Está en la página 1de 65

Carta

a un joven profesor
/J

Carta a un JOVen
profesor·
Por qué enseñar hoy

Philippe Meirieu

Incluye las entrevistas realizadas


por Marie-Christine Le DO
en «Conversaciones con jóvenes profesores»

MIC:RO•MACRO
REFERENCIAS ·
9
~-~) ..L _J o'L
·yt4~~c

Título original: Lettre aun jeune j:rrofesseur Índice


© Philippe Meirieu
© de la dición francesa: ESF éditeur, 2005 Introducción: La dimensión oculta ......................................... ~ .......... 11

l. Entre el amor a los alumnos y el amor al saber,


no tenemos por qué elegir ............................................·............ 21
-(:
. .J:,SJ
2. Enseñamos para que los demás vivan la alegría
\::7 de nuestros propios descubrimientos ........................................ 31

Colección Micro-Macro Referencias 3. Nuestro proyecto de transmiSión no puede conciliarse


Seri.e Formación profesional del profesorado con las presiones sociales que sufre la escuela .......................... 41
Direc~ora de la colección: Pilar Quen

4. Queremos ser eficaces de verdad


pero no a cualquier precio ........................................................ 55
(9 de hl. traducción: Núria Riambau th
<r; de esu. edición: Editorial GRAÓ, de IRIF, S.L. ·~ 5. En el centro de nuestra profesión: la exigencia ........................ 67
C/ France';c Tarrega, 32-34. 08027 .Barcelona
,e;:
~o
www.¡:,rao. com 6. Una preocupación que no tiene por qué ruborizarnos:
~.SJ
la disciplina en clase .................................................................. 81
l. • edición: septiembre 2006 E
o
ISBN 10: 84-7827-454-5 0 7. Sea cual sea nuestro estatus, sean cuales sean nuestras disciplinas
ISBN 13: 978·84-7827-454-:~
D.L.: B-37 .O 12-2006
6 de enseñanza, todos somos «profesores de escuela>> ................ 93
La escuela como institución del encuentro de la alteridad ........ 96
8/J La escuela como institución de la búsqueda de la verdad .......... 98
Di$eño: :\{aria Tortajada CarenyJ
{11
La escuela como institución de una sociedad democrática ...... 103
Impresión: lmprimeix
Impreso en España Conclusión: Utópicos por vocación ................................................ 117

Quedan rigurosamente prohibidas, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la repro- Conversaciones con jóvenes profesores, Marie-Christine Le Du ...... 123
ducción 0 al~acenarniento total o parcicl de la pre::ente publi-:ación, incluyendo el dise-
ño de la porl<!da, así como la transmisión de la misma por cualquiera de ms medios tanto
si es déctrico, como químico, mecánico, óptico, de grabación o bien de fotocopia, sin la

autorización escrita de los titula,es del copytight.


ruBUOTECA

Está usted mirando hacia fuera, y precisamente esto es


lo que ahora no debería hacet: Nadie le puede aconsejar
ni ayudar. Nadie ... No hay más que un solo remedio:
adéntrese en sí mismo.
(Rainer Maria Rilke. Cartas a un joven poeta"')

* El guiño a Rilke y la referencia carente de mod~stia a sus Cartas a un joven poeta


me han hecho dar a esta obra.un título que podría parecer sexista. Por supuesto,
no es ésta mi intención. Que me disculpen las mujeres que enseñan o se dedican
a la enseñanza y que consideren que este texto también va dirigido a todas las pro-
fesoras jóvenes.
Una encuesta realizada en alnil del 2004 a partir de una
muestra de profesores de educación primaria con menos de
cinco años de antigüedad indica que el 79% considera que su
profesión está desvalorizada. La mayoría de ellos dijeron que
habían escogido esta profesión «por vocación» desde la infan-
cia o la adolescencia~ pero el 62% piensa que no podrá alcan-
zar los objetivos por los que se ha comprometido. No obstante~
el éxito de los alumnos sigue siendo su principal motivo de sa-
tisfacción. Y, si bien todavía se consideran apasionados y
entusiastas~ están preocupados por el deterioro de las condicit>-
nes materiales del ejercicio de su profesión y por las obliga-
ciones institucionales arbitrarias y múltiples que sufren en la
vida cotidiana. (Encuesta CSA-SNUipp, abril de 2004)

Otra encuesta realizada a partir de una muestra de profe-


sores de secundaria en el año 2004 por parte de la direc-
ción del Departamento de Evaluación y Prospectiva del
Ministerio de Educación francés destaca que el 91 % de dt>-
centes reconoce la existencia de cierto malestar en su profe-
sión. Y el 60% se siente directamente responsable e
implicado en éste. Preguntados por los motivos de este ma-
lestar, los docentes subrayan el desfase entre el ideal de la
transmisión del saber y la realidad de un ámbito que en-
gendra, a la vez, sentimiento de impotencia, frustración y
desaliento. Las causas principales de' las dificultades pare-
cen provenir del deterioro de la relación con los alumnos,
su falta de disciplina y su desmotivación. Independiente-
mente de esto, las motivaciones expresadas por los profeso-
res en el momento de la elección de la profesión han
quedado intactas, en especial~ la enseñanza de «la asigna-
tura que les gusta». Es en esto último en lo que confiesan
encontrar su mayor satisfacción. (Évaluation et statisti-
ques. «Portrait des enseignants de colleges et lycées».
París. Ministerio de Educación francés, abril del 2005)
----.---·--··------- -- ··-:--- - ·----------·-....,_..,..-------

Introducción
La dimensión o{:ulta

Querida colega:
Queridc._ colega:
Llevo rnucho tiempo pensando en escribiros. Y no rne he deci-·
dido hasta haber hablado con vosotros largo y tendido. O para
ser más exacto, con vuestros predecesores: aquéllos y aquéllas
con los que he trabajado durante estos últimos afws y que
han confiado en mí lo bastante corno para hacerme partícipe
de algunas de sus preocupaciones.
En primer ·lugar, por supuesto, me han hablado de su
voluntad -puesto que so_is una generación pragn1ática- de
estar bien informados sobre los program-as y de contar con las
herrarnieritas ne-cesarias para acompañar a·los·alun1nos en su
orientación. También de su.deseo -puesto que sois una gene-
ración inquieta- de sentirse tranquilos ante l~s tensiones
que pudieran producirse con las familias y la administración,
de estar. acornpaflados tanto en la preparación de los cursos
como en la gestión de la clase ... 1 Peto también me ha pareci-
do percibir, camuflad~ detrás de la típica petición 'de «rece-
tas», la preocupación por
comprender lo que está en D-etrás· ae·· ia ·pe ti dóñ-·ae- re ceras.
juego en lo más íntimo del acto una interrogación sobre el cara a
de enseriar, en el coloquio sin- cara pedagógico.
gular que se establece con la

i Patrick. Rayou y Agnes van Zanten: Enquete sur les nouveaux enseignrmts. Paris.
Bayard, 2004. El final de la encuesta los autores señalan que los profesores jóve-
nes aclualmente comienzan su andadura en el .oficio con menos idealismo que
los colegas más veteranos: su discurso es. menos político y ~nás pragmático,
ponen er:·peño en que sus alumnos aprendan, pero ante las dificultades, tam-
bién saben pedir coosejo o <lirigirse a los más·experimentados.
~~-------------~-------------

- 12 !3
(AP.TA A UN JOVEN PROFESOR· INTRODUCCIÓN: lA DIME:NSIÓN OCULTA

clase, cuando estarnos solos ante los alumnos y, una vez se han para enfrentaros a los proble- No hay nada despreciable en
rnarchado los alumnos, solos anté nosotros mismos. nlas de disciplina, ideando intentar .sobrevivir de la mejor
Ahora bien, en lo que respecta a la información y las vuestras propias convícciones manera.
herramientas, las instituciones formativas, las publicaciones sobre los peligros de,. la mer- .,.~~~~~~~~~~~~~,::
universitarias y los manuales de todo tipo se encargan de ello cantilización de la escuela y recogiendo aquí y allá la infor-
awpliarnente. Actualmente, si uno es un profesor joven, es mación necesaria para la gestión de vuestra carrera.
in1posible afinnar que no se ha oído hablar nunca de las Y es que no ha)' nada tnedíocre en esta estrategia, y muy
. ~<competencias profesionales que están en juego en el acto de presuntuoso sería aquél que os condenara a intentar salir airo-
enseüar», de la forma en que «los alumnos construyen su sos de este modo. Esto también forma parte de la profesión.
saben> o de los -<nuevos públicos» que han invadido la escue- ·Todas las maüanas hay que. retomar el catniri~ a clase, ~tuique
la desde· su masificación. Asimismo, e'S imposible escapar prefiramos hacer otra cosa, no hayamos tenido tiempo de pre-
de las polémicas denuncias de los adversarios del «pedagogis- parar las clases, tengamos d miedo metido en el cuerpo o·el
mo», a.quienes habéis oído m.il veces estigruatizar «las renun- cansancio y el desánimo se apoderen de nosotros ... Pero acep-
cias sucesivas a las verdaderas exigencias intelectuales de la tar la rr1ediocridad inevitable de lo cotidiano no significa con-
escuela» O «los peligros de la demagogia galopante que, bajo denarse sin remedio a la rutina y a la insignificancia. Ni, sobre
el. pretexto de adaptarse a las necesidades de los alumnos, ha todo, abandonar la esperanza de que pueda ocurrir «algo»
pr01novido un· igualltadsrno devastador». Seguro que no leéis importante, un día, en la clase. Porque·allí está -estoy conven-
periódicamente Les 'Ctdliers Pédagogiques ni el Bulletin de la cido de ello-lo que os ha hecho escoger este trabajo. Aspiráis
Société des Agrégés pero, grosso 1nodo, conocéis su contenido. a «algo» que no sabéis definir bien y de lo qu~ no encon-
Por lo que a rní respecta, evidentemente,·no voy a enfren- tráis ninguna huella en los tratados eruditos ni en las diatribas
tar el discurso técnko .sobre la enseüanza y la retórica de la antipedagógicas. «Algo>> que se desprehde de ese «Ho sé qué}>
indignación. Por una parle, porque después de haber pagado o «casi nada» que, según palabras· de Vladimir Jankélévitch
durante un tiempo m.i óbolo al prirnero y, haber sido, desde «marca la diferencia» 2, tanto en el amor con1o eh .rnuchos
entonces, incrhninado con violencia por el segundo, correría otros ámbitos.
el dcsgo de embrollar peligrosamente las pistas. Y por otra Porque como se supone que todo está aclarado, tanto en
p;1rte, porque no se puede situar en cl1nismo plano a los que los contenidos que hay que enseñar como en las numerosas
se portan, aunque sea con torpeza, la complejidad de lo edu- tareas impuestas por la institu-
cativo para intentar entenderlo y hacerlo avanzar... y a los que ción, sabéis perfectamente
Con todo; la búsqueda de «algo>)
se complacen en la d(~lllJncia y el insulto, aunque lo hagan -aunque no siempre os ~ltreváis es lo que da sentido al proyecto de
con tal!=nto. Yo ya he hecho m.l. elección y, si bien a veces es a confesarlo- que queda «Un enseña1~
dolorosa desde d punto ele vista estético, le soy fiel. .. Pero resto». U na dimensión oculta,
comprendo que, por vuestra. parte, ~~.tenazados entre las fór-
rnular, ele unos y los panfletos de otros, l.nteri.téis abriros vues-
txo propio cam.ino: descrnpolvando un equipo de supervivencia 2. Vladimir Jankélévitch: Le je-ne-sais-quoi et le p-resqw:-rien. Paris. Le Senil, i 981.

-·-----··-- --------- ··-------·---------------:-----..,-----~


14
CM,TA A Ul~ JOVEN PROFESOR.

15
INTRODUCCIÓN: LA DIMENSIÓN OCULTA

a la vez 1nuy personal y universal, que atañe a lo más profun-


BIBLIOTECA
do del <<proyecto de enseñar>·. U n'a especie de vibra.cióu parti-
Y, no obstante, detrás de la caricatura, sin duda hay algo
cular d(~ la que son por~:adores los n1aestros y que no se puede
de verdad:. un profesor siempre sigue siendo más o menos
reducir a la lista de las competencias necesarias para enseñar,
«profesora!>>. Tiene un~ manera
del mismo modo que el sonido de un violín no se puede redu-
especial de n1irar el mundo. De Una identidad profesional irreduc-
cir a su concepción técnica. Sin duda es rnejor que el violín
entrada, una manera de situar- tible al <;onjunto de tareas que se
esté bien concebido y, puestos a pedir y si está a nue:.;tro alcan- os confían.
se, en un proyecto de transmi-
ce, es me:jor tocar un Stradivarius. Pero un violín excelente sin
sión· que hace que considere a
d talento de un' violinista y la atención del público no es nada
los niños y los conocimientos de forma original. Cuando· el
más que un bonito objeto decorativo. Exactamente igual que
artista pretende conmover: el político convencer, el hom-
una lista. de competencias que no cuenta con un proyecto
bre de negocios dirigir, el profesoT se dedica a ense'i'iar. Cón
que la apoye.
uria.especie de rigidez constitutiva: como encor:setado en los
1~ efectivam.ente, más allá de todas las evaluaciones que
conoCimientos que transmite y a lo$ que .ha jur;;1qo fideli~
hay qur·.: rcafizar, ser profesor es una forma particular de estar
dad. Pero, al mismo tiempo, con una especie de pasión':
en eJ muttdo. <~Los deinás», por otra pz..rte, se burlan gustosos
como para participar, en su trans1nisión, en el propio moví"'
de nuestro espírittt corporativo, dicen r1ue nos reconocen
miento mediante el que estos conocimientos han surgido 1 \

cn:1eguida por-nuestra conducta cotidiana, nuestra forma de 1

en la historia de los hombres. Y sie1npre con una seriedad


h3blar ·-algo tajante y dog.mática.-· y nuestras referencias cuJ~
imperturbable:. como si llevará el futuro en bandolera y
tur~ties y políti.cas: casas rura1es y casas antiguas paTa rehabi-
recordara sin cesar que la instrucción de los hornbrecitos no
Htar, suscripciones a ·webs y publicadones de información
tolera la futilidad.
culturat y abonos a las obras de teatro nacionales) conviccio-
Todo esto es lo que hace al profesor. Todo lo. que he
nes laicas y un gusto notable por los an tiguo.s rituales escul-
visto nacer en vosotros, durante vUestros estudios, y observar,
listas, sJm.patJa hacia los otros mundos y con1pra colectiva de
tanto en rní 1nismo como en mis colegas., desde hace muchos
¡iinos de aiíada para las 'fiest~.s-de Nochevieja ... Pcir supuesto,
años: un proyecto que supera, con creces, la i1ece.saria defi-
(dos demás»· se equivocan 3 • Hace un siglo que. ~.l modelo se
nición administrativa de nuestras tareas, una perspectiva que
ha. d.e~iint:egrado y que nos hernos dü5persado por ~1 tablero
constituye la piedra angular de nuestra identidad profesio-
~>ocia.l y político ...
nal. Algo de lo que no hablatnos prácticamente nunca.y, sin
embargo, algo detrás de lo cual no dejáis de correr: un «acto
·3~r.~·¡.;·-cv~~~~~~~Fnc ocm-re cuando reducimo~ a l~.s personas a la e<J.ricalura que pedagógico».
~e hace df ellos por tor!as p;u:tes, Zs algo que os sac;¡ de quicio C\tando se trata de Es cierto que no sabéis describir vuestra espera· pero,
vosotros ... Y enseguida aprcndt'rfj~ que nuest.r;:) la~1or comiste precisamente en curiosamente, sí sabéis recono-
antdar ~t Jo~ alumnos <1 librarse del papel que se supor.. c que deben representar,
ÍJ:Jdeocndientcment.~ de que se trate de gamberros del extrarradio que se ajustan cer su realización. Lo que ocu- Un acto pedagógico que no cono-
pert~ctam1~nte a Ja'·ímagcn g'uc dan de ellos los .medios de comunicación o de rre en ese mmnento es, própia- céis pero que, sin embargo, sabéis
jovcnd1a~1 rcci{!n ;,;11ida:1 de una rc\~sta de moda. ·
mente dicho, extraordinario: reconocer:
contra todas las formas de fata-
17
16 INTRODUCCIÓN: LA DIMENSIÓ~~ OCULTA
(AP-TA A .UN JOVEN PROFESOR

clave. Lo que pasaba en clase podía re~ponder a vuestras aspi-


lidad y a pesar de todas las dificul~des objetivas ~~ la empre-
sa, en la clase se produce transmisión. Los alumnos aprenden, . raciones profundas ... unas aspiraciones que son, actualmente,
comprenden, progresan, cuando ya nadie lo esperaba. Nos «incorrectas» desde·la,..perspectiva pedagógica.
dan1 os cuenta de que hemos logrado lo que ni siquiera las Pero, si la fascinación es tan fuerte, sin duda es porque Ja
situación surge allí ~contrariamente al cuadro confuso y vio-
preparaciones más sofisticadas podían hacer esperar. Nos
lento que los medios de comunicación devuelven de «la
entusiasmarnos. La situación pierde protagonismo y, simultá-
escuela .actual»- con una espe-
neamente, el saber ocupa por completo las palabras que se
cie de pureza cristalina: petrifi- .El sentimiento de que lo esenCial
intercambian ... Entonces, el maestro halla tanto placer en
cada en un cuadro idílico que, se ha perdido para siempre.·
~nseñar como el alumno en aprender; el esfuerzo de uno
apela·inevitablemen te al esfuerzo del otro y los logros comu- al precio de una shnplificación
nes confieren a su presencia en clase una especie de eviden- retrospectiva, hace que aparezca el acto· pedagógico con la
mis1na.evidencia que la sonrisa de la Mona Lisa5 • Todo está en
cia que elimina, de golpe, todas las cargas cotidianas y todos
su lugar para la eternidad: los pupitres, los tinteros, los mapas
los prol)lemas institucionales.
Ahora bien, este fenómeno está prácticam.ente ausente de Francia con la línea divisoria de los departamentos, la estu..:
fa al fondo de la sala, la figura anatómica sobre su peana y los
de los escritos sobre el oficio de enseüar y sobre la escuela.
Sencillamente, en ocasiones, ocur:rc gue os acercáis a él, con1o colgadores clavados en la pared. El maestro. es estricto pero
resultado de uila emot:ión lheraria o cinenlatográfica, duran- buena persona, pobre pero digno~· Los alumnos tienen,
te la lectura del hom.enaje·de un antiguo colega o en las evo- como debe ser, las rnanos n1anchadas de tinta, pero se han
caciones de antaño ... cuando el ceremonial y los cülnporta- quedado anclados en una imagen ideal de la infancia: buenos
rnientos todavía estaban regidos por regras que hacían y traViesos a la vez, tan atentos a la lección como locos por
salir a jugar a la hora del recreo. Entre el maestro y los niños,
perfectarnente legible «el acto pedagógico}~. . .
'Asi que cuand9 el p.equeño 1\!Iarcel Pagnol recuerda la el acto pedagógico está allí, palpable, presente: la armonía
se logra espontáneamente, la corriente fluye y se produce la
clase ele su padre,; profesor de prirnaria, ? Atain Fournier des-
cribe-la de Le Grand .l'vieauJnes, cuando nliráis las fotos de transmisión.
1
Doisneau o cuan;:ln pe11ettáis,...con la. película Ser)' tene1' , en·' · Y, precisamente, porque es más fácil de percibir en estas
e!'univcr.~o c~losamente guardado de una escuda rural, tenéis situaciones arquetípicas, el acto pedagógico acaba por identi-
la sensación de reencontraros al fin con lo esencial: lo que os ficarse con éstas y nuestra identidad profesional corre el ries-
han ocultado cuidaO.osan1ente y que, sin e1nbargo, justifica
vue~.tro comproriüso con esta profesión. Os recorre un escalo-
fria: entonces, nor'lo menos, todavía rr'o habíamos perdido la
1 5. Evidentemente, el pasado que idealizamos así también estaba lleno de medio-
. .l
cridad e incluso de terribles perversiones: la literatura nos lo recuerda cori insis-
tencia. Pero, curiosamente, preferin\os atribuir estos fenómenos a lo.s defectos de
los hombres con objeto de preservar la perfección de la institución. Mientras que,
. : .
en la actualidad, ministros y periodistas afirman lo concrario: la calidad delos
4. Estap~hcu1a realiz3da pm: Nicolas Philibert obtuvo UI_l enorme éxilo, como
hombres y el carácter ini:rínsecarnente malo de la institución:
todas las obras qne re<.:uerd<m «la escuela de antaño».
18
19
INTRODUCCIÓN: lA DIMENSIÓN OCULTA
(ART.A A UN JOVEN PROFESOR .

realizar en las estructuras i~stitucionales de la escuela o del


go de refugiarse en la nostalgia de un paraíso perdido para
centro ... Pero, precisamente, con el fin de hacer frente a todo
siempre. Porque lo que tenía sentido en la profesión aparece
esto, necesitamos restaurar con regularidad nuestra unidad.
más legible en las in1ágenes de Épinal de la escuela que en las
situaciones. contemporáneas totahnente reales, algunos aca-
De lo contrario, nos cÍispersaríarnos en 1nultitud de
activida-
des sociales, todas muy respetables, pero que, en últi1na ins-
ban por pensar que el acto pedagógico se ha convertido en
tancia, podríán perfectamente atribuirse a un ejército de
inaccesible y que -es tan inútil esperar reencontrarlo actual-
autómatas y de supernumerarios. .
mente como es de buen gusto la1nentar aquellos tiempos en
Creo que ya ha llegado el momento de mirar de cerca· la
gue todavía era posible.
dimensión oculta de nuestra profesión, esta intencionalidad
Ahora bien, me gustaría Y, sin embargo,
profesional primera que nos instituye cmno profesores. En el
demostraros lo contrario. Me todo es posible ...
sentido propio del término: ella es la que nos mantiene en pie.
gustaría hablaros de este «110
sé qué» que, tanto durante las forn1aciones como en la mayo-
ría de ~onversaciones entre colegas, se nos escurre entre los
dedos. Me gustaría· intentar buscar con vosotros lo que funcio-
na en el núcleo de la profesión, ese hogar mitológico del
que proviene la parte esencial de nuestra energía y de donde
t.arnbién proviene, en los nion1entos de depresión, nuestro
desánimo. Me gustaiía enseúaros que, a pesar de la avalan-
cha de instrucciones rnás o rnenos oficiales y de la compleji-
dad de nuestra institución escolar, a pesar de. la burocracia a
la que debemos s.ometer.nos a diario, a pesar de que nuestros
alumnos se han 1nodelado a partir de la mediocridad televisi-
va, a pesar de las presiones sociales que se ejercen sobre
nosotros desde todas partes, a pesar de la desaparición, en
nuestro entorno escolar, al igual que en muchas de nuestras
re'uniones de docentes, de toda huella de poesía, todavía es
posible que se produzca tra:nsmisión en la clase, y que, eJe
golpe, la profesión adquiera sentido.
Por supuesto, esta dimensión oculta no suprime milagro-
samente las dificultades materiales que nos an1argan la yida,
ní los numerosos problemas de toda índole que debemos
afrontar continuamente. Tan1poco descalifica la labor necesa-
ria de reflexión que debe llevarse a cabo sobre los con tenidos
de la cnseúanza,· ni la inversión indispensable que hay que
Entre el .amor a los alumnos
y el amor al saber,
no tenemos por qué elegir
Así que habéis decidido poneros a enseñar. Os han dado un
cargo en una pequeña escuela rural, os han contratado en
un colegio del centro de la ciudad o estáis haciendo las prác-
ticas en un instituto de formación profesional del extrarradio.
Enseñáis a dibujar a párvulos o enseñáis historia en segundo
de educación secundaria. Explicáis gramática a nirios de siete
años o ingeniería eléctrica a alumnos de bachillerato. En defi-
nitiva, sois profesores de arriba a abaj(,: ;~~ofesor de primaria
o profesor de secundaria. Y, de entrada, os preguntáis si se
trata de la misma profesión y si tne puedo dirigir a vosotros
como tal, indistintamente. ¿Acaso no es engaños<;>. comparar a
aquellos que antaño denominábamos maestros con los profe-
sores de enseñanza secundaria? ¿Forman de verdad un con-
junto homogéneo cuando tantas cosas parecen separarlos? ¿Y
no es, por mi parte;- terriblemente simplificador 6 hipócrita
confundir así, so pretexto de una denominación admiriistrati-
va común, dos profesiones tan distintas?
Se dice que esta fórmula lapidaria es de Jules Ferry:. «Nos
hacemos maestros porque nos gustan los niños y profesores de
maten1áticas porque nos gustan las matem-áticas». No es seg.u-
ro que el ilustre fundador haya pronunciado esta frase pero,
sin lugar a dudas, ha pensado en ella lo bastante como para
que se haya ilnpuesto en nues-
tro imaginario colectivo y Profeiior.de.prl"mariá·y-pi~ofesor.de.
actualmente todavía suscite, · secundaria: ¿una misma profesión?
cada vez que la pronunciamos,
22
(ARTA A UN JOVEN PROFESOR 23
EI'-ITRE EL AMOR A LOS ALUMNOS Y EL AMOR AL SABER·, NO TE1'-IEMOS POR QUÉ ELEGI11!

una amplia ·aprobación. Es cierto que los maestros han sido


sustituidos, desde 1989, por los <<'profesores de primaria». Es plinas según las asociaciones que la lii'-Iiversidad desconoce 0
cierto que las condiciones de contratación y las trayectorias de desaprueba: historia y geografía, fisica y quín1ica, biología y
los profesores de educación primaria y de educación secunda- geología, francés y lat~n, economía, gestión, derech'o e infor-
ria se han puesto al mismo nivel. Pero, no obstante, la. opinión mática, o incluso las biotecnoiogías que relacionan la bioquí-
se resiste a la idea-de que se trata de la rnisn1a ocupación y Jos Inica, las ciencias del hábitat, la ecología, la biología y la nutri-
estudiantes sien1pre saben diferenciar entre una función que ción. En definitiva, es olvidar que, en 1a enseüanza
exigiría, de entrada, una buena dosis de psicología y, comple- profesional, hay profesores que enseüan lengua y literatura e
·mentariamente, algunos conocimientos disciplinares ... y una historia, matemáticas y fisica, o incluso ciencias y técnicas
función que recla1na, básicamente, un nivel excelente en el médico-sociales que utilizan una decena de ámbitos discipli-
dominio .de una disciplina y, complen1entariamente, algunas narios distintos.
nociones de pedagogía. Y lo que todavía es más ilnportante, el Así que hay que superar la representación tradicional que
trabajo de profesor de primaria. nos lleva, inevitablemente, a pone en oposición a la enseüanza primaria y la secundaria.
pensar ·en ~na relación especial con la infancia, formada de Por una parte, no hay Inonitores benévolos sin verdaderas
p~.ciencia y solicitud, mientras que el trabajo de profesor competencias ·disciplinarias y,
de secundaria nos recuerda una relación privilegiada con el por la otra, expertos especiali-
saber erudito, formada de impaciencia y rectitud. En educa- zados sin la pr_eocupación de
ción primaria, nos inclinamos hacia el alumno al que acon1pa- apoyar a las personas.
úamos lentamente, mientras que, en educación secundaria, En la escuela primaria,
por el contrario, exigimos que el alumno se reforme, deje de igual que en el instituto, hay
eternizarse en la infancia y se someta, finalmente, a la discipli- contenidos rigurosos que exigen un conocimiento profunqo
na que se le impone. de lo que se enseüa y de los mecanismos mentales que esto
Por otra parte, diremos que esta división se instala respec- supone poner en marcha: no es n1ás fácil enseüar a los niüos
to a las propjas misiones que la institución escolar confía a sus de parvulario a expresarse correctamente que hac.er que los
profesores: en la escuela prirnaria se enseúan todas las asigna- alumnos de segundo de educación secundaria entiendan el
turas mientras que, en la enseñanza secundaria, el profesor se teorema de Pitágoras. Tan dificil es enseíiar lectura en el pri-
dedica plenarnente a una sola. En un caso, debe interesarse por Iner CUrSO de primaria COmO introducir a los adolescentes del
el niño en su globalidad, en el otro debe especializarse últin10 curso de bachillerato a la poesía de Mallarmé. Tan difi-
mucho ... Pero es despachar el trabajo un poco rápido: es olvi- cil· es formar a alumnos de ocho años en- la práctica experi-
dar que, durante los primeros años de/educación secundaria, mental o iniciarles en la expresión artística que introducir a
he1nos tenido profesores polivalentes y que, en la escnela pri- jóvenes de diecisiete años a la filosofia de Platón o al funcio-
maria, hace mucho tiempo que hay expertos en música, dibu- namiento de un arn1ario eléctrico de distribución.
jo o educación física. Es olvidar que la n1onovalencia de los Y, de igual modo, tanto en el colegio y el instituto como.
profesores debachillerato no les impide e1:señ.ar varias disci- en la escuela primaria, el dominio de los contenidos discipli-
nares, por muy perfecto que sea, no da automáticamente las
24 25.
ENTRE EL AMOR A LOS ALUMNOS Y EL AI10R AL SABER, NO TENEMOS POR QUÉ ELEGIR
(AR.TA A UN JOVEN PROFESOR.

