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El “movimiento indígena” y las cuestiones pendientes en América Latina Titulo

Quijano, Aníbal - Autor/a; Autor(es)


Cuestiones y horizontes : de la dependencia histórico-estructural a la En:
colonialidad/descolonialidad del poder
Buenos Aires Lugar
CLACSO Editorial/Editor
2014 Fecha
Colección Antologías Colección
Democracia; Colonialidad del poder; Movimientos indígenas; Modernidad; Temas
Neoliberalismo; Globalización; América Latina;
Capítulo de Libro Tipo de documento
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El “movimiento indígena”
y las cuestiones pendientes
en América Latina*

N o es poca la letra gastada, dentro y fuera


de América Latina, sobre el así llamado
“movimiento indígena”, en especial después
mocráticos y la “gobernabilidad” de una po-
blación cada vez más descontenta porque sus
necesidades son cada vez menos satisfechas, y
de la insurgencia de Chiapas en enero de 1994 que está aprendiendo a organizarse con modos
y, recientemente, en atención a los sucesos nuevos y a plantear demandas inesperadas,
políticos de Bolivia y de Ecuador. Eso proba- obviamente, para sus dominadores. Sin embar-
blemente expresa, ante todo, un preocupado go, quizá la mayor parte de la literatura se re-
reconocimiento del impacto político inmedia- fiere al tema de la identidad, aunque más bien
to de las acciones de los “indígenas”, de los como una demostración de la infinitud del dis-
conflictos que tales acciones desencadenan curso sobre la cultura, la multiculturalidad, la
y que amenazan desencadenar en el resto de hibridez cultural, etcétera, en fin, de la siempre
la población, poniendo en riesgo, en cada vez creciente familia de términos que envuelven la
mayor número de países, la estabilidad de los cuestión de la identidad para mantenerla lejos
actuales regímenes autodefinidos como de- de la cuestión del poder. En cambio, son aún
delgadas e incipientes otras líneas de reflexión
* Este artículo fue originalmente publicado en: Quija- sobre implicaciones más complejas y de más
no, Aníbal 2005 “El ‘movimiento indígena’ y las cuestio- largo plazo de las acciones de los actuales “in-
nes pendientes en América Latina” en Tareas (Panamá: dígenas” latinoamericanos, en particular res-
CELA), N° 119: 31-62, enero-abril; y en Estay Reyno, pecto de las condiciones de otras formas de
Jaime (comp.) 2005 La economía mundial y América
Latina: tendencias, problemas y desafíos (Buenos Ai- control del trabajo y de la autoridad colecti-
res: CLACSO). En: <http://bibliotecavirtual.clacso.org. va, en la trayectoria de, hacia, otras formas de
ar/ar/libros/tar119/quijano.rtf>. existencia social.
636 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

Aquí lo que me propongo, principalmente, exactamente, bajo los mismos calificativos iden-
es abrir dos de las cuestiones que con respecto tificatorios. En cambio, los unos y los otros no
al “movimiento indígena” no son aún suficien- son lo mismo, de ninguna manera, si se trata de
temente discutidas pero, que a mi juicio son, su relación con los “blancos” y con lo “europeo”1.
podrían ser, las de más decisiva reverberación Y esa es, precisamente, la cuestión: cual-
sobre la próxima historia latinoamericana: su quiera de tales “categorías”, en América, en es-
relación con el Estado-nación y con la demo- pecial en América Latina, sólo tienen sentido
cracia dentro del actual patrón de poder. en referencia al patrón de poder que se origina
en la experiencia colonial y que desde entonces
no ha dejado de reproducirse y desarrollarse
Nota sobre lo “indígena” manteniendo sus mismos fundamentos de ori-
y la colonialidad del poder gen y de carácter colonial. En otros términos,
se trata de un patrón de poder que no deja, no
Para ese propósito es indispensable abrir de puede dejar, su colonialidad.
nuevo la cuestión de lo “indígena” en América
Latina. Pero, en esta ocasión en un espacio li-
mitado, me restringiré a plantear las propuestas La colonialidad del actual
más significativas para su indagación y debate. patrón de poder
En primer término, es necesario reconocer
que tanto los que hoy se autoidentifican como Para lo que aquí específicamente interesa,
“indígenas” en vez de “indios”, como aquellos los principales productos de la experiencia co-
otros que admiten ahora identifi­car­los como “in- lonial son:
dígenas”, “nativos”, “aborígenes” u “originarios”,
son exactamente lo mismo, si se trata del lugar 1 Toda estadística sobre los “indios” o “indígenas” en
de su nacimiento o, incluso para una inmensa América Latina es azarosa e incierta. Depende, obvia-
mayoría, si se trata de la “antigüedad” –de lo mente, de los criterios de i­dentificación, de quién iden-
“aborigen”, pues– parcial o total, de su linaje tifica a quién y quién se identifica cómo. En México, las
cifras van de 25 a 50 millones y en los países andinos de
familiar. Esto es, desde esa perspectiva todos y
10 a más de 20 millones. Las cifras sólo pueden te­ner uti-
cada uno de cualquiera de ambos lados caben, lidad de referencia, pero no, exactamente, de estadística.
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1. La “racialización” de las relaciones entre pecto de los “indios”, “negros” y “mestizos”,


colonizadores y colonizados. En adelante, como “blancos” y “europeos”.
“raza”, un constructo mental moderno, sin 2. La configuración de un nuevo sistema de ex-
nada que ver con nada en la previa realidad, plotación, que articula en una única estruc-
generado para naturalizar las relaciones so- tura conjunta a todas las formas históricas
ciales de dominación producidas por la con- de control del trabajo o explotación (esclavi-
quista, se constituye en la piedra basal del tud, servidumbre, pequeña producción mer-
nuevo sistema de dominación, ya que las for- cantil simple, reciprocidad, capital) para la
mas de dominación precedentes, como en- producción de mercaderías para el mercado
tre sexos y edades, son redefinidas en torno mundial, en torno de la hegemonía del capi-
de la hegemonía de “raza”2. Los originarios tal, lo que otorga al conjunto del nuevo sis-
términos extremos de ese nuevo sistema de tema de explotación, su carácter capitalista.
dominación son, de un lado, los “indios”, tér- 3. El eurocentrismo como el nuevo modo de
mino colonial en el cual son embutidas las producción y de control de subjetividad –
numerosas identidades históricas que habi- imaginario, conocimiento, memoria– y ante
taban este continente antes de la conquista todo del conocimiento. Expresa la nueva
ibérica y, del otro, los colonizadores, que subjetividad, las relaciones intersubjetivas,
desde el siglo XVIII se autoidentificarán, res- que se procesan en el nuevo patrón de poder.
Es decir, los nuevos intereses sociales y las
nuevas necesidades sociales que se generan
2 Véanse: Quijano, Aníbal y Wallerstein, Immanuel y se desarrollan dentro de la experiencia de
1992 “The Americanity as a concept. Or the Americas la colonialidad del poder, en especial de las
in the Modern World-System” en International Jour-
relaciones entre el nuevo sistema de domi-
nal of Social Sciences (París: UNESCO), N° 134, nov.;
Quijano, Aníbal 1999 “¡Qué tal raza!” en Familia y nación social ordenado en torno de la idea
cambio social (Lima: CECOSAM) pp. 186-204; que fue- de “raza” y el nuevo sistema de explotación
ra reproducido en varias otras publicaciones. Y véase, capitalista. Ese es el contexto que modula la
además: Quijano, Aníbal 1993 “‘Raza’, ‘etnia’, ‘nación’ novedad de la experiencia del tiempo nue-
en Mariátegui. Cuestiones abiertas” en Forgues, Ro-
vo, de radicales cambios histórico-sociales,
land (ed.) José Carlos Mariátegui y Europa (Lima:
AMAUTA) pp. 167-188. de nuevas relaciones con el tiempo y con
638 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

