Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
I. Nociones generales
A pesar del rigorismo inicial de los romanos, que aplicaban a raja tabla el
principio de la accesión, en materia de ubicación perpetua o por muy largo plazo
de terrenos públicos o particulares, el derecho romano reconocido a los
locatarios la facultad de levantar edificios y gozar de ellos, contra el pago de un
canon. La extensión de la modalidad también a los terrenos privados se remonta
a la época clásica.
El pretor tuteló al locatario edificador con el interdicto de superficie y luego
con una acción real útil (588) . En el decadente derecho vulgar del siglo IV, se
admitió que se configurara la condición de superficiario con independencia de la
ubicación, siempre que el que edificara hubiera tenido la autorización del dueño.
No obstante, el reconocimiento de acciones al edificador no puede silenciarse
que los textos romanos no aludieron a la propiedad superficiaria, es decir, la
superficie solo se habría concedido como un derecho sobre cosa ajena. Este
matiz explica que suela ubicarse el origen de la figura en el derecho germánico,
pues en su ámbito está presente la idea de la propiedad del constructor sobre lo
edificado ya este no se lo cataloga como un mero titular de un derecho sobre
cosa ajena.
La superficie nace como la enfiteusis en el ager publicus , concretamente a
través de la llamada locatio ad edificandum . Si la tierra era entregada para
cultivo, se recogió de enfiteusis; si lo era para que se la edificase, se tratara de
superficie. Otra de las diferencias sobresalientes que pueden captarse en los
orígenes de ambas instituciones está dada porque la superficie se concibió como
gratuita u onerosa; de manera que el precio, denominado solárium, nunca fue
un condicionante para su existencia; mientras que en la enfiteusis, el canon o
pensión era esencial. Y si bien se controvierte que en el derecho romano la
superficie ya se habría extendido a las plantaciones, no se contradice que la
Edad Media sí la vio difundirse fusionada con la enfiteusis.
El Código Civil francés, 1804, de significativa influencia en los códigos
decimonónicos —entre ellos el argentino— no se reconoció expresamente al
derecho de superficie, incluso terminará en su art. 552 la regla de la accesión de
lo edificado al dominio del suelo. Sin embargo, se interpretó en la doctrina gala,
con base en la presunción de su art. 553, que si la presunción legal de lo
existente en el terreno le pertenece al propietario, tal presunción rige "si no se
prueba lo contrario"; producida tal prueba, era posible que las construcciones
resultaran de propiedad de alguien distinto al propietario del suelo. Tanto es así,
que ulteriormente, por la ley de 1964 sobre arrendamiento para la construcción
( bail à construction ) se reguló en los hechos el derecho de superficie con
finalidad urbanística.
Al igual que en el Código Napoleón, la superficie fue silenciada en la mayoría
de los códigos del siglo XIX de fuente latina, como el de Italia, España y la
mayoría de los códigos latinoamericanos. No sucedió lo mismo en los sistemas
jurídicos de fuente germánica, como el alemán o el suizo. De hecho, el famoso
Palacio de las Naciones de Ginebra se construyó bajo la figura de la superficie;
también una gran parte de la ciudad de Londres.
Es que después de la Primera Guerra Mundial la superficie es captada como
una herramienta ideal para la reconstrucción de las ciudades devastadas por los
conflictos bélicos, así como para paliar la problemática de la vivienda; el
crecimiento demográfico ha sido, sin duda, una de las causas que explican su
expansión y revitalización durante el siglo pasado. Por otro lado, fue durante el
siglo XX en que se afianzó la concepción humanista sobre la función social de la
propiedad. Hoy por hoy, la superficie está presente en casi todos los
ordenamientos del derecho comparado.
El arte. 2114, cód. civ. y Com., suministra la siguiente definición: "El derecho
de superficie es un derecho real temporario, que se constituye sobre un
inmueble ajeno, que otorga a su titular la facultad de uso, goce y disposición
material y jurídica del derecho de plantar, forestar o construir, o sobre lo
plantado, forestado o construido en el terreno, el vuelo o el subsuelo, según las
modalidades de su ejercicio y plazo de duración establecidos en el título
suficiente para su constitución y dentro de lo previsto en este Título y las leyes
especiales".
