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La moral cristiana no se define delante de mandamientos, no es delante de “si” o “no” sino que se
define delante de una persona: Cristo. La moral cristiana es seguimiento de Cristo, es la
configuración mía con el Señor.
La moral cristiana se define delante de Dios, no se define delante de una ley, sino delante de ese
Dios cuyo rostro conocemos, que es Jesucristo, el Señor.
La moral no es un conjunto de reglas, o un “yo hago esto o no hago aquello” sino como respuesta
de amor a Jesucristo el Señor, en quien nosotros creemos se haya el amante máximo que yo tengo
en mi vida, el bienhechor máximo que tengo en mi vida.
El hombre cristiano responde al Dios que se revela asumiendo un modo de vida particular, siendo
su modelo Jesús de Nazaret, pues el cristiano vive de la fe, fijando desde la fe, las opciones
fundamentales de su vida. El cristiano se inserta, por tanto, en el discurso moral, acerca de lo
bueno y malo, de lo que conduce a la verdadera libertad y felicidad, no de un modo autónomo,
sino según el discurso de su fe que conlleva un modo de vivir con una visión trascendente que
procede de la revelación en Cristo.
Ahora bien, porque todo hombre debe imponerse la pregunta moral en el aquí y ahora de su vida,
insertado en su propia historia, el curso iniciará con la temática del fin último del hombre y su
deseo natural de felicidad; luego, seguirá la explicitación inicial al Tratado de teología moral; para
introducir al estudiante en lo referente al hombre como sujeto moral, el acto humano y los
distintos elementos que concurren en él; asimismo, el análisis de la ley, para concluir con la
conciencia y la conversión.
Esto es muy importante, porque si digo, ¿por qué después de esta asamblea litúrgica yo voy a
practicar la caridad? Porque soy cristiano. ¿Por qué no salgo a calumniar? Porque soy cristiano.
¿Por qué salgo a hacer el bien? Porque soy cristiano. ¿Por qué no salgo a fornicar, adulterar?
Porque soy cristiano. ¿Por qué voy a hacer el bien al enemigo? Porque soy cristiano. Es mi ser
cristiano lo que va a ser el santo y seña en mi comportamiento. Y lo dijo Jesús. En el ejercicio del
amor, los otros reconocerán que ustedes son discípulos míos, “vean como sea aman”. Esto no es
un romanticismo barato, porque vivir la vida moral es difícil, sino que es ese esfuerzo mío, en
cuanto sujeto intelectual, que busca responder al Dios que se revela en Jesucristo, al Dios que me
ha amado en Jesucristo, busca responderle con el mayor de los modos, mi comportamiento.
Si tengo una persona que está siendo tentada en algún aspecto, ¿qué voy a indicar al inicio?:
piense en su fin último. Usted está creado para la vida. Usted con esto pone en peligro su salvación
eterna. Poniendo en peligro su salvación eterna, pone en peligro su felicidad eterna. Entonces,
cada uno de nosotros vive como respuesta de amor.
El cristiano se inserta no de un modo autónomo sino según el discurso de su fe. “Oiga, pero es que
todos llevan hoy una vida moral desordenada. Yo soy cristiano. Es que todos son corruptos. Yo soy
cristiano. Es que no se ama. Yo soy cristiano”. Es la fe, por eso teología, el discurso de la ciencia de
la fe de la Iglesia. Es la fe la que me permite comportarme de un modo concorde con aquel que
me ha llamado. Nosotros vivimos de la fe.
Concepto de Teología
Podemos conocer a Dios con certeza por la luz natural de la razón humana, partiendo a través de
las cosas creadas, eso es, el conocimiento racional que yo tengo a través de la analogía, sé que
Dios existe, sé que Dios es bueno, sé que es omnipotente, etc. De la misma manera sé que lo que
es el hombre desde un punto de vista natural. Yo puedo conocer a Dios y lo relacionado con Dios
por la luz natural de la razón, como también puedo conocer a Dios por un camino que ya es
sobrenatural, que es el camino de la Revelación.
Podemos conocer a Dios y lo relacionado con Dios desde la luz de la natural de la razón humana,
partiendo de las cosas creadas, y podemos conocer a Dios por medio de la Revelación.
Por tanto, hay un doble orden de conocimiento: hay un conocimiento natural, filosófico; y hay un
conocimiento por fe divina.
La razón natural es toda la parte filosófica del hombre. Por fe divina es donde nos adentramos en
teología.
Cuando nosotros conocemos por fe divina, se nos propone creer misterios escondidos en Dios,
que si no hubiesen sido revelados, no podríamos conocer. La fe, que es la respuesta del hombre al
Dios que se revela, la fe me introduce en un contexto de misterio. Entonces yo sé que no puedo
comprender a Dios, porque comprender es conocer una cosa en cuanto esta cosa puede ser
conocible. Es un acercamiento al misterio, y por eso Dio que se revela.
