Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
En los tiempos anteriores al exilio, durante la monarquía en Israel, el movimiento profético insistía en el
cumplimiento de la Alianza. La injusticia y los abusos del poder cambiarían si el rey, los poderosos y el pueblo
observaban las enseñanzas de la Alianza y se comprometía a vivirlas (conversión).
El profeta era el portavoz de la palabra de Dios. Comunicaba un mensaje que había recibido y lo transmitía con
sus palabras.
El mensaje profético estaba muy centrado en la vida. Cuestionaba la realidad y la situación que se vivía
invitando al cambio. Es un mensaje claramente situado en el acontecer histórico de un momento. Los profetas
son personas que hablan de Dios en las situaciones de su tiempo.
El movimiento apocalíptico expresará el mensaje de Dios de otra manera.
Ante la situación de impotencia del pueblo, dominado por imperios poderosísimos, Dios será proclamado "el
más fuerte". "el poderoso". Su acción cambiará la situación de opresión del pueblo. Será una intervención
gratuita, en la que demostrará su poder.
La apocalíptica utiliza mucho la imagen del "día de Yahvéh". Esta imagen, que tiene sus raíces en textos del
Antiguo Testamento de la época de los profetas (Am. 5, 18-20; Sof. 1, 14) estaba asociada a la liberación que
Dios ofrecería en beneficio de su pueblo. El quitaría el dominio opresor de la tierra de Israel. Esto se expresaba
en acontecimientos históricos concretos que irían mostrando la intervención de Dios. Para los apocalípticos, la
opresión era ahora de carácter universal (los imperios dominantes cubrían extensos territorios y abarcaban
numerosos pueblos), por eso el día de Yavé, su intervención liberadora sería contra el poder opresor universal
(Apoc. 16, 12-20). Será el día de la verdadera justicia de Dios, que se ejercerá no solamente en Israel sino en
todas las naciones.
"El día de Yavé ya no se manifiesta en acontecimientos históricos al correr de los años y los siglos,
sino que es la marca divina que pone fin a la historia de este mundo de acá abajo.
Las señales cósmicas que lo acompañan simbolizan la llegada de este fin.
Prefiguran la desintegración de la antigua creación y el comienzo de la nueva (Apoc. 20, 11 - 21, 5)."
El sueño del pueblo de Dios, Mesters y equipo de la CRB. Pág. 37, Ed. Dabar.
En el mundo real donde se desarrolla la vida de las comunidades el mal es fuerte, se producen persecuciones,
los fuertes triunfan. Pero en el mundo de arriba, el bien triunfa y Dios tiene la última palabra. En el mundo de
arriba se da el juicio de Yavé, en el que ante Dios Todopoderoso, sentado en su trono, tiene lugar el gran juicio
de la vida y el Bien triunfa sobre el mal.
El capítulo 12 del Apocalipsis nos permite ver algunos signos relacionados con la victoria definitiva en el
mundo de arriba:
la mujer, que representa la humanidad.
el monstruo, o demonio o Satanás, que representa el poder del mal.
el Cordero, defensor de la humanidad.
Se produce un combate que finaliza con la expulsión del monstruo del cielo.
El cántico siguiente (Apoc. 12, 10-12) alude al triunfo del Cordero, el Cristo, quien ha vencido para siempre al
mal, al acusador.
Este “día de Yavé” en el cual Dios realizará su juicio definitivo ya aconteció en el mundo de arriba, por eso
puede llenar de esperanza a los que vivimos en el mundo de abajo. La historia, en la mirada de los
apocalípticos, va caminando lentamente hacia esta culminación del proyecto de Dios. A pesar de las
dificultades, persecuciones y conflictos del mundo real, Dios ya ha triunfado y este es el gran motivo de
esperanza. El plan de Dios, que permanece oculto, va siendo revelado a través de signos, señales y visiones,
para animar a las comunidades y mantener firme la fe.
Esta visión del mundo en dos planos se aprecia en varios textos del nuevo Testamento (Lc. 24, 34-35; Mc. 10,
30; Jn. 17, 14-16). Las ideas apocalípticas impregnaban la cultura religiosa de los judíos desde hacía tiempo, y
empapan la experiencia de fe del cristianismo primitivo.