claves de su· transrnisión. N o basta con saber leer para poder tienen garantizada la indulgencia delprofesbr. Igualmente, la
enseñar lectura a los nii1os, de igual manera que no basta con confrontación con los conocimientos superiores no implica
saber practicar el salto de altura para ser profesor de educa- que.deba abandonarse a las personas con dificultades ante los
ción física y deportes: también hay que poder enseñar esta téc- obstáculos con. que séi' topan, recurrir a un hipotético apoyo
nica a un niüo con sobrepeso y permitirle, a pesar de la inevi- exterior o hacerles revivir la terrible inquietud de que están
table mediocridad de su rendinliento en esta asignatura, jugándose el futuro en cada etapa; sin volver a disponer nunca
adquirir una verdadera capacidad para practicarla ... Y si lógi- de la opm~tunidad de reengancharse ... Ni cuidados Inater~a­
.camente .hay que conocer perfectamente la evolución de la les, ni abandono, la verdadera enseñanza a todos los niveles
segunda guerra mundial para explicarla correctan1ente a los adopta a la vez el carácter inquietante del. encuentro con lo des-
alun1nos de bachillerato, no basta para que comprendan -sin conocido y el apoyo que aporta la tranquilidad necesaria. No
justificarlo- el ascenso del antisen1itisrno y, con n1ayor razón, exime al alumno de tirarse a la piscina, ele lanzarse a una aven-
para n1ostrarles -sin concesión ni obscenidad inútil- el carác- tura inedita para él, pero le da algunos consejos pata no aho-
ter rar~ical del Holocausto, pues se trata de proporcionar garse, le indica algunos movimientos para .avanzar y prevé el
conocinüentos his 1 / ·icos rigurosos y de despertar la humani- uso de una cuerdapor si da un paso en falso.
dad en el hombre. · En cada aprendizaje el alumno· se enfrenta a algo que lo
Así que no se trataría de Enseñar es organizar la confr-onta- supera. Algo que requiere, ele su parte,·un compromiso yuna
enfrentar una' profes16n «cen- ción con el s·abet' y proporcionar aceptación de riesgos que ·-
trada en el alumnÓ», que se las ayudas para hacerlo propio. nadie puede asun1ir en su El aprendizaje consiste en coáé
. dedica a ayudarlo a cmnprender lugar: adentrarse en un texto y riesgos difíciles que tenemos que
y superar los obstáculos con que se encuentra, con una profe- leerlo hasta el final, recitar un apoyar.
··~~~~~~~~~~~~~~~~J

sión «centrada e.n el saber>', que se contenta con transmitir poema delante de la clase,
los conocünien.tos a individuos a quienes se anüna a realizar intentar resolver un problema de matemáticas o encadenar
una labor personal, esforzarse d1a a día y comprometerse con dos movi1nientos de, gimnasia ... en todo esto no hay-nada fácil.
ella de fonna autónoma. En cuz.Jquier caso, el profesor debe Y mucho tenemos que haber olvidado nuestra propia historia
.a la vez permitir a cada alurnno abordar un saber que le sobre- para imaginar que un· niño puede hacerlo sin «esforzarse>!,
pasa y proporcionarle la ayuda necesaria para que lo interio- contener la respiración un momento, contar «uno, dos,
dce. Al nlismo tiempo debe solicitar el comprorniso de la per·· tres ... » con los dedos detrás de la espalda ... Hace falta haber
sona y poner a su disposición los recursos sin los cuales no pe_rdido la memoria de nuestro propio aprendizcUe para
podrá obtener buenos resultados en su aprendizaje. creer que una mirada del n1aestro, aunque sea especialmen-
Oe hecho, no habría que creer qu:e el seguimiento peda- te atenta y benévola, dispensa al alumL:.~ .d esfue~zo mediante
gógico de los alumnos consiste en prodigarles continuamente el que escapa) con mil aprensiones y dificultades, de las arenas
los cuidados propios de una 1nadre, una forma de ceder a sus movedizas del «no lo conseguiré» ... ,
caprichos o de dejarles abandonarse sistemáticamente a la Éste es el 1notivo por el que el saber de los· pequeños no
C01T1ocliclad, con la grata certeza de que; hagan lo que hagan, es un saber pequeíio. Por una parte, d~bido a la importancia
26
CARTA A UN JOVEN PROf'ESOR E V
NTRE EL AMOR A LOS ALUMNOS Y EL AMOR AL SABER, NO TEhiÉMOS POR QUÉ ELEGIR

decisiva de las capacidade~ mentales que pennite crear, por


decimal o la técnica de la derivación, de si se realiza con alum-
otra parte, porque exige un esfuerzo personal que involucra a
nos nonnales o con los llamados alumnos de «educación espe-
toda la persona. Y, si bien les toca a los adultos acompañar
cial». Siempre es el m~smo oficio: un oficio que asocia, en un
más de cerca en su aprendizaje a los alumnos de la escuela
único gesto p~ofesionál, el saber y el seguimiento. Un. saber exi-
primaria, esto no exime a los últimos, por muy jóvenes que
gente, sin concesiones de fondo. Y un seguimiento que permita
sean, de su compromiso y de su esfuerzo: la energía y- la
a cada uno acceder a este saber utilizando los recui:·sos de que
voluntad necesarias para acceder a los lenguajes fundan1entales
se dispone.
son tan o más importantes que la interiorización de los cono-
Y todavía hay más: el saber y el seguimiento son, desde
cimientos universitarios.
la perspectiva del profesor, una sola cosa. No existe, por una
De forma parecida, es necesario que el aprendizaje más
parte, un saber disciplinario que el docente solamente tenga
erudito, aunque aparezca en un momento de nuestxa evolu-
que exponer o trasladar a los alumnos rnl.entras que, por
ción en el que ya hemos aprendido a hacer frente a lo desco-
otra parte, debe estar atento a las diJicultades .de la clase y propo-
nocido y a pactar con la angustia, se acon1paíle y se respalde .
ner a cada uno ejercicios adaptados. En el propio movi-
.Sólo aquéllos_ que en cuanto son adultos ya no aprenden nada
miento del saber enseñado aparecen, en lo 1nás íntimo de
pueden imaginarse que los grandes alumnos aprenden con
aquél, en sus recovecos más secretos, los obstáculos a su ense-
facilidad. Que el saber no tiene más que presentarse y ellos ya
ii.anza. ¿Acaso t~enen que ver estos obstáculos con el saber o
lo asin1ilan «naturahnen:te»: Que no tienen necesidad de escu-
con los alumnos? Pregunta sin interés·-e-imposible de resolver:
char con atención, ni de mostrar buena voluntad para la com-
los obstáculos surgen en el encuentro entre el saber y los
prensión de los conocimientos. Que acuden por sí solos a los
alu1nnos. Aparecen cuando el profesor intenta ):iacer ent~n­
recursos necesarios y que reanudan el trabajo constantemente,
der cómo se organizan los conocimientos y los alu1nnos le
sin desanimarse nunca. El aprendizaje de los mayores no se
transmiten su propia organización mental que todavía no
libera de forn1a milagrosa de la parte infantil que conserva1nos
logra, por lo menos no de
dentro, puesto que aprender es precisa1nente nacer a otra
manera fácil, interiorizarlos. En las situaciones límite es cuando
. cosa, descubrir mundos que hasta entonces desconocíamos.
Y es por eso, sin duda, experimentamos mejor la especifi-
Aprender quiere decir ver cómo se ta1nbalean las propias cer-
desde que Itard, en el siglo. cidad de nuestro trabajo.
tezas? sentirse desestabilizado y necesitar, para no perderse o
xvm, intentó instruir a Víctor
desalentarse, puátos de referencia estables que solamente
de l'Aveyron, «el pequeño salvaje» que reencontramos en la
puede proporcionar un profesional de la enseñanza.
célebre película de Franc;:ois Truffaut, que siempre son los
Así pues, enseúar consiste siempre en lo.1nismo, indepen-
educadores de los «anormales» los que han hecho que la
dientemente dé si se ejerce en ..
pedagogía avance, en beneficio de todos los demás. Ellos son
edÚcación · infantil o en una Ser profesot· es asumir siempre a 1
los que han inventado los métodos más originales que luego
clase de segundo de bachillera- la vez la presentación del saber y el· [:.
han sido retomados de for1na sistemática en las escuelas de los
to, de si se trata de transnütir seguimiento de su asimilación. 1;
«niños normales>>, y esto vale tanto para los roinpecabezas u
la.~ bases de la clat1 ficaci6n ,:rev¡q)H
!~ f\·' 1 :-Wl'/.~~~1~~.\b~·!r~y:~;'i,
'·>:.· .,1"""W:!·!\ i:. li,!!.F.hx.J:i·\··~:~-.flfli~,·.:

·otros juegos de construcción que se utilizan en las guarderías


28 29
(ARTA A UN JOVEN PROFtSOR. ENTRE EL AMOR A LOS ALUt1NOS Y EL AMOR AL SABER, NO TENEMOS POR QUÉ ELEGIR

como para los programas sofisticados que hoy en día permi- entre objetos de saber e individuos que deben asimilarlos. Es
ten aprender a dibujar en tres diínensiones. por ello que un profesor no es ni un «Simple» erudito ni un
Siempre me ha sorprendido el hecho de que aquellos que «silnple» psicólogo. Tampoco es una «Simple»· yuxtaposición
intentan enseñar ::- · ns alu¡nnos en situación de discapacidad de uno y otro. Es otra tosa. O m'ejor dicho, otro. Alguien que
mental o con lesiones cerebrales se ven obligados a efectuar tiene un proyecto propio ... Y es por eso que, en el sentido más
una labor de desglose de los conocimientos que los coloca en intenso de la expresión: ~<¡es alguien!».
posición, a la vez, de cmnprender desde el interior -y mejor Pero esto ya lo sabíais. Y precisamente por eso habéis ele-
que sus colegas que enseñan a «tlÍr"'íos normales»- lo que gido esta profesión.
·intentan transtnitir, así como de comprender, tatnbién desde
el interior -mejor que muchos psicólogos- cómo funciona la
inteligencia de aquellos a quienes se dirigen. Esto se debe a
que trabajan al mismo tietnpo las dos caras de una mistna rea-
lidad, de lo que constituye lo esencial del trabajo de profesor:
la transmisión.
Pongamos por caso que Enseñe lo· que enseñe y donde-
habéis elegido la enser"'íanza quieJ·a que lo enseñe, un pr·ofesor
primaria porque os güstan los siempre enseQa algo a alguien ...
niños o la enseñanza secunda-
ria por las relaciones especiales que n1anteníais con el espa-
. ñol. A no ser que hayáis elegido enseñar en la escuela prima-
ria porque os gt~stan mucho los cuentos fantásticos, b en un
instituto porque os apetece particularn1ente trabajar con ado-
lescentes de dieciséis a dieciocho años. Después de todo, da
iguaP. No ilnporta dónde enseñéis y cuál sea vuestro público,
sien1pre enseñáis algo a alguien. No hay ningún profesor que
no enseüe nada. No· hay ningún profesor que· no enseñe a
alguien. Todo profesor trabaja· con esta dificil asociación

l. Según ~estudio de la direc~ión del departamento de Evaluación y


Prosp~ctiva del Ministerio de Educa'ción francés, e'l 49% de los docentes de insti-
tutos y colegios dice que ha escogido esta p~of~sión por «el cont~cto cun los alum-
nos>> y el 47% por «la transmisión del saber» ( «Po.rtrait des enseignants de colle-
ges et lycées», en Évaluation et statistiques. París. Ministere de l'Éducation
Nat.ionale, abril del 2005). Pet·o muchos,· sín duda, han indicado ele este modo
más una prioridad que una exclusiva. ·
2
Enseñamos para que los demás
1

vivan la alegría de nuestros


propios descubrimientos
Estoy convencido de que si actualrnente soi& profesor es por-
que un día u otro, durante vuestra escolarización, conocistei.s
a algún profesor cuya voz toda-
vía resuena dentro de vosotros. En el fondo de nuestra vocación
Tal vez ya os fijasteis en él el pri- . hay un encuentro creador de todo.
n1er día del curso y os dijisteis:
«Éste, o ésta, no es igual que los
de1nás ... ». O bien, os f·ue domesticando poc.o a poco, a lo largo del
curso, hasta el punto de que el día. ep q:tJe empezaban las vaca-
ciones os sentisteis tristes y huisteis de los festejos habituales
para ocultar vuestro enfado solos en un rincón: Nunca le
habéis confesado a nadie la importancia que tuvo para vos-
otros, y menos todavía a los compañeros y compañ.eras de
clase. Este tipo de confesión es imperdonable y os condena a
las burlas constantes Q a la persecución. Tampoco les dijisteis
nada a vuestros padres: satisfechos de ver a su hijo valorar la
escuela pero suspicaces con respecto a aquél cuya influencia
podría tompetir con la de ellos. Desde el famoso cuento del
flautista 1 , los adultos siempre alimentan una especie de inquie-
tud con respecto a la persona que sec ~· a sus hijos; todos
ellos tienen, en algún lugar, una deuda pendiente y te1nen que
se la hagan pagar muy caro: robándoles a su hijo o hija.

l. Sin duda se trata de la célebre leyynda del flautista de Hamelín, cuento medie-
val readaptado por los hermanos Grimm, pero también por Hugo, Baudelaire 0
Camus. Hay bellos álbumes para niños sobre esta leyenda, por ejemplo, Le Joueur
de jlüte d'Hamelin. París. Soleil productions, 2003.
32 33
CARTA A UN jOVEN PROFESOR. ENSEÑAt10S' PARA QUE LOS DEMÁS VIVAN ...

Ac:;imismo, en la 1nayoría de los casos, este encuentro es para la de necesitar, para llevar a cabo esta experiencia, la media-
vosotros un asunto íntimo ... Sin embargo, a partir de este ción dé un hombre o una mujer cuyo espíritu se ha adueña-
m 01nento( habéis empezado a trabajar de otra manera. A escu- do, antes que nosotros, de un objeto de saber, y·cuyas palabras
char de otra manera, a mirar de otra manera, a vivir de otra nos lo hacen asequible. ,..No cabe duda de que seríamos menos
manera lo que sucedía en clase: por fin, estabais presentes en la vttlnerables, potque·s~ríamos más «autosuficientes», en el sen-
clase. Pero no se .trataba de una presencia episódica, cuándo tido más· am.plio del término, si fuéramos capaces de llegar a
uno «Se conecta» entre dos ensoñaciones 1nientras sigue miran- esta experiencia solos. Pero incluso el propio Robinson
do de reojo las agujas del reloj, sino de una presencia con una Crusoe sólo aprende por rnediación de los objetos que recoge
·densidad especial. La sensación de que sucede «algo>> importan- de los re& tos del naufragio y ningún «pequeño salvaje» a quien
te que compromete a todo vuestro ser: corazón e inteligencia. se haya privado durante mucho tiempo de la presencia huma-:-
Incluso cierta exaltación que nunca habríais sospechado y que na ha llegado a convertirse en adulto 3 •
no os atrevéis a nombrar: «El inglés o la biología... ahora me Así tenemos que ser introducidos en el mundo y acompa-
interesan.» Claro que la expresión es bastante limitada para una ñados hacia el conocimiento. Así quedamos para siempre en
realidad tan particular: un acuerdo casi perfecto, una forma de deuda con quienes, junto a los aprendizajes n1ecánicosy ruti-
entrar en relación, mediante otro ser, con un objeto de saber narios, nos han dejado entrever lo que significa de verdad
que -,-si bien vosotros todavía no tenéis conciencia de ello- os aprender. Por siempre deudores y por siempre alumnos. Igual
eleva y os ayuda a crecer; Por supuesto, no ~an desaparecido que Albert Camus, quien, al día siguiente de recibir el pren1io
todas las dificultades -de un día para otro, pero algo ha cambia- Nobel, expresó su gratitud a su maestro de antaño; el señor
do: ahora existe, para vosotros, una posibilidad, en el futuro, de Gennain sin el cual <<nada ·de todo esto· habría ·ocurrido~>
' .
aprender esa asignatura. Habéis sentido esta forma de júbilo del antes de firmar: «uno de sus pequeli.os alumnos que, ?-pesar
espíritu que, de golpe, enc~a con el mundo que éste descubre. de la edad, no ha dejado de ser su alumno agradecido». Y es
Urio no sale incolume de una que la clase del seli.or Germain era algo extraordinario ... «Por
aventura como ésta2 • -roaa··ra ·v!Cfa ..següTmos···sTeñdo ··ei ··¡, primera vez, (unos alumnos) sentían que existían y que ·eran
Y probablemente, una de las alumno del maestro que nos ha ¡, objeto de la más alta consideración: se les juzgaba dignos de
debilidades principales de abie1·to la puerta al sabe1: L descubrir el mundo» 4 • Por eso, uno es «elevado». Y sien1pre.
¡.
nuestra condición humana es 1 ::om.J"",:c:··""'·
""'·: ~· '""Jtm",
.. .. """".~11_..'M'{
Ji""'~.~~ m,_:-•fmr.:?~mr,1.· ::,:r-'r,,~:'.%'Si'...'""'<:~~""~·~·.:~tm:_'h\"."·.('f~_~);'l!'!'t•lW1~.-,;·'1IT'I"q_
/'::'!. 1.,".;r~.
seguirá siendo un «alumno» 5 •

2. El 66% de·doCentes de institutos y colegios reconoce que su elección profesio- 3. Si el tema os interesa, leed la obra de Luden Malson: Les enfants sauvages. Paris.
nal.ha venido dictada desde muy pronto por el enCllentro con uno de sus docen- Union Géneral d'Éditions, 1964. Encontraréis la historia de los principales
te.s a lo largo de su escolarización, en, comparación con un discreto 29% que «pequeños salvajes» hallados en el planeta, con una bella reflexión. sobre «la con-
confiesa.haber obrado influido por sus padres ( «Poitrait des e~seignants de colleges dición humana>>, (Trad. cast. Los niños salvajes. Madrid. Alianza, 1973.)
et lycées>>, en Évaluation et statistiques. París. Ministere de l'Education Nationale, 4. Albert Camus: Le premier Homme. Paris. Gallimard, 1994, p. 56. (Trad. cast.: El
abril del 2005). No disponemos de cifras sobre los docentes de educación prima- 'primer hombre. Barcelona. Tusquets, 2001 [3.• ed.] .)
ria pero podemos aventurar la hipótesis de que los resultados, aunque sean un 5. N. de la T.: En español, estas dos últimas frases pierden el sentido original pues-
poco inferiores, todavía darían una importancia muy grande al encuentro to que no se puede mantener el juego de palabras de que se sirve. el autor por la
con un «modelo» en la elección de la profesión. similitud morfológica entre los dos términos «élevé» (elevado) y.<<éleve» (alumno).
34
(ARTA A UN JOVEN PROFESOR 35
ENSEÑAt10S PARA QUE LOS DEI1ÁS VIV.'\N ...

Y todos nosotros, vosotros y yo, tenetnos un seii.or


En todo profesor existe la nostalgia de u'na «escena primitiva:·>:'
Germain en nuestra historia. A veces, nos olvidamos de él por
como dicen los psicoanalistas, que éste conserva celosamente.
un momento, sin embargo, su influencia nos ha ayudado a
Y no .hay nada de malo en este fenómeno. Todo lo c0ntrario:
construirnos. En algún 1nomento de nuestra vida, cuando
es una extraordinaria fÚente de energía. También es un punto
hen1os tenido que elegir los estudios o decidir nuestra orien-
de referencia, una b:¡tliza para navegar durante el te1nporal.
tación profesional ,, ~mos recuperado la imagen de nuestro
Pues la fidelidad a este acto creador nos sigue proporcionan-
maestro, el señor Germain. Fugazmente o durante más tiem-
do un horizonte posible cuando las condiciones de ejercicio
po. Es una lección de aritJnética sobre la proporcionalidad
del trabajo carnbian, los prograrnas evolu,cionan y todo lo que
·-viejos recuerdos de la escuela primaria- que nos lleva imper-
en la escuela nos recordaba a nuestra propia escolaridad ha
ceptiblemente hacia el profesorado, justo cuando las presio-
desaparecido.
nes familiares nos etnpttiaban, con toda naturalidad, a ser
. Así es como, en primer término, enseñamos para mos-
ingenieros. Es este sentimiento, descubierto en educación físi-
trarnos dignos de aquel o aquella que antañ? nos enseñó. Es
ca, de dominar corrlpletamente el propio esfuerzo, de ajustar
de ahí de donde tal vez extraigamos la determinación y la
con precisión el movimiento, de habitar totalmente el cuerpo
energía para pasar por las horcas caudinas de unas oposicio-
gracias a 1a: inteligencia ele su actividad 1notriz, el que puede,
nes con pruebas siempre difíciles, con frecuencia ingratas y
un día, hacer que cl~jan1os la carrera de profesor de educa-
raramente adecuadas a la profesión que -tendreinos que ejer-
ción física y deportes· cuando sería mucho más prestigioso
cer. El rito iniciático interviene aquí plenamente y opera la
etnbarcarse en la aventura de la competición. Es el recuerdo
transubstanciación que nos permite esperar, finalmente, ·estar
del carácter absolutainente fabuloso del aprendizaje de la lectu-
a la altura del profesor. Una exigencia evidenteme_nte imposl.-
ra o del misterio infinitan1ente precioso que oculta todo n1apa
ble de satisfacer: nuestros recuerdos de alumnos sien1pre son
geográfico que puede hacer que nos decidamos a abrir, cuando
también recuerdos de infancia ... anteriores al descubriinientó
nos toque, las ptlertas de lo desconocido a otros niños. Es el
de la inevitable mediocridad del mundo. Del tiempo en que
recuerdo de un experimento científico lo que nos ha puesto,
todavía conseguíamos olvidar a los que estaban a nuestro alre-
de golpe, ante perspectivas fantásticas, o incluso la admiración
dedor, aquellos que, al contrario que nosotros, no lograban
sentida ante un texto literario,
hallar placer en armonizar la frase o resolver el ejercicio, los.
que podría parecer muy ingrato Nosotms somos los encargados
que se quedaban en la cuneta, como nosotros mis1nos, quizás,
pero que acaban1os recitando de hacer vivir a los demás el acto
creador que hemos vivido. en otra época o en otra asignatura ... 6
cien veces al día, de tan nece-
sario que se ha corivertído
para nosotros ... todo esto es lo que, nos alienta a intentar
que se produzca, llegado el mornento, el acto pedagógico. 6. El 87% de los docentes de educación secundaria se describe como antiguos
buenos alumnos en su asignatura ( «Portrait des enseignant..<; de colleges et lycé-
A partir de ese tnomento, no es de sorprender que conside-
es», en Évaluation et statistiques. Paris. Ministere de l'Édncation Nationale, ab:il del
remos nuestra labor como un medio de hacer vivir a los demás 2005). Pero no os preocupéis si no formáis parte de esta ínme~1sa mayona. La
la alegría de descubrir lo qúe nosotros 1nismos he1nos vh~do. encuesta no revela que solamente estos <<antiguos buenos alumnos» sean excelen-
tes profesores.
37
36
ENSEÑAMOS PARA QUE LOS DEMÁS VIVAN ...
(ARTA A UN JOVEN PROFESOR

Sin duda es por ello· que Una aspiración legítima al encuen- puesto que, aunque todo profesor espere en secreto que
todo profesor sueña en su · ti"O ideal con alumnos pe1fectos. algún día esta situación cambie, percibe la impaciencia de
labor co.rrw en la transmisión sus alun1nos en el momento del recreo. Secretamente espera,
de tesoros fascinantes para discípulos conquistados. Es por a menudo en vano, qu'e un discípulo venga a decirle en voz
ello que aspira a «un acto pedagógico total», como Sócrates, baja: «Todavía no, pr9fesor, mejor nos quedamos a charlar de
en Fedra, de Platón, que conversa agradablemente con su lo que acabamos de decir... ».
alurnno mientras se pasea por la orilla de un arroyo: Pero como ya explica Uni decepciÓn inevitable
Daniel Hameline 8 a aquellos y pero dolorosa.
Giremos por or¡ní y bajemos por el !lisos: nos sentaremos aquellas que todavía sueñan -"Wi"~"~~~~:mil?f.R~~~~'"'"'

tranquilameri.:< en el lugar qne más nos plazca. [... ] Creo con que la clase sea una verdadera fiesta del saber, una cele-
que debería tenderme en la hierba, tú ponte como te sientas bración colectiva consentida de la inteligencia· delas cosas, un
rnás cómodo para leer y empieza. Situación idílica donde la grupo de descubrimiento alegre y espontá:q.eo, «a pa~tir de
com/Ltnión es tal entre el maestro y sn discíjJulo qne este úl- ahora, la fiesta está en otra parte». Irremediablemente, para
tifrw es el que, en el momento de mm-charse, marca el paso: la inmensa mayoría de alurnnos, nunca más habrá fiesta en la
Toda;;ía no, Sócrates, no antes de que el calor haya jJa- escuela ... porque precisamente «la fie.t:: · :e produce cuando
sado. ¿No ves que es casi mediodía, la hora de más calor? no hay escuela».
Mejor nos quedamos ·a charlar de lo _que acabarnos de Así que nos hemos quedado desprovistos del todo, vivien-
deá1: .. 7 do en la esperanza de lo que, a partir de ahora, parece hnpo-
sible, después de haber elegido un trabajo para :rpaterializ~r
Evidentemente, sabemos n1uy bien que hace siglos que el río algo que resulta inasequible. Constantemente insatisfechos y
Ilisos ya no pasa por delante de la tarima del profesor. esperando en vano cada año que nos toque la «clase adecua-
Hemos comprendido perfectamente que actualmente ·la da», «los alumnos adecuados», con los que podamos recrear la
transmisión se organiza en grupos, se efectúa en espacios y
·horarios limitados, a partir de programas impuestos y con
8. Daniel Hameline: Le domestique et l'affranchi. &sai sur la tutelle scolaire. Paris. Édi-
multitud de tareas enrnarcadas de las que no podemos esca-
tions ouvrieres, 1977, pp. 167-180. Sl os gustan la historia y la filosofía de la edu-.
bullirnos: verificación de ausencias, corrección de los trabajos cación, es imprescindible leer las obras de este autor. Fue y sigue siendo un maes-
y evaluaciones de todo tipo, reuniones de concertación, tro para mí, en el sentido más amplio de la palabra. Comprometido, en la década
de los sesenta, en un experimento de ••pedagogía no directiva» (y, contrariamen-
encuentro con las fan1ilias, redacción de proyectos múltiples te a lo· que se cuenta, no eran muchos los que exploraban esta vía, a lo surno, unas
y de numerosos informes. Peor aún de sobrellevar que el cuantas decenas), supo analizarla con una lucidez extrema (La libe:rté d'apprendTe,
situation 2, rétrospective sur un enseignement non-directi_t en colaboración con Marie-
peso de la administración es la ingratitud de los alumnos
Joelle Dardelin. Paris. Éditions ouvrieres, 1977). Desde entonces se esfuerza por
encontrar «la palabrajusta» en las cuestiones de educación, lejos de los delirios
tecnológicos y de los panfletos de moda. Su libro Les oújectifs pédagogiques en Jorma-
tion initiale et continue (París. ESF éditeur, 2005 [14." ed.]) es a la vez una herra-
7.'-Platon: Phcdre. (Traduccion de É.mile Chambry). Paris. Gamier/Flammarion, mienta de formación y un texto de reflexión sobre los envites que plantea el pen-
1992, pp.ll6, 119 y135. samiento pedagógico ... con una buena dosis de humor de regalo.
38 39
(ARTA A UN .!OVEN PROFESOR. ENSEÑAMOS PARA QUE LOS DEMÁS VIVAN ...

