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LECCION 5 La formacién de una trama: jas ideas pedagégicas durante la consolidaci6én del Estado Existen periodos en la historia en los que el tiempo parece acelerarse. Esto suele acon tecer con las etapas en las que el devenir cobra un espesor que no se ajusta a las unidades de medida tradicionales. Asi, el tiempo objetivamente cuantificable y la percepcion de los sujetos y las sociedades que lo viven sufren un desacople; el tiempo transcurre con una densidad dife rente, su ritmo se altera respecto de periodos precedentes y la intensidad se convierte en una de sus caracteristicas més significativas. Si efectuamos una mirada retrospectiva, podemos considerar a las décadas que van desde el crepasculo del orden rosista hasta la llegada de Roca a la presidencia —expresién triunfante del Estado nacional sobre Buenos Aires~ como un tiempo caracterizado por la ace leracion y Ie condensacién. El complejo proceso que se habia abierto en 1810 encontraba, a mediados del siglo XIX. nuevas condiciones y claves para su resolucién. La expansién capitalista Via divisién internacional det trabaio reservaban para la Argentina una insercion en el mercado ‘mundial como productora de materias primas y para ello se tornaba urgente ta construccién de tun orden social y econémico capitalista. Ubicar al pais en la senda del progreso requeria mano de obra, capitales y un mercado de tierras, entre otros factores; era imprescindible la creacién de un orden politico y juridico que garantizara transformaciones estructurales. Asi, el proceso de formacién del Estado ingres6 en su tiltima y definitiva fase de consolidacién En esta leccién vamos a recuperar algunos de los sujetos y discursos que intervinieron 2c- tivamente en el terreno educativo durante ese periodo. Para ello haremos un ejercicio, Repondre mos algunas ideas y propuestas que en e503 afios desarrollaron Domingo F. Sarmiento, Marcos Sastre, Juana Manso, Amadeo Jacques y José Manuel Estrada. Lo haremos siguiendo aspectos de sus biogratias, de sus trayectorias politicas e intelectuales, de sus preocupaciones educatives y de las cuestiones polttico-pedagogicas que instalaran. Nos proponemos pensar el periodo de esta leccién tomando a cada uno de ellos como indicios de la trama pedagégice moderna, que se fue constituyendo en la antesala de la organizacién del sistema educativo nacional, Después de Rosas Tras la derrota de Rosas ante el Ejército Grande —comandado por Urquiza— en fa batalla de Caseros (1852), se abrid un nuevo tiempo. La urgencia por producir la unificacién nacional tata - Naito se respiraba en la atmésfera. Se iniciaba un periodo cargado de disputas politica. de debates ideoldgicos y polémicas pedagogicas, de confiictos entre regiones y de represion desde el poder nacional” que buscaba consolidarse. La guerra contra Paraguay y las campaiias militares de dis ciplinamiento y de exterminio de las comunidades indigenas marcaron tragicamente al periodo. Una mirada de larga duracién nos permite comprender el peso que tuvieron esas décadas conflictivas en el proceso de formacién del Estado nacional argentino. Sus protagonistas fueron atravesados por un tiempo social y politico que estuvo cargado de inminencia, de luchas por la hegemonia, en el que se buscaba definir el proyecto de nacién. Sibien la batalla de Caseros tue un punto de intlexién dentro del proceso de formacién dei Estado argentino, habria que esperar una década més para que se produjera la ansiada unifi caci6n politica. En ese marco, ia educacién elemental se encontraba en un estado embrionario. Veamos algunos datos: para 1860 existian en Buenos Aires 126 escuelas fiscales (estatales) y 208 particulares, mientras que en el resto de las provincias los nuimeros eran sensiblemente inferiores. Solo para sefalar algunos ejemplos contrastantes: Corrientes, que no tenia escuclas particulares y aventajaba significativamente en niimero de escuelas fiscales a as demas pro. vincias. contaba con 63; pero el desarrollo de Ia Guerra contra el Paraguay (1865-1870) afecto severamente al telido social de la provincia y por ende a los avances que se hab‘an registrado en materia educativa bajo las gobernaciones de Pedro Ferré (cabe sefialar que Corrientes su- fd graves pérdidas durante el conflicto, no slo en combate: el suelo correntino fue asolado por epidemias cuando alli se instalaron los hospitales de guerra de argentinos. uruguayos y brasilefios). En San Luis habia tan solo una escuela fiscal. En Suenos Aires, los alumnos su- maban, segiin los cdlculos, 17.479, incluyendo a los de las escuelas fiscales y las particulares. En fa Confederacién Argentina, la mayor cantidad de elumnos residia en Corrientes. un total de 5.500: le seguia Entre Rios con 2.541. Pocos aitos més tarde, las cifras que arroj6 el primer Conso Nacional (1860) dejaron conetancia de que 82.000 alumnos acictian a eetablecimiontos de ensefianza: es decir. aproximadamente e| 20% de la pobiacién que se encontraba en edad escolar. En el cierre del periodo, y de acuerdo con el primer Censo Escolar de 1883, la cifra de alurinos trepaba @ 145.000, lo que significa, en términos porcentuales, el 28%. La mayoria de los maestros no contaba con una formacién adecuads para ensefiar. Esa tendencia se mantendria incluso iuego de que se crearan las escuelas normales, a partir de la presidencia de Sarmiento (1868-1874). Los maestros titulados eran muy pocos respecto de las necesidades educativas. por ello se permitia que impartieran ensefianza quienes no poseian titulo @ pesar de la prohibicién legal para incorporaries tal era el caso de la Ley de Educacin de la Provincia de Buenos Aires de 1875). Ante la falta de maestros, la ensefianza se daba en contextos y a través de sujetos de los més variopintos. Asi lo describiria afios mas tarde Paul Groussac: “En una pobre aldea de la Puna he hallado una vez un abogado italiano instruido y loco de misica, que cantaba Rossini en la guitarra: en otra parte, era un antiguo alumno de la escuela de Bellas Artes de Paris, que habia adornado al carbén sus cuatro paredes”, Y para completar el cuadro enumeraba otros casos: “el capataz de estancia que deletrea a ia par de los alumnos, el procurador sin pleitos, el extranjero sin profesién que pasa por la enseanza como or un puente...". Alo que se le sumaban las condiciones en las que se encontraban muchas de Jas escuelas: “...que no son sino cabafias cerradas al aire y abiertas a la lluvia, sin ajuar escolar ni atin atiles de clase. En medio de esas dificultades se pertilarian los contornos de la educacién moderna en la Argentina. Los intelectuales del periodo compartieron en su mayoria— una preocupacion 2 100 1 ta formacidn de una trama..1 modernizadora. Para algunos, ie educacin se convirté en el centro de su reflexi6n y en espacio de intervencidn; su produccién ensayistica y sus propuestas politico-educativas impactarian 1no S6lo entre sus contempordneos, sino en las generaciones venideras. Dichos sujetos fueron constituyendo una trama pedagdgica que insta\s una agenda de temas y de problemas especi ficamente moderos, cuyas ideas serian recuperadas en los debates pedagégicos posteriores. Decimos trama porque entre ellos hubo puntos de contacto, pero no fueron un grupo homogéneo. articulado organicamente. Algunos trabajaron juntos o fueron referencias entre si Otros no, Sus trayectorias fueron diversas, acordaron, expresaron matices e, incluso, en algunos cases, visiones ideolégicamente contrapuestas. Pero comparticron un tiempo favorable para la emergencia de subjetividades modernas atravesadas por pasiones politico-pedagégloas que impactarfan posteriormente en et sistema educative nacional, en la formacion docente, en la cultura escolar, en los modos de pensar los vinculos entre Ia escuela y la cultura politica, Ja edu: cacidn y su relacidn con el Estado y con la sociedad civil. Decimos también que esos sujetos son indicios, porque cada uno de ellos en asociacién con los otros— nos permite inferir la presencia de procesos de cardcter més general. La imaginacion pedagégica posterior organiz6 sus mitos. debati6 posiciones, construyé representaciones, sus suefios y sus obsesiones sobre la tarea de ‘ensefiar, tomando esa trama como material constitutivo, Educacion, desierto y nacion: la construccién de un escenario La educacién moderna argentina se emplaz6 sobre un escenario constituido por imagenes muy potentes. A continuaci6n vamos a detenernos en las ideas de civilizacion y de barbarie yen la representaci6n del desierto elaborada por Sarmiento. Veremos como esas imagenes fueron enlazadas con la necesidad de construir