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¨Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho

fruto; porque separados de mí nada podéis hacer¨ Juan 15:5

¿Has tenido alguna vez el sentimiento de que no lograrás hacer esto o aquello, te has enfrentado a
una meta que parece algo tan difícil o casi imposible de alcanzar? Este sentimiento en la vida
cristiana y mucho más aun en la misión de Dios es muy recurrente.

El estándar de Jesucristo es muy alto, nos pide que seamos santos como Dios es santo, nos pide
hacer el bien, pero además hacerlo con excelencia, amar con todo y aun amar a nuestros
enemigos, renunciar a nosotros mismos para bendecir a otros. El propósito de Dios parece estar
cada vez más lejos, hacer discípulos en todas las naciones.

El desafío es mucho mayor si pensamos en los tiempos de pandemia en que vivimos, ¿cómo es
posible tener vidas productivas y que agraden a Dios?

En nuestras fuerzas y con nuestras capacidades no sólo es difícil, más bien es imposible.

Así como un pequeño pámpano no puede producir un racimo de uvas en sí mismo, el cristiano
tampoco puede dar el fruto que Jesucristo el Señor ha pedido, ni en su carácter ni en su vida
ministerial, en su misión.

Esto sólo es posible si estamos unidos a la vid, esta vid es el Señor Jesús y la sabia que alimenta al
pámpano y produce el fruto no es otro que su Espíritu Santo. Solamente unidos firmemente a él,
es que podremos dar fruto y mucho fruto que perdure eternamente.

Nuestro primer objetivo, nuestra prioridad debe ser estar íntimamente unidos a Jesucristo y
recreándonos en la comunión con su Espíritu, sin esta unión vital nada es posible.

El pámpano sin la vid no es nada. Primero es la intimidad, luego, y a raíz de esta unión vital, viene
la capacidad para experimentar una verdadera vida cristiana que agrade al Padre y que sea
fructífera en todo sentido.

Sólo entonces otros podrán ser tocados con la vida que fluirá de nosotros, no por nosotros, sino a
causa del que habita en plenitud en nosotros. Sin intimidad con Jesús no hay vida. Al Señor sea la
gloria por siempre amén.

PD. Ya nos queda poquito para terminar el mes de junio. Que el señor les muestre a quien
compartir su evangelio de salvación. Recuerden siempre hay alguien que necesita escuchar su
voz.

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