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Campañas políticas y desafección

ciudadana: aproximación desde Chile


a los efectos de las actividades
electorales en el proceso democrático
Alberto Pedro López-Hermida Russo1
Pedro Fierro-Zamora2
Recibido: 2015-06-26 Aprobado por pares: 2015-09-02
Enviado a pares: 2015-07-14 Aceptado: 2015-09-22

DOI: 10.5294/pacla.2016.19.2.2

Para citar este artículo / To reference this article / Para citar este artigo
López-Hermida Russo, A. P. & Fierro-Zamora, P. (Junio de 2016) Campañas políticas
y desafección ciudadana: aproximación desde Chile a los efectos de las actividades
electorales en el proceso democrático. Palabra Clave, 19(2), 365-397. DOI: 10.5294/pa-
cla.2016.19.2.2

Resumen
La creciente desafección política —demostrada en urnas y estudios demos-
cópicos—parece ser un fenómeno compartido por distintos países, don-
de Chile no ha quedado al margen. En este contexto, ¿pueden analizarse
las campañas electorales como herramientas que aporten en la solución de
esta problemática? El abordaje de esta pregunta exige un modelo distinto a
la hora de pensar los procesos electorales, con la consecuente irrupción de
nuevos interrogantes que vayan más allá de la simple participación electo-
ral. En este sentido, gran parte de la literatura ha tratado sobre la incidencia
real de las campañas en la decisión de votar y en la dirección de esa prefe-
rencia. Sin embargo, el interés no ha sido el mismo respecto de los efectos
de las campañas en el proceso democrático en su sentido más amplio y el
escenario actual exige fortalecer esta área. En la presente investigación, se

1 Universidad de los Andes, Chile. alhr@uandes.cl


2 Universidad Adolfo Ibáñez, Escuela de Negocios, Chile. pedro.fierro@uai.cl

Palabra Clave - ISSN: 0122-8285 - Vol. 19 No. 2 - Junio de 2016. 365-397 365
busca precisamente un énfasis en esto último, tratando de identificar y res-
catar el papel que cumplen las campañas en el fortalecimiento de la demo-
cracia y en la disminución de la desafección política. Para reconstruir una
revisión histórica sobre las campañas, llegaremos al concepto de ‘eficacia
política’, el cual utilizaremos como base conceptual para analizar con soli-
dez teórica el estado actual de Chile. Finalmente, se destacarán los efectos
que las campañas electorales pueden tener en el grado de eficacia política,
lo cual nos permitirá conocer —con evidencia comparada concreta— el
eventual papel que tendría esta actividad en el fortalecimiento de la demo-
cracia chilena.

Palabras clave
Comunicación política; elecciones; democracia; desafección (Fuente: Te-
sauro de la Unesco).

366 Campañas políticas y desafección ciudadana:... - Alberto Pedro López-Hermida Russo, Pedro Fierro-Zamora
Political Campaigns and Public
Disaffection: An Approach from Chile
to the Effects of Electoral Activities
in the Democratic Process
Abstract
The growing political disaffection ―shown in polls and opinion polls― ap-
pears to be shared by different countries, where Chile has not been left out
of phenomenon. In this context can they analyze the electoral campaigns
as tools that contribute in solving this problem? Addressing this question
requires a different model of thinking when electoral processes, with the
consequent emergence of new questions that go beyond mere electoral par-
ticipation. In this sense, much of the literature has discussed the real impact
of campaigns in the decision to vote and in the direction of that preference.
However, interest has not been the same with respect to the effects of the
campaigns in the democratic process in its broadest sense and the current
scenario requires strengthening the edge. In this research, it precisely seeks
an emphasis on the latter, trying to identify and rescue the role campaigns
in strengthening democracy and reduce political disaffection. To recons-
truct a historical review of the campaigns we reach the concept of ‘political
efficacy’, which we will use as a conceptual basis for theoretical soundness
to analyze the current state of Chile. Finally, the effects that the campaign
may have on the level of political efficacy will be highlighted, allowing us
to know, with comparative evidence specifically the potential role that this
activity would have in strengthening Chilean democracy.

Keywords
Political communication; elections; democracy; disaffection (Source:
Unesco Thesaurus).

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Campanhas políticas e
descontentamento cidadão:
aproximação do Chile aos
efeitos das atividades eleitorais
no processo democrático
Resumo
O crescente descontentamento político —demonstrado nas urnas e estu-
dos demoscópicos— parece ser um fenômeno compartilhado por diferentes
países, onde o Chile não ficou atrás. Nesse contexto, podem ser analisadas
as campanhas eleitorais como ferramentas que contribuem para a solução
dessa problemática? A abordagem dessa pergunta exige um modelo dife-
rente no momento de pensar os processos eleitorais, com a consequente
irrupção de novos interrogantes que vão mais além da simples participação
eleitoral. Nesse sentido, grande parte da literatura vem tratando sobre a inci-
dência real das campanhas na decisão de votar e na direção dessa preferên-
cia. Contudo, o interesse não tem sido o mesmo a respeito dos efeitos das
campanhas no processo democrático em seu sentido mais amplo, e o cená-
rio atual exige fortalecer essa aresta. Nesta pesquisa, busca-se justamente
uma ênfase nisto ao tentar identificar e resgatar o papel que as campanhas
cumprem no fortalecimento da democracia e na diminuição do descon-
tentamento político. Para reconstruir uma revisão histórica sobre as cam-
panhas, chegaremos ao conceito de “eficácia política”, o qual utilizaremos
como base conceitual para analisar com solidez teórica o estado atual do
Chile. Finalmente, serão destacados os efeitos que as campanhas eleitorais
podem ter no grau de eficácia política, que nos permitirá conhecer —com
evidência comparada concreta— o eventual papel que teria essa atividade
no fortalecimento da democracia chilena.

Palavras-chave
Comunicação política; eleições; democracia; descontentamento (Fonte:
Tesauro da Unesco).

368 Campañas políticas y desafección ciudadana:... - Alberto Pedro López-Hermida Russo, Pedro Fierro-Zamora
Campañas políticas, crisis y desafección
El escenario político actual en prácticamente todos los países occidentales
exige una mirada sistémica a la hora de evaluar la actividad política y el pa-
pel de la sociedad en las problemáticas que nos aquejan en relación al pro-
ceso de toma de decisiones. En Chile, por ejemplo, diversas autoridades
—incluso a la Presidenta de la República— han reconocido la existencia
de una “crisis de confianza”, producto de diversos escándalos de corrup-
ción, que han sido evidenciados en el último tiempo. Estos sucesos no son
extraños en la actualidad iberoamericana, pero sí novedosos en la tradición
política de este país.

