Montero nocimientos que puede tener la comunidad, asf como su contraste y combinacién con el saber y experiencia propios, ¥ con sus sentimientos y preparacién al respecto, Y aunque esto lleva a pensar que las investigaciones activas y participa tivas exigirfan un tiempo muy largo de preparaciGn, lo que ‘ocurre es diferente, pues 1a participacién acelera los proce- 30s de acci6n y de reflexién y también los de cambio, El dié- ogo es entonces fundamental para que esa forma de control y de produccién de autoconocimiento se de en la préctica. ‘Mis ain, este aspecto responde a una pregunta funda- mental que debe plantearse quien aplique la IAP conio via ara investigar y para inducir o producir transformaciones comunitarias: {De dénde proviene el cambio? ¢Quiénes producen el cambio? :Quiénes son agentes activos de ese cambio? Alcanzar transformaciones psicolégicas y sociales ha sido uno de los objetivos de la psicologfa en sus diferen- tes ramas asi como de la ciencia en general, pero es nece- sario reflexionar sobre esa meta y sobre el rol que tenemos Jos AE en ella, particularmente en el campo comunitario. No se trata de negar Ia influencia de nuestra disciplina y de nuestro trabajo, sino de calibrar el caricter todopoderoso y-mesiénico que a veces nos adjudicamos y entender que es el carfcter participativo el que, al unir fuerzas entre Al y AE, permite lograr la conjuncién de conocimientos, senti- mientos y acciones que produce transformaciones. Y reco- nocer también que muchas veces los logros no responden a los objetivos planteados, sino que los superan. O que en ‘irtud de la participaci6n tanto las metas fijadas como las vias tomadas para alcanzarlas cambian y producen resulta~ dos diferentes de los inicialmente buscados. Divulgacién técnica Esto es lo que a inicios de los afios ochenta del siglo pa- sado, Talento y Ribes Ifesta (1979: 241) denominaron co- La investigacién-acién participativa: aspectas metodolégicas 167 mo “desprofesionalizacién’”, término poco feliz para un fe- liz procedimiento al cual definieron como “socializar el co- nocimiento profesional, transfiriéndolo a sectores de la poblaci6n marginada de la posibilidad de acceder a él ya su empleo”. Capacitar a personas interesadas en una co- munidad proporciona recursos técnicos para desarrollar su accién transformadora (por ejemplo, técnicas de dinémica de grupo, de andlisis, de encuesta) con sus propios recur- sos humanos. Por ejemplo, capacitar a personas de la co- munidad para la aplicacién de una encuesta puede permitir llevar a cabo una investigacién de carter epidemiol6gico u opinatico con rapidez y precisién, a la vez que se obtic- ne un niimero significativo de respuestas que refleje el sen tir de esa comunidad. Quizis debido a la referencia verbal a la profesién, el término “desprofesionalizacién” fue percibido por algunes personas como una amenaza al ejercicio profesional de les psicdlogos. Algo asi como crear “psicélogos comunitarios descalzos”, cuya actividad perjudicarfa la calidad cientifica y provocaria una invasién del campo de aplicacién por par- te de personas sin la preparacion suficiente. Ciertamente el término no fue afortunado, pero lo que Talento y Ribes Testa planteaban no significaba la pérdida de la especifici- dad profesional, sino la posibilidad de desarrollar cambics sociales Ievados a cabo con eficiencia y con la participa cidn de la poblacién. Y basdndose en postulados gramscia- nos planteaban la actividad de los profesionales (agentes ‘externos para la psicologia comunitaria) “a partir de la concientizacién de su funcién y origen social, y la vincula- cién orgénica del profesional a una organizacién que bus- que la modificacién de las. condiciones estructurales y superéstructurales que lo determinan” (Talento y Ribes Testa, 1979: 240). Este aspecto supone la entrega de conocimientos técni- cos por parte de los AE a los Al y responde las siguientes preguntas: Quiénes soa ~ pacitados para actuar mediante a8. Maritza Mentero las estrategias, técnicas, instrumentos y métodos psicolégi- cos en general? 2A quiénes fortalece? La préctica nos ha ensefiado que entre AE y Al ocurre un intercambio de sa- beres, uno de cuyos efectos es que la llamada “devolucion sistemiitica”, o discusidn evaluadora sistemdtica, no se pro- duzca en un solo sentido. Es decir, ese intercambio de sa- beres no va solamente de los AE a los Al, sino también de los AT'a los AE, como se demuestra en muchos inventos cuyos creadores tomaron pricticas populares desarrolladas en Ia cultura de su época y Jas sistematizaron cientifica- mente. Pero en este iltimo punto es donde la segunda pre- gunta se muestra més pertinente: cel invento favorecié realmente a quienes h; tian desarrollado les précticas coti- dianas descubiertas po; cl inventor? Si y no. Si la prictica existia, cumplia ya una funcién social. La patente del in- vento, en cambio, otorgé derechos y los consiguientes be- neficio: de su comercializaci6n a quien la registr6. Pero al generarse aplicaciones derivadas de una relacién, muchas mis personas pasan a beneficiarse de la sistematizacién creada por el inventor reconocido. La respuesta entonces no es ni simple ni ficil. Me inclino a pensar que el caréc- ter colectivo de los bereficios producides debe ser el que oriente la respuesta ¢ invito a reflexionar sobre el proble- ma a partir de dos nuevas pregunta: ~ éQuién o quiénes se benefician con los resultados de Ia investigaci6n? = Cuando se hace psicologia comunitaria con una orientacién participative activa para la solucién de proble- mas, equé intereses son considerados? Reflexionar sobre estas y otras preguntas que podamos hacernos durante nuestra préctica puede generar nuevas Tespuestas y nuevas formas de accién, Ese constante cues- tionamiento y la duda son parte del cardcter eritico de la La investigacién-accién participativa: aspectos metodoligicas 159 Compromise de las agentes de combio No basta con que haya psic6logos y psicdlogas comuni- tarios comprometidos, tiene que haber también agentes ‘comunitarios (Al) comprometidos. La transformacién seri Ilevada a cabo en un trabajo conjunto, por lo tanto se ne- cesita la dedicacién y el compromiso de ambos agentes. Y sise habla de didlogo no puede ocurrir de otra manera. El diglogo es interaccién y se da en una interrelaci6n. Por tal raz6n, asi como los AE suministran y ensefian métodos pa- 1a investigar a los AI, éstos suministran modos de hacer y enseiian sobre su manera de vivir y de comprender el mun do a los AE. Y entre ambos se va a producir nuevo conod miento que enriqueceri los dos tipos de saberes (Montero, 1994a, 2004). Llamo la atencién en este punto en relacién con una idea muy difundida: si los AE escuchan los AI, la investigaci6n y la accién que estén haciendo seré IAB. ¥ no es ast, No basta escuchar, es necesario dialogar (que no es cen este caso sindnimo de conversacién simple), es decir in- tercambiar ideas y planes, opiniones, temores y dificulta- des, aciertos y soluciones. No se trata de “hacerse amigos” (aunque ese tipo de relacién pueda darse y sea deseable), ppues el ser simpaticos no sustituye ni constituye a las tareas de investigacion, accién y participacién. No es mejor ia- vestigador aquel que mis sonrie o reparte més palmaditas en la espalda. Lo es quien es capaz. de catalizar y facilitar procesos en los euales se logran las metas fijadas conjunta- mente entre AE y Al, produciendo transformaciones so- ciales y conocimientos iitiles tanto a unos como 2 otros, Lo eualitativo y lo cuantitativo La IAP suele ser considerada entre los métodos cualita~ tivos, pero en verdad esz clasificacidn no refleja bien el ca- récter complejo que hemos descrito. Ciertamente, grin 170 Maritza Montero parte de lo que se hace en IAP es cualitativo, pero, como bien saben quienes Ia emplean, se puede utilizar técnicas cuantitativas cuando ello es necesatio de acuerdo con el problema que se investiga. Por ejemplo: aplicar