Luego de algunos frustrados intentos en 1822 y 1823, el segundo tramo de esta peripecia
revolucionaria se inicié en 1825, cuando los caudillos rurales de mayor predicamento en la campafia
(Guan Antonio Lavalleja, Manuel Oribe y mas tarde Fructuoso Rivera)’ se lanzaron nuevamente a la
reconquista militar de la Provincia Oriental. Lo hacian detrés de un programa de raiz federal que
postulaba la amulacién de los compromisos politicos con el Brasil, la independencia y la reintegracion
del territorio al seno de las Provincias Unidas del Rio de la Plata.
el nuevo mumbo politico, En calidad de comisionado
marché nuevamente a Rio de Janeiro en 1829 para dar
curplimiento ala ctadaConvencién, yen 1830seestrend
enelflamante Senado de la Reptiblica. Bajo el gobiemo de
Rivera fue objeto de enconadisimas criticas por la prensa
contraria y sefalado como uno de los «cinco hermanos».
Murié el 28 de febrero de 1833, en San Juan Bautista de
Santa Luda.
Los historiadores uruguayos de! siglo XX han condenado
—casi—undnimemente la trayectoria de Nicolas Herrera,
tildado de sacomodaticior y enrostrado de stener pocos
escrtipulost. Sin embargo, no siempre Herrera tomé la
inidativa de colaborar con gobienos extranjeros inoque,
enocasiones, fueronestos los que procuraron sus talentosos
‘desemnpetios politicos, diplomsticasy juridicos(es Rondeau,
porejemplo, quien solicta su cooperaciéncon el gobierno
de Buenos Airesy no al revés). Agréguese que «inscribirse
fen la escuela del vencedor fue norma y no excepcién
dentroy fuera del patricado uruguayo, yque laconcienda
nacional que se le exige es una construccién colectiva que
la todavia coloidal sociedad uruguaya no habia procesado.
7. Vidas paraletas: Lavalleja, Rivera, Oribe
Lavallejay Rivera nacieron en 1784 (eran, enla revolucién,
veinte afios mas jovenes que Artigas) y murieron con tres
meses de diferencia, uno en 1853 yel otroen 1854, Oribe,
nacido en 1792, falleci6 en 1857. Aquellos no recibieron
instruccién militar superior, a diferencia de Oribe, quien
Proveniente de un hogar patricio y de militares de carrera,
estudié en a Escuela de Matemiaticas ce Buenos Aires para
optar, a los 20 afios, por el grado de subteniente de
Arilleria. Como oficial de escuela entraria en colision con
las miliias artiguistas entre las que se destacaban entonces
Lavalleja y especialmente Rivera. Su concepto del orden
y la disciplina to hacia hostil al caracter anarquico de las
montoneras y ya tempranamente, al estilo del mismo
Capitulo 1
28
Rivera. En 1817, plena invasién portuguesa, Artigas supo
‘quelosprincipalesjefesy oficiales pretendianla sconcordiay
‘con Buenos Aires como tinica via para obtener auxilio en
la guerra. Disgustado el caudillo, designé a Rivera como
‘comandante del Ejército de la Derecha (al sur del Rio
Negro); en virtud de la resistencia, insisti6 luego con
FemandoOtorgués. La oficialidad entre la quese encontraba
(Oribe pas6 entonces a Buenos Aires, acogiéndose para su
desercién a un edicto del Cabildo montevideano
recomendado por el propio Lecor. Unaitodespués, Lavalleja
cay6 prisionero en manos del invasor; en 1820, venddo,
se rindié Rivera en Tres Arboles.