En un contexto de crisis, la desafección política siempre es un obje-


to interesante de estudio a la hora de realizar un análisis adecuado del fun-
cionamiento de las instituciones y de los procesos políticos.

Sin embargo, es importante ser justos al reconocer la existencia de


índices que nos demuestran que los grados de confianza en países occi-
dentales, como Chile, se encontraban en declive, incluso desde antes de la
“crisis” actual. Pese a esto, parece indudable que los conflictos recientes le
han otorgado mayor visibilidad pública al problema. En este sentido, por
ejemplo, son elocuentes los resultados obtenidos durante los últimos años
en el estudio demoscópico Latinobarómetro, los cuales permiten realizar un
análisis comparado de la situación chilena respecto del resto del continen-
te. Con estos datos, por ejemplo, no resulta muy aventurado sostener que
la desconfianza en los procesos de toma de decisión en Chile parece estar
más deteriorada que en otros países del vecindario, como tampoco afirmar
que las cifras se vienen manteniendo desde hace varios años.

La situación particular del último tiempo, así como los hechos de co-
rrupción que han desencadenado esta nueva “crisis de confianza”, han lle-
vado a ciertos agentes a poner en duda la legitimidad de instituciones o
procesos, y cuando esto sucede resulta sensato que los interesados en co-
municación nos cuestionemos el papel que debiesen cumplir las campa-
ñas políticas en democracia. Así es como han existido diversos esfuerzos
por tratar de definir y determinar los fines y las funciones de una campaña

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electoral y, en definitiva, medir su relevancia para la conformación de una
ciudadanía participativa e informada (Freedman, Franz y Goldstein, 2004;
Hansen y Pedersen, 2014). En definitiva, este trabajo indagará en una al-
ternativa distinta respecto del papel que podrían cumplir las campañas en
un contexto de crisis y desafección.

Evolución en el estudio de los efectos


de las campañas políticas
Para entender la evolución del estudio de los efectos y las funciones de las
campañas electorales, debemos necesariamente remontarnos a las investi-
gaciones de principio del siglo pasado, muy marcadas por el nacimiento de
la propaganda, como hoy la entendemos. Si bien es cierto que la mayoría
de estas investigaciones tenían como objeto de estudio la opinión pública
y la comunicación de masas, encontraremos conclusiones muy relevantes
para el entendimiento de la comunicación política en general, sobre todo si
consideramos que hoy en día gran parte de las campañas descansan esen-
cialmente en herramientas masivas (García, 2004). En este contexto, surge
el trabajo de Lippmann (1922), quien en la década de 1920 revoluciona el
concepto de ‘opinión pública’. Para el autor, siempre se ha asumido que el sis-
tema requiere ciudadanos de buen corazón, mente razonable y juicio equi-
librado, pero sostiene a la vez que nos ha faltado preguntarnos la forma en
que lograremos nutrir la mente y el corazón que requiere un buen ciuda-
dano. En este sentido, Lippmann señala que, “para funcionar de manera
competente y honesta, el sistema habría tenido que asumir que todos los
hombres tendrían que conformarse con obtener una experiencia muy par-
cial de los asuntos públicos” (p. 216). De esta forma, queda en evidencia
su clara visión respecto de la insuficiente información objetiva que recibían
los ciudadanos para tomar decisiones sobre asuntos públicos de la manera
en que lo requería la teoría democrática de la opinión pública.

Algunos años después, durante el periodo de postguerra, cobra rele-


vancia el trabajo de Joseph Klapper, quien, en cierta medida, venía a con-
firmar la poca incidencia que la comunicación de masas, en la cual muchas
veces enmarcamos la mayor parte de las herramientas electorales, tenía
respecto al cambio de opiniones previas (Klapper, 1960; Rodríguez-Po-

370 Campañas políticas y desafección ciudadana:... - Alberto Pedro López-Hermida Russo, Pedro Fierro-Zamora
lo, 2011). En este sentido, se vino a sostener que la mayor parte de los es-
fuerzos de comunicación tenían como resultado un efecto de refuerzo de
lo que ya se pensaba, determinado por una serie de factores, tales como las
predisposiciones, la naturaleza de los medios, los grupos y sus normas, en-
tre otros (Klapper, 1960; Moreno, 2010). Ya con el trabajo que realizaron
Paul Lazarsfeld, Bernard Berelson y Hazel Gaudet en The People’s Choice,
de 1944, se hablaba del “efecto mínimo” de las campañas políticas, lo que
Klapper vino a reforzar con su investigación.

Solo luego de esto —y asumiendo las limitaciones propias de la co-


municación de masas tratadas por Lazarsfeld, Berelson y Gaudet (1948),
Klapper (1960) y Lippmann (1922)— comienzan a aparecer objetos de
estudios que fueron precisamente respaldando la posibilidad de efectiva-
mente persuadir al votante (García, 2004).

De forma paralela, se comienza a hablar también de una mirada sisté-


mico-institucional de las campañas políticas, identificando que el mismo sis-
tema electoral y la cultura de cada país incidirían directamente en la gestión
de las actividades electorales, comenzando a ver al votante ya no solo como
individuo, sino también en su contexto social (Canel, 1998; Maarek, 2011).

Resabios conceptuales en el análisis actual


de las campañas electorales: persuadir,
informar y movilizar
Independientemente de la discusión y evolución académica que ha existido
en el estudio de las campañas electorales y sus efectos o funciones, es espera-
ble que busquemos encontrar parámetros más o menos estandarizados para
comenzar un debate productivo respecto de ellas. En esta lógica, si quisié-
ramos conceptualizar lo que entendemos por campaña, sería sensato partir
con el mismo Lippmann (1922), quien las concibe como la actividad don-
de “se practica el arte de inducir a todo tipo de personas que piensan dife-
rente a votar lo mismo” (p. 172). Para lograr este objetivo, el autor plantea
la necesidad de identificar grupos de interés y emplear un discurso para
todos ellos. Algunos años después, Lazarsfeld, Berelson y Gaudet (1948)

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las definen como “el proceso de planificar y ejecutar actividades con la in-
tención de ganar votos” (citado en García, 2004, p. 7). Y más adelante, el
profesor Christhopher Arterton (1987) las ha definido como “esfuerzos
encaminados a dirigir mensajes persuasivos a un vasto electorado” (citado
en en García, 2004, p. 7).

