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Universidad Externado de Colombia Rector Juan Carlos Henao Secretaria General Martha Hinestrosa Rey COLECCION DE ESTUDIOS No 45 Con la colaboracién de Luis Felipe Vergara Pefia Orrrep Horre Justicia ; Una introduccién filos6fica ae Rarazt MoRENo GonzAtez Pilosofo de la Pontificia Universidad Cat6lica del Perd. Doctorando cen Filosofia de la Rheinische-Priedrich-Withelms-Universitét Bonn Universidad Externado de Colombia Centro de Investigacién en Filosofia y Derecho Consttacio- L Moreno Gonasles, Rafael, 3. 2Bl utilitarismo como alternativa?: JV, dJusrcan rouinca 0 venecHo NATURAL? 144, Laidea de un derecho natural “132. Objeciones 3. Un derecho natural eritico V.Jusmcia PROCEDINGNTAL, ‘VI. Twas PRINCIPIOS FUNDAMENTALES 1. “Vive de modo honorable” 2. “No hagas dafio a nadie” ° 3.“"Daa cada uno lo suyo” B 2B 16 Q 8266 See SReee eBV2 IT. EN TORNO AL CONCEPTO DE JUSTICIA En qué radica la justicia espectficamente es, tanto en la vida cotidiana como en la filosofia, algo acaloradamente discutido. Una discusién minuciosa determina, en primer lugar, el con- cepto, y diferencia para tal fin dos cuestiones por completo met6dicamente distintas; por un lado, en qué circunstancias la justicia es desafiada; por otro lado, cual de las respuestas frente al desafio se denomina “justicia”. All{ se buscan condi- ciones de aplicacién caracterizadoras (descriptivas), aqui los factores ordenadores (prescriptivos) y directrices (normativos). 1. El desaffo ¢Escasez 0 conflicto?: “Supongamos que la naturaleza ha dota- doa la raza humana con tan prodiga abundancia de todas las comodidades externas”, que no es necesaria ninguna "faena laboriosa, ni agricultura, ni navegaci6n”, de modo que “[p]a- rece evidente que en semejante estado de felicidad han de florecer todas las otras virtudes sociales y han de recibir un aumento diez veces mayor, pero jams se habria sofiado en la prudente y celosa virtud de la justicia.” Al igual que para David Hume (Investigacién sobre los principios de la Moral, cap. 31 32 Orvaten Horre mt: “Sobre la justicia”*), también de acuerdo a otros filésofos liberales, . E incluso, la civilizacion cientifico-técnica puede en efecto inctementar la productivi- dad econémica, perono renunciar a la antropolégica tripartita “ley de la escasez”: (1) que la condici6n de partida tiltima de toda economia, la tierra, junto con los animales, las plantas y materiales, es limitada; (2) que el ser humano debe trabajar las condiciones de partida “con el sudor de su frente”, algo que 1 rehtiye; y (3) que amenaza una insaciabilidad tendencial, un desear-siempre-mas, que acosa con apetitos desbordan- tes a todo lo humano -ya sea individuo, grupo o institucién. Donde impera una sobreabundancia del lado de la natura- leza, la justicia se queda solo en gran medida, pero no com- pletamente sin trabajo. Esto, pues por un lado hay también una escasez independiente de la naturaleza, ya que el ser humano no simplemente satisface aquello que la naturaleza puede suministrar en grandes cantidades (partiendo del su- puesto de que la insaciabilidad se mantiene dentro de estos limites): escasez de bienes. El también necesita de aquello que solo proven otros seres humanos: servicios, para comenzar, el euidado que requieren los bebés. Por otro lado, no todas 4 Para esta edicién se han tomado las citas de Huse de la traduccién de Juan ‘Apotro Vazquez, en Hust, Davi, Investigacion sobre la Moral, traduccisn de Juan Adolfo Vézquez, Buenos Aires: Losapa, 1945, donde se encuentra, ademis de otros escritos morales de Hume, la Investigacion sobre hs prinipis de la Moral que Hors ita Informacién adicional sobre ls publicacién original de Hue, sus tlterioes ediciones y las divergencias entre estas se encuentzan en la “Noticia sobre la traduccin” de J.A. VAzavtz. (N. del) Just Una introduccién filoséfica 33 Jas tareas de la justicia se encuentran referidas a la escasez: ni la igualdad frente a la ley ni la imparcialidad responsa- ble de esta por parte de la administracién de justicia, ni los derechos humanos liberales ni la soberania del pueblo o la division de poderes. No en dltimo término se encuentra la lucha por el reconocimiento con los afectos concomitantes, Ia envidia y los celos. ‘No porque le hicieran falta bienes maté Cain a su hermano, sino porque “el sefior miré a Abel y su ofrenda, pero nomir6 a Cain nia su ofrenda”. (Genesis 4, 4-5). La justicia es buscada en todo el espectro de las relaciones humanas, tanto en los de la cooperacién como también en los de la competencia, en tanto que en estos casos se presentan intereses, demandas y deberes contrapuestos. La condicién de aplicacién objetiva radica en el desacuerdo 0 el conflicto. Dado que este puede darse tanto en las relaciones personales ‘como también en las comerciales, tanto en las instituciones y sistemas sociales, a saber en el Derecho y el Estado, y fuera de ello entre Estados, no menos en la relacién de una genera- cién con otra, se encuentra la justicia