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SECCION QUINTA LA PRODUCCION DEL PLUSVALOR ABSOLUTO Y DEL RELATIVO capfruLo xIV PLUSVALOR ABSOLUTO Y RELATIVO En un principio examinamos el proceso de trabajo (véase cl capitulo quinto) de manera abstracta, indepen- dientemente de sus formas histérieas, como un proceso entre el hombre y la naturaleza.* En tanto que el proceso de trabajo es puramente indi vidual, ef mismo trabajador retine todas las funciones que més tarde se escinden. Al apropiarse individualmente, para satisfacer sus finalidades vitales, de objetos que encuentra en la naturaleza, se controla a si mismo. Mas tarde, él cstara sujeto a control, El individuo no puede operar’so- bre la naturaleza sin poner en accién sus propios misculos, bajo el control de su propio cerebro. Asi como en el sis- tema natural Ia cabeza y la mano forman un conjunto, el proceso laboral unifica el trabajo de la mente y el de Ja mano, Mas tarde uno y otro se separan, hasta conformar tuna antitesis radical. El producto, antes fruto directo del productor individual, se transforma en general? en el pro- “En Ta 3¥ y 4 ediciones sigue: “Deciamos alli: " 620 BA" (The Advantages... pp. 72, 73.) abe asociar ideas misticas, como ocasionalmente ha su dido, a esa productividad natural del trabajo. Sélo después gue los hombres se han levantado, a fuerza de trabajo, de su primitivo estado animal, séio cuando su trabajo, pues, se ha socializado hasta cierto punto, aparecen las Circunstancias bajo las cuales cl plustrabajo del uno se convierte en condiciOn de la existencia del otro. En tos albores de la civilizacién las fuerzas productivas adquirides por el trabajo son exiguas, pero también lo son las necesi- dades, que se desarrollan’con los medios empleados para su satisfaccién y junto a ellos. En esos comienzos, ade- ms, la proporeibn de los sectores de la sociedad que'viven de trabajo ajeno es insignificantemente pequefia frente a la masa de os prodyctores. directos. Con el progreso de Ja fuerza productiva social del trabajo, esa. proporcién aumenta tanto en términos absolutos “como relativos.” La relacién capitalista, por lo demés, brota en un terreno econdmico que es el producto de un largo proceso de des- arrollo. La productividad aleanzada por el trabajo, en la que se funda aquella relacién, no es un don de la naturaleza sino de la historia.» Prescindiendo de la figura més o menos desarrollada de Ia produccién social, ta productividad del trabajo queda ligada a condiciones naturales. En su totalidad, éstas son reducibles a la naturaleza del hombre mismo —como raz, etcétera— y a la naturaleza que lo rodea. Las condiciones naturales exteriores se dividen, desde el punto de vista econémico, en dos grandes clases: riqueza natural en medios de subsistencia, esto ¢s, fertilidad de! suelo, aguas con abundancia de peces, etc, riqueza natural en medias de trabajo, como buenas caidas de agua, rios navegables, madera, metales, carbon, etc, En los comienzos dela + “Entre los indios salvajes de América casi todo corresponde al trabsjador, 99 partes. de cada ciemto han’ de ponerse en. la Cuenta del trabajo. En Inglaterra, talver el trabajedor no tenga * En Ia version francesa, a partir de “se ha socializado hasta cierto punto”, esta frase coniinga asi "entonces, ys6l0.entonces, Se producen ‘condiciones ‘bajo las cuales el_plustrabao del “uno puede convertice en fuente de vide para el otro, y ello nunce ‘curre sin la ayuda de la fuerza que somete el uno al O10" Tn ta 3° 9 4® ediciones Ta frase termina avi: "sino de uns historia “que abatea miles de sighs 62 civilizacién cl primer tipo de riqueza es el decisive; una vez alcanzado un nivel superior de desarrollo, lo vs el segundo. Comparese, por ejemplo, a Inglaterra con la India ©, en el mundo antiguo, a Atenas