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Colombia en el siglo XX

Yamileth Eliana Penagos Arias

Josué Fernández Achipiz

María Alejandra Pillimue Álvarez

Alejandra Liceth Salazar Medina

Colegio Ateneo Autónomo S.A.S.

Julio 2022
Colombia en el siglo XX

Presentado por:

Yamileth Eliana Penagos Arias

Josué Fernández Achipiz

María Alejandra Pillimue Álvarez

Alejandra Liceth Salazar Medina

Colegio Ateneo Autónomo S.A.S.

Julio 2022
INDUSTRIALIZACIÓN Y TECNOLOGÍA

La apertura del siglo XX colombiano con la Guerra de los Mil Días afectó el desempeño
del país en materia económica. El estancamiento en la inversión, la hiperinflación, la
destrucción de parte importante de la infraestructura de transportes, y la depresión del
sector externo como resultado de la intensidad del conflicto en Santander y Cundinamarca,
sumieron la economía colombiana de los albores del nuevo siglo en profunda recesión. Sin
embargo, había tan poca industria entonces, que no pudo ser muy afectada por la guerra.

A principios de siglo era evidente el relativo atraso de la industria colombiana no sólo con
respecto a Inglaterra y Estados Unidos, sino con otros países de la región. Este era el legado
del siglo XIX que, en cuanto a la acumulación de capital en la industria, había sido
precario, dejando a la guerra poco por destruir.

En su sentido moderno, industrias manufactureras caracterizadas por la mecanización y


concentración física de los recursos, persiguiendo economías de escala, intensivas en
capital y tecnología, y administradas por diferentes capas gerenciales, eran más bien
escasas.

Según Poveda, hacia 1900 el número de fábricas que exhibían características semejantes
era de 12 en Bogotá, 10 en Antioquia, una en Boyacá, otra en Bolívar, y un puñado más en
Santander y el Valle. Sectorialmente, éstas se concentraban en industrias livianas de
consumo no duradero, como alimentos, bebidas, calzado, textiles, tabaco, fósforos y velas;
y otros productos como cemento, vidrio, loza, hierro, muebles y enseres.

¿Cuáles eran las causas del atraso industrial? Los factores más importantes eran dos.
Colombia, como cualquier país cuyo progreso industrial no se basaba en el desarrollo
autóctono de innovaciones tecnológicas de bienes industriales y de sus procesos de
producción, estaba destinada a importar parte de su industrialización. Dicha transferencia se
veía condicionada por el dinamismo de su sector externo, que definía la capacidad de pago
de las importaciones de maquinaria, equipos e insumos estratégicos de la producción
industrial. Pero no sólo habían sido las experiencias exportadoras colombianas del siglo
XIX muy volátiles, sino que gran parte de los ingresos derivados de ellas se dedicaban a
importaciones de bienes de lujo, frustrando así esa transferencia efectiva.

La otra causa residía en el tamaño relativamente pequeño del mercado para productos
manufacturados, fragmentado claramente por economías regionales aisladas por costos de
transporte altísimos; y donde además, la demanda estaba condicionada por un ingreso por
habitante magro y de lento crecimiento.
La fuerza dinamizadora del crecimiento industrial de los años 10 y 20 no fue entonces
resultado de la política proteccionista que había reforzado el general Reyes, ni de la fiscal
del Gobierno de Ospina, sino del despegue de la economía cafetera.

El auge exportador originado en el occidente del país generó varios efectos positivos para el
sector industrial: primero, la atomización de las rentas cafeteras representó un crecimiento
en los ingresos de una clase media emergente que se materializó en una demanda interna
sostenida por artículos de consumo, un caso típico de crecimiento smithiano (la división y
especialización del trabajo conducen a mayor productividad y riqueza trazando un círculo
virtuoso); segundo, el mejoramiento de la infraestructura de transporte tanto vial y férrea
como fluvial, así como de las adecuaciones portuarias redujo los costos de fletes y por ende
de multiplicidad de bienes; igualmente integrando más los mercados regionales y
perfilando uno de carácter nacional; tercero, una parte significativa de los nuevos capitales
industriales encontró su origen en la producción y comercialización del café, como lo
ilustran los casos de importantes compañías manufactureras como Coltejer, Fabricato,
Cervunión, Coltabaco y Noel. La aceleración industrial de los años 20 sin embargo, se vería
truncada por la Gran Depresión de 1929. 

REALIDAD DE LA POLITICA INDUSTRIAL EN COLOMBIA

A pesar del descalabro que produjo la apertura económica, la política industrial en nuestro
país sigue los mismos lineamientos que nos empobrecieron

Los Antecedentes

El desarrollo del tejido industrial en nuestro país, fue el reflejo de la implementación del
modelo de Industrialización por Sustitución de Importaciones ISI, impulsado por la
CEPAL.

Dicho modelo hizo propicio el desarrollo de algún tejido industrial hasta los años setenta,
aprovechando las ventajas que la protección trae y favoreciendo el desarrollo industrial a
partir de la protección y no la innovación. Lamentablemente, las limitaciones del mercado
interior generaron una barrera muy clara a la industria colombiana y la protección que en
un primer estado de industrialización es un fenómeno positivo se convirtió en un fenómeno
desastroso para la economía nacional.