a la nacién como una sociedad moderna a través de ia educaci6n Domingo F. Sarmiento nacié en San Juan en 1811 en el seno de una famitia empobrecida Coneurrié a una escuela de la Patria, creada tras la Revolucién de Mayo y, ante la imposibilidad de ingresar al Colegio de Ciencias Morales, fundé una escuela junto a su tio José Oro, en San Francisco del Monte, San Luis. Era un joven decente ~sinénimo de blanco para la época—, pero sin fortuna. En un periodo atravesado por las luchas entre unitarios y federales, Sarmiento se colocé al lado de los primeros y se exilié en Chile en 1831, cuando Facundo Quiroga irrumpi6 en su provincia. Cinco afios mas tarde regres6 a San Juan, donde funds el periddico El Zonda, Tomé contacto con las lecturas de la Generacién del ‘37 y su prédica anti-rosista lo condujo nuevamente al exilio. Sus afos en Chile fueron centrales para su produccién intelectual y Su intervencién politica. Retorné \uego de fa derrota militar de Rosas y desde entonces desarrolié una carrera politica que lo llevaria a la presidencia (1868-1874). Polemista y polémico, Sarmiento ha sido un personaje central en la historia de la educa: cidn y en la trama politico-cultural nacional. incluso después de su muerte. Sus ideas ~algunas claramente progresistas y otras francamente revulsivas— nos impiden ubicarlo en una sola bi: blioteca. Cuando intentamos colocario en un estante determinado, Sarmiento da un giro, SU pensamiento se mueve y nos obliga a interrogarnos sobre la pertinencia de las etiquetas y de los rétulos, Aqui vamos a revisar algunas de las imagenes que despleg6 sobre la sociedad en su texto Facundo y la dimensi6n ut6pica de su discurso politico-pedagogico. 101 Manor Si educar es proyectar una utopia, ésta se organiza impulsada por deseos y por imagenes. La figura del desierto que plantes Sarmiento en la escritura de! Facurdo es fundante en su pen samiento pedagogico. El Facundo es una obra capital para la cultura argentina, no s6lo por la extraordinaria potencia de sus representaciones, sino porque, desde la aparicion de la obra, las tradiciones politicas y educativas se vieron interpeladas por las ideas del sanjuanino, Podriamos hablar de un proceso en el que cada parte constituy6 a la otra: si Sarmiento creyé encontrar en €1 Facundo una clave para analizar ala Argentina, ésta, a lo largo de su historia, se espejé en esa clave, que fue emergiendo posteriormente una y otra vez en los debates politicos y culturaies. Si bien no pertenecié al ndcleo de la Generacion del ‘37, Sarmiento puede ser consideraco como un miembro que encontré en ese grupo, segtin Oscar Terén. “una sintonia ideoldgica y una identificacidn estética”. Particips del romanticismo de su generacién al querer indagar en ia sensi bilidad, en aquellos rasgos considerados propios y distintivos de la cultura argentina. Fue parte de esa intelectualidad interesada en reflexionar, no ya en los términos de una identidad americana Co hispanoamericana, sino preocupada por distinguir los rasgos propios de la nacién argentina. Facundo aparecié por primera vez en forma de folletin en 1845, en el periédico EI Pro- greso de Santiago de Chile. Rosas era por entonces la figura central de la politica nacional y Sarmiento, desde el exilio, encontré en la figura det caudillo riojano Quiroga la manifestacién de un arquetipo que —segtin el sanjuanino— se encarnaba en ef gobernador de Buenos Aires. Fa: cundo fue para su autor un modo especifico de intervencién politica contra el rosismo, A través de su figura, buscé develar un enigma, indagando en las causas atévicas de la barbarie y en las condiciones que posibilitaban su persistencia. Ei texto expresaba también un proyecto que que. ria convertirse en programa de gobierno. Desplegé su obsesién en clave romédntica. queriendo aicanzar el objetivo itustrado. esto es. la civilizaci6n Sarmiento fue un hombre de accién y Facundo fue una obra esorita en la gatera: su re- flexidn se extendia de modo bifronte entre el pasado y el futuro, a la espera de la largada, que se coneretaria politicamente con el derrocamiento del “Restaurador”. El Facundo era un modo activo de gestionar esa espera, de convertirla en accién concreta. La barbarie que simbolizaba la figura del caudillo riojano ya muerto ~y que se habia encarnado en la figura politica de Rosas— era