y Corinto con los paises riberefios del Mar Negro. Cuanto menor sea el niimero de necesidades naturales que imperiosamente se deba satisfacer y mayores la fer- tilidad natural del suelo y ta benignidad del clima, tanto menor seré el tiempo de trabajo necesario para la conser- vaci6n y reproduccién del productor. Tanto mayor, pues. podra ser cl excedente de su trabajo para otros, por encima de su trabajo para si mismo. Asi, por ejemplo, observa Diodoro respecto a los antiguos egipcios: “Es totalmente increible cudn poco esfuerzo y gastos les cxige la crianza de sus hijos. Les preparan cualquier comida sencilla que tienen a mano; también les dan a comer la parte inferior de la planta del papiro, cuando la pueden tostar, y raices y tallos de plantas de pantanos, en parte crudas, en parte ‘cocidas y fritas. Fl aire es tan suave, que la mayor par de los nifios andan descalzos y desnudos. Por eso un nilio ‘ho les cuesta en total a sus padres, hasta que llega a ser adulto, mas de veinte dracmas. Es ésta la raadn principal de que en Egipto la poblacidn sea tan numerosa, y por eso pudieron construirse tantas grandes obras.” * Con todo, las grandes construcciones del Egipto antiguo deben menos al volumen de su poblacién que a la gran proporcién en que ésta se hallaba disponible. Asi como el trabajador individual puede suministrar tanto més plustrabajo cuanto menor sea su tiempo de trabajo necesario, asi, también, cuanto menor sea la parte de la poblacién trabajadora requerida para la produccién de los medios de subsistencia necesarios, tanto mayor serd la parte disponible para otro tipo de trabajo. Una vez presupuesta la produccién capitalista, y si las demas circunstancias se mantienen iguales y 12 jornada laboral tiene una extensién dada, la magnitud det plustra- bajo variard con las condiciones naturales del trabajo, y en especial con la fertilidad del suelo. Pero de ninguna manera se infiere de ello, a la inversa, que el suelo mas fértil sea el més apropiado para el crecimiento del modo capitalista de produccién. Este supone el dominio del hombre sobre la * Diodorus Siculus Historische Bibliothek, ib. % cap. 80. 622 naturaleza. Una naturaleza demasiado prédiga “lo leva de la mano como a un nifio en andadores”."™! No con- Vierte al desarrollo del hombre mismo en nécesidad natu- ral.t No es el clima tropical, con su vegetaciin Iujuriante, la patria del capital, sino 1a’ zona templada. No es la fer tilidad absoluta del suelo, sino su diferenciaci6n, 1a diver- sidad de sus productos naturales, lo que constituye el fundamento natural de la divisién social del trabajo y acicatea al hombre, mediante el cambio de las circuns- tancias naturales en que vive, para que diversifique sus propias necesidades, facultades, medios de trabajo y modos de trabajar. Es la necesidad de controlar socialmente una fuerza natural, de economizarla, de apropiarse de ella 0 de dominarla en gran escala mediante obras de la mano humana, Io que desempeiia el més decisivo de los papeles en la historia de la industria. Asi ha ocurrido, por ejemplo, con la regulacién del agua en Egipto,* Lombardia, Holanda, eteétera. O en la India, Persia, etc., donde el regadio me diante canales artificiales no s6lo aporta al suelo cl agua indispensable, sino ademés, con el limo arrastrado por ésta, el abono mineral de las montafias. La clave del floreci- + “Como la primera” (a riqueza natural) “es muy espléndida y rendidora, hace que el pueblo caiga en Ia incuria, Ia allaneria ¥ todos los excesos, mientras que la Segunda impone’ a diligencia, ia ‘cultura, el conocimiento de-los oficios y el arte de conducir el estado.” (Enpland's Treasure by Foreign Trade. Or the Balance Of our Foreign Trade is the Rule of ow Treasure, Written by Thomas Mum, of London, Merchant, and Now Published for