La erosión, en principio, es un fenómeno natural que implica el desprendimiento de suelo y/o
fragmentos de roca, y como tal es un fenómeno inevitable (Jorge y Guerra, 2014) que en su tasa de progresión natural es responsable de un proceso constructivo al contribuir con la formación de suelo, pero con una tasa acelerada por acción antropogénica se constituye en un proceso de degradación que resulta destructivo al fomentar su pérdida