A partir de la década de los setenta, ninguna empresa industrial colombiana creció


realmente más allá de las oportunidades del mercado interior y Colombia siguió viviendo
de las exportaciones primarias de café, carbón, petróleo y otros productos, protegiendo el
mercado interior y manteniendo una industria que para los años ochenta se hizo pequeña,
ineficiente y poco competitiva con una participación nula en el mercado internacional.
Al finalizar la década de los ochenta hace su aparición el «neoliberalismo«, como una
respuesta teórica para «modernizar y hacer más competitivas las economías emergentes»,
aplicando aperturas de choque que fortalecerían y harían más modernas las economías,
pensando en la importancia de las ventajas comparativas entre los países y bajo el supuesto
de que el mercado internacional haría una distribución justa de los recursos y que los países
en desarrollo crecerían más rápidamente gracias a las nuevas condiciones de mercado.

Los resultados obtenidos fueron los opuestos, las economías emergentes son cada vez más
pobres y su participación en el comercio mundial es más limitado. Los países como
Colombia pierden terreno en el ámbito mundial y la apertura de los mercados nos hace más
vulnerables a las crisis mundiales y al comportamiento de los precios de bienes primarios
quienes a pesar de la apertura siguen dándonos el pan de cada día en nuestro país.

El desalentador manejo macroeconómico de la economía que permitió la pérdida de


competitividad de la economía en su conjunto, al dejar revaluar nuestra moneda en los años
más cruciales de apertura y la falta de apoyo estatal para reanimar a la industria resultaron
factores fatales en el camino colombiano hacia la «prosperidad económica» y por el
contrario resultó en un proceso de desindustrialización negativa.

En términos industriales el resultado fue bastante difuso, solo sobrevivieron algunas firmas
especializadas, y el grueso de las industrias en nuestro país sufren de enormes dificultades
para seguir adelante.

En la actualidad, vivimos un proceso de ajuste estructural, para estabilizar nuestra


economía, para cumplir por lo menos con las obligaciones salariales y las deudas
contratadas durante las últimas décadas tanto interna como externamente.

La política industrial del actual Gobierno parte de los mismos supuestos que destrozaron el
tejido industrial con la apertura económica, el crecimiento mostrado por la industria
nacional en los últimos meses es un fruto de la devaluación de la moneda más no de
políticas activas de mejoramiento de la competitividad, infraestructura física, eliminación
de costos de transacción etc. Lamentablemente se siguen defendiendo intereses muy
particulares y aparte de defender a las industrias existentes no existen políticas para el
nacimiento de nuevas empresas con recursos realmente importantes.

La economía colombiana tiene una organización industrial principalmente oligopólica, si el


Gobierno sigue protegiendo los intereses de la ANDI, o de ACOPI, sin pensar en la
posibilidad de ampliar los campos de competencia de la economía y sin fomentar la
creación de nuevas empresas que no provengan de las organizaciones existentes
simplemente fomentará la desigualdad social y defenderá a un grupo limitado de
colombianos.

Lo que resulta paradójico es que mientras el Gobierno dice apoyar a la industria, aumenta
los costos de transacción mediante el aumento de recaudos por impuestos, no se esfuerza
por mejorar la seguridad, no le brinda estabilidad a la inversión y no mejora la calidad en el
transporte, con un sistema de inteligencia de mercados ineficiente. Factores que al sumarse
impiden el desarrollo de una industria competitiva, sin ineficiencias en la distribución y
para todos.
En una sociedad en guerra, con casi tres millones de personas desempleadas, bajo una
recesión económica inclemente, no es aceptable una política industrial que se limita a
defender la poca industria que queda, que no invierte en ciencia y tecnología y que a pesar
de basar su política en el aparato exterior no apoya realmente las nuevas potencialidades de
la economía colombiana. Mucho ruido y pocas nueces, por favor: ¡no tanta mediocridad!

URBANIZACIÓN EN COLOMBIA

Generar una sostenibilidad económica, que beneficie a todos, ha sido uno de los grandes
percances de los proyectos de desarrollo para las ciudades. ONU-Hábitat trabaja con
gobiernos locales en Colombia para viabilizar esta realidad y busca, por medio de la
convocatoria Ciudad Más, identificar proyectos que quieran fortalecer las capacidades
económicas y financieras de proyectos en las ciudades intermedias colombianas.
Colombia es un ejemplo claro de un país que hace frente a la urbanización galopante.
Desde la mitad del siglo pasado, 75% de la población dejó el campo para establecer
residencia en una de las 40 ciudades con más de 100 mil habitantes. Según proyecciones de
la Misión Sistema de Ciudades del DNP, en 2050 vivirán en los centros urbanos cerca de
52,6 millones de habitantes, equivalentes al 86% del total de la población. Además, se
estima que para esta fecha alcanzará 69 ciudades con más de 100.000 habitantes y siete con
más de un millón.
Colombia no es la excepción. Cada vez más los gobiernos locales a nivel mundial contraen
un mayor número de responsabilidades hacia sus ciudadanos con el paso del tiempo. Sin
embargo hay una paradoja entre la provisión de servicios y la sostenibilidad financiera.
Los gobiernos locales carecen de capacidades técnicas, así como de instrumentos legales
que les permitan alcanzar un equilibrio entre ingresos municipales y provisión de servicios
a sus ciudadanos. Esta realidad conlleva a consecuencias importantes en el desarrollo de
proyectos orientados a mejorar el bienestar de los ciudadanos.
Para responder a este contexto, ONU-Hábitat ha lanzado una convocatoria para fortalecer
las capacidades económicas y financieras de proyectos en las ciudades intermedias
colombianas. Los ganadores tendrán la oportunidad de trabajar en conjunto con
especialistas de la unidad de finanzas y economía urbana de ONU-Hábitat, donde
identificarán las brechas existentes y delinearán una serie de recomendaciones para
garantizar la sustentabilidad y factibilidad del proyecto. El plazo para postular termina el 10
de junio.
La convocatoria tiene el objetivo de identificar y promover nuevos modelos económicos
con potencial para transformarse en modelos de una urbanización sostenible, incluyente, y
que promueva oportunidades para todos.
EJEMPLOS PRÁCTICOS DE URBANIZACIÓN EQUITATIVA

