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fundamento sino su irrealizabilidad. Cuando se trata de emunciarlos, el acuerdo se obtiene con relativa far cilidad, independientemente de la mayor o menor con viecién de su fundamento absoluto: cuando se trata de pasar a la accién, aunque fuese el fundamento indiscutible, comienzan las reservas y las oposiciones, EL problema de fondo relativo a los derechos del hombre es hoy no tanto el de justificarlos, como el de protegerlos. Es un problema no filoséfico, sino politico. 9, Es Innegable que existe una crisis. Es necesario tomarla en cuenta, pero no intentar superarla bus: cando otro fundamento absoluto que sustituya al per dido. Nuestra tarea, hoy, es mucho més modesta pero también mas diffe, No se trata de hallar el funda. mento absoluto —empresa. sublime pero. desespera. da— sino, cada ver, lor distintos fundamentos pos bles. Pero tampoco esta bisqueda de los fundamen- tos posibles —empresa legitima y no destinada como Ja otra al fracaso— tendré alguna importancia his- ‘rica si no va acompaiiada del estudio de las con dlciones, los medios las situaciones en que este 0 faquel derecho pueda ‘realizarse. Tal estudio es tarea de las ciencias histéricas y sociales. El problema fi losético de los derechos del hombre no puede ser disociado del estudio de los problemas histéricos, sociales, econémicos, psicoldgicos, inherentes as realizacion: el problema de los fines es el de los me- 3s. Eso significa que el filésofo ya no esta solo, El Filésofo que se obstina en permanecer solo termina por condenar a la filosofia a la esterilidad. Esta eri- sis de los fundamentos es también un aspecto de la crisis de la filosofia, 18 wv PRESENTE Y FUTURO DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE Fo ere ort 7 eerie ca rt: gb, ind i Eeuese comic rene Sr ee es emer eroms Bese aes aag poets tence ee astnees See aneies geen eee Slee eg ree a RS ener oa plane lal promos pot a peseires anes estrone ies 1, Lillian deferment aval at fondements dex date 4 fname, Parenti ta Noows Tei 86 fy tambien 1, Soumcla'ncicon ota con ete de Sl fondameno de SPIT dare on sivas internets wei et itn, 2 ene? sal daturo de ineolson omnia por mk hac SIPSES Aaland eon Torn, ait Se fe ‘Soca lana para Ores ntrnscona El problems al que nos enfrentamos, en efecto, no es flosofico sino jurdico y, en sentido mis am: ‘io, politico, Nose trata tanto de saber cules y eudn- tos son esos derechos, cull es su naturalezay st fun dlamento, st son derechos naturales 0 histricos, abso. loro cat sn cual modo mas see ra garantizarios, para impedir que pese 8 ls Taciones solemnes reaulten continuamente volados Por otra parte, cuando la. Asamblea ‘General en st ma sesion aceptaba la propucsta de que la Confe Yencla Internacional de Tor Derechos del Hombre, de- ida cn la seston del ato precedente, tera hagar En Teherénen la primavers de 1966, hacia votes para fue In conferencia marcara «un notable progreso en {n'aeciénllevada a cabo para fomentar y'extender el tespeto de los derechos’ humanos.y. las, Wbertades Glenclaess? Se entiende que la exigencia del rex. pelos de los derechos humanos y las lbertades czen Gales ‘nace’ de la conviceln generalmente compar tida de que tienen un fundamento: el problema de ste es, pues, includible. Pero cuando digo que el problema, cada ‘vez més urgente ante el que nos en- Eontramos no es el problema del undamento sino el {elas garantias, quero decir que consideramos. al primero no como inexistente sing como, en un clerto Eentdo, resueltg; es decir de tal naturalera que’ no dlsbemes preocuparnos mas por su solucdn. En efec- to, se puede decir que hoy’ el problema del funda Imento Ge los derechos del hombre ha tenido su soli Con en la Declaracion Universal de los Derechos del Hombre aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, ia Declaracin Universal de