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UNIVERSIDAD AUTONOMA METROPOLITANA-


Dra. María Fernanda García de los Arcos

HISTORIA DE EUROPA III, SIGLO XIX

EXPOSICIÓN ANALÍTICA 2: UNA PERIODIZACIÓN GENERAL (PRIMERA PARTE)

Partiremos de una periodización muy aceptada, convencional, que se combinará con


periodizaciones específicas. Significa dividir el tiempo que abarca la materia en cinco
diferentes cortes: 1760-1815; 1815-1830; 1830-1848; 1848-1871 y 1871-1914.

1760-1815
En esta primera etapa se hará una retrospectiva con objeto de recordar hechos
anteriores al periodo de la materia, con cierto detenimiento pues obviamente no se
volverán a ver, pero han de tenerse siempre en cuenta.
La fecha de 1760 no corresponde a un año determinado sino aproximado, para poder
comprender una serie de cambios definitivos que prepararon el advenimiento del
mundo contemporáneo:
La llamada Revolución Demográfica se observa desde mediados del siglo XVIII. A
partir de entonces la población europea y la mundial no han dejado de crecer, pero en
Europa se llama revolución porque no fue un simple aumento del número de habitantes,
sino que supuso un cambio de modelo demográfico. El modelo tradicional consistía en
alta natalidad, alta mortalidad infantil y adulta y baja esperanza de vida. El nuevo
modelo mantuvo la alta natalidad pero con descenso paulatino de la tasa de mortalidad
tanto infantil como adulta y un aumento de la esperanza de vida. Las causas de ello se
han estudiado bastante en el caso europeo: mejoría en la alimentación, en las
condiciones de higiene y un cambio climático observable desde los inicios del segundo
tercio del siglo hacia temperaturas más benignas que redundaron en la salud y en las
posibilidades agrícolas.
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Hacia mediados del siglo tiene lugar otra de la grandes modificaciones que fue
justamente la Revolución Agrícola. No se presentó en todas partes, pero dio paso a
una agricultura intensiva, capitalista, con inversiones en infraestructura, estudios de
mercado, introducción de nuevas plantas, empleo de mano de obra asalariada,
privatización de la tierra, así como investigaciones y experimentos en el sector, junto a
una valoración muy realzada de la importancia de la actividad agropecuaria como
demuestra el movimiento de la Fisiocracia. La primera Revolución Industrial estuvo
precedida y muy ligada a la transformación de esta actividad primaria
Avance en los transportes con obras de canalización, mejora de los puertos y de los
buques, si bien se mantuvo la navegación a vela y el transporte de tracción animal
sobre carreteras.
Igualmente favorecido por el cambio de coyuntura desde los años treinta, cuando
comienza una Fase A de Simiand que llevó a la bonanza general, el comercio tuvo un
intenso desarrollo así como las finanzas. El siglo XVIII vio un gran auge del comercio de
esclavos de África hacia América, en el cual los negociantes más poderosos fueron
británicos con sede en el puerto de Liverpool. Se dio una importante concentración de
capital como resultado de esta odiosa trata.
Todo ello fueron antecedentes de la Revolución Industrial que se estudiará en su
momento. Este hecho fundamental comenzaría en los años ochenta, con la primera
maquinización de la historia: la aplicación de la máquina de vapor, no inventada sino
adaptada por WATT a la industria textil, se hizo a partir de 1784.

En cuanto a la geopolítica, después de las guerras del siglo XVII, en los círculos
diplomáticos se desarrolló la teoría del equilibrio de poder (Balance Power), con objeto
declarado de evitar hegemonías como había sido la española y fue la francesa durante
el reinado de Luis XIV. Su aplicación en realidad supuso la observación por parte de los
gobiernos de los avances de los rivales con la esperanza del crecimiento propio.
Novedad en la geopolítica fue el nuevo panorama de potencias. Gran Bretaña vio una
importante modificación en 1707 con la unión de Escocia e Inglaterra que suponía
igualmente Gales. En esta época se consolida como primera fuerza naval. Las otras
potencias fueron más significativas en los espacios terrestres: Francia, Austria, Rusia y
Prusia. Rusia desde el reinado del zar Pedro I (1672, zar: 1682-1725) y la creación de
una nueva capital en San Petersburgo, que convivió con la tradicional Moscú, tuvo un
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gran desarrollo político, diplomático, militar y naval, si bien en el interior se mantuvo un