the Common Good by his Son John Mun, Londres, 1669, pp. 181, 182) "Ni tampoco puedo concebir peor maldicign contra el con” junto de un pueblo, que la de ser lanzado en una comarca donde la produccion de artculas de subsistencia y alimentos sea en gran parte espontanea, ¥ el clima requiera o admita pocos cUi Ta vestimenta y el techo ... Puede darse el extremo con suelo que no Jé fruto aunque se Io. trabaje, es tan tin suclo. que produce abundantemente sin trabajo alguno.” (An Enqulry into the Causes of the Present High Price of Provisions, Londres, 1767, p. 10.) "La necesidad de calcular las crecidas periédicas del Nilo cre6 la astronomia egipcia, y con ella la dominaciOn de Ia casta Sacerdotal como directora de la agricultura. “El solsticio es el mo ‘mento del afo en que comienza Ta creciente del Nilo, y por tanto el gue los egipcios deben de haber observado con la maxima ater Sidn... Para’ organizar sus tareas agricola, era ese afio répico eh que les interesaba fijar. Tuvieron, entonces, que buscar en el fielo un signo manifiesto de su retorno." (Cuvier, Discours sur les révoluions du globe, ed. por Hoefer, Pars, 1863, p. 141.) 623 miento industrial alcanzado por Espafia y Sicilia bajo la dominacién arabiga era la canalizacion.* La benignidad de las condiciones naturales se limita a brindar la posibilidad, nunca la realidad, del plustrabajo, y por tanto del plusvaior o del plusproducto. La diversidad de las condiciones naturales del trabajo surte el efecto de que en paises diferentes la misma cantidad de trabajo satisfaga diferentes masas de necesidades;* por tanto, de que bajo condiciones en lo demas andlogas, el tiempo de trabajo necesario sea diferente. Esas condiciones s6lo operan como barrera natural sobre el plustrabajo, esto es, determinando el punto donde puede comenzar el trabajo para otro. En la misma medida en que la industria avanza, ‘esa barrera natural retrocede. En plena sociedad europea occidental, en la cual el obrero sélo puede comprar con plustrabajo cl permiso de trabajar por su propia existencia, cs fécil imaginar que una cualidad innata del trabajo humano es la de suministrar un plusproducto.* Pero obser- vemos, por ejemplo, a los habitantes de las islas orientales del archipiélago asiatico, donde cl saga crece silvestre, en Una de las bases materiales del poder estaal sobre los peque- fos ¢ inconexos organtimos de produccién de la India. era la ‘epulacign del suministro de agua. Los dominadores mahometanos Ge la India comprendieron esto mejor que sus sueesores inpleses. Recordemos solamente Ta hambruna de 1866, que cost6 la vida ‘mas de-un millon de hindJes en el distrito de Orisa, presidencia No hay dos paises que suministren igual nimero de medios de subsistencia necesarios, con la misma abundancia y con fa misma cantidad de trabajo. Las necesidades del hombre aumentan 0 dis- ‘minuyen ‘con lo. riguroso 0 benigno del ‘lima en que vive: en Conseevencia, la proporcién de actividad industriosa que se ven ‘obligados » desplegar los habitantes de los diferentes paises, es for- zo.o que no sea la misma, nies posible detetminar ei grado de variacién de otra manera que por los grados de calor y de fio de lo cual puede extraesse esta. conclusion general: que, la ‘camtidad de trabajo tequerida para el sustento de cierta cantidad te gente es mayor en los climas frios, y menor en los cilidos: yo {que en los primeros los hombres no s6lo precisan mis vestiments. Sino que hay que cultivar fa tierra mas que en los oliimos.” (An Essay" on the Governing Causes of the Natural Rate of Interest Londres, 1750, p. 39. El autor de esta obra memorable, publicads inénimamente, es Joseph Massie. Hume tomé de ella sv teoria fel interes STedo trabajo debe” (esto parece pertenecer también los droits et devoire du citoyen {derechos y deberes del ciudadano)) “dejar un excedente-” (Proudbon "™ 624 Ja selva, “Cuando los habitantes, tras calar el tronco, se han convencido de que el palmito esté maduro, derriban cl {irbol y lo cortan en varios troz0s, desprenden el palmito, lo mezclan con agua y lo filtran: se ha obtenido, asi, harina de sag perfectamente lista para el uso. Un arbol rinde coménmente 300 libras,* y puede dar hasta 500 y 600 libras.