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ASÍ ENTENDEMOS LA

RECONCILIACIÓN
La reconciliación, como muchos de los conceptos asociados a la construcción de paz, no
tiene una definición única. Se puede decir que la reconciliación se entiende desde visiones
que van, desde las nociones asociadas a las relaciones entre víctimas y victimarios, hasta
aquellas que tienen más que ver con la transformación de patrones estructurales en sociedades
con injusticias y conflictos de larga duración.

En ese panorama, hemos optado por un entendimiento amplio de la reconciliación, el cual


hace énfasis en reconstruir las relaciones que han sufrido a causa de distintos tipos de
conflictos.
En Reconciliación Colombia reconocemos que la vida en sociedad implica necesaria e
inevitablemente tensiones, desacuerdos y conflictos, los cuales son producidos por las
discrepancias que existen entre las visiones de mundo, los intereses y las necesidades de los
actores involucrados.

Asimismo, consideramos que estas conflictividades no son negativas por naturaleza, pues
ellas pueden ser fuente de desarrollo y de progreso. Ello sucede cuando las sociedades
transforman pacíficamente sus conflictos y canalizan su fuerza hacia la creatividad, la
innovación y el cambio.

Pero hay características sistémicas, contextuales e históricas que hacen que, en ciertas
sociedades, los conflictos se gestionen a través de la negación, el rechazo y/o la violencia.
Cuando esto sucede, las sociedades se dividen y las relaciones se resquebrajan. Se generan
abismos y la inercia del conflicto se transforma en resentimiento, suspicacia y más violencia.
Las distancias se profundizan y se acrecientan con el paso del tiempo y con la reiteración del
empleo de esos modos errados para gestionar los asuntos que generan desacuerdo.

Partiendo de ese entendimiento, comprendemos la Reconciliación como un proceso de corto,


mediano y largo plazo, cuyo objetivo central es la reconstrucción de las relaciones que han
sufrido rupturas a causa de la gestión inadecuada de conflictividades de distinto tipo.
Reconciliarse implica, entonces, reestablecer la comunicación y modificar el lenguaje,
reconocer y transformar prejuicios e imaginarios, generar empatía, arriesgarse a confiar y a
cooperar, hallar espacios de encuentro y comprender a los otros en sus circunstancias
históricas y en sus propias motivaciones y limitaciones.

La reconciliación reta el modo en que estamos acostumbrados a comportarnos cuando


vivimos en entornos de violencia. Nos invita a dar un paso hacia el otro y, de este modo, a
no comportarnos como lo dictan el miedo y los prejuicios. La reconciliación implica
disposición al cambio, asumir conscientemente la transformación y asumir la
responsabilidad, y hacer esfuerzos conscientes para construir visiones de futuro compartido.

En Reconciliación Colombia entendemos que el ámbito relacional supera las interacciones


personales y abarca vínculos más complejos, como los socio-culturales, con el Estado y
ambientales. En efecto, las rupturas de relación no se dan únicamente entre individuos, sino
también – y mayoritariamente – entre grupos y colectivos, entre individuos y el Estado, y
entre los pueblos y su entorno.

Creemos que la reconciliación es parte esencial de la construcción de una paz sostenible y


que las sociedades que se esfuerzan en reconciliarse tienen más opciones de adelantar
cambios estructurales y de superar desafíos. Creemos por ello que la Reconciliación favorece
la concreción de la agenda de desarrollo sostenible, genera estabilidad para el trabajo
conjunto entre el Estado, las comunidades y las empresas, y aporta a la toma de decisiones
más responsables con el entorno y con el planeta.
Fuente: Recuperado el 10 de agosto de 2021, de la URL: https://reconciliacioncolombia.com/sobre-nosotros/

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