el espacio, el desplazamiento del pasado Ese patrón de poder, que comenzó a ser consti-
por el futuro como la nueva edad dorada de tuido hace cinco siglos, es mundialmente hege-
realización de los anhelos de la especie. En mónico desde el siglo XVIII. Si bien las luchas
suma, el proceso que será nombrado pronto anticolonialistas han logrado desconcentrar
como modernidad. El eurocentramiento del relativamente el control del poder, arrebatan-
control del nuevo patrón de poder implicó do a los colonizadores el control local de la
que la elaboración intelectual sistemática autoridad colectiva y en gran parte del mundo,
del modo de producción y de control del co- ésta incluso se ha hecho formalmente pública,
nocimiento tuviera lugar, precisamente, en admitiendo la participación, en general pro-for-
la Europa Occidental que se va constituyen- ma, de los miembros de las “razas inferiores”,
do en el mismo tiempo y en el mismo mo- el control central y mundial no ha dejado de ser
vimiento histórico. Y la expansión mundial eurocentrado. Más aún, está en curso un pro-
del colonialismo europeo lleva también a la ceso de reconcentración del control mundial o
hegemonía mundial del eurocentrismo. global de dicha autoridad, en beneficio de los
4. Finalmente, el establecimiento de un siste-
ma nuevo de control de la autoridad colec-
tiva, en torno de la hegemonía del Estado – “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América
Estado-nación después del siglo XVIII– y de Latina” en Lander, Edgardo (comp.) Colonialidad del
saber, eurocentrismo y ciencias sociales (Buenos Ai-
un sistema de Estados, de cuya generación res: UNESCO / CLACSO); Quijano, Aníbal 2000 “Colo-
y control son excluidas las poblaciones “ra- nialidad del poder y clasificación social” en Festschrift
cialmente” clasificadas como “inferiores”. for Immanuel Wallerstein. Journal of World-Systems
En otros términos, se trata de un sistema Research (Colorado), Vol. VI, N° 2: 342-386, fall-winter
Special Issue: Arrighi, Giovanni y Goldfrank, Walter L.
privado de control de la autoridad colectiva,
(eds.); y en Quijano, Aníbal 2001 “Colonialidad, globali-
en tanto que exclusivo atributo de los colo- zación y democracia” en Tendencias básicas de nues-
nizadores, ergo “europeos” o “blancos”3. tra época. Globalización y democracia (Caracas: Ins-
tituto de Altos Estudios Diplomático Pedro Gual) pp.
25-61, posteriormente reproducido en otras publicacio-
3 He comenzado a discutir las cuestiones referidas a nes latinoamericanas y traducido al portugués como
ese nuevo patrón de poder, sus fundamentos y sus im- “Colonialidade, poder, globalização e democracia” en
plicaciones, principalmente en: Quijano, Aníbal 2000 Novos Rumos (San Pablo), Año 17, N° 37: 4-29, 2002.
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europeos4. Y en una buena parte del mundo ac- sudeste de Asia, en India, Indonesia, Filipi-
tual ex colonial, principalmente en América y nas, en los países situados en la antigua Indo-
Oceanía, los “blancos” y lo “europeo” han lo- china, quienes son identificados como “indí-
grado mantener el control local del poder en genas” y han terminado aceptando tal identi-
cada una de sus dimensiones básicas. En Amé- ficación, así como quienes los identifican de
rica, por eso, las cuestiones referidas al debate ese modo, no mientan para nada ninguna re-
de lo “indígena” no pueden ser indagadas, ni ferencia con lo “europeo”, con lo “blanco”, en
debatidas, sino en relación a la colonialidad suma con el colonialismo europeo. Allá los
del patrón de poder que nos habita, y desde esa grupos o poblaciones “indígenas” son aque-
perspectiva, pues fuera de ella no tendrían sen- llos que habitan las zonas más aisladas, más
tido. Es decir, la cuestión de lo “indígena” en pobres, por lo general en la floresta o en la
América y en particular en América Latina, es tundra, cuyos principales recursos de vida, a
una cuestión de la colonialidad del patrón de veces los únicos, son el bosque, la tierra, los
poder vigente, al mismo título que las catego- ríos, y sus respectivos habitantes, vegetales
rías “indio”, “negro”, “mestizo”, “blanco”. o animales. Tales poblaciones son oprimidas,
En consecuencia, no es complicado enten- discriminadas, despojadas de sus recursos,
der que, en todos los contextos donde el con- sobre todo ahora en tiempos de la “globali-
trol inmediato del poder local no lo tienen zación”, por los otros grupos no “blancos”,
los “blancos” ni lo “europeo”, el término “in- ni “europeos” (por lo mismo, tan “nativos”,
dígena” no tiene la misma significación, ergo “aborígenes” u “originarios” como los otros)
tampoco las mismas implicaciones. Así, en el que en esos países tienen hoy el control in-
mediato del poder, aunque sin duda asocia-
dos a la burguesía “global” cuya hegemonía
4 El término “europeo” es usado aquí no en su sentido
físico-geográfico, sino en relación con la colonialidad corresponde a los “europeos” y “blancos”.
del patrón de poder vigente. Esto es, como referencia En países como India, la clasificación de la
a los grupos sociales “blancos” o “europeos” que población en términos de castas, agrava esa
tienen el control del poder mundial donde quiera que situación de los adivasi (“indígenas”), los
sus respectivos países están ahora ubicados, pues esa
vincula y equipara a los dalit (“intocables”),
geografía del poder sigue siendo un producto de la
colonialidad del poder. al imponerles un secular sistema institucio-
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nalizado de discriminación y de opresión5. Y La colonialidad del poder y la


bajo el renovado dominio de los brahmines cuestión nacional en América
y su fundamentalismo “comunalista”, esa si-
tuación es hoy aún peor y más violenta. Las Con la derrota del colonialismo británico prime-
demandas de los “indígenas” del sudeste ro, e ibérico después, en América se instala una
asiático son, pues, en todo lo fundamental, paradoja histórica específica: Estados indepen-
diferentes que los de sus homónimos latinoa- dientes articulados a sociedades coloniales.
mericanos. Sus movimientos de resistencia Ciertamente, en el caso de Estados Unidos,
son cada vez más amplios y organizados y los la nacionalidad del nuevo Estado correspondió
conflictos regionales que ya producen irán en a la de la mayoría de la po­blación del nuevo
la misma dirección. La actual virulencia del país, que no obstante su origen y filiación “eu-
chauvinismo fundamentalista del “comuna- ropea” y “blanca”, con su victoria anticolonial
lismo” es una de sus claras señales6. se otorga una nueva nacionalidad. La pobla-
ción “negra”, inicialmente la única sometida a
la colonialidad del nuevo poder dentro de las
5 Hay una extensa literatura de ese debate. Véase el
reciente libro de Tirkey, Agapit 2002 Jharkhand Mo- sociedades coloniales britano-americanas, e
vement. A Study of its Dynamices (New Delhi: All impedida de tener parte alguna en la genera-
India Coordinating Forum Of The Adivasi/Indigenous ción y control del nuevo Estado, era minorita-
Peoples, AICFAIP). La “castificación” de las relaciones ria a pesar de su importancia económica, como
de poder en India hace más compleja aún la “indige- lo será pronto la población “india” que sobrevi-
nización” de parte de la población. Véase, entre otros,
de Mendelsohn, Oliver y Vicziany, Marika 2000 The Un-
touchables. Subordination, Poverty and the State in ocupando junto con los dalit/intocables todos los es-
Modern India (New Delhi: Foundations Books / Cam- pacios del Foro con sus marchas, sus consignas, sus
bridge University Press). demandas, su protesta contra la opresión, la discrimi-
6 En el IV Foro Social Mundial, cuya cuarta edición nación, el despojo, contra la violencia del fundamen-
acaba de realizarse del 15 al 21 de enero de 2004 en talismo “comunalista”. El Foro fue, para todos ellos
Mumbai (Bombay), India, fue, sin duda, más amplio y también, la ocasión de un común encuentro sin prece-
popular que los anteriores, precisamente por la masiva dentes. No hay como minimizar la importancia de esos
presencia de los adivasi/indígenas de todo el Sureste hechos cuyas implicaciones no tardarán en hacerse
Asiático y sobre todo de todas las regiones de la India, perceptibles.
El “movimiento indígena” y las cuestiones pendientes en América Latina 641

vió a su cuasi exterminio, a la conquista de sus siendo, una sociedad colonial, en los mismos
tierras y a su colonización con posterioridad a tiempos y movimiento histórico en que se in-
la constitución del nuevo país, de la nueva na- dependizaba, se formaba y se definía el nuevo
ción y de su nuevo Estado. Estado. Ese nuevo Estado era independiente
En el caso de los países que se constituyen del poder colonial, pero, simultáneamente, en
en la América que se desprende del colonialis- su carácter de centro de control del poder, era
mo ibérico, sea en el área española o más tarde una ceñida expresión de la colonialidad del po-
en la portuguesa, el proceso es radicalmente der en la sociedad.
diferente: los que logran asumir finalmente el ¿De cuál “nación” eran los nuevos Estados
control del proceso estatal forman, de un lado, que se constituían? ¿De los “europeos” o “blan-
una reducida minoría de origen “europeo” o cos” que se llamaban ahora “mexicanos”, “pe-
“blanco”, frente a la abrumadora mayoría de ruanos” o “brasileños”, esto es, que también se
“indios”, de “negros” y de sus correspondien- otorgaban una nueva identidad nacional? Pero
tes “mestizos”. De otro lado, los “indios” eran estos eran una minoría realmente muy pequeña
siervos en su mayoría y los “negros”, salvo en el en todas partes, aunque relativamente no tanto
Haití resultante de la primera gran revolución en Chile, donde la mayoría de la población “in-
social y nacional americana del período de la dia” no había sido colonizada y ocupaba todo
modernidad, eran esclavos. Esto es, esas po- el territorio al sur del Bío-Bío y resistió aún
blaciones no sólo estaban legal y socialmente por otro siglo antes de ser cuasi exterminada y
impedidas de tomar alguna participación en la colonizada, como lo había sido más temprano
generación y en la gestión del proceso estatal, en Argentina y en Uruguay, bajo otras condicio-
en su condición de siervos y de esclavos, sino nes y con otros resultados. Por el contrario, la
que además, no habían dejado de ser poblacio- nacionalidad de dichos Estados no tenía nada
nes colonizadas en tanto “indios”, “negros” y que ver con las poblaciones colonizadas de “in-
“mestizos” y, en consecuencia, tampoco tenían dios”, “negros” y “mestizos”. No obstante, éstas
opción alguna de participar en el proceso es- eran la abrumadora mayoría de quienes queda-
tatal. La sociedad continuó organizada, larga- ban encuadradas dentro de las fronteras de los
mente, según el patrón de poder producido nuevos Estados. La nacionalidad de los nuevos
bajo el colonialismo. Era entonces, y seguía Estados no representaba a las identidades de la
642 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

abrumadora mayoría de la población sometida cretas de su implantación en esta América.


