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El siglo XIX es considerado el siglo de las revoluciones, y es aquel que termine con la imposición de
un nuevo régimen por la mayor parte de Europa, el liberalismo, el cual se basa en las ideas de la
Ilustración, pero más modernizadas y desarrolladas por los aprendizajes de la Revolución Francesa.
En la otra mano sin embargo el siglo XIX también es el siglo de los nacionalismos, pues el mapa
corresponde a una Europa que se ve destinada a enfrentar importantes cambios dado que las
ideologías nacionalistas van a realizar la proposición de que cada pueblo o nación sean poseedores
de su propio Estado. Esto en algunos casos, como Italia o Alemania, que se acabe con la división de
los territorios que tenían varios estados enfrentados, para poder conseguir la unidad nacional.
En otros casos, el nacionalismo va a consistir en la lucha de algunos pueblos por separarse de los
imperios que los tenían sometidos y crear sus propios estados independientes.
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La Santa Alianza (1815) fue un pacto de contenido religioso promovido por Alejandro I y se firmó el
16/09 del año mencionado. Su objetivo principal se presumía como la represión de los movimientos
liberales y nacionalistas europeos. Pretendía mantener el orden que el absolutismo dejó en Europa
luego de la derrota de Napoleón.
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LIBERALISMO:
Fue la respuesta de los burgueses europeos en desacuerdo con los sistemas establecidos por el
Congreso de Viena, fue la encarnación de la oposición a al conservadurismo del Antiguo Régimen y
fue influenciada por tres corrientes ideológicas: liberalismo, nacionalismo y romanticismo.
Liberalismo económico: Este surgió a finales del siglo XVIII en Inglaterra, y defendía la
propiedad privada y la libertad económica de los ciudadanos. Fue el momento de
reivindicación de los burgueses.
Liberalismo político: Fue difundido a partir del término del siglo XVIII causado por las
revoluciones americana y francesa, y pretendía buscar el acceso al poder de la burguesía
europea.
El liberalismo, sea cual sea su tipo tenía una justificación común, que los mismos ciudadanos
liberales y burguesía le otorgaron a su causa, la cual fue la creencia en la idea de un parlamento que
representa al pueblo y que de manera legítima le sede el poder de decisión al ciudadano, no al Rey. Y
así denominarse una nación con soberanía nacional.
Hasta las revoluciones de 1830 el liberalismo político une los intereses burgueses, campesinos,
intelectuales y obreros, haciendo frente común y presentándose como una ideología política que
lucha contra el absolutismo de la Restauración. Sin embargo, a partir de las revoluciones de 1830 se
manifiestan las contradicciones internas del liberalismo, al revelarse como una ideología que
privilegia a un único grupo social: la burguesía.
Las ideologías liberales son las que han inspirado nuestros actuales sistemas democráticos en cuanto
a la organización y funcionamiento que el Estado tiene, sin embargo, algunos de sus principios o
maneras de actuar o pensar han sido suavizadas o perdidas con el tiempo y reemplazadas por otras
acordes a la época.