los Derechos del Hom 2, uta Ia citadel comunit ntrmasionats, 2X1 (16D, py, ha! fara ee ye frat fe rail 8 rae ‘tettuoma Rint e prospetive, eh «Comunitinternasonales, Sx Csr pp TS. 130 bre representa Ia manifestaciin de fa tiniea prueba por la que un sistema de valores pucde considerarse hhumanamente fundamentado y por tanto reconocido: ¥-dicha prueba es ef consenso genetal sobre su vali- ddez. Los iusnaturalisias habrian hablado de conser ‘sus omnium gentivun 0 hhumani. generis. ‘Hay tres modos de fundar los valores: deducien- dolos de un dato objetivo constante, por ejemplo la nnaturaleea humans; considerindolos como verdades tevidentes por si mismas; y por ultimo descubriendo ‘que en un determinado periodo histérico obtienen ‘adhesion general (la prueba del consenso, justamente) El primer modo nos ofreceria la mayor garantia de ssu validez universal, si la naturaleza humana exis tiera verdaderamente y, admitiendo que exista como dato constante ¢ inmodificable, nos fuera dado cono- cerla en su esencia: a juzgar por la historia del ius- naturalismo la naturaleza humana ha sido interpre tada en las formas mis diversas, y la apelacign a la naturaleza ha servide para justificar sistemas de va- lores incluso opuestos entre si, 2Cuil es el derecho fundamental del hombre segun’su naturaleza: el de- recho del més fuerte, como queria Spinoza, o el de- echo a la libertad, como queria Kant? Ei segundo ‘modo —la apelacién ala evidencia— presenta el efecto de colocarse mas allé de toda prucba y de negarse a cualquier posible argumentacion de caric- ter racional: en realidad, en cuanto sometemos esos valores que nos parecen’ evidentes, a Ia verificacion histérica, advertimos que lo que ha sido considerado evidente por algunos en un determinado momento no fs ya considerado evidente por otros en un momento Giferente. A los autores de la Declaracidn de 1789 les ddebid parecer evidente, con toda probabilidad, que la propiedad era «sagrada ¢ inviolable». Hoy, en cam- bio, toda alusion al derecho de. propicdad como de recho del hombre ha desaparecido por completo de los documentos mds recientes de las Naciones Uni BL das Actualmente, gquién no piensa que es evidente fue no se-debe torturar a Ton detenidos? Y.sin em thrgo, dirantc” muchos. silos, Ia tortura fue acep- tala y defendida como” tin procedimiento. judicial formal. Desde que los hombres han. reflextonado s0- bie In juwtfeacton del wo de Ia violencia ha. pare- Gido evident que. vin vi reellere ee" mientras ave ahora se difunden cada ver mis terias de Ia no tila“ se fndan juste sobre echo Ue quel principio. El ercer modo’ de justficar los valores es demos- trar que se apoyan ef cl consenso, de donde se de- Alice te un valor estaria tanto més. fundamentado {iano més adeptos ene. Con el argumento del com Senso se sustitaye por Ta prucha de la intersubjett vid Ia que se considera imposible o extremadamente Incierta dela objetividad. Certamente se trata de un Fundamento historico y como tal. no absoluto; pero te'el unico fundamento, exe bistérico. del conssnso, Sue puede. probarse facticamente. Pues bien, Ta De: Garacion Universal de los Derechos del Hombre pue fle saludarse ‘como lamas grande prucba histrica Sue jams se hays dado del consensus onium ge. thu sobre un determinado sistema de valores. Los ticjos jusnatualstas dsconfiaban —y ‘no eataban {el todo errados— del ‘consenso general como fun: damento del derecho natural, porgue era dificil de omprobas, Era necerario buscar fos documento pro: Satorios » través de Ta inguieta y oscura historia de Its naciones, como. intentaria Racer Giambatita Vico. Pero ahora ese documento existe: ha sido apro- Ihndo por 48 cstados cl 10 de diciembre de 1948 en Ia Asamblea General de las Naciones Unidas, y desde amitay Nolatr ultare,sprobaso jun con el Paco. ere ‘eral de ns Naciones Unidas el 16 clembre de 196, rs, tate