Como podemos observar, contamos con, al menos, tres definiciones


que en más de sesenta años comparten elementos esenciales y que se han
expandido hasta investigaciones recientes. Siguiendo la misma línea de es-
tas conceptualizaciones, para un grupo de académicos la investigación so-
bre los eventuales efectos de las campañas electorales se han centrado en
básicamente tres puntos esenciales: persuadir, informar y comprometer (Hu-
ber y Arceneaux, 2007; Freedman, Franz y Goldstein, 2004; Goldstein y Ri-
dout, 2004), lo cual precisamente queda en evidencia con la forma en que
Pippa Norris define las campañas varios años más tarde —en2002—, sos-
teniendo que se tratan de “esfuerzos organizados para informar, persuadir
y movilizar” (2002, p. 120).

Todo tiene bastante lógica si consideramos que por mucho tiempo


se entendieron los efectos de las campañas electorales como una distinción
entre cogniciones, afectos y acciones (Canel, 1998), conceptos que logra-
ron permanecer como objetos de estudio, pese a la mirada sistémico-insti-
tucional que se le pretendía dar a estas actividades políticas.

De esta forma, se han llevado a cabo distintos experimentos para me-


dir el grado de información (cognoscitivo), persuasión (afectivo) o com-
promiso (acción) que las distintas herramientas de campaña generan en el
votante, para determinar si estas importan o no. Los resultados pueden ser
dispares y, en cierta medida, la discusión metodológica de los experimen-
tos ejecutados puede ser tan interesante como la teórica, pero, sin embargo,
las conclusiones obtenidas de estos trabajos han elevado en gran medida la
investigación respecto de ciertos puntos de las campañas.

En este sentido, algunos autores han demostrado que las campañas


políticas no necesariamente logran comprometer a los ciudadanos con una
candidatura en específico, sobre todo si consideramos la publicidad electo-

372 Campañas políticas y desafección ciudadana:... - Alberto Pedro López-Hermida Russo, Pedro Fierro-Zamora
ral aisladamente (Huber y Arceneaux, 2007). Pese a esto, otros académicos
defienden mediante distintas metodologías la incidencia positiva que tie-
nen las herramientas publicitarias en la participación electoral (Freedman,
Franz y Goldstein, 2004), argumentando que la preocupación por eleccio-
nes venideras aumenta en consideración al grado de exposición que los dis-
tintos grupos tengan.

Respecto del carácter informativo que las herramientas de publici-


dad electoral generan en el electorado, las opiniones también son diversas.
Mientras algunos académicos sostienen que las campañas tienden a dismi-
nuir las brechas de conocimientos en el periodo electoral entre los grupos
con mayor o menor conocimiento político (Hansen y Pedersen, 2014; Fre-
edman, Franz y Goldstein, 2004), otros revelan la falta de evidencia para sa-
car conclusiones claras al respecto (Huber y Arceneaux, 2007).

Persuasión
Una gran cantidad de autores han sido enfáticos al sostener que las cam-
pañas importan (Goldstein y Ridout, 2004; Freedman, Franz y Goldstein,
2004; Huber y Arceneaux, 2007; Hansen y Pedersen, 2014), pero aun así
reconocen las dificultades para distinguir en términos concretos qué es lo
que persuade, informa o moviliza (Goldstein y Ridout, 2004).

En el mismo camino de determinar el grado de incidencia de las cam-


pañas, existe evidencia de que, por ejemplo, los anuncios de televisión afec-
tan en lo cognoscitivo, afectivo y en el comportamiento del votante, pero
también de que, salvo en el votante indeciso, no cambia la decisión de voto,
sino que más bien reafirma posturas (Canel, 1998).

Siguiendo en esta misma línea, según Moreno (2010), es indis-


pensable para el entendimiento de las campañas políticas distinguir al
menos tres funciones propias de estas actividades: la persuasión, la legi-
timación y la selección de las élites políticas. Bajo esta perspectiva, la única
función que buscarían directamente los partidos políticos sería la prime-
ra, siendo ahí donde radican los efectos de activación, refuerzo y con-

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versión, ampliamente estudiados desde Lazarsfeld, Berelson y Gaudet
(1948) en adelante.3

Precisamente, esta puede ser una de las razones por la cual gran par-
te de la investigación sobre los efectos de las campañas se haya volcado al
grado de incidencia de estas acciones en la dirección del voto, aunque qui-
zá sin resultados concluyentes. Si analizamos, por ejemplo, las definiciones
de campañas políticas tratadas, podremos apreciar que el carácter persuasi-
vo es elemento esencial de cada una, lo cual tendría cierta lógica si estudiá-
ramos esta actividad política desde la maximización de votos, entendiendo
que el sentido último —y quizá único— sea ganar una determinada elec-
ción. Pero claramente este no es nuestro caso, pues creemos que el papel que
pueden desempeñar en la democracia las campañas abarcan algo más que la
acumulación de preferencias.

En este mismo sentido, Goldstein y Ridout (2004) son claros al se-


ñalar que los grandes avances respecto de la investigación se han dado ma-
yormente en lo relacionado con lo que ellos llaman los “efectos indirectos”
de las campañas electorales, es decir, en cuanto a la información generada
y al impacto en urnas. Esta situación no ha sido de la misma forma con la
incidencia en el objetivo de los patrocinadores: incidir en la dirección del
voto y ganar elecciones.

Como hemos mencionado, Moreno (2010) habla de dos funciones


distintas de la de la persuasión y que son una consecuencia no querida direc-
tamente por los partidos, nos referimos a la legitimación y a la selección de
élites políticas, lo cual se relaciona, en cierto sentido, con la distinción que
seguimos en este trabajo, pues precisamente la función de legitimación in-
cluiría los efectos relacionados con el grado de información traspasada a la
ciudadanía y la movilización efectiva respecto de la participación electoral,
aunque nos interesa ir algo más allá.

3 Martínez i Coma (2005) plantea ampliar estos tres efectos típicos estudiados por Lazarsfeld, Berelson y Gaudet
(1948) y agregar la desactivación, es decir, votantes que perdieron su existente intención de votar debido a un efecto
desmovilizador de las campañas políticas, lo cual se relacionaría con el efecto de las campañas en la participación
electoral más que en la persuasión, de lo que trataremos más adelante al hablar de la generación de compromiso.

374 Campañas políticas y desafección ciudadana:... - Alberto Pedro López-Hermida Russo, Pedro Fierro-Zamora
Pese a lo planteado por Goldstein y Ridout (2004) —sumando la
distinción entre funciones de Moreno (2010) basada esencialmente en el
trabajo realizado por Lazarsfeld, Berelson y Gaudet (1948) en la década de
1940—, la amplia literatura respecto de los efectos de esta actividad no pa-
rece realizar una distinción previa entre funciones queridas o no queridas
por los partidos políticos, sino que, como hemos mencionado, más bien ana-
lizan genéricamente el compromiso, la información y la persuasión, como
efectos propios de la actividad electoral.

