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‘Alyn, Revista de Filosofia, n° 23, 2001.77.94 Sobre la concepcién de la muerte en la filosofia de Nietzsche Resumen: El presente abajo waa de problems dd la muerw en el pensamiemto de Nieusche. En ‘5 programa con respect a la ansvalrocin de tas los valores ls muerte desempena un papel fandamental. Primero e analiza I acti nica de Nietzsche a propssito de la mien en elacie 2 Séaratesy San Pablo que foe los fundadores ‘4 amado «concepto metasico de la tmerie> en laculura europea, Despas se intent esbozir Ja docrna positive de Nitasce sobre Ia mune. La conclasén final esque la muerte, fin de cuentas. una pregunta erence a ilosotia de Nietsche DEZSO CSESTEI y ANIKO JUHASZ Abstract: This paper deals with the problem ef ‘death in Nietzsche's thou. In his program com ‘coming the revalactiom ofall sales death pays a fundamental role. First the author analyzes Nietzsche's ential aide towards death in eon ‘ceton with Socrates and St.Paul who were the Founders ofthe soled «metaphysical concept» ‘of death in dhe European culture. After tthe ane thor tiesto olin the positive doce of News ‘he’s view on death, Te final conclusion i hat death i. sn the last analysis. hermencurcal “question n Nictsche' philosophy. 1. La transvaloracién de la muerte La concepeidn nietzscheana de la muerte se ajusta orgdnicamente al programa universal —y, en ‘su totalidad, irealizable— al que e! fil6sofo dedies toda su vida: al programa de la iransvaloracién de todos fos valorest. Entre los pensadores de la modernidad fue Nietesche quien acentué este hecho ‘con una conciencia clarisima de que el mismo orden de valores, que habia sido una base inquebran- table en toda la cultura europea, habia perdido definitivamente su vigencia, La sentencia nietzscheana ‘que expresa lo mis profundo y més exacto de esta experiencia es el pensamiento de que Dias hia ‘muierto, al que se puede prestar también un sentido pantanatoldgico; Si, por una parce, el concepto tradicional de Dios puede considerarse un fundamento tiltimo del sistema europeo de valores, y por otra, precisamente de esta muerte se concluye que todo ha muerto, Este «ser muerte» se refiere, en primer lugar, al hecho de que con la muerte de Dios precisamente el sentido, que hasta el presente dio una unidad trascendente a las manifestaciones innumerables de la vida, se convirtié en nada. de la muerte de Dios se deduce que la realidad en su totalidad ha muerto —es decir, que todo quello en Io que el hombre europea habfa vivido hasta ahora perdié su vigencia—, entonces esto Fecha de recepcin: 10 abi 2001. Fecha de aceptacia: julio 2001 1 Ensulibro solve Nietasche tambign sta Veer Gerhardt este probleme al principio» de la obra nietzcheana: «Como uma visdn primera tenemos que mencionar la ransvuloracti de Is valores. porgue eso, coo Un gra 950 Be espe ‘ana, define la obra entera de Nietsche». Volker Gerhart: Friedrich Niewsche. Editorial Latin Btik. Debrecen: 1998 pile 8 esse Coots Aviko eas: significa que el prestigio y la monumentalidad del sistema tradicional de los valores ¢s una mera apariencia que debe su «vida» aparencial slo a la costumbre. Por eso el proceso de la des vatoriza- in de dicho sistema desemboca en un nihilismo consecuente y total que hace problemdtica la vida humana hasta la raiz de la misma. Segin la visidn nietzscheana, la cultura europea legs al nihitismo total justamente en este ‘momento: cuando leg6 a ser necesaria la formacién de un sistema nuevo de valores que, en su pri= ‘mera aproximacién, se define como la negaciGn del sistema anterior, ¥, por decitlo asf, lo trans- valoriza. Pero es claro que no se trata solo de esto; es una interpretaciGn vulgarisima si concebimos la transvaloracién simplemente como si diéramos la vuelta # un guante, en que lo Bueno y lo Malo —fundamento dhtimo de toda posicién de valor— invertirfan los signos, La trans- ‘valoracién no significa simplemente la transformacién de eiertos contenidos de valores a su oposi- ign, sino més bien la negacin de estas formas y marcos mismas que habian dado soporte a todo acto de valoracisn: as, por ejemplo, el poner en dud el mismo marco tradicional y dieotémico de Jo Bueno y lo Malo. Por eso Nietzsche postula con pleno derecho un sistema de valores que est ms alld del Bien y Mal. De todas maneras, Nietzsche se considera a sf mismo una persona que profes cl advenimiento de Ia époea del nitilismo —mis ain, faclita con todos Jos medios posibles su ". 2. Dios pudo permitir este horror como propiciataria lo que contradice, segiin Nietzsche, al itu del Evangelio porque Jests eliminé el concepto mismo del «pecado> como tal Y este proceso del malentendimiento constitutivo dc la muerte de Cristo fue colmado por la act vidad del apéstol Pablo. Es conocido que, en la opinién de Nietzsche, Pablo fue mucho mas que un 15, Enel easo de Serres etn se hala ew un psa dal Cresco de los iolas. 