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Los tres viajes misioneros de Pablo

En el principio Pablo era un hombre judío muy refinado y culto llamado Saulo,
quien perseguía a todos los que predicaban la palabra de Jesucristo hasta
ejecutarlos, sin embargo, él fue llamado por Dios nuestro señor para servirle y de
ser perseguidor de cristianos se convirtió en uno de ellos, el cual sería acosado
hasta el final de sus días en la tierra.

Este milagro de conversión a la fe en Jesucristo ocurrió en un lugar llamado


Damasco, donde Saulo se arrepintió de corazón y se cambió el nombre a Pablo,
iniciando su trabajo espiritual, sin embargo, algunos no le creían debido a su
pasado violento, pero un hombre de fe llamado Bernabé le dio un voto de
confianza y fue allí donde empezaron los viajes misioneros de Pablo.

El primero de los viajes misioneros de Pablo

Estando en Siria los dos hombres de Dios Pablo y Bernabé predicaban de la


ciudad Antioquia a un grupo de incrédulos judíos que rechazaban rotundamente
escuchar la palabra y de reconocer a Jesucristo como el único salvador, por lo que
estos misioneros deciden predicarles a otros hombres llamados los gentiles.

Los judíos que no aprobaban la fe en Jesucristo persiguieron a Pablo y lo


intentaron matar, sin embargo, Dios lo protegió y sano sus heridas para que este
continuara con su predicación sobre las enseñanzas de su hijo aquí en la tierra, ya
que el camino a la salvación era seguir los pasos de Jesús ya seas judío o gentil.

El segundo viaje misionero de Pablo

El segundo viaje de Pablo se dirige a Asia menor en compañía de un hombre


llamado Silas, ya que Bernabé decide tomar otro rumbo y se va a Chipre, por lo
que en este viaje se dividen en dos grupos de misioneros que intentan expandir la
palabra de Dios por el mundo.

Al llegar a Grecia Pablo y Silas fueron encarcelados pero la gracia de Dios los
liberó utilizando la fuerza de un terremoto que abrió las paredes de la celda ante
los ojos de muchos que creyeron en la palabra de Jesucristo sin dudarlo, debido a
que existe un ser supremo que cuida de sus hijos y escucha sus plegarias.

La construcción de iglesias donde adorar a Dios era algo que siempre se hacía
durante las misiones, a fin de motivar a la gente y que se acercaran a conocer la
palabra viva de Dios y las obras de Jesucristo su hijo quién murió por todos
nosotros en la cruz.
El tercero de los viajes misioneros de Pablo

Este viaje se dirigió a Asia menor, donde la resurrección de un joven que se cae
de un tercer piso le permite a Pablo ser el medio para realizar este milagro y para
demostrar a la gente que Dios es grande y misericordioso.

Los que adoraban ídolos de diversos dioses se enfrentaron a Pablo porque el


poder de su palabra viva y su Dios era más fuerte que los suyos, sin embargo, las
personas que decidieron seguir y reconocer a Jesucristo como su salvador
defendieron a los misioneros de estos viles y codiciosos hombres.

Finalmente, cuando Pablo decide viajar a Jerusalén está consciente de que su


destino está sellado por la persecución y repudio de los judíos, quienes le acusan
de los más viles delitos para que sea encarcelado por los romanos.  Ante este
desenlace Pablo asume su destino y sigue predicando la palabra del señor a todos
los hombres con alegría y humildad en su corazón.

Con esta fuerte convicción de seguir adelante Pablo está feliz de ser una ofrenda
viviente para Dios porque su vida ya no es suya, sino que está presta para ser un
instrumento de Dios, soportando los peores castigos y torturas, pero consciente de
que su sacrificio valió la pena para dar a conocer la verdad sobre Jesucristo hijo
de Dios en la tierra.

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