Información
La gran pregunta desde el punto de vista de Lippmann (1922) sería cómo
nutriremos finalmente la mente y el corazón para contar con una ciuda-
danía digna de participar en las decisiones de los asuntos públicos. A este
interrogante se suma luego Lazarsfeld, Berelson y Gaudet (1948), quien
también reconocía que solo algunos ciudadanos logran alcanzar el grado
de conocimiento necesario.

Es aquí donde el trabajo de Freedman, Franz y Goldstein (2004)


toma relevancia, pues, de alguna forma, vuelven a plantearse dudas simila-
res a las realizadas por Lippmann (1922) y Lazarsfeld, Berelson y Gaudet
(1948) respecto de cómo ciudadanos con poco interés y conocimiento so-
bre política pueden ejecutar un juicio más o menos razonable. Precisamente,
los autores concluyen, luego de la ejecución de una interesante metodolo-
gía de levantamiento de información, que los treinta segundos estadouni-
denses de publicidad televisiva en época electoral se han transformado en
una de las mayores fuentes de información para la ciudadanía (Freedman,
Franz y Goldstein, 2004), haciéndola en definitiva más atenta, informada
y participativa.

Lo concluido por Freedman, Franz y Goldstein (2004) se condice con


otros autores que rescatan el valor informativo que cumplen las campañas
electorales y, en específico, las herramientas de publicidad política mayor-
mente utilizadas (Arceneaux, 2006; Atkin y Held, 1976; Hansen y Peder-
sen, 2014; Brians y Wattenberg, 1996; Coleman y Manna, 2000).

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En este mismo sentido, Brians y Wattenberg (1996) también de-
fienden el potencial informativo que tiene la publicidad política, incluso la
negativa. De esta forma, y pese a aquellos estudios que sostienen que la pu-
blicidad negativa podría tener un efecto reprochable en términos emotivos
respecto de la ciudadanía (Ansolabehere, Iyengar y Simon, 1999), los au-
tores plantean que aportan en la obtención de información precisa y como
una herramienta activa en la evaluación de candidatos y temáticas, conclu-
siones que se verían respaldadas, de alguna forma, por autores, como Kahn
y Kenney (2000).

Los resultados de estas investigaciones son, sin duda, significativos,


pero si seguimos los planteamientos de Lippmann (1922) y Lazarsfeld, Be-
relson y Gaudet (1948), es sensato que aun así nos cuestionemos el nivel
de información que suelen tener aquellos que participan del proceso elec-
toral. En este punto, cobran importancia investigaciones, como la de Lau
y Redlawsk (1997), quienes se hacen cargo precisamente de cuánta infor-
mación sería necesaria para poder hablar de un voto consciente por par-
te de los ciudadanos. Los autores parten de la base de que los ciudadanos
cumplirían sus deberes democráticos si, al menos, votaran correctamente
la mayoría de las veces. Es precisamente esto lo que comprueban con su
investigación, concluyendo que mayoritariamente tendemos a votar de la
misma forma de la que lo haríamos si contáramos con información plena.

Respecto de la importancia de la información en la definición de la


dirección del voto, la investigación de Lau y Redlawsk (1997) puede ser
de mucha importancia, pues nos alejan de la teoría clásica respecto del co-
nocimiento requerido para hacer razonablemente buenas decisiones. Este
diagnóstico es también compartido por Key (1966), Florina (1981) y Pop-
kin (1991), quienes también señalan que la información suele ser suficien-
te para tomar una decisión correcta.

Participación electoral
En algunos estudios sobre los efectos de las campañas en la participación
electoral, se suele hablar de generación de compromiso o engagement, lo
cual estaría directamente relacionado con lo que Canel (2010) denomi-

376 Campañas políticas y desafección ciudadana:... - Alberto Pedro López-Hermida Russo, Pedro Fierro-Zamora
na acción y con lo que Lazarsfeld, Berelson y Gaudet (1948) identifica
como activación.

Lo anterior representa una primera dificultad, pues, al hablar de en-


gagement o compromiso estamos suponiendo que el efecto que analizamos
tiene incidencia tanto en la decisión de votar como en la dirección de esa
preferencia. Pese a que no siempre se suele realizar una distinción entre es-
tas dos consecuencias, lo que nos interesará más bien en este trabajo dice
relación con la mera intencionalidad de votar, independientemente de si
la activación es favorable o contraria al agente que realiza la campaña. Solo
por este motivo preferimos hablar de participación en términos genéricos
y no de engagement o compromiso.

Precisamente, el efecto de las campañas en la participación electoral


es uno de los que más discusión genera tanto en lo metodológico como en
el resultado de las investigaciones.

Freedman, Franz y Goldstein (2004) parecen claros al sostener que


las campañas tienen un efecto positivo en la asistencia a urnas, principal-
mente bajo el argumento de que este tipo de actividad política incrementa
el interés del votante en la elección y el sentido de sentirse involucrado, so-
bre todo por el carácter informativo de las distintas herramientas que sue-
len utilizarse, lo cual incluso es expandido por Brians y Wattenberg (1999)
a las campañas negativas.

Sin embargo, Ansolabehere, Iyengar y Simon (1999) plantean justa-


mente lo contrario, afirmando que el efecto de las campañas negativas en
periodo electoral suele ser contraproducente para quienes las emplean, pro-
vocando una desactivación y disminuyendo la intención de votar.

Finalmente, autores como Ashworth y Clinton (2007) presentan una


posición más bien escéptica, negando el efecto que las campañas puedan
tener en la decisión real de votar. Algo parecido a lo que plantean Krasno
y Green (2008) ante la inexistencia, según los autores, de indicios claros
que avalen la incidencia de publicidad negativa o positiva en participación.

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Replanteamiento de los efectos de las campañas
electorales en un contexto democrático:
algo más que el voto
En un contexto de crisis de confianza y desafección política, ¿podemos re-
ducir la función y los efectos de las campañas al persuadir, informar y gati-
llar la participación electoral?

Ya famosa es la opinión de McGinnis (1968) respecto de que Nixon


fue vendido como si se tratara de un producto de consumo, lo cual precisa-
mente evidencia la exclusividad que, en muchos análisis, otorgamos a esta
función o efecto principal de las campañas y la comunicación política en
general: maximizar votos y ganar elecciones.