Dijo Albert Einstein que no podemos resolver los problemas con el mismo nivel


de pensamiento que usamos cuando se crearon. La célebre frase del científico alemán
traduce la filosofía del programa piloto de ONU-Hábitat, dispuesto a romper paradigmas
para probar un nuevo modelo que haga frente a una urbanización más equitativa.
El Programa ‘Logrando las Prioridades del Desarrollo Urbano Sostenible’  (Achieving
Sustainable Urban Development  - ASUD - por sus siglas en inglés) utiliza como pilares los
principios integrados de la Nueva Agenda Urbana: legislación, diseño y planificación y
finanzas urbanas. Se vale también de evidencias y nuevos instrumentos para afrontar la
complejidad de la urbanización y optimizar su potencial transformativo.
Con esta estrategia, especialistas de ONU-Hábitat en los países pilotos y en áreas
estratégicas de su sede en Nairobi trabajan en conjunto con representantes de gobiernos
nacionales y locales para desplegar las iniciativas, anticipar soluciones y promover
ciudades sostenibles como motores de desarrollo y crecimiento.
El resultado es un marco de planificación centrado desde el diagnóstico al proceso
decisorio. Este plan permite responder al crecimiento demográfico mientras analiza los
elementos espaciales, legislativos y financieros disponibles para responder a este
incremento. La estrategia cuenta con dos exponentes: el apoyo a la creación de una Política
Urbana Nacional y la Planificación de Extensiones para las Ciudades.
La Política Urbana Nacional permite establecer un marco legal e institucional para la
urbanización sostenible. Instituye las reglas y normas que definen cómo se dará este
crecimiento para garantizar que éste ocurra de forma ordenada. Igualmente, la Política
Urbana Nacional establece mecanismos de coordinación entre diferentes actores
gubernamentales y otras instituciones involucradas en el proceso de urbanización. Como un
paso importante, atribuye mayor relevancia al papel de las ciudades y amplia los poderes
decisorios de sus líderes.
La Planificación de las Extensiones de las Ciudades, por su vez, permite averiguar la
cantidad de espacio público construida y necesaria, la resiliencia de los municipios, bien
como la identificación de áreas disponibles para la edificación de viviendas, transporte
público e infraestructura. Este diagnóstico auxilia a crear ciudades más inclusivas,
potenciar la densificación, encontrar soluciones más eficientes y rentables y mejorar la
capacidad de la ciudad de responder y mitigar los cambios climáticos y desastres naturales.
Para la elección de los cinco países pilotos se tomó en consideración el equilibrio
geográfico, los contextos sociales, económicos y políticos y los desafíos y oportunidades.
De esta forma, el quinteto-piloto es compuesto por Mozambique, Ruanda, Filipinas, Egipto
y Colombia.
La urbanización ha cambiado la superficie de la tierra y, de paso, la biodiversidad que está
sobre ella. En sólo 40 años la población urbana se duplicará. Para el 2050, el 70% de la
población mundial vivirá en ciudades y se habrá construido un área adicional equivalente a
Sudáfrica. Y esta urbanización se hará en las zonas más biodiversas del planeta.
Esto es un gran desafío para las ciudades, en tanto que el crecimiento demográfico
representa una mayor demanda y presión sobre los recursos naturales. Las ciudades hoy en
día consumen 67% de toda la energía producida en el planeta y son responsables de casi
80% de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Pero al mismo tiempo es una oportunidad, pues de acuerdo con el portal Cities and
Biodiversity Outlook (CBO) y el informe de la Convención de Diversidad Biológica
(CBD), las ciudades tienen el brazo político y la capacidad de innovación para facilitar la
preservación de ecosistemas en vez de ser las mayores generadoras de huella ecológica.

La biodiversidad puede existir en las ciudades y mejorar la salud física y mental de las
personas al reducir la escasez de agua, mitigar los efectos del cambio climático, aumentar la
seguridad alimentaria y proporcionar estímulos espirituales.

En Colombia, los esfuerzos por construir ciudades biodiversas aún son tímidos. Solo en el
año 2000 las ciudades comenzaron a mirar en dirección a su naturaleza. Bogotá y Medellín
son las únicas que han adoptado la Política Nacional de Biodiversidad. Actualmente los ríos
de las grandes ciudades han sido canalizados y convertidos en cloacas. Los humedales
fueron desecados y rellenados para construir viviendas en ellos. Las ciénagas son propiedad
de terratenientes que se establecen con actividades ganaderas y agrícolas.