imagen prüiütiva de la cual se alimenta nuestra elección profe- textos de la clase ... Se está retrasando· en la entrega de las
sional. Tal vez sea por ello que la' promoción, en la educación notas ... ¿Acaso se ha olvidado de las últimas instrucciones
nacional, consiste ei1 acercarse, en función de la antigüedad Y ministeriales sobre gramática? ¿Se ha ocupado de convocar a
de la escal~ salarial, a los públicos elegidos -los «grandes insti- los padres de este alumno? ¿D~ hablarle al asesor equcativo de
tutos», las clases preparatorias para las grandes escuelas- en los aquel otro y de reunirse con la asistenta social para recordarle
que tenemos -o eso nos parece a nosotros- unas cuantas opor- el caso de un tercero?». O tarnbién: «Sr.-Meirieu, no ha hecho
tunidades más de encontrar aquello a lo que aspiramos legíti- usted nada por la semana de la prensa ·.en la escuela, ¿qué pien-
malnente ... Pero tan sólo unas pocas oportunidades más, ya sa hacer para la semana contra el rac:isrrto? ¿Acaso no subesti-
·que incluso en la universidad 11os desencantamos pronto. Y ma usted su papel en cuanto a la educación para la salud?
así es cómo acabarnos por quedarnos solos, al final de la clase, Parece que se le han olvidado cuáles son nuestras responsabi.,.
esperando en vano la frase que justificaría, en definitiva, todo lidades en materia de prevenCión .de accidentes de tráfico.
nuestro esfuerzo: «Todavía no, profesor, mejor nos quedamos ¿Está usted seguro de que el libro con el qu~ enseña a leer a
a charlar de Jo que acabamos de decir... _». sus alumnos está en el programa?». Acabarnos explotando. Y,
H~ aquí una serie de cosas de las que apenas hablan1os y en los momentos de. cólera, acabamos preguntándonos si los .
que, no obstante, son nuestro bagaje cmnún: todos vivimos en que se ocupan de la administración de nuestra institución no
una disparidad, dificil de acep- tienen corno objetivo principal impedir que enseñemos.
tar entre nuestro ideal y riues- La irritación· ante las exigencias Sin duda los· responsables de -la· máquina-escuela no han
tra vida cotidiana. Y sufrilnos institucionales que nos parecen valorado en su justa 1nedida este fenómeno. A veces induso
por ello: con 1nayor o ruener tan alejadas de lo esencial. nos preguntamos si no sueñan :con una· institució~ sin prof~­
intensidad, a veces hacernos sor: una especie de selfservice en el cual los alumno~ serían
que el sufriJnie11to vuelva hacia nosotros: «Soy un verdadero puestos a cargo, alternativamente, de ordenadores y de inter-
inútil y nunca debiera haberme dedicado a esta profesión». A ventores externos, con evaluación en tiempo real de las com-
veces, lo trarisforrnmnos en agresividad contra la «pseudode- petencias adquiridas y nueva repa¡'rtición inmediata· en <<gru-
.n1ocratización de la escuela» y «el descenso del nivel que pos provisionales yadaptados». nd este modo, los directores y
fmnentan l0s políticos de1nagógicos>~. Creedme: no hay nin- los altos cargos de centros_de ens~ñanza podrían, a partir de.
gún profesor que esté a salvo de estas quejas. Y no os sintáis un diagnóstico inicial de los alumnos, conseguir lo más pare-
.culpables por ceder a ellas en algunas ocasiones. Es el inevita- cido posible a la eficacia inmediata, identificar, de la 1nejor
b~e reverso. de l(l. 1noneda. El reverso de la am.bición luminosa manera posible a los alun1nos rebeldes y poner en práctica los
que nos ha hecho elegir esta profesión ... remedios necesarios ... sin tener que hacerse cargo de los esta-
Soy el primero en comprender -,~porque yo· nlisrno_lo he dos de ánimo de profesores que todavía sueñan con pasearse,
vivido- este sentimien-to de irritación frente a lo que se presen- de vez en cuando, por la orilla del Ilisos.
ta ante nosotros coll).o un acoso administrativo absurdo en Por lo que a mí respecta, no guardo la menor sünpatía
con1paración con nuestro proyecto de enseñar: ~<Sr. Nleirieu, por esta fantasía tecnocrática que recuerda las escenas más
no ha cumplin1entado usted correctamente el cuaderno de sombrías de la ciencia ficción. Ante todo, soy profesor e, igual que
40
CARTA A UN JOVEN PROFESOR

vosotros, no estoy contento de verdad hasta que 1ne acerco un


poco a mi fuente interior o cuarído salgo de una clase con la 3
sensación de qne «ha ido bien».
Sé muy bien .que al confesar esto, corro un riesgo doble: -Nuestro proyecto de transmisión
por una parte, el de la necedad y por la otra, el de la provoca-
ción. Necedad, para los incrédulos de las ciencias llmnadas
no puede conciliarse
<~humanas» que me encasillarán definitivamente en el ámbito con la·s presiones sociales
de los mediocres: «Ahora Meirieu se pierde en lo indecible ...
·Un poco más y caerá en una. crisis de misticisnw». Provocación que sufre la escuela
paralos defensores de los «conocimientos disciplinarios» que
ven en mí a un sepulturero de la cultura: «Después de todos los
Ya hace unos cuantos arios que venimos hablando de «la pro-
discursos que ha J. . tenido sobre el proyecto de centro edu-
fesionalización necesaria del cuerpo docente». Cornprendo
cativo y la pedagogia diferenciada, ¿cómo vamos a creer esta
perfectarnente que a vuestros ·predecesores les haya indigna-
confesión insolente?>>. Y sin embargo, ante un profesor joven,
do la expresión: ¡Como si los docentes del siglo pasado o de
lo digo y lo m.antengo: no crearen1os la «escuela del éxito de
los años cincuenta no fueran profesionales!
todos», como nos invitan a
Y, sin embargo, yo mismo he empleádo este término y he
hacer los políticos,· contra lo . A.nte todo, seguir siendo pmfe-
participado en este movimiento: -ne Lj. ua deliberada y sin
que n1ueve a cada profesor en sor... hasta lo más alto de la
reservas. No porque intentara
su proyecto más íntim.o. Tam-
eliminar la convulsión que Cuando la instityción quiúe
poco la crearemos sin los profe-
supone el acto pedagógico, democratizar el acto ped~gógico ...
sores en su conjunto. ln1poniéndoks desde el exterior toda
sino porque no me resignaba al
nna serie de obligaciones que no tienen nada que ver con sus
hecho de que solamente afectara a unos cuantos elegidos. En
principales preocupaciones y que suelen vivir como obstáculos
aquella época, yo eraun profesor joven apasionado por mi
para desernpeñar su rnisión.
trab~o y que rechazaba circunscribirse únicamente· a la coop-
. Por esto defiendo la idea iconoclasta según la cual sería con-
tación de aquellos y aquellas con los que sentía una afinidad·
veniente que toda persona que asume responsabilidades adini-
espontánea. No me fiaba del carácter selectivo de mis inclina-
nistrativas o pedagógicas maJ1.tuyiera un _con1:.:'1cto regular con
ciones y, si, como todo el mundo, acariciaba en secreto· el
los alun1nos: que el director del centro siga enseúando algunas
suerio de tener a mi alrededor a algunos discípulos, me impo-
horas por sernana su asignatura principal, igual que el inspector,
nía como deber no dejar a nadie al margen. Así que se hacía
e incluso el inspector general. Que tanto los funcionarios de la
necesario institucionalizar el acto pedagógico sin que por ello
adlninístración central del ministerio como los rectores y sus cola-
se perdiera su carácter extraordinario, hacerlo accesible a
boradores sigan dando clase en el ámbito escolar e universitario.
todos sin trivializarlo. Se trataba de un reto desorbitado desde
Para que nadie olvide de dónde e1nana y dónde pncde
el punto de vista teórico pero qüe fue muy fructífero -o .al
regenerarse continuamente el proyecto de cnseüar.
menos, así lo sigo creyendo yo-. Gracias a él se inventaron, o
42 43
(ARTA A UN JOVEN PROFESOR
N u¿~. ;(.l PROYECTO DE TRANSMISIÓN ...

mejor dicho se reinventaron, las p-randes <(novedades pedagó- hacer que todos los alurnnos aprobaran todas las asignatu-
gicas» de los años ochenta: el «trabajo autóno1no» en grupos ras, segara que os levantaríais por la noche para inventa-
reducidos, la «pedagogía diferenciada», la «pedagogía ele pro- ros métodos nuevos. 2
yecto» y muchas otras cosas.
Por aquel entonces, yo era un n1ilitante pedagógico y Las tardes en que había consejo de evaluación, volvía descora-
político nutrido de cristianismo social y de socialismo liberta- zonado y dolido de ver los esfuerzos de todo un año destrui-
rio .. Había estudiado un poco la historia de la pedagogía y dos por las decisiones de una mecánica institucional impla-
había observado que, de Pestalozzi a Makarenko, de :Maria cable. Entonces, me sumía de nuevo en los clásicos .de la
. Montessori a Fernand Oury, son siempre los que han cargado pedagogía ginebresa y soñaba en aquella «escuela a medida»
con los «ineducables» los que inventan los métodos pedagógicos que preconizaba Claparede y que permitiría, finalmente, a
más originales y más prometedores, al servicio de esta trans- cada niño, según el principio de Piaget, «construirse su pro-
misión del saber que queríamos «democratizar» 1 • Yo había pio saber» 3 •
leído la Carta a una maestra, donde los alumnos de Barbiana
expresaban su cólera por haber sido marginados con el pre-
texto de que no estaban lo suficienten1ente capacitados o
m.otivados: a
2. Les enfants de Barbiana: LettTe une maítTesse d'école. Paris. Mercure de France,
1968, p. 167. Este libro, por desgracia, está agotado. Si encontráis algún ejemplar
en alguna librería de Viejo, compradlo sin dilación . .Es una pequeña joya, con sus
1Vo se le permité al tornero hacer su trabajo de cualquier excesos y sus celeridades, está muy marcado por su época ... Y uno no sale -indem-
ne de él. (Trad. cast.: Carta a una maestra/Alumnos de la escuela de Barbiana.
nwnera y entregar exclusivamente las piezas que le han sa- Barcelona. PPC, 2000 [3.' ed.] .) . ·
lido bien, si no) no haría nada para qúe todas salieran 3. Édouard Claparede: L'École sur mestm. Lausanne y Ginebra. Payot, 1920. (Trad.
bien. Porel contrario) ·vosotros sabéis que podéis apartar las cast.: La escuela a la medida. Madrid. Edidiones de la Lectura, 1920.) Ya no leemos
gran cosa actualmente de los autores de esta «escuela ginebresa», como
piezas cuando os plazca.. Es por ello que os contentáis con Claparede, Ferríere, Bovet, Dottrens. Nos equivocamos. En primer lugar, porque
mirar lo que hacen los que obtienen buenos resultados por de este modo no nos permitirnos comprender cómo nació la <<Educación Nueva»
(que actualmente tiene rnás ·de un siglo). Y, en segundo lugar, porque esta lectu-
motivos ajenos a vuestra enseñanza. [... ] Si tuvierais que
ra permite que eme1jan muchos de los planteamientos sobre nuestros envites
educativos actuales. Así pues, por ejemplo, después de haberme sentido yo
mismo fascinado por la idea de una <<escuela a medida», construida a partir del
diagnóstico previo de las <<capacidades de los alumnos>>, como sugiere Claparede,
j~·;·h;y nada-tan actual como la experiencia de Pestalozzi enfrentado, en 1799,
he demostrado hasta qué punto esta espléndida idea suponía un callejón sin sali-
a los huérfanos de Stans (la primera ZEP, zona de educación prioritaria) o los
da: desde la perspectiva pedagógica, porque el método para hacer avanzar a un
cuestionamientos de Makarenko, en 1918, sobre la forma de castigar sin excluir.
alumno no se encuentra nunca sólo en el análisis de sus dificultades; desde la
No hay nada tan importante como elegir, con Maria Montessori, el «espíritu
perspectiva ideológica, porque esta referencia a las aptitudes bloquea la inventi-
absorbente» del niño o bien comprende!~ con F<;Jrnand Oury, el carácter estruc-
va y justifica todos los sistemas de selección, incluso los más arbitrarios; desde la
turante de la ley en la clase. Aun a riesgo de que parezca que estoy barriendo para
perspectiva política, porque la «escuela a medida» no estaría muy alejada, final-
casa, no puedo menps que animaros a leer a los pedagogos. EncontrarP.is una pri-
mente, del sistema educativo que nos presentan las novelas de ciencia ficción más
mera presentación del trabajo de algunos de ellos en la obra coordituda por J<::an
negras como Un mundo Jeliz de Hmdey o 1984 de Orwell. Los debates sobre <<la
Houssaye: Quinze pédagogues: leur infiv.ence a.ujourd'hui (Paris. Armand Colín, 1994)
pedagogía diferenciada>> y el binomio «evaluación/remedio», qve hoy día agitan
y er.. lüs fascículos que acompañan a las emisiones que he realizado para France
la clase educativa, quedarían particularmente esclarecidos por este retorno a
!5 editac;_as por PEMF: L'éducation en,questiops. Mouans-Sartoux, 2001.
nuestra historia.
44
t,i,~>~t_1~~~>_::\1
M~f •. '; \"i

~~
3;'~~- · . •:•;
(ARTA A UN JOVEN PROFESOR ~i'<:.; :+:.:_» 45
Cfl\ l'"::f NUESTRO PROYECTO DE TRANSMISIÓN ...
,¿(lf
~y
111BHOTE!A
No bay nada especialmente brillante -hay que confesar- 4
Louis Cros : el presupuesto del Min.isterio de Educación
lo- en esta ideología bastante ecléctica. Pero tampoco nada crece a un ritmo vertiginoso y todo lo que dependía hasta
de vergonzoso. Y, a pesar de nuestra inocencia de entonces, lo entonces de una «gestión de buen padre de familia>> se con-
r
asumo plenamente. Había una verdadera generosidad en vierte en una inmensa «fábrica· de gas» difícil de gobernar. El
nuestro propósito: la voluntad de no confinar el enc-q,entro núcleo de la actividad escolar se ha desplazado: de la alqui~
con el saber en c.Yas herméticas reservadas a las élites. La mia misteriosa del cara a cara pedagógico, se ha pasado a
esperanza de favorecer un contagio del acto pedagógico y de manos de controladores técnicos que sobre todo -y casi
subvertir todas las fatalidades psicológicas y sociales, familia- exclusivamente- tratan cuestiones de logística.
res y económicas. El deseo de escapar de estas complicidades Sin duda, nadie valoró de verdad lo quesucedía enton-
culturales que los sociólogos nos describían como «violencias ces. Y el movimiento vino acompañado de un frenesí refor-
simbólicas» generadoras de exclusión> El proyecto de hacer mador: instauración de la escuela única en 1975, renovación
posible el surgimiento de una verdadera de1nocracia «ofre- de los colegios y los institutos en 1981, ley de orientación que
cien~o a todos los alu1nnos los 1nedios para c01nprender el
implanta los ciclos en la escuela primaria en 1989 y, de paso,
n1undo y .ocupar un lugar en él» ... Ya sé que estos términos creación de multitud de ramas y clases especializadas, intro-
. actualmente parecen muy trillados, han perdido la connota- ducción de delegados de los padres y de alumnos en los con-
ción subversi~a que tenían entonces y se han convertido, para sejos de evaluación, puesta en n1archa dé proyectos de escue-
vosotros, en. un nuevo lei1guaje estereotipado institucional. las y centros de enseñanza, ·.sin contar las numerosas
¿Quizás no veis en el más que el revestüniento de una política modificaciones de todo tipo que se superponen permanente-
escolar de la que no percibís realmente el sentido, y que se mente, que chocan entre sí y poco a poco hacen perdet·toda
encuentra a mil leguas de distancia de lo qúe realmente aspi- posibilidad de entender la institución escolar.
ráis a conseguir? Desde hace cincuenta años como si de un verdadero edi-
El problema surge cuando un proyecto educativo se ficio barroco se tratara, nuestra
engrana según la de1nanda social y las reformas se precipitan escuela, por iniciatiya de los ·uña.escüeia é¡üe lrive-n&.ñ1últiiüd Cle
sin horizonte político preciso. Y esto esjustan1ente lo que ha sucesivos ministros, no termina dispositivos y acaba por perder
ocurrido. En 1959, la escolaridad obligatoria se fijó en los nunca de añadir disposiciones de vista el cara a cara pedagógico.
'dieciséis años:. a principios nuevas, de m,?dificar y rebauti-
. de los años sesenta se extiende Un frem~sí de reformas institucio-
úna verdadera revolución en nales para acompañar el acceso y
la enseñanza secundaria. Hay los logros de todos. 4. Louis Cros: L'explosion scolain. París. Publication du Centre International
que prganizar todo esto, cons- d'Information Pédagogique, 1961. (Trad. cast.: La explosión escolar. Buenos Aires.
truir centros de enseñanza, instaurar sectores escolares, ela- Ángel Estrada, 1969.) Louis Cros forma parte de una especie prácticamente en
extinción hoy en día: inspector general y <<alto funcionario del Estado», fue tam-
borar dispositivos de orientación, contratar a docentes, bién un ferviente defensor de la EdU'cación Nueva y un militante pedagógico muy
renovar los program~s, dar. a cada uno un lugar y la esperan- activo. Cuando ocupaba el nivel más alto de responsabilidad institucional, siem-
pre estuvo al lado de los hombres y de las mujeres de a pie, nunca renegó de sus
za del éxito. Es una «explosión escolar», según palabras de principios y rechazó cualquier oportunismo.
46 47
C<\RTA A UN JOVEN PROF::SOR NUb i't\0 PROYECTO DE TRANSt11SIÓN ...

zar sin cesar dispositivos nuevos, de cubrir la arquitectura ini- ra muy convencional que a El proyecto de escuela o de centm
cial con normativas e instruccioil'es de todo tipo. Entre el acto menudo recoge constataciones de enseñanza: ;maquinaria admi-
pedagógico en clase, en la base, y el ministro, en la cúspide de sin interés y xnandatos genera- nistrativa o dinámica al ~er·vicio del
la pirámide, hay tantos consejos y comisiones que desafio a les y ampulosos, sacado's de tex- . aprendizaje?
cualquiera a que se entretenga en contarlos ... Y nada hace tos oficiales y tópicos educati-
predecir que el movin1iento vaya a detenerse, ni siquiera que vos. En ellos se declara que se tiene en cuenta «la
pronto vaya a ralentizarse ... especificidad de los públicos» y «que se apunta al desarrollo
·En efecto, a partir del 1nomento en que la den1ocratiza- óptimo de las aptitudes de cada uno» mediante «Una pedago-
. ción del acceso al saber se convierte en un asunto de Estado, gía más adaptada». En ocasiones, se aventuran registros más
a partir del momento en que lo gestiona a la vez la nación, en precisos y se fijan objetivos como la mejora de los resultados
el án1bito colectivo, y cada francés para sus propios hijos, en ·lectura, una mejor acogida de las familias, el progreso de
en el ámbito individual, la escuela pasa inevitablen1ente a la cultura científica y técn'ica o la puesta en n1archa de estu-
manos de los ad1ninistradores. Y los administradores gobier- dios con atención personalizada·... Pocas veces se debate el
nan c~mo _si pudieran, con total legiti1m:dad, decidir dónde, fondo de estos temas y, finalmente, se vota, en las instancias
r;uán,do, cómo y para quién se produ,cirá el acto jJedagógico. estatutarias, con las habituales reservas sindicales sobre la falta
Así pues, comprendo perfectan1ente que los administra- de medios y «el revestiiniento pedagógico de la carencia». A
dores os saquen d1· ' l1icio~· Pero hay que ser 1nuy indulgente partir de ese momento, este texto se convierte en «las tablas
con ellos: por una parte, porque no han llegado a conocer, en de la ley>> y terrtéis que sea utilizado por la Administración con
mucho tiempo, a ningún político capaz de rnarcarles un el fin de obligaros a hacer mil cosas sin relación _con vuestra
run1bo definido, de dotar a la educación nacional de un direc- verdadera ocupación ... Estáis en lo cierto. Si el proyecto de
tivo que torne nota de la dema:nda social, y, al n1ismo tiempo, escuela o de centro de enseñanza es un simple «chisme orga-
que sea capaz de imponerle algunos principios sólidos. Y, por nizativo» que viene a engrosar vuestra labor cotidiana, carece
otra parte, porque la cuestión es extremadatnente con1plicada totalmente de interés; Peor aún: si rige vuestra enseñanza en
)r en estas circunstancias no hay soluciones previas ;:¡ los pro- los detalles más nünios, os arrebata vuestras prerrogativas
blenlas. Únicmnente en un contexto de problemas !na- legítimas y hace que perdáis el contacto con la propia fuente
temáticos de la escuela priinaria o de juegos televisados, suce- de vuestra actividad.
de que los que plantean las preguntas ya saben las respuestas. Pero no hay nada de fatídico en ello. Un proyecto puede
En la realidad, y en particular, cuando .hay que organizar la ser,. por el contrario, un contexto para expresar la propia
escolarización de los niños franceses cori objeto de responder libertad e inventiva. Siempre con la condición de interpre-
a los ideales de la República y de satisfacer los deseos de todo tarlo como una oportunidad de reflexionar y enfrentarse a
un colectivo, fLinciona de manera totalniente distinta ... la propia esencia de la profesión. Con la condición de acep-
Ponga1nos como ejemplo algo que en ocasiones os disg11s- tar que ni los principios nacionales legítimamente impuestos
ta: el proyecto de escuela o de centro de enseñanza. Sobre la por la institución, ni el diagnóstico sobre las ·necesidades
fon11a, cmnpart.o vuestras .reticencias: se trata de una literatu- específicas y los recursos locales permiten saber lo que hay
48 49
(ARTA A UN JOVEI'J PROFESC'K NUESTRO PROYECTO DE TRANSMISIÓN ...

que poner ·en marcha para. transmitir el saber y acompañar a duda, sería ingenuo pensar que todos los aprendizajes previs-
los alumnos en su aprendizaje. Porque ahí es donde nos ace·· tos por los programas podrán entrar siempre en el proyecto y
cha la burocracia: en la ilusión de que las soluciones están que .ést~ recogerá todas nuestras actividades educativas. Pero
en el análisis de los problen1as y de las obligaciones igual que no pasa nada. A partit del momento en que el proyecto no
]a nuez está dentro del cascarón. No hay nada peor para des- es un «chisrne administrativo», sino una inversión común
motivarnos. No hay nada n1ás radical para que perdamos el en un objeto cultural, permite engranar el deseo de apren-
gusto por el trabajo ... o para darnos la sensación de que, en der y la voluntad de transmitir...
realidad, desetnpeñamos dos trabajos: el de profesor, delan- Lo .que pasa es que los proyectos más atractivos del
te de nosotros rnis1nos y nuestros alumnos, y el de organiza- mundo no garantizan nunca la progresión de cada alumno y
dor de actividades diversas, con la finalidad de responder a que, a pesar de todo, es en torno a esta cuestión que la Adrni-
los mandatos de un proyecto institucional del que podría- nistración escolar y los padres de los alumnos reunidos se
nlos pn~scindir. muestrzi.ll más exigentes. Por cierto, llevamo~ años experimen-
Por ello, tenéis que adueñaros del proyecto de escuela o tando, con mayor o menor éxito, rnultitud de métodos en este
de cei1tro de enseli.anza para poner en su punto ele mira el ámbito: pedagogía de apoyo y de contrato, ayuda individuali-.
veto pedagógico. No hay que olvidar nunca que se trata de la zada y programas personalizados, grupos de nivel o grupos de
trans1nisión, por tanto, del encuentro con la cultura de los necesidades ... Lo hemos probado todo --o pronto lo haremos-
hornbres. No· hay qüe perderse en los delirios organizaüvos, para responder ala angustia de
sino que hay que ~ntregarse a proyectos que apoyan nuestro las familias· y a la demanda La ayuda a los alumnos: ¿una: fot~ma
deseo de enseñar y suscitan la voluntad de aprender de los social de educación. de esquivar .la transmisión .o de
alumnos ... Como esta escuela primaria que decide hacer de Y al respecto, también os concretarla en el día a día?
La. Ilíada y La Odisea. de Hornero los textos de referencia en noto un poco crispados, preo-
los que incluii~ t~doslos aprendizajes, de la lectura al dibujo y cupados por convertiros en profesores particulares sometidos
de ]a geografía a la geometría. Como aquel colegio que a cargar con los trabajos más pesados, por veros· embarca-
hace de la educadón sobre el medio a1nbiente y el desarrollo dos en sistemas complicados de evaluación y de corrección,
.sostenible un vector para lanzar a todos los alunu1.os a los por pasaros el tiempo intentando que un alumno recupere
aprendizajes ..exigentes, enlazar los conocimientos de las dis- una asignatura y por colmar las lagunas de otro ... hasta el
tintas disciplinas, favorecer la investigación documental, punto de ya no poder enseñar de verdad lo esencial a nadie.
dialogar .con los candidatos rnunicipales electos, organizar CaJibro vuestra decepción: mientras que os gustaría arrastrar
intercambios con los países del sur. Como el instituto que a toda una clase detrás de vosotros en la aventura del conoci-
decide ·sacar a .la luz la cultura obrera de una cuenca n1inera Iniento, se os pide que os disperséis en multitud de tareas de
actualmente desaparecida, en el que los alun1nos recogen y acmnpañamiento individual. Que sustituyáis la gran escena
transcriben los testünonios de los mayores, se entregan aupa del saber, en la que siempre habíais soñado, por una chapuza
verdadera labor de arqueología industrial, hacen comparacio- ridícula que os avergüenza un poco ... Y sé todo lo que separa
nes internacionales, preparan .una exposición, etcétera. Sin el entusiasmo que podemos sentir en suhyugar a un auditorio,
50 51
CARTA A Ui'l jOVEN PROrESOR· NUESTRO PROYECTO DE TRANSMISIÓN ...

de las satisfacciones n1ediocres que podemos encontrar en proble1na; todo ello son componentes fundamentales del ofi-
repartir un ejercicio por aquí, dar un consejo allá, o entregar cio de profesor. Siempre y cuando así facilitemos que todos
un docun1ento acullá. He tenido mil veces la sensación de los alumnos progresen ... Pero el seguimiento del al:umno, la
salir de una clase sin haber cu1nplido con mi deber: sin haber labor individualizada,,.. el codo a codo con él, ta1nbién son
visto a los alumnos pendientes de mis palabras durante una absolutamente necesarios. Porque de este modo, tal vez más
hora o absortos en una tarea colectiva a la que podría haber- que. de ningún otro, vivimos la experiencia de ese cuerpo. a
los alentado. También he tenido miedo de que pasara un colega cuerpo con el saber que tanto nos acerca al acto pedagógico.
por el pasillo y, en lugar de una bella escena con chicos dóci- Con sus tanteos y sus bloqueos, con sus dudas y sus errores,. el
.les bien sentados en su lugar y escuchándome atentamente, alun1no, efectivan1ente, nos vuelve a situar en el centro de los
viera por la ventana a unos alumnos sentados y a otros de pie, conocimientos. Pone a prueba la coherencia de éstos por las
trabajando en grupos pequeños, mient1~as que yo m.e ocupaba preguntas que nos plantea. Cuestiona nuestro discurso
de unos cuantos rezagados. ¿Para eso me pagaban? poniendo el listón en el nivel más alto de e?Cigencia profesio-
Y ~s que hemos terminado por confundir el acto pedagógi- nal: el del intercambio entre dos inteligencias.
co con sus _representaciones institucionales, a nuestro parecer, En efecto, quienquiera que logre aguantar las faltas de un
n1ás prestigiosas: la del profesor de universidad que predica .chaval en lectura o en matemáticas y preguntarle desde el punto
dt;sde lo alto del púlpito, la del abogado que pleitea en el juz- de vista del funcionamiento intelectual que éstas revelan, accede
gado o la del diputadó que arenga a sus colegas desde la tribu- a la comprensión de su propio saber-mejor que-lo habría hecho
na del Congreso. Si ·no nos acercamos, más o menos, a estos nunca en el secreto de su despacho o en la exhibición de U:n anfi-
modelos, nos sentimos <;;ulpables. Nos han convencido de que la teatro. Y tenemos que aprender a saborear esta satis~acción. A ver
transn1isión era principahnente una cuestión de puesta en esce- en ella una manera de dar forma ele verdad a nuestro proyecto
na. Q.üe el sabert:ra espectacular o que no existía. Hasta el punto profesional. A considerarla como un verdadero logro, muy cer-
que hemos acabado por olvidarnos de que el ritual, tanto en la cano, a fin de cuentas, al del cirujano que consigue que fun-
escuela como· en el teatro, estaba al servicio del diálogo inte- cione un cuerpo dañado, al investigador que integra, a fuerza de
rior de cada uno. Que lo que obraba, en la palabra, no era la paciencia, datos aparentemente incoherentes, o al escultor que
grandilocuencia sino· la precisión; la respuesta, en un momen- roza la esencia de la piedra a la vez que experimenta la del gesto.
tO dado, a una cuestión o a una espera, a un problema o a una Dicho esto, os equivocaríais si boicotearais los diversos
inquietud yel·venir a instalarse en la mente para hacerla avanzar. métodos de acompañamiento a los alumnos que nos han pre-
Evidentemente, esto no quiere decir que tengarnos que parado los administradores de la educación. A pesar de su
renunciar a la .. m· ·. tralidad: apariencia, no se trata de fantasías de tecnócratas para impe-
COil tar un .cuento 0 . üna his:.. dirnos que enseúemos como nos gusta, sino de las piezas de
Ábindonar nuestra fasClñaCió'ri
toria, describir un · experi- por lo espectacular y trabajar lo un puzle que dibujan, de forma todavía embrionaria pero
mento cien.tífl;co, c01nentar un más cet•ca posible del alumno y del prometedora, un sistema escolar más democrático.
texto ·literario, exponer de saber. Evidentemente no todo han sido logros en las sucesivas
forma racional los datos ele un reformas que el sistema escolar ha visto pasar en los últimos cin-
53
52
NUESTRO PROYECTO DE TRANSMISIÓN ...
(ARTA A UN JOVEN. PROFESOR

cuenta años y comprendo vues- Hacia una oq~anizacíón escola1· aprendido a trabajar en equipo, a montar proyectos, a colaborar
txo escepticismo, incluso vuestra · que se vuelve a centrar en el pro- con socios del mundo artístico o empresariaL Es un increíble
resistencia a todas c.:itas innova- yecto de enseña1· y en el acto de progreso para una institución que se repliega fácilmente en la
ciones ... Pero, a pesar de todo, aprender. autarquía y la sttficiend~ ...
he1nos masificado la enseü.anza Pero nuestro error principal-el mío, sin duda, y el de mis
secundaria y así hemos pennitido el acceso -tal como lo desean colegas- ha sido el de no colocar lo bastante el acto de trans-
las familias- a todos, o prácticamente todos los jóvenes, al mismo m1s1on en el punto de mira de nuestros esfuerzos.
tie1npo. Y ya es mucho ... Hemos aumentado el nivel global de Consecuencias: nuestros acuerdos se pierden actualmente en
· instrucción de los franceses de n1anera ~igniftcativa. Y aunque, las cuestiones organizativas y no afectan a ios conocimientos
naturahnente, el dominio de las herran1ientas de distinción en sí ni a los métodos para enseñarlos. Nuestros sistemas ins-
social no es idéntico hoy día, en los institutos que escolariza al titucionales de ayuda a los alumnos vienen a engrosar como
70% de una franja de edad, a lo que era en la época en que los excrecencias nuestras clases habituales en lugar de ayudarnos
institutos no acogían más que el 10%, no es poco ... 5 • Hemos a replantearlas. La implicación de los alumnos y de sus repre-
sentantes en la <<vida escolar» deja hábilmente de lado la orga-
nización del trab~o en clase y en casa cuando precisamente
habría que comentarla con ellos.
S. P~~cloja ap~ent.e: el nivel general no deja de aumemar y, al mismo tiempo, el
nivel que los profesores constatan en siJs clases no dtja de b;:Uar. Sin embargo, es una En definitiva, hemos organizado·la pedagogía cuando
evidencia aritmética indiscutible. Para convencernos de ello, tomemos un ejemplo deberíamos haber «pedagogizado la organización». Hem?s
arbit1ario entre otros. En 1960, menos del lO% de los jóvenes de 15-16 años está en
enarto de educación secund3Tia del instituto. La :nayoría son jóvenes salidos de da-
hecho dernasiado fuera cuando quizás deberíamos ~1aber hecho
:; es mecli;¡s y superiores. En un buen entorno y bien dirigidos; estos alumnos 6enen rnás dentro. No hemos entendido del todo que no podríamos
ttnbuen nivel de ortografia, sabeii redactar un texto wrrectamente y obtienen una trabajar «por los alumnos» más que con los profesores ...
media·de 6 sobre 10 en disertación de francb ... Cuarenta y cinco años después, más
del 70% de la misma franja de edad e:;tá en cúarto de educación ~ccundalia: pro- Pero tan1bién la escuela puede aprender, sobre todo de
cedentes de medios sociales y culturales mucho más diversificados, s!n duda segui- sus profesores.
dos de forma más desigual por sus familia.> y estimulado.> de manera menos sistemá-
tica p~r ,su entorno, no obtienen más que una meciia de 4 sobre 10 en la misma
disertación ... ¿El nivel de l~s jóvenes .franceses ha bajado de verdad? Hagamos un
pequeño cálculo. En 1960, un alumno de cuarto tiene una media de 6 sobre 10 en
su disertación: \!~unos a dar a los demás una nota a tanto alzado, por el papel y el
tiempo invertido, de 1 punto; la media de ·la frm~a ele edad es de un 1,5 puntps.
ActlJalmente, con las núsma$ formas de cálculo, la media de la :misma franja de celad
por el mismo ejercicio es de 3,1 puntos: ha aumentado más del doble. Una subida
espectact,llar del nivel general, mientras que el profesor ele' segundo curso ve que los
resultados desu clase descienden 4 puntos. Al mismq tiempo, ha crecido el número
de alumnos que tienen 6 puntos o más, pero estos alumnos son proporcionalmente
menos numerosos que antes: Lógicamente queda la única pregunta verd2dera:
¿cómo hacer que el a{;ceso a los estudios vaya acornpm'iado de una subida correspoJJ.-
diente del niv~lde los alumno~ que acceden a e1Jos? 1 ¿cómo transformar «la demo-
cratización del acceso,, en <<democratiz,lción del éxito»? Sin duda, es una cuestión
que compete a la pedagogía. Yde esto e8tarnos hablando.