sistema mayoritario de servidumbre ligada a la gleba y un escaso desarrollo económico.
Gran novedad del siglo XVIII fue la aparición de Prusia, en el norte de la actual
Alemania. Convertida en reino a principios de la centuria, con un sistema de
servidumbre y una clase dominante de aristócratas (junkers) realizó un importante
fortalecimiento de sus fuerzas armadas, sobre todo terrestres, que explican su ascenso
a potencia. A lo largo del periodo de estudio de la materia su crecimiento en importancia
e influencia será notable y jugará un papel principal en la unificación de Alemania.
Un importante vuelco en las relaciones entre Europa y Asia será la conquista de la India
por los británicos, a partir de 1757 cuando la rivalidad entre las compañías inglesa y
francesa desembocó en la Guerra del Carnático, con resultado favorable a la primera y
la posibilidad de extensas conquistas territoriales en el subcontinente que comenzaron
por Bengala. Resultado del sometimiento fue un hecho histórico pues, por primera vez,
la balanza comercial con Asia dejó de ser deficitaria para los europeos. India perdió una
parte considerable de su poder económico y pasó de ser una región exportadora de
manufacturas a suministradora de materias primas y a efectuar pagos en metálico.
Otra novedad para finales del siglo XVIII fue la desaparición del reino de Polonia cuyo
territorio en sucesivos repartos fue dividido entre Rusia, Austria y Prusia. En época de la
gran expansión napoleónica, como veremos, se restauró fugazmente el Ducado de
Varsovia, pero con la derrota de Napoleón I, el Congreso de Viena (1815) de nuevo
consagró el reparto de Polonia entre las potencias mencionadas que tenían territorios
colindantes con el desaparecido reino.

Época de profundos cambios en las conciencias, en el pensamiento y las aspiraciones


políticas, el siglo XVIII puede ser considerado como el alba de la Europa
contemporánea, con fenómenos que la marcaron para siempre. Uno de ellos fue la
Ilustración como movimiento filosófico y científico que pretendió abarcar el conjunto de
las actividades humanas en torno a la razón, la racionalidad y el avance del
conocimiento de las relaciones políticas y sociales. Dio gran impulso a la investigación y
la reflexión sobre las realidades. Recuérdese el impulso de la Enciclopedia, su difusión
y la acción de entidades como academias, institutos, círculos de estudiosos, salones,
etc.
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Por ello se llamó Despotismo Ilustrado a un tipo de Estado o más bien de gobiernos
que adoptaron los principios de la Ilustración en cuanto al desarrollo de infraestructuras,
la educación, el fomento de actividades económicas, etc., pero sin proceder a abrir las
posibilidades de participación política a otros grupos sociales, pues en esta época se
dio la llamada reacción aristocrática que supondría el afianzamiento de ese
estamento en sus viejos privilegios y en mantenimiento de la tradicional división social y
jurídica, hasta que la revolución acabara con ella.
La conciencia de clase de la burguesía, a pesar de estar separada en general de los
centros de decisiones políticas, creció y se hizo fuerte en torno a su capacidad
económica y al desarrollo paulatino de su proyecto de gobierno y de sociedad:
constitución, división de poderes, libertad económica, libertad individual, igualdad
jurídica, racionalismo…
En estas décadas del siglo XVIII se dieron fenómenos que socavaron el poder de la
Iglesia católica. Uno de ellos fue la aparición y extensión de la masonería. Los choques
con algunos Estados permitieron a los poderes seculares imponer al Vaticano
decisiones como la expulsión de los jesuitas y la supresión de esta orden religiosa.
Paralelamente se observan manifestaciones de pérdida de la fe o al menos de
alejamiento de normas y rituales: laicismo, deísmo, agnosticismo, ateísmo…

Después de estos antecedentes se puede mencionar ya los fenómenos que estudiará la


asignatura. En las dos últimas décadas del llamado Siglo de las Luces los cambios se
aceleran, en un plano económico con la Revolución Industrial. En lo político, con
inmensa repercusión en lo social, se entra en una etapa de transformaciones y de
inestabilidad: reivindicaciones de los trabajadores (el ludismo entre ellas) y grandes
agitaciones políticas, enmarcadas en lo que se ha llamado “las revoluciones atlánticas”
o “la revolución de ida y vuelta”, con la guerra de independencia de Estados Unidos, la
Revolución Francesa, el gran movimiento de Haití y el comienzo del proceso de la lucha
emancipadora de América Latina. La evolución de la situación en Francia conduciría a
la época napoleónica, en parte en forma republicana, en parte en la modalidad imperial,
continuando la expansión territorial ya iniciada y sometiendo a casi toda Europa durante
años a un estado de guerra que terminó con la derrota del imperio francés y el
comienzo de una nueva etapa. Supone un cambio de edad histórica en la
categorización convencional.
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El siglo XVIII, riquísimo en actividad artística vio otro cambio importante. Roma continuó
siendo un emporio en este sentido, pero el centro artístico y cultural pasó a París y allí
se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX. Aparecen señales preconizadoras como el
Sturm und Drang del futuro y muy cercano movimiento romántico, así como figuras que
influirán en las vanguardias contemporáneas, como fueron Francisco de Goya (1746 -
1828) y William Blake (1757-1827).

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