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La única forma de que no te hayas dado cuenta que desde hace muchos años Rusia
busca abrirse espacios donde anteriormente la geopolítica no se lo permitía es que hayas
estado viviendo en una isla desértica sin conexión a la internet o que, a pesar de vivir
dentro de la ‹‹civilización›› te importe poco o nada, el futuro del mundo.
Rusia y China han estado formando relaciones estratégicas más estrechas frente a la
creciente presión y el aislamiento de EEUU y sus socios. Estas dos potencias le
demostraron a occidente que están trabajando juntas de buena manera, generando
resultados productivos y ventajosos para ambas naciones, logrando posicionarlas como
potencias mundiales.
La guerra en Siria fue la plataforma que lanzó nuevamente a Rusia, a la primera línea
del orden mundial. Su respaldo al presidente Assad fue preponderante para recuperar su
importancia como jugador esencial en el tablero global. A ello, debe sumársele la
reconciliación política de Putin con el presidente Recep Tayyid Erogan, a causa del
derribo del avión militar ruso en noviembre de 2015. Todo ello, plantea un nuevo
escenario en esta zona del mundo que se presenta como una oportunidad para Rusia de
ser reconocida como la ‹‹potencia emergente del nuevo orden mundial››.
El presidente Putin ha demostrado ser un gran maestro del ajedrez, cuando en el 2013 el
rey sirio traspasó la línea roja de las armas químicas, Putin aplicó la apertura rusa (ya lo
había hecho con anterioridad), esto facilitó un acuerdo internacional para eliminar esas
armas, así Rusia dio un jaque mate definitivo a las potencias de antaño y se posicionó.
Por su parte, la propuesta estadounidense de apartar al presidente Assad del poder para
poder llegar a un acuerdo con el cese armamentístico ese país fue rechazada por Moscú;
Putin se opuso y lo impidió. Lógicamente lo hiso con la inteligencia de un gran
estratega; era consciente que solo Assad le garantizaba una enorme influencia en esa
región del mundo, en dónde, en época de la Guerra Fría, Rusia no tenía influencia
alguna. La ubicación de Siria en Oriente Próximo le proporciona a Rusia un enclave
estratégico sobre el Mediterráneo, zona del mundo donde no tenían ni espacio, ni
influencia.
Es tan evidente el interés de Rusia en el Oriente Próximo que, a pesar de que en Irak se
sufre exactamente el mismo problema que en Siria y con los mismos protagonistas
internos -teniendo como protagonista externo a EEUU, incapaces de
detener el ascenso del terrorismo yihadista- no ha intervenido militarmente en dicho
país.
Según expuso Xi Jin Ping, el establecimiento de las Naciones Unidas significó “la
esperanza” en un “nuevo futuro”, marcando una nueva era de cooperación. Además,
resaltó que el desafío es descubrir cómo promover la “paz mundial y desarrollo”. Para el
líder asiático, el mundo enfrenta un proceso de evolución acelerado y ante tal situación,
todos somos interdependientes y compartimos un futuro común.
Para Putin todos somos diferentes y en virtud de ello el ofrece soluciones de interés
colectivo que incluyen lo que sigue:
Para muchos es indiscutible que, el Nuevo Orden Mundial incluye a una Rusia en
ascenso. Actualmente, no es posible visualizar la escena global sin la presencia e
intervención rusa, por ello, no se le puede exigir a Rusia ni sancionarla desde Occidente,
por el hecho de no estar de acuerdo con el actuar de ese país. Por el contrario, mientras
eso siga sucediendo, parece que Vladimir Putin tendrá en sus manos todos los
argumentos para tener una agenda diferente que se adapte a sus intereses.
Oriente Próximo ha sido la puerta de entrada de Rusia a la escena global actual, como
un gran competidor dispuesto a imponerle su hegemonía sobre occidente, no solo en esa
zona del mundo, sino también en el resto del planeta. La modernización del arsenal
militar ruso ha hecho posible que Putin extienda su fuerza hasta Siria y no solo eso,
hace que demuestre que, si es un fuerte competidor en el tablero global para superar
amenazas crecientes, o por lo menos, para hacerlas retroceder. El caso del Daesh y su
retroceso territorial se ha debido a la decisión rusa de participar en esa guerra; esto le ha
salido bien, hay que reconocerlo, en un mundo multipolar donde occidente se presenta
como un jugador temeroso de sus propias sociedades, por participar militarmente contra
amenazas globales acentúa la percepción de que el ascenso ruso no es casualidad. Todo
indica que Moscú despertó en Oriente Próximo y que occidente perdió influencia allí;
solo ver los casos de acercamiento entre Israel y Arabia Saudí hacia Moscú es un claro
ejemplo de que la política exterior aislacionista de occidente ha hecho mucho daño,
pero, a su vez, ha sido la piedra angular de la subida de Rusia.
Ahora bien, del discurso que el presidente Putin ofreció en la sesión del Foro
Económico Mundial de la Agenda 2021 -Davos-, podemos observar no solo su
posición general ante la situación mundial, sino una marcada mirada ante un
posible conflicto bélico internacional y la instauración de un Nuevo Orden
Mundial.