Pese a esta mirada ofrecida, no podemos negar que, en la actualidad,


ha existido un interés por estudiar los efectos de la actividad electoral en el
proceso democrático.

Así es precisamente como Moreno (2010) plantea una función de le-


gitimidad de las campañas, asegurando que “tiene implicaciones diferentes
según se considere desde la perspectiva de los partidos políticos, o desde el
punto de vista de la teoría de la democracia” (p. 55). De esta misma forma,
Goldstein y Ridout (2004) mencionan los efectos indirectos de la activi-
dad electoral. Algo parecido sucede con el estudio ya mencionado de Fre-
edman, Franz y Goldstein (2004), quienes sostienen que la información
generada por las acciones de campaña fomentan una sociedad atenta, in-
formada y participativa. Sin embargo, en todos estos estudios, se suele pro-
fundizar el análisis de la información generada o el nivel de incidencia en
la participación electoral, y en muy pocos casos se ha ampliado a una mi-
rada integral o sistémica respecto del aporte sustantivo a la legitimidad de
los procesos democráticos.

En este sentido, quizá un caso distinto podría ser Pippa Norris (2001,
2002), aunque debemos reconocer que su investigación ha tenido un en-
foque bastante distinto, pues se ha centrado más bien en la inexistencia de

378 Campañas políticas y desafección ciudadana:... - Alberto Pedro López-Hermida Russo, Pedro Fierro-Zamora
relación causal entre herramientas de campañas modernas y el aumento de
los índices de cinismo, desafección e ignorancia. Pese a eso, la autora ha lle-
gado a conclusiones interesantes respecto de la relación positiva de las cam-
pañas en cuanto a los niveles de compromiso cívico. Aun así, la profesora
Norris opta por reconducir el civic engagement a indicadores relacionados
con los efectos históricamente estudiados de las campañas, como la infor-
mación y participación (Norris, 2001, 2002), aunque esta vez incluyendo
la credibilidad como elemento por considerar, lo cual nos ayuda bastante
en nuestro propósito.

De esta forma, y en virtud de llegar a dimensiones anteriores a los


efectos usualmente estudiados, suscribimos la necesidad de replantearnos
los efectos de las campañas políticas en el proceso democrático desde una
mirada sistémica y cultural (Canel, 1998; Hansen y Pedersen, 2014).

En este contexto, es fundamental reconocer que el voto no abarca


todos los comportamientos políticos (Canel, 1998). La participación ciu-
dadana en los procesos de toma de decisión incluyen diversas acciones y
sensaciones que hasta el momento no han sido del todo consideradas en los
efectos de las actividades políticas, y específicamente en el contexto de cam-
pañas electorales. Esto último nos obliga a considerar estas acciones de for-
ma integral, y no tan solo midiendo sus efectos de acuerdo con el grado de
conocimiento generado o con el ganador de un proceso determinado.

Así es como sostenemos que los efectos en el proceso democrático


de las campañas electorales son mucho mayores, pero ¿qué dimensiones
nos pueden dar luz a la hora de evaluar estos efectos sistémicos en un con-
texto de apatía política?

Eficacia política interna y externa


Podemos encontrar distintas alternativas en la búsqueda de una dimensión
que nos ayude a generar una mirada sistémica e institucional sobre los efec-
tos de las acciones de campaña. En este sentido, una opción podría haber
sido considerar el conocimiento, interés y entendimiento de la política que
las actividades electorales despierten en el ciudadano (Norris, 2002), o qui-

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zá la incidencia que tienen en los niveles de credibilidad y satisfacción con
la democracia (Banducci y Karp, 2003). Sin embargo, buscábamos acercar-
nos a índices algo más concretos respecto de la confianza y la cercanía insti-
tucional. Así, puede ser interesante dar lectura a Campbell, Gurin y Miller
(1954), quienes trabajaron parámetros importantes relacionados con el
proceso de decisión de un votante.

En este contexto, los autores entienden que los factores que eventual-
mente podrían incidir en la conformación del voto son seis:

• Identificación con algún partido político.


• Preocupación por temas de políticas nacionales de gobierno.
• Atracción personal por algún candidato.
• Conformidad con los estándares del grupo de cada uno.
• Sensación de eficacia personal en el área de la política.
• Sensación de obligación cívica de votar.

Independientemente de la pertinencia de esta clasificación, y del am-


plio debate que ha existido respecto de algunas de estas consideraciones,
resulta sensato dividir esta lista enunciada en dos grupos, como de hecho
los mismos autores lo hacen. Por un lado, aquellos factores que están rela-
cionados directamente con la decisión de votar y con la dirección de ese
voto, los cuales serían los cuatro primeros. Y en segundo lugar, aquellos re-
lacionados directamente solo con la decisión de votar, nos referimos a los
dos últimos.

Es precisamente en uno de estos factores finales donde pretendemos


poner nuestra atención, específicamente en el concepto de ‘eficacia política’.

En la obra de 1957, The voter decides, los autores entienden el con-


cepto de ‘eficacia política’ como “la sensación de que las acciones políticas
individuales tienen, o pueden tener, un impacto en el proceso político”, en
definitiva, “la sensación de que el cambio político o social es posible, y que
el ciudadano puede jugar un rol importante en él” (p. 187).

380 Campañas políticas y desafección ciudadana:... - Alberto Pedro López-Hermida Russo, Pedro Fierro-Zamora
Como podemos ver, la conceptualización trabajada por estos auto-
res nos acerca bastante a la determinación del grado de afección política
existente y, más aún, al nivel de confianza en el sistema. De esta forma, la
eficacia política sería un elemento neutro que instaría a votar, pero que es
anterior y superior a la mera participación electoral, lo cual es lo que pre-
cisamente nos interesa. Así, si entendiéramos que las campañas inciden en
esta variable, implicaría un reconocimiento de que la actividad va más allá
de la maximización de preferencias.

Eficacia personal en el área de la política: Chile


Antes de tratar la eventual incidencia que las campañas podrían tener en
los grados de eficacia, y con esto en la desafección ciudadana, nos intere-
sa tener una noción al menos general de la problemática en Chile. En este
sentido, el aporte realizado por Campbell, Gurin y Miller (1954) facilita
la búsqueda de dimensiones que nos permitan evaluar de mejor manera el
contexto chileno.