una en- Cuesta en una comunidad a fin de averiguar necesidades 0 riiticas sanitarias, o tasa de desempleo (entre otros aspec- tos); 0 aplicar medidas de tendencia centrales y de disper- sién cuando se quiere describir con precisién ciertas caracteristicas de un grupo o poblacién, para mencionar sélo algunas posibilidades de aplicacién. Y es importante sefialar que el tratamiento cuantitativo ue reciben esas técnicas, puede, como he visto en mi pro- pia experiencia, ser sometido a pricticas cualitativas que, buscando el significado de una determinada dimensi6n, ven mis alld del ntimero y producen resultados muy diferentes de los obtenidos con Ia Media, Mediana y Modo, y con las Desviaciones Estindar, por ejemplo, El trabajo con IAP trasciende los limites impuestos por cierras aleabalas académicas, pues se trabaja a partir dle pro- blemas concretos y de una orientacion ética y epistemoldgica (véase el capitulo 5) que exigen generar respuestas adecua- das a las situaciones y no adaptar las situaciones a métodos Prefijados. El principio de que el método sigue al objeto de conocimiento es plenamente aplicado en la IAP. Flexibilidad en planes de srabajo Lo anterior se debe al hecho de que la TAP no es un mé- todo predeterminado de acuerdo con ciertos lineamientos inmodificables, a los que nos han acostumbrado los méto- dos tradicionales (que tienen sus disesios, sus mbitos y sus estrategias). No se trata en la IAP de confirmar una hipo- tesis, aunque hipétesis, explicitas o implicitas, tenemos siempre. Como ya se ha dicho muchas veces, se busca pro- ducir transformaciones. La investigacién-accién participativa: aspects metodolégicas 171 Por lo tanto los planes de trabajo deben ser flexibles, siendo posible reestructurarlos a medida que se van produ- ciendo cambios en la situaciGn. Flexibles pero estructura dos serén los planes de trabajo, pues ciertamente para poder incorporar cambios y adecuar 0 enderezar un ram- bo hay que, en primer lugar, saber cudl es ese rumbo y t- ner objetivos claros. La TAP es un tipo de investigacién demasiado costosa (en tiempo, en sentimientos, en conoci- ientos, en trabajo y esfuerz0s y en dinero) como para de- jarla al azar. Mas an, para poder improvisar y ser flexibles es necesario planificar todo, pues s6lo asi se sabré cudndo debemos modificar los planes, dénde debemos cortar y dénde alargar. Participacién Este aspecto es un elemento esencial y constitutivo de Ia IAP como método. ‘Todo lo que se ha venido exponies- do muestra de una u otra manera [a condicién participativa del método. La participacién ¢s total: continua, decisoria, determinante, democratica, y sin ella simplemente no se puede hablar de IAP. rae Hemos escrito con mayor extensién ¢ intencién sobre el caricter de la participacién en la segunda obra de esta trilogia sobre psicologia comunitaria' (Montero, 20032). Aqui s6lo diremos que la participacién en la IAP otorga el derecho a la palabra, la decisién, la acci6n, la planificacién, el voto y el veto a las personas interesadas y a los grupos organizados de las comunidades con las cuales trabajamos (AD, y también a los AE. En tal sentido, es necesario s1- brayar la participaci6n de la comunidad, tanto en su forma 1. El primer libro es Teoria y pricica de la psiologie commiteria (2003); el segundo, Introducitn ala pricolgia comunitaria (2004), y éste es el tercero, im Maritza Montero stupal como en las acciones individuales dirigidas a alcan- Zar los fines colectivos. Un trabajo participativo esti hecho de innumerables acciones especificas, obra de muchos hombres y mujeres con mayor o menor grado de interés en Ja transformaci6n positiva de Ia comunidad con la cual se relacionan. ¥ ninguna accién es pequefia o secundaria, To das forman parte de un proceso mayor de cambio social que incide en la calidad de vida, de acuerdo con las aspira- Giones de los miembros de una comunidad y con las nor. mas ¥ avances sobre aspectos de interés social que conciernen a la poblacién en general y cuyos beneficios deben ser disfrutados por todos. Accién-reflexién-accién La JAP sigue la prictica formulada por Freire a inicios de la segunda mitad del siglo XX, segyin la cual toda aecién debe generar reflexion sobre su sentido, su direccion y sus logros. Fals Borda (1981: 55) ya hablaba del ritmo y equi- librio entre esos procesos y usaba la metéfora de la espiral continua “en la que el investigador va de las tareas mas simples a las més complejas y de lo conocido a lo descono. cido, en contacto permanente con las bases sociales”. Y ci. ta cémo, en 1986, Carr y Kemmis recogian esa misma idea en su trabajo con aborigenes australianos (Fals Borda, 2001). Fals Borda (1981: 35) planteaba también ese movi. miento como un sistema de niveles que iba desde el cono- cimiento produeido por “las bases”, el cual era procesado y realizaba una sintesis en un primer nivel, hasta la refle xin “en un nivel més general y valido”. Lo que hoy se plantea ocurre en un proceso conjunto para agentes enter. nos ¢ internos que responde a la tan buscada unién entre teorfa y prictica: la praxis. De esta manera, la prictica en. Tiquece a la teorfay la teoria alimenta ala prictica, en un ritmo mutuamente transformador. La investigacién-accitn participatiua: aspectos metodoligivos 173 Saber popular [Asi como antes hemos mencionado la necesidad de po- pularizar técnicas y procedimientos, la IAP incluye un Principio que presenta la accién reciproca del anterior- mente mencionado: la incorporacién del conocimiento popular al proceso de investigacién, en todas sus facetas. Fundamentalmente, estos dos aspectos, que se comple- mentan, parten de una concepci6n no alineada de la cien- cia. Es decir, no como si fuese un ente superior a sus creadores que, cual genio encerrado en la botella, cuando se produce su apertura, erece y se convierte en algo temi- ble, sagrado ¢ inaleanzable para quien no tenga la capaci- dad de volver a reducirla al estado de fuerza contenida. Ea efecto, si analizamos el modo de produccién tanto del s- ber popular como de la ciencia, encontraremos ciertos as- pectos en comiin entre ambos: su aplicabilidad en ambos casos, el originarse tanto en el sentido comiin como en el conocimiento acumulativo histéricamente producido, la incidencia del contexto de descubrimiento, la influencia sobre el sentido comin al cual penetran a través de sus res- pectvas précticas,y la psibilidad de corregir su errores a largo y mediano plazo. Las diferencias fundamentales so: 1) El conocimiento cientifico tiene el reconocimiento y la legitimacién provistos por instituciones oficiales (de hecho la ciencia en s{ misma es una instinucién social), en tanto que el conocimiento popular recibe reconocimiento igual- mente popular, pudiendo ser desdefiado y a veces incluso prohibido por las instituciones estatales. 2) El conocimien- to popular usa una pluralidad de métodos local y temporal- mente codificados, en tanto que la ciencia esté sujeta 2 ‘métodos candnicos casi siempre preestablecidos, cuyas re- glas estén codificadas. Pero en ambos casos cada cierto Hempo esos cédigos pueden cambiar. 3) La racionalidad cientifica hasta hace poco tiempo era casi exclusivamente hipotético-deductiva, en tanto que el conocimiento popu- = Maritza Montero Jar es relativista. 4) La causalidad Popular es dialéctica, en janto que en la ciencia tiende a predominar la causdifdet lineal (aunque también hay lugar para la dialéctica). 