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Pedro II de Aragón

Pedro II de Aragón, apodado «el Católico»


(Huesca, julio de 1178a ​ – Muret, actual Francia, 13 Pedro II de Aragón
de septiembre de 1213), fue rey de Aragón (1196-
1213), conde de Barcelona (1196-1213) y señor de
Montpellier (1204-1213). Era hijo de Alfonso II el Rey de Aragón
Casto de Aragón Barcelona9 ​y Sancha de Castilla. Conde de Barcelona

Índice
Biografía
Política occitana
Herencia occitana
Política de alianzas
El movimiento cátaro y la cruzada
El inicio de la cruzada
Negociaciones de Pedro II
La batalla de Muret y la muerte del rey
El joven Jaime, heredero de la corona de
Aragón
Pedro II de Aragón el Católico en un acto feudal en
Véase también
febrero de 1198. Es la única imagen contemporánea al
Notas rey de Aragón que se conoce. Aparece sentado en el
Referencias trono y coronado. Liber feudorum Ceritaniae (1200-
1209).1 ​
Bibliografía
Enlaces externos Rey de Aragón

Conde de Barcelona
25 de abril de 1196-13 de septiembre de 1213
Biografía Predecesor Alfonso II Barcelona2 ​
Sucesor Jaime I Barcelona3 ​
Nació, casi con toda probabilidad en el mes de julio
Otros títulos
de 1178 en Huesca, ciudad en la que estaba su padre
Alfonso II que ese mismo mes otorgó al menos dos
documentos. Recibió el bautismo en la catedral de Señor de Montpellier
Huesca. Su infancia transcurrió en la capital 15 de junio de 1204-13 de septiembre de 1213
altoaragonesa criado por su ama Sancha de Torres.8 ​ Predecesor María de Montpellier
Sucesor Jaime I Barcelona4 ​
Pedro II gobernó como rey de Aragón, conde de
Barcelona y señor de Montpellier; según Iglesias Información personal
Costa esto suponía asumir el reconocimiento sobre Otros títulos Conde de Gerona, Sobrarbe,
Sobrarbe y Ribagorza, aunque esos títulos se Ribagorza Osona y Cerdaña,
omitieron desde Alfonso  II.b ​ Estos eran antiguos Besalú, Pallars Jussá y señor de
condados ya unidos al Reino de Aragón en tiempos Montpellier
de Ramiro I. Coronación 1196

En líneas generales, el reinado de Pedro II estuvo Nacimiento julio de 1178


dedicado a la política en los territorios Huesca, Aragón
transpirenaicos con algunos resultados pero Fallecimiento 13 de septiembre de 1213 (35
finalmente fracasada, lo que, aparte de la merma de años)
recursos financieros y el endeudamiento de la corona Muret, Francia
durante su reinado, determinó una menor atención a Sepultura Monasterio de Santa María de
la frontera hispánica, donde logró diferentes Sigena
posiciones avanzadas en territorio andalusí, como
Familia
Mora de Rubielos (1198), Manzanera (1202),
Rubielos de Mora (1203), Camarena (1205) y Casa real Casa de Aragón-Barcelona5 ​
Serreilla, El Cuervo, Castielfabib y Ademuz Dinastía Casa de Barcelona
(1210)11 c​ ​ si bien desempeñó un papel político de Padre Alfonso II de Aragón -
apoyo a una acción cristiana conjunta que frenara la Barcelona6 ​
fuerza del poder almohade en la península, y
Madre Sancha de Castilla
participó activamente junto a Alfonso  VIII de
Castilla y Sancho VII de Navarra en la campaña que Consorte María de Montpellier
culminó en la batalla de Las Navas de Tolosa en Hijos Jaime I de Aragón Barcelona7 ​

1212, un triunfo cristiano, según muchos decisivo, y Sancha


de gran resonancia ya en aquellos momentos.d ​ Pedro (capellán) y Constanza,
hijos ilegítimos
Pedro II renovó la infeudación o vasallaje de Aragón
a San Pedro (al igual que ya hicieran tiempo atrás
Sancho Ramírez y Pedro I) con su coronación por el
papa Inocencio  III en el monasterio de San
Pancracio de Roma en noviembre de 1204,

adquiriendo también el compromiso de la concesión


al Papado de una suma anual.e ​ Esta política de
legitimación papal le convirtió en el primer monarca
del reino que fue coronado y ungido. A partir de él y
por concesión de la Santa Sede en bula dictada el 6
Escudo de Pedro II de Aragón
de junio de 1205, los monarcas aragoneses debían
ser coronados en la Seo de Zaragoza de manos del
arzobispo de Tarragona tras solicitar la corona al Papa (formalidad que implicaba el permiso de Roma),
haciéndose extensiva esta prerrogativa a las reinas en 1206.f ​