§ 269. Caracterización
La superficie, regulada por el título VII, del Libro cuarto del Cód. civ. y Com.
(arts. 2114 a 2128) puede caracterizarse del siguiente modo:
a) Derecho real
e) Temporal
f) Multas amplias
La superficie es regulada por el Cód. civ. y Com. con multas amplias, ya para
construcción, ya para forestación o plantaciones en general. En este aspecto se
diferencia el régimen de la derogada ley 25.509 que solamente autorizó la
superficie con finalidad agraria.
g) transmisibles
El derecho real del superficiario es transmisible por actos entre vivos o por
causa de muerte. A diferencia del usufructo, el uso, la habitación y la
servidumbre personal, que son vitalicios y se extinguen con la muerte de sus
titulares, la superficie no se extingue con el fallecimiento del superficiario, sino
que pasa a sus herederos.
§ 272. Finalidad
§ 273. Duración
1. Plazas máximas
La 1ª oración del art. 2117, cód. civ. y Com., establece: "El plazo convenido
en el título de adquisición no puede exceder de setenta años cuando se trata de
construcciones y de cincuenta años para las forestaciones y plantaciones".
La finalidad de la norma, que impone plazos máximos, apunta a evitar que la
escisión entre la propiedad del suelo y la propiedad de las plantaciones o
construcciones perdure indefinidamente. Aunque ya no se parte de los
preconceptos que tradujo Vélez Sarsfield en la nota al art. 2502 del cód. Civil, el
legislador evidentemente apreció que permitir la superficie sin plazo o con uno
demasiado extenso, no sería conveniente para el interés general o apropiado
para el desarrollo de la riqueza inmobiliaria. En efecto, están especialmente
comprometidas las necesidades del tráfico y como puntualizó el codificador
cordobés en la nota que acabamos de mencionar, hay que procurar "la
circulación de las propiedades" y que estas no están "perpetuamente
embarazadas".
En el derecho comparado existen múltiples criterios en cuanto a la duración
del derecho de superficie, en sus diferentes versiones o finalidades (603) .
Según el art. 2117, cód. civ. y Com., los plazos máximos se computan "desde
la adquisición del derecho de superficie". Desde la literalidad del precepto, los
cincuenta o setenta años de deben computar desde que el superficiario adquirió
el derecho real, para lo cual no basta el título suficiente sino que se requiere la
tradición, la entrega efectiva; con lo cual el plazo se iniciará desde la entrega del
inmueble acontecida con posterioridad al título suficiente.
Ahora bien, la solución legal puede generar incertidumbre en los terceros, ya
que la acreditación de que se ha hecho la tradición del inmueble no es un
requisito para la inscripción del título en el registro inmobiliario. En ese marco,
no le será fácil o acaso posible al tercero adquirir certeza acerca de la duración
del derecho real de superficie.
Por ese motivo se postula que, aunque entre las partes del negocio causal —
propietario del terreno y superficiario—, el plazo se computa desde la fecha en
que se reúnan el título y el modo; con respecto a los terceros lo razonable es
"tomar la fecha del título inscripto, dada la incertidumbre que implicaría para
ellos tratar de establecer la fecha cierta en la tradición se sumó al título" (608) .
Esta tesitura es compartida por los Alterini, quienes suman como argumento lo
reglado por el art. 1914, cód. civ. y Com., según el cual "se presume que la
relación de poder comienza desde la fecha del título".
b) Omisión de plazo
Aunque el art. 2117 no prevemos la situación, pensamos que, si en el acto
constitutivo se omitió fijar un plazo, el negocio causal es válido y debe
entenderse que la superficie se constituyó por el plazo máximo legal. En los
derechos reales sujetos a plazo máximo es de alguna manera regla que, ante la
ausencia de convención, el derecho real se considera constituido por el máximo
permitido. Así sucede en el usufructo (art. 2152, incs. a] yb]), cuyas normas se
aplican al uso ya la habitación (arts. 2155 y 2159) y en la servidumbre (arts.
2165 y 2182, inc. c]) . Los artes. 2000 y 2030 sigue la misma directriz para las
indivisiones forzosas convencionales en el condominio o en la comunidad
hereditaria respectivamente.