a los nuevos Estados. En rigor, originalmente Y la población “india” será percibida pronto
les era contraria. como un problema para la implantación del
En ambas dimensiones fundamentales, el moderno Estado-nación, para la moderniza-
nuevo Estado independiente en esta América ción de la sociedad, de la cultura. Así, en el
(Latina), no emergía como un moderno Estado- debate político latinoamericano se instala,
nación: no era nacional respecto de la inmensa desde la partida, lo que se denominó por casi
mayoría de la población y no era democrático, dos siglos, el “problema indígena”. Se podría
no estaba fundado en, ni representaba, ninguna decir, en verdad, que tal “problema indígena”
efectiva ciudadanía mayoritaria. Era una ceñi- es coetáneo con la fundación de las repúblicas
da expresión de la colonialidad del poder. iberoamericanas.
¿Por qué eran los “indios” un problema en
el debate sobre la implantación del moderno
La cuestión de la democracia y el Estado-nación en esas nuevas repúblicas? Fue-
“problema indígena” ra de la colonialidad del poder en las nuevas
repúblicas, semejante problema no tendría
Esa peculiar situación de la nueva sociedad sentido. En cambio, desde esa perspectiva, los
ex colonial no quedó del todo oculta para una “indios” no eran solamente siervos, como eran
parte de los nuevos dueños del poder. Inme- esclavos los “negros”. Eran, primero que nada,
diatamente después de la consolidación de la “razas inferiores”. Y la idea de “raza” había sido
victoria anticolonial, al promediar la segunda impuesta no solamente como parte de la ma-
década del siglo XIX, en el área hispana ya terialidad de las relaciones sociales –como era
está en debate la cuestión del carácter del Es- el caso de la esclavitud o de la servidumbre,
tado y los problemas de ciudadanía. Para los lo que, en consecuencia, puede cambiar– sino
liberales, en particular, eran demasiado visi- como parte de la materialidad de las propias
bles, por inmensas, las distancias entre sus gentes, como era, precisamente, el caso con los
modelos políticos. Entonces procedentes so- “indios”, con los “negros”, con los “blancos”. Y
bre todo del discurso de la revolución liberal en este nivel, por lo tanto, no había cambios
en Europa Occidental, y las condiciones con- posibles. Y éste era, exactamente, el “problema
El “movimiento indígena” y las cuestiones pendientes en América Latina 643

indígena”: no era suficiente quitar a los “indios” social, la expurgación de “raza” como la forma
el peso de las formas no salariales de división universal y básica de clasificación social.
del trabajo, como la servidumbre, para hacer- En otros términos, la solución efectiva del
los iguales a los demás, como había sido posi- “problema indígena” implicaba –no podía dejar
ble en Europa en el curso de las revoluciones de implicar– la subversión y desintegración del
liberales. O las marcas del colonialismo tradi- entero patrón de poder. Y dadas las relaciones
cional, como el “tributo indígena”, para des- de fuerzas sociales y políticas del período, no
colonizar las relaciones de dominación, como era en consecuencia factible la solución real y
había ocurrido al ser derrotados o desintegra- definitiva del problema, ni siquiera parcialmen-
dos los colonialismos anteriores. Y, encima, los te. Por eso, con el “problema indígena” se cons-
sectores hegemónicos dentro de la fauna do- tituyó el nudo histórico específico, no desatado
minante se oponían con todas sus fuerzas a la hasta hoy, que maniata el movimiento histórico
eliminación del tributo, pero sobre todo de la de América Latina: el des-encuentro entre na-
servidumbre. ¿Quién trabajaría entonces para ción, identidad y democracia.
los dueños del poder? Y era, precisamente, el De otro lado, la independencia política fren-
argumento “racial” el instrumento, explícito o te a España o Portugal, bajo la dirección y el
sobrentendido, para la defensa de los intereses control de los “blancos” o “europeos”, no sig-
sociales de los dominadores. nificó la independencia de estas sociedades de
El “problema indígena” se convirtió, pues, la hegemonía del eurocentrismo. En muchos
en un auténtico incordio político y teórico en sentidos, por el contrario, llevó a la profundi-
América Latina. Para ser resuelto requería, zación de dicha hegemonía, precisamente por-
simultáneamente, ya que por su naturaleza el que el eurocentramiento del patrón de poder
cambio en una de las dimensiones implicaba el implicó que mientras en Europa Occidental la
de cada una de las otras: 1) la descolonización modernidad fuera impregnando no sólo el pen-
de las relaciones políticas dentro del Estado; samiento, sino las prácticas sociales, en esta
2) la subversión radical de las condiciones de América la modernidad fuera arrinconada en
explotación y el término de la servidumbre; y los ámbitos ideológicos de la subjetividad, so-
3) como condición y punto de partida, la des- bre todo en la ideología del “progreso”, y ésta,
colonización de las relaciones de dominación por supuesto, más bien entre grupos minorita-
644 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

rios entre los sectores dominantes y entre los tampoco están libres los que imaginan la revo-
primeros y reducidos grupos de capas medias lución latinoamericana como reproducción de
intelectuales7. la experiencia eurocéntrica. El eurocentrismo
cobra aquí todas sus consecuencias.
En el debate político latinoamericano de
¿Democracia y modernidad los casi dos siglos corridos, después de la de-
sin revolución? rrota del colonialismo español, esa ideología
ha implicado la adopción del paradigma de la
Ese es el contexto que permite explicar y dar democracia liberal acerca del Estado y de las
sentido a un fenómeno político peculiar, quizá, relaciones entre Estado y sociedad, pero sepa-
de la América Latina: la idea de que es posible rado, incluso opuesto en verdad, del paradigma
alcanzar o establecer la modernidad y la demo- de la sociedad burguesa. En ésta, que produjo
cracia en estos países, sin tener que pasar por la democracia liberal, las relaciones de poder
ninguna revolución del poder, o por lo menos social se han constituido no solamente como
de cambios radicales en los principales ám- expresión del capital y de la centralidad de
bitos del poder. De ese modo, la modernidad Europa en el heterogéneo universo capitalista,
y la democracia, aquí tuvieron, tienen aún, el sino también –y para las necesidades de la de-
lugar y el papel de un espejismo político: pues- mocracia liberal, sobre todo– como expresión
to que existen en otros espacios, la retina libe- de una relativamente amplia, si no exactamen-
ral puede copiar sus imágenes en el ho­rizonte te democrática, distribución de recursos de
ideológico del desierto territorio político y producción, de ingresos, de mercado interno,
social lati­noamericano. Tal espejismo político de instituciones de organización y de represen-
aún fascina a una parte principal del espectro tación. En los países “centrales” regidos por la
político latinoamericano. Y de aquel espejismo democracia liberal, eso es el resultado de una
centuria de revoluciones liberal-burguesas, o
de procesos equivalentes. Pero tales procesos
7 He propuesto algunas cuestiones para ese debate no sólo no tuvieron lugar, sino que no podían
en: Quijano, Aníbal 1988 Modernidad, identidad y
tener lugar en América Latina. Pues no se tra-
utopía en América Latina (Lima: Sociedad y Política
Ediciones). ta, obviamente, sólo de la persistencia aquí de
El “movimiento indígena” y las cuestiones pendientes en América Latina 645

la esclavitud, de la servidumbre, de la limitada Respecto del lugar de la población “india” en


producción industrial, etcétera, producida por el posible futuro democrático, el único cambio
la distribución de poder en el universo capita- importante que pudo ser admitido ya tarde en
lista y el proceso de eurocentramiento de su el siglo XIX y que ha sido, entrecortadamente,
control. Se trata ante todo de que la ciudadanía puesto en práctica en el siglo XX, es la “europei-
liberal fue –aún es, en rigor– una aspiración im- zación” de la subjetividad de los “indios”, como
posible para la inmensa mayoría de la pobla- un modo de su “modernización”. El movimien-
ción, formada por “razas inferiores”, esto es to intelectual llamado “indigenista” en América
por no-iguales a los demás. Latina, con ramificaciones en las artes visuales
En ese sentido, el liberalismo en América La- y en la escritura literaria, fue, sin duda, la más
tina no ha dejado de proponer la imagen de un acabada encarnación de esa propuesta9. La co-
“Estado de Derecho” constituido por un univer-
so de instituciones políticas y administrativas,
diseñadas casi siempre con exquisito apego a participación en el Estado liberal, se puede ver: Quijano,
las mejores esperanzas del liberalismo, pero Aníbal 1994 “Colonialité du Pouvoir et Democratie
sustentadas casi exclusivamente en el discurso en Amerique Latine” en Future Anterieur. Amerique
Latine, Democratie et Exclusion (París: L´Harmattan).
constitucional, que no por acaso tiene en nues- Y, también: Quijano, Aníbal 1997 “Ciudadanía y
tros países una historia tan copiosa, pero sin co- democracia: Cuestiones abiertas” en González, Helena
rrelativos o previos cambios en las relaciones y Schmidt, Heidulf (eds.) Democracia para una nueva
de poder social. Parafraseando al propio discur- sociedad (Caracas: Nueva Sociedad).
so liberal, bien podría decirse que esa propues- 9 En el Perú el debate más importante se dio entre
ta ha implicado en la práctica, casi siempre, un José Carlos Mariátegui y Luis Alberto Sánchez. Véase:
de Mariátegui, J. C. 7 ensayos de interpretación de la
“Estado de Derecho” articulado con una “socie-
realidad peruana (originalmente publicado en 1928,
dad de derecha”. Por lo cual cuando funciona hay numerosas ediciones); de Sánchez, Luis Alberto
no puede durar, nunca ha podido durar, o sim- 1978 Apuntes para una biografía del APRA. Los
plemente no ha logrado funcionar8. primeros pasos, 1923-1931 (Lima: Mosca Azul); de
Deustua, José y Renique, José Luis 1984 Intelectuales,
indigenismo y descentralismo en el Perú, 1897/1931
8 Para una debate más detenido sobre las implicaciones (Cusco: Centro Bartolomé de las Casas); de Ibarra,
de la “raza” para la ciudadanía, la representación y la Hernán 1999 “Intelectuales indígenas, neoindigenismo e
646 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