considerada por Sarmiento una amenaza siempre latente. Una de las claves que permiten organizar la lectura del Facundo es identificar las anti nomias sobre las que esta construida toda su argumentacién. En sus capitulos se recorren las caracteristicas geogréficas del territorio argentino vinculadas a tipologias sociol6gicas. La an- tinomia civilizacién y barbarie es ia que organiza a todas las demas. Asociadas a la civilizacion participan fa ciudad, lo moderno europeo, el liberalismo. la raz6n, las formas constitucionales y la ley. ef comercio y la agricultura. Asociadas a ia barbarie, se distinguen el mundo rural. el latifundio, la herencia espanola, los caudillos y sus formas de ejercicio despético del poder y la ganaderia semipastori! En el anélisis socioldgico que propone Sarmiento, las formas culturales se expresaban a través de antinomias que interactuaban, incluso dentro de las ciudades argentinas. Tal es el caso de Cérdoba, donde se podian distinguir algunos rasgos de las ciudades europeas im: pregnados de un espiritu politico-culturat conservador, heredero de la contrarreforma espaola © Buenos Aires. como la expresion por antonomasia de lo civilizado, en la cual, sin embargo. residia la barbarie bajo el nombre de Rosas. 102 6 aC TARA wa RRR TARANETL La formacién de una tama... Qué hizo posible que lo barbaro se aduefiara de la ciudad? Sarmiento encontré la res: puesta a ese enigma en una suma de antecedentes hist6ricos. Las masas y los caudillos, ex plicaba, se habian activado con el proceso de la revoluci6n y las guerras por la in¢ependencia, ‘colaborando con la causa de la emancipacién. Pero los realistas no fueron los Gnicos vencidos. Simultaneamente, las formas culturales del campo se impusieron sobre los modos y costumbres civilizados de la ciudad. Esta derrota interrumpe el proceso civilizatorio ya que, como sefiala José Sazbén, para Sarmiento “Mientras haya chiripd, no habré ciudadanos”, El otro elemento que estructura su relato es el desierto. “EI mal que sufre la Argentina es la extensin”, escribié Sarmiento en el Facundo. La extensién, ese horizonte sin limites como si se tratase de un “mar en la tierra’, diria Borges-, se conceptualiza como desierto, como un vacio que requiere ser llenado. Para que la nacién fuera posible era necesario conjurar al de- sierto, La extension se convirtié en la justificacién de un programa politico. Sarmiento imagino un nuevo orden, estrechamente vinculado al progreso que animaba a la industria, al comercio interior de las provincias, a la promocién y distribucién de la poblacién a través del territorio na- cional, al crecimiento de las ciucades existentes y al impulso para el surgimiento de otras, a ta organizacién de la educacién publica con rentas adecuadas y con un ministerio especial que se ‘ocupase de ella, semejante al que existia en Europa y en los “paises civilizados”. La difusién de la cultura letrada ocupa un lugar destacado en su programa de gobierno. Sarmiento consideraba indispensable promover el desarrolto y la libertad de prensa, gracias a la cual “veremos pulular libros de instruccién y publicaciones que se consagren a la industria, a [a Literatura, a las Artes ¥ todos los trabajos de la inteligencia’, de modo tal que se estimularian las pasiones virtuosas ynobles que “ha puesto Dios en el corazén de los hombres’. La educacién como partera de la sociedad moderna Luego del triunfo de Caseros, surgieron nuevos desafios. £l anti-rosismo habia aglutinado fuerzas y articulado voluntades que —una vez desplazado Rosas del escenario— pusieron en evi- dencia su fragilidad. El principal hecho juridico de modernizacién institucional, la sancién de la Constitucién, encontré al pais dividido en dos Estados: por un lado. ta Confederacién Argentina que la dicté en 1853; por el otro, el Estado de Buenos Aires, que se habia separado previamente det resto de las provincias en la revolucién del 11 de septiembre de 21852. Quedaba inaugurada una década en la que iban a convivir ambos Estados con marchas y contramarchas; un periodo en el que ia guerra y la paz se alternaron, y donde el espectro de Facundo seguirfa vagando por estas tierras. Sarmiento no tardaria en identificar a la educacién publica como la partera de le nacién moderna. En 1842, durante su exilio chileno, el ministro Manuel Montt lo habia