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Introducción
Con esta unidad, iniciaremos juntos una gran aventura; entraremos a otro nivel en el
conocimiento del lenguaje y la ciencia que lo estudia.
Los exhortamos a seguir con disciplina y dedicación esta aventura y a continuar con esta
misma perseverancia el desarrollo de las otras dos unidades del curso de Español General,
para que logren ser estudiantes exitosos.
Tema 1: Lingüística
Lingüística
Su objeto y su método
Los estudios en torno a los hechos del lenguaje han llegado a construir un cuerpo de teorías y
leyes a través de la investigación científica; han determinado su objeto y su método, lo que le
da carácter de ciencia.
No obstante lo anterior, como toda disciplina teórica contemporánea, el interés por las
cuestiones relacionadas con el lenguaje tiene su origen en la especulación filosófica de los
griegos. Las especulaciones de estos se mantienen hasta el siglo XVIII. Es en el siglo XIX,
con Ferdinand de Saussure que los estudios en torno al lenguaje adquieren su carácter de
ciencia. Las ideas científicas a partir de Saussure evolucionan con los planteamientos de
Noam Chomsky hasta las más modernas de la teoría del texto o análisis discursivo. Para
ampliar la información de este tema, hagan clic aquí.
El ser humano ha dejado marcado a lo largo del tiempo sus pensamientos, su visión del
mundo y sus sentimientos a través de la escritura.
El lenguaje
Luego de leer este apartado usted será capaz de responde a interrogantes como ¿es
específicamente humana la facultad del lenguaje?, ¿se puede hablar con propiedad de lenguaje
animal?, ¿cómo adquieren y desarrollan los niños el lenguaje?, ¿cuál es la razón de que hablar sea
una manifestación propiamente humana?, ¿cuál es el rasgo esencial que permite diferenciar los
sistemas lingüísticos del ser humano de los sistemas de comunicación animal?
Concepto
El ser humano tiene algún grado de semejanzas con otros seres vivos y otras especies, tanto en
aspectos anatómicos como conductuales. ¿Pero qué lo caracteriza?, ¿qué lo particulariza y lo hace
ser humano?
Basta el sentido común para darnos cuenta de las semejanzas anatómicas entre el ser humano y
los grandes monos (chimpancé, gorila, etc.); sin duda, como se ha planteado, “una relación de
semejanza estructural condicionada por un parentesco de origen”, pero de evolución en sentidos
diferentes. Por otra parte, es innegable, la capacidad de expresividad, de socialización y de
abstracción de algunas especies. Por ejemplo, en estudios llevados a cabo con chimpancés, éstos
muestras capacidad de comunicación social, la cual nos informa de una capacidad expresiva,
comunicativa e intelectual; sin embargo, se encuentra en un punto del cual no evolucionará jamás,
según los estudiosos del tema.
Otro ejemplo son los estudios llevados a cabo con las abejas o las hormigas; las cuales tienen una
organización social muy compleja y desarrollada. Esto también implica, además de capacidad de
socialización capacidad comunicativa. Los animales superiores, por su parte, dan muestra de un
cierto grado de abstracción. Para el caso, los perros diferencian entre un individuo como tal _su
dueño_ y un individuo como representante de la especie _un humano (hombre o mujer). Toda
especie de vida orgánica supone algún procedimiento de comunicación, la cual implica el uso de
señales (acústicas, visuales, olfativas, etc.); procedimientos estos necesarios tanto para la
reproducción de la especie como para la vida de grupo.
La danza que llevan a cabo las abejas para indicar a sus compañeras la dirección y la distancia a
que se encuentra el polen que han encontrado.
Ahora, ¿qué se entiende por lenguaje? Como todo conocimiento científico, en la teoría de la
ciencia lingüística, esta categoría teórica presenta algunas acepciones amplias y algunas
restringidas. Tales concepciones y definiciones han variado de acuerdo con las ideas de la
época en que fueron planteadas o con la concepción filosófica e ideológica del autor.
Entre los conceptos que se han dado al término lenguaje a lo largo de la historia de la ciencia
lingüística están:
Se sabe que las reflexiones que los griegos llevaron a cabo acerca del lenguaje fueron
“estrictamente especulativa y filosófica”, pues la gramática se estudiaba como parte de la
filosofía. Por este motivo ellos entendieron el lenguaje como “expresión del pensamiento”
(logos) por medio de la unión del onoma (nombre) y el rhema (verbo).