Casado en 1204 con María de Montpellier, un matrimonio guiado por sus intereses en el mediodía francés
que le proporcionó la soberanía sobre la ciudad de Montpellier, su escasa vida marital estuvo a punto de
crear una situación de crisis sucesoria por falta de heredero. La reina María dio finalmente un hijo, Jaime I,
que garantizó la continuidad de la dinastía aunque hubo un intento de divorcio, que el papa no concedió,
para casarse con María de Montferrato, heredera nominal del reino cruzado de Jerusalén, por entonces
inexistente ya en la práctica.16 ​

Murió el 13 de septiembre de 1213 en la batalla de Muret, cerca de Toulouse.

Política occitana
Herencia occitana

Pedro II no renunció a la política en


Occitania y con él se dan, a la vez, la
culminación y el fracaso de esa política
en la Corona de Aragón que, heredada
de la casa condal de Barcelona desde
el siglo xi y las campañas con ayuda
de magnates ultrapirenaicos de
Alfonso I de Aragón, su padre
Alfonso II había acrecentado en su
doble condición de conde de
Barcelona y Rey de Aragón.

Ramón Berenguer I había iniciado, en


oposición a los condes de Tolosa, una
política de penetración en Occitania
del condado de Barcelona con la
Occitania y la Corona de Aragón en 1213, en vísperas de la batalla adquisición de los territorios de los
de Muret condados de Carcasona y Rasés (más
tarde perdidos a manos de los
Trencavel), que continuó en el siglo
xiii con Ramón Berenguer III y IV, consolidando su posición en la zona como condes de Provenza y
obteniendo, entre 1130 y 1162, el vasallaje de numerosos señores en la zona.17 18
​ ​

Alfonso II, en el contexto de la expansión almohade (que actuaba de freno a la expansión hacia el sur en la
península ibérica), pero ahora también como primer soberano titular de la Corona de Aragón (lo que le
proporcionaba una base de poder territorial más amplia) había reforzado su presencia en Occitania frente al
expansionismo del condado de Tolosa y estuvo «a punto de crear un reino pirenaico que englobara las
cuencas del Ebro y del Garona».18 ​ Pedro II será quien con más decisión lo intentará hacer realidad,
culminando la tradición dinástica occitana ahora en un nuevo contexto de alianzas ante el intento de
expansión en la zona de otra monarquía rival, los capetos.

Política de alianzas

Pese a que el condado de Provenza, perteneciente a la Casa de Aragón, había sido asignado a su hermano
Alfonso II de Provenza, Pedro II mantuvo su actividad en aquel complejo tablero de intereses marcado por
su atomización política, el intento de expansión francesa sobre ella, el desarrollo del catarismo y los
consiguientes conflictos con el papa Inocencio III, interesado en erradicarlo e imponerse en la zona.

En 1200 concertó el matrimonio de su hermana Leonor y Raimundo VI de Tolosa. En un concilio en


Bagnères-de-Luchon de 1201, Bernardo IV de Cominges se hizo vasallo del rey de Aragón, a cambio de la
entrega del Valle de Arán, que pertenecía al rey católico. En 1202 se celebró la boda del conde de Tolosa
con la infanta Leonor.19 ​En 1204, Pedro II se casó con María, heredera del conde de Montpellier, teniendo
además, como vasallo, a Ramón-Roger Trencavel, vizconde de Béziers y Carcasona. Ese mismo año
intervino en la zona forzando una paz entre su hermano, el conde de Provenza, y el conde de Forcalquier,
aliado de Pedro II.

Asimismo se hizo feudatario de la Santa Sede en noviembre de ese mismo año, sin duda con las miras
puestas en desempeñar un papel político en la zona desde una posición de preeminencia y legitimidad, en
su condición de rey coronado por el papa y distanciado del catarismo, contra el que tanto en Provenza
como en Montpellier se tomaron algunas medidas, teniendo que sofocar en esta última ciudad una revuelta
en 1206.

Por otro lado, interesado en una alianza con el Sacro Imperio Romano Germánico, comprometió a otra de
sus hermanas, Constanza, con el rey de Sicilia Federico II Hohenstaufen, matrimonio que se culminó en
1210, para ser en 1212 coronadas como emperadores del Sacro Imperio.