® Alli, pues, la gente va a la selva y corta su pan. ‘como entre nosoiros va al bosque a cortar iefa.”" Supon- ‘gamos, ahora, que uno de esos cortadores asiéticos de pan necesite 12 horas semanales de trabajo para satisfacer todas sus necesidades. Lo que la benignidad de la natura- Jeza le concede, de manera directa, es mucho tiempo libre. Para que emplee productivamente ese tiempo en beneficio suyo se requiere toda una serie de circunstancias historicas; para que lo gaste en plustrabajo destinado a extrafios, es necesaria la Coercién exterior. Si se introdujera la produc- cin capitalista, el buen hombre tendria quizas que trabajar 6 dias por semana a fin de apropiarse para si el producto de un dia de trabajo. La benignidad de la naturaleza no explica por qué ahora él trabaja 6 dias por semana 0 por Qué suministra 5 dias de plustrabajo. Explica, solamente, por qué su tiempo de trabajo necesario esta limitado a un dia por semana. Pero en ningiin caso su plusproducto bro- taria de una cualidad oculte, innata al trabajo humano. ‘Asi como en el caso de las fuerzas productivas histéri- camente desarrolladas, sociales, las fuerzas productivas del trabajo condicionadas naturalmente aparecen como fuerzas productivas del capital al que aquél se ha incorporado.< # F. Schouw, Die Erde, die Pflanze uid der Mensch, 2 edu Leipzig, 1854, p."148, * Unos 150 ke (no sabemos a qué tipo de “libras” se referia Schou) '"De 250 2 300 kg, aproximadamente, En ia 38 y 4° ediciones figura a continuacién el siguiente icardo nunca se interesa por el origen del plusvalor. Lo trata como cosa inherente al modo ‘capitalisia de produceiOn, el cual fs, sus 0j05 la forma natural de Ta produeciGn soctal, Cuando se feflere u la, productivided del trabajo. no busca en ella la causa {de que exists el plusvalor, sino Unicamente Ta causa que determina Ts magnitud de ésle. Por el conirario, su escuela ha proclamado claramente que la causa de que surja la ganancia (Iéase: el plus Valor) es la fuerza productiva. del trabajo. En todo caso. ello Signifiea un progreso’ con respecto a los mercaniliias, quienes, 625 or spare, al excedente del precio de Ios producion por encims {sss conor de producion lo acm devivar el iterssmbio deh ‘ents de squlios por encima de valor. Pero tambien Ts escact Heardsna lini go obstatea elude) problem ev hg ds Feolveri, En realidad, estos cconominn Surges advert Sraintvay-cerleramente queers miy_pelitrow ‘nvesigat. con txcesia pofungidad el. problems candeme del origen del. poy Stor ePero que Geir cuando medio gio dspace de Ricurde e ‘stor Jon Stunt Mil somprucbssolemnemente su superna Com respecons los mercanistan, mientanrepte mal tow confoox Sthiefugi de los prineros valjareadores te Ricardo” Dice Mill «La Sauna de In ganancia es que ol tabsio produce amis de ie he fal pare au sstenio>- Hssla si nn mas Aue Ia vii cantina, pero nuesgo sutor quiere afudi tami igo de'su covecha:ePara varia form te teorema razon or Ia seal et capital rinde une ganancin, ex que el aliment. hi Seventy as materisprimas © isrumentoe de trabajo dram Imar Nempo ael'gue se reguere pars prodtfom. Mill confide {gui Ta" dracion del tiempo. de‘rvbajo con la duracién de ws Drodustos, Contorme sexta sstrina, Ur paralero evox provisos furan slo un diay nunca podria extract Je sue asalarados ta mit tia panancia' que’ uy conmtucior de: maquinas:cuyos productos irate tina