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UNIVERSIDAD DEL ATLANTICO - FACULTAD DE BELLAS ARTES - PROGRAMA DE ARTE DRAMATICO

ASIGNATURA: HISTORIA DEL TEATRO I – TEMA: Orígenes del Teatro - SEMESTRE I _02-2022-
(Lect. 02)-(Eval.) 02

INTRODUCCIÓN: TEATRO PRIMITIVO

1- Orígenes del Teatro. yo

El teatro es vida viva. Si cautiva, desconcierta o consuela al espectador, si lo alegra, lo confunde o


lo ilustra, ello se debe precisamente a su resonancia vital.

El misterio del teatro reside en una aparente contradicción. Es un acto creador que se agota al
término de su proceso, una vela que se consume. Un cuadro o una estatua están listos y
completos desde el momento de su terminación. Una representación teatral, por el contrario,
transcurre, se convierte en acontecimiento y desaparece.

El teatro no es un museo. En cada momento, en todos los escenarios del mundo, se presentan al
hombre moderno obras, formas de escenificación y modos de representar que proceden de la
herencia milenaria del teatro. Se acomodan al gusto del presente, se transforman, se desmontan
y se someten a un nuevo montaje. Sus autores configuran la materia tradicional desde una
perspectiva moderna, descomponen las obras, las dotan de efectos agresivos y hacen teatro
improvisado y total. Si éste es bueno, somete al espectador a su hechizo, provoca la contradicción,
se convierte en tema de conversación, invita a la reflexión.

No hay ninguna forma teatral tan nueva que no pueda ser encuadrada en algún momento del
pasado. A menudo Ha sido ya planteada anteriormente. El teatro es vida viva y desde siempre ha
padecido los achaques propios de la vida. Un teatro que excita los ánimos es una membrana, un
organismo sensible, febril, viviente. Y así debe ser.

2-El teatro de los pueblos primitivos: necesidades vitales, creencias religiosas y fuerzas naturales
yo

En nuestros días es posible reconocer el teatro primitivo en tres estratos: en los pueblos
relativamente aislados que viven en un estado primitivo y que en sus representaciones mímico-
mágicas se aproximan a una hipotética condición originaria de la humanidad; en las pinturas
prehistóricas de las cavernas y en los grabados sobre madera y hueso; y por último, en la
innumerable multitud de costumbres populares y de danzas mímicas conservadas en todas las
regiones de la tierra.

El teatro de los pueblos primitivos conserva su arraigo en los impulsos vitales originarios del que
brotan las misteriosas fuerzas de la magia, del conjuro, de la transmutación: de los ensalmos
vinculados con la caza de los nómadas del Paleolítico; de las danzas de la cosecha y de la
fertilidad de los primeros sembradores y agricultores; de los ritos de iniciación, del totemismo, del
chamanismo; del culto de los dioses.

La forma y el contenido de la expresión teatral están condicionados por las necesidades vitales y
las creencias religiosas. De ellas se derivan las fuerzas elementales que convierten al hombre en
médium, que lo capacitan para elevarse por encima de sí mismo y de sus compañeros de tribu.
Las fuentes prehistóricas, populares y folklóricas, así como los datos de la historia de las religiones
brindan un material abundantísimo: danzas culturales y festejos del más diverso cuño, que llevan
en sí el germen del teatro al igual que las fiestas de Dionisio de la antigua Atenas (Grecia).

Por lo que respecta a la historia del teatro, la contemplación retrospectiva de las formas
prehistóricas ofrece la existencia de paralelos sinópticos que permiten reconocer en el fenómeno
teatro la evolución misma de la humanidad. No hay ninguna forma artística que pueda reclamar
este derecho con mayor fundamento. No hay ninguna forma artística a la que se le dispute este
derecho con mayor ligereza.

En principio fue la epifanía de Dios. El empeño del hombre por asegurarse su favor y su ayuda. Los
ritos de la fertilidad, con los que los indios cherokees acompañan aún hoy la siembra y la cosecha
del trigo, encuentran su correspondencia en los festejos musicales y pantomímicos de los
japoneses en honor del arroz; pueden relacionarse igualmente con la antigua festividad de la
espiga de oro que las mujeres griegas celebraban todos los años en Eleusis.

El teatro primitivo se sirve de los medios extracorporales propios del arte más desarrollado.
Máscaras y vestuario, accesorios, decoración y orquesta fueron utilizados, si bien en una forma
lógicamente mucho más sencilla. Los cazadores del período glaciar, que se reunían en la gruta de
Montespan en torno a una estatua de arcilla cubierta con una piel de oso, se disfrazaban de osos
ellos mismos y en un ritual mágico-mímico daban muerte al modelo con la esperanza mágica del
éxito, en la caza.

3- Chamanismo y expresión dramática: trance, caza, máscaras y danzas

Las danzas relacionadas con la caza de los tiempos primitivos sobrevivieron asimismo en la Europa
central con una significación siempre renovada y un revestimiento mitológico. En estrecha
conexión con la magia de la caza, con la anticipación espiritual o el ritual subsiguiente en expiación
por la muerte de la fiera se encuentran las prácticas extáticas del Chamanismo. La meditación, los
tósigos embriagadores, la danza, las canciones, el ruido ensordecedor: medios todos que provocan
el trance en el que el chamán conversa con los dioses y los demonios. Gracias a su contacto
visionario con el más allá adquiere sus poderes de hechicero: sanar enfermedades, provocar la
lluvia, aniquilar al enemigo, despertar el amor. Estas raíces del chamanismo - y de su encarnación
en el Chamán - concebido como una técnica psicológica particular del cazador primitivo se
remontan, entre el 15.000 y el 800 a.n.e., y con ello a los ejemplos de pantomima mágica de la
caza hallados en las pinturas murales de las cavernas prehistóricas.