·Queremos ser eficaces de verdad
pero no a cualquier precio

Nadie podría afirmar honestamente, que la institución esco-


lar debe renunciar a toda eficacia. Ni el Estado y el conjunto
de la sociedad civil, ni los contribuyentes ni, con mayor moti-
vo; los padres de los alumnos, ni los directores de escuelas y
de centros de ensei1anza. Ni siquiera nosotros, los profesores.
Por otra parte, en la vida cotidiana, todos vamos en busca de
la eficacia. Y lo que denominamos «didáctica» no es nada más
que la búsqueda 1nediante la cual intentamos entender
«cómo funciona>> la cabeza de un alumno para que asimile, lo
mejor posible, los conocilnientos··del programa1 • Yo mismo he
trabajado mucho en este sentido: desde el principio, me sor-

l. Ya sé que el término «didáctica» provoca, entre algunos de mis jóvenes colegas,


una alergia especialmente pertinaz. Ven en él una teorización excesiva, tecnocrá-
tica y propia de la jerga del acto de enseñar. Una forma de oscurecer, incluso de
escamotear, los contenidos de los conocimientos que los profesores desean trans-
mitir. Me gustaría convenceros de que hay una didáctica que, por el contrario,
permite hacer accesibles y transparentes los contenidos del saber que deben ense-
üarse, sin que por ello, pierdan su encanto ... En el siglo XVII fue Comenius quien
utilizó por primera vez este término con la acepción que actualmente le damos.
Protestante convencido, militó para que todos los hombres y mujeres pudieran
acceder directamente a la Biblia en su propia lengua. Fue una verdadera revolu-
ción en una época durante la cual, en el seno de la Iglesia católica, los clérigos
eran los únicos que tenían acceso directo al texto sagrado. Asimismo, en 1650,
confeccionó una obra extraordinaria, 0Tbis p·ictus, en la que presentó, de forma
sintética e ilustrada, lo esencial de los conocimientos de que se disponía: una ver-
dadera enciclopedia al alcance de todos antes de tiempo. Prosiguió con su obra
y de este modo pudo profundizar en todos los ámbitos del saber y presentarlos
-incluidas las lenguas- en una «gran didáctica». Su obsesión ·permanente será
hacer accesibles los conocimientos humanos para reunir a los hombres ... en lugar
de emprender cualquier intento inútil de hacerlos más complejos;
56
57
. (ARTA A UN JOVEN PROFESOR
QUEREMOS SER EFICACES DE VERDAD PERO NO A CUALQUIER PRECIO

prendió el· carácter estéril de Enseñar es organizar situaciones rigurosa sobre el prefacio de Hernani de Víctor Hugo. Detrás
nuestras órdenes habituales: ' de apr·endizaje eficaces. dé este método residía un principio sencillo: para que los
«Vamos, tenéis que hacer un alumnos se forjaran un concepto, había que ponerlos en
esfuerzo por com.prender» y la vanidad de la sünple referen- situación hasta el purito de que ellos mismos encontraran
cia a una actividad que, supuestamente, resuelve todos los las características a partir de la comparación de varios ejem-
problemas: «Haced el ejercicio y lo comprenderéis». Y así, plos ... Y se puede trabajar así en todas las disciplinas. Si empe-
interesándome por las obras de los pedagogos y psicólogos, zamos siempre planteándonos la pregunta: «¿Qué acción
poco a poco he llegado a preguntarme: <<¿Qué tengo que debe realizar el alumno sobre cierto objeto para acceder. a
· pedirles a mis alumnos que hagan hoy?, ¿con qué materiaies cierto conocimiento?» ... todo se va encadenando. Ya sea tra-
debo. trabajar y qué consignas debo darles, para que todos zando un gráfico, resumiendo un texto, resolviendo un pro-
ellos· accedan a los conocimientos que deseo transmitirles?». blema de aritmética, planteando un problema sobre una
Un giro aparente1nente anodino y, sin embargo, esencial. No cuestión de economía o fabricando una pieza.
cabe plantearse la cuestión: «¿Qué les voy a decir?», sino De este 1nodo, los alumnos pueden ocupar su inteligencia
<<¿Qué les yoy a pedir que hagan?». Por supuesto, sin renun- en una actividad que se ha concebido para ellos: accesible pero.
ciar a la clase magistral cuando sea necesario, pero preguntán- difícil, düicil pero accesible. Una actividad susceptible de
dose· una vez más: «¿Cómo pueden 1nis alumnos sacar el máxi- hacerles utilizar lo mejor posible los saberes que ya dominan ...
lno partido de la dase?, ¿qué consejos pueden captar .su pero con vistas a·acceder a conocimientos nuevos. No hay nada
atención?, ¿qué ejercicios puedo 1nandarles hacer para com- de complicado en este proceso, simplemente un esfuerzo per-
probar de manera continuada que nüs consejos son los ade- manente para que aprender sea una verdadera_ ·«operación
cuados?». mental», y no la adquisición de un reflejo condicionado, apo-
Y, en efecto,,este método ha resultado ser, cada vez que he yado -«apuntalado», como solertws decir- por el hecho de
conseguido aplicarlo, muy fructífero ... Todavía me acuerdo, haber puesto a disposición de los alu1nnos materiales buenos y
por ejemplo, de aquella clase consignas adecuadas .. No es muy complicado, sólo hay que ser
de cuarto de educación secun- riguroso en la elección de los materiales (de los objetos que se
daria en la que tenía previsto van a manipular, de las herramientas que se van a utilizar, de la
ehseíi.ar a mis alumnos lo que documentación que se va a consultar) y muy preciso en el
era el R01;nanticismo. Repartí a enunciado de las instrucciones. Todo ello para que «trabajan-
cada uno un «objer romántico: un poema de Lamartine, un do en ... », el alumno consiga de verdad «aprender a ... ».
texto en prosa de Chateaubriand, un extracto de Ruy Blas o A pesar de lo que podáis creer, no hay nada realmente
de Lorenzaccio, pero también un cuadro de Delacroix o una nuevo en estas propuestas.
sinfonía de Malher. l\1i objetivo consistía en hacerles descu- Efectivamente, el propio Jules
La «educación nueva» y «el alum-
brir; mediante el análisis de estosmateriales, lo que tenían en Ferry, en un discurso pronun- no actor de sus aprendizajes»: una
c01nún. Antes, por supuesto, les facilitaba una breve referencia ciado el 2 de abril de 1880 · vieja historia ...
desde una perspectiva histórica y acometía una labor precisa y afirmaba:
58 59
(ARTA A UN )OVEN PROFESOR . QUEREI"'OS SER EFICACES DE VERDAD PERO NO A CUALQUIER PRECIO

Los métodos nuevos que tanto se han fomentado tienden a Curiosarr1ente, los verers entonces bajo un punto de vista
difundirse y a triunfar: estos métodos ya no consisten sola- insospechado, con dimensiones nuevas que todavía no habíais
mente en dictar la regla al niño como si de un mandamiento percibido.
se tratara, sino en hacer que él mismo la encuentre. ATtte Así que no os creái~ a aquellos que dicen que este trabajo
todo pr~tenden estimular y despertar la espontaneidad del pedagógico es siempre y de forn1a sistemática· agotador. Que
m:ño, para sujJervisar y dirigiT su desarrollo normal, en ·es una chapuza degradante que rebaja nuestros conoci-
lugar de confinarlo a reglas preestablecidas que no com- mientos más elaborados y acepta una tecnología que sirve para
prende en absoluto. todo. Imaginad por el contrario que debéis enseñar un punto
del programa que, evidenten1ente, domináis en materia de
También cabe señalar que Jules Ferry consiguió adeptos contenidos pero que intentáis transmitir d~ la forma más esti-
mucho más allá de la enseñanza plirnaria, puesto que, diez 1nulante y eficaz que sea posible a vue'stros alumnos.
años más tarde, encontramos, el13 de septiembre de 1890, en Entonces, recurrís a los docun1entos y mate~iales de que dis-
el Bulletin administratif du ministere de l'Instruction publique, ponéis. Hurgáis en vuestra biblioteca, analizáis minuciosa-
una ciréula~ en la que la inspección general considera que el mente todos ·los . n:1anuales
objetivo de. la enseíí.anza en el instituto reside en «acostuln- escolares del mercado, buscáis Crear una situación de aprendizaje
brar a los alun1nos a encontrar por sí mismos información en pistas nuevas en Internet, o es volver a cuestiona¡· los propios
los documentos». Del- misn1o modo, en octubre de 1952, interlocutores que puedan saberes.
Charles Brunold, físico, director de educación secundaria, enriquecer vuestro enfoque.
confirma esta orientación al declarar: «Ya no se trata de ofre- Imagináis experirnen tos· y ejercicios posibles, p_regun táis ··a
cer a los alumnos un balance de conocimientos, sino de mostrar vuestros colegas para saber cómo se las han arreglado. ~n defi-
por qué vías la n1ente ha logrado adquirirlos». nitiva, os convertís en un verdadero investigador: os lanzáis a
Pero sé que e.n realidad conocéis bien este procedin1iento. la elaboración de una secuencia de aprendizaje que os lleva-
Os lo habéis encontrado mil veces bajo nombres diferen- rá a volver a visitar y;- por lo tanto, a redescubrir vuestros pro-
tes: secuencia de aprendizaje, situación-problema, problema pios conocimientos. Al respecto, no solantente los profesores
abierto, autosocioconstrucción de los saberes. Además, no os de enseñanza superior son «docentt:>.1vestigadores»: todo
gusta nada esta jerga que os parece bastante alejada de vues- profesor de primaria y de secundaria puede ser -y de be ser-
tro proyecto profesional: «¿Por qué vienen a molestarme con un investigador de su propia enseñanza. Alguien que vuelve a
estas técnkas sofisticadas cuando simplemente quiero cmn- cuestionar permanentemente los saberes que enseña. Alguien
partir mi pasión por Rugo o mi interés por la ley de Joule?>>. que escapa, de una vez, de la pereza expositiva y del enquista-
Y en este punto en :ue os equivocáis ... Nadie os pide que miento recurrente ... Formarse, en formación inicial y conti-
abandonéis la literatura o la física, sino más bien que prestéis nua, no. significa nada más que buscar, construir, analizar, con-
atención a .los conocünientos que deseáis transmitir y los frontar con colegas y expertos, situaciones de aprendiz~e.
planteéis bajo el prisma de su génesis ... y os preguntéis, c:oncre- Pero tengo la sensación de que seguís resistiendo: no sólo
tamente, cómo. vuestros alu·mnos podrían asimilarlos. la jerga os irrita; hay algo más profundo que os molesta en
61
60 QUEREf"lOS SER EFICACES DE VERDAD PERO NO A CUALQUIER PRECIO
(ARTA A UN JOVEN PROFESOR

2
este «ardor pedagógico» • Los peligros de la eficacia didáctica da a la obligación de resulta- Las ambigüedades de «la obliga-
Sospecháis que hay una tram-· a cualquier precio. dos ... Además ¿de qué resul- ción de resultados>).
pa. Y estáis en lo cierto. Pues tados. se trata? La eficacia se
en la búsqueda encarnizada de la mide exclusivamente cbn el mismo rasero que los objetivos. Y
racionali\zación de los aprendizajes, hay una peligrosa fanta- nosotros no podemos reducir nuestra labor educativa sola-
sía. Como un· deseo de dominio absoluto. Una voluntad de mente a la búsqueda de los efectos que podemos medir con
adueñarse de la tnente del otro y de dirigirla en tiempo real. las herramientas tradicionales de la evaluación escolar.
Una forma de influencia tecnocrática bastante cercana a los Observemos precisamente las últimas· estadísticas de la
terribles fantas1nas del doctor Frankenstein. encuesta internacional de la OCDE sobre el rendimiento de
Todopoderosa y perfectamente eficaz, en efecto, la didác- los alumnos de quince años 3 • Tres países la encabezan:
tica anula el acto pedagógico en beneficio del condiciona- Finlandia, Japón y Corea del Sur, con resultados más o menos
miento. Elünina cualquier posibilidad de encuentro auténtico comparables. Pero no podemos limitarnos a estos datos: hay
entre las personas vivas e instala en la clase una maquinaria que observar, de cerca, cómo funcionan· esos países. En
escolar que, con el tien1po, incluso podría hacer que el profe- Finlandia, los alumnos se escolarizan en clases heterogéneas .
. sor fuera innecesario. E, incluso si, en lo que a 1ní respecta, hasta los dieciséis años. No tienen ninguna nota en cifras, sino
pienso que el peligro está lejos y que estas perspectivas alar- que reciben evaluaciones cualitativas que penniten orientar
mistas son un poco·exageradas, comparto_vuestra inquietud: sus esfuerzos; se·benefician de programas personalizados, en
no podemos, cuando se trata de educar a nuestros hijos, función de sus necesidades, y no tienen deberes para· casa.
correr el riesgo de caer en el adiestramiento ... Al igual que Aden1ás, ocupan buena parte de su tiempo en la .escuela ·a
vosotros, yo tan1poco quiero una clase en la que pueda contro- investigaciones documentales, individualmente en gruposo
lar directamente, desde pantallas de televisión, las actividades reducidos. Se les alienta de forma sistemática a patti~ipar en
mentales de mis alumnos y llarnarlos al orden mediante üna . cornpañías de teatro, corales o actividades culturales de toda
descarga eléctrica, en caso de distracción. No quiero la efica- índole. Por la tarde,. las escuelas están abiertas y· celebran
. cia a cualquier precio. No si n1e obliga a renunciar a los valo- talleres de astronomía, de encuadernación o de informática
res que considero propios del acto educativo. que reúnen a ah.ln1nos, padres, docentes y habitantes del
Es por ello que, como vosotros, no acepto que n1i actividad barrio de la zona... En Japón y Corea del Sur; en cambio, después
. en calidad de docente esté, cmno la de una empresa, so1neti- de unos estudios primarios bastante parecidos a los nuestros,
los alumnos deben pasar una selección draconiana a los diez
u once años. Deben superar un exmnen de entrada al colegio
.2. He encontrado esta expresión en uria maravillosa novela dejeanne Bénameur: y, una vez aceptados, se les somete a un ritmo escoiar extrema-
Le,~- Demetl.rées. Paris. Denoel, 2002, p. 37. Una iristitutriz, la señorita Solange, se
entrenta al rechazo de aprender de una niña, Luce, tapiada, encerrada en un
mundo en el cual no puede penetrar ningún conocimiento. Sin embargo, ella no
se cles¡mima: «La señorita Solangc ha decidido no ceder. Acercará a esta chiqui-
lla al umbral del mu.ndo mediante las palabras» (p. 40). «El ardor pedagógico» es 3. Se trata de la famosa encuesta PISA que sitúa a Francia en ·el decimotercer
algo muy bello. Y sin embargo ... lugar.
62 63
(ARTA /1, UN JOVEN PROFESOR QUEREMOS SER EFICACES DE VERDAD PERO t..JO A CUALQUIER PRECIO

da1nente duro. Además, para obtener buenos resultados, la yecto artístico o cultural? ¿O incluso un· aumento del 20% del
mayoría debe dar clases partículai"es. Muy pronto, abandonan índice de asistencia a las bibliotecas y centros de documenta.:.
cualquier actividad extraescolar para vivir exclusivamente con ción? ¿Quién no ve .que estos indicadores de éxito podrían
la obsesión de obtener buenas notas. El índice de depresiones multiplicarse hasta el infinito? ¿Quién no ve que aquí no hay
e intentos de suicidio aun1enta año tras año. ninguna elección que sea inocente y que cada una de ellas nos
Evidentemente, no se trata de de1nonizar los sistemas remite, a la vez, a un proyecto de hombre y de sociedad ... que
educativos asiáticos y de idealizar los de Finlandia, cuyas par- promueve prácticas pedagógicas específicas y se apoya en una
ticuiaridades históricas y geo- concepción implícita de nuestro oficio? Y que no digan q-ue
.gráficas hacen que el sistema Ar-rojar indicadores de éxito de los objetivos alternativos que proponemos vayan a contribuir
sea , difícil de tn::.:ladar a acuerdo con nuestros proyectos. al descenso catastrófico del nivel: los ejercicios escolares y los
Francia .. Sin e1nbargo se plan- exámenes tradicionales no ostentan el monopolio de la exi-
tea la cuestión de si podemos, gencia de rigor y de calidad. La búsqueda de la verdad, el pen-
puesto que se trata de educación, reducir la evaluación de samiento crítico, las referencias históricas y culturales, la pre-
nuestras escuelas y de nuestros centros de enseüanza a los úni- ocupación por la precisión y la perfección pueden muy bien
cos indicadores habituales de éxito escolar. ¿Que un 80% de formar parte de las prácticas que conjugan acceso a la autono-
alumnos llega a la selectividad ... ¿por qué no? Pero entonces, mía y formación ciudadana.
¿por qué no, en un régimen que pretende prestar una fonna- Por eso, si bien no podemos negarnos ~pues correrían1os
ción de ciudadanía· democrá.tica, un 80% de alumnos que el riesgo de ser considerados unos irresponsables- a que se eva-
hayan llegado a ser delegados de clase y, por lo tanto, orienta- lúe nuestro trabajo, tarnpoco pode1nos aceptar que nos impon-
dos y formados para ello durante su escolarización? ¿Qúe un gan los criterios de evaluación, terriblemente restiicti~os, que
cien por cien de alu1nnos obtienen determinado nivel de cali- predon1inan en la actualidad.
ficaciones? ¡Cla~o que sí! Pero, ¿por qué no también un cien Ciertamente, los estadísticos han hecho algunos progresos
por cien de alumnos que hayan tenido la oportunidad de y actualmente ponderan los porcentajes de éxito en la selectivi-
hacer una encuesta, de elaborar un trabajo sobre un tema y dad de los institutos en función del nivel de los alumnos ,en el
de tomar la palabra durante una hora delante de un grupo? momento de entrar, la política de selección del centro y el ori-.
¿Un aumento del 20% de los alumnos «que han conseguido gen sociocultural de los alumnos, y tienen razón. Cualquier
en lengua extranjera el nivel B1 de la tabla de referencía de director -lo sabemos bien- puede obtener buenos resultados
las lenguas del Consejo Europeo» 4? ¿Quién podría oponerse a en la selectividad con sólo elegir para su instituto a los buenos
ello? ¿Por qué no un aumento del 20% del número de alum- alumnos ya preparados para superar este examen. Así pues, hay
nos que n1antienen correspondencia,. en lengua extranjera? que tener en cuenta eso que los italianos denomina~ «la tasa de
¿O un aumento del20% de·Ios alun1nos implicados en uri pro- mortalidad escolar» ·Y medir el «valor añadido» del centro ...
Pero, incluso así, dependen;ws de una evaluación demasiado
formal, demasiado tecnocrática, poco relacionada con el con-
4. Ley de orientaCión sobre el futuro de la escuela, marzo del 2005. junto de nuestras misiones.
64 rr;9~~~~~~\
(f\RTA A UN )OVE~~ PROFESOR 6~:~l ~J\il-1
QUEREMOS SER EFICACES DE VERDAD PERO NO A CUALQUIER PRECI : ~~v~
:1 !.~"
J~,l
.~~~~5~~~
~~ ...y
Salgmnos pues de los debates eternos sobre el nivel de prestigio, adquieran los conocimientos básicos de la ciuda-BISU{trEC~,
nuestros alu1nnos: ¿el nivel baja o sube? La cuestión es, sin danía. Una «escuela justa», explica Franc;:ois Dubet, no
duda, importante. Siempre y puede añadir la humillación al fracaso 6 • Tampoco puede sal-
cuando tratemos de forma Rechazar la hegemonía de las esta- tarse el paso del sabe~ sin el cual los más .desfavorecidos
sin1ultánea otra: ¿de qué nivel dísticas y la reducción de nuestros pierden cualquier oportunidad de comprender un poco lo
objetivos a lo que se puede -ri1edir.
estamos hablando? 1v1e resulta que les sucede ...
imposible continuar con esta Así pues, nuestro horizonte profesional no es el de la ren-
guerra picrocholina entre periodistas y expertos de todo tipo tabilidad económica de los 1nodelos liberales. Esto no debe
n1ientras no trabajemos seriamente en la reconstrucción total ser, para nosotros, motivo de
de nuestros criterios de éxito. Mientras no aceptemos que estos orgullo ni de vergüenza. Es así. . Obstinarse en hacer posible lo
últimos no pueden ser, de forma sistemática, o~jeto de esta- · Enseñamos haciendo lo mejor sabemos, sin embargo, no poder
dísticas y salir en un balance puramente cuantitativo ... que podemos, en el seno de los desencadenarlo de forma mecánica.
Asimisrno, es imposible contentarse con manifestarse· al dispositivos institucionales que
grito ·de «la escuela no es una empresa», si no trabajamos se nos proponen, poniendo en marcha gestiones didácticas
desde de1~tro en la modificación de las prácticas de evaluación que intentamos elaborar lo menos n1al posible ... Pero no
. para alejarnos del regateo escolar que nos remite de verdad al deben1os nunca perder de vista que el.acto pedagógico no puede
siste1na productivo:-mientras la nota siga sie.ndo un sueldo por estar programado por nadie. Podemos hacerlo todo para
una labor realizada de forn1a más o menos voluntaria y no se que se Froduzca, esforzarnos por hacerlo plausible ... sigue
convierta en una indkación para situarse y progresar, la escue- siendo, afortunadamente, fabuloso. Aun cuando es previsible,
la continuará precipitándose, irreinediable111ente, hacia la no deja de ser, en el momento en que se produce, inqeíble.
economía de mercadd. Es así -y sólo así- como su esperanza puede continuar ali-
En definiti~'a, es inútil estigmatizar los derroteros libera- mentando el proyecto de enseñar.
les dd sistema. si no luchamos contra toda forma de exclusión
·y de relegación, si no hace1nos que todos, incluso los que no
tendrán la posibilidad de seguir sus estudios en carreras de

5. Os pido ·encarecidarpente que desconfiéis de es.ta tentación -que todos tene-


mos- de medir nuestra autoridad, e incluso nuestra competencia, en función, de
n'..testra capacidad de r· ·, ·- malas notas. Sin duda, las malas notas son, de entra-
.da, la constatación de 111.1Cslro fracaso a la hora d~ movilizar al alumno y de lograr
que consiga resultados satisfactorios. No debiéramos jamás resignarnos a ello y, 6. Fran~ois Dubet: L'école des chances- Qu'est-ce qu'une école juste? París. Le Seuil,
todavía menos, regocijarnos de ello. Al respecto, os acons~o que leáis el estimu- 2004. (Trad. cast.: La escueta de las oportunidades: ¿qué es una escuela fusta?
lante libro de André Antibi: La consta.nte m.aca.bre, ou. com.menl a-t-on découmgé des Barcelona. Cedisa, 2005.) Leed este librito especialmente estimttl.ante y que, por
f!énéra.tions d'éleves. París. lY.i'aths'adore, 2004. (Trad. cast.: La constante macabra: o una vez, plantea las cuestiones educativas desde el P': :) to de vista de los «perde-
~órno seha desmotivado a muchos estudiantes. Madrid. El Rompecabezas, 2005.) dores» del sistema.
5
En el centrq. de nuestra profesión:
.la exigencia

Ya sé que no os gustan demasiado los debates bizantinos.


l\1ejor dicho, recurrís a ellos con moderación, os limitáis a
ernplearlos en conversaciones entre amigos y en algunas dis-
cusiones que estallan en la sala de profesores·. En la práctica,
en el día a día, no os preguntáis si es el alumno o el saber el
que está en el «centro del siste-
ma». Enseñáis lo mejor posi- La absurda disputa del (<alumno en
ble, es decir, os esforzáis por el centro del sistema».
transmitir a los alumnos los
conocimientos definidos por los programas, tal como son. No
por ello perdéis la esperanza de hacer a vuestros estudian tes
mejores, más atentos, más rigurosos, más compro~etidos con
su aprendizaje. Tampoco os prohibís dar algún rodeo por
conocin1ientos que no están inscritos en el progrmna cuando
éstos os parecen susceptibles, precisamente, de llevar a los
alumnos hacia los programas en cuestión.
Además, sería un error quedarse con una fórmula
-<<el alumno en el centro del sistema»- de la ley de orienta-.
ción de 1989 pero que ya había sido enunciada, alrededor
de 1900, por Édouard Claparede en el momento de la funda-
ción del Institutjean Jacques Rousseau en Ginebra1 • Se tra~
taba entonces de recordar que es el alutnno y sólo él, quien
aprende, y que, por lo tanto, todos los esfuerzos de la escue-

l. Habréis notado que se habla del alumno -es decir, de un sujeto en situación de
aprendizaje escolar- y no del niño, con mayor motivo, de lo infantil.
68
(ARTA A UN JOVEN PROFESOR 69
EN EL CENTRO DE NUESTRA PROFESIÓN: LA EXIGENCIA

la deben converger hacia sus aprendizajes. No cabe duda de


los años posteriores a mayo del 68; no vieron el retroceso
que hoy en día esto suena a pero'grullada, pero es probable que
de los escasos proyectos no directivos de aquel entonces, ni
lo fuera menos hace un siglo, cuando predon1inaba el mo-
saben nada del día a día en los centros actuales. En definitiva,
delo clerical, y algunos aún pensaban que el saber se trans-
olvidan que vuestra generación -la de los profesores que hace
mitía de un modo sacra1nental, por imposición de las manos ya unos cuantos años que han asumido sus funciones o que
y de la palabra. -
pronto van a hacerlo- no vivió mayo del 68 y no tiene nin~
Así pues, «el alumno en el centro del sistema» es un prin-
gún problema por resolver con la autoridad. Sabéis que hay
cipio que demuestra sentido común en una sociedad laica y
que aceptar esto. Tenéis razón. Sólo pedís la legitimación.
democrática que desea trm1smitir a todos sus hijos los funda-
¿Có1no? Bruno Descroix, profesor ele matemáticas de treinta
mentos de la ciudadanía. Principio que recordaba en 1938
y tres años, apunta con acierto, a propósito de la Lettre d tous
Jean Zay, ministro de Educación nacional del Front Populaire,
ceux qui aiment l'école 3 (Carta a los que arrian la escuela),
que termina uno de sus principales con1unicados con esta pre-
ampliamente difundida por el ministro de ~ducación nacio-
gunta: «¿Acaso no deben converger todos los esfuerzos hacia nal en el 2003:
el alU:1nnq, el centro con1ún?>>. De hecho, ¿quién podría afir-
.mar lo contrario?
Cuando se conoce el empeño de la mayoría de profesores
. Por supuesto, siempre quedan algunos ignorantes que
por transmitir un conocimiento y las dificultades que en-
piensan que· esta fói·mula.' es un sustitutivo de n1ayo del 68,
cuentran en la práctica de esta tarea,- denunciar «los espe-
que ratifica el abandono ele toda exigencia, que instaura la
jismos del culto a lajuventud» o hacer de un. 1·egreso de la
adoración beata por el alumno
«transmisión de los conocimientos» la clave de ~as reformas
y la -obediencia a todos sus ¡Mayo del 68 siempre tiene
futuras pudo parecer fuera de contexto, por no decir rnás: la
caprichos 2 • Est<;>s ignorantes n? culpa!
señal de que nos estábamos negando a atacar el problema
se han fgado en lo que pasó en concreto del «¿cómo hacer?>>. 4