en todos estos ambitos en peligro. Capacidad de agencia: quien en caso de conflictos reclama jus- ticia, supone del lado de los sujetos dos cosas: que las rela- ciones entre ellos podrian resultar distintas, y que la forma correspondiente depende no solo de una instancia exterior, por ejemplo de la naturaleza o de las exigencias sistémicas. Al menos parcialmente debe ser posible atribuir la formaa seres capaces de actuar, a saber, a personas naturales oa personas juridicas. No existe justicia ni en la sociedad, en tanto ella posee tinicamente caracter sistémico, como tampoco entre los animales, en tanto su comportamiento esta simplemente de- terminado por instintos naturales. Es absolutamente posible, sin embargo, que exista justicia hacia los animales (véase el 34 ‘Orraiuo Horse apartado x15). Y en caso se descubriese animales con capa- cidad de agencia, estarian en tal caso también sometidos a la justicia: tanto a la justicia entre ellos como también a aquella hacia los hombres. Ala vista de las distintas posibilidades de configuracién, la justicia realiza una forma especifica de valoracién: aquella valoracién social, ademés de normativa, la que, en el marco de tres niveles que se siguen jerarquicamente el uno al otro, pertenece al tercero y finalmente superior, aquel del nivel moral en sentido estricto. En el primer nivel, técnico en sentido lato, se evalian medios, caminos y procesos en funcién de fines o metas ar- bitrarias, si bien en cada caso presupuestas. Las obligaciones que pertenecen a este nivel, en parte instrumentales, en parte funcionales o estratégicas, significan “bueno para algo”. Enel segundo nivel, el pragmatico, los fines y las metas, que en el primer nivel no son sometidas a discusién desde un punto de vista normativo, son juzgados en funcién del interés natural en el propio bienestar; “bueno” significa aqui “bueno para alguien”. Si este alguien en cuesti6n es un individuo, se lleva acabo una evaluacién pragmético-individual; sise trata de un ‘grupo, se lleva a cabo aquella evaluacién social-pragmatica que corresponde a la ética del utilitarismo. Quien considere su principio, el bienestar maximo colectivo, como el criterio de valoracién ultimo, pierde de vista que algo puede contribuir al bienestar comin y ser, no obstante, injusto. El utilitarismo es indiferente frente a la “distribucién” del bien comin. El tercer nivel de la evaluacién, el genuinamente moral, supera la indiferencia. El bien comtin no es mas compren- dido como simplemente colectivo, sino mas bien ~haciendo las condiciones més estrictas- como distributivo. No es sufi- Justicia Una introduccién filosética 35 ciente que algo sea tinicamente “bueno para un grupo en su conjunto”; debe ser también “bueno para cada individuo” Recién con esto se alcanza una obligacién que ni se deja abrogar por otras obligaciones ni‘deja que se negocie contra ella: una obligacién incondicional o categéricamente valida, genuinamente moral. Con la justicia se somete el ambito de lo social a una idea ilimitada del bien. Por muy importantes que sean las obligaciones técnicas, funcionales e incluso las més pragmaticas, como por ejemplo la seguridad interior y exterior y el bienestar econémico, ellas pueden encontrarse al servicio del crimen organizado y de Estados manifiestamente injustos,0 sino contener privilegios legales y discriminaciones. El espectro completo de la Moral no cubre por completo a la justicia, Ya eventuales deberes del ser humano consigo mismo quedan fuera. Y en el marco de la moral social con- cierne a la justicia solo una pequefia parte, la parte debida; los asi llamados “deberes juridicos” bien “la moral juridica”. Mientras que uno esta decepcionado en el caso de vulnera- ciones de los deberes de la virtud como la compasién, la ca- ridado la generosidad, también la gratitud o la disposicién a perdonar, os casos de vulneraciones de la justicia provocan indignacién y protesta Debido al especial rango de la justicia, amenaza el peli- gro de un desplazamiento, peligro que conscientemente se puede introducir, lo que acaba en abuso: se declara como un servicio fundamental debido lo que en realidad corresponde aun servicio adicional meritorio. Sin lugar a dudas exige la Moral que uno sea generoso y caritativo en lo personal; un 36 Orr Horre orden social facultado al uso de la violencia, un Estado, es en cambio primordialmente responsable solo de la justicia. En especial, los servicios adicionales de la compasién y la caridad han de ser realizados voluntariamente, por tanto no han de ser exigidos sino pedidos. {Pero qué se deben los hombres entre si? Sin lugar a dudas, no (se deben) dejarse subyugar o explotar. De acuerdo con Ja idea fundamental de la imparcialidad y la reciprocidad, €1 objeto de la justicia es configurar la vida en comtin, de tal modo que sus ventajas y desventajas no se “distribuyan” a diferentes grupos. Partiendo del supuesto de que el balance centre ventajas y desventajas resulta positivo-en caso contrario se vive mejor solo-, debe ella beneficiar no simplemente a la sociedad en tanto un colectivo; ella también debe beneficiar a cada individuo. La medida dela justicia radica en el provecho distributivo y al mismo tiempo colectivo: para el provecho de cada individuo y de todos juntos. 