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DIARIO UNIVERSITARIO

4 de Octubre de 2003
Sábado

Células inteligentes
Lectura: Salmo 139:1-16

Te alabaré, porque formidables y maravillosas son tus obras. . . .


--Salmo 139:14

Cuando me enteré hace muchos años, en primer curso de


escuela elemental, que las células sabían dividirse --y yo no sabía
dividir-- me di cuenta de que debían ser bien inteligentes. Ahora que
sé un poquito más sobre las células del cuerpo humano y sobre
cómo funcionan, estoy aún más impresionado con su sabiduría y con
la cantidad de cosas que aún no sé.

Me quedé pasmado con lo que leí en una entrevista en la revista


U.S. News & World Report a Sherwin Nuland, autor del libro
The Wisdom of the Body [La sabiduría del cuerpo]. El profesor de
cirugía de la Universidad de Yale mencionó a una paciente que tenía
una arteria rota en el bazo y que durante una hora no se le pudo
medir la presión sanguínea. Debido al sistema de supervivencia que
tiene el cuerpo humano, la paciente, no sólo vivió, sino que no sufrió
ningún daño cerebral. ¿Por qué? Su cuerpo cerró el suministro de
sangre a todas partes excepto el cerebro y el corazón. El cuerpo
envió la poca cantidad de sangre que le quedaba a esos
órganos esenciales.

El doctor Nuland también mencionó que en un momento


determinado, muchas de las aproximadamente 75 billones de células
que tiene el cuerpo humano se reproducen, duplicando sus filamentos
de ADN con sus millones de submoléculas. Sin embargo, esto no
sucede a la perfección, por lo que «hay un montón de encimas
reparadoras de ADN revisando de arriba a abajo la molécula del ADN
--dijo el doctor Nuland--. Si ven un error, lo atrapan, lo sacan, y lo
arreglan. . . . Eso sí que deja a uno pasmado».

No sé si te pasa a ti, pero mi cerebro se siente definitivamente


abrumado cuando pienso en la complejidad del cuerpo humano.
La sabiduría del cuerpo señala a un Creador increíblemente sabio
que juntó todas las piezas para que funcionaran tan bien.

Hoy, al pensar en cuán «formidables y maravillosas» son Sus obras


(Salmo 139:14), reconozcamos la sabiduría de nuestro Creador y
alabémosle. Cada una de las 75 billones de células que tiene nuestro
cuerpo lleva el sello de Aquel que merece que lo honremos como a
nadie más. Cada célula lleva una marca que dice: Hecha en el cielo. --KD

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