Y es que, para entrar en el <<¿cómo hacer?», primero hay


2. La crítica de mayo del 68 se ha convertido hoy en un tópico y viene de 195.4. que librarse de las falsas preguntas que nos estorban, de.
'En esa fecha Hannah Arendt publica La crise de l(/, ·eultw·e: huit exerdces de j1ensée
politique. París. Gallimard, 1972. Cfrad. cast.: «La crisis. en.!~ cultura: su si~_nific~-
. do político y social», en: Entre el pasado y el futuro: oc~w e1erct.aos ;so!Jre la r~flexwn P.o!z-
tica. Barcelona. Península, 1996.) En esta obra ded1ca un capitulo a la educacwn
en «el nuevo mundo», al que los detractores de mayo del 58 hacen constantemen- 3. Lue Ferry, Xavier Darcos y Claudie Haigneré: Lettre a tou.s ceux qui aiment l'école:
te referencia. Explica que los padres ha<l renunc,iado a transmitir la herencia cul- París. Odile Jacob, 2003. Quizás recordéis que se mandó este libro,. gran éxito de
tural necesaria a las nuevas generaciones; ya no éjercen su autoridad)' dejan a sus librerías, a todos los profesores de Francia. ACtualmente, su interés es puramen-
te documental.
hijos en manos de pequeños cabecillas que los ~-rastran hac~a .el confo~~ísmo y
la delincuencia. En realidad, a través de una cornente pedagogiCa permiStva, que 4.Bruno Descroix: Demain les projs. Paris. Bourin éditeur, 2004, p. 109. Bonito tes-
entonces hacía estragos en los Estados Unidos, Hannah Arendt denuncia, en timonio de uno de vuestros jóvenes c;:ompañeros que conoció sucesivamente las
general, el abandono de los educadores. Abandono ya estigmat~zado por los mieles de un prestigioso instituto del distrito quinto de París ylo.s problemas de
pedagogos del siglo XVIII, que todavía hoy siguen estando de actuahdad. un instituto del extrarradio ... Sin duda, cuestionaréis sus propuestas, pero su obra
es particularmente reconfortante.
70 71
(ARTA A UN JOVEN PROFESOR . Et'>l EL CENTRO DE NUESTRA PROFESIÓN: LA EXIGENCIA

los dilemas que absorben todas nuestras energías y parali- en juego ... )?. Dejemos de lado el esquematismo que se atribu-
zan nuestra inventiva. Esto es lo que sucede, por ejemplo, ye al pedagogo que imagina poder obtener del niüo un traba-
con la oposición entre «la jo escolar «sin la rnenor dificultad ... » 8 • Todo esto no es serio.
motivaClon» y «el trabajo». ¿Hay que estar motivado pa1·a Cualquier profesor sabé que debe conjugar al mismo tiempo la
Luc Ferry se empeñó en ello trabajar o trabajar para sentirse motivación y el trabqjo, sin que uno anteceda al otro, y sin
cuando, como filósofo y motivado? convertir uno de los dos elementos en condición para acon-
ministro, tendría que haber- tezca el otro.
nos ayudado a superarla. Así explica en su obra, intento de En efecto, in1ponemos al alumno muchas actividades que
balance de su paso por el :Ministerio, que debemos volver él no pide, y para las cuales no. puede sentirse motivado de
a crear «la pedagogía del trabajo». Afirma que : antemano, y deja1nos cmnpletamente de lado las satisfaccio,..
nes que pueden brindarle. Pero no por ello tenemos que
El tr-abajo debe antecedeT a la moti·oación y no a la inver-- resignarnos a hacerlo trabajar
sa. Porque es donde se encuentra, a mi entender, la raíz de por simple su1nisión, serviduin- Hacer emerger la motivación en el
las dificultades pedagógicas con las cuales topan hoy día bre o 1niedo al cC~.stigo. Todo trabajo ...
tarJas las idenloe'ias ?nodernistas. [... ] Contrariamente a lo nuestro esfuerzo consiste en
· que se dice sin reflexionar realmente, la motivación no crea hacer surgir la n1otivación
el trabaJo sino aia i?irjersa. Una disciplina nos resulta in- en el propio mOvüniento del trabajo: para .ello proponemos
teresante solaníente cuando la hemos trabaJado con in.ten- tareas al aluinno. Tareas en las cuales suponemos que puede
sidad y duxante mucho tíempo. 5 invertir su energía, tareas cuyos contornos puede i_dentificar·y
cuyo resultado puede, al1nenos en parte, anticipar. Sabemos
Dejemos de la~o la ignorancia implícita en la reflexión de que estas tareas van a requerir un esfuerzo por su parte, pero
todos los grandes pensadores de· «la escuela moderna» en este vinculamos, consustancialmente, este esfuerzo a nuestro pro-
ámbito, y en particular de Célestin Freinet y de su principal pio esfuerzo por hacerle descubrir satisfacciones intelectuales
obra, La educación jJor el t1·abajo 6 Dejemos de lado las asocia- inéditas, horizontes 'nuevos que estirnularán su curiosidad.
ciones rápidas entre la motivación y el juego (según Luc
Ferry, podríamos motivar a un niüo con el juego pero, poco a
. poco, nos iríamos encontrando con «una parte incompresible
de aprendizaje libresco>>, en la cual la motivación no entraría 7. Quien conor::e un poco la realidad de las actividades el:e alto nivel -ya se trate
de investigación científica o de trabajo artesanal, ele creación artística ci de man-
tenimiento tecnológico, de la responsabilidad de ti 1presa o de la de un huer-
to- sabe que, para soportar el esfuerzo prolongado, el compromiso personal
siempre conlleva una parte de juego. Se puede plantear la hipótesis de que el
5. IJuc Ferry: Comment jJrut-on étre ministre? Essai su.1·la gou.vernabilité des démocraties. alumno que aprueba perfectamente las matemáticas, la geograña o los idiomas es
Paris. Plon, 2005, pp. 205 y 206. aquel que es capaz de hallar satisfacciones de carácter lúdico en «la parte incom-
6. Célcstin Freinet L'édu.cation d1t travail. Neuchátel; Paris. Delachaux & Niestlé, prensible de aprendizaje libresco». .
1978. (Trad. cast.: La educación por el trabajo. México. Fondo ele Cultura 8. Por mi parte, no conozco ni un texto, ni una propuesta pedagógica que defien-
Económica, 1980.) da esta postura.
72 73
(ARTA A UN JOVEN PROFESOR . EN EL CENTRO DE NUESTRA PROFESIÓN: LA EXIGENCIA

No se· trata -como nos lo quieren hacer creer las mentes con1pañeros que proponen a los alumnos un «trabajo sobre
esquemáticas-· de erradicar el principio de placer y de susti- los rastas». Confieso que a mí nunca se me hubiera ocurrido
tuirlo a la fuerza por la dura ley del trabajo forzado; ¡esto pero; después de todo, si dicho trabajo permite entender
garantizaría el fracaso! Pues el niúo o el adolescente sólo cómo un movitniento.~usical puede convertirse en una vál-
renunciará a su placer para encontrarlo en otra cosa, en vula de escape a la delincuencia, qué significa el contratiem-
la revuelta estéril, en la persecución de los demás o en con- po en 1núsica, cuál es el papel histórico de Bailé Sélassié, cuáJ
ductas adictivas. Nuestra tarea, por el contrario, consiste en acom- es la diferencia entre una religión y una secta, cuál es el sen-
pañar la evolución de un sujeto para que, progresivamente, tido de los ritos iniciáticos o el de las marcas en la ropa· y
halle placer en un trabajo asumido. Aquí no cabe el 1nenor en las personas, quizás lograremos, en un plazo de tiempo
regateo, al contrario, lo que cabe es una exigencia recíproca razonable, que los alun1nos lean El hombre que ríe de
que no necesita ser verbaliza- Victor Hugo. Y si no estáis convencidos, leed la obra de Ca-
da; una promesa de uno que ... y poner en marcha un autér)tico therine Henry, De Marivaux et du Loft10 : veréis cón1o un pro-
trabajo cuando nos apoyarnos en
alin1~nta el compromiso del fesor de lengua y literatura consigue av,c mr a sus alumnos de
la motivación.
otro y vi<;:eversa. En resu1nen, la fascinación de la telerrealidad para llevarlos a abordar un
. 11ada más que este acto peda- autor de literatura clásica sin la menor concesión. Y al mismo
gógico que estamos buscando y del que nos al~jarnos irreme- tiempo con un~ gran delicadeza que respeta la intimidad
diabl~mente· cada vez que·exigin10S la obediencia ciega COIDO de cada uno y el acceso, gracias a 1\íiarivaux, ala 'inteligencia de
preán1bulo al eje"rcicio de inteligencia, la d01nesticación los procesos de seducción en su aspecto más universal. Al
como preán1bulo a la libertad. final, algunos alumnos siguieron mirando «La .casa de tu
De manera simétrica, del n1ismo modo que nos esforza- vida» pero con una perspectiva·muy distinta y conociendo a
mos por hacer surgir la motivación en el trabajo, debemos Marivaux, hecho del que podemos suponer que no les dejó
empeúarnos en poner en marcha un auténtico trabajo cada del todo indiferentes. Bonito reto, aceptado sin autorización
vez que nos apoyamos en la 1notivación ... Respecto a eso, no excepcional del director del centro o del inspecto.r. Bonito
soy de los que, al igual que Natacha Polonys, desprecían a los

más visitas escolares que nunca, que las prácticas artísticas se llevan a cabo en
todas partes y que la venta de literatura clásica está en constante auge ... Rerilitirse
9. Natacha Polony: Nos eujants gachés. París.Jean-Claude Lactes, 2005. En.este libro . a los programas de la educación primaría del 2002, con la incorporación del estu-
el autor denuncia nuestros sucesivos abandonos y la incultura generahzada que dio obligatorio de obras literarias o las exigencias de los ·programas de las carre-
<<conocemos». Según esta obra, ningún alumno de segundo de ~achillera:o es ras científicas que todos los estudiantes universitarios encuentran excesivas. A fin
capaz de distinguir entr~ R.imbaud y Rambo (N. de la T.: El autor JUega aqm con de cuentas, ¿quién tiene razón?·, ¿Natacha Polony o quien la contradice? Resulta
la similitud entre la pronunciación en francés de1 Rimbaud y RaU:bo); hasta parece imposible de determinar. Los ejemplos no constituyen ninguna prueba de ello y
que 1\an abandonado cualquier referencia al primero para rend1~ culto, de forma la realidad es demasiado diversa como para poder mantener un discurso tan
unánime, al segundo. El problema es que Natacha ~olony nos p1de q~e crearnos ideológico sobre este tema. Si tal como afirma Natacha Polon:y: «El objetivo de la
en sus palabras de manera incondicional. Algunos t'Uemplos, al?~nas c1tas ....a.ntes escuela es la transmisión de los coilocirnientos verificados», es absolutamente
de concluir dcfinitivamen.te y de ridiculizar, de paso, a los espmlus contradtcto- indispensable prohibir su obra de todas . las bibliotecas escolares.
rios que querrían saber .rnás. Se podría mantener c~n ~gual aplomo la pos.tura 10. Catherine Henry: De Marivaux et du Loft. París. P.O.L. éditeur, 2003.
inversa. Se podría der.- . · · ;¡r que los te~u·os, los auchtonos y los muscos r~CJhen
-l!:?'~~~;fJ;;~;~~~j
·•'f.' '":;
74 7ft:~.
CAP,TP, ,". UN JOVEN PROFESOP. EN EL CENTRO DE NUESTRA PROFESIÓN: LA EXIGENc~'··'

BWLIOIF.Ot
trabajo para conseguir, sin la m.enor renuncia y sin el menor sirnulacro de búsqueda personal o de grupo, cada vez que ·
angelismo, el acto pedagógico. transformamos el aula en un lugar de exhibición para unos
Por eso hay algo insufrible en la denuncia sistemática y cuantos bufones eficaces y cada vez que· asistimos al espectácu-
permanente de «la demagogia pedagógica» por parte de los lo conforrnándonos, de. un modo cómplice y acusador,~ con eva-
intelectuales bienpensantes. luar los resultados. P,ero no es éste el caso cuando acompaña-
Nos acusan de rebajar los No despreciar lo que puede movi~ mos a los alumnos, siguiéndolos de cerca y de un modo eficaz,
conocimientos, de liquidar la lizar a los alumnos ... buscando las pteg~untas plante-
atnbición de la escuela, de pri- adas y las posibles ·salidas cul- ... desde el momento en el que
var a nuestros alurnnos de los turales, atentos a aquellos mantenemos con firmeza la e)(i-
conocimientos y de la cultura a los que tienen derecho. Se , pequeños detalles de «forma»' gencia de la calidad ..
burlan de nuestros intentos, a sus ojos lamentables, de apoyar- que tan a menudo tendemos a
nos en sus motivos de interés, de hacerles realizar carteles considerar secundarios. Hay que utilizar un vocabulario pre-
sobre. efectos especiales en el cine o presentaciones sobre ciso y formular frases correctas. Hay que dar un rodeo por la
Harry Potter... Nos gustaría creer que detrás de estas palabras historia con la finalidad de comprender. Hay que estructurar
·no se esconde ninguna veleidad de abandono: «Enseñemos el discurso, utilizar argumentos con proyección y ejemplos
una verdadera cult:u~a a quienes la merecen y son dignos de pertinentes con la finalidad de hacerse oír. De hecho, es nece-
ella ... ·Y echeÍnos a los demás de la escuela lo antes posible. Por sario que la palabra más insignificante,. la expresión más insig-
ejemplo, después cÍe primero o segundo de enseñanza secun- nificante, el gesto más insignificante, se hagan con una exi-
daria, podemos rnandarlos a formación profesional, donde, si gencia absoluta de calidad.
quieren preparar el Certificado de Aptitud Profesional, sólo Recuerdo una obra que tuvo su n1omento de gloria hace
dispone~ de trece semanas de clase por curso escolar... ». Nos unos años, Zen y el arte del mantenimiento de la motocicleta, de
gustaría creer que la crítica a la «pedagogía cuscús» no escon- Robert NL Pirsig. Reconozco con franqueza que está un tanto
de una auténtica renuncia a enseíi.ar~ Pero, ¿podemos estar obsoleta y que algunas de sus referencias pueden haceros son-
seguros de ello? No es esto en realidad un verdadero odio reír hoy en día. Es la historia de un padre y un hijo que cru-
hacia cualquier forma de mediación, una negativa a acom.pa- zan los Estados Unidos en motocicleta. En el fondo de su bús-
.ñar a las personas t9n1ándolas allá donde están, no para dejar- queda va tomando forma, poco a poco, lo que ellos llaman «la
. las sino, al contrario, para hacerlas progresar de un modo exi- . calidad». Aquí, la calidad no es en Inodo alguno «Una calidad»
gente. añadida, una dimensión ajena
Todo se encuentra, pues, en· la exigencia: el trabajo sobre a «la esencia de las cosas» que Sean cuales sean nuestros objetos
los rastas, los carteles sobré efectos especiales en el ci[le o las viene a suinarse a las creacio- de trabajo y sea cwi.l sea la asigna-
tura que enseñarnos, la búsqueda
presentaciones sobre Harry Potter pueden ser, claro está, una nes de los hmnbres. La calidad
del «gesto justo» siempre debe
rnanera de abandonar a los alurnnos a la n1ediocridad mediá- es la intencionalidad del acto esta¡· en el punto de mim de
tíca, y de excluirlos ·de ~ualquier auténtica cultura ... Y así es, llevada a su punto álgido, nuestra acción.
evidentemente, cada vez que dejamos que se produzca un cuando lo que se hace, se hace
76 77
(ARTA A UN JOVEN PROFESOP. EN EL CENTRO DE NUESTRA PROFESIÓN: LA EXIGENCIA

con tal perfección que se convierte en evidencia. La calidad es gua y literatura e intentaba hacer teatro con los alumnos. Y es
el gesto exacto, preciso, del cual 'se excluye cualquier aproxi- que el teatro es una fantástica escuela: el escenario, los ritua-
Inación. Es la esencia del gesto que se basta a sí 1nismo. El les, la luz ... todo invita a dejar de lado la gestualidad que tanto
movimiento del bailarín, la frase del escritor, la pincelada del nos ocupan en «la vida·~>, para intentar llegar a la densidad del
pintor, la práctica del científico, elcálculo del matemático, la gesto. Se levanta la mano. Se hace una señal. Todos los rnús-
vuelta de tuerca del n1ecánico: culos se tensan y duelen. Toda la intencionaliclacl pasa por un
simple saludo. La calidad de la expresión no es un suplemen-
A la. inversa de lo que jJíensa la ma)10ría de la gente, el to de ahna sino el propio slueto, convertido en cuerpo y en
manteni1niento de las motocicletas es em,inentemente racio- palabra. Hasta hoy, cada vez que participo en un trabajo de
nal. [. .. ] Su motor obedece pttnto jJor jJu?üo las leyes de la expresión artística con los alumnos, ya sea baile, teatro, músi-
razón, y un estudio sobre el arte del 'mantenimiento de las ca; caligrafía, pintura o escultura, o que asisto a él, me mara-
motocicletas es, en miniatura, un estudio so!n-e el arte del villa el extraordinario trabaJo que allí se realiza: los gestos
1·a.zonmniento. 11 mediáticos del Lunapark planetario están suspendidos; uno se
toma su tiempo, se .vuelve a centrar para comunicarse mejor
Existe algo fundarnental para mí en este reconocilniento, algo con los demás; interioriza poco a poco la exigencia hasta lle-
que he acabado. por convertir en el vector de nuestras activi- varla a lo más profundo de su ser para, tal vez algún día, poder
dades profe1'iónales: a jÚ1rtir del morúento en que se trabada prescindir de uri profesor que encarn·· ::cha exigencia.
con la máxima exige·ñcia, cualquier actividad huma·na lleva en l\ Volví a encontrar esta 1nisma exigencia cuando trabajaba
s{ toda. la intéligencia humana. Jamás puede haber un objeto en un instituto profesional con compañeros «P!~ofesores de
1
de tralx~jo que me~ czca, de entrada, nuestro desprecio. taller>> que conseguían que mis alumnos fabricaran piezas per-
1
Cualquier objeto. ele trabajo es digno ele elevar a quien lo haga fectas, cuando a n1í sólo me entregaban trabajos infames.
1
a «la hún1ana condición», como dice Montaigne. Todo cono- También comprendí esta exigencia al·escuchar a mis compa-
cüniento que se eiplore hasta en los 1nenores recovecos, 1
l ¡ üeros enseñar cónw·.«el aprendizaje permite a un·individuo
éxpuesto con el mayor rigor posible y que llegue hasta el final inmaduro y disperso convertirse en un hombre maduro, cen-
1
de lo que ele él se pueda entender en un rncnnento dado de la trado y responsable» mediante la búsqueda incansable dd
historia de los hombres, hace que <<el hombre~> sea. Y esto, «gesto justo» 12 • He visto esta exigencia actuar en pequeños
con1parado con lo irrisorio e insignificant-e de las aproxilna- artesanos y en graneles investigadores; en artistas y en obreros;
ciones y de la gestualiclad, es un acontecüniento. todos ellos personas «aplicadas», como niños de guardería
Confieso que tardé en entender y en formalizar esto. con sus primeros dibtuos, sacando la lengua y entornando los
Creo q-y.e lo sentí por prin1era vez cuan~o era profesor ele len- ojos. Con ellos descubrí que la calidad no es un juicio subjeti-
vo, sino la rnisn1a e1nanación de las cosas que consiguen
11. Robcrt. M. Pirsig: Tmité du zen ct de l'entretíen des motocyiclettes. Paris. Le Seuil-
Points, p. 106. (Trad. <:ast.: Z.en. y r.t a·rte del mantenimiento de las motocicleta.
Barcelona. Gríjalbo-Mondadori, 1999.) n Dique Naert: «Le premier geste», Médium, 3, abril-mayo-junio 2005, p. 130.
78 79
(ARTA A Ul\1 JOVEN PROfESO!\·. EN EL CENTRO DE NUESTRA PROFESIÓN: LA EXIGENCIA

expresar, con unos medios ínfhnos, las realidades más univer- la misma celeridad con la que se repite; e ünplicara a todos los
sales. En este punto, no existe diferencia entre una metáfora jóvenes en la acción exigente de búsqueda de calidad para
poética y una fórmula de fisica, entre el gesto experto de un que pudieran, como ya decía Pestazzoli, «hacer una ~bra de sí
deportista de élite y la de1nostración del filósofo, entTe la minu- mismos».
ciosa puesta a punto del mecánico y el t.rab~jo del alumno que Ya no hace falta enfrentar la motivación del trabajo en
se Inata buscando- la palabra exacta para una descripción. d~sputas estériles. Ya no hace falta comentar indefinidamente
Así, de manera indirecta y para mi descargo, tuve acceso cuál de los elementos es anterior al otro 13 • La exigencia lo tras-
a nuestro oficio de profesor. Porque enseñen1os lengua o tec- dende todo. Basta con ser exigente con todo y con d menor
nología, cocina o fisica, contabilidad o biología, gimnasia o detalle. Exigente consigo mismo
geografía, electricidad o lenguas clásicas, somos ante todo igual que con los alumnos. Tan Ser exigente consigo mismo
portador-es de esta exigencia de calidad sin la cual ninguna ele exigente para las tareas más y con los alumnos ...
nuestras asignaturas, ningún insignificantes y cotidianas cmno
conocimiento humano, se ha- Acabar con !as jer-a1·quías arbitl·a- para los momentos rnás excep-
brían podislo constituir. rias entre las disciplinas de ense- cionales y ritualizados. Tan exigente con el trabajo para el
Se acabó pues la su puesta i'íanza. cual intentamos motivar a nuestros alumnos, como con las
jerarquía de las disciplinas ·.cp'"""~""~'l~';l"'1'!'T·~~~~~~;c·'
actividades que eligen libremente. Sin intentar volverlos
escolares. Y es· que, si bien e-s lícito que una sociedad espedfi- «adictOS» de manera den1agógic-a; sino .poniendo en marcha
que las asignaturas a~las que concede mayor importancia para una dinámica a través de la cual se «engancharán» ellos rri.is-
el éxito y la integradón socia] de sus miembros, en ningún IIlOS, se pondrán en movimiento y se proyecta~án hacia· ·el
caso se puedejnstificar que se haga una distínción entre estas futuro ... Cualquier profesor lo sabe, sabe esto porque lo ha
asignaturas a la ~.ora de valorar la inteligencia de los hon1bres
y el n1odo en que pueden pennitir a cada uno crecer. Aunque
n1i edad, mi formación y 1ni en'torno intelectual me incitan a
13. ¿Puedo confesaros mi profunda aversión por este pensamiento que siemp.re
resistirme con todas mis :fuerzas a esta idea, creo que es indis- intenta poner bases a la educación? En realidad, es un pensamiento de la resig-
pensable, hoy en día, .militar por la igualdad de la dignidad de nación, contrario a todo lo que nos enseña la historia de la pedagogía. Así, habría
que esperar a saber nadar para tener derecho a ir a la piscina, a saber leer para
la cultura científica y té~nica frente a las tradicionales huma- poder abrir los libros, a saber escribir perfectamente y sin faltas para garabatear
nidades. Quisiera que los profesores de asignaturas técnicas la primera carta de amor... Esperar a saber hacer el amor para hacer el amor. En
fÚe]~a.n reconocidos, dél mismo modo que los de las prestigio- realidad, la «pedagogía de las bases>> siempre pone «los_conocimientos» o «Uno.s
conocimientos» como condición indispensable para tener acceso a los conoCI-
sas disciplinas generales, como los auténticos intelectuales mientos y a la cultura. Siempre encuentra pretextos para retrasar el momento. del
qúe son. Quisiera que dejárainos de olvidar a un tercio de los enfrentamiento con la cultura: «Le faltan las bases; primero tiene que consohdar
sus conocimientos. Falta tiempo y más vale concentrarse en lo fundamental...».
alun1nos .de instituto que se presentan actualmente a una
¡Cálculo erróneo! En realidad, la «pedagogí~ de las bases» de:riba los puente.s
selectivida.d profesio~al y que se les pennitiera el acceso, que pretende construir. Impide qu<i: los niños oigan la vida rugtr tr~s los conoci-
corno a otros, ala reflexión filosófica. Quisiera que la escuela mientos fosilizados que les enseña la escuela. Fabrica muerte con v1da ... cuando
tendría que hacer justo lo contrario: restituir el proyecto cultural que dio vida a
clt~jara de promover una cultura superficial, que se olvida con los conocimientos.
80
CARTA A UN JOVEN PROFESOR·

vivido en ·su propia piel yeste acontecimiento ha detennina-


do la elecCión de su profesióil; lo sabe porque na visto, al 6
1nenos una vez, a un almnno atrapado en el juego del saber, y
Una preoc.wpación que no tiene
porque ni él ni el alumno acaban de creérselo ...
No temáis, en contra de todo lo que se cuenta aquí y allá por qué rubor.izarnos:
sobre la 1nuerte-de nuestros valores y de nuestra cultura, sobre
el igualitarismo devastador que tnata a nuestra civilización, no la disciplina en clase
existe ningún relativismo en la acción que propongo. Justo lo
contrario. No digo que todo vale, digo que la exigencia de No le cierno$ má::.vueltas: e] ·tema. que tantas ganas tenéis de
calidad -llevada por el deseo de alcanzar la f7erjección de huma- plantear es el de la disciplina. No se trata de la disciplina o
nidad-:- es la que distingtw lo que vale.· de las disciplinas· que enseñáis, sino de la disciplina que sois
Lo que vale es, justamente, que nuestro oficio nos obliga capaces o no de imponer en el día a día; l~s condiciones de
a enseñar. trabajo que podéis instaurar durante vuestras clases y que
hacen posible la transnlisión. Ahora bien, quisiera convenceros
de que, precisa1nente, la disciplina que. se enseña y la discipli-
na que hay qu~J mantener son una misma y única cuestión, y
que cualquier intento de separarlas es-en vano.
Acabo de hablar de «vosotro.s»; he hecho mal, pues se
trata de «nosotros». Efectivamente, aquí nadie ti~ne derecho
· a daros lecciones desde la cumbre de sus certezas ni tampoco a
garantizaros el éxito. Ningún
formador, ningún inspector, Nadie puede afirmar, hoy, no tener
ningún director de' colegio o problemas con la disciplína. ·
jefe de centro, ningún experto
en ciencias de la educación, ningún filósofo, ningún minis.-
tro ... Cuando trabcUo con jóvenes con1pañeros que me expo-
nen sus dificultades en rnateria de disciplina, lo prünero que
lesdigo, sin remilgos, es que, quizás, yo no lo hubiera hecho
n1ejor que ellos.
Vivimos una situación escolar. cornpletamente inédita,
í que ningún descreído puede afinnar haber entendido com-
!
1.
pletamente y sa.ber dominar del todo. Los alumnos que están
en nuestras aubs no sólo son más nun1ero'sos, sino también
completamente distintos de lo que vosotros erais hace tan sólo
82
(ARTA A UN JOVEN PROFESOR· 83
UNA PREOCUPACIÓN QUE NO TIEI'{E POR QUt RUBORIZARNOS: LA DISCIPLINA. EN CLASE

cinco o seis años: «la atención se tambalea», tal como explica


no, comemos un trocito de queso, discutimos con nuestro
Carole Diamant1; más allá de algunos incidentes espectacula-
hermano o nuestra hermana, pillamos la telenovela que justo
res, he1nos entrado en «un tien1po intermedio y oscuro)>; la
acaba de empezar al tiempo que intentamos saber el resulta-
presión mediática es constante en unos niños y unos adoles-
centes q~e tienden a presentar una conducta impulsiva.
po de aquel juego qu~ estábamos viendo. Resumiendo, nos
ponernos nervit>sosy f:apeamos en función de los caprichos del
Reflexionad: hoy en día el mando a distancia ya no es tan
1nomento y de la naturaleza de los programas que se nos ofre-
sólo un pequeño objeto situado sobre la mesa del salón, la de
ce. Por poco que dispongamos de televisión por cable o por
lahabitacíón o la de la cocina, sino que está totalmente inte-
sat¿lite, la oferta es tan enorrne que las posibilidades son infi-
riorizado y, con él, el priilcipio que encarna irnunpe en la
nitas. Así pues, combinamos, en: el mis~o espacio de tiempo,
escuela: es la conexjón directa dd sujeto con un mundo tam-
la agitación interior, ü1últiples actividades de todo tipo, y el
bién destinado a no ser más que el juguete de sus caprichos.
más estricto control sobre «la máquina de ver».
Efectivamente, el mando a distancia es la institución de la
Ahora bien, cuando sabemos que, segú:n todas las cifras
regresión infantil: el mundo nos pertenece, todo en él es posi-
de que disponemos, los niños y los adolescentes se p~san
ble, basta con pensarlo con todas nuestras fuerzas, concen-
un pron1edio anual de tiempo mayor ante el televisor,
. trarse, ce~rar los ojos y pedir. El zapeo convierte al telespecta-
n1 ando a distancia en ristre, que en la escuela, no nos sor-
dor en un tirano y a nuestros alumnos en consumidores de
ünágenes. prende oír a los profesores quejarse de que los toma~ p~r
televisores 2 • Ah( están, en el aula, hablando· en un nncon
Y es que la televisión es un medio rnuy peculiar: nos brin-
mientras los alumnos se dedican a múltiples actividades:
da la posibilidad de can1biar de canal y de programa a cada
algunos actualizan la agenda, otros escriben ~MS, otros
instante, e incluso de mirar
dibujan o preparan un t:,jercicio para la. clase siguiente ... Y de
varios progra~as a la vez. En el En clase, el alumno repr-oduce la
cine 0 en el teatrr. . 0 dispone- actitud que tiene frente al televi- vez en cuando, echan una mirada, ponen el oído, atraídos
por una imagen o por una expresión; por un momento
rnos de mando a distancia; allí
están atentos ... antes de ponerse a hacer algo totalmente
··entramos en una sala y nos
distinto y de lamentar que aquí, desgraciadamente, no se
lünitamos, en principio, a mirar un espectáculo desde· el ini-
pueda cambiar de canal. De este modo, el mando a distan-.
. cío hasta el fina,l, sin dedica~rnos a otras aCtividades paralelas. :
cia contribuye a desintegrar la atención. Hace trizas la per-
Frente al televisor es justo lo contrario: echarnos un vistazo a ,
cepción lineal, y alhnent.a la dispersión sistemática y la agi-
la programación, cambiamos de canal, contestan1os al teléfo- ·

2. Claro que también habría que recordar la influencia, mucho m~nos local~z.•:d::~
l:Car;k Dia~nt: É~;ole. terrain miné. Paris. Liana Lévi, 2005. He aquí m1a profe- (porque los adultos, contrariamente a lo que ocurre con las ~adenas de telev:swn,
O l as conocen) de las «radiosj'óvenes)> que inundan los aunculares de contmuas
.:;ora de filosofia de un instituto del extrarradio de París que analiza, con gran 11 • • ••
humanidad; la sitm1r.ión tensa del centro donde Lrabaja y, de manera m{ls an~plia, oleadas de música mediocre, un disr.:urso a menudo ordinario y Siempre msigm-
de nuestro oficio. Aquí la iucidez se libra de las lramp<Js de la denuncia gratuita, ficante1 y acostumbran así a los alumnos a la escucha flotante .de un l:t~ido de
y no excluye la esperanzc:t.. fondo ... que es, precisamente, todo lo contrario de la escucha atenta y cnt1ca que
intentamos instaurar en la clase.
;~-~~;·;~~~1,
t~l ,- t'lí¡! \',