La Teología es ciencia, que parte de la luz natural de la razón, porque es el único instrumento que
yo tengo para conocer, no tengo otro. No soy un ángel, soy un hombre; por tanto, mi intelecto se
haya a nivel racional. Yo paso de lo conocido a lo desconocido, paso de lo que conozco a conocer
cosas que desconozco. Y ahí voy.
Hay una manera católica de entender lo que es la Teología. ¿Cuál es esta manera católica? Que la
Teología es Ciencia de la fe de la Iglesia.
La Teología no es la que hace la fe de la Iglesia. La Iglesia cree y hace teología. Pero, el sujeto que
tiene la fe es la Iglesia. Es la fe de la Iglesia, no es la fe de un teólogo en particular, de un pensador
en particular. Es lo que la Iglesia cree y que ha recibido por revelación. Porque Dios ha hablado,
Dios se ha quitado el velo de su rostro y se ha mostrado. Entonces la Iglesia cree. ¿Qué es lo que
hemos escuchado nosotros que Cristo mandó a hacer a los apóstoles? A predicar, y a predicar el
Evangelio de la salvación. Ese Evangelio, que es la Palabra de Dios, me ofrece el dogma en general
de lo que la Iglesia cree, el dogma en el sentido amplio, que es toda la fe de la Iglesia, tal cual la
Iglesia lo cree y que el Magisterio lo ha puesto para creer.
La Teología la hace uno que cree. ¿Por qué yo no puedo hacer teología islámica? Porque yo no
tengo fe en lo que brota del Corán. Yo puedo hacer una filosofía religiosa sobre el Corán, o
presentar dentro de la ciencia de la religión, presentar un estudio sobre lo que dice el Corán,
profesora sobre una materia u otra; pero yo no hago teología islámica, porque yo no soy islámico.
La Teología se hace cuando el creyente, el teólogo es un creyente, es uno que tiene fe, se
compromete a presentar el contenido del misterio cristiano de modo racional científico.
Por eso en la teología se argumenta, porque hay una dimensión racional. No es una mera piedad,
es una dimensión racional de la fe de la Iglesia, pero es una fe que busca comprender aquello que
cree.
La Teología es una Ciencia, Ciencia de la fe de la Iglesia, que ayuda a la Iglesia a saber por qué cree
lo que cree, y que aspira a un discurso racional sistemático.
Es importante que tomemos en cuenta la importancia de la filosofía, porque así yo conozco mejor
lo que es el hombre. Entonces, nos preparamos para afrontar los datos que nos da la Revelación,
pero yo me enfrento a la Revelación a partir de lo que yo soy, por eso necesito saber lo que yo soy.
¿Yo puedo o no puedo conocer la verdad? Si puedo conocer la verdad. ¿Yo puedo o no puedo
decir una palabra con respecto a realidades espirituales? Si puedo decir una palabra objetiva,
verídica, de realidades espirituales, porque tengo la posibilidad de conocer intelectualmente.
Yo estudio Teología para salvarme, porque es la fe que busca entender, y entender para salvarme,
porque yo sé que no tengo la vida biológica que comparto con las plantas y los animales, sino que
yo tengo la vida del espíritu, la vida a la que yo puedo acceder gracias al misterio pascual de Cristo.
El teólogo católico y su fe
La Revelación divina invita a nuestra razón a entrar en su luz. Y por eso entra el teólogo a ayudar al
pueblo de Dios a poder comprender aquello que ha aceptado por fe, a dar cuenta de la esperanza
de aquellos que lo piden.
Puede darse el caso que una persona con un prurito de novedad indique que es la teología la que
me enseña a mí como debo yo creer, y no es así, yo creo la fe de la Iglesia, y después busco
entender la fe de la Iglesia. Si la Iglesia me enseña a mí que de acuerdo con la Revelación hay
ciertas cosas que me dañan, que me impiden llegar a la vida eterna, eso es lo que creemos, y el
teólogo va a venir a decir por qué es que impide que alcance la vida eterna. Pero no es el teólogo
el que dice el por qué la Iglesia debe creer esto hace la fe. No es el teólogo el que hace la fe, él la
estudia.
Que el teólogo, estudiando la fe, da razón, que después pueden ser tomadas por el Magisterio de
la Iglesia Católica para que esa fe de la Iglesia quede más explicitada, eso es absolutamente
posible. Ejemplo, la purificación del lenguaje de San Basilio Magno.
La Escritura se lee como un Todo. La lectura de la Escritura en la Iglesia Católica se hace desde la
unidad de su contenido, a la luz de la tradición viva de la Iglesia, porque es la Iglesia el sujeto al
cual le ha sido confiada esta Escritura, y es en la Tradición de la Iglesia que esta Escritura ha
nacido, y luego estar atentos a la analogía de la fe, o sea, la lectura de la Escritura que yo hago no
puede contradecirme lo que ya la Iglesia ha enseñado.
TRANSCRIPCIÓN COMPLETA