Esta concepción pasa incólume durante el periodo romano y la edad media y es lo que en la
historia de las ideas de la ciencia lingüística se conoce como gramática Tradicional. Esta
primer atapa en los estudios del lenguaje se caracteriza por entender el lenguaje como
expresión del pensamiento, su carácter de gramática especulativa; centrada, por una parte,
en el examen de la relación entre el lenguaje y el pensamiento; por la otra, una gramática
práctica, que concede prelación al lenguaje escrito sobre el oral y por ser una gramática
prescriptiva o normativa al considerar que las formas escritas deben ser los modelos a imitar;
es decir, la gramática enseña a hablar y escribir.
Ya para el siglo XVII, los estudiosos de la Escuela de Port-Royal, quienes exponen sus
planteamientos en la obra Grammaire générale et raisonée, entienden el lenguaje como
comunicación, pero entienden que las estructuras gramaticales no son más que copias fieles
de las estructuras del pensamiento y así, el lenguaje es concebido como imagen del
pensamiento. Para ellos el lenguaje es “vehículo o expresión del pensamiento y está fundado
en la razón” (Castro R. et al; 1999, pág. 5).
En el siglo XVIII, Wilhem von Humboldt (1767-1835) plantea que “…el lenguaje es una
facultad del hombre que le permite, de un lado, representar el mundo y, de otro,
comunicarse.” para este autor “el lenguaje “es el órgano creador del pensamiento: así como
los números nos ayudan a calcular, las palabras nos ayudan a pensar”
A finales del siglo XIX, Ferdinand de Sausurre (1857-1913) le da carácter de ciencia autónoma
e independiente de la especulación filosófica al estudio acerca del lenguaje. Establece que
“Tomado en su conjunto, el lenguaje es multiforme y heteróclito; a caballo en diferentes
dominios, a la vez físico, fisiológico y psíquico, pertenece además al dominio individual y al
dominio social… el ejercicio del lenguaje se apoya en una facultad que nos da la naturaleza…”
(Saussre; 1983: 74-75). Como ya se ha mencionado, en el conjunto del lenguaje, Saussure
diferencia lo social - la lengua- y lo individual -el habla-.
Con las propuestas de Humboldt y Saussure se empieza a definir el lenguaje como facultad;
pero será Noam Chomsky, quien desde una postura neorracionalista precise esta concepción.
Para este autor el lenguaje es una capacidad mental común a toda la especie humana, que le
permite al hablante comprender y hablar una lengua.
Para efectos de nuestro curso, entenderemos el lenguaje “como aquella capacidad del ser
humano que le ofrece los recursos para abstraer, conceptualizar y representar la realidad”.
(Jorge Vidal Castro R, 1999). Gracias a la facultad lingüística los seres humanos construimos,
por una parte, un universo conceptual en nuestra mente/cerebro y, por el otro, diferentes
sistemas sígnicos (la lengua, los gestos, la música, la escritura, la pintura, etc.) para el fin de
la comunicación, es decir, para dar a conocer ese mundo conceptual y la realidad.
Como se deduce el lenguaje es una facultad biológica y psicológica que caracteriza al homo
sapiens. El lenguaje es la dimensión esencial, propia y definitiva de lo humano.
Esquema tomado de (Jorge Vidal Castro R. et al, 1999: pág. 10)
Como se decía en párrafos anteriores, el conjunto del lenguaje se desdobla en una parte
social y una individual; es decir, la facultad del lenguaje presenta tanto una dimensión social
como una dimensión individual.
Para Saussure la lengua es la parte social del lenguaje; es el sistema de signos que los
hablantes aprenden y retienen en su mente y completa sólo está en la mente de todos los
hablantes de una comunidad lingüística; es una entidad abstracta. Por ejemplos, la lengua
española completa sólo está en la mente de todos los hablantes de la comunidad lingüística
de la lengua española (hablantes de España, América Latina, Filipinas, sefardíes, los
hablantes del español que están en Norteamérica). Como hablantes individuales sólo
manejamos una pequeña parte de ese sistema.
Esta categoría, más o menos, se corresponde con lo que Chomsky llama competencia, la cual
es concebida por este autor como “en el conocimiento que los hablantes y oyentes tienen de
su lengua nativa”.