Sila lucha entre Artigas y los portefios dlistand6 a Oribe
de Rivera y Lavalleja, la dominacién lusobrasilefia, en
cambio, alisté a Lavalleja y a Oribe en el mismo bando
comoprimery segundo jefe de la Cruzada de 1825. Rivera
habia respaldado en 1821 la incorporacién dela Provincia
Oriental al Reino Unido de «Portugal, Brasil y Algarbe»
eroya avanzada la Cruzada fue incorporado ala lucha en
las orillas det Monzén. Las desavenencias entre juan
Antonioy Don Frutosestallaron en febrero de 1832 araiz
de un nombramiento «equivocados (segiin Rivera) y se
expresaron en una puja de liderazgos con momentos
ctiticos en 1828, 1830y sobretodo conloslevantamientos
de Lavalleja contra el gobiemo de Rivera en 1832, 1833
y 1834,
EI apoyo de Oribe a Lavalleja durante el periodo
Preconstitucional (1828-1830) registré sin embargo una
reversién radical cuando Rivera asumié la Primera
Magistratura: a pesar de ser solicitada su colaboracién en
el levantamiento de 1832. Oribe lanegé de plano. Rivera,
desde el gobiemo, recompens6 al «amigo del orden»
Rombrandolesucesivamente general, jefe de Estado Mayor
y ministro de Guerra y Marina.
La undnime eleccién de Oribe como presidente en 1835
restauré su conflicto con Rivera. importa destacar més queDe la Colonia a la Independencia (1500 - 1830)
A simple vista, la Cruzada iniciada en 1825* contenia algunos elementos que marcaban una
fuerte continuidad con el primer tramo de la revolucién, el artiguista. Sin embargo, por més enunciados
de corte federal o al menos integracionista que ofreciera, el exiliado caudillo no era invocado ni
convocado para la gesta. El programa politico de reintegracién aparecia ahora mucho més influido por
los intereses agrocomerciales de la prospera Buenos Aires (que culminé la Guerra al borde de la ruina
financiera) y por la cadena de frustraciones —mejor decir decepciones— que en las clases altas de la
Provincia Oriental habia gencrado la sucesién de guerras, ocupaciones y repartos de riqueza.
Los éxitos militares logrados por los orientales votvieron no obstante a situar la Provincia
Oriental en el centro de las disputas de la regién. Dieron forma a una guerra més amplia y més larga
—entre el Imperio del Brasil y las «Provincias Unidas»— que tras la eficaz mediacién britinica culmind
en una Convencién Preliminar de Paz con la creacién del Estado Oriental del Uruguay, en agosto de
1828.
Elorigen del Uruguay como Estado y como Nacién se transformé en adelante en una cuestién
‘crucial para el rastreo de la identidad del pais y para la estructuracién de algunas de sus mitologias. Los
‘nada el modo como construyeron su liderazgo. El de Don
Frutos fue «carismaticor y cedié casi al margen de la
institucionalidad: «en su constantedeambularpore/ medio
rural-—dice de Torres Wilson--, en casa de desconocides,
Parientes o compadhes, en improvisados campamentos 0
en su querido pueblo de Durazno, Rivera eercla
“naturalmente” su pecullar sentido del gobierno y ce la
aciministracién que nada debia a la investidura que
detentaba. All, jos de los trémites y de los papeles,
‘resolvla de palabra, mano a mano, los problemas que se
Je iban presentandor. El liderazgo de Oribe, en cambio,
naci6 y se consolidé por viasinstitucionales y Gudadanas,
+Era fandamentalmente un soldado compenetrado de su
profesiGn, al servicio de un ideal de autoridad y de orden
(que habla heredadode sus mayores yque para élconstitula
Ja cosa pablicar, conduye de Torres.
Durante la Guerra Grande (1839-1852), Lavalieja defendio
la causa oribista y en 1839 fue derrotado por Rivera. De
todas formas, el conflicto entre «doctores y caudiloss
‘exacerbado tras la Guerra unié a Orbe, Rivera y Lavalteja
fen los aitimos tramos de sus vidas. Los «compadkess
integraron junto a Venancio Flores el frustrado Tunvirato
‘quesenombr6en 1853. suvez, cuando soplaban fuertes
vientosanticaudlilistasy fusionistas, Cribe firmé con Flores
—e! 11 de noviembre de 1855—el Pacto de la Uni6n o
«delos Generales: pore! que renundabana la«Presidencia
del Estados
*. Los Iibertadores del 25
No eran 33 ni todos orientales los que integraron la
lNamada «Cruzada Libertadorar. Los orientales eran 21,
habla 3 «argentinos», 4 sparaguayoss,2 de origen afficano
y LO.cuya fecha y lugar de nacimiento se desconocen. Sus
‘edades osclaban entre 15y 42 afios, aunque el grueso de
{os libertadores tenia entre 25 y 35. Eranjévenes aun para
la época, sobre todo si se tiene en cuenta la longevidad
que la mayoria de ellos alcanzé: Lavalleja, 69; Freyre, 73;
Siemra, 67; Colman, 75; TiburcioGémez, 102;}uan Acosta,
79. Algunos eran de noble cuna, como Manuel Ceferino
Oribe: otros, de origen hurilde, como José de! Carmen
Colman; joaquin Artigas y Dioniso Oribe eran esclavos.