Para estos efectos, utilizaremos la habitual distinción entre eficacia ex-


terna e interna trabajada por distintos autores (Lane, 1959; Converse, 1972;
Balch 1974; Acock, Clarke y Stewart, 1985; Finkel, 1985; Niemi, Craig y Mat-
tei, 1991; Morrell, 2003; Lee, 2006; Caprara et al., 2009; Jung et al., 2011;
Hansen y Pedersen, 2014), entendiendo como eficacia interna la sensación
de que como ciudadanos tenemos las habilidades necesarias para partici-
par en las discusiones políticas, y como eficacia externa la sensación de que
el sistema permite que nuestras acciones puedan cambiar en algo la situa-
ción actual. Trabajando estos dos conceptos en el escenario nacional, cree-
mos que alcanzaríamos una mirada interesante respecto de los grados de
confianza en el sistema e instituciones en el proceso de toma de decisiones.

De esta forma, hemos identificado algunas preguntas de estudios de-


moscópicos recientes que, a nuestro juicio, tienen directa relación con las
definiciones trabajadas en el contexto chileno.

En particular, trabajamos con dos encuestas aplicadas al territorio


nacional, el Estudio Latinobarómetro 2011 y la Auditoría a la Democracia

Palabra Clave - ISSN: 0122-8285 - Vol. 19 No. 2 - Junio de 2016. 365-397 381
2012, encuesta elaborada por el Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD). De esta forma, y tal como evidencian las tablas 1 y 2,
dimos paso a una clasificación de índices relacionados con eficacia interna
y otros con eficacia externa.

Tabla 1. Preguntas respecto de índices de eficacia interna


Encuesta Pregunta
1) Qué tanto está de acuerdo o en desacuerdo con las
siguientes afirmaciones:
a) Siento que tengo una buena comprensión de los asuntos
Auditoría a la Democracia
políticos importantes de Chile.
b) La gente como yo no tiene nada que decir sobre lo que
el gobierno hace.
2) ¿Cuál frase está más cerca de su forma de pensar?
Latinobarómetro a) La política es tan complicada que no se entiende.
b) La política no es tan complicada y se entiende.

Tabla 2. Preguntas respecto de índices de eficacia externa


Encuesta Pregunta

1) Existen diferentes opiniones sobre los derechos de las personas en una democracia. En una
escala de 1 a 7, donde 1 significa que no es importante y 7 significa que es muy importante, ¿cuán
importante es para usted…?
2) Vamos a hablar ahora sobre los diputados y senadores del Congreso y a quien ellos representan.
Me gustaría que me dijera… ¿A quién representan? ¿A quién deberían representar?
3) Suponga que su municipalidad tomó una decisión que usted considera que es injusta o
perjudicial. En este caso, ¿qué tan probable es que usted, actuando solo o junto con otras personas,
Auditoría a la realice algo al respecto? Si hiciera ese esfuerzo, ¿qué tan probable es que su municipalidad le diera
Democracia atención a sus demandas?
4) Si usted tuviera interés en participar y exponer su opinión respecto de proyectos
medioambientales, ¿cree usted que sus demandas serían consideradas por las autoridades?
5) ¿Qué tanto está de acuerdo o en desacuerdo con las siguientes afirmaciones?
a) ¿No creo que al Gobierno le importe mucho lo que piensa la gente como yo?
6. ¿Con cuál de las siguientes afirmaciones está usted más de acuerdo?
a) Como uno vota puede influir en el país.
b) Como uno vota no puede influir en lo que pase en el país.
Latinobarómetro 7) En términos generales, ¿diría usted que Chile está gobernado para el bien de todo el pueblo?

Es importante aclarar que en ningún caso pretendemos obviar las di-


ferencias metodológicas de ambos estudios. Aun así, entendemos que el
objetivo de este trabajo nos permite trabajar con diversos indicadores, con-
siderando que el sentido último es simplemente tener una aproximación al

382 Campañas políticas y desafección ciudadana:... - Alberto Pedro López-Hermida Russo, Pedro Fierro-Zamora
contexto nacional. De esta forma, y teniendo en cuenta los resultados ob-
tenidos con la aplicación de estas preguntas, llegamos a algunas considera-
ciones relevantes para nuestro propósito.

En primer lugar, y tal como lo planteaba Campbell, Gurin y Miller


(1954) en su trabajo, los datos obtenidos son sugerentes en cuanto a la po-
sibilidad de contar con indicadores claros respecto de los grados de efica-
cia política, lo cual a la vez permitiría evaluar con cierta certeza los niveles
de desafección, entendiéndola siempre como el

sentimiento subjetivo de impotencia, cinismo y falta de confianza en


el proceso político, los políticos y las instituciones democráticas que
genera un distanciamiento y alienación respecto a éstos, y una falta
de interés en la política y los asuntos públicos, pero sin cuestionar el
régimen democrático (Torcal, 2003, p. 2).

Lo anterior, entre otras cosas, nos permitiría escapar de conceptos


válvula para pasar a indicadores medibles desde el punto de vista de la con-
fianza sistémica.

En segundo lugar, los datos también evidencian la necesaria distinción


entre eficacia interna y externa antes realizada. Una cosa es la sensación per-
sonal de contar con las habilidades necesarias como para participar de las
discusiones públicas y otra muy distinta es creer que el sistema permite que
mi acción individual cambie el escenario sociopolítico. En este sentido, la
distinción sugerida por algunos autores (Lane, 1959; Hansen y Pedersen,
2014) tiene lógica según los resultados obtenidos, lo cual sugiere que las
variables que inciden en cada uno también debiesen ser disímiles. Por otro
lado, y quizá más interesante, los resultados sugieren ciertas diferencias res-
pecto de la importancia atribuida a las acciones individuales para generar
cambios sociopolíticos y a la atribuida al voto como acción individual es-
pecífica, situación que ya la insinuaba Campbell, Gurin y Miller (1954) en
su trabajo. Esta diferencia es concordante con la idea de que la eficacia no
se reduce al voto como única acción relevante. Independientemente de que
pueda incidir en la activación del votante, ya comentamos la necesidad de
entenderla como algo superior y anterior, mucho más cercana a la desafec-
ción en su sentido lato. En definitiva, es esto último lo que esencialmente

Palabra Clave - ISSN: 0122-8285 - Vol. 19 No. 2 - Junio de 2016. 365-397 383
nos ocupa en esta oportunidad. Como ya hemos mencionado, bastante se
ha dicho sobre la incidencia de las campañas en el aumento de la partici-
pación electoral, pero bastante menos respecto de su incidencia en la par-
ticipación política general.