pepe in fuesn con a fortn (W. de 132 entonces se lo ha aceptado como inspiracion y orien- tacién en el proceso de crecimiento de toda la comi- nnidad internacional hacia una comunidad no sélo de estados sino de individuos libres e iguales. No sé si ‘nos damos cuenta de hasta qué punto la Declaracion Universal representa un hecho nuevo en cuanto por primera ver en la historia un sistema de principios fundamentales de la conducta humana ha sido acep- tado libre y expresamente, a través de sus respectivos gobiernos, por la mayor parte de los hombres que hnabitan la tierra, Con esta declaracién un sistema de valores se hace (por primera vez en la historia) uni. ‘versal, no en principio sino de hecho, en cuanto el consenso sobre su validez y su tdoneidad para regir las suertes de la comunidad futura de todos los hom- bres hha sido declarado explicitamente. (Los valores de que han sido portadoras las religiones e iglesias, ‘adn Ia mas universal de elas, Ia cristiana, han impli ado, de hecho, 0 sea histéricamente, sélo a una parte @e la humanidad) ‘Solo después de Ia Declaracién podemos tener la certeza historica de que la huma- nidad, toda la humanidad, comparte algunos valores comunes y podemos finalmente creer en la universa- Tidad de fot valores en el tinico sentido en que tal ‘ereencia es histéricamente legitima, es decir en el sentido en que universal significa un dato aceptado ‘no objetivamente sino subjetivamente por el com: junto de los seres humanos. “Este universalismo ha sido una lenta conquista En la historia de la formacién de las. declaraciones de los derechos se pueden distinguir al menos tres, fases, Las declaraciones nacen como teorias filosdfic cas. Su primera fase debe buscarse en las obras de Jes filésofos. Si no queremos remontarnos a la idea estoica de la sociedad universal de los hombres racio- rales —el sabio es cludadano no de esta o aquella patria sino del mundo—, 1a idea de que el hombre en Cuanto tal tiene derechos por naturaleza que nadie, 133 ni siquiera el Estado, Je puede sustraer y que él mis- ‘mo no puede enajenar (aunque en caso de necesidad los enajene, la transferencia no es valida) ha sido laborada por el iusnaturalismo moderno. Su padre fs John Locke. Segiin Locke, el verdadero estado del hhombre no es el estado civil sino el natural, 0 sea el estado de naturaleza en el que los hombres son bres ¢ iguales; el estado civil es una ereacién artifi cial que no tiene otro objetivo que permitir Ia més lamplia expresién de la libertad y la igualdad natu rales. Por mas que la hipétesis del estado de natura leza haya sido ya abandonada, las primeras palabras ‘con que comienza. In Declaracidn Universal de los Derechos del Hombre conservan un eco muy preciso de ella: «Todos los hombres nacen libres ¢ iguales fn dignidad y derechos». Lo que es un modo distinto dle decir que los hombres son por nasuraleza libres iguales. ¢¥ eémo no recordar las primeras y eéle- tyres palabras con que da comienzo Rousseau @ su Contrato social: «El hombre ha nacido libre y se halla encadenado en todas partess? La Declaracién conserva un eo de todo esto porque los hombres, de hecho, no nacen ni libres ni iguales: Son libres ¢ iguales respecto de un nacimiento 0 naturaleza ideal, ‘que era precisamente la que tenfan en mente los ius: taturalistas cuando hablaban del estado de naturalera. La libertad y la igualdad de los hombres no son un dato de hecho sino un ideal que debe ser perseguido, hho una existencia sino un valor, no un ser sino un ber... En cuanto teorias filoséficas, las primeras afirmaciones de los derechos del hombre son pura simplemente la expresion de un pensamiento Indiv dual: son universales respecto del contenido en cuan- to-se dirigen a un hombre racional fuera del espacio sited ¢ Med al om en Dil dase Nese Bee, Badan, Godman numme © Nason! One, 134 yy del tiempo, pero son