Casitodos se habianinidado tempranamente enla carrera
de las armas, al calor de la lucha contra espafioles y
Portugueses, aunque también hubo quienes trbajaronen
saladeros 0 como criados domésticos antes de su
incorporacién alas huestesrevolucdonarias. Hay dos figuras
ue, sibien no partiiparon, fueron vtales parala Cruzada:
Luis Ceferino de la Torre y Pedro Trépani. El primero
proporcioné sables y munidones a los cruzados, mand6
imprimir 500 prodamas, disefié las banderas y reduté
voluntarios para a empresa: Trépani, unexitoso saladerista,
hacendado y comerdante bonaerense, muy vinculado
Lord Ponsonby, ofidé como gestor y finandista de la
Cruzada y como asesor politico de Lavailel. (Ver Anibal
Bartios Pintos: Los Libertadores de 1825, Montevideo,
£BO, 1976)
Capitulo |
29sucesivos «presentes» llenaronde diversocontenido los mismos hechos, seleccionarony aun manipularon
la documentacién, que sin embargo parece todavia lejos de hallarse totalmente aprovechada.” Sin el
‘4nimo de resolver el problema, puede sostenerse que el proceso que culminé con la creacién del Uruguay
fue mucho ms complejo y contingente y mucho menos inequivaco de lo que cualquier interpretacién
predeterminista quiera sostener.
El «tornasol de la Cisplatina» (expresién de Real de Azia, un apasionado por el tema) habia
ambientado un buen lote de actitudes y matices. un conjunto de tendencias 0 «partidos» —locales 0
regionales— no siempre antagonicos ni tampoco complementarios y mucho mis proclives a derivar en
lun empate politico —visible hacia 1828— que en una imposicién demasiado neta de alguna de las
voluntades.
La mediacion britinica, que al decir del historiador inglés Ferns, result una presencia
«apremiante, pertinaz, casi amenazante », oper, sin embargo, precisamente desde ese empate, buscando
tuna paz conveniente a los dictadas de su hegemonia comercial en ef mundo. En efecto, la intervencién
esumia las pretensiones mis globales del Imperio en su preocupacién por los equilibrios mundiales
°. La fecha de la independencia
Ningin pais americano discutié como Unuguay a fecha de
su Independencia, La idea de polemizar sobre el punto
provino de tres hechos: primero, dela cronotogiahistérica
oficial, que sefialaba el 25 de agasto de 1825 como el
momento de la Cruzada Libertadora, tenido por arranque
simbélico de la independencia nacional; segundo, de la
misma Cruzada, cuyo programa no trataba de la
lependencia del Uruguay sino de su union con las
restantes provincias argentinas:y tercero, dela necesidad
de festejar el acontecimiento. La polémica, si bien con
derivaciones periodisticas, fue desempefiada por ef
Parlamento, en cuyas cimares recay6la tarea de decidir la
fecha del Centenario patrioenaquellasadelantadas visperas
de 1923,
Junio de 1923 en ef Palacio Legislative. El proyecto que
estatuia ef 25 de agosto de 1825 como fecha de la
independenciannacional riunfé en Diputados conlos votos
del Partido Blancoy contadisimos colorados, mientras que
1 Senado, con mayoria colorada y el apoyo de algan
blanco, aprobé a alternativa del 18 de julio de 1830. La
coloracién partdaria del tema era obvia: el 25 de agosto
remitia a los «33 orientales» y estos a dos de sus jefes.
Layallejay Oribe,raz6n que desperté laoposicién colorada
y la adhesin blanca. Los coloracios tuvieron dos méviles
de conducta para desestimar el 25 de agosto y postular el
18 ce jullo: 1) entre los «33», Gnicamente Manuel Freyre
Capitulo |
30
perteneci6 luegoal Partido Colorado; 2) Riverano solo no
figuraba en la némina de autonomistas de 1825 sino que
ademas aparecia, a 1a saz6n, como un exponente del
régimen impetialbrasilefio. El 18 dejulio, en cambio,daba
plea que el Partido Colorado exhibiera la concuista de las.