El panteón de los espíritus de las culturas cazadoras, pensado y representado zoomórficamente,


sobrevive en la máscara, en la máscara del espíritu auxiliador en figura animal, en el totemismo,
en las máscaras animales y demoníacas de los pueblos del norte y del centro de Asia, de las tribus
indonesias, polinesias, de los lapones y de los indios de Norteamérica. El portador de la máscara
pierde su identidad. Está atrapado —literalmente poseído— por el espíritu de aquellos a quienes
encarna. En esta transfiguración participan los espectadores. Los aromas embriagadores y los
ritmos estimulantes subrayan el efecto del teatro primitivo. Un terreno apisonado es el escenario
del teatro primitivo. Un poste totémico plantado en medio de él, un puñado de lanzas clavadas en
el suelo, una fiera muerta, un montón de trigo, de maíz o de arroz, un haz de cañas de azúcar: he
ahí todos sus accesorios.
De esta manera bailaron los israelitas en torno al becerro de oro; así sacrificaban, representaban y
danzaban, invocando a su Dios, los primitivos habitantes de Méjico; de esta misma manera se hace
presente el espíritu de los antepasados: así perviven en el folklore reliquias del teatro primitivo.
Por último, éste fue también el inicio del teatro occidental en las danzas del santuario de Dionisio
al pie de la Acrópolis.

4- Chamanismo, convocatorias colectivas: las festividades místico-mágicas y lo burlesco

En muchos pueblos primitivos, los ritos de iniciación se despliegan como una cadena de
festividades místico- mágicas: los usos con los que los jóvenes llegados a la mayoría de edad
entran en el círculo de los adultos. Actores enmascarados encarnan los antepasados de la tribu en
una representación pantomímica. Con la primera participación en el ceremonial, los iniciados
aprenden la significación de las máscaras y de los vestidos, de los textos rituales y de los
instrumentos musicales. Toman conciencia de que la negligencia incluso del más mínimo detalle
puede ser causa de inmensas desgracias para toda la tribu. Los ancianos de la tribu observan
críticamente la primera danza de los jóvenes iniciados. Quien comete una falta, es castigado….

Puesto que el teatro, en todo tiempo y en todo lugar, incluye la severidad cultural , también se
encuentran siempre en sus formas primitivas los elementos burlescos. Las danzas y la pantomima,
cuyo objeto comúnmente, son las fiestas, incluyen a priori el germen de lo grotesco. Apenas se
aflojan los lazos culturales, el arte de la imitación desemboca en la carcajada. Ocasión y materia
para ello la brindaba la vida cotidiana. Cuando el protagonista del Drama del buscador de miel en
las Filipinas, un ejemplo, tropieza con toda suerte de pequeñas contrariedades, cosecha risas tan
persistentes como el actor de una pantomima occidental. Con el vestuario se amplía el radio de
acción para la improvisación: un precedente lejano, aunque tal vez no tan lejano, de la commedia
dell’arte.

5- Del conjuro chamánico al teatro: los 2 componentes básicos. Oriente y Occidente. ambas

El que este conjuro se convierta en teatro presupone dos cosas: en primer lugar, la trasmutación
del Chamán en un ser que está por encima de las leyes de lo cotidiano, que se convierte en
médium para un conocimiento de orden superior; y en segundo lugar, la presencia del espectador,
que está preparado para recibir el mensaje de este conocimiento superior. Los enigmáticos
misterios de Eleusis (Grecia, 1.500 años a.n.e.) son la expresión de una fase altamente
desarrollada que, a pesar de sus comienzos teatrales, no desembocó en el teatro. Les falta, lo
mismo que a los ritos secretos de iniciación a la virilidad, el segundo componente del teatro: el
espectador. El drama antiguo se originó en el amplio círculo del teatro de Dionisio en Atenas
(Grecia), ante los ojos de los ciudadanos congregados, no en la semioscuridad del santuario de
Deméter en Eleusis y mucho menos en Oriente.

La tradición teatral en Oriente no surge de la idea de “imitación verosímil de la realidad” propia


del arte y la cultura occidental. Hace hincapié en la danza, en la expresión, en la agilidad corporal y
en las habilidades vocales, como elementos que poseen un significado en sí mismos. El teatro
oriental, como otros aspectos de la cultura oriental, fue conocido en occidente a finales del S. XIX,
ejerció y aun ejerce mucha influencia sobre las ideas de interpretación, composición de guiones y
puesta en escena de directores teatrales occidentales.
En cambio, para el desarrollo y la armonía del drama y del teatro se requieren facultades
creadoras que favorezcan su crecimiento; son necesarias una autoafirmación urbana del
individuo y una superestructura metafísica. Donde estos presupuestos coinciden se llega al
apogeo clásico del teatro. El otro aspecto de esta evolución, considerada desde la perspectiva del
teatro primitivo, es la pérdida paulatina del vigor original a medida que se alcanzaban las etapas
superiores del conocimiento.

Resulta fascinante comprobar cómo, cuándo y bajo qué auspicios se llevó a cabo esta evolución en
las distintas regiones de la tierra. La coincidencia en la culminación del proceso es evidente. Hoy
por hoy está prácticamente terminado en todas partes. Los resultados son sin embargo
contradictorios. En las escasas reservas de pueblos primitivos en los que aún está pendiente este
proceso, la civilización moderna provoca saltos convulsivos en vez de una evolución homogénea.
BIBLIOGRAFIA:

BERTHOLD, Margot. Historia social del teatro. Vol. 1. Ediciones Guadarrama Colección Universitaria de Bolsillo Punto
Omega. 1974. Págs. 5 a 15. Adaptación: Esp. Constantino Gutierrez Gallardo.

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