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Mili la pequeña sirena

por: Alexandra Carrion De La Cadena


Hace muchos años, allá por un pueblo bastante lejano, un pueblo cerca al
mar, nació una pequeña niña llamada Mili. Mili era hija única, solía
quedarse sola en casa ya que sus padres salían a trabajar al muelle, con
tan solo seis años ella era toda una niña independiente, pero extrañaba el
calor del abrazo de sus padres, el tenerlos en casa y tomar una taza de
chocolate caliente con ellos.
Los días que su padres descansaban eran los fines de semana, la pequeña
esperaba con ansías esos días para tener a sus padres. Poder jugar con
papá, comer comida caliente preparada por mamá, o solo verlos.
Llegó el viernes por la noche y Mili esperaba a sus padres con una sonrisa
en de oreja a oreja, ya llegarán pensaba la pequeña pero pasaron las horas
y Mili se durmió, sus padres llegaron muy tarde.
El sábado era para ella, pensó, ahora si mis papás estarán para mí. Pero
un amigo de su padre tocó la puerta muy temprano, había un festival en
el pueblo y los trabajadores en el muelle iban a estar celebrando. El padre
de la pequeña salió más que rápido de la casa y sin darle un beso a su
hija, se fue. La madre de la niña fue detrás del papá, pues decía que no
podía estar solo, tenía que cuidar que el hombre no se emborrache.
Así eran todos los fines de semana. Mili empezó a tenerle un miedo
profundo a los viernes, sábados y domingos. El resto de días tampoco
veía a sus papás para nada. Ella estaba sola.

Volviendo a casa de la escuela, se detuvo en el muelle, a ver el mar. Se


sacó los zapatos y mojó sus pies, se sentó en la orilla y empezó a llorar.
Lágrimas caían de los ojos de la pequeña, hasta que escucho un canto, un
canto envolvente, dulce, un canto de sirena.
Venía detrás de una roca en el mar, Mili extrañada decidió ir hasta allá,
investigar qué era. Sin importar mojarse el resto de su ropa, y
chapoteando como pudiese, llegó.

"¡Una sirena!" dijo la niña maravillada, abriendo los ojos de par en par,
ojitos que brillaban.
"¡Oh! Hola pequeña, y si... soy una sirena. Me llamo Azul. ¿Tú eres?"
"Soy Mili, mucho gusto, señorita sirena."
La sirena sonrió y siguió conversando con Mili, la pequeña le contó cómo
le iba en la escuela, le contó que mañana cumplía siete años, cantaron,
chapotearon y rieron. Así pasaron las horas hasta la puesta del sol.

"Es hora de que vayas a casa Mili, me encantó pasar este bello momento
contigo. Cuando te sientas sola, ven a verme, solo canta y yo escucharé."
Dijo la Sirena dándole un abrazo de despedida a Mili.
"Pero... no quiero irme, quiero quedarme aquí contigo. Siempre estoy sola
en casa, mis padres nunca tienen tiempo para mí" el rostro de Mili ahora
era triste, no quería volver a su realidad.
"Oh, pobre pequeña, sufres mucho para ser tan niña. Pero hay una forma
de que ya no estés sola. Yo puedo convertirte en sirena, y podemos vivir
juntas en el fondo del mar, conocerás a mis demás amigos, nunca más
llorarás.... pero tus padres te extrañarán mucho."
"¡No! Eso es mentira, ellos no me van a extrañar, yo no les importo. Por
favor, quiero ser una sirena como tú"
"Piénsalo pequeña...son tus padres. Ve a casa, yo estaré aquí. Adiós"
La sirena se alejó y la niña salió del mar muy pensativa, así fue todo el
camino a casa, sin saber qué hacer. ¿Ser una sirena y ya no estar sola o
seguir soportando que sus padres la ignoren y llorar siempre? pero ella
también los extrañaría, a pesar de todo....

Al día siguiente Mili despertó ilusionada por su cumpleaños, salio de su


habitación y sus padres no estaban. Era sábado, no había escuela, así que
pasaría todo el día en casa, sola.... el día de su cumpleaños. Medio día, sus
padres no se aparecían, solo había un gran silencio en esa casa. Mili
sentada en el sofá limpiaba sus lágrimas y no perdía la esperanza de que
sus padres entren por esa puerta y corran a abrazarla por su cumpleaños.
Así pasaron las horas, ya era la puesta del sol... los padres de Mili
llegaron, la miraron, le dieron un toquecito en la cabeza y volvieron a
salir.
Mili salió corriendo de su casa, llorando y desesperada llego hasta la
orilla del mar. Respiró y empezó a cantar, una segunda voz empezó a
acompañarla, era la sirena que se estaba acercando.

"¿Qué pasó, pequeña Mili? ¿Por qué estás así el día de tu cumpleaños?"
preguntó la sirena.
"Mis padres no me quieren, se olvidaron de mi cumpleaños, se olvidaron
que tienen una hija" contestó la pequeña llorando.
"No vas a sufrir más, pequeña... tus padres no te merecen, y tú solo debes
ser feliz" La sirena arrulló a Mili entre sus brazos.
"Llévame contigo, quiero ser una sirena como tú, Azul"
"Cierra los ojos, pequeña, cierra los ojos, dame tus manitos y desealo con
todas tus fuerzas. Juntas haremos la magia"
Azul y Mili se tomaron de las manos y cerraron los ojos, destellos
empezaron a aparecer, pequeñas luces, brillos. En un abrir y cerrar de ojos
la niña ya tenía una hermosa cola de sirena.
"¡Soy una sirena!" gritó maravillada Mili.
"Lo eres, y ahora vivirás feliz en el mar. Vamos pequeña"

Mili y Azul se alejaron viajando como sirenas mar adentro. Ahora la


pequeña Mili jamás iba a estar sola, y viviría cantando, riendo, y siendo
escuchada como se merecía una niña de su edad.
Ilustración: Angie Cotrina.
Muchas gracias por apoyarme en este proyecto.

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