Veamos los puntos más relevantes de su intervención:
El presidente ruso dice que las tensiones socioeconómicas globales son similares
a las vividas por la humanidad en la década de los 30, del pasado siglo XX, pues
resultan evidentes ciertas analogías con la naturaleza integral y sistémica de los
desafíos y las amenazas potenciales, por lo que advirtió sobre el riesgo de un
conflicto de ‹‹todos contra todos››.
Respecto a su reunión con Biden, hizo declaraciones que dejan al ojo público, la
posibilidad de desacuerdos irreparables, así lo hiso saber cuándo dijo que: ‹‹las
diferencias conducen a una espiral descendente. Como saben, la incapacidad y
falta de voluntad para encontrar soluciones de fondo a problemas como éste en
el siglo XX condujo a la catástrofe de la Segunda Guerra Mundial››.
Y respecto a este posible conflicto global dijo que de producirse ‹‹sería el fin de
la humanidad››.
Algo que muchos apreciamos y admiramos de Putin es la defensa por los valores
tradicionales, y no podía faltar en su intervención la alusión directa a este tema
tan importante; Putin se refirió directamente a la destrucción de los valores
tradicionales como la familia, así como, de libertades y derechos fundamentales
como la elección y la privacidad.
Al respecto dijo: ‹‹me gustaría señalar las consecuencias demográficas negativas
de la crisis social en curso y la crisis de valores, que podría resultar en la pérdida
de continentes culturales y de civilización de la humanidad. Tenemos la
responsabilidad compartida de prevenir este escenario, que parece una distopía
siniestra, y de asegurarnos en cambio que nuestro desarrollo tome una
trayectoria diferente: positiva, armoniosa y creativa››.
Putin hizo mención expresa sobre los principales desafíos a los que se enfrenta la
comunidad internacional.
1. Socioeconómico.
La globalización y el crecimiento interno han dado lugar a un fuerte
crecimiento en los países en desarrollo y han sacado de la pobreza a más de
mil millones de personas. Según el Banco Mundial, en China, el número de
personas con ingresos más bajos pasó de 1.100 millones en 1990, a menos de
300 millones en los últimos años. En Rusia, este número pasó de 64 millones de
personas en 1999, a unos 5 millones en la actualidad. Para Putin, estas
estadísticas demuestran el éxito de China y de Rusia, en el área más importante.
¿Qué pasa con las economías desarrolladas donde los ingresos promedio son
mucho más altos? Puede sonar irónico, pero la estratificación en los países
desarrollados es aún más profunda. Según el Banco Mundial, 3,6 millones de
personas subsistían con ingresos inferiores a 5,50 dólares al día en los Estados
Unidos en 2000, pero en 2016 esta cifra aumentó a 5,6 millones de personas.
Los desequilibrios en el desarrollo socioeconómico mundial son el resultado de
la política devenida de la década de los 80, calificada por Putin como vulgar o
dogmática, con la cual se le dio prioridad al crecimiento económico basado en la
deuda y en bajos impuestos a los ricos y corporaciones.
Putin pone en un elevado lugar el ‹‹rápido desarrollo tecnológico›› que impide
total y absolutamente, la supervivencia del antiguo sistema económico
esclavista, señalando que: ‹‹durante los últimos 20 años hemos creado una base
para la llamada Cuarta Revolución Industrial basada en el amplio uso de la IA y
la automatización y la robótica. La pandemia de coronavirus ha acelerado
enormemente dichos proyectos y su implementación››. Con ello Putin ha
querido dejar en claro que, la ejecución del plan pandémico, no solo ha sido
beneficioso para el bando que está contra la humanidad, sino también para los
que apostamos por la transformación imparable que nos dirige hacia la nueva era
y la transferencia de riquezas.
2. Sociopolítico.
Respecto a este aspecto, Putin hizo una dura critica al papel desempeñado por
los grandes monopolios de las gigantes plataformas digitales, en especial por su
intromisión directa y sin límites en todo ámbito de la vida de la sociedad.
Para Putin queda claro que, si realmente los grandes monopolios respondieran a
intereses públicos, existirían fronteras entre los negocios globales, los servicios
en demanda, la consolidación de big data, los intentos de administrar la sociedad
a su propia discreción, la sustitución de las instituciones democráticas legales y
el respeto al derecho natural de las personas a decidir por ellos mismos. Todo lo
ocurrido con las elecciones de EEUU lo demuestra.
Finalmente, debemos asumir los hechos que conforman la realidad en el tenso ambiente
internacional, las potencias de otrora deben dar paso al nuevo mundo, colaborando con
la transformación o quitándose del paso si no lo quieren hacer; así piensa Putin,
presidente actual de la poderosa Rusia, de ello está convencido, claramente lo
observamos en sus palabras y actitudes.
¿Cómo llegué a esa conclusión? Pues Putin, casi al finalizar su intervención en Davos,
dijo: ‹‹evidentemente, ha terminado la era ligada a los intentos de construir un orden
mundial centralizado y unipolar. Para ser honesto, esta era ni siquiera comenzó. Se hizo
un mero intento en esta dirección, pero esto también es ahora historia. La esencia de
este monopolio va en contra de la diversidad cultural e histórica de nuestra
civilización››.