lonialidad de semejante idea es, sin embargo, momentos históricos. De una parte, el virtual
patente, pues se funda en la imposibilidad de exterminio de los “indios” y la conquista de sus
admitir, de imaginar siquiera, la posibilidad de territorios, en todos los países en los cuales los
una descolonización de las relaciones entre lo dominadores, liberales y conservadores por
“indio” y lo “europeo”, ya que, por definición, lo igual, concluyeron pronto que ninguna desin-
“indio” no es solamente “inferior”, sino también dianización, como “europeización”, era viable.
“primitivo” (arcaico, dicen ahora), es decir, por Así ocurrió en Estados Unidos, Argentina, Uru-
partida doble, “inferior” ya que “anterior” a lo guay, Chile. De otra parte, el asimilacionismo
“europeo” en una supuesta línea de evolución cultural y político en México-Centroamérica y
histórica de la especie, concebida según el des- en los Andes11.
plazamiento del tiempo que se hizo inherente
a la perspectiva eurocéntrica de conocimiento.
Ya que no era posible “emblanquecerlos” a to- 11 Hay en ese debate un fenómeno aún no realmente
estudiado. No cabe duda de que la población “india”
dos en términos “raciales”, a pesar de la intensa era demográficamente mayoritaria en las repúblicas
práctica de “mestizaje” que cubre la historia de más importantes, en todo caso más extensa, del área
las “razas” en América Latina, se concluyó que, hispana y era culturalmente predominante entre los
en todo caso, era viable y tenía sentido “euro- colonizados, en México, Centroamérica y los Andes.
peizarlos” subjetivamente, o culturalmente, si No obstante, la población “negra”, aunque obviamente
menor, era importante en la costa norte del Pacifico y
se quiere10. sin duda, sobre todo, en el Caribe, para no mencionar
No será necesario detenerse mucho aquí en el área portuguesa donde era abrumadoramente
lo muy sabido. Las políticas de los dominantes mayoritaria. Y curiosamente, la población “blanca”
para enfrentar ese problema fueron principal- era la menos numerosa en todas estas repúblicas.
Por lo mismo, la demografía no es, seguramente, la
mente dos en América, aunque practicadas con
instancia a la que hay que recurrir para explicarse
muy diversas variantes entre países y entre porqué la población “negra” no aparece en el debate
político sobre el Estado, más allá del problema de
abolir o mantener la esclavitud. Sugiero que después
indianismo en el Ecuador” en Ecuador Debate (Quito), de la revolución haitiana, los dominantes de todas
N° 48: 71-94, diciembre. las Américas, pero no menos los de Europa –éstos
10 Véase: Quijano (2001) “Colonialidad del poder...”, estaban en pleno curso de colonización de los “negros”
Op. cit. del África– procuraron y lograron hacer sociológica y
El “movimiento indígena” y las cuestiones pendientes en América Latina 647

¿Por qué la diferencia? Principalmente, sin El asimilacionismo cultural es la política que


duda, porque en esos últimos países la pobla- se ha procurado sostener desde el Estado, a tra-
ción “india” era y es no solamente mayoritaria vés del sistema institucionalizado de educación
sino, sobre todo, a diferencia de la de los otros pública. La estrategia, por lo tanto, ha consistido
países, socialmente disciplinada en el traba- y consiste en una “asimilación” de los “indios”
jo organizado dentro de un sistema de domi- en la cultura de los dominadores, que suele ser
nación y de explotación. Estos países, como también mentada como la “cultura nacional”,
México y Perú, fueron precisamente las sedes a través de la educación escolar formal, sobre
centrales del imperio colonial español, mien- todo, pero también por el trabajo de institucio-
tras Argentina, Chile y Uruguay fueron margi- nes religiosas y militares. Por eso, en todos estos
nales antes de mediados del siglo XVIII. Dadas países, el sistema educacional pasó a ocupar un
esas condiciones, la política de los “blancos” lugar central en las relaciones entre “indio” y no
respecto de los “indios” prolongó, con modifi- “indio”. La educación escolar fue inclusive mis-
caciones y adaptaciones, la política del perío- tificada y mitificada en ambas partes, y no hay
do colonial, de asimilación y de discriminación duda de que en países como México o Perú, más
cultural, al mismo tiempo. Con la formación en el primero después de la Revolución Mexi-
republicana, el asimilacionismo comenzó a cana, de todos modos en ambos más que en los
ser, sobre todo desde fines del siglo XIX y a lo demás países, fue un mecanismo de desindia-
largo del siglo XX, la dimensión enfatizada en nización subjetiva, cultural si se quiere, de una
el discurso político, aunque mucho menos en parte no desdeñable de la población “india”. Un
la práctica. elemento importante en dicha estrategia ha sido
también la apropiación de las conquistas cultu-
rales de las sociedades que fueron conquistadas,
políticamente invisibles a los “negros” y los incluyeron
solamente en el debate sobre la esclavitud. El hecho destruidas y sus poblaciones colonizadas, tras-
es, de todos modos, que en el debate sobre qué hacer mitido como orgullo de lo “inca”, de lo “azteca”,
políticamente con las poblaciones no “blancas” o no “maya”, etcétera, en una palabra, de lo “indio”
“europeas”, en el área hispana los “negros” son durante anterior a la colonización.
todo el siglo XIX virtualmente invisibles. Por eso no
Sin embargo, dicha estrategia nunca ha
se instala el “problema negro” al mismo título que el
“problema indígena”. dejado de alternarse y de combinarse con
648 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

la política de discriminación de los “indios” en la más grave de sus crisis desde su constitu-
y de enajenación de lo “indio”. De ese modo, ción hace 500 años12.
la desindianización no pudo abarcar a la ma- Por supuesto, las poblaciones sobrevivien-
yoría de la población “india” y ésta no pudo tes de las derrotadas sociedades e identidades
incorporarse, ser incorporada, sino de mane- históricas13 anteriores, no aceptaron inmedia-
ra parcial, precaria y formal, en el proceso de
nacionalización de la sociedad, de la cultura,
12 Sus dos primeros grandes momentos de crisis
del Estado. La colonialidad del poder sigue fueron: primero, la revolución de Tupac Amaru en el
implicando que toda o parte de las poblacio- Virreinato del Perú, en 1780, que fue derrotada pero
nes no “blancas” no puede consolidarse en su dejó profundas secuelas para el destino del poder co-
ciudadanía sin originar profundos y graves lonial. El segundo fue la revolución en Haití, en 1804,
bajo la conducción de Toussaint Louverture, sin duda
conflictos sociales. En ciertos países como la primera gran revolución moderna, que en el mismo
Brasil, Ecuador o Guatemala, o en ciertas zo- movimiento histórico produjo una victoriosa subver-
nas de Bolivia, México o Perú, esa es, exac- sión social (esclavos contra amos), otra anticolonial y
tamente, la raíz de lo que para la fauna do- nacional (la derrota del colonialismo francés y la for-
minante quizá aparece todavía apenas como mación de la nacionalidad haitiana), y una de porte
global, el primer momento de la desintegración de la
un nuevo “problema indígena”, pero que en colonialidad del poder (“negros” contra “blancos”). Los
verdad, como se verá inmediatamente, ha posteriores avatares del proceso haitiano, de sobra co-
inaugurado un período histórico nuevo y en nocidos, mellaron las potencialidades de la revolución;
primer término para el patrón de poder en el pero no disminuyen el significado histórico de aquella
gesta excepcional.
cual está implicado.
13 No tengo una traducción satisfactoria del término
peoplehood, neologismo acuñado en inglés por
Gonzalo Santos, ahora profesor de Bakersfield College,
Trayectoria del actual California, mien­tras era estudiante del doctorado en
“movimiento indígena” State University of New York at Binghamton, para
mentar el modo propio, sui generis, de ser un pueblo
En la partida es pertinente hacer notar que el (en el sentido que la palabra implica en inglés) con
sus propios patrones de poder, su propia historia, sus
actual “movimiento indígena” es la más defini- conquistas culturales, sus imaginario, conocimiento,
da señal de que la colonialidad del poder está lenguaje, memoria, su lugar en el mundo, pues, y que
El “movimiento indígena” y las cuestiones pendientes en América Latina 649

tamente nombrarse “indias”. Algunas de ellas tiendo esa derrota y la nueva común identidad
resistieron admitir la derrota y la desintegra- colonial, la cual, obviamente, ya no implicaba
ción de sus sociedades y de sus identidades ningún peoplehood. Trescientos años después
históricas durante todo un medio siglo, como de la Conquista, al comenzar el período repu-
una parte de los incas del Cusco. Todavía hoy blicano, todas ellas eran “indias”. Y durante los
muchos grupos reivindican o vuelven a reivin- dos siglos siguientes, esa identidad colonial se
dicar los nombres particulares de sus antiguas mantuvo. Podría decirse, sin arriesgar mucho,
identidades históricas (hoy colonialistamente que para una parte mayoritaria de esas pobla-
admitidas apenas como “etnicidades”). Y es ciones, esa identidad había terminado siendo
probable que en adelante varios otros nombres admitida como “natural”.
regresen a la nomenclatura de esas poblacio- ¿Por qué, en consecuencia, el rechazo aho-
nes, e inclusive que la hoy tan extendida “tenta- ra de esa denominación y la reivindicación del
ción identitaria” lleve a que sean reinventadas nombre de “indígena”, se han extendido e im-
algunas identidades para ser recubiertas por puesto virtualmente entre esas poblaciones en
esos nombres. toda América Latina, en el plazo relativamente
Empero, la consolidación, el desarrollo y corto de dos a tres décadas? Y, más aún, ¿por
la expansión mundial de la Colonialidad del qué los “no-indios”, “mestizos” en primer lugar,
Poder probaron ser procesos de excepcional pero también los “blancos” y “europeos” han
vitalidad histórica. Pudieron sobrevivir algu- terminado admitiendo esa reivindicación?
nos de sus nombres y jirones de sus memorias
históricas, pero todas aquellas sociedades e
identidades, o peoplehoods, terminaron des- Entre dos crisis
integradas y sus poblaciones sobrevivientes y
sus descendientes terminaron también admi- Sugiero, en primer término, que el actual
“movimiento indígena” fue incubándose en
el mismo cauce del agotamiento de lo que la
dice de manera más ceñida aquello que trato de decir, investigación social latinoamericana llamó la
sin quedar satisfecho, con los términos de identidad
“crisis del Estado oligárquico”, y que se cons-
histórica. Quizá sea mejor simplemente usar el
neologismo en inglés. tituyó y emergió en el mismo proceso de la
650 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