En tercer lugar, es importante rescatar que los índices que miden efi-
cacia interna y externa variaron en el tiempo (particularmente algunos re-
lacionados con la eficacia externa). Junto con esto, y basados en algunas
preguntas rescatadas de la encuesta Latinobarómetro, los resultados tam-
bién sugieren una diferencia dependiendo del país. En este sentido, el caso
de Uruguay es determinante. Precisamente, estas dos últimas considera-
ciones exigen una mirada más profunda, pues sugieren la existencia de va-
riables que determinan los grados de eficacia existentes, las que pueden ser
eventualmente trabajadas (figuras 1 y 2).

Figura 1. Encuesta PNUD Auditoría a la democracia

1. Existen diferentes opiniones sobre los derechos de


las personas en una democracia. En una escala de 1 al 7,
donde 1 significa que no es importante y 7 significa que es
muy importante, ¿cuán importante es para Ud....?

Que los políticos tomen en Que a las personas se les


cuenta las opiniones de los den mayores oportunidades
ciudadanos antes de tomar para participar en la toma de
decisiones decisiones públicas

384 Campañas políticas y desafección ciudadana:... - Alberto Pedro López-Hermida Russo, Pedro Fierro-Zamora
2.1 Vamos a hablar ahora sobre los diputados y senadores del
Congreso y a quién ellos representan. Me gustaría que me dijera
a quién ellos representan

A todos los A los votantes Al partido A nadie NS/NC


chilenos de su distrito político al que
pertenecen

2.2 Vamos a hablar ahora sobre los diputados y senadores del


Congreso y a quién ellos representan. Me gustaría que me dijera
a quién ellos deberían representar

A todos los A los votantes Al partido A nadie NS/NC


chilenos de su distrito político al que
pertenecen

3. Suponga que su municipalidad tomó una decisión que Ud.


considera que es injusta o perjudicial...

En este caso, ¿qué tan probable es Si hiciera ese esfuerzo, ¿qué tan
que Ud., actuando solo o junto a probable es que su municipalidad le
otras personas, realice al respecto? diera atención a sus demandas?

Palabra Clave - ISSN: 0122-8285 - Vol. 19 No. 2 - Junio de 2016. 365-397 385
4. Su Ud. tuviera interés en participar y exponer su
opinión respecto a proyectos medioambientales

¿Cree Ud. que sus demandas serían escuchadas


por las autoridades?

5. ¿Qué tanto está de acuerdo o en desacuerdo con las


siguientes afirmaciones? (% de acuerdo + muy de acuerdo)

No creo que al Siento que tengo una La gente como yo


gobierno le importe buena comprensión de no tiene nada que
mucho lo que piensa la los asuntos políticos decir sobre lo que
gente como yo importantes en Chile el gobierno hace

6. ¿Con cuál de las siguientes afirmaciones


está Ud. más de acuerdo?

Como uno vota Como uno vota no


puede influir en puede influir en lo
el país que pasa en el país

386 Campañas políticas y desafección ciudadana:... - Alberto Pedro López-Hermida Russo, Pedro Fierro-Zamora
Figura 2. Encuesta Latinobarómetro

1. En términos generales ¿diría usted que su país está


gobernado por unos cuantos grupos poderosos en su
propio beneficio, o que está gobernado para el bien
de todo el pueblo?

Grupos Para el bien de


poderosos todo el pueblo

2. ¿Cuál frase está más cerca de


su manera de pensar?

La política es tan La política no es


complicada que tan complicada y
no se entiende se entiende

Evidencia comparada respecto del papel de las


campañas en los grados de eficacia política
Entendemos, entonces, que existen variables y dimensiones que pueden
llegar a ser trabajadas con acciones concretas para aumentar los niveles de
eficacia personal en la política tanto interna como externa. En este sentido,
nos hemos preguntado al inicio de este trabajo si las campañas electorales
pueden tener algún tipo de incidencia en las dimensiones identificadas. De
tener una respuesta positiva, sería necesario evaluar la conceptualización
que históricamente se les ha dado a estas acciones políticas, las cuales re-
ducen sus efectos usualmente a la dirección de preferencias o a la partici-
pación electoral.

Para tener una noción de los eventuales efectos que las campañas po-
drían tener desde el punto de vista de la eficacia política, resulta indispensable

Palabra Clave - ISSN: 0122-8285 - Vol. 19 No. 2 - Junio de 2016. 365-397 387
referirnos a los recientes estudios de Hansen y Pedersen (2014), quienes
también entendieron que en el momento de estudiarlos debían ser mira-
dos desde una perspectiva cívica, fundamental en un contexto democrático.

Independientemente de las hipótesis que pudieron trabajar los auto-


res respecto de la incidencia de las campañas en diversos segmentos de po-
blación y sus correlaciones, lo que nos interesa, en esta oportunidad, hace
relación simplemente con el aumento comprobado de los índices de las di-
mensiones medidas en los distintos grupos estudiados.

De esta forma, los autores concluyen que, en el contexto danés, las


campañas electorales tuvieron consecuencias positivas respecto de la efi-
cacia interna como externa, además de producir un aumento en los niveles
de conocimiento, lo cual, en parte, condice con otras investigaciones ante-
riores (Finkel, 1985).

El estudio al que nos referimos se vuelve aún más sugerente y esen-


cial para nuestro contexto si analizamos las dimensiones trabajadas por los
autores (tabla 3), bastante similares a las ya utilizadas para evaluar la reali-
dad chilena.

Tabla 3. Preguntas respecto de índices de eficacia


utilizados por Hansen y Pedersen (2014)
Dimensión Pregunta
A veces, la política es tan complicada que una persona como yo no puede realmente entender qué
está pasando.
En términos generales, no me parece tan difícil tomar una posición sobre cuestiones políticas.
Eficacia interna
Cuando los políticos debaten sobre economía, solo entiendo una pequeña parte de lo que dicen.
Gente como yo está calificada como para participar en discusiones políticas.
Gente como yo tiene opiniones políticas que valen la pena ser escuchadas.
A los políticos no les interesa realmente qué es lo que el votante piensa.
Usualmente puedes confiar en que los líderes políticos hacen lo mejor para el país.
Eficacia externa
Los políticos desperdician mucho dinero recaudado de impuestos.
Gente como yo no tiene influencia en lo que se decida en el Parlamento o en el Gobierno.

Claramente, los resultados no son extrapolables a la realidad nacio-


nal, pero la similitud de las dimensiones tratadas, los periodos de campaña,
el contexto multipartidista y la metodología utilizada por los autores nos

388 Campañas políticas y desafección ciudadana:... - Alberto Pedro López-Hermida Russo, Pedro Fierro-Zamora
permitirían, al menos, elaborar de forma responsable una hipótesis basada
en las conclusiones del estudio.