3. Justicia como virtud La vida en comtin de los seres humanos tiene dos lados a los. que corresponden dos conceptos de justicia, En lo que concier- nea las instituciones y sistemas sociales, como el matrimonio y la familia, la economia y la educacién, la moral debida es denominada “justicia institucional” u “objetiva”; en el caso del derecho y el Estado también “justicia politica”, Entendida ensentido personal o subjetivo, ella significa en cambio aque- lla integridad moral que cumple las exigencias de la justicia institucional, no simplemente de vez.en cuando y por temora sanciones, sino voluntaria y continuamente, “habitualmente”” Aqui la justicia es un atributo del caracter ola personalidad, una virtud ética, la que ~por un lado-no depende de una afec- ci6n personal y -por otro lado- no va més allé de lo debido. Quien solo en razén de motivos extra-morales, por ejemplo Justicia Una introduccién filoséfica 37 por miedo a Jas sanciones, obra de modo justo, se encuentra tan solo en el nivel mas bajo, el nivel primario. Desde Kant se habla en tal caso de legalidad, y ello significa la conformidad con aquello que la justicia, o de modo general, la moral exige. ‘Nose trata entonces de una conformidad con la ley positiva, de una legalidad positiva, sino de una legalidad moral. En cl nivel mas alto y de perfeccion, aquel de la moralidad, uno obra no solo justamente, sino que lo hace también por una conviccisn determinada, a saber simplemente porque eso es Jo justo. Quien es justo en este sentido completo, tampoco tratard de aprovecharse de otros cuando fuese capaz de ha- cetlo debido a su mayor fortaleza o inteligencia. Y en tanto legislador, juez, maestro, padre o conciudadano, dirigiré su modo de obrar de acuerdo con la idea de la justicia objetiva, también en caso que el derecho positivo y la moral conven- cional dejen vacios o margenes discrecionales, o cuando su cumplimiento sea altamente improbable. Mientras que la filosofia antigua debate ambos lados, ¢ in- cluso Platon asume una correspondencia entre la justicia per- sonal y lajusticia politica, el medioevo, cristiano, musulman y judio, se interesan mucho més por la justicia personal; en este caso, en los denominados “espejos de principes”, sobre todo para gobernantes justos. El liberalismo politico de la Moder- hidad se fia, en cambio, preferentemente de la justicia de las instituciones y su divisin de poderes. La suposici6n bastante extendida, a saber, de que las sociedades modernas podrian tenunciar a la justicia personal, es, no obstante, falsa. Pues, tun cierto grado de justicia, tanto de parte de los ciudadanos, ‘como también de sus funcionarios publicos, pertenece a los requisitos de funcionamiento de la democracia juridico-estatal: funcionarios publicos, como por ejemplo los parlamentarios, requieren dela justicia personal (“integridad moral”), porque en caso de lo contrario, ellos -en contradicci6n con su jura- mento del cargo-no servirian al pueblo en su conjunto, sino 38 Orrnigo Howse solamente a los intereses de su clientela, y contribuirian asia Jo quela teoria critica de la democracia, desde Platén (Politeia, vu 555b ss.) y Aristételes (Politica, wv 4, 1290b1 ss.) hasta John Stuart Mill (Sobre Ia libertad, capitulo 4) teme, a una tirania de la mayoria. También en el caso de jueces y funcionarios de la administraci6n publica, incluso en el de los medios de comu- nicacién como encarnacién del cuarto poder, es indispensa- ble, en efecto, no una justicia perfecta, cuando si una justicia personal que se refiera a su campo de accién. Cuando a una minoria le falte, puede esto corregirse por muchos otros. Sin embargo, donde se convierta en regla, por ejemplo, donde “sisteméticamente” jueces se pongan de acuerdo con fiscales y abogados defensores en torno a un “asunto arreglado”, se pervierte la tarea correspondiente. Por otro lado, los ciudadanos de Quien se indigna solamente alli donde é1 mismo ha sido Victima de una injusticia, permanece en el nivel previo “egois- ta”, centrado en si mismo. Recién cuando alguien se indigna debido a las injusticias contra otras personas, dispone é! de Ia verdadera justicia “altruista”, centrada en los otros. Quien la practica tinicamente con amigos o integrantes del propio grupo, es empero altruista justo solo en un sentido lato. En sentido estricto lo es aquel que también se indigna frente a las injusticias hacia un completo extrafio. Y el culmen lo alcanza quien no considera una injusticia contra extrafios més leve Justicia Una introduccién filovstica 39 que una contra si y sus amigos. En tal caso, él mismo no co- meter injusticia, como tampoco cuando él deba ser victima de las injusticias de otros. El ejemplo tipico de esta postura es Socrates, tal como este aparece en el didlogo