neoliberalización-globalización de la sociedad América Latina era rural, aunque en la ciudad,


latinoamericana14. no sólo en el campo, el régimen de dominación
Es necesario tener en cuenta, a este respec- del cual eran víctimas era igualmente señorial.
to, que bajo el Estado oligárquico la abrumado- Esto es, la condición social de la mayoría de
ra mayoría de la población llamada “india” en los “indios” era la servidumbre. Doméstica en
las ciudades y agrario-doméstica en el campo.
La cuasi universal servidumbre de los “in-
14 Obviamente, de esa hipótesis de trabajo no se dios” fue consecuencia del despojo continuo
desprende que los “indios”, como tales, hayan comen-
zado a movilizarse recién en los últimos treinta años.
de sus tierras en favor de los no-indios, des-
La lista de sus rebeliones e intentos de organización de el comienzo mismo de la era republicana.
más permanente, por ejemplo en los países andinos, no Durante el coloniaje, junto con la eliminación
es corta y hay abundante documentación al respecto. formal del sistema de encomienda, y como un
Pero mi propósito aquí no es historiar las rebeliones modo de control de las poblaciones “indias”, la
de “indios” después de la Colonia, sino indagar por las
especificidades y por el sentido del actual “movimiento
Corona dispuso que se les otorgase tierras para
indígena”. Acerca de las luchas de los “indios” antes de sembrar y para residir, como zonas de exclu-
ahora, puede consultarse, entre otros, Bonfil Batalla, siva propiedad y residencia “indias”. La exten-
Guillermo 1981 Utopía y revolución. El pensamiento sión de esas tierras fue diversa según las zonas.
político contemporáneo de los indios en América Lati- Pero no fue poca en ningún caso. En el Perú
na (México: Nueva Imagen); AA.VV. 1998 Democracia,
etnicidad y violencia política en los países andinos fueron muy extensas y en Bolivia aún mucho
(Lima: IEP / IFEA); AA.VV. 1993 Sismo étnico en el más. Tras la derrota de los españoles, Bolívar
Ecuador (Quito: Abya Yala / Cedime); Montoya, Rodri- decretó para todo el ex Virreinato del Perú,
go 1992 Al borde del naufragio. Democracia, violencia que las tierras de las comunidades indígenas
y problema étnico en el Perú (Madrid: Talasa). Debe
fueran privatizadas y mercantilizadas. Sin em-
tenerse en cuenta, además, que la mayor parte de las
luchas indígenas fueron subsumidas como luchas cam- bargo, durante la mayor parte del siglo XIX, las
pesinas entre 1930 y 1980. Sobre las luchas agrarias y comunidades indígenas de las repúblicas andi-
campesinas, véase Quijano, Aníbal 1967 “Movimientos nas, mantuvieron el control de la mayor parte
campesinos contemporáneos de América Latina” en de las tierras que les fueron adjudicadas duran-
Lipset, Seymour Martin y Solari, Aldo (comps.) Elites y
desarrollo en América Latina (Buenos Aires: Paidós)
te el Virreinato. El despojo recomenzó a fines
pp. 254-308. de ese siglo, como una de las consecuencias
El “movimiento indígena” y las cuestiones pendientes en América Latina 651

de la apropiación de minas, plantaciones y ha- (1910-1927) o en Bolivia (1952) en las cuales


ciendas por parte del capital norteamericano. la participación organizada del campesinado,
Y se acentuó y expandió en las tres primeras “indio” en su ma­yo­ría, fue decisiva; sea porque,
décadas del siglo XX, reprimida y derrotada por ejemplo en Perú, por la masiva presión or-
sangrientamente la resistencia del campesina- ganizada de los campesinos, mayoritariamente
do indígena, se forzó a la mayoría de las pobla- “indios”. Entre 1957 y 1969, fueron adoptadas
ciones “indias” someterse a la servidumbre. Lo medidas de redistribución de tierras para sem-
que se ha denominado el Estado oligárquico, brar, llamadas reformas agrarias; sea porque
basado en las relaciones de dominación inhe- los propios terratenientes señoriales fueron
rentes a la colonialidad del poder, fue fortaleci- forzados, como en Ecuador (1969-70), a cam-
do en esos procesos. En México, la resistencia biar el régimen de trabajo servil por el trabajo
del campesinado indígena convergió con la dis- asalariado. El resultado fue, en todas partes, la
puta por el control del poder en el seno de la expansión del trabajo asalariado y de las activi-
propia burguesía y de las capas medias, dando dades de carácter mercantil.
lugar a la llamada “revolución mexicana”. Tales procesos estuvieron asociados, como
Ese es el contexto histórico que ayuda a en- es conocido, con la abrupta urbanización de
tender por qué la crisis y retirada del Estado la sociedad latinoamericana en su conjunto, la
oligárquico, en los países de mayoritaria pobla- relativa expansión de la producción industrial
ción “india” tuvo implicaciones decisivas en la y de su mercado interno, el cambio de la es-
situación social y política de dicha población y tructura social urbana con la formación de nue-
estuviera en el origen de la crisis y del cambio vos grupos de burguesía industrial-urbana, de
de su identidad. nuevas capas medias de profesionales e inte-
En efecto, la crisis del Estado oligárquico lectuales y de una nueva población asalariada,
terminó junto con el fin de la predominancia industrial y comercial. Y, por supuesto, parte
de las relaciones serviles y semiser­viles y la de esos cambios fue la masiva migración desde
desintegración de las estructuras de autoridad el campo a la ciudad.
local y estatal ligadas al poder de la burguesía Todo eso se expresó pronto en la relativa
señorial y de los terratenientes señoriales, ya modernización del Estado, que vio no sólo
sea por revoluciones sociales co­mo en México ampliadas sus bases sociales, sino sobre todo
652 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

cambiadas profundamente con la parcial y pre- La nueva población “chola” fue, sin duda,
caria, pero no menos real y decisiva, incorpora- la principal protagonista y agente del proceso
ción de nuevos contingentes, de origen campe- de cambios en el Perú posterior a la Segunda
sino e “indio”, al ámbito de la ciudadanía, aun- Guerra Mundial. Fue ella, en primer término,
que enredados aún en mallas de clientelaje y de la que formó el que hasta fines de la década del
formas de intermediación política, más que de sesenta fue el más amplio y poderoso movi-
representación directa. miento campesino de América Latina16 y llevó
Esos procesos fueron más amplios, masivos, finalmente a la desintegración del poder seño-
globales en una palabra, más en unos países rial en el campo, cuya culminación fue la re-
que en otros. Para los de población indígena forma agraria de la dictadura militar de Ve-
mayoritaria, esas diferencias han probado ser lasco Alvarado en 1969 hecha, en rigor, para
decisivas. En el Perú fue donde, sin duda, el bloquear el desarrollo del movimiento campe-
proceso fue más temprano, más rápido y más sino de los “cholos”, con todas las consecuen-
abarcador. Eso implicó la desindianización de cias negativas para la sociedad rural y para
la identidad y de la autoidentificación de una la producción agropecuaria. Fueron ellos los
parte mayor de la población “india”, su traslado que formaron el nuevo contingente de asalaria-
a las ciudades, a actividades vinculadas al sala- dos industriales y comerciales urbanos, levan-
rio y al mercado, e inclusive en el mundo rural, taron un nuevo movimiento sindical, cuya gra-
mucho más que a las campesinas del período
precedente. Ese específico proceso de desin-
de la ciudad de Huancayo” en Revista del Museo Na-
dianización fue denominado “cholificación”15.
cional (Lima), Vol. XXVI: 78-151; Quijano, Aníbal 1964
La emergencia del grupo cholo y sus implicaciones
15 Del debate respectivo, durante las décadas de los en la sociedad peruana (Bogotá: Memorias del Con-
cincuenta y sesenta, tomaron parte varios de los in- greso Latinoamericano de Sociología) que fuera re-
vestigadores sociales peruanos y extranjeros. Véase, producido como “El cholo y el conflicto cultural en el
sobre todo, de Bourricaud, François 1954 “Algunas Perú” en Dominación y Cultura (Lima: Mosca Azul,
características originales de la cultura mestiza del 1980) pp. 47-117.
Perú contemporáneo” en Revista del Museo Nacional 16 Un estudio sistemático de esos movimientos socia-
(Lima), Vol. XXIII; Arguedas, José María “Evolución les de Quijano (1967: 254-308) “Los movimientos campe-
de las comunidades indígenas del Valle del Mantaro y sinos contemporáneos en América Latina” Op. cit.
El “movimiento indígena” y las cuestiones pendientes en América Latina 653