En este sentido, uno de los desafíos que se nos plantea dice relación
con la posibilidad de medir con una metodología clara los eventuales cam-
bios producidos en el contexto de campaña en los niveles de eficacia, ya
que todo indicaría que los efectos debiesen ser similares a los expuestos
por Hansen y Pedersen (2014).

Consideraciones finales
1) En Chile, así como en buena parte del mundo, nos encontramos in-
mersos en una crisis de confianza que ha dejado en evidencia los altos
índices de desafección política de los últimos años. Esta realidad, que
subyace incluso a la participación electoral, nos ha llevado a investi-
gar alternativas que puedan significar una salida a la problemática. Es
aquí precisamente donde se sitúan las actividades electorales como
mecanismos que otorguen legitimidad y fortaleza al proceso demo-
crático, lo cual —a nuestro juicio— requeriría una reestructuración
del concepto mismo de ‘campaña’ en cuanto a sus efectos desde una
perspectiva sistémica y cultural.

2) En ese mismo sentido, creemos que las campañas electorales, como


acción política, han sido históricamente entendidas por la literatura
en relación con la maximización de votos y, con ello, con la persua-
sión en la dirección de preferencias que lleven a ganar un proceso. Este
entendimiento se evidencia en las distintas conceptualizaciones que
se han propuesto a lo largo de la historia, las cuales dejan en un pla-
no accesorio —o más bien invisible— a los diversos efectos benefi-
ciosos que estas tienen en un contexto democrático.

Siguiendo esta línea, podríamos sostener responsablemente que la


mayoría de los estudios realizados para evaluar la real necesidad de
este tipo de acciones políticas se enmarcan en qué tanto persuaden,
informan o comprometen al votante en virtud de obtener un esca-
ño, pero claramente no existe el mismo grado de interés en conocer

Palabra Clave - ISSN: 0122-8285 - Vol. 19 No. 2 - Junio de 2016. 365-397 389
la incidencia de estos procesos en los índices de confianza, afección
política y legitimación del proceso democrático.

3) Para conocer eventualmente los efectos que las campañas podrían


tener en el proceso democrático en su sentido amplio, se hace ne-
cesario encontrar índices concretos que nos alejen de los conceptos
válvula con que se suele tratar la apatía política. En la búsqueda de
dimensiones concretas que nos permitan operacionalizar los índices
de desafección y el papel que cumplen las campañas en ellos, surgen
los conceptos de eficacia política planteados por Campbell, Gurin y
Miller (1954). De esta forma, y a la luz de los distintos elementos que
según los autores incidirían en la conformación del voto, nos centra-
ríamos precisamente en las consecuencias que los actos de campaña
podrían tener en los índices de eficacia personal en la política, enten-
dida como un factor anterior y superior a la participación electoral.
De esta forma, de incidir las campañas favorablemente en estos índi-
ces, podríamos inferir que la importancia de estos actos de campaña
va más allá, incluso, de la mera participación en urnas, como legiti-
mación de los procesos.

4) Por otro lado, si analizamos el contexto chileno a la luz de las dimen-


siones tratadas por Campbell, Gurin y Miller (1954), podríamos in-
ferir que los índices de eficacia —tanto interna como externa— no
son los mejores. En este sentido, independiente de la crisis de con-
fianza que en estos minutos azota al país, los datos de distintos estu-
dios demoscópicos sugieren que los índices han decaído en el tiempo,
siendo peores que otros países con democracias más inclusivas del
vecindario, como Uruguay.

De esta forma, entenderíamos que existen variables que afectan es-


tos índices, las cuales eventualmente podrían ser trabajadas con dis-
tintas acciones.

5) ¿Serán las campañas electorales acciones políticas que podrían au-


mentar los niveles de eficacia? Para responder esta pregunta, nos re-
ferimos a los estudios de Hansen y Pedersen (2014), quienes, luego

390 Campañas políticas y desafección ciudadana:... - Alberto Pedro López-Hermida Russo, Pedro Fierro-Zamora
de una elaborada metodología de trabajo, sostienen que, al menos en
Dinamarca, la campaña tuvo como consecuencia el aumento de los
niveles de conocimiento y de los niveles de eficacia interna y externa.
Para nosotros, esto es significativo por dos razones enunciadas por los
autores. En primer lugar, por la carencia de investigaciones que abor-
den las campañas desde una perspectiva cívica (análisis que compar-
timos luego de estudiar la evolución del estudio), y en segundo lugar
por los índices trabajados por los académicos, bastante similares a los
que suelen utilizarse en Chile en diversos estudios demoscópicos, y
con los cuales trabajamos en el contexto de la situación actual.

6) En esta misma línea, y sin querer extrapolar resultados a nuestra reali-


dad nacional, creemos que es sensato comenzar a cambiar el paradig-
ma como solemos entender los actos de campañas, para verlos como
herramientas integrales que nos permitirían eventualmente tener una
ciudadanía más cercana y comprometida con el sistema democrático.

Una nueva conceptualización —o cambio de paradigma en el estu-


dio de las campañas— podría tener distintas consecuencias e impli-
cancias. Por ejemplo, y tal como lo mencionan Hansen y Pedersen
(2014), podría ser entendido de distinta manera el financiamiento
estatal para estos actos electorales, entendiendo el papel crucial que
tienen en la legitimación de los procesos y en la generación de una
ciudadanía conocedora y consciente. En un segundo lugar, podría
existir una nueva perspectiva en la búsqueda de herramientas que
sean más eficaces a la hora de llegar a los distintos grupos objetivos,
entendiendo también que los efectos esperables en cada uno varían,
lo cual puede tener especial interés en el contexto de una esfera polí-
tica digital ( Jennings y Zeitner, 2003; Lupia y Baird, 2003; Kenski y
Stroud, 2006; Lee, 2006; Effing, Van Hillegersberg, y Huibers, 2011).

Sabemos que es bastante improbable que el objeto de estudio cam-


bie para quienes se dedican a ganar elecciones, pues lo más seguro es
que para consultores el fin último siga siendo la maximización de vo-
tos. Aun así, creemos que la investigación y literatura no puede despre-
ciar los efectos benéficos que estos actos podrían tener para el proceso

Palabra Clave - ISSN: 0122-8285 - Vol. 19 No. 2 - Junio de 2016. 365-397 391
democrático. De esta forma, sostenemos que basta con que se logre
cercanía y empatía con el sistema para sentenciar que las campañas
importan mucho más de lo que podríamos imaginar.

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Palabra Clave - ISSN: 0122-8285 - Vol. 19 No. 2 - Junio de 2016. 365-397 397

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