Critén de Plat6n. Su famosa maxima “es preferible padecer una injusticia que cometerla” contradice de modo provocative el ethos aristo- cratico de la Grecia antigua; pues alliel padecer una injusticia era solamente cosa de esclavos. Al mismo tiempo se relativiza enel mundo la indignacién frente a la injusticia, pues es mas importante la justicia propia, lajusticia personal, como parte irrenunciable de la integridad moral. De acuerdo con el sofista Trasimaco, en todo sentido le va al justo peor que al injusto (Plat6n, Politeia, 1343d). Esto, pues el justo carece de riqueza, poder, incluso de reconocimiento puiblico. Sécrates refuta este punto de vista decididamente. Ante la pregunta sobre cul es el beneficio que acarrea la justicia, él no responde que ella sirva solo “al otro”, sino que ella también sirve al justo mismo. Pues solo seres humanos justos viven unos con otros en confianza reciproca, y fuera de esto, tanto en autoestima como estima de quienes dependan de ellos, dado que ellos prefieren padecer que cometer una injusticia. Los hombres injustos en cambio no se encuentran simplemente en discordia con otros; en tanto esclavos de sus, pasiones contradictorias se encuentran en discordia con ellos mismos. Desprovistos de amistad, confianza en el mundo y autoestima, llevan ellos una existencia miserable; solo los justos -al contrario~ una vida realmente digna de ser vivida (Politeia, xx 575¢-576a). 4, Intermezzo: justicia de Dios De la justicia de Dios se ocupan las religiones y sus teologias. El filésofo tiene permitido conformarse con una historia intercultural. Ella proviene del Oriente, de la coleccién de 40 Orenien Horse relatos Las mil y una noches, y es reproducida por Friedrich Diirrenmatt (Monstervortrag, 1969, p. 11 ss): “el profeta Ma- homa se encuentra sentado en un lugar solitario sobre una colina. Al pie de la colina se encuentra una fuente de agua. Un jinete llega. Mientras el jinete da de beber a su caballo, se Je cae una bolsa de dinero de la silla de montar, El jinete se aleja, sin haber notado la pérdida de la bolsa de dinero. Un segundo jinete arriba, encuentra la bolsa de dinero y cabalga con ella. Un tercer jinete Hega y da agua de beber a su caballo en la fuente. El primer jinete ha notado entre tanto la pérdida de la bolsa de dinero y retorna. BI cree que el tercer jinete le hha robado el dinero, y se llega a una pelea. El primer jinete mata al tercero, vacila, y como no encuentra bolsa de dinero alguna, pone pies en polvorosa. El profeta sobre la colina esta desolado. ;Alé! -grita é1- jel mundo es injusto! jUn ladr6n se va sin castigo, y un inocente es asesinado! Al4,normalmente silencioso, responde: jnecio! ;Qué sabes tii de mi justicia? El primer jinete habia robado del padre del segundo jinete el dinero que el luego perdi6. El segundo jinete tomo para si aquello que ya le pertenecia. El tercer jinete habia violado a la esposa del primer jinete. El primer jinete, mediante el asesinato del tercero, vengé a su mujer. Luego de esto volvi6 a estar Ald en silencio. El profeta, tras haber oido la voz de Alé, alabé su justicia.” IIL, EscePTicisMo FRENTE A LA JUSTICIA Dos elementos del concepto de justicia merecen una especial tajosa para cada individuo p o obstante, ambos elementos han conducido a una contradiccién. (véase Héffe, Politische Gerechtigkeit, 1987, Parte 1): Del caracter vinculante universal dudan, fuera del relativismo ético (juridico) (véase la secci6n 1.1), también el positivismo juridico y la teoria de sistemas de la Sociologia. Y contra la relativizaci6n del bien colectivo carga el Utilitarismo. 1. Positivismo juridico En una forma moderada, el positivismo juridico no Hega a objetar algo contra la posicién de la justicia. El pretende tini- camente establecer a la ciencia del derecho como una ciencia independiente, auténoma, en particular frente a la Politica y In Filosofia; antepone desde el punto de vista conceptual el derecho positivo frente al derecho moralmente obligatorio. Critico de 1a justicia recién lo es aquel positivismo juridico que desea determinar al derecho positivo en su conjunto e a 106 Orrieo Horr gerenciales, no menos que los capos del crimen organizado. Yenel caso dela criminalidad cotidiana uno no debe olvidar allas victimas. A fin de que ellas no se conviertan en el medio de un abuso colectivo de la clemencia, deberfa la auto-censura de la justicia penal originarse de la victima misma o, de ser el ‘caso que la victima haya muerto, de sus allegados. Ellos son aquellos que habrian de perdonar al culpable correspondiente, y No los que no han sido afectados en absoluto. XI Jusnicta socrat Muchos consideran que la justicia social representa la pauta propia de la democracia para el accionar politico. A pesar de que la filosofia conozca desde Aristételes “mas justicias”, aparece en ella la expresién de la justicia social bastante tar- de, y fuera de ello tan de pasada, que su primera aparicién apenas puede ser fijada. Después de algunos precursores en Italia, luego-en Francia y Alemania, esta es finalmente asumida por la ética social cristiana: en un principio por las. enciclicas sociales pontificias (Quadragesimo anno de Pio 1x), luego por el tedlogo reformista Emil Brunner (Gerechtigkeit, 1943). El primer gran trabajo filos6fico proviene del econo- mista Friedrich v. Hayek. Bajo el elocuente titulo El espejis- ‘mo de la justicia socia!