extremadamente limitadas espeto'de' su cicacia por cuanto son, en Ia mejor de Tas, hipétess, propuestas para un’ futuro leg Tador hn el momento cn qe ett tris on cent das por primera ver por wn legislador,y eso St on fa Declaracion de' Derechos de los Estados aimer aos y de la Revolucion francesa (un siglo mas tar G2), y'sirven de base a una neva concepeion del Estado, que ya. no es absolute sino Timitado, no es f'n fine snow eo para cana Tincs que se ponen antes y fuera de su propia exis: tencia Ta afirmacién de los derechos del hombre no fo ya'la expresion de-una noble exgenci, sino el puto de partida para Ta institulon de un verdadero J propio sistema de derechos en el sentido estricto de Ta"polaba, eo decir como derechos postivos y efee tives, El segundo momento de Ta historia de la Decl racion de fos Derechos Humans consiste pues, en el poco de fa teria a a practica, del derecho solo pen- ido al derecho actuado. En este paso la afirmacion de los derechos del hombre gana en conerecion pero Derde en universalidad. Los derechos son de ahora en Inds protegidos,e= decir son verdaderos y propios de- echo positives pero valen solo. en el ambito del Fotado que fos reeonoce. Aunque se mantenga formulas solemnes la distincion entre derechos el hombre y derechos del ciudadano, ya no son derechos del hombre sino del ciudadano, © sl menos son dere hos del hombre sélo en cuanto son derechos del Gludadano Ge este 0 aquel Estado en particular. ‘Con la Declaracioa de 1948 da comienzo una ter cera iltima fase on que la firmacion de fos dere Shs ts al mismo tiempo wiverse 9 postva: univer: Salen el sentido de que no solo son destinataros 4: los princpios contenidos en ella fos ciudadanos de teste 0 aquel Estado sino todos Tos hombres; positiva, gn el sentido de que pone en movimiento un proceso 135 1 cuyo término los derechos del hombre deberian ser ‘ya no. s6lo proclamados idealmente reconocidos sino efectivamente protegidos incluso contra el mis ‘mo Estado que los ha violado. Al final de este proceso los derechos del ciudadano se transformaran real- ‘mente, positivamente, en los derechos del hombre. al menos serén los derechos del eiudadano de aque- lia ciudad que no conoce fronteras, porque compren- de a toda Ia humanidad, 0 en otras palabras seran_ derechos del hombre en cuanto derechos del ciudad ‘no del mundo, Nos sentiriamos tentados a describir ¢l proceso de desarrollo que acaba con la Declaracién, Universal también de esta otra forma, sirviéndonos de las tradicionales categorias del derecho natural y del derecho positivo: los derechos del hombre na- en como derechos naturales universales, se desarro- Ilan como derechos positives particulares para hallar Juego su plena realizacién como derechos positives tuniversales, La Declaracin Universal contiene en ger ‘men la sintesis de un movimiento dialéctico que co- ‘mienza con la universalidad abstracta de los derechos faturales, pasa a la particulardad concreta de, los derechos positivos nacionales, termina con la Sslidad ya no abstracta sino concreta de los derechos positives universales* "uando digo «contiene en germens quiero llamar la atencién sobre el hecho de que la Declaracion Unie versal es s6lo el principio de un largo proceso, del ue no podemos atin ver Ia realizacién tltima. La Declaracién es algo mas que un sistema doctrinario pero algo menos que un sistema de normas juridicas. Por otra parte, como se ha observado repetidas ver ces, la misma’ Declaracién proclama. los. principios feu difunde no como normas juridicas sino como sitesi ihr teint det arte dttwomo, Tar, 136 ‘ideal comin que debe ser aleanzado por todos los pueblos y todas las nacioness. Existe tina apelacion 2 las mormas_juridicas, pero se encuentra contenida fen un juiclo hipotético. En efecto, en el Preémbulo Se lee que «es indispensable que’ los derechos. del hombre sean protegidos