5) La principal via de transmisiGn del conocimiento cienvifeo 's academia, en tanto que el conocimiento del seatide oc ‘mtin se transmite en la préctica social, Ta TAP rompe con la separacién establecida entre am- bos tipos de conocimiento, puesto que socialize log we Provienen de la ciencia e incorpora los que aportan les agentes internos. De esta manera enriquece ambos camper ¥ Produce nuevos conocimientos alimentados por las Son vias aportadoras de saberes juzgados por ambbe tipos de Procesos, procedimiento y estrategias usuales en la investigacién-aeci6n participativa (IAP); aspectos con los cuales se suele lidiar pleo de la IAP. Advierto una vez mas que no se trata aqui de dar un modelo normativo, se trata slo de seach algue La investigaciin-accién participativa: aspectos metodoligices 1 nos procedimientos destinados a asegurar que el carécter activo y participativo esté presente en esta forma de inves- tigacién. El contacto entre agentes externos y agentes internos Este e* un aspecto fundamental e ineludible, ademés de necesario, pues sobre él se estructura la accién investig- dora y transformadora participativa. Profesionales exter- nos/as a la comunidad (AE) y miembros de la comunidad interesados en su bienestar coinciden para producir conoci- mientos y transformaciones. ¢Quiénes son los agentes inter nos? Una clasificacién posible, pero no taxativa, es la siguiente: * Personas destacadas de Ja comunidad, tales como li- deres comunitarios/as o personas que realizan traba- jos o desempefian funciones que los relacionan de alguna manera positiva con los demés miembros de dicha comunidad 0 con una gran parte de ellos (esto depende de las dimensiones de la comunidad). ‘* Miembros de grupos organizados dentro de la co- munidad. Es frecuente encontrar en comunidades establecidas, y con una historia, grupos generados entre sus miembros con fines especificos (deportivos, religiosos, culturales, politicos ~tanto partidistas co- mo no partidistas— laborales, entre otros). La asocia- cién de los AE con algunos de estos grupos debe establecer claramente la independencia entre ellos, asi como los objetivos de los primeros, pues podria ser interpretada por otros miembros de la comuni- dad como una forma de afiliacién partidista o reli- giosa que muchas veces es considerada como tendenciosa y negativa y polariza al resto de la comu- nidad respecto de los AE. 176 Maritza Montero * Personas que trabajan eno con la comunidad (por ciemplo, animadores culturales, entrenadotes/as He Portivos, religiosos, educadores). Estas personas pue. Gen tener experiencias ¢ informacién valiosa que purden ser de mucha ayuda para los AE, a la vez que pue- den, al igual que las anteriores categorias, servir ce enlace con iniembros de la comunidad. Pero tam. bicn, podrian ser fuente de interpretaciones que ge- neren atribuciones no deseables respecto de los AE. La advertencia hecha en el caso precedente también es valida para éste, * Redes dentro de la comunidad. Las redes esponti Deas Y por lo tanto duraderas y representativas de endencias de la comunidad, asi como de la capaci dad de organizacién y accidn de personas que la in. tegran, son igualmente una valiosa fuente de Al importantes contactos para los AE. Buscar a estas personas, descubrir quines son y esta- blecer contacto con ellas supone eu primer Iugnr estableces (ontactos iniciales, que constituirén Ia puerta de entrada de Ja IAP tanto para los investigadores externos como para los internos (véase capitalo 3). Estaes una de las vias para ins ciar el proceso conocido como famuliarizacién: desarrollay Conocimiento sobre la comunidad, tanto fuera como den. tro de ella. Advierto que la palabra “fumniliarizacién’” no eo uusada en este contexto en su sentido de hacer familiar lo Que es extraiio asimilindolo a formas ya conocidas y exis. fentes en nuestro acervo cognoscitivo, lo cual podria inter. prewirse como una manera de asimilar aspectos aceptados Pa ebtables” y descartar los aspectos singulares, origina les y espeeificos de la situacidn, La familiarizacién aqui planteada supone, entre otros aspectos, que los AE conozcan el entorno communitarios los grupos organizados dentro de la comunidad y, en general, las formas de enlace que se den entre grupos y sectores de La investigacién-accién participatioa: aspectes metadolégioas 177 Ja comunidad, as{ como también otras personas que ees comunicarse con los AE o que acepten conversat con ellos. Eeaccontio ponciaieencnal estilo y modos de rela- cionarse existentes en la comunidad, sus caracteristicas, la gente en general y también aquellos miembros tanto pro- minentes como no prominentes. Habré ademas que buscar informacién sobre la comunidad y sobre posibles investi- gaciones o intervenciones realizadas previamente tanto en archivos c. mo en otras fuentes 0 registros que sean acce- bles. La famiiarizacin debe darse entre las diferentes perso- nas, los grupos mencionados y los agentes externos, pues como i Aa és un proceso de doble via. Las perso- nas de 1a comunidad igualmente desean saber qué hacen los AE, por qué estan alli, de dénde vienen, cudles son sus caracteristieas, su estilo y modos de relacionarse, sus obje~ tivos con respecto a la comunidad. Y ademis tienen dere- cho a hacerlo y deben recibir respuestas claras y certeras. La familiarizacién supone asimismo buscar informa- cidn sobre aspectos culturales, estilos de pensamiento, mo- dos de reflexién, valores y todo aquello que sea importante para las personas de la comunidad. Y, finalmente, es nece- satio saber que la familiarizacién es un proceso que acom- Pafia a toda la IAP, pues no es sdlo una etapa inicial de la ‘misma. Continuamente estamos aprendiendo cosas nuevas sobre una comunidad y debemos mantener esta disposi- cin y apertura a la sorpresa, a la nueva informacién, a fin de poder incorporar no s6lo la profundizacién en el cono- cimiento de la comunidad, sino también la extensién en ese saber, asi como nuestra capacidad de incorporar Ia di- versidad, — ’ En segundo lugar el contacto supone discutir reflexiva- mente en el equipo de agentes externos el sentido de perte- nencia al proyecto que se esté planteando, asi como las motivaciones y ci compromiso de cada uno para formar parte del mismo. Este paso debe cumplirse antes de rela- 17s Maritza Montero cionarse con la comunidad, y también durante esa rela- cién. Aparte de las condiciones de trabajo, que pueden im- plicar la asignacién de determinadas personas a una tarea dentro de una institucién, es necesario trabajar sobre la motivacién del equipo de investigacién (si lo hay), sobre Ja idea que éste tiene de la comunidad y del trabajo comuni- tario y sus expectativas respecto del mismo. En mi précti- ca he visto personas francamente temerosas al emprender como AE un trabajo en una comunidad (y no sélo porque ésta sea nueva, peligrosa, marginal o extrafa, sino simple- mente por ser diversa), y he visto también como el temor desaparece con el contacto. Por lo tanto e! temor no es el mayor obstéculo para una relacién provechosa entre AE y AL Més bien considero que el mayor obsticulo son los prejuicios y las atribuciones que puedan tener uno y otro tipo de agentes entre si. ¥ esto responde a dos razones: la primera, porque el AE puede, aun inconscientemente, en- frentar la tarea desde la posicién de superioridad de sus co- nocimientos y esto se revelard tanto en sus modos de establecer la relacién y de comunicarse como en gestos ni- mios, pero muy significativos. De esto deriva también la percepcién de que el otro es el necesitado y que, por lo tanto, carece, se encuentra en estado de ininusvalia. De alli pueden surgir la atribucién de debilidad, de inconapetencia y las autoatribuciones de salvador, de bienhechor o de pro tector, denominaciones que establecen la existencia de uno que puede y tiene, y de otro que ni tiene ni puede. ¥ esto es exactamente contrario a la base ética, tedrica, epistemo- légica, ontolégica y politica de la IAP. Por otro lado, el AT puede tener también prejuicios y estereotipos sobre los AE, y su desconfianza o el cardcter tanto negativo como positivo que tenga de ellos pueden generar expectativas bloqueadoras de una relacién provechosa, ya sea porque se considere que no puede hacer las cosas bien 0 porque se espere demasiado de su intervencién. Por tal razén los AE deben ser muy claros en cuanto a sus objetivos, al tipo de La investigacién-accién participation: aspectos meetedoligices 