Plató n

1 . ¿Cuál es el problema de los prisioneros dentro de la caverna?

El problema de los prisioneros es que dan por hecho que todo lo que ven es lo real y no existe
otra cosa fuera de ello. No se atreven a salir de su zona de confort, creen que lo saben y lo
conocen todo, por lo tanto no cuestionan su realidad.

2. ¿Qué es el Mundo de las Ideas?

El mundo de las ideas es aquel mundo o plano donde viven las ideas. Estas son eternas, no
cambian. Este plano es un mundo perfecto, inmortal, donde habitan “los originales” de todo lo
que existe en el mundo sensible. Para plató n, este mundo se alcanza mediante el alma, ya que
esta no está sometida a ningú n tipo de “corrupció n terrenal” y, cuando no está en un cuerpo,
vive libremente con las ideas, los originales, la verdad. Plató n también dice que este mundo es
difícil de percibir, ya que estamos atados a un cuerpo que nos mantiene en el mundo sensible,
este cuerpo es como la cá rcel del alma y para que esta sea libre tenemos que ir mas allá de las
apariencias y conectar con ese plano intangible, en el cual nuestra alma va a encontrarse con
la verdad de nuestra realidad.

3. ¿Qué implica ver con los ‘ojos del alma’?

Ver con los ojos del alma implica dejar de ver la realidad con los ojos del cuerpo, el cual esta
atado a un mundo lleno de copias. Para esto, hay que reconocer “los originales” y adentrarnos
en el plano de las ideas, el cual nos va a permitir tener una perspectiva objetiva de la realidad,
con la intenció n de buscar la verdad.

4. Explica con tus palabras en qué sentido ‘filosofar’ es desear la muerte.

Creo que se refiere a que los filó sofos no temían a la muerte, es má s, la esperaban; porque no
lo veían como algo trá gico, si no que interpretaban la muerte como el punto má ximo en su
“misió n” que era bá sicamente encontrar la verdad. Quizá s interpretaban la muerte como un
viaje para poder adentrarse en el mundo de las ideas, ya que no hay un cuerpo físico que los
ate al plano sensible, por ende para cumplir el objetivo del filosofar deben morir, para
“adquirir la sabiduría” que el cuerpo les impedía alcanzar.