nombrado direc- tor de la Escuela Normal de Maestros de Santiago. Tres afios mas tarde fue enviado a un viaje or Europa y los Estados Unidos con el objeto de estudiar sus sistemas educativos. En 2849 public Educacién popular, texto donde dejé asentados los registros de aquella experiencia; allf conceptualiz6 a la instruccién pdblica y reafirmé la necesidad de Su implementacién en tierras, sudamericanas. En su informe, la caracteriz6 como una institucién propiamente moderna por. ue permitia garantizar el cumplimiento de un derecho comin a todos los hombres: 103 es Hacata Mano? ET lento progreso de las sociedades humanas ha creado en estos ultimos tiempos una institucion desconocicia a Jos sigios pasados. |..] eS una institucién puramente moderna, nacida de las disensiones del cristianismo y convertida en derecho por et espiritu demo- erdtico de fa asociacién actual. Hasta {hacej dos sigios habia educacién para las clases gobernantes, para el sacerdocio. para la aristocracia: pero e! pueblo. la plebe, no formaba parte activa de las naciones. Durante su estancia en Inglaterra. leyé el informe de otrn “viaje pedaghgicn” similar al Que 6) estaba realizando. Su iectura fue tan reveiadora que se dispuso @ ccntinuar su travesia en Estados Unidos para conocer al autor: Horace Mann, secretaria del Consejo de Educacién del Estado de Massachusetts, Dicho Estado tenia una larga tradicién en educacién popular y contaba con a primera Escuela Normal para maestros de los Estados Unidos. Sarmiento tomo contacto con Mann y con su esposa Mary, quien lo introdujo en los circulos intelectuales de Boston, Alli creyé encontrar finaimente e| modelo que Europa no nabia logrado brindarle. Vio, en ese pais del Norte, un verdadero laboratario social que combinaba los principios det liberalismo con la sistematizacién de Ia ensefianza, Tomé algunas ce sus caracteristicas y las reformuld en un programa de instruccion piiiica. Pero también se interesé en otras caracteristicas que presentaba esa sociedad. como fa distribucién de la tierra, Pudo ver. a través det modelo de los farmers, como se ponia en practica una democracia agraria y como se combinaba la accién del Estado con una fuerte participacion de la sociedad civil. De aquellas cuestiones quedaria, como saldo y herencia, su propuesta educativa ya que la tierra siguié en la Argentina el patron de la gran propiedad latifundista, en manos de fa oligarquia terrateniente. En ese contexto. la accidn centralizadora del Estado ten a0 a sotocar 1a partcipacion aemocratica ge a Sociedad civil y io publICo se caracterizarfa por fundirse con lo estata’ La educacién era e! modo de acceder a (a ciudadania y también una preparacién para la participacién politica. Por eso era fundamental cultivar la inteligencia, formar sujetos con ca pacidad de juicio y voluntad orientada al bien pdblico, Para Sarmiento, ta educacién tenia una finalidad politica. debia preparar a las masas trabajadoras para ejercer los derechos que les per tenecen en tanto nombres. Educar al soverano era d'rigise a los nifios, ciudadanos del mafana. Pero también a los adultos. hombres y mujeres. La educacidn era sindnimo de civilizacién y. por lo tanto. debia regenerar las costumbres para que e! pueblo internalizara un ethos, es decir, un comportamiento, un “modo de ser” republican: “es funcidn de la educacién publica “disciptinar el personal de la nacién” para que produzca en orden, industria y riqueza Sarmiento consideraba que la condicién social de ios hombres dependia muchas veces de circunstancias ajenas a su voluntad. “Un padre pobre no puede ser responsable de la educacion de sus hijos”, pero para la sociedad era vital asegurar que todos los individuos que formaban la naci6n recibieran durante su infancia una educacién que fos preparase para “desempefar las funciones sociales 2 que seran llamados”. La aplicacién del modelo pedagégico norteamerican encontraba en los efectos de la colonizacién espafiola una pesada herencia: el atraso intelectual ¢ industrial. A diferencia de la colonizacion de América det Norte, en América dei Sur ta sociedad incorporé en su seno a los salvajes”, Asi artemetia en Educacién Popular, 104 (a formacion de una trama, es un hecho fatal que ios hijos sigan las tradiciones de sus padres, {...]

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