Hoy la tarea es revertir estas actividades, porque la naturaleza, año a año, nos está pasando
su cuenta de cobro mediante fenómenos naturales extremos, como inundaciones, incendios
forestales y sequías.

AVANCE DE LA GLOBALIZACIÓN

El tema de la globalización y sus efectos ha sido abordado por diferentes autores, algunos
de los cuales se presentan en este apartado. La permanente búsqueda de condiciones más
favorables para los inversionistas se ha convertido en noticia en casos de interés público,
como sucede con deportistas famosos (caso de Leonel Messi (Pérez, 2015) y con políticos
de diferentes países (caso de los Panamá Papers (Stefoni, 2016). Por otra parte, la
globalización de la economía ha ocasionado que sea mayor el protagonismo que en las
últimas décadas han adquirido las Normas Internacionales de Información Financiera
(NIIF) y las Normas Internacionales de Contabilidad (NIC) (Cano, 2013). El gobierno ha
adoptado también medidas para facilitar la constitución de empresas, que puedan competir
en el mercado global; algunas disposiciones incluidas en la ley 1258, coinciden con la
tendencia internacional de flexibilizar y simplificar la constitución de sociedades, de
acuerdo con la Cámara de Comercio de Bogotá (2010). La globalización también genera
impacto sobre las aspiraciones y expectativas de los habitantes del país (Jurado &
Tobasura, 2012). No solamente los empresarios compiten a nivel internacional, sino que los
empleados colombianos están compitiendo con los de China o Estados Unidos. (Kessler,
2015).
El fenómeno de globalización también ha sido observado con interés en Europa; en el 2001
ese continente se vio afectado por los problemas internacionales de seguridad como
consecuencia del ataque terrorista a las Torres Gemelas en New York, a miles de
kilómetros (Fuentes & Parra, 2012). En 2008, fueron los hechos de carácter económico
originados en Estados Unidos los que terminaron afectando a los bancos y aseguradoras de
Europa, como consecuencia de la globalización de ese tipo de empresas (Álvarez, 2010).
El proceso que se vive en Colombia no es algo exclusivo del país, y se refleja no solo en la
economía, sino en la política, en las transacciones financieras, en la migración de personas,
en la seguridad nacional, etc. Colombia se caracteriza por su posición geográfica y
potencial en factores de producción, es un país privilegiado frente a las posibilidades que la
globalización ofrece en el marco de los tratados de libre comercio. Sin embargo, resulta
indispensable identificar algunas de las necesidades fundamentales para lograr un
crecimiento económico sostenido, basado en la explotación del potencial exportador y una
balanza comercial superavitaria mediante el aprovechamiento de las ventajas competitivas
propias del país.
La globalización requiere de zonas o espacios económicos, sobre las cuales se aprueban
beneficios comunes mediante convenios o pactos. Eric Tremolada Álvarez reconoce
estamentos para la integración económica “Preferencias arancelarias, zona de libre
comercio, unión tarifaria o unión de consumidores y unión aduanera.” (Álvarez, 2013) En
cuanto a los efectos de la globalización se ha considerado que para el caso de los países
latinoamericanos “pueden alcanzar un proceso de desarrollo integral mientras persiguen un
proceso de puro crecimiento, o si tendrán que buscar otro modelo para asegurarse de un
progreso más auténtico.” (Mateus, 2002) La globalización como variable de la organización
social actual resulta impactando o impactada por los marcos de regulación y las
proyecciones económicas, bases para la expansión del capitalismo y del consumismo.
Por otra parte, es frecuente recordar que en estos procesos de globalización han existido
relaciones de dependencia, siendo una causa y a la vez consecuencia de este proceso
mundializado. “…En cada una de estas épocas no solo emergen conflictos y acuerdos, sino
que también y sobre todo hibridaciones” (Rovira, 2003).
La globalización ha sido el medio de integración e interdependencia por el cual se han
modificado los procesos económicos, políticos, culturales, sociales y tecnológicos, dando
lugar a un mundo más interconectado.
Es un proceso dinámico que resultó del capitalismo en la búsqueda de acrecentar la
producción, comercio y consumo, que a su vez se ha visto favorecido desde la aparición del
internet.
Colombia entró a esta nueva ola de globalización, en los noventa, importando de todo,
como el mundo esperaba: carros, ropa, tecnología y hasta políticas públicas. Pero lo que el
mundo no esperaba era todo lo que Colombia les iba a mandar.

Se nos conocía por el café, los bananos, y podíamos exportar petróleo y carbón. Después, el
famoso estudio ‘Monitor’ dijo que podíamos exportar flores y ropa interior femenina, lo
que causó que la industria de las rosas hoy sea una de las más importantes del mundo y la
lencería sea reconocida a nivel mundial.
Pero lo que el mundo no esperaba era la colombianización a la que Colombia sometería al
mundo: hoy, nuestros futbolistas juegan en los mejores equipos de mundo, hay muchos
científicos en la Nasa, profesores en las universidades más prestigiosas del mundo,
directivos en organismos multilaterales, actores en diversas instancias de Hollywood, y
acaban de nombrar a un colombiano como director de la orquesta de Viena. Hasta,
tristemente, varias series exitosas hablan de la historia del narcotráfico colombiano, como
se hablaba de Cosa Nostra en el pasado.

