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El pescador y la tortuga
Esta antigua leyenda japonesa nos enseña a valorar cada momento que vivimos.
Además, es una de las más remotas referencias sobre viajes en el tiempo que se
remota al siglo S.VII que ha dado lugar a adaptaciones en diferentes animes como
Doraemon.

Es una historia ideal para reflexionar con los niños sobre la importancia del paso
del tiempo, las consecuencias de nuestras decisiones y la responsabilidad que
tenemos sobre nuestros actos.

Cuenta la leyenda que un joven pescador llamado Urashima Taro fue testigo de como
unos niños golpeaban a una tortuga en la orilla de la playa. Después, se acercó a
los niños y liberó al animal. Más tarde ayudó a la tortuga a volver al mar.

Al día siguiente, mientras pescaba, escuchó una voz que pronunciaba su nombre.
Identificó que se trataba de la tortuga, esta le contó que vivía en el Palacio del
Dragón ya que era hija del emperador del mar. Urashima Taro aceptó la invitación de
la tortuga a su residencia en señal de agradecimiento.

Una vez allí, la tortuga se convirtió en una bella princesa. Urashima Taro estuvo
durante tres días en palacio. Después tuvo que marcharse para cuidar de su madre
enferma. Antes de partir, la princesa le dio una caja y le dijo que jamás debía
abrirla, solo de esta forma podría ser feliz para siempre.

Una vez en la superficie, Urashima se disponía a ir a su casa. En el trayecto se


dio cuenta que todo había cambiado, no reconocía su pueblo. En su casa preguntó por
sus padres, pero quienes estaban allí no eran ellos. El joven que residía ahora
allí le dijo que conocía la historia de un pescador que nunca regresó del océano
hacía más de 300 años.

Urashima se sentó bajo un árbol y abrió la caja. Entonces, al abrirla, Urashima se


convirtió en un anciano. Después escuchó una voz que salía de la caja que le decía:
“Te dije que no debías abrir la caja. En ella residía tu edad”.

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