El Cód. civ. y Com., al igual que la derogada ley 25.509, no incluye ninguna
exigencia relativa a plazos mínimos, es decir, la superficie puede constituirse por
lapsos breves, aunque no es habitual que eso preven, porque la finalidad
económico-social a la que aspira es incompatible con plazos acotados. Las X
Jornadas Nacionales de Derecho Civil (Corrientes, 1985) habían propuesto, de
lege ferenda , que la ley fijase un plazo mínimo de quince años. Desde la
doctrina se predicó la necesidad de establecer un plazo mínimo, el que se sugirió
que fuera "superior al máximo establecido para el arrendamiento" (610) , que en
ese entonces era de diez años (art. 1510, Cód. Civ.) (611) y numerosos proyectos
legislativos lo incluyeron.
Los plazos mínimos de fuente legal apuntan a la protección de sujetos
vulnerables en la contratación, como ocurre en la ubicación inmobiliaria (art.
1198, Cód. Civ. y Com.) y en los contratos de arrendamiento y aparcería rural (
arts. 4° y 22 , ley 13.246 ). En el caso del derecho de superficie, el legislador ha
considerado que no es necesaria tal protección al superficiario. Por cierto, si por
la vía de un contrato de superficie de mínima duración, se pretende eludir el
cumplimiento de las normas de orden público, la judicatura podrá impedir el
ejercicio desviado del derecho de contratar, como lo señalamos en otra
oportunidad (612) .
La solución legal, que no impone plazo mínimo en la superficie, concuerda con
lo normado en el mismo sentido al regularse el tiempo compartido, el usufructo,
el uso, la habitación y la servidumbre.
La última oración del art. 2117, cód. civ. y Com., dice: "El plazo convenido
puede ser prorrogado siempre que no exceda de los plazos máximos". Lo
relevante es que en cada acto de renovación no se fije un plazo superior al legal.
P. ej., si A constituyó superficie sobre un inmueble de su dominio a favor de B
por setenta años, con multas edilicios, ya los veinte años contados desde la
constitución de la superficie, el propietario del terreno y el superficiario deciden
la renovación por otros setenta años, el acuerdo es válido y no existe
impedimento legal. La ley procura evitar que, en cada acuerdo de voluntades, la
persona se comprometa por un plazo superior al máximo permitido (613). Durante
las XIX Jornadas Nacionales de Derecho Civil (Rosario, 2003) hubo un consenso
generalizado sobre la factibilidad de las renovaciones, claro que a propósito de la
ley 25.509 que silenciaba el tema de la renovación. La tesis que proponemos no
es unánime (614) .
El arte. 2118, cód. civ. y Com., señala: "Están facultados para constituir el
derecho de superficie los titulares de los derechos reales de dominio, condominio
y propiedad horizontal".
b) Condóminos
El arte. 2119, cód. civ. y Com., trata por un lado la fuente del derecho real y
por el otro hace tema de su transmisibilidad. No deben confundirse los dos
órdenes de saber, los que son perfectamente diferenciados: a) el de la fuente
yb) el de la transmisibilidad del derecho real de superficie.
En cuanto a la fuente, el Cód. civ. y Com. sigue la línea de la ley 25.509 sobre
superficie forestal, derogada por la ley 26.694 (art. 3°, inc. a]). En efecto, la ley
25.509 admitía como única fuente del derecho de superficie forestal al contrato,
oneroso o gratuito (art. 5°) y el art. 2119 tiene el mismo mensaje legal, aunque
añade a la usucapión breve y no descarta, a nuestro modo de ver, como lo
aclararemos luego, al testamento.
El derecho real de superficie puede tener como fuente al contrato, es decir, un
acto jurídico entre vivos, y si el art. 2119 añade como fuente a la usucapión
breve, lo hace exclusivamente para superar la problemática del contrato que,
como sustrato del título, carezca de alguno de los requisitos necesarios para ser
título suficiente y por lo tanto óptimo para causar la adquisición del derecho real
(art. . 1892, Cód. Civ. y Com.). Esto explica que dicha norma fije: "La
prescripción breve es admisible a los efectos del saneamiento del justo título".