Los asiáticos están enloquecidos con la panela, las uchuvas son un éxito en Europa del Este
y el ‘jean’ sin bolsillo se tomó a América Latina; nuestra música arrasa en Europa, América
y Estados Unidos, llevándose los principales premios y con enorme presencia en las
emisoras y señales de ‘streaming’; al mismo tiempo que muchos autores colombianos son
traducidos a más de 20 idiomas, para poder leer sobre esas maravillas de las que tanto
hablan.

Cada vez llegan más extranjeros a conocernos, a vivirnos, a sentirnos, a invertir, a hacer
negocios y aprender de nosotros. Y a enseñarnos cosas que valoramos y apreciamos para
desarrollar muchas más industrias que la del turismo, la academia y la banca.

Hace 30 años era muy difícil que un colombiano pensara que podía comprar un televisor de
última tecnología en un supermercado, con garantía y todo. Y hace 30 años, muchas
personas del mundo no se imaginaban que cantarían nuestras canciones, endulzarían su
vida con la panela, reirían con nuestras historias y declararían el amor con nuestras rosas,
porque solo nos veían como el país que producía el café más suave del mundo.

El mundo entero no solo nos felicita por el proceso de paz, sino que nos pregunta cómo
hicimos para hacer tanto teniendo tan pocas opciones, y solo nos queda decirles que en esa
esquinita del mundo, que entró tarde a la globalización, hay 50 millones de personas que le
pueden aportar tanto al mundo que nos tocó desatrasarnos rápidamente, y por eso ven desde
paisas alquilando camellos sobre las arenas de Egipto hasta científicos colombianos
metidos en el fondo del cerebro, estudiando nuestra humanidad.

RETO DE COLOMBIA EN EL MUNDO ACTUAL

Con la internacionalización de la economía o la globalización países como Colombia se


enfrentan a una serie de retos económicos y uno de ellos tiene que ver con la
competitividad internacional. La estadística ubica muy bien a los países industrializados,
uno de los problemas que enfrenta Colombia es la crisis económica y social con un
deterioro en las condiciones de vida de los ciudadanos, el aumento de la pobreza y de la
indigencia fiscal y la perdida de crecimiento económico que propone estrategias de
desarrollo que se centra en el ser humano.

A veces hay que elegir las batallas con las que uno quiere ganar la guerra”, decía Bolívar.
En una situación como la actual, esto cobra mayor relevancia. Ante la restricción de
presupuesto y de capacidades de gestión con las que nos enfrentamos, cada vez se hace más
apremiante definir como país cuáles son los problemas que queremos resolver hacia el
futuro.

Promover la eficiencia de la gestión pública es el principal determinante para asegurar el


éxito de las apuestas de desarrollo que se definan. Cuando uno revisa el ejercicio de lo
público, encuentra diferencias importantes entre lo que las políticas de gobierno quieren
generar y lo que ocurre en la realidad.

Además de factores intencionales como la corrupción, la gestión pública se ve afectada por


aspectos como escasez de información y datos, rezagos de las entidades públicas en
transformación digital, ausencia del Estado en el territorio, entre otros.

La asignación de subsidios es un claro ejemplo de ello. Existe consenso en que buena parte
de las ayudas que entrega el Estado, en las distintas áreas (educación, pensiones, salud,
servicios públicos, vivienda y atención a la pobreza y a la primera infancia), no
necesariamente están llegando a quienes más los necesitan.

En muchos casos, su asignación se hace con base en el estrato y no en los ingresos o el


patrimonio de los hogares. Tampoco se hacen evaluaciones de impacto, ni se mide si las
personas han mejorado sus condiciones de vida o siguen necesitando la ayuda.

En tal sentido, una mejor focalización de los subsidios puede contribuir de manera
significativa a la reducción de la pobreza, sin que esto implique necesariamente un aumento
en los recursos asignados.

or otro lado, el hecho de que por esta crisis se puedan perder muchos de los avances
logrados en política social en las últimas décadas nos debe dejar inquietudes sobre los
mecanismos que se estaban empleando para ayudar a las personas a salir de la pobreza.

Muchos de los que lograron avanzar hacia una clase media vulnerable, incrementaron sus
ingresos, pero aumentaron, de igual forma, sus gastos y, en algunos casos, su
endeudamiento, sin generar patrimonio.

Cuando se elevan los niveles de ingreso y gasto de manera paralela, se gana en bienestar en
el presente, pero no necesariamente en tranquilidad y seguridad en el futuro. Es el ahorro,
por el contrario, el elemento fundamental para que las familias vulnerables puedan salir de
la pobreza.

La capacidad de ahorro no depende necesariamente del ingreso, obedece a que las


preferencias sobre el consumo futuro sean más altas que aquellas sobre el consumo
presente.

Además, el ahorro permite generar inversión. Antes de la pandemia, en Colombia, solo dos


de cada diez personas ahorraban y el 20 por ciento de los ingresos de los hogares se
destinaban a pagar deudas.

Pero lo más preocupante es que el endeudamiento para bienes de consumo superó al de


bienes durables. De ahí la necesidad de repensar el consumo y el crédito como herramientas
de ascenso económico para brindarle al ahorro la importancia que se merece.