El movimiento cátaro y la cruzada

A lo largo de los siglos xii y xiii, la influencia del


catarismo, una herejía cristiana con orígenes en Asia
Menor y los Balcanes (paulicianos y bogomilos), se
había ido extendiendo en el occidente latino y
consolidado con fuerza en la llamada Occitania o
territorios del actual mediodía francés, donde se
estructuró una Iglesia cátara con varios obispados y
cuyo epicentro era la zona de la ciudad de Albí, por lo
que también se lo denomina movimiento albigense. La Dinero de Pedro II de Aragón (1205-1213).
situación de coexistencia con esta iglesia rival, tolerada Anverso: Busto del rey coronado. Leyenda:
por los poderes de la zona (situación favorecida por la PETRO REX. Reverso: Cruz procesional sobre
atomización del poder político y la ausencia de un vástago con florituras de ramas a los lados o
centro de poder efectivo en Occitania, nunca logrado «arbor ad modum Floris» (mal llamada "Encina de
por el condado de Tolosa), amenazaba allí la Sobrarbe", como se interpretó desde el siglo xvi ).
Leyenda a ambos lados del vástago: ARA-GON.
hegemonía de la Iglesia romana.

Al mismo tiempo, la prosperidad occitana despertaba


la ambición expansionista de la monarquía francesa de los Capetos y de sus baronías de la Isla de Francia,
dispuestos a servirse de cualquier argumento para intervenir en los territorios de la Langue d'oc. Por su
parte, Inocencio III encontró en la monarquía francesa el medio más favorable de atajar la «herejía» y
reducir a sus prosélitos a la obediencia a Roma, por lo que se mostró siempre complaciente y predispuesto a
favorecer las empresas del rey francés, a quien también apoyará en la batalla de Bouvines y en sus
conflictos con Inglaterra. De esta comunión de intereses surgió la cruzada contra los albigenses que se
empezó a fraguar a inicios del siglo xii y que finalmente el papa predicó en toda la cristiandad latina, con
especial éxito en la Isla de Francia, legitimando al monarca francés en su política expansiva al enviar contra
los territorios occitanos –considerados heréticos por Roma– un poderoso ejército mandado por Simón de
Montfort bajo la denominación de Cruzada.

El inicio de la cruzada

El acontecimiento que desató el conflicto fue el asesinato en enero de 1208 de Pierre de Castelnau, enviado
a Toulouse como legado papal para mediar en nombre de Roma, que indujo al Papa a excomulgar al conde
de Toulouse y promulgar la cruzada contra los albigenses.

La guerra «relámpago» en 1209 se dirigió inicialmente contra los vizcondados de la dinastía occitana
Trencavel, donde se produjo la brutal toma de Béziers, con una matanza generalizada sin distinción de
credo que quedó luego ilustrada en la célebre frase atribuida por las crónicas al legado papal Arnaud
Amaury.g ​ Esta fase inicial de la cruzada acabó con el sitio y la subsiguiente toma de la ciudad de
Carcasona en el verano de 1209, tras lo cual le fueron otorgadas al cruzado francés Simón de Montfort, por
el propio legado papal, las tierras sometidas de la familia Trencavel. Desde sus nuevas posesiones
mantendría una política de ataques y asaltos a los señoríos de la zona incluido el fracasado intento de toma
de Toulouse en 1211 y comenzaba la persecución y quema de cátaros a través de la Inquisición, creada
expresamente por Roma en 1184 con el objetivo de erradicar la llamada herejía cátara o albigense.

Negociaciones de Pedro II

La situación creada generó entre los poderes occitanos un sentimiento de amenaza y repulsa ante la
intervención francesa y la cruzada que era propicio para que Pedro II el Católico, como rey y vasallo del
papado desde 1204, pudiera obtener una posición de prestigio en la zona actuando como intercesor ante el
papado y protector ante Simón de Montfort (ya en la toma de Carcasona de 1209 evitó una matanza
negociando con los cruzados una expulsión de los cátaros), prestigio acrecentado con su participación
exitosa contra los musulmanes en las Navas de Tolosa. Habiendo obtenido el vasallaje del conde de
Toulouse, Raimundo VI, y de otros poderes de la zona, desplegó una política de pacificación concertando
el matrimonio de su hijo, el futuro Jaime I, con la hija de Simón de Monfort, entregándole a este, como
garantía, la tutela del joven príncipe y único heredero del linaje, que permaneció en Carcasona. Asimismo
negoció con Arnaud Amaury, ahora obispo de Narbona y también presente en la campaña de las Navas, la
convocatoria de un sínodo en Lavaur para intentar la reconciliación.