El habla, por su parte, es el uso individual que el hablante hace de su lengua. Es decir, de
acuerdo con sus necesidades comunicativas el hablante hace uso de la lengua; o sea,
selecciona los elementos lingüísticos que le son precisos para comunicar lo que desea.
La relación entre el lenguaje, el pensamiento y la realidad ha sido uno de los problema objeto
de interés de la filosofía en todos las época y de estudiosos de diferentes disciplinas en la
ciencia actual.
Como vimos en el apartado anterior la facultad de lenguaje, que tiene todo ser humano
“normal” – con esto queremos decir, todo ser humano que al nacer no presente limitaciones
físicas o psicológicas o que en el transcurrir de su vida no sufra alguna lesión cerebral o de su
aparato fonador – le permitirá, por una parte, abstraer y conceptualizar la realidad y por la otra,
la de representar esa realidad por medio de algún tipo de señal o signo. Pero, ¿qué significa
esto?
Desde la neuropsicología, se entiende que el lenguaje es una de las funciones esenciales del
cerebro, gracias al cual son posibles los procesos de generalización y abstracción;
entendiéndose estos como procesos cognoscitivos, es decir procesos que permiten
aprehender el mundo. La abstracción es el proceso por el cual se separa mentalmente lo que
en la realidad es inseparable; se caracteriza por seleccionar algunas propiedades y
características de un conjunto de cosas del “mundo real”, de las cuales se excluyen otras no
pertinentes. La abstracción es anterior a la generalización, o como lo consideran algunos
autores, la abstracción es el instrumento de la generalización. Por este último proceso mental
el ser humano descubre las relaciones de semejanza que existen entre los objetos o
fenómenos de la realidad y se llega a la noción de lo que les es común; es decir, es el
proceso mental por el que de una serie de objetos o fenómenos parecidos de “del mundo real”
se obtienen las características comunes.
“El hombre, en el proceso de conocimiento del mundo, traspasa los límites de la experiencia
sensorial y penetra en la esencia misma de las cosas; crea conceptos a partir de la
abstracción de las características de los objetos de manera aislada y capta los enlaces y
relaciones que entre éstas se establecen” (Fajardo Uribe, 1999).
Por ejemplo:
Existe un “búho americano muy grande y fuerte, con la región superior negruzca, con rayas
grises, y la región inferior entre blancuzca y leonada, con listas de color negro intenso, y patas
totalmente emplumadas”, al que aquí en Honduras llamamos “estiquirín”. En la realidad, hay
muchos de estos animales, pero tenemos un concepto (el enunciado anteriormente) de ellos y
a todos ellos los llamamos con este significante “estiquirín”. Y esto es así, con cada uno y
todos los conceptos que manejamos de los objetos – materiales o abstractos – que
conocemos. De esta manera el lenguaje nos simplifica la realidad.
Otro ejemplo:
El concepto de animal es más general que el de perro o el de león, vaca, ratón, etc.; estos
últimos quedan incluidos en el primero. O el concepto de ser vivo es más general que el de
animal y este último queda incluido dentro del concepto de ser vivo. El lenguaje jerarquiza y
nos organiza la realidad.
Luz Ampara Fajardo Uribe (1999) parafraseando a Luria (1984) considera que:
“…el hombre dispone no sólo del conocimiento sino del conocimiento racional, el cual le permite
reflexionar y hacer deducciones a partir de sus impresiones inmediatas. El ser humano vive,
entonces, tanto en el mundo de sus impresiones inmediatas como en el mundo de los conceptos
abstractos y es esto lo que le permite acumular, además de su experiencia visual, la experiencia
del mundo social a través de las abstracciones. Esta particularidad caracteriza la conciencia del
hombre diferenciándola de la psiquis de los animales...”
Por todo lo expuesto en párrafos anteriores, se dice que tanto el pensamiento como el
lenguaje constituyen formas exclusivamente humanas de reflejar la realidad. Son totalidades
dinámicas que aparecen y viven en el ser humano como procesos, como movimiento. Siendo
que ellos ocurren en el tiempo, el lenguaje y el pensamiento se relacionan con otras formas
temporales históricas, que sitúan al ser humana como un complejo de actitudes: culturales,
estéticas, afectivas, psicológicas, políticas, etc. (Espejo, 1986).
Se plantea que tanto en la filogénesis como en la ontogénesis lenguaje y pensamiento se dan
por la existencia de unas determinadas condiciones biológicas y objetivas de vida.