Aprovechar la revolución tecnológica debe ser otra prioridad nacional. Hoy, tenemos
debilidades significativas en conectividad y en formación de competencias digitales.

La mayoría de las empresas exitosas que se crearon en el mundo en los últimos años son de
naturaleza tecnológica. La demanda de talento en inteligencia artificial, análisis de datos,
entre otros, ha aumentado de manera importante. Actualmente, el país está en capacidad de
contratar a 150.000 desarrolladores de código, pero hay pocas personas con esa
competencia.

Muchos de nosotros ni siquiera comprendemos bien en qué consisten estas


profesiones. Adicionalmente, en el campo de la educación, seguimos impartiendo
conocimientos a través de los métodos clásicos, sin lograr seducir a las nuevas generaciones
y desaprovechando alternativas digitales como Coursera, edX, Codeacademy, entre otras,
que suelen ser más incluyentes y se ajustan mejor a la valoración que los jóvenes hacen del
factor tiempo.

Además, formalizar el empleo y las empresas es otra de las batallas importantes que debe
librar el país. Tener la mitad de la economía en la informalidad afecta tanto a la sociedad
como al Estado.

Por una parte, la formalización del empleo les asegura a los más vulnerables cobertura en
las redes de protección social y, por otra, empresas formalizadas le garantizan al Estado un
aumento importante de los ingresos fiscales.

Actualmente, los impuestos que dejamos de recibir por evasión superan al dinero que se
pierde por cuenta de la corrupción.

En materia de política social, es prioritario volver a enfocar los esfuerzos en las necesidades
básicas como determinantes de la salud, del aprendizaje, de la reducción de la pobreza,
pero, sobre todo, de la dignificación del ser humano.

Entre las inversiones que generan las tasas más altas de retorno están: una adecuada
nutrición, el acceso a agua potable, atención en primera infancia y vacunación.

Seguramente, hay muchas otras iniciativas que contribuyen al desarrollo, como la


protección al medio ambiente. Esta lista no pretende ser exhaustiva, ni mucho menos. Solo
intenta hacer énfasis en aquellos aspectos que nos ayudan a imaginar un país mejor y más
incluyente.

Nos permite tener una visión de futuro compartida, en la que el Estado cumple con su
función, los hogares están mejor preparados para afrontar las crisis, las nuevas generaciones
se retan a alcanzar las demandas del mundo moderno, y donde contar con unas condiciones
de vida básicas dignifican a los que viven en situaciones vulnerables.
EL PLAN COLOMBIA

Plan Colombia (también llamado Plan para la Paz y el Fortalecimiento del Estado o Plan