La batalla de Muret y la muerte del rey


Tras el fracaso de la reconciliación entre occitanos y Simón de Montfort, Pedro II se declaró protector de
los señoríos occitanos amenazados y de Toulouse. Pese a que su hijo permanecía bajo tutela en poder de
Simón de Montfort y la excomunión de Inocencio III, que había optado finalmente por apoyar la causa
francesa, reunió finalmente un ejército en sus reinos y territorios peninsulares con el que pasó los Pirineos y
junto a los aliados occitanos puso cerco a la ciudad de Muret, donde acudió Simón de Montfort. Partiendo
de una situación ventajosa en cuanto a fuerzas y avituallamientos, en la campaña, parece ser, sus huestes
actuaron con precipitación y desorganización sin esperar la llegada de todos los contingentes. Resultaría
muerto al ser aislado por los caballeros franceses en un combate en el que el rey ocupaba una posición de
peligro en la segunda escuadra, en lugar, según era lo habitual, de situarse en la retaguardia. La muerte del
rey trajo el desorden y la desbandada entre las fuerzas tolosano-aragonesas y la consiguiente derrota.20 h​ ​
Muret supuso el fracaso y abandono de las pretensiones de la Corona de Aragón sobre los territorios
ultrapirenaicos y, según el autor Michel Roquebert, el final de la posible formación de un poderoso reino
aragonés-occitano que hubiera cambiado el curso de la historia de Francia y España.21 ​

Excomulgado por el mismo Papa que lo coronó, permaneció enterrado en los Hospitalarios de Toulouse,
hasta que en 1217 el papa Honorio III autorizó el traslado de sus restos al panteón real del Monasterio de
Santa María de Sigena en Huesca, donde fue enterrado fuera del recinto sagrado.22 ​

El joven Jaime, heredero de la corona de Aragón


Muerto Pedro II, Simón de Monfort mantenía aún en custodia a Jaime, el heredero al trono, que había
quedado en ese mismo año de 1213 huérfano de padre y de madre, al morir también la reina María de
Montpellier con solo 33 años en Roma, donde había viajado para defender la indisolubilidad de su
matrimonio.i ​

Ante esta situación, los nobles aragoneses y catalanes posiblemente solicitaran la restitución del joven
heredero a Simón de Montfort. Se envió una embajada del reino a Roma para pedir la intervención de
Inocencio III quien, en una bula y por medio del legado Pedro de Benevento, exigió contundentemente a
Simón de Montfort la entrega de Jaime que se produjo finalmente en Narbona en la primavera de 1214,
donde le esperaba una delegación de notables de su reino, entre los cuales se encontraba Guillem de
Montredon, maestre del Temple en Aragón encargado de su tutela.25 j​ ​

Siendo un niño, Jaime I de Aragón cruzará por primera vez los Pirineos para ser, junto a su primo, Ramón
Berenguer V de Provenza, formado y educado con los templarios de Aragón en Monzón, deteniéndose
antes en Lérida, donde le juran fidelidad unas Cortes conjuntas de Aragón y Condado de Barcelona.

Predecesor: Sucesor:

Alfonso II Rey de Aragón


Jaime I
Conde de Barcelona

1196-1213
Señor de Montpellier
Predecesor: (Junto con su esposa Sucesor:

Guillermo VIII María) Jaime I


1204-1213

Véase también
Tabla cronológica de reinos de España

Notas
a. «Pedro II nació en el mes de julio de 1178 [...] Y en el mes de julio de 1178 su padre Alfonso
II estaba en Huesca, donde otorgó un par de documentos, por lo menos. Fue bautizado en
la catedral de Huesca, según él mismo declara documentalmente».8 ​
b. «El título de rey lo asumieron su hijo, Alfonso el Casto (Alfonso  II para los aragoneses y
Alfonso  I para los catalanes), y sus sucesores, quienes al igual que sus antecesores se
reconocen reyes de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza, aunque se silencian los dos últimos al
gusto de los escribas y notarios del momento. En los escatocolos de los documentos ajenos
a la cancillería regia, como eran los monacales de Alaón, Obarra, Roda de Isábena…,
siempre se nombraron por el reinado de Ramón Berenguer, Alfonso, Pedro, etc.»10 ​
c. No se sabe con certeza si estas últimas plazas se perdieron luego o no; ya antes del inicio
de la conquista del reino de Valencia por Jaime I estaban al parecer en manos cristianas, ya
que en 1229 el gobernador almohade de la taifa de Valencia las solicitaba a cambio de
otras.
d. El autor Francisco García Fitz, en su obra, Las Navas de Tolosa (2005), hace un recorrido
historiográfico analizando la visión de la época y la trascendencia de la batalla y plantea
también un punto de vista crítico respecto a su trascendencia real en los acontecimientos
posteriores, especialmente en la caída almohade y el fin de Al-Ándalus.
e. Duran Gudiel y Cingolani difieren entre el 10 y el 11 de noviembre, respectivamente.12 13 ​ ​
14
La última fecha es ratificada por Smith. ​
f. A partir de 1318 lo hará el arzobispo de Zaragoza y Pedro III en 1278 instituye la costumbre
de la autocoronación tras la unción (desmarcándose claramente con este gesto del
sometimiento vasallático a la Santa Sede), quedando fijado el rito en 1328 con
Alfonso IV.15 ​
g. «¡Matadlos a todos. Dios reconocerá a los suyos!» es frase atribuida al legado papal años
después de los hechos por el cisterciense Cesáreo de Heisterbach en su Dialogus
miraculorum escrito entre 1219 y 1237 y muy divulgada en novelas y todo tipo de
publicaciones. No hay ninguna evidencia (el autor de la crónica, nada raro en esta época,
quizás buscaba una correspondencia bíblica) de que el legado papal pronunciara la famosa
frase, aunque probablemente esta expresa bien el espíritu de aquella guerra, organizada
como cruzada y cuya violencia estuvo marcada y justificada desde un principio por un fuerte
componente ideológico de tipo religioso. Para una referencia bibliográfica entre muchas,
Laurence W. Marvin The Occitan War (https://books.google.es/books?hl=es&lr=&id=NlLPaB
cCn2QC&oi=fnd&pg=PA43&dq#v=onepage&q&f=false), Cambridge University Press, 2008.
pág. 43. ISBN 978-0-521-87240-9. El autor da la referencia concreta de la cita bíblica y
ofrece una reseña donde acudir (en francés) para una discusión más a fondo sobre este
asunto.
h. Para la sucinta descripción de Jaume I en El Llibre dels Feits, f. 5: (http://www.cervantesvirtu
al.com/servlet/SirveObra/34697391092392752454679/ima0010.htm) «E aquí mori nostre
pare car axí ho ha usat nostre linatge tots temps que en les batalles que ells han fetes, ne
nos farem, deuem vencre o morir …»
i. Según Cingolani, la reina falleció antes que su esposo.23 ​ Por contra, Luis Suárez
Fernández señala que la reina murió después que Pedro II.24 ​
j. La bula de Inocencio III era contundente: «Y al hijo de Pedro, rey de Aragón, de ínclita
memoria, que tú retienes, lo hagas restituir a su reino (...) porque sería muy indecente que,
desde ahora en adelante y con cualquier razón retuvieres al hijo de dicho rey, quien has de
entregar en manos de dicho legado, por que pueda proveer como le parezca oportuno. De
otra forma el legado actuará tal y como ha recibido instrucciones de nuestra viva voz».25 ​

Referencias
10. Iglesias Costa, 2001, p. 215.
1. Alvira Cabrer, 2008, pp. 128-129.
11. López Elum, 1998, pp. 202-203.
2. Jocelyn Hillgarth (1976). The Spanish
Kingdoms (1250-1516). Oxford University 12. Durán Gudiol, 1989, p. 17-40.
Press. p. 286. ISBN 019822530X. 13. Cingolani, 2007, p. 87.
3. Jocelyn Hillgarth (1976). The Spanish 14. Smith, 2000, p. 163.
Kingdoms (1250-1516). Oxford University 15. Durán Gudiol, 1989, p. 17-18.
Press. p. 286. ISBN 019822530X. 16. Cingolani, 2007, pp. 69-70.
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18. García de Cortazar, 1983, p. 316.
5. Jocelyn Hillgarth (1976). The Spanish
Kingdoms (1250-1516). Oxford University 19. Alvira Cabrer, 2008, p. 28.
Press. p. 286. ISBN 019822530X. 20. Cingolani, 2007, p. 82.
6. Jocelyn Hillgarth (1976). The Spanish 21. Roquebert, 2002.
Kingdoms (1250-1516). Oxford University 22. Durán Gudiol, 1989, p. 19.
Press. p. 286. ISBN 019822530X. 23. Cingolani, 2007, p. 77.
7. Jocelyn Hillgarth (1976). The Spanish 24. Suárez Fernández, 1976, p. 15.
Kingdoms (1250-1516). Oxford University
25. Cingolani, 2007, pp. 87-88.
Press. p. 286. ISBN 019822530X.
8. Ubieto Arteta, 1987, pp. 187-188.
9. Jocelyn Hillgarth (1976). The Spanish
Kingdoms (1250-1516). Oxford University
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Bibliografía
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08)

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