En la filogenia se sabe desde la ciencia biológica, que la constitución orgánica del ser humano
fue precedida y acompañada de una larga evolución de los animales y que el origen del
pensamiento también está antecedido por la historia del modo cognoscitivo de los mismos. Es
decir, la evolución de la unidad de pensamiento y lenguaje en la filogénesis presupone la
existencia de premisas biológicas y sociales comprobadas y estudiadas en los animales
superiores. Esas premisas sociales se relacionan específicamente con la necesidad de
cooperación en las actividades de supervivencia, es decir, con lo que en su momento
constituía el trabajo.
El ser humano experimentó una serie de transformaciones orgánicas incluyendo la del cerebro
y aparato fonador.
Los signos
Lo anterior significa, que el lenguaje nos permite desarrollar la capacidad semiótica o simbólica; es
decir, nos permite representar o significar la realidad. Lo distintivo del ser humano es ser “animal
simbólico”. Estamos dotados de la facultad que nos permite crear, adquirir, aprender y usar
códigos constituidos por signos. Los juegos infantiles son ejemplo y manifestación de cómo todo lo
convertimos en signo. Esta facultad nos permite no responder de forma instintiva al mundo
natural; por lo que hemos conformado un mundo más amplio y rico que el mundo animal. Hemos
construido nuestro propio universo simbólico que nos posibilita entender e interpretar, articular y
organizar, sintetizar y universalizar nuestra experiencia. (Nubiola, 1999, pág. 24).
Como parte de ese universo creado por el ser humano se pueden mencionar la religión, la ciencia,
el arte, la literatura. Se dice que la propia sociedad es creación de la capacidad simbólica humana.
“En el lenguaje, el hombre descubre un poder inusitado, la capacidad de construir un “mundo
simbólico” (Nubiola, 1999, pág. 24).
Según Piaget la función simbólica es una capacidad que desarrollamos los seres humanos y que
radica en poder representar algo, por ejemplo, un objeto, un acontecimiento, un significado
cualquiera, un concepto, etc., por medio de un significante, que solo sirve para esa
representación. Por tal función los humanos podemos aprehender cognitivamente la realidad,
representarla, transformarla, enriquecerla o referirnos a ella.
Es necesario, en este momento, que intentemos precisar qué se entiende por signo. En la
literatura semiótica o semiológica no solo se denomina de diferentes formas lo que aquí
denominamos signo, sino que, también, este término se entiende de maneras diferentes; por
ejemplo Umberto Eco (1981) cita 14 sentidos de signo.
Signos o Señales
Un concepto muy general es que, signo es un objeto que nos informa acerca de otro
objeto. El signo tiene que ser un objeto material para que pueda ser percibido por uno de
los sentidos.
Víctor Miguel Niño Rojas en su obra Los procesos de la comunicación y del lenguaje
entiende que “El signo es tal, en la medida en que significa algo (significado) sobre algo
(referente) de alguien (emisor) y para alguien (destinatario)” (1998). De este concepto se
desprende que el proceso sígnico o semiosis da lugar a una relación social o comunicativa,
pero también a una relación representativa o simbólica entre el signo y el referente.
Para Umberto Eco (1981) “Signo es todo cuanto representa otra cosa en algún aspecto
para alguien. Signo es lo que puede interpretarse”. Así entendido, la vida humana no se
concibe sin signos. Según este autor, se vive en un mundo de signos porque se vive en
sociedad, es decir, que los fenómenos naturales no dicen nada por sí mismos. Desde su
perspectiva teórica los fenómenos sígnicos son característicos de los seres humanos
viviendo en sociedad, los cuales hacen parte de los códigos que rigen las relaciones y los
usos sociales.
Según Schaff (1983, pág. 180) “Todo objeto material o la propiedad de ese objeto, o un
acontecimiento material, se convierte en signo cuando en el proceso de la comunicación
sirve, dentro de la estructura de un lenguaje adoptado por las personas que se comunican,
al propósito de trasmitir ciertos pensamientos concernientes a la realidad, esto es,
concernientes al mundo exterior, o concernientes a experiencias internas (emocionales,
estéticas, volitivas, etc.) de cualquiera de los copartícipes del proceso de la
comunicación”. Así, pues, todo signo es una cosa o un acontecimiento interpretado de
algún modo por alguien; es decir, tiene significado, expresa pensamientos y son signos
únicamente en la medida en que desempeñan la función informativa o comunicativa. La
principal función del signo es comunicar algo a alguien, informar a alguien acerca de algo.