Colombia para la paz) es un acuerdo bilateral constituido entre los gobiernos
de Colombia y Estados Unidos. Se concibió en 1999 durante las administraciones del
presidente colombiano Andrés Pastrana Arango y el estadounidense Bill Clinton con los
objetivos específicos de generar una revitalización social y económica, terminar el conflicto
armado interno en Colombia y crear una estrategia antinarcótica.
El Plan Colombia cuenta principalmente con el apoyo del programa del gobierno
estadounidense llamado Andean Counterdrug Initiative (ACI) o "Iniciativa Andina Contra
las Drogas" y recibe asistencia del Foreign Military Financing (FMF) o "Financiación para
Fuerzas Militares Extranjeras" del Department of Defense’s central counternarcotics
account o Cuenta Central Antinarcóticos del Departamento de Defensa de los Estados
Unidos.1 Los objetivos de Colombia y de los Estados Unidos difieren en algunos aspectos.
El principal objetivo del gobierno estadounidense es prevenir el flujo de drogas ilegales
hacia los Estados Unidos, como también ayudar a Colombia a promover la paz, el
desarrollo económico que a la vez contribuye a la seguridad en la región andina. El
principal objetivo de Colombia es promover la paz, el desarrollo económico, incrementar la
seguridad y terminar con el tráfico ilegal de drogas. Ambos han evolucionado de lo
estrictamente antinarcótico de la guerra contra las drogas a incluir aspectos de la guerra
contra el terrorismo, debido a que los grupos violentos y mafias utilizan el negocio de la
droga para financiar la guerra.
Por su parte, los opositores al proyecto creen que sus objetivos declarados, a saber, la lucha
contra el narcotráfico, no serían en realidad más que una pantalla para justificar la
expansión de la influencia estadounidense en la zona. Además, insisten en que el plan se
centraría principalmente, si no exclusivamente, en la lucha contra las FARC-EP y no en la
lucha contra todas las redes de narcotráfico.
Entre 2001 y 2016, Estados Unidos han invertido 10 000 millones de dólares en Colombia
en ayuda militar, el mayor presupuesto de ayuda militar de Estados Unidos después del
concedido a Israel.
La versión original del Plan Colombia según la ideó el presidente Andrés Pastrana en 1998,
una semana después de la primera ronda de las elecciones presidenciales, consistía en
un Plan Marshall para Colombia. El argumento de Pastrana fue que “la coca era un
problema social cuya solución debía incluir resolución del conflicto armado; los países
desarrollados deberían ayudarnos a implementar una especie de Plan Marshall para
Colombia, el cual nos permitiría desarrollar grandes inversiones en el campo social, con el
fin de ofrecer a nuestros campesinos alternativas diferentes a los cultivos ilícitos”.
Después de la posesión de Pastrana, uno de los nombres dados a la iniciativa fue “Plan
Colombia para la Paz", el cual según Pastrana "era un conjunto de proyectos de desarrollo
alternativo que canalizarían los esfuerzos de las organizaciones multilaterales y gobiernos
extranjeros hacia la sociedad colombiana”. La Ley 508 del 29 de julio de 1999 aprobó
según el mandato Constitucional, el Plan Nacional de Desarrollo “Cambio para Construir la
Paz 1999 - 2002’’ con el objetivo fundamental el Plan Colombia.
Pastrana viajó a los Estados Unidos y presentó el plan para su cuatrienio como presidente y
cambia de nombre a su proyecto por el de "Plan Colombia". La buena imagen ante el
gobierno de los Estados Unidos, dieron lugar a una amplia colaboración entre ambos
países, luego de fricciones con la anterior administración de Ernesto Samper por el Proceso
8.000. La plataforma política del presidente Pastrana se tornó en gran parte hacia
la creación y activación del proceso de paz con las FARC-EP y el ELN y la lucha
antinarcóticos. Entre el 13 y el 14 de diciembre de 1999, Philip Chicola, representante del
Departamento de Estado para la sección de Asuntos Andinos, se reunió secretamente
en Costa Rica con el jefe de las FARC-EP, alias Raúl Reyes.
El intercambio en materia militar entre Colombia y los Estados Unidos se incrementó a
partir de entonces, pasando de la cooperación exclusiva que se le daba a la Policía Nacional
de Colombia, a los componentes de las Fuerzas Militares de Colombia. En diciembre de
1999, el Secretario de Defensa de los Estados Unidos William Cohen y el Ministro de
Defensa de Colombia, Rodrigo Lloreda, firmaron un acuerdo para incrementar la
cooperación militar entre los dos países.
El acuerdo creó un grupo de trabajo bilateral entre las Fuerzas Armadas de ambos países y
creó la especialización de "batallones antinarcóticos" en el Ejército de Colombia. A pesar
del secuestro y muerte de tres activistas americanos que realizaban labores humanitarias
con los indios U'wa en Arauca por parte de las FARC-EP, el gobierno de Clinton continuó
apoyando al gobierno de Pastrana. El 11 de enero del 2000, el presidente Clinton dio a
conocer oficialmente la ayuda para el Plan Colombia y que luego fue aprobado el 13 de
julio del 2000.
Entre los años 2000 y 2005, el Plan Colombia recibió US$2800 millones de dólares, que
junto a la asistencia del Departamento de Defensa promedió los US$4500 millones de
dólares.
En el 2005, la Administración Bush pidió fondos adicionales al Congreso de los Estados
Unidos para el Plan Colombia para adicionarle US$463 millones de dólares a través del
ACI y US$90 millones a través del FMI.
Aunque el Plan Colombia tiene algunos componentes que buscan fomentar la ayuda social
y la reforma institucional en Colombia, la iniciativa es ampliamente considerada como un
programa fundamentalmente de ayuda militar y antinarcóticos.

De acuerdo a la Oficina para la Vigilancia Gubernamental (GAO) por sus siglas en inglés,


el Plan Colombia no dio los resultados a seis años que inicialmente se propusieron los
gobiernos de los presidentes Pastrana y Clinton.
En cuanto a reducción de cultivos, la meta era reducirlos en un 50% entre los años 2000 y
2006. Según cifras del organismo estadounidense de seguridad Agencia Central de
Inteligencia (Central Intelligence Agency, CIA), los cultivos de amapola y la producción de
heroína, sin embargo se redujeron en un 50%. En el mismo lapso los cultivos de coca se
incrementaron en un 15%, pero fue debido a que los campesinos cocaleros se movieron a
zonas remotas selváticas para evitar su erradicación; mientras que la producción
de cocaína se incrementó en un 4% durante el mismo período. De acuerdo a datos de la
"Oficina Nacional para el Control de la Política de Drogas" (Office of National Drug
Control Policy, ONDCP), la producción de cocaína no mantuvo un ritmo de crecimiento
paralelo a los cultivos de coca debido al impacto causado por la erradicación manual y
aérea.
Según las autoridades norteamericanas, Colombia mejoró su seguridad por medio de la
estrategia antinarcóticos, acciones militares y policiales, además de otros esfuerzos, tales
como el programa de desmovilización y deserción de grupos violentos. Entre los años 2000
y 2007, el gobierno colombiano reportó que la cifra de secuestros y homicidios se había
reducido a un tercio, mientras que los ataques a oleoductos se habían reducido a cero. La
asistencia económica estadounidense a Colombia totalizó US$4.900 millones de dólares en
dicho período, con un fuerte apoyo al fortalecimiento de la movilidad aérea, necesaria para
lograr los objetivos antinarcóticos.
En febrero de 2016, durante la conmemoración de los quince años del Plan Colombia, el
presidente Juan Manuel Santos y su homólogo Barack Obama anunciaron un nuevo
capítulo del plan Colombia, denominándolo Paz Colombia.

