Inconfundible desde el primer momento en el que hace presencia en algún lugar, así es ella,

deslumbra de tal forma que todos puedan admirar su grandeza. Fracuantoi… ese nombre puede
llegar a ser la definición de muchas cosas, belleza, carisma, armonía, y una capacidad de
transformar corazones de proporciones exuberantes.

Se cuenta que si te la cruzas, y le preguntas que edad tiene, te dirá que tiene tantos años como el
universo mismo, pero resplandece de juventud cada mañana al salir el sol. Si le preguntas de
donde viene, te dirá que nació con las nubes, y viajo con el resoplido del viento. Te dirá que
proviene de cualquier lado donde se asome el alba, que pertenece en cada muestra cálida de
sensibilidad, ella está justo ahí donde una vaga melodía logra curar una mente aturdida, ella está
en cada corazón que decide entregarse en cuerpo y alma a la grandeza de su ser

Ella se ve como una humana, pero su poder es tan grande e intangible, que se convierte casi en un
misterio saber su forma real. Ella, Fracuantoi, es la Diosa de la Música