vitación en el debate político nacional fue muy maoístas del ya eurocentrificado “materialis-
importante hasta la crisis de mediados de la mo histórico” introducían en las universidades
década del setenta, y conquistaron decisiones y entre la joven inteligencia “chola”, en el deba-
legislativas que les permitían negociar con al- te sobre el conocimiento del proceso peruano
gunas ventajas la venta de su fuerza de trabajo. –según ellas el Perú era una sociedad feudal o
Fueron ellos los que poblaron el aparato estatal semifeudal, como la China de comienzos de los
de educación en todos los niveles, obligando al años treinta del siglo XX, por lo cual la guerra
Estado a su rápida ampliación. Ellos poblaron revolucionaría del campo a la ciudad, etcétera–
las universidades estatales formando un nuevo y finalmente se combinaron con ellas, hasta lle-
y más amplio movimiento de estudiantes uni- var, de­safortu­nadamente para todos, al turbio y
versitarios, con consecuencias profundas para sangriento intercambio terrorista entre el Esta-
el país, comenzando por la ampliación brusca do y la agrupación maoísta Sendero Luminoso,
de nuevas capas medias, que se reclutaban pre- entre 1980 y 2000, y cuyas principales víctimas
cisamente en esa población. Ellos, más que na- fueron las propias poblaciones campesinas “in-
die, poblaron las “barriadas” peruanas, que han dígenas” o no del todo “cholificadas” (según la
llegado a albergar más del 70% de la población Comisión de la Verdad y Reconciliación en su
urbana del Perú y que han llegado a significar la Informe Final, Lima, 2003; más de 60 mil).
experiencia social, cultural y simbólica central Durante medio siglo, la población que se
del último medio siglo XX peruano. desindianizó, se apropió de e hizo positiva la
La militarización del Estado después de las derogatoria identificación como “chola” y/o
experiencias guerrilleras de 1965-1967 y su como “mestiza”, no ha hecho sino aumentar en
enfrentamiento con las capas más jóvenes de proporciones y en presencia e influencia en to-
esa nueva población “chola”, en especial en las dos los ámbitos de la sociedad peruana, inclui-
universidades y entre los intelectuales jóve- do por cierto el mundo rural donde habitan, mi-
nes, bloqueó y distorsionó el desarrollo social, noritariamente, los que son aún identificados
cultural y político de esas poblaciones, sobre como “indios”, aunque no es seguro que ellos
todo en la “segunda fase” de la dictadura mili- acepten ya esa identificación. Y es improbable
tar (1968-1980), ayudó a exacerbar las graves que la población “chola” regrese a la identifica-
distorsiones que las versiones estalinianas y ción como “india”.
654 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

Esa es, seguramente, la respuesta a la inte- sos implican o han implicado para la cuestión
rrogante que ahora pena en el debate peruano del “movimiento indígena”, apenas comienza a
y latinoamericano sobre el actual “movimiento ingresar en el debate latinoamericano. En con-
indígena”: ¿por qué siendo Perú el país donde secuencia, aquí es más bien pertinente abrir al-
la población “india” era mayor que en los de- gunas de las cuestiones más significativas.
más países andinos no hay ahora ningún “mo- Sugiero, en primer lugar, que la rápida, más
vimiento indígena” importante, mientras si lo bien brusca, desintegración de la estructura
hay, y tan presente e influyente, en Ecuador, productiva que estaba en curso de desarrollo
sobre todo, y en Bolivia? en estos países, produjo no solamente el des-
empleo, aumento del subempleo y rápida po-
larización social, sino también un proceso que
La neoliberalización- puede ser reconocido como un proceso de re-
globalización y sus implicaciones clasificación social que afecta a todos los sec-
en el “movimiento indígena” tores sociales y, obviamente, sobre todo a los
trabajadores. Y ese proceso está asociado a una
Por comodidad, pero sin arbitrariedad, enlazo crisis de identidad social en todos los sectores.
aquí neolibe­ralización-globalización para deno- En primer término, en aquellos cuya identidad
minar el proceso que ha sufrido América Lati- era ambigua o vacilante, empujándolos a la
na, como el resto del mundo, entre la crisis de búsqueda urgente de otras nuevas identidades.
mediados de la década del setenta y ahora. Hay
relativo consenso en el debate actual, aparte
de un océano de escritura, acerca del debilita- democracia”, Op. cit. Y sobre las consecuencias de la
neoliberalización-globalización en la sociedad latinoa-
miento y de la desnacionalización del Estado,
mericana, en especial en la estructura social y en la
de la polarización social y de la desdemocra- estructura de poder, mis propuestas de debate en: Qui-
tización de la sociedad. No tengo que insistir jano, Aníbal 2004 “El laberinto de América Latina: ¿Hay
en esas cuestiones17. Pero lo que tales proce- otras salidas?” en Revista Venezolana de Economía y
Ciencias Sociales (Caracas: Facultad de Ciencias Eco-
nómicas y Sociales, UCV), Vol. 10, N° 1, enero-abril. Y
17 Sobre mis propias perspectivas, puede verse: Qui- también publicado en Tareas (Panamá: CELA), N° 116:
jano (2001) “Colonialidad del poder, globalización y 39-77, enero-abril, 2004.
El “movimiento indígena” y las cuestiones pendientes en América Latina 655

Eso es lo que explica, a mi juicio, por ejemplo, dios”, hasta el correo electrónico, extendido en
que las identidades sociales expresadas en lugares no inmediatamente sospechados, o el
términos de “clases sociales” hayan cedido en teléfono portátil, el famoso “celular”, ubicuo
todos estos países, su lugar a identidades lla- ahora inclusive en localidades, de otro modo,
madas “étnicas”, regionales, residenciales, o aisladas. En ese sentido, las poblaciones ru-
“informales” y “pobres”. rales o rural/urbanas en proceso de crisis de
Esa crisis y cambio de identidades ha teni- identidades sociales y de re-identificación étni-
do lugar, explícitamente, entre los trabajadores ca, sobre todo, han encontrado, en la red vir-
rurales “indios” de los países andinos y mesoa- tual un modo de re-conocerse y de identificarse
mericanos menos urbanizados, que habían sido con todos sus próximos en lugar y nombre en
identificados y habían admitido serlo en térmi- el sistema “racial” de discriminación y de do-
nos de “clase”, como “campesinos” y que ahora minación, como en el período inmediatamente
han terminado re-identificándose como “indí- anterior era pertinente identificarse con todos
genas”. Mientras que en el Perú, en cambio, la aquellos afectados por un mismo aparato de
retirada de la identidad de “campesinos” o no explotación, el capital.
está en juego, o es más bien indecisa y lenta. Sin embargo, las propuestas de reconocer
Inclusive hoy, la más importante organización como “desterritorialización” o “deslocaliza-
comunal enfrentada a las empresas mineras se ción”, las nuevas realidades virtuales que pro-
llama Coordinadora Nacional de Comunidades ducen esas nuevas redes de comunicación, en
Afectadas por la Minería (CONACAMI), y no el caso específico de los “indígenas”, deben
apela a la idea de “comunidad indígena” en el tomarse con muchas cautelas, porque la geo-
propio país donde ella se originó. grafía, lo local y lo comunal, el vecindario y la
Junto con esos problemas, en segundo lugar, vivienda, tienen sin duda una gravitación muy
la llamada globalización ha instaurado también diferente que en el caso de las dispersas, a ve-
un nuevo universo de comunicación, con un ces itinerantes o trashumantes, poblaciones ur-
creciente espectro de recursos, de medios tec- banas de las sociedades industriales.
nológicos, que van desde el clásico radio tran- En tercer lugar, el debilitamiento del Esta-
sistor, que fue el primer elemento en romper do, su visible desnacionalización e inclusive su
la localización aislada de “campesinos” e “in- re-privatización en muchos países de la región,
656 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

procesos todos que cortan, precisamente, las de la autoridad colectiva o pública por las po-
conquistas de las poblaciones de origen o de blaciones “indias” que iniciaron acciones de
identidad “india” educación y salubridad pú- organización y de movilización en los países
blicas, servicios urbanos, producción y protec- andino-amazónicos y que han ganado celebri-
ción de empleo asalariado, no solamente han dad mundial después de Chiapas.
dejado a sectores amplios de los dominados y Primero en el curso de organización de la
explotados de América Latina sin referencia de Coordinadora de Organizaciones Indígenas de
apelación para sus demandas y necesidades, la Cuenca Amazónica (COICA), que se estable-
ahora mayores y más premiosas que nunca an- ció en 1984, integrada por las organizaciones
tes en los últimos doscientos años. En varios de las más importantes poblaciones de la cuen-
de estos países, el Estado ha venido actuando, ca amazónica, de Perú, de Bolivia, de Brasil,
sobre todo en la década del noventa, en contra de Ecuador, de Colombia y de Venezuela, y
de la mayoría de la población, de un modo aná- poco después en la organización de la Unión
logo a como lo hacía inmediatamente después Nacional de Comunidades Aymaras (UNCA)
de la derrota de los imperios coloniales ibéri- en Puno, en el altiplano peruano que bordea el
cos. Por eso, después de más de tres décadas lago Titicaca; en esa misma década, emergió
de esos procesos, sectores crecientes de la po- como uno de los aspectos de mayor significa-
blación popular de América Latina y dentro de ción la reorganización y revitalización de la
ellos los “indios”, han aprendido o están rápi- comunidad, como la específica estructura de
damente aprendiendo que tienen que encontrar autoridad colectiva y pública de esas poblacio-
maneras no sólo de no vivir del Estado, sino de nes. En los congresos que decidieron la forma-
vivir sin o contra el Estado. ción de la COICA y de la UNCA, el problema
Y es allí, en ese específico ámbito, donde de la ausencia y de la hostilidad del Estado fue
probablemente se encuentre el núcleo princi- explícitamente debatido y fue decidido, por
pal de determinaciones de la re-identificación eso, la necesidad y la urgencia de la autoridad
en curso: de “campesinos” y de “indios” a “in- comunal18. La cuestión de la autonomía territo-
dígenas”. Me refiero, ante todo, a las direccio-
nes que ha ido tomando, desde comienzos de
18 Invitado al congreso de formación de la UNCA, me
la década de 1980, el manejo de las cuestiones fue permitido asistir a esos debates.
El “movimiento indígena” y las cuestiones pendientes en América Latina 657