Jesús Tusón (1985), quien llama señal a lo que aquí estamos entendiendo por signo, lo
entiende como “un objeto material (A), cuya percepción nos informa acerca de otro
objeto (x), sea este material o conceptual”. Por ejemplo, el humo como signo de fuego o
de combustión incompleta. La percepción del objeto material (el humo), informa acerca
de otro objeto (el fuego), que en este caso es un objeto material. Al contrario un
rectángulo blanco inscrito en un círculo rojo, o cualquier señal de tránsito, que es un
objeto también perceptible, informa acerca de un objeto conceptual: una norma relativa a
la circulación vehicular.
El signo lingüístico
Como ya apuntábamos en párrafos anteriores, de todos los signos los más importantes
son los signos lingüísticos o signos verbales. Los signos lingüísticos son las que el hablante
común y corriente llama “palabras”. Es decir, que signo lingüístico es el término técnico
usado por la ciencia lingüística.
En palabras textuales de Saussure “El signo lingüístico es, pues una entidad psíquica de
dos caras…” (Saussure, 1983, pág. 183). Es decir, que tanto el significado como el
significante son entidades psíquicas. La imagen acústica la entiende como la huella
psíquica del sonido material.
Como ya se dijo, no hay significado sin significante ni significante sin significado para que
exista el signo lingüístico como tal. Cuando escuchamos sonidos de otras lenguas, de los
cuales no tenemos abstracciones ni les asociamos, por supuesto, significados no son
signos lingüísticos para nosotros. O lo mismo sucede cuando escuchamos una secuencia
de sonidos con los que ya estamos familiarizados, porque son de nuestra lengua, pero de
los cuales no sabemos su significado. Por ejemplo: ¿es signo lingüístico la palabra
“jofaina” para usted? He allí, la importancia de enriquecer nuestro acervo léxico. En la
medida en que aprendemos el léxico de nuestra lengua, enriquecemos o ampliamos
nuestro universo conceptual.
LENGUA
EXPRESIÓN
CONTENIDO
SIGNO LINGÜÍSTICO
SIGNIFICANTE
SIGNIFICADO
FORMA: Significado/
Concepto
o cultural/universales lingüísticos
HABLA
LENGUA
LENGUA
FONÉTICA
FONOLOGÍA
SEMÁNTICA
MORFOLOGÍA
SINTAXIS
Precisamente por esto es que Saussure dice que la lengua es forma no sustancia. Por otra
parte, para Saussure, “Lo que el signo lingüístico une no es una cosa y un nombre, sino un
concepto y una imagen acústica” (Saussure, 1983). Queda claro, pues, que el significado
no son los objetos de la realidad, sino la abstracción que de ellos tenemos en la
mente/cerebro.
Si bien Saussure centró sus planteamientos en torno al signo lingüístico y lo concibió como
una relación diádica, que se establece entre el significado y el significante, tal como se
observa en las explicaciones de arriba; en la actualidad, desde la semiótica se concibe,
más bien, una relación triádica. Saussure excluye de su definición de signo tanto el objeto,
la realidad, como la parte material del significante.
La línea que une el significado con el referente, también es continua; establecen una
relación directa; ya que el significado o concepto no es más que la abstracción que
tenemos del referente u objetos de la realidad. Esta capacidad de convertir en conceptos
las cosas concretas que nos brinda el lenguaje nos simplifica el conocimiento del mundo.
El concepto engloba, esquematiza y generaliza la realidad. De esta manera en un solo
concepto se incluyen muchas cosas diferentes, pero que pertenecen a la misma clase. No
hay dos pupitres iguales, sin embargo a todos los incluimos en el concepto “pupitre” y los
nombramos con el significante pupitre.
En cambio, la línea que une el significante con el referente es discontinua. Esto es así,
puesto que estos dos elementos se unen o relacionan de forma indirecta, únicamente por
medio del significado. Éste funciona como un puente entre los dos. Cuando no conocemos
el significado de un signo lingüístico no le podemos asociar con el objeto de la realidad al
que nombra.
El proceso de la comunicación
Tres elementos básicos establece la teoría lingüística como necesarios para que se dé una
interacción semiótica. Estos elementos controlan o regulan el funcionamiento del proceso
de la comunicación.