179 trabajo a realizar, a los recursos con los cuales cuentan 7 al rol que desempefiarin en ese proceso, asi como al hecho de que los resultados deberén ser el producto de un esfuer- 20 conjunto. Determinacién del problema a investigar o sobre el cual actuar iagnosticar; interventr, investigar) El problema que va a ser objeto de una IAP puede ser detectado desde varias fuentes. Asi, los agentes exterros, desde alguna institucién publica o privada, pueden haber- lo ubicado y definido. También puede haber sido definido por personas interesadas de Ia comunidad, en funcidn de hechos situaciones relacionados con su vida cotidiana. Enel primer caso, los AE debersin dirigirse a la comunidad a fin de familiarizarse con ella por si mismos, habiendo de- jado claras sus razones para llevar a cabo ese trabajo. En el segundo caso, personas o grupos dentro de una comunidad buscan ayuda fuera de elias a fin de solucionar el proble- ma, o aceptan [a ayuda externa en relacién con actividades que ya han emprendido con ese objetivo. Al entrar en contacto los AE con los AI, sise trata de una accién o investigacién ligada a una necesidad normativa o bien aun problema que afecta 2 esa comunidad devecrado desde algsin campo aplicado de la ciencia, es necesario presenter y definir el problema informando y a la vez educando a la co- munidad con respecto al mismo. Si la comunidad no es cons- ciente del problema, es decir, si ha naturalizado la presencia de un fenémeno que la perjudica por considerarlo inevitable parte de la vida diaria, serd necesario: + Sensibilizar a los integrantes de la comunidad respec- to del problema, de sus causas y de sus efectos, infor- mando y reflexionando sobre el mismo. Y este proceso de informacién discutida y reflexionada con- 130 Maritza Montero tintia durante toda la intervencién-investigaci6n. Es- to no significa dedicar largas y sesudas sesiones espe- ciales a esa tarea, La informacién y la reflexion deben estar presentes en el primer contacto, pero luego pueden acompafiar todas las tareas que se lleven a ca- bo y deberdn asumir adlemss variadas formas de co- municacién y divulgacién (carteleras 0 murales comunitarios, volantes, entre otras). La asiduidad en este aspecto dependeri del tipo de situacién y de la comunidad con la que se esté trabajando. * A partir de la sensibilizacién y por tratarse de un problema relacionado con una necesidad normativa, que puede ser objeto de alguna politica piblica de sa lud, edueacién o desarrollo social (por ejemplo), in- corporar participativamente a comunidad en Ia intervencién-investigacién sobre ese problema. * Sila comunidad tiene otras prioridades, entonces es necesario tratar de que el proyecto se una a las accio- nes relacionadas con esas prioridades. Esto es, de ser posible, relacionar ambas tareas de tal manera que los éxitos en la primera accién, ya identificada por la co- munidad, motiven y enriquezean la segunda. La infor- macién y la motivacién deben, como ya se ha dicho, ser constantes por parte de los agentes externos. Planificacién de Ia investigacién 0 de la intervencién-investigacién EI primer aspecto en la planificaci6n es la delimitacién del érea a trabajar, lo cual supone definir con claridad el problema a enfrentar, o los aspectos del mismo que serin objeto de intervencién. Y esa planificacién debe ser min ciosa y cuidadosamente hecha a fin de poder improvisar ante los imprevistos que pueden y suelen presentarse en investigaciones comunitarias. Debe entonces partir de la La investigacién-accién participatica: aspectos metodoligicas 181 siguiente premisa: el disefio en la IAP se va transformando en ke accién, algo que ya Lewin, cuando hablaba de inves- tigacién-accién a fines de los afios cuarenta del siglo pasa- do, anunciaba como necesario y ademés digno de ser convertido en un método cientifico. Es justamente esa planificacin detallada la que permi- te saber con precisin qué es lo que se debe cambiar, emo ¥ por qué, reconociendo el momento para hacerlo a partir de los cambios que se observan. Es decir que a partir de la planificacién podemos hacer una improvisacién revestida de valides ecolégica y de confianza, dos de los criterios de ri- gor metodolégico propios de la investigacién cualitativa (véase el capitulo 2). Algunas précticas pueden ayudar tanto a AE como AT a lograr la mejor planificacién posible, acompaiiada de res- puestas répidas y adecuadas a los cambios que se van produ- ciendo con la IAP. Mencionaremos algunas a continuacién: * Preparar un eronograma de trabajo. En todo trabajo de investigacién, de intervencién, de promocién, o de todo esto combinado, es necesario saber de cudnto tiempo se dispone para lograr determinadas transformaciones 0 para sentar las bases para su ocurrencia. Ninguna comunidad ni ninguna institucién disponen de tiempo y dinero ilimita~ dos. Més atin, la experiencia indica que en las comunidades de bajos recursos socioeconémicos, Ja ausencia de logros concretos produce una pérdida de la motivaci6n. ¥ si bien es cierto que el tiempo de las comunidades no es necesa~ tiamente el de la investigacién, es imprescindible advertir ala comunidad de cudnto tiempo disponen los AE y plani- ficar en concordancia, * De lo anterior se desprende Ia necesidad de fijar obje- tives 0 metas a lograr, tanto generales como especificos, asf como plantear cusles seran las tareas destinadas al logro de cada uno de esos objetivos. Los objetivos o metas a largo plazo deben fraccionarse en tareas 0 acciones especificas, 182 ‘Maritza Montero de tal manera que vayan produciendo logros especificos para reforzar las expectativas de las personas en Ia comuni. dad. Este aspecto ha sido trabajado y advertido desde el surgimiento mismo de la IAP. Asi Fals Borda, en 1959, al referirse al “principio de las realizaciones” (pig. $5) dice: para que el proceso avance es indispensable ir mostrando rea Nzaciones tangibles a las gentes, resultados fehacientes de Que van avanzando hacia la meta que se han propuesto, Ade- ins, pruebas claras de que las innovaciones son buenas y tti- les y de que no oftecen perjuicio ni peligro. La finalidad tiltima es el desarrollo de la ciudada: ciencia social y la transformacién de las cireunstanciaé de vi- da, pero si todo se reduce a hablar y no hay resultados concretos, mal confianin las personas en el proyecto plantea~ do y aprendersn a desconfiar y no ereer en la posibilidad de cambio y en el poder de la participacién popular. * Discutir para asignar y asimir las tareas a ser realisadas. Estas deben ser repartidas con el objetivo de que el mayor niimero de personas pueda participar; pero ala vez, debe haber responsables de supervisarlas ¢ integrarlas, y tam bign reuniones para rendir cuenta de lo realizado y eva- luar en grupo. El logro de estas tarens debe repercutir en el grupo y en la persona ejecutante, como estitnulo refor- zador de la participacién y generador de satisfacci6n, que ala vex facilita y potencia la obtencién de la meta tiltima, En la distribucién de tareas debe evitarse que pocas per sonas estén recargadas de trabajo, a la vez.que se debe ge nerar oportunidades de aprender del éxito y del logro colectivos. Hacer algo por la comunidad aumenta el nivel de com- Promiso y de cohesiGn entre sus integrantes. Por lo tanto, es necesario ser realistas respecto de las metas planteadas, yl responsabilidad de las tareas a realizar debe ir acompa- ada de la reflexidn sobre el compromiso de agentes inter- »os y externas, sobre las fortalezas y destrezas para llevar a La investigaciOn-accién participation: aspectos metedoligices 183 cabo dicha tarea, y de la capacitacién y el fortalecimiento de las personas que las asumen. ed retid * Capacitar agentes externss para la faclitacn y la giecu- cin de tareas en las cuales no cuenten con aprendizaje 0 ex- periencia previos y, a la vez, capacitar personas de la comunidad para trabajar como agentes internos en tareas, espectfcas, tanto en las