~':.
84 ~.:~. %!~a
(;\RTA r\ UN JOVEN PflOFE~OR, . UNA PREOCUPACIÓN QUE NO TIENE POR QUÉ RUBORIZARNOS: LA DISCIPLINA EN CLA ~tí.:. J(:i
' ' .~~~~
~'<.i'~·~di"J!,<jl:'
~~~·~~·
mauon~
tación permanente. Ade1nás, en una carrera ele velocidad ellos, que no conciben el mundo como· ellos. Son esos niii.os y ·
infernal, el uso del mando a distancia hace que las cadenas esos adolescentes para quienes sus caprichos pueden y deben
de televisión, temerosas de que los espect.adofes huyan mandar sobre todas las cosas, que sólo disfrutan con la con-
hacia una cadena de la cmnpetencia, rnult1plíquen las esce- templación infinita de,..su propia imagen, anonadados po:r el
nas que enganchan al telespectador, las provocaciones espectáculo de sus fantasmas que los medios de comunicación
improvisadas, los planos ·más breves posibles que se encade- les devuelven constantemente. Y son otra vez estos niii.os los
nan a un ritmo desenfrenado. El zapeo se ha convertido en que ya no discuten solamente los métodos o las apreciaciones
algo ineludible: para evitar que el telespectador lo practique del profesor -vieja costumbre que vosotros mismos poníais en
entre las diferente:; cadeüas, éstas lo organizan continua- práctica-, sino también los contenidos de su enseñanza: «Nos
mente en sus prc \.JS programas. Y aquí, nosotros los pro-
1
: dice eso ... pero la televisión no nos lo ha enseii.ado»; o bien:
fesores, no estan1os en condiciones de rivalizar, y tampoco «He encontrado lo contrario en Internet...».
debemos :hacerlo; creo incluso que deben1os practicar la Ante la magnitud de los fenómenos, poqemos, claro está,
resistencia deliberada. compadecernos, acusar a las familias de laxismo y, al final,·negar-
Y.es q~1e, en el día a día, observamos los estragos que hace nos a enseii.ar a unos alumnos que sin duda no son dignos de ello ..
.la exaltación 1nediática de lo infantiL Son esos <<rüii.os-bóliclo» 3 Existe en materia jurídica lo que se llama la exheredación,
rcpantigados en clase igual que consiste en negarse a transmitir a sus herederosla heren-
qae ante el televiSOl\ que in ere- Los iT1edTos :de comunicadóri' exaT- cia que, sin embargo, se les debe. No· quisiera que nosotros, los
pan ~d profesor en ·cuanto éste tan lo inf~ntil cuando nosotros profesores, tuviéramos la tentación de poner fin al mundo de
n c1 responde ya a lo que espe- esta manera y dejar desplegarse lo infa ~ ·~ con la e?Ccusa de no
ran de él, que se entregan a la comprometernos con las «insignificantes obras pedagógicas».
ir0uria y a la yi_olencia para ocultarla dificultad que tienen Quisiera, por el contrario, que pusiérmnos, pacientemen-
para fljar la atcncíón, aunque sea por nn mymento, en un te, todo nuestro ernpeño -aunque no tengamos muchas espe-
aprendizaje o en la rela.ción con los demás; que aniquilan. de ranzas de conseguirlo a corto
.
· u.n revés a quienes no piensan como ellos, que no visten como plazo- en construir en nues- Construir día a día una auténtica
tras clases espacios libres del «disciplina escolar».
supuesto, conjugado y celebra-
3. Es una expresión que propone Francis Irnbert para designar a lo.s niúos que no do por todos, del individualismo, el narcisismo y la mediocri-
· ó.enen acceso a lo simbólico y que presentan una conducta impulsiva constante-
mente (por oposición y según su etimología,lo simbóli<;:o representa la capacidad dad. En resu1nen, que produjéramos. día a día, un poco de
de <<reunir», de «acercan> y, más concretamente, de «intercambiar ~?a labras»). Si auténtica «disciplina escolar».
os acercáis a estos niií.os margimles que ponen ~rijaque las mejores intenciones
Para ello basta con seguir algunos principios que, sin
del mundo, tenéis que leer las obras de Francis Im.bert que, juilto con estudios
teóricos siempre estimulant.es,.v~oponen mo11.ografias en las que Re ve cómo en duda, os parecerán demasiado sencillos, incluso simplistas,
·particular la pedagogía puede devolver a los alumnos el gusto por el saber y la pero que considero básicos:·preparar minuciosamente el traba-
voluntad de crecer. Un consejo: lee~ primero hs monografías y volved, I'Ólo
en tone es, a los textos teóric'os. Fr ancis lmbert.: Enjants en souffrance, éli':tH?s en fchec.
jo, cuidar el entorno, mantenerse firme con las consignas,
Paris. ES.F, 2004. encontrar la manera de que cada cual tenga. su sitio en la
86
CARTA A UN JOVEN PROFESOR · 87
UNA PREOCUPA9ÓN QUE NO TIENE POR Q~É RUBORIZARNOS: LA DISCIPLINA EN CLAS~

empresa colectiva. Nada más, en realidad, que el «n1aterialismo


nadie habita de verdad y donde na(J.a indica cuáles son la acti-
pedagógico» que ya deseaba Cé'lestin Freinet'1 y cuya fecundi-
vidad propuesta y el comportamiento esperado.
dad no hen1os acabado de descubrir; nada más que la salida
¿Por quéno tornarse el tiempo, antes de que lleguen los
de esta «educación a· base de palabrería>> que denunciaba
alumnos, de disponer 'tas mesas -de tal nlaiiera que faciliten
Rousseau y con la cual, según él, «no formamos otra cosa que
el tipo de comunic'ación que se quiere promover? ¿Por qué
niüos palabreros» 5 •
no apuntar en la pizarra los objetivos y la evolución de la
Cuidar el entorno: los científicos y los artesanos saben
sesión para que, al entrar, los alumnos sepan lo que se espe-
que la tnanera de preparar un jergón y de colocar las herra-
ra de ellos? ¿Por qué no hacer con ellos el inventario del
.. mientas que se van a utilizar es decisiva. Nada puede salir bien
material que se va a necesitar para estar seguros de que lo
sin una preparación minuciosa
tendremos a mano? En lo que a rní respecta, considero que
que requiere la proyección en Prepai;ar el material, estructura¡· el
estas operaciones elementales son básicas: son la encarna-
lo que se va a hacer, anticipar tiempo y el espacio.
ción del proyecto de enseilar y crean el ma~co indispensable
las necesidades y el desarrollo,
para que los alumnos estén en disposición de aprender.
preparars~ material y psicológi-
Incluso en la universidad, nunca dejo que los estudiantes
.camente,. para llegar hasta el final. ¿Por qué n1otivo lo que es
entren en el aula sin haber colocado Inínuciosamente el
c;ierto en este caso no lo sería para una lección de ortografía,
material y la documentación que vamos a utilizar, sin haber
una clase de ·matemáticas; ·un trabajo de filosofía? La escuela
d~jado en cada 1~esa el program·a de la· sesión; y exijo que, al
de antaño ;_cuyos óbjetos y rito~ tanto nos fascinan-· era una
entrar, se respete un espacio estructurado que los va prepa-
escuda construida minuciosarnt:nte, elaborada hasta en los
rando Inentalmente.
1nenores detalles... lV(ás qne cult.ivar la nostalgia, .trate1nos,
Así pues, hay que darle la vuelta a la representación tradi-
nosotros tan1bi~n, de estrúctu~a1: el· C:jpacio escolar COill.O un
cional según la cual una buena clase es, en prin1er lugar, una
vetdadero espacio ele trah.:uo. No acepten1c)s enseilar en aulas
buena actuación del profesor que los alumnos escuchan con
satura:clas que no se diferencian las :unas ele ~as otras, en las que
• . • • ' t •
atención, en las coüdiciones que sea. Precisarnente, para
muchos alun1nos, escuchar durante una clase no es tan fácil.
4. Célesün Freinet: Oeuvres pedagog{qu.es. Paris. Le Seuil, 1992. Véase, en particu- Es incluso algo que, a veces, se vive cmno un sometimiento al
iar, «Les invariants pédagogiques».
5. Jean Jacqufs Rousseau: Érníle ou l'édu.cation. Paris. Gallimard/La Pléiarle, Livre
poder de un profesor que impone sus caprichos. Entonces,
III, 1990, p. 47. «A vuestra edad -como decía antaño uno de mis profesores de nuestra tarea consiste en hacerles entender que la disciplina
u~iver~idad- no se lee, se relee ... ». Naturalmente, esto es más cierto que nunca no .es una manía nuestra, ni una exigencia de la Administra-
cuando se trata de la obra funde1clora ele la pedagogía moderna, a la que todos se
refieren ... pero que nadie ha leído, Émile. Así qu,e, cuando se os presente la oca- ción para que «la dejen en paz», sino que eman;;t de las exi-
sión, leecllo. Algunos pasajes siguen estando es¡)ecialmente de actualidad: «Que gencias del trabajo en sí: exigencias concretas, localizadas y
lo
nada de que sepa sea porque usted se lo ha dicho sino porque él lo ha entendí:..
~ompartidas ... Los profesores de enseñanza profesional, de
do por sí mismo: que no aprenda la ciencia, que la invente. Si en algún rnomento
usted cambia en su espíritu la razón por la autorid::~d, ya no razonará; sólo será el tecnología, de educación fisica o de artes plásticas son, claro
juguete de la opinión de los demás. •>' (p. 430). (Trad. cast.: E·rnilio, o De la edt~.ca­
está, rnucho 1nás receptivos a. estos comentario's ya que sus
áón. Madrid. Alianza Edit(:ri.al,) ~~8.). . .·; .. , , • .
posibilidades de enseíiar dependen de ello: tienen que insta-
88 89
(ARTA A UN JOVEN PROFESOR· UNA PREOCUPACIÓN QUE NO TIENE POR QUÉ RUBORIZARNOS: LA DISCIPLINA EN CLASE

lar.y respetar el material, utilizarlo lo 1nejor posible y recoger- mulará laboriosamente el aburrüniento educado de los «bue-
lo para los que vienen detrás ... S1n embargo,·hoy, todos estos nos estudiantes». En clase hay que salir cie la confusión; de
profesores .son los que tienen que afrontar el reto desde la esta agitación desordenada en la cual cada uno intenta hacer-
guardería hasta la universidad: estructurar las relaciones en se olvidar o hacerse nótar; de las veleidades de participar de
la clase a partir de las exigencias del trabajo y participar de vez en cuando, según las ganas, antes de ponerse a pensar en
este modo en la lucha contra la dispersión a la que, por otra otra cosa. De este desorden mental, acompañado o no de las
parte, están condenados la mayoría de nuestros alumnos. formas habituales del alboroto, que caracteriza un espaci~
Todo depende, entonces, de las consignas: explicar con fir- social desintegrado.
meza lo· que hay que hacer y cuáles son las condiciones para Al contrario, hay que promover un mínimo de organiza-
conseguirlo. Con tal precisión ción, estabilizar una configuración, ni que sea provisional, las
en el vocabulario que apenas Ser preciso y riguroso e:1 cuanto a relaciones entre las personas
quede lugar para interpreta- las consignas. de modo que, al final, cada Adjudicar a cada uno una tarea
ciones . aproximadas o extra- uno sepa lo que se espera de él. . concreta, da.rle un lugar en e!
ñas. Ser br.eve y claro. Distin- Para ello, a rnenudo asignamos grupo de trabajo.
guir lo esencial ele lo accesorio. No repetir varias veces lo a todos la misn1a tarea: un ejer-
mismo sin necesidad, pues corremos el riesgo de que nuestras cicio o una investigación, una lectura o una práctica. No está
palabras carezcan: de· significado. No contradecirse por el mal, y si los materiales se han preparado correctamente y las
camino. No infringit.las normas que uno misn1o ha impues-- instrucciones han sido suficientemente precisas, puede
to ... Además, creo que nos jugamos rnucho aquí: en la firme- estructurarse la actividad común de manera efic'az. Pero ·d
za serena, en una forma de austeódad de la palabra que se movimiento es aún 1nás prorneteclor, desde el punto de vista
niega a diluir indefinidarnente las rnismas órdenes y retiene pedagógico, cuando implicamos al grupo en un proyecto qu'e
cualquier veleidad de exceso personal; en ese tiempo suspen- requiere una distribución de los papeles. Así pues, por ejem-
dido no en nuestros labios sino. en aquello que, a través de plo, que se realice la maqueta de una ciudad romana o que se
nuestras palabras, nos rernite a la exigencia interna del traba- escriba un diario escolar; que se prepare un experimento
jo que nos reúne. cien tífico o que se practique la· conversación en una lenguq.
Pero aquí, precisa1nente, se plantea otro problema: para extranjera; que se haga el esquema de un circuito electrónico
que la disciplina funcione, el trabajo propuestv tiene que reu- o que se elabore en cmnún el argumento de una disertación,
nir a todos los presentes sin excepción alguna. Cada cual debe se puede indicar a cada uno cuál es exactamente su responsa-
tener u,n espacio para que nadie siento la ·tenta.ción de ocujJar . bilidad en la empresa colectiva: velar por que se respete la
todo el qspacio. Pues ya saben1os que~ si no, no aguantarerrws; escala o la precisión histórica, trabajar en la creación de una
.')i cada cual· no trabaja, no se implica en una tarea necesaria ficción o escribir un reportaje, anin1ar el debate o tomar
para el buen .funcionamiento del grupo, nos agotaremos apuntes, etcétera. Lo que importa es que a nadie se le asigne
intentando contener unas intervenciones que brotarán por una tarea definitiva, que la rotación de los papeles permita a
todos lados o intentando jn1poner un orden formal que disi- cada uno vivir la experiencia de ocupar todos los puestos,
90 91
CARTA A uN JOVEN °ROFESOR UNA PREOCUPACIÓN QUE NO TIENE POR QUÉ RUBORIZARNOS: LA DISCIPLINA EN CLASE

crear así nuevas competencias y descubrir nuevos centros de Pues es indispensable comprori1eterse, respetar las compe-
interés. De este n1odo, a veces, ia clase logra salir del caos. tencias de cada cual, apartarse del chantaje emocional. ..
Laboriosamente. En todos los sentidos de la palabra, porque Claro que tampoco se trata, hoy día, de llevar a la cl~se leña
siempre hace falta un auténtico trabajo, y porque también para partir pero, si bu~camos bien, acabaremos encontran-
hace falta una obstinación pertinaz ... do una tarea con la cual nuestros alumnos podrán compro:..
Creo recordar que un día, rnuy al principio de rni carre- meterse.
ra, un alurnno particularmente dificil, que yo había convoca- Es pues en la -profundización de la disciplina que se ense-
do después de la clase, apuntó ña· donde se encuentran los fundamentos de la disciplina que
con toda naturalidad: «Nos Organizar el trabajo, no la disci- se hace respetar, en la elabora-
portarían1os mejor si en clase plina .. ción de los proyecto.s y en la Toda verdadera pedagogía es una·
trabajáramos de verdad ... >>. Es, definición de las tareas, donde «pedagogía de proyecto)}.
sin duda, un falso recuerdo, uno de esos acontecimientos se hacen emerger, progresiva-
cuyos fundamentos son tan débiles que uno se pregunta si de rnente, modos de funcionar
verdad· han existido o si, a fuerza de creerlo, los hemos incor- que estructurarán 14 clase. y al hacer respetar, en el tiempo, .
porado de ~lguna n1anera a nuestra historia. i Qué importa! Al estos 1nodos de funcionar, se pern1itirá que los alumnos salgan
observar lo que pasa hoy en muchas escuelas y centros docen- del mundo de la satisfacción inmediata para entrar en un uni-
tes, estoy convencido ·de que este comentado está, rnás que verso en el que uno se compromete, se-construye, se aprende.
nunca, vigente. Del mismo modo que siguen vigentes estas fra.,. Respecto a esto, la noción de «pedagogía de proyecto» es
ses de Fernand Deligny, uno de los pioneros ele la educación un pleonasmo, pues toda auténtica pedagogía in~ólucra a los
popular, que aguantaba, hace n1ás de cincuenta. 3.ños, a los alumnos en un proyecto en torno a un objetivo comúp.. Toda
delincuentes que la escuela había renunciado a educar: auténtica pedagogía estructura al grupo alrededor de un pro-
yecto y lleva a cada alumno a comprometerse con una tarea
Tienes que. saber lo que quieres. Si es hacerte querer fJor gracias a la que puede elevarse por encima de todas. las for-
ellos) llévales caramelos. Pero el día que te presentes con las mas de conforn1lsn1o y de fatalidad ... Así es como se descu- .
manos vacías, dirán que eres un cerdo. Si quieres hacer tu bre, en la escuela, que lo prohibido no es un capricho de la,
trabajo) tráeles una cuerda de la que tirm; le1ia que partir, tribu vecina, que el respeto de las normas permite satisfaccio-
sacos que cargm: El amor vendrá luego) y ésta no es tu, re- nes mayores que las frustraciones que imponen; que el lugar
.compensa. 6 de cada uno es una garantía sólo porque respeta la ley
impuesta a todos; que una palabra sólo es posible en la medi-
Está todo dicho: la vanidad de la sedulcción. El inevitable fra- da en que se escucha a los dernás, y que la ley no arremete,
caso de la demagogia. La importancia del «trabajo verdadero».
sino que protege. . . .
No hagamos pues de estas cuestiones de d1sc1phna un
6. Fernand Deligny: GmirtJ1 de crapule.'Paris. Éditions du Scarabée, 1996, p. ~!0. ámbito aparte, no arremetamos sistemáticamente contra el
Este librito hecho de afo;·í.smos es un aut~Ji.tico tesoro para los educadores. personal especializado encargado ele ga~antizar el orden para
92
(ARTA A UN JOVEN PROFESOR

que podamos, por nuestra parte, enseñar tranquilamente.


Sólo podemos enseñar si hacemos de la disciplina en clase
7•
nuestro problema: el problema de la organización de un
tiempo y de un espacio socializados, para permitir la trans-
Sea cual ~ea nuestro estatus,
misión de. los conocimientos; el problema, pensado y deba- sean cuales.sean nuestras disciplinas
tido progresivamente con los alumnos, en función de su
edad y de su nivel de desarro- de enseñanza, todos somos
llo,· de las condiciones que ~1antener el orden no. puede r
· tenemos que encontrar para
dejarse únicamente en manos de la t: «pt"ofesores de escu~la»
administración: la disciplina es el ~
aprender juntos ... apren~izaje de la escuela. r
Ciertamente calculo bien Cuando LionelJospin, entonces ministro de Educación, deci-
el escepticis1no que os asalta dió convertir a los «maestros de escuela» en «profesores de
ante esta afirmación: estáis de acuerdo sobre el principio y escuela», dicen que lo hizo con cierto pesar.· No es que fuera
sentís úna gran preocupación :.-especto a la puesta en funcio- reacio a igualar· los niveles de contratación y las carreras de
nanliento .. 'os adherís a las palabras y se os ocurre un n1ontón dos funciones que consideraba igualmente dignas, sino que
de preguntas: ¿qué hacer con el alumno que se niega delibe- sentía un particular apego por la palabra «maestro». Y eso se
radamente a entrar en el-juego y a ocupar un lugar en el comprende muy"bien:
colectivo?, ¿hay que excluir a los rebeldes cuando el funciona-
ntien to del grupo se tambalea, o hacer padecer a todos los En la École Normale 1 [escribe Fran~ois 1\!Iauriac. en LeSa-
extravíos de unos cuantos? Sentís que un trabajo como éste gouin] uno de los maestros les enseñaba etimÓlo~a: insti-
requiere un esf~lerzo colectivo y que no podéis conseguirlo tuteur, del latín institutor) el que establece, el que instruye,
solos. Es exactatnente así. el q1te instituye humanidad en el hombre: 2
Porque mucho más allá de la cuestión de la disciplina) se
. trata aquí de los fundam.entos de la escuela. Una definición soberbia de nuestra misión que, sin los absur-
dos prejuicios de nuestro país, tendría que habernos llevado,.
lóg-icamente, a llmnar a todos los docentes, enseñen en la

l. N. de la T.:- École Normale d'Instituteurs (ENI), Escuela Universitaria de


Fontlación del Profesorado.
2. Fran(:ois Mauriac: Le Sügouin. Paris. Presses- Pocket, 1977, p. 139. Hay que leer
este pequeño texto, sin duda un poco obsoleto, pero que resalta las tensiones de
nuestro oficio de manera ejemplar. ,
N. de la T.: El autor hace un juego de palabras entre <<instituteur» e <<instituer>>
('insütuye'), que nos remite a la etimología del término. Para respetar el sentido,
se ha conservado el término en francés.
94
(ARTA A UN JOVEN PROFESOR ...TODOS SOMOS «PROFESORES DE ESCUELA>

'~;t..
escuela, en el cole>':- · o en el instituto, «maestros». Maestro de cabecilla, ni un plató de televisión donde el espectáculo esta- BlBHOTfQ
prirnaria, maestro de lengua y literatura, de ingeniería civil o blece las normas. Es un espacio y un tiempo estructurados por
de ciencias de la vida y de la tierra ... ¡Qué bonito hubiera sido! un proyecto específico que alía, a la vez, y de manyra indi-
Pero en Francia, la idea de que la edad de los alumnos a quie- sociable, la transmisión de los conocimientos y la formación de
nes se enseúa está estrechamente vinculada al nivel de expe- los ciudadanos.
riencia y al prestigio del oficio está tan arraigada que, en los Por eso no existe ninguna contradicción, más bien todo lo
estudios de secundaria, sen1ejante denon1inacíón se hubiera contrario, en el hecho de ser al mismo tiempo profesor de edu~
percibido, sin ninguna duda, como una degradación. Es una cación primaria y enseñar gramática, y «profesor de escuela>.>.
lástima y resulta un poco triste. También es lamentable por- Del1nismo modo que no existe
que nos ha llevado a olvidar que, enseii.ernos donde enseíie- la n1enor contradicción en ser Todos los profesores enseñan la
Inos y enseíiemos lo que enseii.emos, apartir del momento en profesor de educación física y escuela primero como objeto y
como valor:
que formamos parte del sistema escolar, somos, ante todo, deportes en educación secun-
«profesores de escuela». Pues tal con1o afirmó Jérome Bruner: daria y «profesor de escuela>>, o
profesor de economía y gestión en bachillerato y «profesor de
El programa de una escuela no se reduce a las disciplinas escuela>>. Muy al contrario: sólo podemos enseñar una discipli-
_que enseña. La disciplú~a principal de una escuela, desde na, sea la que sea, si la enseilamos como. «disciplina escolar»,
el punto de vista· cultural, es la esc-uela.en sí. Así es conw es decir, porque la enseilamos no solamente en la escuela sino
la viven los alumnos, y es lo que determina el sentido que «como escuela» ... Aquí, nada se opone: del mismo modo qüe
tiene para ellos. 3 la «disciplina de enseilanza» y la «disciplina en clase» son tan
inseparables cmno el anve1~so y el reverso de una hoja de papeL
En otras pala.bras: la escuela instituye cierto tipo de relación las «disciplinas escolares» y la «disciplina de la escuela}> son
--tanto con los conocimientos que enseii.a corno con los alum- una única realidad.
nos a los que escolariza- que la hace especial entre los múlti- En efecto, la escuela no es solamente un lugar de acogida
ples modos de reagrupamiento ideados por el hombre. Una 0 de paso, es el n1arco educativo específico en el cual todo debe
clase no es un grupo de personas que se han elegido entre sí tener sentido de manera coherente. Un centro escolar, de pri-.
en función de sus afinidades. Tampoco es un grupo de perso- maria 0 de secundaria, no es tan sólo un conjunto de cursos y
nas que comparten las mismas convicciones ideológicas o reli- de reuniones más o menos bien dispuestas. Es una institución
giosas. No es una familia cuyos miembros están unidos por en la cual las relaciones entre las personas,· el conjunto de la
una relación de filiación. No es una banda liderada por un gestión diaria y todo el entorno material conspiran -desde el
punto de vista etimológico <<respiran juntos»- para instituir una
forma particular de actividad humana basada en valores especí-
3.Jér6me Bruner: L'éducation, entrée drzns la cultun?. París. Retz, 1996, p. 84. (Trad. ficos: el reconocimiento de la alteridad, la exigencia de precisión,
La educación, puerta de la cultura._ Madrid. Visor, 2000 [:-$: ed.] .) Un libro, a
CC\St.:
de rigor y de verdad, el aprendizaje co'njunto de la construcción del
mi entender, esencial, con huenos estudios sobre el acceso al saber -incluido el
dcntífico- mediante .el relato: una pista demasiado olvidada actualmente. bien común y de la capacidad de «pensar por uno mismo».
96
(ARTA A UN JOVEN PROFESOR
97
... TODOS SOMOS «PROFESORES DE ESCUELA»

La escuela como institución del encuentro de los intereses familiares. Precisan1ente, la escuela tiene por
de la alteridad misión enseilar al niño que la familia, eminentemente necesa-
ria para su crecimiento, no es -no puede ser- su único univer-
Aunque lo haga con términos que, hoy, pueden parecer en so de referencia. En la . . escuela· es donde descubren que hay
desuso y extremaCLi.•aente rígidos, el filósofo Alain formuló, otros niños que viven de manera distinta. Donde aprenden
en los aüos treinta, lo que es la base de la ruptura, necesa- que no todos los padres reaccionan del misn1o modo. Donde
ria para el niüo, entre la fanli- la gente no cree en los mismos dioses en todas partes.
lia ·y la escuela: «contrastar» En la escuela, al encontrar a otros Donde las preocupaciones de unos no son las mismas que las
con el «sueilo biológico y ese niños y otros mundos, aprende~ de otros. Y donde las opiniones de algunos no son el punto de
instinto que se cierra sobre sí mos a distanciamos del entorno y vista de todos ... Por eso, lo que caracteriza una clase en la
n1ismo»., abandonar un espa- de las. ~reocupaciones propias. escuela de la República· es que sus miembros· no se eligen, y
cio regido por «las bondades que el hecho de encontrarlos es alea" :.. .i.o 5 •. Podemos tener,
del corazón» y «la felicidad de estar en familia», para acceder paralelamente, amigos, grupos, convicciones, sirnpatías. Pero
a un úniv~rso en el que «las lecciones adoptan el aspecto de nada de todo esto debe ser un criterio a la hora de constituir
la necesi<;lad» 4 • · una clase. Y es que vamos a la escuela a aprender juntos ... a
Efectivamente, la escuela es una institución en la que uno aprender sin haber elegido a los de1nás. ·
no se elige y en la·- que debemos, sin .embargo, trabajar y Aunque esta separación resulte, a veces,,.dificil, es absolu-
aprender juntos. Una institttción, sí, no un simple servicio: lle- tamente necesaria para el niilo. Él ya había descubierto -y, a
vmnos a nuestros hijos a la guardería en función de unas obli- menudo, de manera dolorosa-
gaciones familiares o profesionales y, aunque existan horarios, que no siempre estaba en el La escuela debe ayudar al. niño a
pode1nos ir a recogerlos cuando queramos. La es,::uela, en centro del nido, que sus padres renunciar a estar en el centro del
cambio, impone sus propias reglas. No para cmnplicar la vida podían estar en otro lugar y mundo.
a las familias, . .para someterlas a una autoridad arbitraria o mirar hacia otras personas ...
para humillarlas, sino porque es el corolario propio de su Ahora descubre que su nido no es el centro del mundo.· Y lo
misión: la escuela no está a disposición de las familias, no se que todavía es más irnportante: su nido forma parte del.
ha inventado para «hacerles un favor». Encarna y crea unos mundo pero no es el mundo. En esta ruptura hay algo absolu-
valores colectivos que van más allá de la simple yuxtaposición tamente necesalio para crecer: una especie de intrincado acceso

4. Alain: Prop-;;; su.r l'édu.cation. París. Quadrige/P~esses Universitaires de France, 5. Me refiero a una verdadera <<clase»; no a una clase para satisfacer a las familias
1986, pp. \21-30. Actualmente es uno de los filósofos que se encuentran en el «pur- que quieren evitar las malas compañías para sus hijos o a una clase constituida, a
gatorio». Está bien visto reírse ele ello. Por mí parte, más allá de todo lo que me petición de los profesores, por alumnos que tienen los mismos comportamientos
separa del «gran profesar de clase preparatoria para el ingreso a la universidad», y códigos culturales idénticos. La Rep(1blica no es compatible con clases organiza-
'sus palabras me parecen particularmente estimulantes. Se puede· no estar· de das según el principio de «cada oveja con su pareja» ... Principio que, sin embargo,
acuerdo, pero, alilienos, son lo basíante claras y bríllantes como para no dejar- no está tan alejado de la célebre fórmula de un triste político de ex.trema derecha:
nos indiferentes. «Mejor mi mt~er que mi prima, mejor mi prima que mi vecina,. etcétera.»
98 99
CARTA A UN JOVEN PROFESOR ... TODOS SOMOS «PROFESORES DE ESCUELA»

a la realidad del1nundo. Es entonces cuando se construye un Es muy importante conocer las cosas como son. No como
Inundo exterior que nos aleja de1 centro y nos líbera. A partir temes que sean) o corno quisieras que fueran. Ni una
del momento en que sabemos que existen otras familias con r;osa ni otra .. Corno son. Debes descubrir que el 'mundo no
otras referencias, ya no nos ven1os condenados al mimetismo piensa en ti, que 'rlo está al acecho para hacerte daño, si
familiar. El universo se abre entonces a nuevos conocimientos. bien hay mucha .gente, sobre todo niños, que piensa esto
Ya no tenemos por qué creer a nuestros padres por el1nero y tiene miedo. Por otra parte, el mundo tampoco intenta
hecho de que lo sean ni contradecirlos sistemáticamente, complacerte. 6
lo cual, a fin de cuentas, viene a ser lo mis1no. Podemos com-
. parar, discutir y pararnos, finalmente, en aquello que resiste la Efectivamente, hay que aprender que las «cosas» están ahí y
confrontación de las opiniones contradictorias de unos y otros. que «son lo que son». No podemos imponerles nuestros capri-
A partir de esos puntos fuos, provisionales, por supuesto, se va chos. Aprender a leer es respetar el texto y no ·hacerle decir lo
dibujando la posibilidad de acceder a un «mundo con1ún», contrario u otra cosa distinta de lo que dice .. Emprender una
