Explora Libros electrónicos
Categorías
Explora Audiolibros
Categorías
Explora Revistas
Categorías
Explora Documentos
Categorías
Es un tiempo para despertar del sueño que nos tiene pasmados; es tiempo de
mirar con ojos nuevos; es tiempo de tomar nuestra realidad en las manos, para
proyectarnos desde una visión renovada.
Por eso nos urge una lectura atenta de nuestra vida, de nuestro quehacer en la
Iglesia, y es a lo que nos convoca el Papa Francisco, a mirar el pasado con alegría
y proyectarnos hacia el futuro con una mirada renovada.
1
en la que se lanzaron con pasión a comunicar a Cristo, a través de las diversas
obras y misiones que realizaron.
Es importante tener presente nuestra historia, somos fruto de ella y esto nos
permitirá no perder nuestra identidad; esto nos permitirá mantener vivo el ardor
misionero, la mística profética que nos lanza a leer los signos de los tiempos, a
marcar nuevos caminos dentro del carisma.
La acción de gracias debe ser constante, debe alimentar nuestro espíritu, porque
la acción de gracias es admitir la presencia de Dios y gustar de su llamada, de su
fidelidad a través del tiempo; es aceptar con humildad que hemos sido
llamados(as) a dar continuidad, a dar vida en el hoy de la historia.
El Papa Francisco también nos lanza una serie de interpelaciones: ¿Cómo nos
dejamos interpelar por el Evangelio, si este es realmente el vademecum para la
vida cotidiana y para las opciones que estamos llamados(as) a tomar? El
Evangelio es exigente y requiere ser vivido con radicalidad y sinceridad. No basta
leerlo (aunque la lectura y el estudio siguen siendo de extrema importancia), no es
suficiente meditarlo (¿y lo hacemos con alegría todos los días?). Jesús nos pide
ponerlo en práctica, vivir sus palabras2.
1
PAPA FRANCISCO, Carta apostólica a todos los consagrados. Bogotá: Editorial Paulinas, 2015, 7.
2
Ibidem, 9.
2
Es Jesús nuestra opción de vida, el único que nos colma en plenitud, y en su
palabra lo encontramos, y vivimos un proceso de cristificación, como Pablo que
llegó a decir: “Ya no soy el que vive, es Cristo el que vive en mí” (Ga 2, 20). Es tan
fuerte su vida en nosotros que llegaremos a considerar: puestos, lugares, objetos,
dinero, poder, basura frente a la sublimidad de conocerlo, amarlo y seguirlo 3.
3
Cf. BIBLIA DE AMÉRICA, Flp 3, 8.
3
La esperanza de la que hablamos no se basa en los números o en las obras, sino
en Aquel en quien hemos puesto nuestra confianza (cf. 2 Tm 1, 12) y para quien
“nada es imposible” (Lc 1, 37).
Benedicto XVI nos ha invitado: “No os unáis a los profetas de desventuras que
proclaman el final o el sinsentido de la vida consagrada en la Iglesia de nuestros
días; más bien revestíos de Jesucristo y ‘portad las armas de la luz’, como exhorta
san Pablo (cf. Rm 13, 11-14)”.
4
Nosotros no tenemos otro camino que la radicalidad del Evangelio, la cual
adquiere valor en la cruz, una cruz que a veces duele, que hace sangrar porque
causa incomprensión, rechazo, miedo. Cuando vivimos el Evangelio la vida
cambia, y seremos perseguidos dentro y fuera de la comunidad por el compromiso
que asumimos. Pero, para eso nos consagramos, para eso hemos dicho “sí” al
amado, por eso lo seguimos buscando a veces en la oscuridad, en la aridez, con
la única certeza que nos hemos fiado de su Palabra.
Expertos en comunión
El Papa nos insiste que la vida consagrada debería ser experta en comunión; es
también otro grito profético de nuestro tiempo, mientras la sociedad actual es cada
vez más secularizada, egocéntrica, individualista, donde por momentos la
tecnología nos aleja de las relaciones sociales, del contacto humano; donde se
constata la crisis de soledad que vive el mundo, lo cual se refleja en nuevos
problemas psicológicos, en la búsqueda de medicina para calmar la ansiedad en
personas que optan por el suicidio, el alcoholismo y la drogadicción. Y no solo
afuera, también en nuestras comunidades cuando se buscan estas y otras formas
de compensación.
En la última parte del documento “Alegraos”, el Papa nos invita a dar un nuevo
viraje a nuestra vida; no podemos estancarnos y seguir soñando en un pasado
5
PAPA FRANCISCO, ALEGRAOS. Bogotá: Editorial Paulinas, 2014, 48.
5
que fue. La vida continúa, la historia continúa y el momento actual nos lanza a
nuevos desafíos. “Estamos invitados a desestructurar modelos sin vida, para
narrar lo humano tocado por Cristo”6.
Cuando el corazón está lleno de Dios, nuestra mente se vuelve creativa, nos
iniciamos a comprender el lenguaje de la humanidad y nuestro espíritu misionero
capta los nuevos lenguajes y símbolos; busca las estrategias para llegar al
corazón de la cultura, entablar nuevas relaciones, nuevas formas de evangelizar.
Frente a esta realidad que sentimos a nuestro alrededor y que nos reta, el Papa
Francisco también nos interroga: “¿Me he acomodado en mi vida sacerdotal, en mi
vida religiosa, también en mi vida de comunidad, o conservo la fuerza de la
inquietud por Dios, por su Palabra, que me lleva a salir fuera, hacia los demás?” 7.
Este año de gracia nos pide parar, entrar en el desierto, entrar dentro de nosotras
y nosotros, para acoger los interrogantes que nos lanza el Papa; no es fácil a
veces parar, porque ya estamos programados a los miles de asuntos que llenan
nuestras agendas, a nuestros puestos administrativos, a las carreras diarias.
Sin embargo, el parar nos permite constatar en qué punto estamos, evaluar lo que
hemos caminado, descubrir la novedad y volver a contemplar la vida con ojos
nuevos.
Reavivar el amor primero, hacer que las cenizas vuelvan a prender; podremos
tener miles de teorías, imaginarnos caminos nuevos; sin embargo, si no existe el
fuego del amor, de la pasión que nos hizo un día dejarlo todo para seguir al Señor,
nada tendrá sentido.
Es el amor a Jesús el que mueve las opciones, es el amor una fuerza inspiradora,
es el amor el que hace que seamos creativos, es el amor el que nos permite salir y
amar con pasión la humanidad, nos hace fecundos, solidarios, nos hace acoger y
sanar las heridas de nuestro pueblo.
6
Ibidem, 53.
7
Ibidem, 55.
6
que se inclina, que acoge, que llena con su ternura; debemos ser testimonios de
humanidad, son los únicos caminos de renovación de nuestras congregaciones.
Conclusión
La visión que nos ofrece el Papa, en los documentos y en este año dedicado a la
vida consagrada, nos muestra un futuro lleno de esperanza.
Una esperanza que nos lleva a profundizar la Palabra de Dios, asimilarla y llevarla
a la vida.
Una esperanza que se hace testimonio creíble, que nos llevará a los diversos
lugares de misión, donde las personas reconocerán a Jesús, no por lo que
hablemos sino por hechos de vida.
Una esperanza que nos hace salir de nuestros esquemas personales, que nos
lleva a las periferias existenciales y geográficas para compartir con el que sufre,
con el excluido, con el pobre, con el forastero.