rial y política, que había sido el vacío slogan de Durante el coloniaje fue sede y refugio de las
los seguidores de la Internacional estaliniana a poblaciones “indias” no inmediatamente servi-
fines de la década del veinte y comienzos de lizadas. Por eso, cuando comienza el despojo
la década del treinta, reaparecía ahora, autóno- republicano de sus tierras y el sometimien-
mamente colocada en la mesa del debate de las to de los “indios” a la nueva servidumbre, la
“comunidades indígenas”. “comunidad indígena” es reclamada y procla-
Comenzó, entonces, el período de tensiones mada como la institución emblemática de la
y de presiones entre esas poblaciones y el Es- lucha contra la servidumbre y el abuso de la
tado, que no ha hecho sino ampliarse e intensi- hacienda, de la mina y del Estado. Y, además,
ficarse hasta hoy. Probablemente fue también por muchos años, para la población campesi-
el momento del desplazamiento de identidad na “india”, se convierte en la sede virtualmen-
de lo “indio” hacia lo “indígena”. Es dudoso, te exclusiva de democracia política bajo el
incierto en todo caso, que se haya producido Estado oligárquico, porque todos los miem-
entre los “indios” un debate colectivo y siste- bros adultos de las “comunidades indígenas”,
mático sobre la colonialidad de los términos varones y mujeres, desde los 14 años, tienen
“indio”, “negro”, “blanco”, “mestizo”, aunque derecho a participar en el debate y en las deci-
algunos científicos sociales, en México y en el siones colectivas que afectan a sus miembros.
Perú, ya estaban discutiendo esas cuestiones19. Sin duda por eso, ante todo, a despecho de su
Lo más probable es que fue a partir de las deci- origen colonial, la “comunidad indígena” pro-
siones de reorganización y de revitalización de vee ahora a las poblaciones de campesinos y
la “comunidad indígena” frente al Estado, que de desocupados, informales, de origen “indio”
se va produciendo el abandono de la identifica- y luego a profesionales e intelectuales del mis-
ción de “indio” en favor de “indígena”. mo origen, de las banderas ideológicas antico-
La “comunidad indígena” fue una creación loniales tanto respecto del problema nacional,
de las autoridades coloniales en el siglo XVI. como de la democracia.
Hay ya visible, reconocida y activa, una
capa de intelectuales “indígenas” en Ecuador,
19 Bonfil Batalla, Guillermo 1988 México Profundo
en Bolivia, en México, en Guatemala. También
(México: ERA); Quijano (1993: 167-188) “‘Raza’, ‘etnia’,
‘nación’ en Mariátegui. Cuestiones abiertas” Op. cit. en Perú, pero los que se identifican como ta-
658 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

les están sobre todo entre los aymaras y entre ción de Nacionalidades Indias Ecuatorianas)
los pobladores de la cuenca andino-amazónica. y, finalmente, de CONAIE (Confederación Na-
En el debate reciente acerca de todas aquellas cional de Indígenas Ecuatorianos) en 1989,
cuestiones, sin duda han pasado a tener una como organización central de todos los grupos
participación activa y decisiva. La creación organizados de indígenas ecuatorianos. Su le-
de la Universidad Indígena Intercultural y del gitimidad política fue conquistada en la famosa
Instituto de Investigaciones Indígenas, en Qui- Marcha sobre Quito en 1992. Y ganó presencia
to, bajo la conducción de Luis Macas, uno de internacional con su participación en la caída
los fundadores de la CONAIE (Confederación del gobierno de Abdala Bucaram en 1997 y con
de Nacionalidades Indígenas del Ecuador) y su liderazgo en la caída del gobierno de Miguel
recientemente Ministro de Asuntos Indígenas Mahuad, en enero del año 2000, en cuya oca-
en el gobierno de Lucio Gutiérrez, con quien sión el líder principal de la CONAIE, Antonio
finalmente ha roto, es una de las más eficaces Vargas, ocupó, brevemente, el sillón presiden-
demostraciones de ese fenómeno. cial, con el respaldo del entonces coronel Lucio
El actual “movimiento indígena” se desarro- Gutiérrez, que después sería elegido presidente
lla inicialmente entre los grupos principales de de Ecuador, gracias, principalmente, al apoyo
la Cuenca Amazónica, cuya expresión mayor del movimiento indígena20.
antes de la COICA fue ECUARUNARI (Pueblos El caso de Bolivia es mucho más complejo.
del Ecuador), en 1972. Aunque en Ecuador Los campesinos bolivianos se fueron organi-
estuvieron activas organizaciones de “indios” zando siguiendo patrones sindicales desde la
que, con la influencia y el respaldo del Partido década del cuarenta, lado a lado con el movi-
Comunista Ecuatoriano, buscaban autonomía miento minero. Juntos participaron en la revo-
política respecto del Estado de Ecuador, no es
probable que esos antecedentes hayan tenido
gravitación en la formación del actual movi- 20 Véase de Burbano de Lara, Felipe 2000 “Ecuador,
miento indígena de ese país. Por el contrario, cuando los equilibrios crujen” en Anuario Social y
algunas organizaciones religiosas, salesianas y Político de América Latina (Caracas: FLACSO / Nueva
Sociedad), N° 3: 65-79. De Bustamante, Fernando 2000
jesuitas, habrían tenido influencia importante.
“Y después de la insurrección qué...” en Ecuador Debate
En 1980 se formó la CONFENAIE (Confedera- (Quito), N° 49: 43-56 abril.
El “movimiento indígena” y las cuestiones pendientes en América Latina 659

lución boliviana de abril de 1952 y mientras los de las redes mafiosas del tráfico de coca y de
mineros tomaban las minas y las expropiaban, cocaína. Pero también les ha permitido resis-
ellos se tomaron las tierras y expulsaron a los tir al Estado boliviano y al de Estados Unidos,
terratenientes señoriales21. Formaron juntos empeñados simplemente en la erradicación del
las famosas milicias obrero-campesinas que cultivo de coca, sin alternativas provechosas
consolidaron la revolución y aliados a la Con- para los campesinos. En esa lucha se han for-
federación Obrera Boliviana (COB), obligaron talecido como movimiento de trabajadores y
al gobierno de Paz Estenssoro a legalizar y a de campesinos, han ganado el apoyo de otras
extender la redistribución de tierras. Estuvie- fuerzas sociales, a las cuales han apoyado en
ron en todos los avatares de la política bolivia- sus propias luchas, han emergido después
na desde entonces, aunque no siempre en la como un movimiento político de filiación so-
misma línea. Inclusive, fueron utilizados por el cialista, el Movimiento al Socialismo (MAS) y
general Barrientos que, con el golpe militar de producido líderes políticos de talla nacional,
1964, bloqueó el proceso revolucionario y pro- como Evo Morales, candidato a la Presidencia
dujo la feroz masacre de obreros mineros en de la República en las elecciones y segundo en
junio de ese mismo año. el resultado final, contra los pronósticos de la
Al derrumbarse la minería del estaño y clau- prensa urbana.
surarse las minas estatales, muchos de los De otro lado, sin perder continuidad con
obreros mineros, incluidos algunos de sus más las experiencias del movimiento katarista
respetados líderes, decidieron ir a trabajar jun- (nombre en homenaje a Tupac Katari, caudi-
to con los cultivadores de coca en el Chapare. llo aymara en la revolución de Tupac Amaru
Además, les ayudaron a organizarse según la en 1780), activo en las luchas campesinas y
experiencia sindical minera. Eso permitió a guerrilleras de la década del setenta, se han
esos campesinos, “indios” si se les aplica el cri- ido formando y cambiando otros movimien-
terio de “raza”, no ser víctimas, ni instrumentos tos de los aymaras, que pueblan el altiplano
que rodea el lago Titicaca. El más importan-
te actualmente es la Confederación Sindical
21 Las referencias respectivas en Quijano (1967) “Los
Única de Trabajadores Campesinos de Boli-
movimientos campesinos contemporáneos en América
Latina”, Op. cit. via (CSUTCB), cuyo líder es Felipe Quispe,
660 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

