Normalmente, al inicio del tratamiento, se acude a consulta una vez por semana.
Cuando el tratamiento está mínimamente encauzado, se espacían las visitas,
efectuándose habitualmente a razón de una visista cada 15 días.
Psicológicos
Hoy en día, según los estudios realizados, existen dos tipos de intervenciones
particularmente eficaces:
a)Terapia cognitivo-conductual
b)Exposición en vivo y la autoexposición en vivo
-Técnicas de respiración:: la respiración controlada puede ser útil en los casos en que
se de hiperventilación o que presentan dolor u opresión en el pecho al tender a
respirar toracicamente.
-Técnicas cognitivas: reestructuración de creencias distorsionadas e interpretaciones
catastróficas, control pensamientos automáticos, regulación de expectativas que se
auto-cumplen, etc.
-La colaboración del compañero: este puede ofrecer ayuda, apoyo y aliento al cliente
en la aplicación del programa de intervención a parte de desarrollar una mayor
comprensión del problema e involucración.
Varios estudios indican que la terapia cognitivo-conductual tiene una mejor relación
coste-beneficio en comparación con la terapia farmacológica. Aún así, existen casos en
que es conveniente la combinación en etapas iniciales de la terapia cognitivo-
conductual y la farmacológica.
Exposición en vivo
-Las actividades durante la exposición deben hacerse sin prisas, ya que la precipitación
es una estrategia defensiva (acabar rápido) e incrementa la activación.
Definiendo la Agorafobia
La psicología define la agorafobia como una situación de ansiedad, miedo o pánico, originado
por el mismo miedo.
Las personas agorafóbicas tienen miedo a las situaciones que alguna vez les han generado
estrés o ansiedad y miedo a sufrir la misma respuesta fisiológica.
Otra forma de definir la agorafobia es como el miedo irracional a situaciones y lugares de los
cuales sería difícil escapar, o disponer de ayuda.
La agorafobia se origina por el miedo irracional a sentir miedo, sin embargo la mayoría de las
personas con este trastorno de ansiedad, no reconocen los síntomas que padecen ni
reconocen sus miedos.
Así como en la fobia social el temor procede de la evaluación de los demás, en la agorafobia
siempre está asociado a un ataque de pánico.
Cualquier persona de cualquier edad puede llegar a desarrollar algún episodio de angustia o
pánico, pero las estadísticas dicen que por lo general, la agorafobia es más frecuente en
mujeres de entre 20 años a 40.
Terapias
El tratamiento de la agorafobia al igual que en el caso de otros trastornos de ansiedad, suele
ser una combinación de medicación y psicoterapia, por lo general es muy efectivo.
Fitoterapia
Valeriana, Melisa, Pasiflora y Lavanda: ayudan a equilibrar el sistema nervioso,
tienen propiedades sedantes y ansiolíticas.
Técnicas de relajación
Terapia conductual y de exposición: es la más empleada para tratar la agorafobia,
consiste en exponer a la persona a las situaciones que le provocan ansiedad.
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Haz una cita con tu médico y busca una remisión a un consejero que pueda
ayudarte a curar la agorafobia, preferentemente uno que se especialice en
desórdenes de ansiedad. El consejero te ayudará a obtener nuevamente el control
de tu vida, discutiendo tus disparadores y síntomas, y ayudándote a entender qué
está sucediendo. Pide medicaciones que puedan ayudarte con los síntomas.
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Toma pequeños pasos para volver a tener el control de tu mundo. ¿Incluso pensar
en salir por la puerta hace que sientas síntomas de ansiedad? Comienza allí, en tu
punto de ansiedad más pequeño. Párate en la puerta y ábrela. Al estar allí, toma
lentas y continuas respiraciones profundas. Tranquilízate con afirmaciones
relajantes, como "Todo está bien", "Estoy bien" o "Esto es sólo temporal"; cualquier
cosa que te ayude a sentirte mejor. Quédate allí hasta que los sentimientos de
ansiedad desaparezcan.
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Sigue empujándote a ti mismo y a la ansiedad. Sí, tendrás que soportar los ataques
de pánico, pero mejorarán. Los síntomas disminuirán e incluso se irán con el
tiempo. Una vez que puedas salir por la puerta sin preocuparte, da un paso hacia
afuera. Quédate allí hasta que el ataque de pánico ceda. Sigue dando ese paso hacia
afuera hasta que finalmente puedas hacerlo sin ansiedad.
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Sigue alejándote de tu zona de comodidad (usualmente tu hogar). Querrás volver
allí cuando comience un ataque de pánico. Sin embargo, debes permanecer donde
te encuentres hasta que éste ceda. Eventualmente, esto curará tu agorafobia. Te
estás enseñando que sobrevivirás incluso luego de tener un ataque de
pánico severo, y que los lugares que temes son seguros.