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GUÍA DE ESTUDIO Y APRENDIZAJE

NOMBRE: CURSO: 2°

ASIGNATURA: Lengua y literatura


PROFESORA: Gladys Riquelme A.
NIVEL: 2° medio
GUÍA Nº: 1
SEMESTRE SEGUNDO
OBJETIVO OA 12 Formular una interpretación de los textos literarios,
PRIORIZADO: considerando su experiencia personal y sus conocimientos
Conseguir que los alumnos (as) aprendan y usen determinadas
estrategias que le ayuden a comprender
CONTENIDOS Comprensión lectora
CLAVES:

Lee el siguiente texto y responde las preguntas 1 a 6.

La Mancha de humedad

Hace algunos años, en los pueblos del interior del país no se conocía el empapelado de las
paredes. Era este un lujo reservado apenas para alguna casa importante, como el despacho del
Jefe de Policía o la sala de alguna vieja y rica dama de campanillas. No existía el empapelado,
pero
sí la humedad sobre los muros pintados a la cal. Para descubrir cosas y soñar con ellas, da lo
mismo. Frente a mi vieja camita de jacarandá, con un deforme manojo de rosas talladas a
cuchillo en el remate del respaldo, las lluvias fueron filtrando, para mi regalo, una gran mancha
de diversos tonos amarillentos, rodeada de salpicaduras irregulares capaces de suplir las flores
y los paisajes del papel más abigarrado. En esa mancha yo tuve todo cuanto quise: descubrí las
Islas de Coral, encontré el perfil de Barba Azul y el rostro anguloso de Abraham Lincoln,
libertador de esclavos, que reverenciaba mi abuelo; tuve el collar de lágrimas de Arminda, el
caballo de Blanca Flor y la gallina que pone los huevos de oro; vi el tricornio de Napoleón, la
cabra que amamantó a Desdichado de Brabante y montañas echando humo de las pipas de
cristal que fuman sus gigantes o sus enanos. Todo lo que oía o adivinaba, cobraba vida en mi
mancha de humedad y me daba su tumulto o sus líneas. Cuando mi madre venía a despertarme
todas las mañanas, generalmente ya me encontraba con los ojos abiertos, haciendo mis
descubrimientos maravillosos. Yo le decía con las pupilas brillantes, tomándole las manos:
-Mamita, mira aquel gran río que baja por la pared. ¡Cuántos árboles en sus orillas! Tal vez
sea el Amazonas. Escucha, mamita, cómo chillan los monos y cómo gritan los guacamayos.
Ella me miraba espantada:
-¿Pero es que estás dormida con los ojos abiertos, mi tesoro? Oh, Dios mío, esta criatura no
tiene bien su cabeza, Juan Luis.
Pero mi padre movía la suya entre dubitativo y sonriente, y contestaba posando sobre mi
corona de trenzas su ancha mano protectora:
-No te preocupes, Isabel. Tiene mucha imaginación, eso es todo.
Y yo seguía viendo en la pared manchada por la humedad del invierno, cuanto apetecía mi
imaginación: duendes y rosas, ríos y negros, mundos y cielos. Una tarde, sin embargo, me
encontré dentro de mi cuarto a
Yango, el pinto. Tenía un gran balde lleno de cal y un pincel grueso como un puño de
hombre, que introducía en el balde y pasaba luego concienzudamente por la pared
dejándola inmaculada. Fue esto en los primeros días de mi iniciación escolar. Regresaba del
colegio, con mi cartera de charol llena de migajas de biscochos y lápices despuntados. De pie
en el umbral del cuarto, contemplé un instante, atónita, casi sin respirar, la obra de Yango
que para mí tenía toda la magnitud de un desastre. Mi mancha de humedad había
desaparecido, y con ella mi universo. Ya no tendría más ríos ni selvas. Inflexible como la
fatalidad, Yango me había desposeído de mi mundo. Algo, una sorda rebelión, empezó a
fermentar en mi pecho como burbuja que, creciendo, iba a ahogarme. Fue de incubación
rápida cual las tormentas del trópico. Tirando al suelo mi cartera de escolar, me abalancé
frenética hasta donde me alcanzaban los brazos, con los puños cerrados. Yango abrió una
bocaza redonda como una “O” de gigantes, se quedó unos minutos enarbolando en el vacío
su pincel que chorreaba líquida cal y pudo preguntar por fin lleno de asombro:
-¿Qué le pasa a la niña? ¿Le duele un diente, tal vez?
Y yo, ciega y desesperada, gritaba como un rey que ha perdido sus estados:
-¡Ladrón! Eres un ladrón, Yango. No te lo perdonaré nunca. Ni a papá, ni a mamá que te lo
mandaron. ¿Qué voy a hacer ahora cuando me despierte temprano o cuando tía Fernanda me
obligue a dormir la siesta? Bruto, odioso, me has robado mis países llenos de gente y de
animales.
¡Te odio, te odio; los odio a todos!
El buen hombre no podía comprender aquel chaparrón de llanto y palabras irritadas. Yo me
tiré de bruces sobre la cama a sollozar tan desconsoladamente, como solo he llorado después
cuando la vida, como Yango el pintor, me ha ido robando todos mis sueños. Tan desconsolada
e inútilmente. Porque ninguna lágrima rescata el mundo que se pierde ni el sueño que se
desvanece… ¡Ay, yo lo sé bien!