apodado el Mallku, que ha conquistado una Sentido y perspectivas del actual


notable autoridad sobre el campesinado y no- “movimiento indígena”
table presencia nacional.
El MAS y la CSTUCB han participado no so- No existe, en realidad, un “movimiento indíge-
lamente en las elecciones, sino sobre todo en na”, salvo en sentido abstracto nominal. Y sería
amplios movimientos sociales y políticos en mal conducente pensar que el término “indíge-
defensa del control nacional de los recursos na” nombra algo homogéneo, continuo y con-
de producción del país, como en la Marcha por sistente. Así como la palabra “indio” sirvió en
el Territorio y la Dignidad de 1991, y reciente- el coloniaje como un identificador común de
mente en los conocidos sucesos que llevaron a muchas, diversas y heterogéneas identidades
la renuncia de Gonzalo Sánchez de Losada a la históricas, para imponer la idea de “raza” y
Presidencia de Bolivia, después de sangrientos como mecanismo de control y de dominación
conflictos con el movimiento popular. que facilitara la división del trabajo explotado,
No se trata, pues, en el caso boliviano, estric- la palabra “indígena”, no obstante ser testimo-
tamente de “movimientos indígenas” en todos los nio del rechazo de la clasificación colonial y de
casos, como en Ecuador, en la COICA amazóni- reivindicación de identidad autónoma, no sólo
ca, o en Chiapas, Guatemala, y más recientemen- no es una liberación de la colonialidad, sino
te en los casos de los mapuches de Chile y otros que tampoco indica ningún proceso de homo-
grupos menores en Argentina. Respecto de Chia- genización, a pesar de que, sin duda, disueltas
pas y de Guatemala, la prensa internacional ha
hecho mundialmente famoso el movimiento de
los “indígenas” de Chiapas y a su mediático vo- and the Zapatistas. Rebellion in Chiapas (Oakland:
Food First Books); AA.VV. 2001 Auroras of the
cero el subcomandante Marcos, en gran medida
Zapatistas. Local and Global Struggles of the Fourth
gracias a él, lo mismo que sobre Guatemala, por World War (Brooklyn / Jamaica Plain: Autonomedia /
la prolongada y sangrienta guerra civil y la pre- Midnight Notes). Sobre Guatemala, de Warren, Kay
sencia de la Premio Nobel Rigoberta Menchú22. 1998 “Indigenous Movements as a Challenge to the
Unified Social Movements Paradigm for Guatemala”
en Álvarez, Sonia E.; Dagnino, Evelina and Escobar,
22 Entre los de mayor interés, por ejemplo, de Collier, Arturo (eds.) Cultures of Politics, Politics of Culture
George A. y Lowery Quaratiello, Elizabeth 1994 Land (Boulder: Westview) pp. 165-196.
El “movimiento indígena” y las cuestiones pendientes en América Latina 661

las antiguas identidades, la homogeneidad es quisieran que lo que ellos llaman “cultu­ ras”
ahora mayor que ayer. No hay duda de que el fueran preservadas en una suerte de museos,
término cubre una heterogénea y diversa reali- independien­te­mente de si así les gustaría o be-
dad y tampoco debe dudarse de que varias de neficiaría a las propias gentes.
las identidades específicas reaparecerán, ya es- Los más organizados, sin embargo, como
tán reapareciendo, aparte de que varias nunca en Ecuador primero y luego en Chiapas, han
se disolvieron, como en el caso de los aymaras, avanzado a plantear la necesidad de un Estado
entre los amazónicos, o entre los diversos gru- plurinacional. Y no se trata solamente de hacer
pos de Chiapas o del Altiplano guatemalteco23. admitir en los textos constitucionales las fra-
Nada asegura, en consecuencia, que todos ses rituales, ahora comunes a casi todos esos
los actuales grupos de “indígenas” o los que textos, sobre la plurietnici­dad, la pluricultura-
emergerán después, se orientarán en las mis- lidad, la pluri, etcétera. Se trata de que la es­
mas perspectivas y se dirigirán hacia el mismo tructura institucional del Estado sea modifica-
horizonte. da en sus fun­da­mentos, de modo que pueda re-
Con todo, su actual presencia en el escena- presentar efectivamente a más de una nación.
rio latinoameri­ca­no tiene algunas implicacio- Es decir, se trata de una múltiple ciudada­nía,
nes comunes. Primero que todo, es verdad, hay ya que en la existente los “indígenas” no tienen,
un reclamo común de identidad, pero más bien no pueden te­ner, plena cabida24.
co­mo contrapartida de la discri­minación que
impide asimilarse plenamente a la i­dentidad
nacional o cultural dominante. Pe­ ro esa es 24 Sobre Ecuador véase, sobre todo: “Proyecto políti-
una reivindicación casi tradicional, en la cual co” (Quito: CONAIE) Documento N°4, 2002. Sobre Chia-
pas, Auroras of the Zapatistas, Op. cit. Sobre Perú, han
han es­tado comprometidos los indios y los in-
sido difundidos varios documentos, principalmente:
digenistas, y por cierto los antropólogos que Palacin, Miguel (CONACAMI), Iviche Quisque, Antonio
(AIDESEP), Ruffner Sebastian, Hildebrando (CCOICAP)
y Sarasara, César (CONAP) 2003 “Propuesta concertada
23 Poco tiempo atrás un dirigente aymara del lado para incorporar los derechos de los pueblos indígenas y
peruano, en una entrevista, enfrentó agriamente a una comunidades en la constitución política del Perú”, Presen-
periodista que insistía en llamarlo indígena: “señorita, tada el 14 de abril, después de la Gran Consulta Indígena
yo no soy indio, ni indígena, soy aymara”. sobre Reforma Constitucional del 12 al 14 del mismo mes.
662 Aníbal Quijano - Cuestiones y Horizontes

Es también cierto, sin embargo, que ese movieran en otras direcciones. Los aymaras
no es aún el horizonte de la mayoría de han ya imaginado, explícitamente, la posibili-
las poblaciones que se re-identifican como dad de territorio autónomo. Pero ellos habitan
“indígenas” en América Latina. Pero esa en cinco países, y su situación podría parecer-
demanda implica, de todos modos, el final se alguna vez a la de los kurdos en el Medio
del asimilacionismo político y cultural en Oriente. En estos países, el conflicto entre el
América, ya que, después de todo, nunca fue Estado-nación y el Estado Plurinacional está
plena y consistentemente practicada por los planteado en serio.
dominantes no-indios o “blancos”. Y si eso Empero, a la hora de la globalización, con
logra abrirse realmente paso, si no es sim- sus procesos de debilitamiento y de des-nacio-
plemente reprimida y derrotada, ese es tam- nalización de los Estados, la demanda de Es-
bién el fin del espejismo eurocéntrico de un tados y de ciudadanías plurinacionales apare-
Estado-nación donde unas nacionalidades ce mucho más confusa y complicada. Porque
no han dejado de dominar y de colonizar a eso plantea a los pueblos sometidos a Estados
otras, además, mayoritarias. producidos dentro de la colonialidad del poder,
Una variante de esa demanda es la autonomía ante todo, pero no menos a los demás pueblos,
política y territorial. Y en algunos casos, como inclusive a los identificados con su propio Es-
en Venezuela y Canadá, los grupos dominantes tado-nación, un serio problema sobre el con-
han preferido no arriesgar sus Estados nacio- trol democrático de la autoridad colectiva o
nes y ceder territorios relativamente extensos, pública. Y aquí, de nuevo, los movimientos de
políticamente autónomos, para determinados los indígenas latinoamericanos más fuertes y
grupos indígenas. Pero en esos países, como en más organizados, ya han levantado la reivindi-
Argentina, Chile y Uruguay, o en Brasil, las po- cación de la autoridad comunal, o mejor, de la
blaciones “indígenas” son minoritarias y bien comunidad como estructura de autoridad apta
pueden alguna vez acceder a espacios relativa- para ser democráticamente controlada, desde
mente autónomos. Otro muy distinto es el caso sus bases y de modo continuo, frente a Estados
de países con grandes poblaciones “indígenas”, de naciones ajenas o, peor, bajo control global,
como México, Guatemala, Ecuador, Bolivia, e lejano, imperial, represivo, burocrático, corpo-
inclusive Perú, si los procesos identitarios se rativo y vertical, como el que parece emerger
El “movimiento indígena” y las cuestiones pendientes en América Latina 663

con el Bloque Imperial Global, bajo hegemonía y ejercicios no nacen del aire, ni están en él.
de Estados Unidos25. Son el desarrollo y la redefinición de la secu-
En este plano, la iniciativa de la Unión Na- lar experiencia de la democracia local de las
cional de Comunidades Aymaras (UNCA), del comunidades indígenas. Si las poblaciones in-
lado peruano, intentó un proyecto notable. Las dígenas mayoritarias en determinados países
comunidades de cada jurisdicción básica (el deciden poner en práctica esas formas de au-
distrito, en el caso peruano) local, se asocian toridad política, podrían confluir con las ten-
entre sí en una Multicomunal Distrital. Las dencias más recientes y también más incipien-
varias de ese nivel se asocian en una Multico- tes de otros sectores sociales, como los que
munal Provincial. Y ellas dan lugar a la UNCA. emergieron en el reciente estallido social de
Cada dirigente, de cualquier nivel es electo en Argentina. De cierta manera, pues, estos movi-
su comunidad de base y puede ser removido mientos emergen en el mismo nuevo horizonte
allí. El diseño es algo muy parecido a la co- común de los nuevos imaginarios de cambio
nocida idea del Estado que ya no es Estado, social y político, la producción democrática de
porque tiene la consistencia y la cobertura de una sociedad democrática.
un Estado, pero sus bases son diferentes y el En todo caso, la redefinición de la cuestión
modo de su generación y de su control, mu- nacional y de la democracia política, aparecen
cho más. Se trata de un modo de autogobierno ahora como las implicaciones más profundas,
directo de las gentes asociadas en una red de las de mayor alcance y de mayor potencial con-
comunidades, pero con la fuerza y la autoridad flictivo en esta parte de América Latina. En ese
de todo un Estado. Estas últimas demandas sentido, se trata del desafío más importante
que le haya surgido al patrón de poder marca-
25 Sobre el concepto de “bloque imperial global”, véa-
do por su colonialidad. Este se originó aquí en
se: Quijano (2001) “Colonialidad del poder, globaliza- América y también aquí está entrando en su
ción y democracia”, Op. cit. más peligrosa crisis.

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