12°, p43, (KGW. VI. 3. p.67,)¢n Jess: ‘Maat del ben de mal (In: Eleterio vet. Axi abl Zaatusin. Mas all de bien ¥ de? mal. toi Agu, Buenos Aires: 1974. 269° p. 577) (KGW, VI. 2.235) 16 Friedrich Nietsce: Honan, demasiado hamano Fsiciones Akal, Maid: 1996, Vol, Opiniones x sentence varias 94° pp. 34.35. (KGW. IN. 3 p50), 17 Friedrich Nitesche: ET Aricrisr, 40%, p. 70. KGW, VI 3.p. 210), 18. Friedrich Niewsche: El Amirit. 40% pp. 70-1. KGW. VL3.p.210), 19 Friedich Nicasche: El Anririro, 40°. p.71.(KGW, VL 3p. 210) Sobre ta concept de ta ert onl sofia de Mitch 83 simple falso intéxprete: él fue la encarnacin perfecta de toda corrupcisn, envidia, deseo de venganza escondida y deseo de poder, en definitiva, del ressentiment como tal. Bajo esta Optica la doctrina ori- ginal de Cristo va‘a padecer un destrozo fundamental y definitivo; Pablo, «al poner la contradiccion de Ja vida terrena y la del mas allé en lugar de la contradiccién de Ia vida verdadera y falsas deforms no s6lo el valor paradigmatico de la vida original de Cristo para siempre, sino tambign su corolario, Ja muerte ejemplar: Desde este momento lo interesante de la muerte no es su lado terre {re que termina la vida terrenal, sino el lado de que es una tran-sicién (Cier-gang), es decir, es un ‘Puente, una puerta al mds alld; no es un fin immanente, sino una estacién en el camino hacia la trans- ccendencia, al otro mundo, la resurreccidn y la inmortalidad. Y Pablo desempefia un papel funda- ‘mental en todo esto: «A partir de ahora en el tipo del redentor ingresan sucesivamente: la doctrina del juicio y del retorno, la doctrina de la muerte como muerie-sucrificio, la doctrina de la resurrec- cidn, con Ta cual queda escamoteado el concepto entero de “bienaventuranza’, realidad entera y tinica del evangelio, — em favor de un estado después de la muerte... Aqui tuvo lugar la primera transvaloracién total de los valores, en la que se levanta otra trans- ccendencia, diferente de la griega, sobre la inmanencia de la vida; en este punto comienza la form cin de la etapa segunda del concepto metafisico de la muerte. ¥ podemos decir, tomando como base el sistema nietzseheano de los valores, que en este caso de nuevo veneié la decadencia, la concep. ci6n de los débiles; el alzamiemto de la muerte como misterio presupone, por otro lado, la negacién consecuente de fa vida La historia posterior de la concepcidn cristiana de la muerte, segdin el escenario nietzscheano, no 8 més que la ampliacisn institucional y total del camino falso, empezado por Pablo. No es nuestra tarea la interprotacién de este proceso; Walter Rehm resume la esencia de este cambio como sigue: «En cl cristianismo la muerte obtiene una nueva iluminacién metafisica: primero, contemplado en sit ser ideal, significa una entrada y constituye una mediacién para la vida eterna y la salvacién, asegu ‘ada por la muerte en la cruz de Cristo; al mismo tiempo —y precisamente en esto se halla su carac- {cristica formidablemente conmovedora que niega la antigiedad en su totalidad—la muerte es una entrada igualmente determinada en ef mundo contrario, en el mundo de la condenacién eterna y del infiemo. La duatidad de Ia muerte, su cara doble va a ser patente por primera vez», Esta dualidad casi gndstica lleva consigo la consecuencia inevitable que la muerte del hombre, el «lecho mortal» deja de ser un sitio en si misme triste y Udgico de deceso, sino que se convierte en el terreno de la lucha metafisiea de la salvacién y condenacién, Laconcepcién cristiana, en que la muerte fue definida, siguiendo a San Pablo, como sla soldada del pecado» (Rom. 6.23), contribuyé esencialmente al cambio que un hecho natural y biokigico se convirtid en castigo, en un acontecimiento moral. Walter Rehm dice, en total consonancia con Nietzsche, lo siguiente: «Es casi imposible citar del Antiguo Testamento algo que apoye esta signi- ficacién judicial de 1a muerte; concebir la muerte como la consecuencia del pecado — eso es obra de Pablo, que furdamentalmente determiné el pensamiento de la humanidad sobre la muerte, en st crueldad total, durante un milenio»®. Nietzsche advierte que en su programa de transvaloracién ten- «dra un papel importante la separacién del pecado de la muerte. 20. KGW. VIN. > p. 380. (11.28) 21. Frcdrch Nietzsche: ET Ausra 1p, 72.(KGW. VL 3. p. 213). 22 Walther Rehm: Der Tadesgedanke in der deischen Dichrang ve Minetlterbic zur Romani. Max Niemeyer Vers. Halle Sule: 1928 9.20. 