® (The Mirage of Social Justice, 1976) se posiciona en contra de un desbordante Estado de bienestar social y a favor de un Estado minimo o Estado “vigilante- nocturno”. an solo que . Entendido en sentido especifico, la justicia social se ocupa de dificultades que, bien emergieron recién en los siglos xvut y x1x, se recrudecieron, 0 26 Fetes l titulo con elque se tradujo al espafol (Haver, Fv, Derece,legislacn. _yiberad: wa mueesformulatbn dels principio Hberles del justia de a ecomomta poltca, tes tomos, Madrid: Unién Editorial, 1978-1982) el segundo volumen de a obra de Haver Lao. Legislation and Liberty. A New Statement ofthe Liberal Principles of justice and Political Economy, al que Howre refire.(N. del T) 107 108 Orman Hore de las cuales se tomé conciencia de modo claro por primera vez. Agrupadas bajo el nombre de la cuestién social, se refiere a aquellas dificultades como el desempleo, el desamparo en caso de enfermedad y vejez, educacién o formacién deficiente, incluso el hambre y la miseria, por las cuales se ve afectada sobre todo la clase obrera en las ciudades en crecimiento, como también, empero, una considerable parte de la pobla- cién nacional. Quien desee responder a dificultades de este tipo, no solo en aras de la paz social o por amor cristiano al pr6jimo, sino en nombre de la justicia, debe legitimar para los afectados las obligaciones que les son debidas. 1. Justicia conmutativa En favor del cambio de paradigma habla la circunstancia de que aquello a ser repartido no cae del cielo como el mand. Antes de que uno pueda repartir una torta, se debe hornear la torta; para poder hornearla, se requieren tanto los ingre- dientes como la energia, ambas cosas debe conseguir uno por s{ mismo. Quien prosiga con este proceso hasta su verdadero comienzo, da en efecto con el primer fundamento de toda Justicia Una introduccién filoséfica 109 elaboracién, con aquel material a disposicién de los hombres a partir del cual son obtenidos los ingredientes y la energia. La cuestién social, no obstante, no concierne a este primer comienzo, sino a desartollos posteriores, para los cuales los fendmenos de intercambio son mas importantes. De igual modo, seffala que la instancia que uno hace res- ponsable de la justicia social, el Estado, solo esté en capaci- dad de llevar a cabo prestaciones en realidad secundarias y subsidiarias; habla en contra de la reparticién como modelo primario. Si él protege bienes juridicos elementales por medio de leyes penales, ordena la vida social y comercial mediante preceptos formales o (co-)financia por medio de impuestos, instituciones educativas, fondos sociales 0 sectores econ6- micos incapaces de sobrevivir por si mismos; ~ todas estas ptestaciones suponen a su vez prestaciones de parte de los ciudadanos. Pues bien, especialmente en una democracia, los ciudadanos no se encuentran subordinados los unos a os otros, sino en un mismo nivel. Mientras que toda reparti- cién, en raz6n de su caracter asimétrico, aracter_ Que el intercambio sea enteramente apropiado para la jus- tificacién de la justicia social o de su correspondiente estado de bienestar social (Sozialstaatlichkeit) se puede mostrar de la mano de una tarea social clésica, la responsabilidad por las generaciones mayores. Aqui existen tres formas basicas de intercambio. En el caso de Ja mas simple, la forma positiva y sincr6nica, las personas mayores y las jSvenes intercambian, las capacidades, experiencias, como también relaciones, que correspondena su edad. El segundo intercambio, diacrénico y negativo, se refiere a renuncias a la violencia desfasadas [en el tiempo, N. del T.]. Los hijos, con el fin de poder desarrollarse; Jos padres que se han vuelto achacosos, a fin de poder envejecer ua OnrRito Horr dignamente, tienen ambos interés en que sus debilidades no sean explotadas. Dado que el ser humano es traido al mundo no solo indefenso, sino también en extremo desamparado y tras algiin tiempo de independencia relativa abandonaré nuevamente el mundo igualmente desamparado, existe en tercer lugar, un intercambio diacrénico positivo: las ayudas que uno recibié al inicio de su vida serén luego “reparadas” por medio de ayuda frente a las personas mayores. Desde el punto de vista del desarrollo hist6rico, se lleva a cabo el intercambio correspondiente, en primer lugar, al interior de Ja familia y la familia extendida, del clan. Este corresponde a una forma de contrato entre padres e hijos, celebrado en tomo a una ayuda desfasada [en el tiempo, N. del T.] y, sin embargo, reciproca. 