planificadas como en las que pue- dan surgir durante la investigaciGn-intervencién. Por ejemplo, la elaboracién de encuestas en la comunidad pue- de enriquecerse y ganar validez con la participacién de personas de la comunidad, ls cuales pueden ayudar en la seleccién de temas a indagar y ademés recibir inscruccién sobre cémo recolectar los datos. Mi experiencia en este sentido ha sido muy positiva, si bien lo mis dificil ha sido limitar, por razones técnicas y de precisién en cuanto alos objetives, el mimero de preguntas a hacer, pues muchas veces las personas se entusiasman tanto que quieren intro- ducir varios temas a la ver. = Asimismo, también pueden participar, previa instruc- cin especifica, en el procesamiento de los datos, aunque al respecto debo decir que he encontrado mucho menos en- tusiasmo. Pero el interés recupera su intensidad cuando se trata de discutir los resultados y tomar decisiones a partir de los mismos. - + Ejecisar acionespreviseasy no prevstas. Dado el carécter dinmico, complejo y dialéctico del proceso de investiga- ciGn-accién partcipativa, antes seialado, la ejecucién se ajusta a es exigencias de las circunstancias, en funcin del objetivo tiltimo y principal a alcanzar, pero con modifica- ciéa. de los objetivos especificos fijados inicialmente, los cuales pueden haberse logrado o bien resulta insuficientes. * Corregir la planificacién en reuniones de discusién-refle- svién, a medida que se van ejecutando algunos de sus aspec- tos. que las condiciones o circunstancias se modifican por su efecto 0 por aspectos imprevistos, 184 Maritza Montero Identificar necesidades y recursos Este serd el paso inicial en caso de que las necesidades de la comunidad no hayan sido exploradas previamente 0 ue la misma comunidad no las manifieste. Esto plantea un problema: qué hacer con las necesidades normativas? Co. ‘mo profesionales y como investigadores de la psicologfa, 0 como miembros de algtin equipo de investigacién o de in- servenci6n encargado de poner en préctica alguna politica sanitaria, ambiental, de vivienda, educativa 0 de recrea. én, por ejemplo, planificada por el Estado, sabemos que determinada accién debe llevarse a cabo porque es conve. niente y necesaria para comunidades donde esos aspectos son de alguna forma deficientes o insuficientemente aten- didos. Este punto, que tratamos en el capitulo referente » deteccién y evaluacion de necesidades (véase el capfnilo 4) Plantea un problema ético: es imprescindible conocer ¥ atender las necesidades manifiestas y sentidas por las co- munidades y a la vez. es imprescindible atender a aquellas necesidades que pueden estar latentes 0 que son ignoradas or las personas, o cuyos efectos son considerados como Parte natural o inevitable de la vida, Los miembros de la comunidad jerarquizarin esas ne= cesidades segtin las prioridades sefaladas en una encvesta (Gi se trata de una amplia comunidad y se quiere lograr re- Presentatividad de la totalidad de sus miembros). O bien senin razonadas y reflexionadas en discusiones colectivas, en las cuales se debe procurar llegar al mayor niimero po. sible de miembros de la comunidad. Este paso es muy fine Portante pues la jerarquizacién no siempre suele seguir el ctiterio de frecuencia de menciones de una determinada necesidad, que pareceria légico de acuerdo con las normas estadisticas mas sencillas usualmente aplicadas. En tales se siones suelen aparecer razones mds profundas para consi derar mis 0 menos importante atacar una determinada necesidad y no otra. La consideracién de los recursos de La investigacin-acciin participativa: aspectos metodolégicos 185 dispone la comunidad para enfrentar el problema, de Tos gual pden afore y de los que seré necesario conseguir, la viabilidad de la propuesta de la IAP y la posi bilidad de usar y adquirir esos recursos deben ser temas nla discusién-reflexi6n. “Teas aloe trata dew problema conocido por la comu- nidad, como de uno planteado por alguna institucién pri- vada u organismo piblico, es conveniente hacer un inventaria de recursos necesatios para su soluci6n. Los re- cursos no son sélo materiales; los més preciados para este tipo de investigacién son humanos y espirituales. Esto per- mite concentrar las energias a partir de los recursos exis- tentes y de aquellos que es necesario conseguir, enfocando la acci6n-reflexién sobre metas concretas y precisas. Dialogar EI didlogo es necesario para conocer lo que dicen las personas de la comunidad (\ideres, miembros de grupos organizados, personas interesadas) sobre el problema o ne~ cesidad, para lo cual se debe convocar al mayor nimero posible de personas, a las cuales se debe preguntar su opi niGn e informar sobre discusiones y decisiones. Para ello es menester faciitar la expresién de opiniones y considerar- las todas. Hay técnicas que permiten aleanzar a audiencias nutzidas, tales como los foros de la comunidad y las en- cuestas realizadas con la ayuda de miembros de la misma (véase el capitulo 3). En todo caso, es necesario que en las .zuniones en que se evaltien las necesidades y los recursos se escuche y se razone dialégicamente. En ellas se debe tratar de registrar todas las opiniones, de ayudar a las per- sonas a que manifiesten sus pareceres y de no seleccionar y clasficar en funciones de criterios establecidos desde fue~ a. Para clasificar y jerarquizar también habré tiempo, pe- ro no se debe ir con la idea previa de que las cosas deben 186 Maritza Montero ser hechas de un determinado modo: A le no de otro. Se de producir una discusin poliféniee con Ie foninieat Se hacer un tebajo eonjunt. _ ara lograrlo es conveniente usar téeni i | cenicas de dindmic de grupo que faciliten la participacién y den a todos la ene tunldad de habla. As, evan recolecando las opiniones, 4 n de que las personas participantes indiquen cudles son Pelritarias y por qué, y qué podrin hacer para atacar esos problemas yen qué orden. En este sentido hay que asegu 2 no sblo gue se diga, sino también que se viga, pues, en efecto, noes tinicamente el AE quien debe escuchar. Tam. ia los AI deben escucharse entre sy discutir con respeto, a la vez que cada uno puede exponer su posicién, También se recomienda abrir un proceso de examen y evaluacién par- tats de 4 producido, para lo cual se generar una refle- xi6n que sitie el andlisis en su contexto, averigiie causas y posibles consecuencias del problema o situacin y relacic. ze esa situacién 0 problema con el estilo de vida de los las participantes y con sus recursos. 7 ‘Tomar decisiones A partir de la definicién del problema o situaci6: Ia evaluacién de la necesidad a sarisfacer ad ibaa bs sonas interesadas de la comunidad, junto con los aspectos {fenicos, econdmices, psicosocales, sociol6gicos, éticos 0 le algin otro orden pertinente al asunto que puedan apor- tar los agentes externos, los agentes intemos deciditea si intervienen ono. Cualquier decisién que se tome debe par tir de la reflexiGn antes mencionada, a fin de evaluar | condiciones (ventajas, obsticulos, ayudas), Si la decision es negativa, los AE debersn evaluar cuidadosamente tal resul, tado, pues evidentemente debe estar reflejando una gran brecha entre la percepcién externa del problema y su vi- vencia interna. ¥ eso significaré que deberin reevaluar sus iin participativa: aspectos snetadsligicas 187 La inestigacién-a estrategias de informacién y sensibilizacién ¢ incluso sa manera de definir el problema y, en primer lugar, las razo- nes para haberlo considerado. Lo mids frecuente sucle ser que haya personas que s¢ en- tusiasmen y decidan comprometerse con el trabajo y que haya otras que decidan que no pueden hacerlo, bien por no disponer de tiempo ni deseos de participar (pero que reco- nocen la necesidad y estan de acuerdo con la intervencién), © bien porque estén en desacuerdo con las acciones plan- teadas, En los dos primeros casos se trabajar con el grupo comprometicio y se seguird informando a la comunidad s