Bello en el día, un zorro iba a salir a casar, durante su caza de encontró un
cóndor moribundo el cóndor se arrastraba exigiéndole ayuda, sin embargo nadie venía, pues la naturaleza quien no puede defenderse de simple alimento, el zorro lo vio y siendo cuidadoso se acercó intentando modelo en el cuello y así convertirlo en su alimento, pero el cóndor seguía luchando por su vida al final del día el zorro tuvo piedad y decidió ayudarlo, con las fuerzas que tenía lo arrastró hacia un pequeño lago y le dio de beber y después se lo llevó a su casa. Pasaron varios días y el zorro siempre le traía comida y se preocupaba por el, cierto día el cóndor se levantó estiró sus alas y se preparó para volar, el zorro que regresaba lo miraba con felicidad pues el cóndor al fin se recuperó y con gran entusiasmo le dijo vuela a tu hogar amigo mío se libre. El cóndor se retiró y a su hogar voló, el hogar del cóndor estaba en los cielos, en las nubes; pasaron varios meses y el zorro no supo nada más del cóndor hasta que un día este apareció en su casa, pues el cóndor lo quería llevar a los cielos donde una fiesta se iba a realizar, el cóndor llevo al zorro en su espalda y saliendo entusiasmados llegaron a la fiesta, los dos la pasaron muy bien todo era baile y alcohol, había terminado la fiesta y todos se fueron a casa. En un rincón perdido, el zorro se emborrachó. Su fiel amigo el cóndor lo sacudió violentamente. El durmiente se despertó enojado, gritó, insultó al cóndor y rodó de nuevo por el suelo. El cóndor se fue solo y con el frío del amanecer, el zorro se despertó. Grito fuertemente que lo habían dejado pero nadie le tomo importancia, intentando bajar ató una cuerda y bajo poco a poco, a mitad de camino este perdió el equilibrio y cayó al suelo.