Juana De Ibarbourou. La mancha de humedad.


1. - ¿Por qué en los pueblos del interior del país no se utilizaba el empapelado de las paredes?

a) Porque preferían a los pintores.


b) Porque había mucha humedad.
c) Porque elegían usar la cal.
d) Porque era un lujo.

2. - ¿Qué actitud muestra la madre de la niña al escuchar sus relatos todas las mañanas?
a) Preocupación.
b) Compasión.
c) Vergüenza.
d) Irritación.

3. - ¿Qué representa la mancha de humedad?


a) El indicio de la locura.
b) La posibilidad de soñar.
c) El rencor hacia la fama
d) La incertidumbre ante la vida.

4.- ¿Por qué la niña se enfureció?


a) Porque le dolía un diente.
b) Porque la obligaron a dormir siesta.
c) Porque le pintaron la pared sin su consentimiento.
d) Porque la enviaron al colegio en contra de su voluntad.

5. - ¿Qué temática aborda el cuento leído?


a) La fragilidad de la familia.
b) La pérdida de las ilusiones.
c) La ingenuidad de los niños.
d) La inestabilidad emocional.

6. - Al final del cuento, ¿cómo se muestra la narradora frente a la vida?


a) Temerosa.
b) Nostálgica.
c) Enfurecida.
d) Decepcionada.
Lee el siguiente texto y responde las preguntas 7 a la 12

TEXTO 2
El casting

Aparece en escena José María. Se para frente al gran portón de


una mansión. Toca timbre. Se emprolija el pelo para las cámaras de seguridad.
MUCAMA: ¿Sí?
JOSÉ MARÍA: (Por el portero eléctrico). Qué tal, ¿se encuentra el señor
Rosemburf?
MUCAMA: (Voz filtrada). ¿De parte de quién?

JOSÉ MARÍA: José María Villate. Dígale: de “El príncipe encantado”,


1997.
MUCAMA: Un momento, por favor.
JOSÉ MARÍA: Sí, cómo no.
José María camina algo nervioso. Se arregla un poco.
RICARDO ROSEMBURF: (Voz filtrada). ¿Sí?
JOSÉ MARÍA: ¡¿Ricardo…?!
RICARDO ROSEMBURF: Sí, ¿quién es?
JOSÉ MARÍA: ¡Ricardo! ¡Tienes la voz igualita…! (Hablando a la cámara de seguridad).
¿Me estás mirando? ¿Vos me ves a mí?... (Se señala). José María, “El príncipe
encantado”, Centro cultural de Moreno.
1997… ¡Qué recuerdos! Pensar que éramos tan jóvenes, con tantas ganas de
trabajar, de viajar por el mundo con el teatro... ¡Y ahora, mírate...! Productor
comercial en las ligas mayores. ¡Qué linda casa...! Felicitaciones, Ricardo... Te veo en
los carteles cuando paso por la avenida Corrientes y pienso: “Compartíamos el
camarín en El príncipe encantado”... ¿Eh, te acuerdas?
RICARDO ROSEMBURF (Intentando recordar): José María... José María. Sí,... actor...
JOSÉ MARÍA: ¡Sí!

RICARDO ROSEMBURF: ¿Me esperas un momentito?