bre los progresos que se obtengan. El desacuerdo deberd ser evaluado por los agentes externos, explorando sus 1220 nes y causas, asf como las consecuencias que esto pueda tener para la comunidad, y se suministrars mayor informacién sobre el tema a las personas que hayan manifestado su re~ chazo, inieiando o reiniciando, segin el caso, un proceso de sensibilizacién sobre el problema planteado, si se trata de una necesidad normativa pero no sentida en la comunidad. Problematizar, concientizar, desideologizar’ Con eldidlogo y la participacién conjunta que se gene- ra entre AE y AI comienza a producirse, a través del andli- sis, de la acci6n y de Ia reflexién colectivos, un proceso de concientizsacién, que supone problenatizar, a fin de que no se acepte como cotidiano, normal y légico lo que es excluyen- te, insatisfactorio e injusto; desuaturalizar, por lo tanto, 25- pectos naturalizados por efecto de hébitos profundamente socializados, de la opresién, de la ideologfa y de la aliena~ ibn; y desideologizar, en el sentido de romper con la hege- 2, Sobre estos aspectos vézse el capitulo 9 de! libro Intredtcin # ta uitelogincommnitaria, Origenes, conceptes y procezs, publicade por Paidés fn 2004, 6 Maritza Montero monia de las ideas dominantes en funcién de formas de opresién social. Estos procesos continuarin a lo largo de todo el trabajo comunitario. Los agentes externos son los, terceros mediadores en el proceso de concientizacién al cual conducen los pasos antes mencionados (Montero, 2004). Al mismo tiempo se estard produciendo un proceso de carfeter politico en el sentido de que las personas compro- metidas en el trabajo comunitario asumen y ejercen sus, derechos y deberes ciudadanos, garantizados constitucio- nalmente. La ciudadanfa adquiere realidad en la accién y en la reflexién y ve reforzado su carécter democritico en sus logros y también en el anilisis de sus errores y equivo- caciones. Ocurre asimismo un proceso de fortalecimiento © potenciaci6n’ (erpowerment), pues la reflexi6n pasa por cl examen de las formas de opresién social, empezando por el propio grupo y yendo hasta los modos de distribucién del poder estatuido en Ia sociedad en que se vive y en sus normas. Asf, la desigualdad, cualquiera sea su origen, pue- de ser reconocida, denunciada y corregida teniendo como objetivo el beneficio y Ia libertad de la comunidad discuti- dos y analizados en su seno. Recuperacién critica de la historia de la comunidad Esta fase puede ser una actividad complementaria de una investigacién realizada con la IAB, o bien puede cons- tituir una investigacién per se o ser una actividad funda mental para alcanzar otros objetivos. En el primer caso puede reducirse a una apelacién circunstancial a la memo- tia colectiva que permita reafirmar derechos, corregir no- ciones y recuperar conocimientos y recursos. En el tiltimo 5. Sobre el concepto de fortalecimiento y el de poder asociado a él, ‘véase Teorey prctica de la pscologia commnitaria. La tensin entre comin ded y socieda, publicado por Paidés en 2003. La investigaciin-accién participativa: asbectos metodoligicos 188 ft lar y consoli- caso puede ser un punto critico para desarrol I Gar el sentido de Comunidad. Para hacer tal recuperacién es necesario proceder tanto colectiva como individualmen- te, mediante alguna o varias de las siguientes técnicas: + Entrevistas participativas y reuniones de discusién- eflexin. + Entrevistas individuales a informantes clave de las wunidades. «Historias o relatos de vida indviduales otras formas de aplicacién del método biogréfico (dependiendo del tiempo de que se disponga). : © Anilisis de documentos y registros de diversa proce- dencia. i6 ia, ode as- En muchos casos la recuperacién de la historia, 0 d pects histieos, de una comunidad puede constitir une investigacién en sf misma, que puede llevar gran cantida de tiempo. Evaluar y autoevaluarse La labor que se va ejecutando y los resultados obtenidos deben ser evaluados y autoevaluados por parte de ambos tipos de agentes. En Is IAP hay un proceso continuo de evaluaci6n-reflexién-correccién-accién. La evaluacién. es parte del caracter reflexivo y critico de la IAP, pues se ev2- Ian no solamente las acciones planificadas y las reactivas, sino también las actitudes, ereencias, temores, percepcio- nes y, dato muy importante, las manifestaciones de poder asimétrico que pueden y suelen darse en las relaciones hu- manas, de las cuales no estén exceptuadas las comunitarics. Es necesario, ademds, corregir 0 adecuar, entre todos los parccipanes de una tare, ls perspectivas yobjesvos ame dida que se ejecutan los planes de accién, pues sobre la mar- 30, Maritza Montero cha pueden surgir ideas interesantes y més adecuadas a la cambiante realidad de la comunidad. Es preciso también es- tar atentos a las modificaciones y transformaciones de las re. laciones de poder dentro de la comunidad y entre sus lideres, Oto aspecto importante en la evaluacién es mostrar cudntos de los objetivos planteados fueron logrados y c6~ ‘mo se obtuvieron esos resultados, asf como cusles no fue- ron aleanzados y por qué. Este aspecto indica que se ha cumplido con todos o al menos con algunos de los objeti- vos, lo cual genera sentimientos de satisfaccién y sano or- gallo, al ser la expresién de la capacidad para lograr una labor en equipo en la que todos se han fortalecido. ¥ a la vex, esto da cuenta de lo que ambos tips de agentes han aprendido y corregido a lo largo del proceso y cbmo se po- tenciaron o fortalecieron en sus capacidades, Informe y discusién evaluadora sistemitica del conocimiento producido Este aspecto contempla la informacién y evaluacién final del conocimiento producido en el proceso de inves- tigacién-accién participativa por parte de aquellas perso- Ras que se comprometieron junto con los agentes externos, que aportaron conocimientos, esfuerzos, traba. jo personal, consejos y observaciones. ¥ también incluye 'a posibilidad de dar informacion y acceso a otras perso- nas de la comunidad no directamente comprometidas con el trabajo realizado o en realizacién, pero que pueden estar interesadas en saber qué se hizo y cémo se hizo una vez que éste haya terminado. Aunque se suele pensar en este aspecto como parte del cierre de todo trabajo reali- zado con la IAP, y en efecto asi ocurre muchas veces, tam- bién pueden ocurrir restituciones parciales, especificas, 2 lo largo de todo el proceso de la IAP. Este aspecto se de- talla en el capitulo 11. La investigacién-aecién participativa: aspectos metodolégices 191 Sobre Ia aplicacién de la IAP En el anexo de este capitulo se incluye una gufa que presenta en forma abreviada procesos que uswalmente ocu- rren o que deben iniciarse al utilizar la IAP como mnt. para el trabajo comunitario. No todos los procesos que al aparecen se dan necesariamente y, alos fines de su sistema- tizacién, me he visto obligada a introducir una secuencia numérica para organizarlos. Advierto, sin embargo, que al- gunos pueden ocurrir simulténeamente y que todo proce- 50 participative, al ser plural, complejo, dinmico yarn, supone siempre muchas sorpresas; pero, método al fin, no esté exento del orden. Esa guia se presenta sélo como un apoyo metédico. Cuando Ia investigacién-accién participativa no es participativa Pareciera absurdo que una investigaci6n calificada co- mo “participativa” pueda no serlo, Pero esas cosas ocurren, pues no siempre una palabra es usada segiin su denotaciGn, sino con uno o mas significados denotativos, yes necesario adverts aqu respeco de tl simacidn. Ast hay cers for. mas qu sucle ser presentadas en compa de os adjet- vos “participativo/a", “participante” 0 “participatorio/a”, pero qu dstan mucho de expresar el significado prinario de esas palabras, que alude a una accidn o situacién en la cual coincide una pluralidad de personas en la constitucién de algo, en su disfrute, en su logro, o en decisiones y accio- nes concernientes a su existencia. Asf, no considero como participativas, en el sentido comunitario del término, a las siguientes instancias: 1, Las formas esporédicas de consulta realizedas por investigadores o por interventores sociales en gru- 192 Maritza Montero os en los cuales o de los cuales les interesa obte- ner algo (informacién, ayuda, legitimacién, por ejemplo). _ 2. La convocatoria y reuniGn de grupos de personas interesadas en un tema particular de investigacin 0 le intervenci6n, a fin de seftalarles lineas de accién, indicéndoles dénde ir, qué hacer, cémo y cundo hacerlo. 