2. Justicia compensatoria ‘Otras razones en favor de la justicia social se desprenden del complemento necesario de la justicia conmutativa (Tauschge- rechligkeit), la justicia compensatoria (correctiva). Un primer argumento recuerda la necesidad de amparo de los recién nacidos, los que son traidosal mundo sin mediar su voluntad, Y que se encuentran en una situacién de necesidad causada por otros, de la que deben ser sacados por las personas res- ponsables, los padres. En parte porque las relaciones sociales se han vuelto mas, complejas, en parte porque el intercambio desfasado que ase- gura la moral familiar ha perdido fuerza, el “contrato fami- liar” se ha extendido hace bastante tiempo ya en un “contrato intergeneracional” supra-familiar. En favor de esta extensién se expresa nuevamente la justicia compensatoria. Esto, pues Jas comunidades, instituciones de segundo orden, han quitado poder a las instituciones primarias, la familia (extendida) o el linaje (el clan), asi como también a comunidades solidarias Justicia Una introduccién filoséfica m secundarias como los gremios y comunas, en su derecho y peso intrinsecos, asf como a su provisién financiera. Para ello, la comunidad debe brindar una compensaci6n en la forma de una garantia de indemnizacién, en la que se recogen todas aquellas tareas que las instituciones desprovistas de poder no pueden, bien en absoluto, o tan solo de modo insuficiente, cumplir. Ademés, se exige al menos una -a menudo tutelada— ayuda en el modo de “ayuda para ayudarse a si mismo”; en parte indirecta, en el camino de las seguridades sociales; en parte directa, por ejemplo, a través de una politica econémica y social que se preocupe del bienestar universal, oa través de una politica educativa que ofrezca a todos no Jas mismas opor- tunidadesde educacién y formacion, sino que estas sean brin- ales. d. Tampoco reclama ella negar las. diferencias en los dones naturales, como tampoco aquellas en Ia “entrega laboral”. Otras tareas de indemnizacién resultan de la injusticia del pasado: de la esclavitud, servidumbre y sumisiGn hereditaria, del colonialismo, imperialismo y de un trato desigual a la mujer por cientos de aftos. Ademés, existen desarrollos de la civilizacién, tales como la industrializacién, la urbanizacién y la especializacién del trabajo, que producen una serie de riesgos y oportunidades que, en términos colectivos tienen un saldo positivo, aunque perjudican a algunos grupos, por lo que estos merecen una compensacién. Su magnitud depende del grado en que los otros han sido beneficiados, en una aproximacién: del estado del presupuesto puiblico. Recortes debidos a escasez no son por esto eo ipso injustos. Por lo demés, hace falta un sentido de la proporcién. En tomo a las dificultades actuales no debe olvidarse que las del siglo xx eran muchisimo mas duras. 2 Orrmiep Horre Siguiendo esta Iinea de argumentacién se desprende un gran némero de las tareas del Estado social que Forsthoff (Verwaltung, 1938) resume en el concepto de “estado de servicio pablico” como un deber de compensacién y de la responsa- bilidad de acogida. Sea que el Estado social aparezca en su superficie como una comunidad solidaria o una comunidad de justicia distributiva - este se legitima en su niicleo, en su lado normativo a partir de la justicia conmutativa y la justicia ‘compensatoria, y en su lado descriptivo a partir de relaciones sociales modificadas. Segtin su constituci6n, Alemania es un Estado “social” (Grundgesetz Art. 20,1 y 28, 1). Esta declara- cién lapidaria es determinada bien mediante cuatro tareas: (2) la garantia de un minimo vital, (2) la produccién de mas igualdad (regularmente se refiere al aspecto financiero), (3) la garantfa de mayor seguridad y (4) el incremento del bien- estar y la extensién de la participacién en este. Mientras que las tareas (1) y (3) se siguen de modo relativamente sencillo a partir de la argumentacién esbozada, esto se ve més dificil enel caso de las tareas (2) y (4). 3. Justicia entre las generaciones Incluso en el caso de la “nueva cuesti6n social”, la proteccién del entorno natural, el pensamiento sobre el intercambio no es efectivo. La naturaleza natural es, en efecto, un punto de partida que no debe ser intercambiado, sino repartido. La mayor parte de los procesos sociales y civilizatorios consisten empero en transformaciones de la naturaleza, en los cuales se depende de la justicia conmutativa y justicia compensa- toria. Dado que, por ejemplo, la forma en la que el entorno natural seré dejado para las préximas generaciones influye en la determinacién de sus oportunidades y riesgos vitales, un contrato intergeneracional es solamente justo en el caso en el que no se herede a las préximas generaciones hipoteca Just Una introduccién filoséfica 3 alguna, para las cuales no se hayan heredado juntamente ava- les 0 garantias suficientemente altas. Segtin este criterio, por ejemplo, la explotacién de fuentes de energia no renovables es justa tinicamente bajo la condicién de que la explotacién no se realice mas rapido que el descubrimiento de nuevas fuentes. Dado que la naturaleza natural