por normas juridicas, si se dosea evitar que el hombre se vea forzado a recarrir, como tiltima instancia, a la rebelion contra la tirana ¥y la opresiéns. Esta proposicion se limita a establecer jun nexo necesario entre un determinado medio y un determinado fin, o si se prefiere, presenta una elec ‘cin entre dos alternativas: o Ia. proteccion juridiea © a rebelién. Pero no se presenta a si mistia como ssiendo ef medio, Indica cuales de las dos alternativas haa elegido, pero no se encuentra ain eapacitada para realizarla. Una cosa es indlear el camino, otra reco: rrerlo hasta el final ‘Cuando los derechos del hombre se consideraban ‘inicamente como derechos naturales, la tnica dafen ‘38 posible contra su violacién por parte del Estado ‘era tambiéa un derecho natural, el asf denominado erecho de resistencia. Luego, en las constituciones gue han reconocido la proteccién juridica de algunos de estos derechos, el derecho matural de resistencia se ha transformado en un derecho positive de pro- ‘mover una accién judicial contra los mismos organis- ‘mos del Estado. {Pero qué pueden hacer los ciude- anos de un Estado que no ha reconocido los dere- thos del hombre como derechos dignos de proteccion? Una ver més no les queda otro camino que el asi Iamado derecho de resistencia, Solo la extensién de esa proteccién juridica de algunos Estados a todes, y ‘al mismo tiempo la proteccién de estos mismos dere. tun nivel mas allo que el Estado, 0 sea la co- ‘entre opre- sion y resistencia. Es claro, pues, que con ese juiclo hipotético (0, lo que es lo mismo, can esa alternativa) 137 Jos autores de Ia Declaracién han demostrado ser perfectamente conscientes del medio que condice al Tin deseable. Pero una cosa es Ia contienci del me- dl, y otra sa reallzacion, ‘Cuando decimos que ia Declaracion Universal ha representado sélo el momento inci de la fase final dl proceso de positiviracion universal de los dere hos’ del hombre pensamos habitualmente en las di fieultades que supone poner en practica medidas eft caces para garantizar si existencla en una comunidad como [a nerasoal en Ta gi no eh roducdo Stun el proceso de’ monopal Ia fuerea que ha 'caratorisado el acimiento del Estado, modetno. Pero hay tambien problemas” de. desarrollo que se relacionan con el contenido mismo de la Declara Gién, Respesto del contenido, es decie Ia cantidad. y falldad' de Tos derechos que enumers, 1a Decaracion to puede eshibir ninguna pretensiin defintiva, Tan. bien los derechos del hombre son” derechos, histor os, que emorgen gradualmente de Tas luchas que el hombre lleva a cabo por su emancipacién y de la ttransformacioa’ de las ‘Condiciones de yida que esas Tchas producen. La” expresion’ «derechos. del. hom tren, que cs ciertamente enfatice, aunque oportuna: mente enfatica, puede inducir a error, porgue hace pensar en Ia exisencia de derechos pertenecientes,& {in hombre abstract y como tal suetraido al flujo ae Ia historia, a un hombre ssencal y eterno de cuya contemplacién derivamos el conoctmiento inflible de Sut derechos y deberes: Hoy sabemos que. tambien jos derechos denominados humanos son's! prodocto no de la navoralesn sino de Ia clvizacion humans tn evianto derechos histérioos son camblantes, 0s Stsceptibles “de. tranaformacién.y ‘expansion, Basta char una mirada alos escritos dé los primeros lasna furalisas para darse cuenta de cémo se ha alargado In'Tista'de los derechos: Hobbes sdlo conoce uno, el derecho a In vida, Como todos. saben, el desarrollo. 