3. La persona que investiga o interviene escucha a otras personas y nego decide qué le interesa y qué no de lo que se ha dicho. ‘Tales acciones pueden ser: Uitiles, interesantes, inteligentes, adecuadas, mostrar ci tendenca democrtea, inroduc algo de cveontoden nae vestigacién, pero el caricter participativo del Otro no esta Presente, o no es completamente participativo. ¥ esas accio- nes también pueden ser obsticulos para la participacién en la investigacin, ya que en nombre dela orientacién “particip. aepnintienen el control exclusvo y excluyente del invest faler/ ded nuevos nombres a viejas pricticas (Montero, Alrespecto, Hall, en 1981 ya establecfa las caracterist as que hacfan participativa a una investigaciGn. Ellas son: * Definir como meta iiltima de Ia investigacién a la ‘tansformacién radical de la realidad social y el mejoramiento de las condiciones de vida de la gen- te” Gall, 1981: 65). ¥ la justificacién de esta condi- ci6n es que en Ia investigacién participativa no se puede ni debe olvidar que los beneficiarios/as sersn Jas personas involucradas, s Completa y activa participacién de la comunidad en todo el proceso de investigacién. La inrvestigacién-accion partcipatioa: aspectos metadoligicos 193 * Elhecho de que I participacién se dirija a una va- riedad de gente que sufre explotacién, pobreza, opresién. *+ Los procesos de Ia IAP pueden facilitar en las per~ sonas diversas expresiones de conciencia respecto de sus propios recursos. Asi como el desarrollo de ma yor seguridad en si mismas. Es decir que tienen un efecto fortalecedor. * Delo anterior se deriva un beneficio para la inves- tigacién en sé “lograr un anilisis mas auténtico y preciso de la realidad social” (Hall, 1981: 65). Cabe afiadir que la autenticidad hace més confiable y vi- lida a esta forma de investigacién. La participaci6n en la IAB, entonces, esti presente en el momento de la selecci6n y definicién del objeto o proble- ma de investigaci6n, en la toma de decisiones y en la ma- nera empleada para hacerlo; naturalmente, también esté presente durante las acciones realizadas para alcanzar una meta, ya sea de intervencién o de investigacién, y en la so- cializacién del conocimiento producido (Montero, 2000). Pero ademds también se encuentra en los logros y en los, fracasos, en la solucién de los problemas y en la celebra- cién de su superacién. Eso puede verse en la descripcién y anilisis de los procesos que constituyen la IAP y que hecen de ella el método por excelencia (aunque no el tinico) en el trabajo comunitario. En sintesis La siguiente tabla presenta lo expuesto hasta este mo- mento. A algunas condiciones basicas de la IAP se agregan algunas preguntas problematizadoras para reflexionar so- bre este método y su aplicacién. id Maritza Montero Tabla 4. Investigacién-accién partipativa (AP) La investigacin-accién participation: aspectos tnetedoligicas 195 Preguntas para reflexionar sobre el uso 8 Io largo de! proceso y en cada una de sus fases de investige- ion, educecién y de accién. En especial er: 4-1, La definicin y programacin el problema de la IAP. 4.2, La decision sobre la utilize cién y entrege det conoct mmiento producido. 1.3. 1 reconocimiento del dere- ‘cho de los agentes internos alintervenit, decir y cisentic. 206mo y quién Ia here? eA quién se dirige? En qué lenguaje se presen- ter parties ee? “Patticipar? en la observacion Cuando se dice que el o la ic observador/a partici olla el mdi de a vida covdiana dela eouen local 12.4 observa, se sefsa Ia cercana, lo cual excluye a esta ica de lo que se ha llamado epistemologia de I di Gia coloca en la epizemlogia del encantarnienta emin, ez.Chrstieb, 1994a, 19946). En esta dltima quien conoce entra a un mundo que se transforma: tranvorms transformado por la persona eognoscente; ree weacs ‘tige de ese observadoru observadora una acttud empéti= Ge dsommensény de uosiad cies, aunque no : través de la lente del microscopio lescopo, sino la mirada horizontal quese reflea Sten del otro. Al mismo nivel. Este aspecto puede genera un de las crftices més importantes a este métodor cedmo in- odie tan profundaents en lo observado yaa vee er un cierto grado de distancia necesarin, 1 descrip de lo abrado capt lr maps as objeto de observacién y no se conc. con las cuales nos identificamos o coinciden con sees . 0 coi AOE {Cro no ser el eo ashen Propias tendencias? Hay que ten flexividad propia de la me all ee A todologia cualitati ‘til para registrar tanto una co: one 0 tuna cosa como la otra: estab Qué os gusa y por qué. Por otto lado, cio eslo aes no 2os Busts por aué lo juzgamos negativo. ¥ refesionar les anotaciones en nuestr: iar campo 0 oademos de registro de observation, wart a to puede implicar tener que desempefiar alec: wel er peor ir los riumos de la comunidad (i no fu 6 observar la vida cotidiana?), nocd ee a 2na?), pero sin oculear el i pal de invest*gadora o investigador. Y si bien eee personales de los agertes externos de una u otra manors ao ‘Tres téeniens frecuentes en el trabajo comunitario 207 manifestarin, deben tener cuidado de que no sean ellos los que primen. Las formas de proselitismo politico partidario 0 de captacién religiosa son especialmente datiinas, pues la fuerza de las convicciones o los intereses monetarios que pueden estar involucrados en una u otra forma de creencia creariin recelos respecto de los objetivos cientificos preten- didos por los/as investigadores/as y provocarin rechazo y sun exelusién, muy justificados. Al mismo tiempo, en cier~ tus circunstancias la OP puede ser muy exigente respecto «le qué aspectos de esa vida cotidiana se desea conocer ¢ in- corporar a la investigaci6n. Jorgensen (1989) sefiala casos en los cuales los observadores debieron actuar como jugn~ dores profesionales, hacer nudismo de playa y luego parti- cipar en Ia asociacién de vecinos opositores de la playa nudista, recibir educacién cristiana fandamentalista, con vertirse en pianista de jazz. (para lo cual, naturalmente, se debe saber tocar el piano y conocer de jazz). Ese autor agrega que en la mayorfa de los casos, las personas escon- dian su identidad de investigadores, postura que no com- parto, pues supone un engaiio. Oscar Lewis, uno de los Inds exitosos usuarios de este método, no ocults su identi- dad y tuvo la paciencia de esperar casi seis meses para ser ceptado por las familias que observaba, antes de empezar hacer el registro de observaci6n participante que prdu- jo libros como Los bijas de Sinchez:y La Vida. Ahora bien, hacer OP no significa tomar notas de cxal- quier manera, Es necesario mantener siempre claros los objetivos de la investigacién: para qué queremos investi- gar, por qué queremos investigar y por qué, especificamen- te, estamos observando algo. Por lo tanto, la descripcién debe set amplia, completa, detallada, analitica, pero con vi- sién de totalidad, Hay que dejar de lado las narraciones impresionistas donde las acciones desaparecen bajo el peso de los adjetivos y tener presentes las Categorias cientificas, pero estando dispuestos a crear nuevas categorfas cuando aguellas no tengan valor explicativo. Pues se trata de cap- oe Maritza Montero Hugues (1983), quienes califican 983), q aa OP como un “en~ cuentro de investigadores’, pues también las personas de Ia comunidad observan parte de su vida cotidiana y tienen opiniones sobre lo que en ella ocurre, Tas herramientas de la