veitena dees } mis. Por ota pare. eo may ceo fue si undo. no dsrarn mis tempo que eh necesario arts Sonsirucetin, los pasrostendrian gue areprele in mide Una ved eublecida tia verdfd fundamental, Mil comprucba su supriondad sobre fos mereanilstas eWemom si, Que TB fanci'no provi del icaente de lor nrreanbien, sto dels fueren productva él tray.) in eanancla ener de np siempre lo que la fuer productive del trabajo hace, de el xia ono Incfenmbio. $i fas ocupsciones no evuviran divide fo hubris nl compra vents, pero sempre habia anunctan TA ps ntercambios a compra 3 ln vent, condones = ferales dea rodvccton capitaia, no son mis que tn pie IMeifenecy sigue hablendo ganaetaungue no hays compan venta de la fuerza de trabajo! : *ySrosigue: «3: os Obrero den pats producencolestivamen un 20 Se mds que la suma dey salriog. ls gunaneis neran de 438 S, sean cuties furem lo previon de lis meteunciany Es eso for tina pare na tastloga de fan mas loerad, puesto gue Tos Sbreros proven para als captalstas un plusvalor de 20% fobvio ‘que law gananciay seran al salatio {otal de lon obteros Somo 30 “ido. Por otra pate. es abwaamente flso que sls fumncis stray de 20> Seran menores, sempre. pore fe Ee fancas se calculan sobre Is sum tort del eupte sdlanado. SIG Captaist, por ejemplo, adelants S00, 400 de I cueles St han busago'eh medion oe producciin 100 en sitios In 626 tasa del plusvator es, como més arriba, de 20%, ta tasa de Ja fnancia seri como 20 :300, esio es, del 4 9, no del 20 %. ‘Sigue una muestra brillante de cémo Mill trata las diversas formas histéricas de la produccién social, «Doy siempre por su puesto el estado actual de cosas, que con pocas excepciones pre Gomina universalmente, esto es, que el capitalista have todos los adelantos, sin excluir la remuneracion del obrero.» jExirafia ilusion Sptica esia de ver por todas partes un estado de cosas que solo Somo excepeion predomina en la Tierra! Pero prosigamos. Mill, Sondadosamente, concede «gue no existe la necesidad absoluta de que eso sea asin” Por el contrario, shasta la terminacién per= fects y cabal de ls obra, el obrero podria esperar incluso el ago entero de su salario, siempre que dispusira de los medios Hevesarios para subsistr en el intein. Pero.en este Ultimo caso el ‘Obrero seria realmente, en certa medida, Un capitalista que eoloc Fin capital en la empresa, aportando una parte de os fondos necesatios para llevarla a buen puerto». Con el mismo. derecho decir Mill que el trabsjador que se adelanta asi mismo fo sélo los medios de subsistencia sino tambien los medios de tra bajo, en realidad es su propio ssalariado. O que el campesino norteamericano que se hace una prestacion personal a sf mismo en ver de hacérsela-4 un propietario, es el esclavo de si mismo, ‘Después de habernos demostrado con tanta claridad que ta produccién capitalisa, aunque no existiera, siempre exstria, Mill ahora bastante consecuente para demostrar que esa produccion apitaista no eviste aunque exists: «F incluso en el caso anterior> {cuando el capitalists adelanta a} obrero la totalidad de sus mediox {de subsistencis), «no se puede considerar a} obrero desde el mismo punto de vistas (esto es, como capitlistal, «pues al entregar st Trabajo por debsjo del precio de mercado (puede considerarse como. si adelantara la diferencia (?) a su empresario, etc»? En la fealidad de los hechos, el obrero adelanta gratuitamente si Uuabajo al capitalista durante una semana, ele, para recibir al 6r~ ‘mino de la semana, etc, el precio de mercado de dicho trabao; iy esto fo converte, segun Mill, en capitaista! En el terreno Tlano los Inontones de tierra parecen ‘cetrost midase Ja. chatura de nuestra bhurguesia aca! por'el calbre de sus «grandes ingenios Sc en eh ett AS 627

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