.más e~table y, al misn1o tien1po, más c01npartido, más sólido acción científica es esforzarse por ver aquello en lo que no
y más univ~rsal. habíamos pensado, no descartar hechos que invaliden nues-
·Así, la escuela es la confrontación construida con la alte- tras hipótesis y obligarse a tener en cuenta el rnenor detalle.
ridad. La organización del descubrimiento de que existe Realizar una investigación documental es ir en busca de infor-
<<algo» en otra parte: Uü descubrüniento harto dHicil, ya que mación sin descartar la que podría desequilibrarnos, es com-
la propensión de cáda uno a reducir el 1nundo a su universo probar las fuentes y desconfiar
personal es muy grande. Un descubrimiento que nunca se de las interpretaciones rápidas ... En la escuela apren~emos que la
acaba, ya que lo infantil nos sigue de cerca, nos lleva a recha- Así es como, en el día a día de verdad se resiste a nuestros
zar lo que no nos pertenece, lo que no nos quiere o lo que no las prácticas de clase n1ás sim- deseos, y que hay que conocer ias
nos concierne. Hasta el punto de que siempre necesitamos ples, surge la dificil, aunque cosas para juzgadas.
escuchar, a lo .lejos, el espectro de Shakespeare: «Hay más fundamental, distinción entre
'cosas en el cielo y en la tierra, Horado, de las que sueña tu el sabery el creer; entre lo dado que se i1npone a todos y lo que
filosofía.» Más cosas y, al1nenos, «Cosas». depende de las opiniones de cada uno. Claro está, nuestra.
finitud nos prohíbe esperar que algún día podamos separar,
en todos los campos y de una vez por todas, el «saber objetivo
La escuela como institución de la búsqueda indi~cutible» del «creer subjetivo y aleatorio)>. Aquí, la pureza
nos resulta sin duda inasequible. Sin embargo, el esfuerzo por
de la verdad
desvincular el uno del otro, no deja de ser fundmnental. Es un
Esta misión de la escuela que consiste en hacer en tendér que esfuerzo que estructnta la relación que tiene el profesor con
simplemente existen «cosa~», es extraña aunque esencial. Es
una lección decisiva que una escri~ora americana, Kress1nann
6. Kressmann Taylor: Ainsi rnentent les hO'Inmes. Paris. Autrement . . .: Littératures,
Taylor, fonnula así en una de sus novelas: 2004, p. 25.
100
l 101
CARTA A UN )OVE~I PROFESOR 1 ...TODOS SOMOS «PROFESORES DE ESCUELA»

el saber, Y' su probidad en este ámbito, lo que le permite ·Así es como, progresivamente, se· va instalando en el
siinbolizar, en lo cotidiano, la finalidad de la institución núcleo de la clase, un fundonamiento que convierte la exi-
escolar 7• gencia de precisión, de idoneidad, de rigor y de verdad, en la
Pues este valor, de non1bre algo obsoleto, es nuestra mane- norma explícita del tribajo común. No es quien grita más
ra, la de los profesores, de enseñar más allá de nuestros conoci- quien tiene razón, sino quien puede demostrarlo mejor. No
lnientos, es nuestra relación con el saber. En efecto, en nombre vence la intimidación sino la argumentación. No gana lq
de la probidad nos esforzamos por con1prender lo que ha escri- espectacular sino la autenticidad de una palabra que libera y
to un autor antes de poder juzgar sus palabras con total libertad. reúne a los hombres 8 • Estemos en clase de tecnología, de len-
En nombre de la probidad nos prohibimos disimular una parte guas, de artes plásticas, ele mecánica o de gestión, la exigencia
de lo que vemos o de lo que sabemos .. En nombre de la pro- es la misrr1a: ser precisos, afinar al máximo. Dominar el gesto,
bidad aceptamos escuchar con la misma- atención los arguinen- el movimiento, la expresión, para que nos entienda la mayo-
tos del adversario y los propios. En nombre de la probidad reco- ría. Hacer y decir lo que va a resultar, para todos, «Ínteligen-
nocelnos que no smnos infalibles y que aún nos queda mucho te» ... lo que cada cual podrá hacer suyo con el extraño -senti-
por apren9-er... Por eso nunca hay que ten1er, ante los almnnos, miento -siempre apasionante- de que la novedad no viene a
.confesar una perplejidad intelectual, reconocer una igr10rancia, entorpecer sino a aligerar. Es entonces cuando empiezan
aceptar un error. Nuestra debilidad es, en este caso, nues- a esbozarse formas que disipan
tra mayor fuerza: la señal de que nuestra autoridad proviene de la confusión: el mundo y los ta escuela enseña de qué modo la
una relación exigénte con la verdad y no de una relación demás no nos resultan tan búsqueda de la verdad forja el res-
peto mutuo y permite escapar de·
de fuerzas. Y aunque . pílre.~~-~A.:p,clif~E.~~t~~~ ~~Y: . P.u~~tros escrú- extraños como antes.
1 Sé que conocéis bien esta la hegemonía de la's t·elaciones
pulos, los altnnnos nunca se engáñan:' saben, con toda seguridad, de fuel'7:1.
1
recoúocer a aq~el que se impone a sí mismo las misn1as exigen- realidad y que, si bien no siem- ...
¡
~,

cias que impone a los dem.ás. Y ¿ste siempre les infunde respeto. pre hallamos las palabras para
describirla, tanto vosotros cmno yo estarnos convenCidos de
que es la piedra angular de lo que llamamos «el éxito escolar».
7. Edouard Claparede, a quien ya hemos citado, fue, además de psicólogo y peda- Efectivamente, siempre se trata de salir del caos y de ser capa- .
gogo, un gran intelectual, comprometido con h política. Cuando Suiza, su patria,
adoptó, durante la segunda guerra mundial, una actitud <<neutral», él denunció
ces de nornbrar, aunque sea de n1anera aproxünada, lo que no
su hipocresía y condenó con fu·meza, en un texto que_no se publicó hasta 1947, veíamos o lo que nos preocupaba: nuestras pulsiones arcaicas,
·después de su muerte, <<las vacaciones de la probidad»: <<Mientras la doctrina de gracias a la mitología, a la literatura y .a todas las formas de
la Fuerza se basa en la afirmación incondicional del Yo, y lleva a la expansión
de su potencia, la doctrina del Espíritu, por el contrario, expone constantemente arte ... nuestras preguntas frente al «eterno silencio de esos
el Yo a una limitación de su potencia: la limitación desde el punto de vista intelec-
tual es la' Verdad- la limitación a favor de la pot~ncia de los demás es el Derecho.
[... ] Pod~mos elegir la Fuerza. Pero es inadmisible que, si elegimos el Espíritu,
practiquemos uua política que reniega de él. Esta. traición se lla.ma fallo de la pro- 8. Olivier Reboul, uno de los filósofos que más me han ayudado a comprender los
bidad. La probidad es, en efecto, la fidelidad a los prindpios que hemos elegido envites de la educación, responde a la pregunta:. «¿Qué vale la pena enseñar?>>
deliberadamente.'' Édouarrl Claparede: Morale et poliliquc, ou les rJa.cances de la jJro-- con la bella fórmula: «Lo que une y lo que libe1'a». Olivíer Reboul: La philosvphie
bité. Neuchatel. La Baconniere, 1947, pp. 24, 25 y 32. de l'éd-ucation. París. PUF, 1989, p. 109. ·
102
(ARTA A UN JOVEN PROFESOP, . 103
...TODOS SOMOS <<PROfESORES DE ESCUELA»

espacios infinitos» -como decía Pascal- gracias a la ciencia ...


alternativa, en la riqueza atesorar? · luego repartida, en
nuestras preguntas sobre nuestros orígenes, gracias a la histo-
el respeto rnutuo y en la generosidad recíproca que la· edu-
ria y a la filosofia ... nuestras dificultades para comunicarnos
cación enseña. 9
con otros seres, otros pueblos, otras culturas, gracias al estu-
dio minucioso de nuestros respectivos lenguajes. A medida
que pasa el tiempo, la niebla se va disipando un poco más; van
surgiendo referencias, se van construyendo rnodelos, con esa La escuela como institución
evidencia a posteriori que hacía exclamar al inspector de una sociedad democrática
Bourrel-ya desaparecido de la pequeña pantalla desde hace
Ya casi hemos llegado al final del camino, al punto en el cual
mucho tiempo- al final de cada investigación: «¡Vaya, si está
tennina nuestra profesión y empieza la de los políticos. Pern
clarísimo!».
no quemen1os la última etapa, pues correrían1os el riesgo de
Y una vez más, no hay en esto nada más que otra manera
dejar a nuestros alumnos, a. la salida del colegio, listos para
de describir el acto pedagógico que se impone con fuerza en
incorporarse en la vida profesional, p'ára participar en un
lo más ho.ndo de nuestra profesión. Pero un acto pedagógico
debate científicO, pero incapaces de implicarse con lealtad en
que aporta una increíble esperanza social y política: la espe-
la construcción de una sociedad democrática.
ranza de una sociedad en la cual las relaciones entre los seres
Y este desinterés de las democracias por su perennidad es
no se basarfan en la violeüeia del mercado y en la eliminación
una de las grande.s paradojas de nüestra-rrwderriidad. Cuando
del «rival más débil», sino en la búsqueda colectiva, a partir
todos los regímenes totalitarios,
del respeto rnutuo, de la verdad. Un acto comparable a lo que
sea cual sea la ideología en la En la escuela se apr~·nde a pasar,
describe :Marcel1\1auss al final del «Ensayo· sobre los dones»,
que se basan, dedican una con- progresivamente; del pu.nto de
cuando evoca a los caballeros de la1\11esa Redonda: vista y los intereses propios a la
siderable energía a inculcar a
búsqueda del bien común.
los niños el catecismo que
Para ernpeza-r, primero hubo que deponer las lanzas. Así es
garantice su futuro smneti-
corno el clan, la tribu, los pueblos supieron enfi·entar~'le sin
miento, las democracias se conforman con inyectar una hora
cometer matanzas,)' entregarse sin sacrificarse unos a otros
de educación cívica aquí y allá... con tan poca convicción que ·
) l es así como, .mañana, en nuestro rnu.ndo lle:rnado civi-
todos están de acuerdo en reconocer, en pequeño comité,
lizado, las clases, las naciones y también los individu,os de- .
que puede desaparecer a la primera ocasión que se presente.
berán hacedo-. [. .. ] Las avent·uras de Arturo cuentan·
Parece pues que nos resignamos a la aceleración del indivi-.
córno el re.y Arturo, con ayuda de un carpintero de Conw,a.-
dualismo, a la desaparición de las reglas de la vida.en común
lles;, inventó esa maravilla de su corte: la .!VIesa Redonda
y al don1inio de los cornunitarismos.
milagrosa alrededor de la cual los caballeros ya no volvieron
a batirse. No hace falta ir a buscar muy lejos cuáles son el
bien y la felicidad. Están ahí, en la paz imjJuesta, en el tra- 9. Marcel Mauss: «Essai sur le don». Sociologie et anthmpologie. Paris,
bajo b1:en acornpasa~lo, en común )l en solitario de manera Quadrige/Presses Universitaires de France, 1993, p. 278. Cfrad. cast.: Sociología y
anttopología. Madrid. Tecnos, 1991.)
104
CARTA A UN JOVEN PROFESOR 105
... TODOS SOMOS «PROFESORES DE ESCUELA» .

Por supuesto, no se trata aquí -bajo el riesgo de caer en ;smuom


de pensamiento no es ningún lujo. No' porque la cultura de
una tremenda contradicción- de' inculcar de manera autorita-
masas sea intrínsecarnente mala, sino porque toda forma
ria unos pri,ncipios de1nocráticos: es lo que hacen los Estados
de don1inio sobre las mentes, cuando dicta tanto el modo de
Unidos por todo el planeta, con los resultados que ya conoce-
hablar como el !nodo d~ vestir, cuando penetra lentamente en
mos. Lejos de contribuir a la aparición de regímenes demo-
las conciencias de la~ jerarquías de valores a las que hay que
cráticos refuerzan los fundamentalismos e impulsan los fana-
tismos ~e todo tipo ... Seguro que hay otra salida. A lo m~jor
sorneterse para ser aceptado en un grupo, constituye una tre-
nlenda traba para que la verdadera esencia del sujeto vea la
podemos concebir una verdadera educación para la den1ocr~-
luz. Se alude con frecuencia al auge de las tribus, de los gru-
. cia que permita, en el momento en que se llegue ~ la_ mayona
pos de fusión, sometidos inevitablemente a un cabecilla o a un
de edad, introducirse en la política con conocuniei1to de
clan. Asimismo, se descubre la terrible presión que la sacie~
causa y ·con alguna posibilidad de aportar nuestro granito
dad mediática y mercantil ejerce sobre las mentes y, en parti-
de arena en búsqueda del bien cmnún.
cular, sobre las de los niños. y los adolescentes. Y aunque éstos
L~ escuela podría tener entonces un lugar detern1inante,
Inantengan un aleja1niento ·distendido de aquello que parece
siempre y. cuando se realizara un trabajo doble: por una
fascinarles tanto, esta ingestión continua, firmemente apunta-
parte, se ayudara a cada alumno a escapar de todas las forrnas
lada por todas las herramientas de comunicación, y que acaba
de tribalismo que imponen la confonnidad a la nonna y pro-
por imponerse como única cultura e_ ,_,Jn, pone en tela de
híben.cualquier lib~r"tacl de pensamiento y,- por otra parte, se
juicio nuestra laiddad. Jules Ferry-quería; gracias a la: escuela,
enseüara c~nstanteÍnente a cada uno a apartarse de sus preo-
librar a las mentes de la superstición y del oscurantismo ...
cupaciones inrnediatas )' de sus intereses jJersonales para asoci~r­
Pero ningún hijo de campesino bretón, en 1905, pasaba tanto
se co1~ otros y encaminarse hacia lo universal. Doble trabaJO.
tiempo en clase de catecismo como el que pasa, en el2005, un
Doble exigencia. Y las dos caras de una 1nisma pieza del rmn-
hijo de un alto ejecutivo delante del televisor, la radio o
pecabezas, la pieza que falta o que apenas se empieza a vis-
Internet juntos.
lurnbrar, de nuestra modernidad: una institución de1nocrática.
Sé muy bien que-. los profesores no suelen confesar que
Primero «pensar por sí mismo»: vieja fórmula de la
miran la televisión... ¡y menos a sus alun1nos! Pero ¿podemos
Ilustración que está, n1ás que nunca, de actualidad 10 • A partir
por ello resignarnos a aceptar esa apisonadora de cretinismo.
delrnomento ~n que un simple presentador de televisión o de
que socava los fundamentos mismos de nuestro trabajo?
.radio se da más importancia que un legislador, y en que los
Cuando unos alumnos de cuarto oquinto de educación prima-
jóvenes, fascinados por las estrellas, las convierten en s~ único
ria :-:según llevo observando hace un tien1po- están realmente
1nodelo á imitar, trabajar para que surja ·un poco de libertad
convencidos, como se ha «de-
mostrado» en un programa
t.:a--es.cuera.·-aebe_g_al=ant1zir-·a-to.Cfüs···!
de televisión, de que «los bonl-
10. A la pregunta <<¿Q~~é es La Ilustración?>>, Kant respondía con ~a fónpula la posibilidad de escapar de cual- i
«Sapere aude>>: «Atrévete a pensar por ti mismo>>. _Jmmanuclle ~nt.: Qu est-ce '!ue les beros son más inteligentes que quier forma de dominio para t
Lurnieres ?. Paris. Hatier, 1999. ("frad. cast: ¿Que es la Ilustracwn? )' otros escntqs de las rubias», ¿podemos quedar- poder pensar por sí mismos. /
ética y filoso}la de la histmia. Madrid. Alianza Editorial, 2004.,)
nos callados y seguir con nues- '" ·'Yii~iii!i':·~!\'I.W;if:.\liiiiflfi!·$#';"1i'Jiill!ll·'-'i:!fl~·~:)~,.\1\l!>íji.,·~t·d~ !I!Jfi!:.
106
CARTA A UN )OVEN PROFESOR
107
... TODOS SOMOS «PROFESORES DE ESCUELA»

tra clase de gramática sobre el participio, como si nada? Creo que


~e1nostramos ser algo pusilánilnes'. Y también -disculpad que u ti- Dicho esto, la ciudadanía no exige solamente la capaci-
he e esta palabra que puede heriros:- un poco cobardes: cobar- dad para escapar al dorninio de los demás, sino también la de
~es porque abandonamos en medio de la nada a aquellos que, asociarse libre1nente con ellos ... Resulta, precisame,nte, que
JUstainente, querrían resistir y nos necesitan para hacerlo. enseñar a asociarse cor{ los demás no está, de· ningún modo,
Esto también es responsabilidad nuestra: aliarnos con el reúido con el proceso educativo y escolar tal como se desarro-
alumno cada vez que quiere deshacerse de la escoria, salir lla desde la escuela infantil,
del conformismo obligado, intentar una expresión personal, sino que puede significar su pro- La escuela debe permitir que los
pensar por sí mismo ... atrevernos a llevarle la contra al jefe, al longación lógica. Ir a la escuela alumnos se ·asocien para trabajé\r
en proyectos conjuntos y apren~
locutor de radio o, incluso, al profesor. Ésta es, efectivamente, es, ya lo hetnos visto, salir de
dan a «hacer sociedad».
la condición del devenir ciudadano: d~jar de inclinarse ante la· esfera privada y del trata-
cualquier forma de clericatura, examinar una palabra según su miento purarnente familiar y
coher~ncia y no del prestigio de quien la dice, arrinconar lo afectivo de los problemas; es verse obligado~ tener en cuenta
absurdo, v~rificar sistemáticamente las fuentes. Por eso la cues- el punto de vista de los demás para, progresivamente, cons-
tión del acto experimental y del acto docun1ental son, en el truir saberes objetivos. Y es que esta etapa del desarrollo del .
seno de la escuela, u.na sola: la cuestión pedagógica esencial de niúo es, al mismo tiempo y consustancialmente, intelectual,
quien no se resigna a·la inculcación sino que busca la manera social y política. Es, en todos los ámbitos, una manera de subir
de asocim; en el misrrw acto de transmisión, Z:nstruccián ágz.lro- sistemáticam.ente de nivel en el tratamiento de·las cuestiones,
sa y aprendizaje de la libertad de pensamiento. Mientras todos con objeto de considerarlas desde un punto de vista que inte-
los profesores y los administradores. n~ la· tomen en serio, gra otras perspectivas distintas de las propias y de ~u grupo de
Inientras no hagamos de ella la piedra angular de la escolari- pertenencia. Es, justamente, el comienzo del proceso de fabri-
dad Y no invirtamos enormemente en ella, corre1nos el ries- cación del bien co1nún que constituye el principio de la
go de perder esta formación del ciudadano que, desde todas deliberación democrática.
partes, se nos pide con urgencia que ponga1nos en 1narcha 11 • Así es como la e~cuela puede y debe llevar al alumno a
efectuar sucesivos alejamientos del yo para que se perciba a sí
mismo y se comprenda progresivamente como miembro de.
11. Sin duda entenderéis por qué luché por la puesta en marcha de Jos Tmvanx colectivos cada vez más a1nplios. Ir a la escuela es librarse
1"lersonnels encadrés (TPE) (trab<Yos personales tutelados) y por qué lamento t~u1 to
de aquel atavismo egocéntrico tan persistente, es pasar del
q~e se abandonen en segundo de bachillerato. Nq es tan sólo una cuestión de
met?do, es una cuestión de principios: se mide la importancia atribuida a la for- capricho o del interés propio a una decisión elaborada en un
r~ac¡?,n del pensamiento crítico en función de la ~mportancia que se da a la inves- grupo pequeúo; de la consideración de la voluntad de un grupo
ttgacwn documental. Los alumnos de instituto 'nos lo dijeron, cuando fueron
consulta~os en ~9?8, nos lo recordaron de nuevo en la primavera del 2005. Es
a la de una clase, de la clase a la escuela~ de la escuela al
una veruadera lastima que se les desoyera. Si deseáis alguna aclaración sobre la barrio, del barrio al municipio, del municipio al país, del país
const~lta de 19~8, s:s conse~uencias y sus envites -quizás por aquel entonces erais a la humanidad ...
estudiantes de mstlt:uto-..:., os aconsejo encarecidamente que leáis la obra coordi-
nada por. Roger Establet: Ra.diogra¡,•hie du peujJl.e lycéen. Paris. ESF, 2005. Y esto es efectivamente posible en lo cotidiano: entender,
en un trabajo en grupo que otro alumno comprende las direc-
108
CARTA A UN JOVEN PROFESOR 109
... TODOS SOMOS «PROFESORES DE ESCUELA»

trices., ya es· un prírner paso. Tener en cuenta sus objeciones y


Justamente, la educación hace p'osible· nuestro lento y dificil
modificar la propia propuesta eú. la corrección mutua de un
distancian1iento de las tentaciones egocéntricas. Hace pues
trabajo, es una manera de renunciar al poder absoluto y de
una obra política. Del mismo modo que la política hace una
hacer retroceder las veleidades narcisistas. Enfrentarse a la
obra educativa al construir instituciones que· permiten a todos
solución c~mún de un problema, recogiendo opiniones con-
los ciudadanos alzarse por encima de sus conflictos de intere-
tradictorias y esforzándose por no rechazar ninguna es tam-
ses ... Efectivamente, la tarea sería imposible sin el esfuerzo
bién, rnás allá, una manera de avanzar un paso en el camino
conjunto de la organización escolar que acompaña a cada
que nos lleva a tener en cuenta al colectivo. Participar en un
niii.o en período de formación en su esfuerzo de alejamiento
·proyecto en el que podremOs encontrar el punto de vista de
de sí mismo, y sin las organizaciones políticas que ofrecen al
personas hasta entonces desconocidas, descubrir que el
ciudadano, en el seno de cada institución, las oportunidades
hecho de tener en cuenta las diferencias puede generar pro-
y la aspiración necesarias pará desprenderse 'de la única con-
greso para cada uno y para todos, es tener acceso al sentido
sideración de sus propios intereses, con el fi~ de poder así lle-
1nismo de la aspiración dernocrática .. Y.
gar a mirar el mundo con los ojos de los demás.
y ten e~ os la pr iilidad de hacer que este procedimiento
No vayáis a·creer que «J.a educación para la ciudad::mía» 14
~ea aún más visible y eficaz si organizamos, desde la escuela
de la que se os habla hasta la saciedad y con tan poco acierto,
infantil hasta el bachillerato, períodos de tiempo estructura-
no forma parte de vuestra misión y de vuestras aspiraciones.
dos según rituales estabilizados, en los cuales cada uno pueda
Tenéis vuestro lugar en este proGeso, .sin renegar de vuestro
expresar su punto de vista sobre una cuestión que tenga que
proyecto de enseii.ar. Evidente-
ver con la organización del trabajo común -desde la manera
mente, los profesores no son Profesores, directores, responsá-
de guardar los pinceles después del taller de·pintura, hasta la
los únicos que tienen que com- bles de centros de énseñanza, per-
manera de repasar un examen de filosofía. Así es con1o un
prometerse con eso: los direc- sonal de administración y' de serví~
alu1nno aprende a se~· ciudadano y, a partir del momento en dos, todos son «profesores de
tores de escuelas y los respon-
que el Estado lo reconozca corno tal, aprende a ocupar su escuela».
sables de centros de enseñanza
lugar en las diferentes instancias en las cuales se requerirá
también son «profesores de
su participación. El filósofo Hans~Georg Gada1ner dice:
escuela». Garantizan la coherencia educativa de todas las acti-
vidades que tienen lugar en el espacio escolar: de la acogida a
Que podamos dar la razón al otro, que tengamos que acep-
la enseñanza, de las relaciones con las familias a la gestión
tar nuestro error, en contra de nosotros mismos )1 en contra
ad1uinistrativa y financiera, del mantenimiento de las instala-
de nuestros intereses, no es cosa fácil de entenderY
ciones a la vinculación con el medio ambiente ... Hay muchos
más <<profesores de escuela» con los que os cruzáis todos los

12. Y lógicamente es un trabaJo que perdura a lo Iarg~ de toda nue~tJ:a vida ..


13. Hans-Georg Gadamer: L'Hérita.ge de l'Ettrope. Pans. Payot et RlVages, 1996,
14. Que se presentó oficialmente como <<discipli : ·.,nsversal» ·en los programas
p. 23. ('frad. cast.: La herencia de EurojJa: ensa)10S. Barcelona. Península, 2000:) :
de la escuela primaria del 2002, del mismo modú y_ue el dominio de la lengna.
' ..,_;_~\=:·~~:. ··",¡~ :.. ~"' 'r-4 -·~~·t .. ~- ~'·7 ~· .. ,_~·lf ••.. ·~ • ·: •• . . • . , . ·.
r
110 111
CARTA A UN JOVEN PROFESOR · ... TODOS SOMOS «PROFESORES DE ESCUELA>>

1
días y con los que podéis trabajar: los ayudantes de educación verdadera1nente insólita: el · La esc'uela debe enseñar Derecho
infantil y los principales asesore's educativos, así como el per- Derecho es, en efecto, en una como disciplina de pleno derecho y
sonal de administración y de servicios. democracia, lo que «mantiene poner en marcha, dura~te el perío-
do de escolaridad, una verdadera
En efecto, estoy convencido de que el atnbiente en el a los hombres juntos» 1rige sus
formación para la democracia.
comedor escolar es absolutamente determinante para el éxito relaciones. Es una . construc-
del proyecto de-la escuela, al igual que lo que ocurre en el ción de los hombres que susti-
patio o en los pasillos cada vez que un alumno se cruza con tuye el dogma intemporal que, en otro án1bito, cae del cielo.
una seíi.ora de la limpieza. En ningún caso dejéis de lado y, El hecho de que una democracia no dedique al Derecho, a su
sobre todo, no despreciéis este tipo de realidades en nombre historia y a sus aplicaciones, al menos tantas horas semanales
de vuestro estatus intelectual: nuestros alumnos no son men- como las que la sociedad religiosa del siglo XIX dedicaba al
tes puras y necesitan, para alcanzar la ciudadanía, que les catecismo, es aberrante. Es fácil luego quejarse de nuestra
mostremos la coherencia de todo lo que sucede en la escue- debilidad y echar de 'menos la solidez de las s.ociedades teocrá-
la y que tiene que ver con sus principios. ¿Qué hubiera sido ticas que nos mnenazan. ·
de la ·religión cristiana sin las iglesias y sus rituales, sin su Pero por muy indispensable que sea, la enseñanza del
capacidad de despertar el sentimiento de que cualquier tarea Derecho no puede, por sí sola, resolver los problemas de for-
cumplida, por muy insignificante que fuera era una forma de rnación para la democracia. La institución escolar en su totali-
elevación?, ¿qué sería !ajusticia sin el ceremonial que la dad debe hacerse cargo de este probk .. : ... en. cada curso, en
rodea, y que nos predispone, cuando entramos en un tribu- cada clase y en cada centro de priinaria o de secundaria.
nal, a escuchar y respetar?, ¿qué esperamos de un verdadero Primero en cada curso: ofreciendo sistemáticamente a los alum-
servicio público si no es que se manifieste como tal desde el nos los medios de recurrir a experiencias o a docuínen.tos para
primer contact? y en el menor gesto, por el respeto hacia las que se acostumbren a no creer a cualquiera de buenas a prime.,.
personas? No existe una verdadera institución sin una admi- ras. L'uego en cada clase. brindando, sistemáticamente, te1nas
nistración a la.altura de las circunstancias. Es imposible tener de observación, de ·estudio y de debate, abriendo -regular Y
·éxito en la dimensión propiamente política de nuestro pro- tranquilamente un debate con los alu1nnos sobre los métodos
yecto sin reconocer la ilnportancia de todos aquellos que de trabajo y su eficacia15 • Y, finalmente, en las escuelas y en los
contribuyen a la tarea común; sin el saludo que intercambia-
H10S todas las mañanas con la conse1je o con el encargado del
15. Eo las clases de primaria, os recomiendo encared_damente la. prác~c.a ~el
mantenüniento, sin la solidaridad activa con los guardias de «consejo» tal como la formulaba Célestin Freinet: un momento prec1so, tnvmhz~­
seguridad y el personal de ad1ninistración. do durante la semana («Ahora trabajas ... y si denes una cdtica o una sugerenCia
Pero para poder asumir plenan1ente su fünción de fonna- que .hacer, la harás el martes en el consejo.»); una preparación minuciosa (un
orden del día elaborado por turnos de alumnos a partir de un cuadern.o en el que
dón democráticc1. 1:1 escuela tendría que dar un ··lugar cada uno puede apuntar sus sugerencias); un ritual exig~nte. ~un presHlen~e. Yun
esencial, en el seno de los aprendizajes fundamentales de secretario de sesión, la revisión, en 1=ada sesión, de la aphcac10n de las deCl:lm:eys
tomadas, etcétera.). En la enseñanza secundaria, las clases, sin d~da, son mas dlfl-
la escolaridad obligatoria, al Derecho. La ausencia de esta dis- cíles. Pero, por una parte, nada impide a un profesor dedicar, regularmente, .~n
ciplina de enseñanza en la enseñanza prünaria y secundaria es tiempo a la organización de un debate sobre los deberes en casa, a la preparacwn
112 113
(ARTA A IJN JOVEI'I PROFESOR ... TODOS SOMOS «PROFESORES DE ESCUELA»

instüu.tos: promoviendo instancias de represen tacwn de los duos a un credo cmnún. Ésta es la tesis que defiende de mane-
alumnos sobre mandato y acompañándolas con una fonna- ra brillante Régis Debray en sus últimas obras 17 : toda horizon-
.ción para la t01na de palabra, el debate argun1entado, la direc- talidad se sostiene únicamente
ción de una reunión ... con objeto de experirnentar de este por· una verticalidad,. que la La democracia sigue siendo, para
el profesor, la única utopía de
1nodo, en lá vida diaria, el precepto de Rousseau: «La obedien- trasciende; toda sociedad
referencia posible
cia a la regla que uno mismo se ha impuesto, es libertad» 16 • requiere, para existir, una fuer-
Me gustaría convenceros de que la dem.ocracia no es una za centrípeta que no puede
ilusión del siglo pasado, un arcaísmo obsoleto en un mundo hallar en la simple asociación voluntaria de sus miembros:
·en el cual las comunidades humanas se irían aglutinando, incluso cuando ya no tienen iglesias, los hombres siguen jun-
cada vez más, alrededor de unas creencias regresivas. Quisiera tos solarnente porque creen en un «elemento trascendente».:
convenceros de que la libertad de pensamiento, el acto de
deliberar y de participar en la decisión colectiva, en un espa- La vertical escapa al control de la inteligencia y, sin embargo,
cio político definido, no están condenados por la llegada en ella es la que aglutina los diferentes elemeritos humanos. [. .. ]