constituye un punto de partida basico, parece ser intuitivamente plausible que esta sea vista como una propiedad comiin de la Humanidad que pertenece en igual medida a todas las generaciones. Ella se comporta como un capital de cuyos intereses tiene permitido vivir cada generaci6n, sin echar mano al capital mismo. Ya sea un individuo, un grupo o una generaci6n — quien toma para sf algo de esta propiedad comin, est obligado a dar a cambio algo de igual valor. Y asi como los padres prefieren dejar a sus hijos una herencia mayor, del mismo modo una generacién generosa lega como saldo a la siguiente genera- cién, de acuerdo con sus posibilidades, una tierra més rica. El deber en conjunto no se extiende meramente al entorno natural, sino también al cultural, social y técnico. Esto concierne alogros de la cultura, incluidos la lengua, la literatura, las bellas artes, la mdsica y la arquitectura, ademds de la infraestructura civilizadora como, por ejemplo, vias de comunicacién, canali- zacién, los organismos educativos y de salud, seguidos de la cualidad arquitecténica de las ciudades y el valor recreativo del paisaje, inclusive el conocimiento cientifico, médico y téenico, instituciones jurdicas y sociales, no menos que la acumulacién de capital y el desarrollo demografico. En todas estas reas, cada generacién debe procurar un ahorto tridimensional, y no simplemente econémico: una “reserva conservativa”: la preservacién de instituciones y recursos, una “acumulacién de inversiones” (de capital, infraestructura, tecnologias emergen- tes...) un “ahorro preventivo”: el impedimento de guerras, catistrofes ecolégicas, colapsos econémicos 0 sociales. 14 Orman Hore Que en realidad se dé lo contrario, y al interior del pro ducto bruto interno, las tareas actuales: las cargas sociales, los costos por el sistema de salud, el sistema de pensiones y la amortizacién de las deudas estatales se hayan elevado; y Jas tareas a futuro: las inversiones en el sistema educativo, y otras 4reas de la infraestructura social y material~ se hayan reducido. Este desplazamiento de una cuota de inversiones hacia una cuota de consumo en sentido amplio significa una injusticia frente a las generaciones futuras. La creciente dis- paridad cada vez més grande, sobre todo en Alemania, entre ingresos y patrimonio de las personas mayores y una decre- ciente inversién en la educacién ponen en peligro no solo el futuro; ello lesiona también a la justicia intergeneracional. El presente vive a costas del futuro. También forman parte de la justicia entre generaciones disposiciones referidas a los padres j6venes. Ellos, sobre todo las mujeres, necesitan regulaciones de la jornada laboral flexi- bles, ocupacién a medio tiempo y mejores ayudas familiares, ademés de jardines de infancia y guarderias. Finalmente, los jovenes deben ser incluidos a tiempo en responsabilidades econémicas, sociales y politicas, en lugar de estar abandona- dos a una creciente gerontocracia: la acumulacién constante de puestos puiblicos y empleos por personas mayores (véase el apartado xi. 5) 4, Justicia y solidaridad e una \ia entre la justicia no debida y Una introduce flossfca 5 un individuo a la comunidad, en la mayorfa de los casos a la familia, asi como al revés- esta ayuda a aquel. Hacia finales del siglo xv se extiende el concepto estricto de culpa a las relaciones no juridicas; el nicleo conceptual, sin embargo, es No obstante,no en toda as emergencla es reque- rida la solidaridad. Por un lado, quien es responsable de una situaci6n de emergencia para otra persona, debe ayudar por razones de justicia; por otro lado, en el caso de una situacién de emergencia de la que la persona misma es completamente culpable, la ayuda es un mandato del amor al préjimo. La so- lidaridad es en cambio requerida alli donde la alternativa cul- pabilidad propia o de otros noes adecuada y,en cierta manera, la suerte esta echada. Segtin su forma se pueden distinguir tres tipos de solidaridad: (1) la “solidaridad cooperativa” segdn el ejemplo de la seguridad social procura superar de manera comunal riesgos individuales alli donde solo el tipo de riesgo, por ejemplo, enfermedad, accidente o desempleo, es previsible; pero no toma en consideracién a quién, cuando o cuan fuerte afecten estos riesgos. (2) la “solidaridad antagénica” persigue intereses colectivos frente a colectivos en competencia; por ejemplo, ella defiende contra enemigos. (3) La “solidaridad 6 (Oneun Horre contingente” sirve para la superacién de golpes del destino imprevisibles,, pero colectivos, como las catstrofes naturales. En tanto ayuda de modo reciproco, la solidaridad significa una hermandad, la que no se guia por la asimetria de que los hermanos mayores. S \damen- 5. gJusticia hacia los animales? La proteccién de los animales tiene una larga tradicién. Bajo el supuesto de que la justicia juega un papel tan solo entre seres del mismo rango, se coloca Ja proteccién de los animales normalmente al margen de la justicia; por ejemplo, junto con Ja