JOSÉ MARÍA: Sí, cómo no. ¡Todo el tiempo que quieras...!
José María espera un rato que al espectador le tiene que parecer largo.
JOSÉ MARÍA: (Hablándole al portero eléctrico) :Ricardo! ¿Ya estás? Perdóname que te
moleste... Es que pasaba por acá, y como me acordé de la fachada de tu casa por una
revista que leí, me dije: “voy a pasar
a saludarlo, a ver en qué anda, después de tantos años...” ¿Sabes a quién vi el otro día en
un casting? ¡Al gordo Ruiz! También está igualito... audicionaba para “gordo”... Yo iba para
“amigo del gordo”, pero no me interesó la propuesta, un cachet muy bajo... Cómo nos
reíamos con
Ruiz, eh... Sí que eran buenas épocas... ¿Estás ahí, Ricardo?... Ahora escribo también...
Mira... (Comienza a buscar dentro de su bolso el texto).
¡Espérame eh...! Entra Julia
corriendo. JULIA: Disculpe,
señor…
JOSÉ MARÍA: (Dirigiéndose al texto, mientras revuelve su bolso).
¿Dónde estás carajo?... Ya va Ricardo, ¿eh…? Ya va…
JULIA: Señor… Señor… ¡Señor!
José María encuentra el texto.
JOSÉ MARÍA: (Aferrando el texto). Sí, sí, ¿qué pasa?
JULIA: ¡Me robaron el celular! Por favor…
JOSÉ MARÍA: Uy… ¿Estás bien?
JULIA: Algo aturdida… Se bajó de una moto, eran dos tipos… Sí, dos, uno se bajó de una
moto ¡y zas!
JOSÉ MARÍA: (Como distraído). Sí, pobre…
JULIA: Tenía un arma… No sé… estoy confundida….
JOSÉ MARÍA: Terrible, che… A tres cuadras hay una comisaría.
JULIA: ¿Tres cuadras? ¿Hacia dónde?
JOSÉ MARÍA: (Apurado). No me acuerdo muy bien, es la primera vez que vengo por acá,
pero vi una desde el bondi. Fíjate por ahí… (Señala una dirección).

JULIA: ¿Hacia ahí? No, pero yo vine por esa dirección y estoy segura de que… (Pausa).
Bueno, gracias igual.
JOSÉ MARÍA: (Hablándole al portero eléctrico). Ricardo, ya estoy con vos, ¿eh…?
JULIA: ¡Ayúdeme, señor! Por favor… (Llora). ¡Mi celular nuevo…! Por favor… Tenía toda mi
agenda ahí… Había terminado de pagarlo… Encima voy a llegar tarde y no tengo cómo
avisar. (Intenta asomarse a la cámara de seguridad y le habla al portero eléctrico). Hola…
¿Hay alguien allí? Seguridad… ¿Hola?
JOSÉ MARÍA: (Duda dos segundos y le da su celular). Toma, habla, rápido, que tengo
poco crédito. (Vuelve hacia la cámara desde donde miraría Ricardo Rosemburf).
Julia toma el celular y marca.
JOSÉ MARÍA: (Hablándole a Ricardo). Estoy, eh… No me fui…
JULIA: (Mientras marca). Me lo había comprado con la última publicidad que hice…
Pausa. José María la mira: es actriz, es competencia.

S. Kirszner. (2012). El casting. En Panorama Argentina.


Buenos Aires: Interzona.
(Fragmento).
7.- ¿Dónde ocurren las acciones del fragmento anterior?
a) En la comisaría.
b) En la Avenida Corrientes.
c) En el portón de una mansión.
d) En el Centro cultural de Moreno.

8.- Considerando el fragmento leído, ¿cómo es José María?


a) Resentido.
b) Insistente.
c) Violento.
d) Quejoso.

9.- ¿Cuál es la verdadera motivación de José María al contactar a Ricardo Rosemburf?


a) Conocer su casa.
b) Mostrarle lo que escribe.
c) Advertirle sobre unos ladrones.
d) Recordar anécdotas del pasado.

10.- ¿Cómo se muestra Ricardo frente a José María?


a) Enojado.
b) Ansioso.
c) Desconfiado.
d) Desinteresado.

11.- En el final del fragmento, ¿por qué José María se fija repentinamente en Julia?
a) Porque se entera de que Julia también es actriz.
b) Porque se imagina que Ricardo los está observando.
c) Porque se percata de que Julia le habla al portero eléctrico.
d) Porque se da cuenta de que tenía poco crédito en su teléfono.

12.- ¿Qué problemática humana se observa en el personaje de José María?


a) El engaño, porque está inventando que conoce a Ricardo.
b) El arribismo, porque está desesperado por pertenecer a la clase alta.
C) La hipocresía, porque está adulando a Ricardo para beneficiarse de él.
d) La delincuencia, porque está coludido con los ladrones que atacan a Julia.

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