masa, a· trav:és de los n1edios, de gurús de toda índole ... Lo unidimensional está fuera del r.dcance. Siempre dosdimen-.
Sé, sin embargo, que muchos de vosotros, hoy en día, veis siones. Cuando encontréis una muralla, deduc·id sin temÓ'r
el ideal democrático con1o una quimera: anteponéis como que detrás hay una torre -un alminar;- ún campanario o una
necesidad de toda democracia, una adhesión de los indivi- cúpula-. Aúie un relativo, buscad un absoluto. Ante un -re-
cinto, lYuscad u.n alta·r. Ante un altar, buscad u.n recinto. 18

de un examen de control o a la parte respectiva, durante .el curso, del trabajo El antropólogo -observador experto de todas· las formas
individual, del trabajo en pequeños grupos y de las presentaciones magistrales.
Y, por otra parte, exi~te un tiempo, por desgracia a menudo mal empleado o humanas de reagruparniento- sin duda, está en lo cierto. Pero
destinado exclusivamente a propCJrcionar informaciones administrativas, que es el educador desconfía de ello: no hay mucha distancia entre
un espado de una hora dedicado al diálogo sobre la vida escolar (hev.re de vie de
la verticalidad y el donünio, entre la adhesión requerida y la
classe). Asimismo, os recomiendo encarecidamente invertir este tiempo como
t.in auténtico momento de trab<0o, con auténticos contenidos (el debate es adhesión obligada, entre la cohesión que brinda la tras-
siempre más interesante si se hace a partir del estudio de documentos), con cendencia y el sometimiento a todas las forn1as de clericatura.
auténticos proyectos (se puede organizar algo diferente a una salida de fin de
curso, y no porque la idea venga del profesor los alumnos dejaran de llevar18. a De detrás del altar, temed siempre ver salir al inquisidor. En
cabo), con auténticos envites (a pa<tir del momento en que se distingue clara- el interior del recinto, encontraréis el icono. Y, alrededor del
mente Jo que es negociable de lo que no lo es, se pueden tomar decisiones y
icono, a los guardianes que persiguen a los infieles, a los que
garantizar su aplicación).
J6. A menudo olvidamos que Rousseau, antes de escribir Le contmt social, su prin- no hablan «como es debido», a los que no piensan «como es
cipal obra polític<l, elaboró sus tesis sobre <<el pacto social» en el libro \l de Émilcy debido», a los que no visten «como es debido». Malditos sean
de este modo articuló con firmeza su proyecto ed~cativo y suproyecto político.
Claro que Émile es una ficción -la educación solitaria de un nüio huérfano y rico
por parte de un preceptor particularmente culto-; sin embargo, en lo que a mí
respecta, encuentro en la obra unos principios capaces de dar; hoy, Ult horizonte 17. En particular Dieu, un itinérain. París. Odilejacob- Poches, ~003, y Les cornmtt-
político a nuestra profesión: si ensenamos a los niños a liberarse progresiY;a- nions hurnaines. París. Fayard, 2005. .
mentc ele nuestra tutela, pueden luego elegir libremente con quién se asocian.' 18. Régis Debray: Dieu, un itinéraire. Paris. OdileJacob- Poches, 2003, p. 385.
~r
:r
H4 11 ,,
(ARTA A UN JOVEN PROFESOR. ,.,TODOS SOMOS «PROFESORES DE ESCUEL,
. ~.~

t
smuO'fk€~1
los que ya no ·asisten a misa o apagan con demasiada frecuen- el mundo ofrece, todos los días, Resistir al placer narcisista del \ -
cia sus teléfonos móviles. Los gurús de la conform.idad hacen, un espectáculo lamentable de pesimismo y seguir trabajando f.
guardia y, con la autoridad que les confiere la verticalidad que para que se contagie del «acto :
multitudes que se postran a los
reClaman para sí, no dejan de acosarnos: «¿dónde estabas?, pedagógico».
pies de los tiranos o qu~ ceden
¿qué hacías?, ¿por qué no eres igual que los demás?» ... ante el cretinisrno. de los
Dejemos que se formen «congregaciones hun1anas» alrede- rnedios de cmnunicación, demasiados intelectuales abqican: no
dor del altar. Pero la escuela para la que trabajamos no tiene paran de excomulgar al mundo ... pero sin proponer nunca
por qué echar más leña al fuego, al contrario. Debe ayudar a nada que permita transformarlo. Así, podemo_s .ser a la ~e~
·cada niño a resistir a la presión de la norma que la congrega- rebeldes y resignados, y beneficiarnos del prestigiO de la diSI-
ción impone a los que forn1an parte de ella. Está, por natura- dencia y de la tranquilidad que confier~ la renuncia; y ganar en
leza, de parte del cogito antes que del ,credo. Es principal y todos los terrenos. Rechazmnos entonces, con desprecio, «las
metodológica1nente democrática. ilusiones pedagogistas» de los que c-rrgaft como pueden con la
Para ser sincero, tengo que confesar que no sé si es posible educación de los bárbaros. Nos conformamos de buen g~ado
que exista una auténtica democracia ... Llevo mucho tiempo -aunque 110 lo reconozcarnos- con un rnundo donde conVl~en
desencantado respecto a este tema y observo, con1.o vosotros, la demagogia y el elitisrno, el desprecio por unos Yla s~fiCien­
que los regímenes den1ocráticos que conocemos actualmente cia de otros, la segregación entre los excluidos y los e:eg1do~ .. :
vacilan entre la tiranía de las élites y el populismo demagógico. y en materia escolar, este comportamiento t1ene fae1l
-Y, con frecuencia, asocian a ambos ... Sé que la violencia de aplic~ción: nos conformamos con enseñar a la minoría d.e
Estado no siernpre es legítima y que los gobernantes piden que alumnos que ya ha experimentado el gusto por_ ·el saber,. Y
·la escuela respete y enseñe las virtudes que ellos mismos están recluimos a los demás en centros de actividades extrae~colares
rnuy lt::;jos de practicar... Pero no veo otro horizonte capaz de rnás o rnenos camuflados. Sin pensar ni por un momento que
llevar adelante, c'onjuntamente, mi proyecto educativo y polí- disponemos de una arma fonnidable contra todas las formas
tko. No estoy s~guro de que la democracia, algún día, pueda de fatalidad, de un medio para sacar a unos y ot:~os de sus gue-
materializarse plenamente, pero necesito creer que sí. De no tos: la educación democrática para la democracza. .
ser así, no hubiera elegido enseñar... Hubiera elegido ser cléri- Una vez tnás, no os pido que abandonéis vuestro proyecto
go en cualquier iglesia, gurú de una secta, presentador de tele- inicial; ni que renunciéis a enseñar las disciplin~s para la: n~~­
visión ... en fin, me hubiera hecho «profesional del donünio» y les habéis elegido esta profesión. Muy al contrano. «Ense~arets
n.o «acompañante de ·libertades». Entonces me pregunto si es escuela» en el propio núcleo de esta enseñanza y .as~Iniendo
porque eso justifica todos mis cmnproinisos pasados y presen.,. ple~amente vuestra misión de transn:itir lo~ conoCimtentos ..
tes, que la den1ocracia sigue siendo para mí una utopía de. Así es como os convertiréis altnlsmo tiempo en profe~w-
referencia. Puede ser... Pero también es porque la dictadura, . . y en m1'l'tantes
nales del apren d IZaJe I poli;ti'cos --en el sentido
;
¡ya la hemos probado! más noble de la palabra- comprometidos, en el día a dia, con
Por eso os pido que no os fi~is de esa estética ele la deses- la creación de un mundo a la altura del hombre. Profesores
peranza, tan generalizada e11la actualidad. So pretexto de que de escuela, seréis creadores de hu1nanidad.
Conclusión
Utópicos por vocación
Mucho me temo que, al llegar al final del camino, me toma-
réis por un viejo imbécil. Y es que soy consciente de todo lo
que nos separa. Pronto estaré fuera de la venerable casa en
la que vosotros acabáis de entrar. lVlás de treinta y cinco años
de diferencia. Un abismo.

Comencé 1ni carrera en una Los grandes relatos ya no funcio-


época en la cual los grandes nan y nadie, actualmente, cree en la
relatos aún estaban de moda. gran noche 1•
Los marxistas, los maoístas y los
trotskistas eran los amos de la intelligentsia; y cualquier miem-
bro del gre1nio de la enseñanza que no se sometiera a unos o
a otros, pasaba por ser un reaccionario sin reinedio. Sin
embargo, sólo fui un desconfiado compai1ero de viaj~ de mis
camaradas revolucionarios: admiraba su incansable activismo
y su retórica a toda prueba. Pero 1ne daban miedo: eran
auténticas máquinas ideológicas que te dejaban fuera de com-
bate en unos n1inutos de discusión sin que pudieras nunca
comprender por qué habías perdido la partida. Como casi
todo el mundo, ignoraba la realidad del gulag, los entresijos
de la «gran revolución cultural proletaria» china y quiénes
eran los jemeres rojos. Todo esto, sin embargo, me preocupaba
y, sí bien me manifestaba sin problernas contra el .imperialis-
mo americano y a favor de la paz en Vietnam, seguía aferrado
a ese viejo humanistno de la tradición francesa que muchos

l. N. de la T.: Se refiere a la película suiza Le grand soir (La gran noche).

1
118 119
CARTA A UN JOVEI\1 PROFESOP, CONCLUSIÓN: UTÓPICOS POR VOCACIÓN

de mis compaJi.eros consideraban «Un aliado objetivo del Esperábamos el reparto del trabajo y de la riqueza:
capital». vimos que el mundo entero se convertía al mercado,
En realidad, alünentado por la lectura de Rousseau, pero Bernard Tapie llegaba a ministro y las desigualdade~ crecían.
también por la de Fourier2 y de Mounier\ creía que la salva- Creíamos que la libertad de expresión permitiría el fomen-
ción vendría tnás bien de «la autogestión» que de «la dictadu- to de proyectos culturales ambiciosos en todo el país: vimos
ra del proletariado». E1npapado, desde la infancia, de los que las «radios libres» y las cadenas de televisió.il privadas
ideales de la educación popular, in1aginaba que íbamos a petrificaban ante sus televisores a nuestros conci~dadanos,
transformar el mw' ,, ·-~ en un inmenso campamento scout con atónitOS ante la vulgaridad galopante que Imperaba.
·un reparto igualitario de las tareas y de las veladas, cada noche Pedíamos que no se conforrnaran con «dar más a los que
alrededor de las grandes obras de nuestra cultura... Veía ele tenían menos», sino que se les propusiera, sistemáticamente,
este modo, en lo que se llegó a llamar «la segunda izquierda>>, «lo mejor», lo rnás exigente, lo más ambicioso: vimos que se
un posible horizonte: una manera de reconciliar la en1ancipa- desarrollaba una cultura de masas con objetivos puramente
ción ele la persona con la justicia social -la libertad y la igual- comerciales, mientras que las camarillas parisinas se escuda-
dad- graci~s a la educación. Cmno muchos, aún creía en el ban en el desprecio del populacho. Queríamos centros
advenimiento posible de «la idea» en la historia. sociales, teatros, bibliotecas, espacios de encuentro entre
Luego llegó la victoria de la izq·nierda y, después ele los generaciones y culturas: vimos que llegaban supermercados,
primeros gestos simbólicos, recibidos en medio del entusias- cajeros automáticos, mundos compartim.e~tado~ en los. cua-
mo+, el descubrimiento de que la historia, lejos de arrastrar- les la gente se encuentra «como en fan11ha» baJO la mirada
nos hacia los mundos perfectos que imaginábamos, vacilaba de las cámaras de vigilancia. Soüábamos con ~na escuela
abierta a todos, verdadero crisol republicano que hi~iera de
' '

lan1entablemente.
la diversidad social un valor, y de la heterogeneidad un
método pedagógico: vimos que crecía el confinamiento
"2. Charles Fourier (1772-1837) es autor de una obra extraiia e imposible de cata-
social de los niños, la segregación sisteinática entre los cen-
logar, delirante en muchos aspectos, que sugiere organizar a la sociedad en
falansterios: comunidades armoniosas basadas en la cornplemcntariedad de las tros de enseJi.anza, la organización de escalafones estancos Y
pasiones, la mezcla social y el reparto equitativo de los trabajos y los bienes. estrictamente jerarquizados, la viva irnagen de:
Utópico por excelencia, Fourier expresa una <<alternativa poética>> -como dirá
André Breton- al racionalismo marxista. Visionario, sienta las bases del movi-
miento cooperativo del cual es posible que todavía no hayan acabado de explo- Una sociedad extraordinariamente compartimentada,
rarse todas las riquezas y las perspectivas. donde las fronteras vecinales se endurecieron y donde la
3. Emmanuel Mounier (1905-1950) fundó el movimiento de pensamiento que
lh:.mó <<el personalismo comunitario». Cristiano y reYolucionario, laico convencido desconfianza y la tentación separatista se impusieron corno
y militante contra todas las forma<; de dictadura, c~,nsidera que los aparatos políti- los principios estTucturado-res de la coexistencia sociaU
cos de la izquierda son incapaces, por sí solos, de devolver al hombre la esperanza
de un mundo mejor; cree, sin embargo, que el movimiento de :<personalización»
(contra todas las formas de lo «impersonal») reforzado luego por la educación, la
cultura y una nueva organización social, puede subvertir el «desorden establecido».
4. Uno no imagina hoy, por ejemplo, la cx1raordinaria importancia que tuvo 5. Este es, en efecto, el terrible diagnóstico de Éric Mourin en. su obra Le ghetto
entonces la abolición .de la pena de muerte ... }'i'an¡:ais. Enquete suor le sepamtisme social. Paris. Le Seuil, 2005, p. 6.
120 121
CARTA A UN JOVEN PROFESOR
CONCLUSIÓN: UTÓPICOS POR VOCACIÓN

Sin duda habría que matizar un poco esta imagen que, acaso, able, la satish1cción inrnediata se convierte en el único hori-
oscurecemos co·n exageración y p'or coquetería. Hay que decir zonte posible, el cinismo o la desesperación son las únicas sali-
que aprendimos, según las alternancias políticas, que no todo das. Y, en último lugar, desde la perspectiva profesional, pues
valía y que un gobierno podía, a veces, resistir rn~jor que al elegir la profesión 'de maestro, habéis hecho del futuro
otro la avalancha del mercado y del individualismo. No es vuestra profesión.
poco. Al contrario. Y al menos hen1os ganado alguna cosa Efectivamente, hacerse profesor es invertir en el futuro,
aquí y allá: cada ve7 .-1(~ algunos han conseguido, aunque sea ya que significa trabajar todos los días en los aprendizajes.
con rnodestia, poner en rnarcha un proyecto para escapar jun- Habría que tener muy rnala
. tos de la fascinación consumista y hacer una obra de creación predisposición para no esperar No podéis abandonar el combate,
colectiva. De vez en cuando hen1os visto surgir iniciativas ori- nada del futuro cuando, preci- pues habéis hecho del futuro pro~
ginales, con verdadera ambición cultural y un esfuerzo de fesión.
sarnente, nuestro trabajo con-
diversidad social y generacional que dejan entrever que siste en convencer a nuestros .
«algo», a pesar de todo, sigue siendo posible ... Pero global- alumnos, contra toda fatalidad, de que un futuro diferente es
nlente ~pm~a qué ocultarlo- hen1os perdido. La sociedad que posible. Un futuro en el cual, gracias a que habrá conseguido
os dejamos no es ni rnás justa ni más culta, ni más capaz de ·aprender, podrá comprenderse mejor y comprender el
tomar las riendas de su porvenir que aquella en la que entra- mundo, y así asumir, prolongar y subvertir su propia historia.
rnos antaño. No tene1nos por qué buscar-en otro lugar razones para
Podríais sacar de todo esto una conclusión radical: «Las tener esperanza y para luchar. Ahí están, a nuestro alcance,· en
ilusiones ele nuestros mayores no han hecho progresar el la lección más trivial, en el ejercicio más fácil, en la clase que
· mundo: es mejor que· nos conformemos· con salir cada uno tenemos que dar hoy, ahora mismo. Son a la ve~ evi~entes e
adelante, sin cargarnos de velejdades reformadoras y, menos invisibles, están presentes en el acto mismo a través del cual
aún, de quin;:teras ideológicas inútiles)), Creo que os equivoca- transmitimos a nuestros alumnos los conocimientos hereda-
_dais. En prim~r.lugar, desde la perspectiva lógica, pues.el fin dos que ellos van a interiorizar. En este extraño metabolismo
de los grandes relatos tarnbién supone la apertura de nuevos rnediante el cual ellos toman lo que les proponemos, lo trans-
espacios de inventiva y esperanza. El hecho de que no exista forman y se transforman. En este insólito descubrimiento de
un único «sentido. de la historia», en el cual sólo tendríamos que pueden leer, escribir, comunicarse en una lengua extran-
que desempeñar el papel de instrumentos más o menos con- jera, utilizar modelos científicos, realizar hazañas deportivas o
sentidores, es una buena noticia. Por supuesto, es un poco vivir en sus propias carnes la emoción artística. En esta súbita
inquietante, pero también es un bonito· desafio para nuestra exaltación, cuando por fin comprenden que pueden com-
libertad y) nuestra imaginación. En s<:¡gundo lugar, desde la prender. En ese extraño sentimiento de que la comprensión
perspectiva psicológica, pues apenas se vive sin una utop1a de es, a la vez, la cosa más solitaria del rnundo y la que nos une
referencia. A duras penas se sobrevive, embrollándose en un de manera rnás profunda·a los demás. En este crecimiento
día a día que, nruy pronto, no se logra descifrar porque y~ irnprevisible de los pequeños que acompañamos sin llegar a
nada en él nos permite diferenciar entre lo posible y lo desé, dominarlo nunca.
122
(ARTA A UN JOVEN PROFESOR.

Aquí está, en CÍ 1nodo resumida, toda la esperanza del


1· )

1nundo: todo aquello por lo que los pedagogos luchan desde


Conversacion·es
hace lustros. Todo aquello por lo que os pido que no os rin- con jó~enes profesores (
dáis: un horizonte en el que estarían en acuerdo la inteligen-
cia y la libertad, la cultura asimilada y la invención de lo posi-
ble, la realización- de sí mismo y la solidaridad del colectivo. Mari.e-Christin.e Le Du*
Un horizonte que desconozco si algún día podremos materia-
lizar en la esfera de lo político, pero del que estoy convencido Dentro de siete años, el· Ministerio de Educación tendrá que seleccionar. y
·que la política no puede desentenderse sin perder, ante los formar a trescientos mil docentes para sustituir a los que se van a jubilar: Si
hon1bres, toda su credibilidad. bien el número de candidatos para trabajar en educación primaria sigue
Así es como, en la dinámi- «Adéntr~ese en sí mismo», como siendo considerable, en cambio, los estudiantes tienen cada vez menos ganas
ca misma del acto de enseñar, decía Rilke al joven poeta. Encon· de enseñar en los institutos.
en el propio acto de aprender, traréis en el corazón de vuestro En efecto, se sienten preocupados, ante todo, por su futúro ingreso en la pro-
podremos ~ncontrar con qué proyecto de enseñar las razones fesión: recién formados,. el· 70% de los que salen de los IUFM -lnstituts
para no perder la esperanza ni en
instituir la. escuela y construir Universitaires de Formation des Maí'tres (Institutos de Formación de los
vuestro oficio ni en el mundo.
un futuro posible para los Maestros)- son enviados a una zona que no han pedido, lejos de casa y casi
ho1nbres. Gaston Bachcla1·d siempre en un centro del extrarradio de París, conocido por ser confiictivo.
anhelaba un rnundo· en el cual «la sociedad estuviera hecha Así. en Lion, seiscientos veinte de los ochocientos profesores en prácticas
para la escuela y no la escuela para la sociedad» 6 • Tenía razón. -los que van a enseñar en secundaria- son destinados a cen~ros de Créteil
Los profesores no tienen porvenir, son el porvenir. y de Versal les. .
Bueno, sobre todo vosotros ... Ahí es donde coincidí con siete de estos nuevos docentes, entusiastas Y
apasionados, para que me hablaran de esta profesión que han elegido
Capaces de todo. ejercer.
Ahora te toca a ti hacerlo todo 7 •
(Fernand Deligny) Julien tiene 27 años, es profesar de ciencias económicas y socia~
les después de haber estudiado Sociología.
:1
'1
¡
<,Durante el año de prácticas, explica Julien, hice descubri-
nüentos fantásticos: tuve magníficos encuentros con colegas
que trabajan n1uchísiino, que se iinplican, que creen en lo que
hacen, y que me aportaron mucho durante este único año de
G. Gaston Bachelard: Lajormat.ion de l'esprit scientiJiJuc. París. Vrin, 1972, p. 252.
·7. Fernand Deligny: Gra.ine de crapule. París. Éditions du Scarabée, HJGO. aprendizaje.
N. de la T.: Delign)' juega con la expresión «Á toi "le tout"», que significa 'te toca
a ti hacerlo todo', pero al mismo üempo pone entre comillas «le tout» para remi-
tirnos a la expresión «A toi le. tour», en la que sólo cambia una letra (tout-tour), * Marie-Christine Le Dú es periodist.1.. Está especializada en cuestiones educativas
que significa 'te toca a ti' o 'es tu turno'. en la redacción de France-Inter, <http:/ /www.franceinter.com>.
fts'!Z(ri¡.::~;J,
124
. CARTA A UN JOVEN PROFFSOR ~~~?
(ON~ERSAC\ONES CON JÓVENES PROfESO f1
\{..:>);. '•

Cosas buenas pero ta1nbién pequeúas decepciones: cuan- ~,/


jóvenes, explica la profesora, valores tales como el esfuerzo~Ul!.JOTECA
do tienes treinta y cinco alumnos en un aula, sabes que no
intentar buscar los propios límites fisicos, superarse ... no es
todos saldrán adelante, pues la institución no nos proporcio-
algo p.atural».
na los medios para acompaii.arlos, para ayudarlos ele verdad.
Lo que también le ·gusta de esta disciplina t;s que se llega
Porqué nos falta tiempo para sentarnos a su l2.do, para
a conocer a los alumnos bastante rápido y desde otro prisma;
volver a explicar las consignas que no en tendieron, y eso es
los compaúeros no se. engañan y, a menudo, piden al profesor
bastante doloroso.
de deportes una opinión sobre tal alumno o tal otro ... nlientras
Reconozco que uno vive auténticos 1nomentos de tristeza
que en los cons~jos de evaluación o para decidir si un alumn.o
·porque piensas que estás tomando parte en una selección
pasa a la clase superior, se los tiene muy poco en cuenta.
social y que hay un gran vacío en torno a la naturaleza y los
En septiernbre Maud será enviada a su primer destino en
objet~vos. que se nos asign2.n, y esto provoca cierto malestar...
un .centro docente de Créteil. Dice que cuando se enteró,
Si de verdad quieres que todos aprueben, quizás haya que
se sintió desanimada, luego se conformó, pues sabe que
aceptar pagar más ilnpuestos para invertir 1nás dinero en la
no será la única que se encontrará en esta sitÚación y que esto
educación nacional, pues creo que se puede educar a todos
redundará en el trabajo en equipo ...
los jóvenes.
Si no paras de decirle. a un alun1no que es In al o y que no
H;cerse profesor con cuarenta años o más ... ¿por. qué no? En el año 2005,
vale para nada, no saldráadelante. Lo mismo le sucede a un
más de tres mil candidatos a las oposiciones eran mayores de cincuenta
profesor: si, constante1neilte se le dice que es un vago, que no
1
años. Ésta es la elección de Fran~ois y de Marc.
hace nada, que le pagan por no hacer nada, que tiene dema-
siadas vacaciones y que no le gusta su profesión, en algún
.Fue al trabajar con alumnos y con sus maestros, en' su ~tapa de
rnomento, todo F:sto se percibe ...
educador y luego de decorador de teatro, cuando ·Fran {:OÜ
Y, a pesar de todo, 1ne gusta este, profesión y tengo
descubrió que le gustaba enseñar, aunque esto no basta para deci-
1nuchas ganas de seguir.>>
dir cambiar de vida. , .
Padre ele fanülia, que se ocupa ele sus tres hijos pequeños,
iVlaud tiene. 23 ·años y no da clases en un aula sino en un
Franc;ois decide retomar los estudios y, de manera casi natural,.
camjw de deportes o én un gimnasio.
presentarse a las oposiciones de profesor de. escuela. Un
Al elegir este oficio de profesora de educación fisica y clepor-
auténtico descubrimiento ...
Ú~s, la joven, de alguna manera, hace realidad el sueúo de sus
«Esta profesión me aporta 1nomentos mágicos con alumnos
padres y no ha olvidado a ese profe de gimnasia «fantástico,
que. demuestran su felicidad por el descubrimiento de algo
que conoció cuando estaba en sexto d,e educación primaria.
nuevo. Creo que nosotros, los docentes, no estamos aquí exclu-
Un profesor entusiasta al que los alu1nnos adoraban».
sivamente para transtnitir unos conocimientos sino, n1ás bien,
Maud hizo las prácticas en lo que se suele llainar «un
para enseñar a los niños un, n1odo de razonar, de hacerse pre-
buen centro», y se sintió un poco decepcionada por la actitud
guntas ya desde la educación infantil. 1:' es fantástico, a pesar
de los alumnos, poco m.otivados para el deporte. «Para esos
de los colegas que se sienten desengañauos.
126 127
CARTA A Ut\J JOVEf\! PROFESO~ CONVERSACIONES CON jÓVENES PROFESORES

Me he .cruzado con algunos, muy jóvenes en el oficio y carnina, sino que sirnplernente se les ha: «orientado hacia esa
tnuy derrotistas, que se habían· dado por vencidos y que culpa- opción» porque no obtuvieron buenos resultados en educación
ban al sistema de todo porque ya habían perdido la perspecti- primaria o porque no aprobamn cuarto de ed'ucación s~cundaria.
va, y no eran capaces de analizar sus actuadones. «Así que, insiste Magali; les toca a los profesores de1nostrarles
Creo que el profesor de be abrir :su clase, dé;jarse ver, cosa que creen en ellos,: que les van a devolver la confianza, que
que no sien1pre es fácil. 1-Iay que aceptar las opiniones de Jos les abrirán las puertas a un oficio, que les permitirán· construir
den1ás.>> su vida corno todos los demás jóvenes de su edad».
Aunque muy motivada, como la mayoría de sus colegas,
· .Nlarc ha. eleg;ido ensáiar a los ·mayores de los institutos. Él tam- tarnbién se siente un poco perdida durante los primeros días
bién. descubrió su pasión por la enseiianza de5fJ·ués de habe1·se de prácticas, sola en clase.
pasado quince a1'ios trabajando en solitario como investigador. . «Esperaba que me dieran claves, recetas, pero es un error.
<(Ernpezar a enseñar a los cuarenta años no resulta más sencillo Somos nosotros, los jóvenes docentes, quie~es tenemos que
que hacerlo a los veinticuatro o a los veintisiete ... Hace 1nás de hallar las claves, solos.
veinte años que pasé la selectividad, se lne había olvidado un Además, a medida que van pasando las sernanas, empie-
poco lo que era un profesor y, sobre todo, ignoraba lo que los zas a encontrarle el gusto y ahora es un verdadero placer vol-
alurrm.os esperarían de m.í. Pero cuando me encontré solo en la ver a reunirme con los alumnos y darles· clase.»
clase, me sentí 1nuv cótnodo, ·con1o cautivad.o ... ¡Los alumnos
habían n1ordido el anzuelo! De pequeña, Nathalie nunca se había imaginado «haciendo
Eso fue lo que descubrí: que había niños sobre los que de profesora». Fue trabajando de volunta·ria. en ~na esc?-tela
n1e habían .dicho que nada les interesaba,· que no tenían prima·ria durante su estancia en Gran Bretaña cua~ndo la
ganas de aprender, que nada.los enganchaba y, sin embargo, joven descubrió la alegria de enseña·r: · . .
rne seguían ... Vivió el prüner choque verdadero en el patio del parvulano: _
Imagínese rni sorpresa cuando el padre ele un alumno me «Durante el recreo me encontré separando a unos ntnos
pidió asistir a una de mis clases: pensé que habÜl n1etido la pata. pequeí1os de cuatro y cinco aí1os. Había cinco alrededor de
. Sólo quería saber por qué su hijo, que siernpre había rechaza- un niño tirado en el suelo y le daban patadas. Me resultaba .
do la escuela y a quien no le gustaba, de pronto se ponía a imposible creer que un niño pudiera ser tan violento ... »..
hablar de ella ... Eso signifJca que había buena conexión, «En cuanto a las alegrías, son n1uchas: cuando un peque-
que había buena conexión con los alu1nnos.>~ ño consigue, por primera vez, escribir su nombre, 6 cuando
otr~ comprende un ejercicio. Hoy tengo unas enormes ganas
La trayectoria de !Vlagali, qtte tiene ve~ntiséü ar/.os, ha seguido de volver a encontrarme con mi dase para hacer proyectos
·u:n reconido nzuy di<·· 7.te..Al salir de la facultad, con los títu-
1
con los alumnos.»
los en mano, eligió sin pensarlo el instit"uto de formación profe-
sional, porque allí un :mümo docente enseña varias discijJlinas Finalmente, para Simon, de ·veinticuatro años e hijo de profe-
y .trabaja con jóvnuú que) en l5'ran jJaTte, no han elegido ese sores, este oficio le venía de familia ... Si este joven profesor eli-.
128
(ARTA 1\ U~J JOVE~l PROFeSOR

gió el griego)' elln':-,_ es jJor· amor a esta discijJlina ... «jJo-rque


eTL el instituto, y úu:gv en _la unive-rsidad, encontré pmjeso-res
genialeS».
Durante el all.o de práct1cas, Simon se dejó cautivar: innovó
para interesar a los alutnnos, a quienes el griego y el latín no
siernpre entusiasman.
«Ahora, una clase no es un profesor que llega, abre su
cuaderno y empieza a hablar. Los alurnnos no son los mismos;
así que las maneras de ensell.ar son diferentes. I-l3y que imagi-
nar cosas nuevas ... Imaginar, no para divertirlos, sino m.ás bien
para llevarlos a un nivel de exigencia e.levado y, por encima de
todo, no tomarlos por idiotas, que es algo que no soportan ...
Hoy, entrar en un aula para dar clase rne parece muy esti-
mulante. _Y si dentro ele diez, quince o veinte aüos ya no me
divierte, pues me reciclaré.» .

En septiemb¡-e del 2005;-jolien, Í"'laud, Franc;:ois, Marc, ~'1agali, f\lathalie y Simon


vivirán su auténtico primer día de c:ase ... al igual que t1·einta mil nuevos
p!'OfeSO[CS.

También podría gustarte