Que la fuente sea un contrato no significa que el derecho real de superficie se
constituya por el solo consenso. Al aludir a que se constituye por contrato, el art.
2119 quiere significar que la constitución del derecho real tiene origen en una
"adquisición derivada por actos entre vivos", que requiere de la concurrencia de
título y modo suficiente (art. 1892, 1ª oración, Cód. Civ. y Com.).
2. Fuente
Según el art. 2119, cód. civ. y Com., la fuente del derecho real de superficie
puede ser: a) el contrato oneroso o gratuito ob) la usucapión breve. Creemos
que a la enumeración legal debe sumarse como fuente al testamento (616) , por lo
que diremos infra .
d) Adquisicion juridica
La superficie, como derecho real inmobiliario, puede adquirirse por disposición
legal (art. 1894, Cód. Civ. y Com.), en los casos previstos por los arts. 45, 392,
2283 y 2315, Cód. civ. y Com.
Para aclarar las facultades del superficiario, deben tenerse presentes los dos
planos del derecho de superficie a los que alude el art. 2115, cód. civ. y Com.,
estos son: a) El derecho de plantar, forestar o construir sobre el inmueble ajeno
yb) El derecho de propiedad sobre lo plantado, forestado o edificado. De todos
modos, esa previsión legal pone énfasis en su última oración, en cuanto a que
"En ambas modalidades, el derecho del superficiario coexiste con la propiedad
separada del titular del suelo".
1. Uso y goce
2. Material de disposición
3. Disposición jurídica
a) Enajenación
La superficie es un derecho transmisible (arts. 1906 y 2119). El superficiario
puede enajenar el derecho de superficie a favor de terceros, a título oneroso o
gratuito, en cualquiera de sus etapas de desarrollo, es decir, tanto en la faz del
derecho de plantar, forestar o construir (derecho sobre cosa ajena), como en la
que atañe a la de la propiedad superficiaria que titulariza sobre lo plantado,
forestado o construido. Quien adquiera el derecho real podrá ejercerlo durante
su plazo de vigencia y deberá cumplir con las obligaciones asumidas por el
superficiario transmisor (art. 2123).
d) Usufructo
El superficiario puede gravar con usufructo la propiedad superficiaria. Las XXV
Jornadas Nacionales de Derecho Civil (Bahía Blanca, 2015) declararon por
unanimidad: "Además de derechos reales de garantía, la interpretación del art.
2120 del CCyC, en armonía con el art. 2131 del CCyC, determina que el
superficiario puede gravar con usufructo de la propiedad superficiaria".
e) renuncia o abandono
El superficiario puede renunciar al derecho de plantar, forestar o construir o
bien abandonar la propiedad superficiaria, actos que en su caso deberían
exteriorizarse por escritura pública (art. 1017, inc. a]). Sin embargo, la renuncia
o abandono no libera al superficiario de las obligaciones que haya asumido en el
acto constitutivo o las que surgen de la ley (art. 2123, segundo párr.).
El arte. 2123, cód. civ. y Com., dicta: "La transmisión del derecho comprende
las obligaciones del superficiario. La renuncia del derecho por el superficiario, su
desuso o abandono, no lo liberan de sus obligaciones legales o contractuales".
§ 280. Extinción
a) renuncia expresa
d) Consolidacion
e) No uso o desuso
Con la extinción del derecho real de superficie, por cualquiera de las causales
extintivas, recupera su plena operatividad el principio de la accesión, que estaba
suspendida temporalmente. De allí que las plantaciones, forestaciones,
sembradíos o edificaciones que se encuentran aún adheridas al inmueble —los
que durante la vigencia del derecho real de superficie correspondían en
propiedad al superficiario— pasen, desde la extinción de la superficie, a la
propiedad del dueño del inmueble, oa los condóminos o titulares de la propiedad
horizontal. Efectivamente, la propiedad del suelo se extiende a lo plantado,
forestado y edificado en el (art. 1945, Cód. Civ. y Com.). Durante la vida de la
superficie esta accesión, impuesta por la ley, se paraliza. Es más propio hablar
de paralización o suspensión y no de supresión o eliminación,superficie solo
cedit " queda enervada únicamente durante el tiempo que dure el derecho real.