Si bien el emisor, el receptor y el mensaje son los tres elementos básicos para que se dé la
comunicación social, no son los únicos. Cada componente del proceso cumple una función
o conducta específica para que se dé la interacción semiótica. Veamos cuál es la conducta
o función de cada uno de los componentes:
Dos actitudes manifiesta el emisor cuando hace uso de los signos de un código:
Un mensaje.
Muchas veces solo se manifiesta el primero de los dos aspectos; por ejemplo cuando el
código lingüístico no es el mismo que maneja el receptor. O cuando, aún usando signos de
la misma lengua no es del mismo nivel lingüístico.
Supongamos que usted se encuentra en un parque y se le acerca una persona y emite esta
secuencia de signos: Wie spät ist es? (¿Qué hora es? En alemán) Se produce la situación
siguiente: el emisor manifiesta voluntad de querer decir algo, pero no logra transmitir un
mensaje determinado a través de los signos usados. Por su parte, el receptor se da cuenta
de la intención del emisor, pero no comprende el mensaje que quiso transmitirle.
En realidad todas las cosas que el ser humano ha inventado para su preservación
informan, aunque no constituyan signos de un código y así se convierten en instrumentos
comunicativos o indicios. La sociedad tiene tipos de información por medio de las cosas
que la conforman. Por ejemplo, el tipo o diseño de una casa informa acerca de la
condición económica de la que goza su dueño; la calidad de las prendas de vestir indican
la precedencia social e las personas; ocurre lo mismo con las comidas, que informan
acerca de la procedencia u origen de los individuos, etc.
El acto sémico o acto comunicativo es posible porque los copartícipes (emisor y receptor)
del proceso pueden codificar una situación real tal y como la viven en un momento
determinado, o sea, pueden comunicar socialmente los pensamientos acerca de la
realidad, como también las experiencias emocionales, estéticas, volitivas, etc.
Al decir que pueden codificar la realidad o referencia, debe entenderse que emisores y
receptores pueden traducir un objeto, una experiencia, una idea, un sentimiento, etc. a
través de los signos que estructuran un código específico. Es decir, que no se habla de las
cosas con las cosas mismas, se comunica haciendo uso de los signos. No obstante, la
forma en que emisores y receptores codifican la realidad no es la misma. Son dos
diferentes maneras de codificación:
Tenemos, entonces, en el siguiente cuadro las acciones que llevan a cabo el emisor y el
receptor en el acto sémico:
EMISOR
1. Selecciona un referente.
2. En codifica o elabora el mensaje.
3. Selecciona el canal.
4. Emite el mensaje.
RECEPTOR
Lugar de la llegada (sala de maestros, por ejemplo), actitud de espera de los compañeros,
hora de llegada de la persona, motivo de la reunión.
Lugar (colegio), costumbre de los estudiantes de escuchar el timbre, hora en que suena el
timbre.
Comunicación literaria
El contexto históricosocial en que vive el autor: así, la visión que nos encodifica un
autor del siglo XIX de América, se diferencia de otro del mismo siglo pero Alemán; de
igual manera un autor del mismo siglo XIX comunica una situación diferente de la que
comunica uno del siglo XX.
La ideología del escritor: los signos comunicación, acción, proceso, tienen alcance
significativo determinado, definiendo la actitud ideológica del autor frente a la realidad.
En resumen, tanto la comunicación cotidiana como la literaria son actos por los que se
codifica la realidad y se llevan a cabo en dos niveles:
En codificación Decodificación
Como toda actividad la comunicación es un proceso que se realiza mediante las siguientes
etapas:
1. Motivación
Toda acción humana está originada por necesidades biológicas, psicosociales, cognitivas,
afectivas, etc., que nos lleva a comprometernos en un proceso social de interacción. Este
puede ser informar, pedir, explicar, persuadir, agradecer, etc.
2. Planificación
3. Realización
“Buenas tarde, licenciada. Necesito una cita para que me dé asesoría. ¿Para cuándo me
la puede dar?”
La docente responde: _”Puede ser pasado mañana a las 11 de la mañana, que es la hora
asignada para la asesoría de esta sección. Mañana no puedo, pues, otra persona ya tiene
cita.”
Motivación
Planeación
Realizacion
siguiente manera:
Motivacion= M: Necesidad de conseguir asesoría academica.
Realizacion= R: Expresion del contenido conceptual por medio del mensaje: buenas tarde,
licenciada. Necesito una cita para me de asesoría Para cuando me la puede dar?