observacién participante Persona o por un equipo que interviene en distintes rece en diversos grupos, en diferentes horas, dias 0 eventos, Ea’ %© puede producir una mayor riqueza de datos, apene de Combinar diferentes mirada y grados de profundiady alt cripcién debe seguir una serie de no, i getantiar su fidelidad Farias y Montero, 3009) 9 Asimismo, es posible complementar la OP i: cacién de cuestionarios y la elaboracién de ee Clemo de esto timo es el uso que dio Lewis la prict ca de registrar el mimero de implementos o los guarlatna, as existentes en un hogar (véase La vida), lo cual le Permitié conocer el Patron y motivacién del gasto en los Srupos estudiados. Las fotografias, videacascves, com dio filmes pueden ser preciosos registros de momen en estilos de vida que hablan mas que cientos de palsbrae todos estos recursos, més la OP, pueden ser el complemen- ie perfecto para encontrar el sentido dado a ciertos motos de vida en el estudio de ls vidas de algunas personas oes, Tres téenicas frecuentes en el trabajo connnitario 209 se el capitulo 9) y, como veremos a continuacién, en las en- trevistas a grupos comunitarios Stringer (1999) aconseja organizar las observaciones en funcién de las descripciones de los siguientes elementos (destacados en cursivas): el /ugar donde se hace la observa- cién; la gente (su diversidad, caracteristicas, comporta- miento, roles y posicién ocupadas, relaciones entre ellas); los objetes (que usan, que busean, de los que se rodean, ex los cuales habitan); los actos y las actividades que realizan, cémo las efectéan, con quién, para qué (los primeros son aislados ¢ individuales, las segundas comprenden un con- junto de actos relacionados); los eventos, que Stringer defi- ne como un “conjunto de actividades relacionadas” (1999: 71), pero que en realidad describen pricticamente lo mis- mo que se entiende por actividad; los propésitos, referidos a lo que Ie gente est procurando alcanzar (fines y objetivos de sus acciones); el uso del tiempo, es decir, duracién, fre- cuencia, secuencias, horarios y fechas; los sentimientos, ex- presados en gestos, palabras, mimicas, caricias y formas de comunicacién en general que expresan emociones. Las entrevistas participativas En el trabajo comunitario es frecuente hacer entrevis- tas, tanto para la produccién de una historia o de un relato de vida como para conocer la opinién u obtener informa- cin de una persona en particular. Pero quizés una de las técnicas més utilizadas sea la entrevista grupal en la cual un sgrupo de personas de la comunidad participa en algan pro- yecto especifico. Estas personas pueden ser consideradas ‘como informantes clave, ya sea porque poseen conoci- miento sobre un determinado evento acaecido en la com nidad, 0 bien integran un equipo de trabajo 0 poseen conocimientos especificos sobre alguna practica u oficio 0 tradici6n o modo de hacer. Esta forma de entrevista se rea- 2 210 Maritza Montero liza eolectivamente porque se trata de reunir a-un cierto niimero de personas (pequefio), en funcidn de ese saber o interés comin. Finalidad de las entreviseas participativas La principal finalidad de esta herramienta es conocer las opiniones ¢ ideas de un grupo especifico de personae de una comunidad acerca de un tema comiin, en funcién de Preguntas formuladas por el investigador y respondidas en ‘una conversacién general producida y fa ee producida y facilitada por la in- Reguisitos que deben cumplir 1. En primer lugar, las personas que participarin deben sceptar previamente responder a la entrevista y saber Por qué se las entrevista y sobre qué tema, asi como el uso que se dard a la misma. 2. Los agentes extemos (puede ser una sola persona 0 vas ras, Pero no es recomendable que superen en niimero a dos entrevistados). Lo ideal es que haya una persona que condluzca la entrevista y una o dos que registren aspec- tos no verbales, que vigilen los grabadores en relacién con el cambio de casetes y sw correcto funcionamiento » $i es necesatio, que ayuden a la persona que dirige re- cordando algin tema o pregunta, 0 presentando alguna informacién previamente convenida, 3. Se debe preparar con antelacién tina guia de temas sobre los cuales se quiere’ obtener informacién. Para cada uno de estos temas puede haber subtemas y aun algunas preguntas concretas. Pero quien entrevista no debe depender de esas preguntas. Su tarea consisting en obtener informacién sobre cada uno de los temas Tres técmicas frecuentes en el trabajo comunitario 211 incluidos en la guia, y si surge otro traido a colacién por parte ide los entrevistdos, debe saber hacer las preguntas, pertinenves para obtener informacién sufi- ciente sobre, esos nnevos puntos: La gufa ayuda a la memoria de,quien investiga; peto no debe convertir- se en un cuestionario‘eervado y con un orden rigido. En unfa entrevista participativa dl elima es més relaja~ do y a'vecesien'el calor dela conversacién las perso- nas saltan de un tema a otro. El entrevistador o la centrevistadora debe saber Hevarlas de nuevo al tema inconcluso sin excluir el nuevo t6pico introducido. 4. El agente externo que conduzea la entrevista debers evitar los debates y controversias. Se trata de obtener informacién, no de discutir sobre ella. Para eso se u liza otro tipo de encuentro: las reuniones de reflexién y discusi6n. 5. Igualmente debe evitarse ditigir las respuestas 0 formu- Jar preguntas capciosas (aquellas que sugieren Ia res- puesta que se desea oft). Se trata de escuchar a las personas entrevistadas, no de ratificar ideas y versiones de hechos segiin el interés de los agentes externos. 6. Dado que estas entrevistas deben ser grabadas, pues es imposible recordar con exactitud lo que dijeron varias personas ante cada pregunta, es conveniente pedir a las personas que al momento de hablar digan su nombre en voz alta. ¥ como el interés por res- ponder puede hacer olvidar esa instruccién, los agentes externos que acompaiien a la conductora de a entrevista deben registrar el orden de las respues- tas, ya que no siempre se puede reconocer a las per- sonas por la voz. 7. Naturalmente, el grabar las entrevistas exige una in- mediata transcripcién de las grabaciones, por parte de Jas personas que llevaron a cabo la entrevista, siguien- do las normas que garantizan la fidelidad de esa trans- cripeién (véase Farias y Montero, 2005). 212 Maritza Montero A quitnes entrevistar participativamente dos y con casetes irgenesen los cuales debe grabarsepre- e ra y tema de la entrevista, Asimis deberd limitarse el mimero de personas a entrevistar en grupos Jo ideal es entre cinco y nueve personas, pero pue- le ocurrir que el tema de entrevista atraiga a més personas. advirtiendo la intencién de grabar las respuestas de todas cada una de ellas, por lo cual se les agradecerd que se res. peten los turnos para hablar y que cada hablante se iden fique antes de tomar la palabra, Igualmente, se les pedira gue sean precisas y que recuerden que otros también tie- nen cosas que deci, a fin de evitar el acaparamiento del tiempo por parte de unas pocas personas, Las preguntas en las entrevisas partcipativas Antes de formular cualquier pre; i se informe o se recuerde el motivo de la eamevon sag Personas que van a participar de ella. De qué se trata y pa~ Ta qué va a ser utilizada. Las personas entrevistadas y los agentes externos, si no se conocen entre si, deben presen tarse. Deben sentarse y sentirse cSmodos, en un lugar ade~ cvado, familiar y accesible que, en la medida de lo posible, “Tres téenicas frecuentes en el trabajo comunitario 213 debe ser elegido por ellas mismas. El clima debe ser c6mo- do, distendido y cordial. Las preguntas deben estimular la libre expresion de las, personas entrevistadas, de manera que hablen abiertamen- te, pero sobre el tema investigado (no se trata de una con- versacién informal). Por ejemplo, se pueden formular preguntas generales:

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