En este sentido, el art. 2125, cód. civ. y Com., dispone en la primera parte de
su oración inicial: "Al momento de la extinción del derecho de superficie por el
cumplimiento del plazo convencional o legal, el propietario del suelo hace suyo lo
construido, plantado o forestado". La reanudación de la accesión que impone
esta previsión legal expresa una regla imperativa que no puede ser dejada sin
efecto por convenio de partes.
Si bien el arte. 2125 se refiere exclusivamente a la extinción por cumplimiento
del plazo convencional o legal, el principio de la accesión se rehabilita cualquiera
que sea la causal extintiva del derecho real, es decir, renuncia, abandono,
desuso o cumplimiento de la condición resolutoria expresa o convencional.
Aunque el art. 2125 alude únicamente a que el propietario del suelo hace suyo
lo plantado, forestado o edificado, es decir, la "propiedad superficiaria", a la
extinción del derecho real de superficie sobreviene también la clausura de la otra
faceta del derecho real en estudio, la del derecho de plantar, forestar o
construir. Así, al finalizar la superficie, el propietario del inmueble también
recupera las facultades que había transmitido al superficiario relativas al uso,
goce y disposición jurídica de la superficie.
Como se dijo anteriormente, el derecho real de superficie contiene dentro de
su estructura dos aspectos perfectamente distinguibles, aunque en su desarrollo
ambos resultan inseparables: el derecho de plantar, forestar o construir y la
propiedad superficiaria de las plantaciones, forestaciones o edificaciones.
4. Indemnización al superficiario
El arte. 2126, cód. civ. y Com., dice: "Producida la extinción del derecho de
superficie, el titular del derecho real sobre el suelo debe indemnizar al
superficiario, excepto pacto en contrario. El monto de la indemnización es fijado
por las partes en el acto constitutivo del derecho real de superficie, o en
acuerdos posteriores. En subsidio, a los efectos de establecer el monto de la
indemnización, se toman en cuenta los valores subsistentes incorporados por el
superficiario durante los dos últimos años, descontada la amortización".
b) Quantum indemnizatorio
En el ámbito de la autorregulación de sus intereses, las partes pueden no
acordar que no haya derecho a una indemnización, sino también establecer a
priori o a posteriori el procedimiento para su cuantificación, el que en ese caso
definirá la extensión del resarcimiento. Si bien juega aquí con amplitud el
principio de la autonomía de la voluntad, parecería poco aconsejable que se
justipreciara el quantumindemnizatorio en el contrato constitutivo, pág. ej., en
una suma cierta en dinero. El tiempo que puede llegar a transcurrir entre la
constitución del derecho real y su extinción puede ser muy prolongada. En el
supuesto de la superficie con multas agrarios en general, acaso el grado de
plantación o de forestación del inmueble, a la fecha de la finalización de la
superficie, probablemente no pueda ser previsto con tanta antelación y el monto
fijado podría ser lejano al real , ya porque el enriquecimiento se presentara
como muy superior o inferior, o porque fuera inexistente. Frente a esta
alternativa fáctica, la cláusula contractual no traduciría una justa composición de
los intereses de los contratantes y estaría expuesta a impugnaciones judiciales
que no son deseables.
En caso de conflicto, la judicatura deberá atenerse al procedimiento de
cuantificación pactado en el contrato y de no haberlo, fijará la indemnización
sobre la base de dictámenes periciales que se ajusten al caso concreto,
siguiendo la pauta legal, es decir, se deben tomar " en cuenta los valores
subsistentes incorporados por el superficiario durante los dos últimos años,
descontada la amortización". Cuando se establece que debe descontar la
amortización, quiere decir que para cuantificar el resarcimiento debe restarse al
valor de las plantaciones o edificaciones de los últimos dos años, los beneficios
económicos que el superficiario ya recuperó por tales inversiones.
c) Derecho de retención
Si la superficie es onerosa, el superficiario tiene derecho de retención sobre el
inmueble y podrá negarse a restituirlo hasta ser desinteresado de la
indemnización que se le adeuda (arg. art. 2587, Cód. Civ. y Com.).