Contestó el olvido: ¡Al último y mítico rincón!; renunció asolapada y con gallarda inspiración, creyendo que lo hacía con valentía y firmeza.
¿A dónde se ha ido? - preguntó la esperanza.
Contestó el destino: ¡A un lugar profundo y vacío!; declinó ante el sueño, frenético y hastío, dudando de su pródiga y valiente templanza.
¿A dónde se ha ido? - preguntó la libertad.
Contestó la soledad: ¡Al discreto y singular desierto!; quiso descubrir la verdad, auspiciada con acierto, asegurando con prudencia, su prolífera heredad.
Una voz exclamó: ¿Y quién se ha ido?
Contestaron al unísono: "La vida misma, que va y vuelve".