138 de los derechos del hombre ha pasado por tres fases: fen un primer tiempo se han afirmado los derechos de Hibertad, es decir todos aquellos derechos que tien den a limitar el poder del Estado y a reservar al indi- ‘viduo oa los grupos particulares una esfera de liber lad del Estado; en un segundo momento se han pro- ppugnado los derechos politicos que, al coneebirse la Tibertad no sélo negativamente como no-impedimento, ‘sino positivamente como autonomia, han tenido como ‘consecuencia la cada vez mas amplia, difundida y frecuente participacién de los miembros de una co- ‘muunidad en el poder politico (0 libertad en ef Estado); ppor ultimo se han proclamado los derechos sociales ‘que expresan Ia maduracign de nuevas. exigencias digamos incluso de nuevos valores, como los del bi ‘estar y la igualdad no. s6lo formal, y que podrian ‘denominarse ibertades « través de 0 por medio del Estado. Sia Locke, campedn de los derechos de I bertad, alguien le hubiera dicho que todos los ciuda- danos habrian debido participar en el poder politico y peor ain obtener wn trabajo remunerado, habria Tespondido que eran locuras. Y sin embargo Locke hhabia escrutado a fondo la naturaleza humana; pero Ja naturaleza humana que él habla observado era la del burgués o Ta del comerciante del siglo xv y no hhabia Iefdo en ella, porque no podia leerla desde ese ‘punto de vista, las exigencias y reclamos de quien fenia otra naturaleea o mds precisamente no tenia, ‘ninguna naturaleza humana (pdesto que la naturaleza ‘humana se identifieaba con la de quienes pertenecian una determinada clase), ‘Ahora bien, In Declaracién Universal de los Dere- cchos del Hombre, que clertamente es, respecto del proceso de proteccion global de estos derechos, un punto de partida hacia tuna meta progresiva, como hhemos dicho hasta ahora, representa en cambio, res- ppecto del contenido, o sca respecto de los derechos pproclamades, un punto de detencidn de un proceso 139 on ei a oe oes or oe Se sarrollo de la tcenic, la transtormacion de’ condiio- et oo ee ie pee See eg eee oe ieee Spin, el derecho a ta verdad de is informaciones, pe ia oe see _ ees rae eee ee foe eee eee ey ge Sea =e Sesarrollo ténico y econdmico eve consigo nuevas See tae 140 térica que Ia humanidad tiene de sus propios valores fundamentales en la segunda mitad del siglo xx. Es tuna sintesis del pasado y una inspiracién para el por- venir; pero sus tablas no han sido esculpidas de una vez pata siempre, Con esto quiero decir que la comunidad interna- cional se halla hoy enfrentada no sélo al problema de preparar garantias validas para esos derechos, sino también al de perfeccionar ‘continuamente el conte- nido de la Declaracién, articuléndolo, especificindolo, actualizindolo, de modo de no dejarlo cristalizar y ‘momificar en’ férmulas tanto més solemnes cuanto ‘mas vaclas. Este problema ha sido encarado por los ‘organismos internacionales en estos titimos aos —es- pecialmente en la segunda década— con una serie de Actos que demuestran Ia gran conciencia que estos Crganismos han adquirido. sobre la historicidad del ‘documento inicial y sobre la necesidad de mantenerlo vivo haciéndolo crecer desde adentro. Se trata de un verdadero desarrollo o quizas incluso de una gradual maduracion de la Declaracién, que ha generado y fst por generar otros documentos interpretativos © simplemente Integradores del documento’ inicial ‘Me limito a citar algunos ejemplos: la Declaracién de los Derechos del Niio, adoptada por la Asamblea General el 20 de noviembre de 1959, se refiere en su ppreambulo a la Declaracién Universal, pero inmedia- famente después de esta referencia presenta el pro- bblema de los derechos del nih como una especifica ‘ign de la solucién dada al problema de los derechos del hombre. En el pasaje en que se dice que «el nibio, f causa de su inmadurez fisica e intelectual, tiene hecesidad de una particular proteccién y de culda- dos especiales», resulta claro que los derechos del hilo se consideran como un ius singulare respecto de lun fus commune: el relieve que se les otorga por me- dio del nuevo documento deriva de un proceso de ‘especificacion del generico, en el que se realiza el 14

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