23. W. Rehm: op. cit: p21 84 esso Cie y Ani duhass Pero Nietzsche se interesa no tanto por el lado teol6gicn y dogmdtico de la muerte, relaciones psicol6gicas y éticas, En sus obras se puede hallar frecuentemente la acusacisn anticris- tiana a propésito de la intensificacién inmensa de! miedo de la muerte: en Aurora, por ejemplo, ‘exclama con una pasidn profunda: «No olvidemos nunca que fue el cristianismo el que hizo del echo de muerte un lecho de tortura!» En la concepciGn religiosa, destaca Nietzsche, obtiene una Sn extraordinaria Ia hora de la muerte, como hora decisiva, desde un punto de vista psi- ccoldgico. Veremos mas tarde que en su programa de la transvaloracién de la muerte también este ‘momento se convierte en un acontecimiento final, al que no atribuye una importancia especial la ‘considera un incidente que esta mas alld de la vida propiamente dicha, La pregunta por el sentido de Ta muerte se decide ya antes del fin defintivo. ‘Como un sumario parcial se puede decir que en ta tanatologia de Nietzsche las dos ramas del cconcepto metafisico de la muerte —la s6crético-platnica, y la cristiana-paulina, respectivamente— . ha sido estropeado en su totalidad, Esta ccura milenaria ha infantiticado completamente al hombre europeo respecto de la muerte hasta el punto de que le convirti¢ en un ser, que es incapaz de confrontarse de un moclo sereno, imparcial, de tun modo maduro, con el fenémeno del deceso. Siempre que aparezea ante él la muerte, la muerte propia, en seguida empieza a lamentarse por la «golosina. Desde este punto de vista el programa de la transvaloracién nietzscheana no es més que el abrir fa posibilidad ante el hombre de poder crearse su muerte propia y de ser digno de tolerarla, Sin embargo, este crecimiento puede solamente acon- tecer, en plena concordancia con los principios nietzscheanos, de la educacion, de la fuerza propia, El programa de la transvaloracion es un fenémeno muy complejo, que contiene tanto argumen- tos morales como fisiokigicos. Pero si estudiamos atentamente los pasajes relevantes, podemos dis- ccernir dos lados; e! uno es més bien eritica, e otro es edificante. Primero vamos a analizar el lado critic, 2.1 Critica de la muerte cotidiana Hemos visto que la concepcidn tradicional-metafisica habfa puesto la muerte en el centro del orden del ser humano; Nietzsche, que convirtié la muerte en un fendmeno «peritérico>, usa todo posible instrumento argumentativo y reisrico para poder neutralizar la muerte. En este punto pone 28. Faiedrch Nietsche: £7 macimieny de la aged. pW, (KGW. ML 1.71), 28 Fiiedtich Niewsche: Eley saber. 10%. p. 102. (KGW. V. 2 pp. 146-147) 30 Pedsich Niewsehe: Fragmentar pune. In: Hamano, devas Inman. Nol 1. 23. 180. p. 416. (KGW. FV 2 p. 363) 86 Decso Cet» Aiko Jel: cen duda la importancia tradicional de la «hora ttima» cristalizada y patétca y pone de relieve que las preguntas fundamemtales de la vida terminal —que deciden sobre el valor de la vida— habian planteado ya anteriormente, Un pasaje cuyo titulo es «Cémo se muera es indiferente lo expresa como sigue: «Toda la manera de pensar de un hombre sobre la muerte en ia flor de su vida, en el apogeo de su vigor, ciertamente dice y testimonia mucho de lo que se Tlama su cardcter; pero la hora de la muerte misma, su acttud en ef lecho mortuori, es casi indiferent al respecto. El agota- miento del ser-ahi que expira, sobre todo cuando los que mueten son viejos, la alimentacign irre- gular insuficiente del cerebro durante este ttimo periodo, la por momentos extrema violencia del ‘dolor o inexperimentado y nuevo de toda la situacién y harto a menudo incluso el acceso y retorno de impresiones y angustias supersticiosas, como si en la muerte fuese mucho en juego y se cruza- ran puentes de fndole pavoresisima, todo esto no permit utilizar la muerte como testimonio sobre el vivo»". Antes de continuar la cita, es preciso destacar que Nietesche techaza definitivamente el pensamienta de la retrospeccién ivime, del abarcamiento total de la vida desde un punto final que, fen la mayoria de los casos, simplemente no funciona fisioldgicamente: en vez de esto pone de relieve, muy reetamente, que Ia confrontacién con la muerte es un asunto de la vida rebosante, mis ain, una funci6n del cardeter: En su concepeisn radicalmente inmanentista de la vida la muerte siempre aparece en la perspectiva de la formacidn siempre concreta dela vida y eso significa que en mis actos y decisiones coneretas yo decido continuamente no s6lo sobre mi vida, de mi muerte propia, como de un punto siempre importante de referencia, mientras que doy sentido a la vida. Es decir, decido sobre cl puesto y el sentido de mi muerte en cada acto de mi vida y, res- ecto de es0, cl acomtecimiento final va a ser algo exterior Pero en la segunda mitad del pas recen los motivos con que Nietzsche intenta desgarrar aque! velo espiritual que haba sido tejido alrededor de la muerte por las costumbres de [os milenios pasados:

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