Interculturalidad: Practica social y soplo del espíritu
Desde cualquier trinchera en el cual nos ubiquemos, la interculturalidad es el proyecto de
convivencia más útil para nuestros días, para la experiencia de vida consagrada siempre ha sido una invitación necesaria, sea para la propia convivencia comunitaria o bien para vivir los procesos de inculturación en los lugares donde nos encontremos. La experiencia compartida por el equipo Semilla ha sido enriquecedora, partiendo desde la experiencia y el reconocimiento identitario personal. Reconociendo también las faltas graves cometidas a lo largo de la historia de “evangelización” y dejando abierta la invitación a mirar desde otros sentidos, renombrando los procesos de interculturalidad, valorando la riqueza de lo diverso y teniendo presente que el acercamiento a cualquier cultura comporta más allá de lo que vemos, por ello nos exige apertura, respeto y una interpretación de las cosmovisiones que nos lleve a una ecología de saberes, es decir hacer posible el encuentro, el dialogo y prácticas que sustenten la vida que soñamos. El primer paso es romper con los esquemas de nuestro entendimiento y dar paso al soplo del Espíritu, el mismo que impulsó a las primeras comunidades cristianas, entonces la evangelización ya no será sinónimo civilizatorio sino de una fe que se comparte.