El evangelio de Juan suele expresar su mensaje utilizando ideas que se contraponen: luz-tinieblas, mundo de
arriba-mundo de abajo, y otras. También en los otros evangelios y en las cartas de Pablo reconocemos
elementos de esta visión apocalíptica del mundo.
2/3
El género literario
El género literario apocalíptico nace en continuidad con la profecía, como anuncio de una buena noticia de
parte de Dios, pero presenta características literarias propias y diferentes.
Al originarse en un ambiente de persecución y hostilidad, el mensaje no es tan explícito como la profecía. Se
presenta como revelación que viene a descubrir cosas que estaban ocultas, o que no son de fácil observación.
La palabra apocalipsis significa literalmente “correr el velo”, revelar, descubrir algo que estaba oculto. En un
contexto conflictivo y de opresión por parte de los poderosos, los pobres redescubren que Dios no abandona a
su pueblo y que pese a las dificultades del presente, hay una buena noticia: El es el Señor de la Historia. El
poder del mal (representado en los poderes opresores de cada tiempo) no dominará para siempre, porque el
proyecto de Vida Nueva, en la Justicia y la Libertad, ya ha vencido. El mensaje apocalíptico mueve a la
esperanza, no está dirigido tanto a la conversión personal o social, como el mensaje de los profetas, sino que es
un mensaje de aliento para la comunidad que ve peligrar su fe a causa de las dificultades.
» Breves Características del género literario
El mensaje es una revelación a un personaje (puede ser del pasado) o a un mensajero, que a su vez lo da
a conocer a la comunidad.
El mensaje se presenta a través de visiones (fenómenos de la naturaleza, cifras misteriosas, figuras
simbólicas, etc), en las cuales el vidente intenta transmitir lo que ha visto, conocido de Dios. El profeta
era portavoz de la Palabra de Dios, la comunicaba en forma oral. En los apocalipsis el autor es
un vidente, Dios se le manifestó en visiones y él así lo comunica. La palabra se utiliza para explicar la
imagen.
Divide la historia en etapas, situando al presente poco antes del fin de los tiempos. Busca echar luz
sobre la situación actual que se vive, a partir de una mirada esperanzadora del futuro. Conocer que la
historia tiene un final feliz, con el triunfo de Dios, ayuda a sobrellevar las situaciones del presente y
evita caer en la desesperanza. Es un mensaje movilizador, de aliento y compromiso.
Presenta el día de Yahvéh como un acontecimiento inminente. Para ello se vale de dos recursos:
a) adjudica la obra a un personaje conocido y respetado de la comunidad. Este recurso, llamado pseudónima,
era común en la antigüedad, y ayudaba a considerar importante el texto en cuestión.
b) ubica los acontecimientos que muestra en un período alejado del tiempo presente. Presentando los hechos
como “antiguos” lo que hace es inducir a que el presente ya está cerca del fin. De esta manera el destinatario
del mensaje encuentra razones para la esperanza y el sostenimiento de la fe.
Construye el mensaje a partir de visiones y símbolos. El lenguaje simbólico necesita una interpretación
y utiliza expresiones e imágenes fuera de lo común. Los números y sus combinaciones tienen también
significado simbólico.
Este lenguaje es conocido o “decodificado” por los integrantes de la comunidad, y es desconocido y
desconcertante para los opresores. En tiempos de persecución, la utilización de este tipo de lenguaje es un
recurso para la sobrevivencia y la propagación del mensaje.
Utiliza alegorías. En éstas, a diferencia de las parábolas, cada elemento señalado en la narración tiene
un significado propio.
Se mueve entre dos planos: el mundo de arriba (también llamado cielo) y el mundo de abajo (tierra).
En el mundo de arriba tiene lugar la victoria final de Dios, que trae esperanza y aliento a quienes sufren
en el mundo de abajo.
Utiliza un lenguaje radical, sin medias tintas.
Despierta la alegría y el gozo. En los apocalipsis se canta en numerosas ocasiones.