compasién que merecen todos los seres capaces de sentir © experimentar dolor. Sin embargo, al menos en el caso de la domesticacién se da una reciprocidad en raz6n de la cual se puede hablar de justicia Dentro de los limites que las especies biolégicas y los fines humanos establecen, surge en el transcurso dela domesticacién una cooperacién en la cual uno se acostumbra reciprocamen- te al otro y que produce asimismo beneficios mutuos. Pues, por un lado, se convierte el animal en el sentido literal en un doméstico, es decir, en un servidor, el que es incorporado en el domus, el espacio vital de los seres humanos. Por otro lado, el ser humano se adapta a las necesidades del animal, por ejemplo, afiade a su casa establo y corral. Justicia Una introducci6n filoséfica u7 No sin razén supone Aristételes que a Jos animales do- mesticados les va mejor que a los silvestres (Politica, 1 5, 1254b10-13). Animales domesticados son librados en efecto de la lucha por la supervivencia, ademas de que se procure su bienestar: un buen pastor protege a las ovejas del lobo, busca buenos pastizales y se preocupa por las ovejas madres y sus recién nacidos. En tal sentido, practica él de hecho la justicia, dado que él alivia la vida del animal por el provecho que recibe de este. Segtin la conocida doctrina de Aristételes (Etica a Nicémaco, vit 2), se puede hablar en este caso de una amistad por el provecho reciproco. En el caso de mascotas, se llega incluso a un carifio reciproco, que se puede clasificar bajo el tipo de amistad que tiene como fin lo agradable. En ambas relaciones es esquivada aquella alternativa -predomi- nante desde el derecho romano- entre “persona u objeto”. En el caso de la amistad por la utilidad se trata al animal como un socio de negocios, casi como un compafiero, y en el caso del carifio recfproco Ja relacién excede con mucho el ambito de los negocios. De acuerdo con el principio de la compasién, todos los animales capaces de sufrir y sentir merecen la misma ayuda; no tienen sin embargo derecho a ella. Segiin la idea de la jus- ticia, existen diversos niveles de responsabilidad y, al menos en parte, también un derecho: dado que el ser humano, en. el transcurso de la domesticacién, ha hecho a los animales dependientes de él, asume él una mayor responsabilidad por ellos que por los animales silvestres. Y al interior de la domesticaci6n tiene él mayor responsabilidad por los anima- les en su propio espacio vital que por los que se encuentran fuera de este. Una cierta obligacién a la justicia existe empero también frentea animales salvajes. Pues una civilizacién que disminuye en cada momento disminuye més su espacio vital necesario, debe por ello una compensacién, por ejemplo, en la forma de reservas animales generosamente dimensionadas. 18 Orenep Horse La més reciente industrializacién de la crianza de ganado ha transformado fundamentalmente la relacién con los ani- males. Ciertamente no ha renunciado completamente a la cooperacién, pero ha desmejorado el balance entre ventajas y desventajas para los animales. En este caso es necesario un movimiento en la direccién contraria. No solo por el interés Propio del ser humano, por ejemplo, para recibir carne sana y Sabrosa, sino también por razones de justicia, es obligatoria una crianza de animales que contemple su bienestar (artge- rechte Tierhaltung), XIL. JUSTICIA EN PLURALISMO: TOLERANCIA La mayoria de las sociedades de hoy en dia se caracterizan por una multiplicidad de yuxtaposiciones y contraposiciones, por un pluralismo polifacético, no solo politico, sino también social, religioso y cultural, no menos que por un pluralismo de las concepciones valorativas que los dirigen. Esta variedad no es meramente un hecho, ella tiene también tiene un cierto valor. Sin caer en un relativismo que ve en toda forma de vi- da las mismas posibilidades de lograr una auto-realizacion humana, no se debe desconocer que el pluralismo permite el florecimiento de una riqueza mayor de posibilidades humanas que aquella que podrian lograr para sf individuos 0 grupos homogéneos. De todos modos, ninguna institucién dotada de una facultad coercitiva tiene derecho de fijar determinadas formas de vida para sus miembros, al fin y al cabo personas, auto-responsables y ciudadanos mayores de edad. En tanto que el pluralismo brinde a los diversos seres humanos la libertad para la eleccién de su propia forma de vida, y esta libertad sea conferida a todos, estar este a favor de la justi- cia. Sin tener un valor en si mismo o ser un fin en si mismo, el pluralismo se legitima a partir del principio directriz de la justicia politica, el del derecho igual a la libertad. Quien reconoce libremente al pluralismo, pose tolerancia. Su nivel basic, una tolerancia mas pasiva, consiste en dejar valer y dejar hacer a la idiosincrasia ajena. Dado que los seres humanos se distinguen en sus necesidades, intereses y talen- tos, fuera de que nadie es inmune a confusiones, prejuicios ug

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