Misiones por Rivera como decisiva carta de negociacion
‘enlas tratativas que desembocaron en la independencia.
Ladisyuntivade hieroentree! 18 dejulioy el 25de agosto
fue eludida por la argumentacién de un conservador
erudito y elitsta, Luis Melién Lafinur: «no tenemos que
‘alsficarla historia, atibuyendo determinadasintenciones
a quienes no las twvieron [paral ensalzar nuestras glorias
colosales de nacién pequefae
Elempatea que hablanconclucido las respectivas votaciones
en Diputados y Senadores no obsté para que el [9 de abril
de 1925 dieran comtenzo los festejos del Centenario. Con
sdesgano» procedié el coloradismo en la ocasién,
esgrimiendo por boca de Atilio Narancio, consejero de
sgobiemo, lo snegativo[que era] fomentar la bambolla del
patriotismo, armando alboroto alrededor de los simbovos,
repitiendo a gritos ef oalo al extranjeror. Los festejos
‘oficiales quedaron aplazacos finalmente para! 18 de julio
de 1930, cuando fuera inaugurado, como capitulo de
aquellos, el Estadio Cencenavo.De la Colonia a la independencia (1500 - 1830) |
asegurados desde «Estados tapones», por la libre navegacién que facilitara el librecambio, por la confesa
aspiracion de hacer de Montevideo una «ciidad hanseditica» y del Rio de la Plata una via de circulacion
‘compartida por més de un Estado de la regién y nunca por una de sus «potencias»,
En suma, lejos de hallarse predeterminada, la creacién del Estado Oriental aparecié como la
altermativa mis viable entre las miltipies pulsiones ¢ intereses disponibles en la comarca, a la que fue
posible adherir no del todo colectivamente, no de! todo entusiastamente, pero adherir al fin y al cabo
Contaba —Io qut no es poca cosa— con el interés «pacificador» britinico, con la expectativa de orden
¥ sosiego de unas débiles clases altas y con el apoyo o la fatiga de un pueblo oriental en el que la
«independencia» del apogeo artiguista habia dejado profundas aunque escondidas huellas.
Sin limites territoriales, en un vacio demogrifico, sin moneda,"° con su primera Constitucién
sometida al control de unos vecinos con efectiva capacidad de intervencién militar, entre otras mmichas
Precariedades. cl nuevo Estado pujaria sin embargo por ser «nuevon y por ser «Estado». Cabria
Preguntarse como habria derivado su curso de haber sido plenamente conscientes los actores. de la
endeblez congénita que soportaba la experiencia,
*, La moneda de cobre y su extinci6n
«tn lacampata cel teritorio del Estado Oriental —escibié
Pivel Devoto— ciraulaban ios biletes del Banco Nacional
de Buenos Aires y, en menor grado, sumoneda de cobre.
Al evacuar el temritorio nacional el goblemo y el ejército
‘imperial en 1829, Ia moneda de cobre brasifefia era la
sada en las plazas de Montevideo y Colonia y en las
Poblaciones cercanas. esas ciudades. Sumontocireviante
fueestimado entre 100y 150milpesos. Pocka considerarse
que tanto el cobre come el pape! moneda habian cesado
ce hecho, Para desalojarala moneda braslienael gabiemo
‘provisorio, el 6 de fetrero de 1829, dcté un decreto por
elquelasoficinasrecaudactoras no adinitirtan las monedas
de cobre sino en ls proporcién de un cuarto de lo que
debia pagarse en metilico y, el 9 de marzo de 1829,
‘protabio desde la fecha la introduccion de toda moneda
de cobre extranjera en el territario del Estado Oriental. En
1 ne podhia circulsr otra moneda que la nacional que
fuese acufadsa. El cobre brasilefio y argentino comtinus
_s7avitando en nuestro medto después de!a iniiacién de!
régimen constitucional|..| Mientras no fuese sancionada
Ja ley que reglarta la moneda nacional, los pesos fuertes
de euro espattol 0 americano serfan admitides en las