En junio de 2000, Amnistía Internacional emitió un comunicado en el cual criticaba la


implementación del Plan Colombia

 Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, los cultivos de
coca aumentaron.
 Incremento de las víctimas del Conflicto armado interno en Colombia.
 Aumento de violaciones a los derechos humanos y falsos positivos.
 Incremento de la minería ilegal.
 La amenaza de las Bandas y grupos emergentes.
 Militares colombianos como mercenarios.
 Fracaso de la exportación del plan.

La estrategia de fumigaciones aéreas para erradicar los cultivos de coca, ha sido blanco de


críticas porque, además de producir daños a los cultivos lícitos, afecta la biodiversidad y
tiene consecuencias de salud adversas sobre aquellas personas expuestas a los herbicidas.
Según algunas investigaciones científicas en Francia, el uso del glifosato formulado en
aspersiones aéreas provoca las primeras etapas de la cancerización en las células.
Por parte de los gobiernos colombiano y estadounidense se asegura que el glifosato,
herbicida de amplio espectro empleado en las fumigaciones contra los cultivos de coca y
amapola, no causa daño alguno a la salud y que, por el contrario, es utilizado extensamente
en la producción de café, arroz, algodón, maíz, sorgo, cebada y fríjol de soya, así como para
el control de maleza en el cultivo de árboles frutales, plátano, banano y palma africana. En
otras regiones del país se le utiliza como agente madurador en la producción de la caña de
azúcar. Incluso, los cultivadores de coca y amapola lo emplean ampliamente en el control
de maleza.
TRANSFORMACIONES EN EL MODELO ECONÓMICO

Durante mucho tiempo se ha discutido cuál es el modelo de un estado perfecto, en


Colombia a lo largo de su historia se han llevado a cabo guerras, incluso durante la época
donde se buscaba la liberación del yugo español, donde se discutió el modelo de Estado
(federalista o centralista), que como es bien sabido, dominó el centralismo, e incluso hoy se
continua aplicando en nuestro país.

Sobre un modelo económico existen también diferentes acepciones, pero desde el punto de
vista de la economía política: “aquel proceso que es orquestado por un gobierno para
organizar la actividad económica y buscar un vínculo armónico entre las empresas y el
resto de los actores sociales”. Para determinar el modelo económico de Colombia, primero
se debe analizar los modelos económicos de intervencionismo y neoliberalismo:

Intervencionismo: “política de los Estados que consiste en la intervención activa en los


asuntos internacionales…, confía a la acción del Estado el dirigir y suplir, en la vida del
país, la iniciativa privada”. Dentro de sus principales fines encontramos:

1. Corregir los efectos de posibles fallos de mercado;

2. Lograr cierto bienestar social adicional al margen de los mecanismos de mercado;

3. Existencia de bienes públicos (aire, pesca en aguas internacionales, comunicación, etc.)


que no pueden ser adecuadamente controlados por un mecanismo de mercado;

4. Proteger los recursos naturales y buscar una forma de explotación sostenible de los
mismos.

5. Financiar un sistema de defensa nacional y de seguridad pública que permita desarrollar


pacíficamente la actividad económica capitalista.

Una crítica al intervencionismo pueden ser, la parálisis que causa al progreso, el


crecimiento y el desarrollo económico de un país, pues la inversión de capital privado es
una buena forma de fomentar el empleo, riqueza y alternativas de ingresos, además, se ha
constatado a través de los años la ineficacia en la asignación de los recursos que produce a
un amplio sector.

Neoliberalismo: es un sistema económico basado en “tratar de reducir el aparato estatal, de


privatizar las empresas sociales del Estado, y de establecer la apertura económica en todos
los frentes.” Este sistema se caracteriza por la implementación de políticas monetarias y
fiscales restrictivas, la liberalización/desregulación, y privatización. Un ejemplo de un país
neoliberal se puede encontrar en los Estados Unidos de Norte América, considerado el
capitalismo al extremo, pues consideran la propiedad privada y la inversión de particulares
como herramienta para el crecimiento económico y desarrollo de un país y solo debe de
interior en ciertas situaciones extremas. Este sistema también tiene sus problemas prácticos,
los cuales son:

1. Ha resultado no traer la prosperidad que se había programado, a pesar de llevar años


implementándose en países, sean estos desarrollados o no;

2. Es un modelo que no ha todos los países le es ideal, tenemos como ejemplo a Argentina
que en el 2000 tuvo una crisis por haber tomado parámetros dictados por el Fondo
Internacional Monetario, ellos ingenuamente creyeron que abriendo mercados al libre
comercio, con pocos o incluso sin restricciones tarifarias y sin intervención estatal se
lograría su desarrollo ideal, pero eso no sucedió;

3. A pesar de quienes lo defienden buscan generar un camino al crédito estable, solo genera
ganadores y perdedores, sin tener los agentes o factores necesarios para hacer posible el
maximización de su utilidad;

4. La ausencia de regulaciones y sistemas jurídicos de mecanismos de control o


intervención estatal da al Estado muy minimizado, dando a entender que a este o no le
importan las crisis que puedan generarse o ingenuamente cree que los particulares pueden
sobrevivir a la escasez y al continuo crecimiento de la población y de la reducción de
recursos;

5. Da a entender que el Estado tiene la capacidad de debilitar el poder sindicalista y


mantenga el control total del dinero, limitando a la vez la inversión en gastos sociales.

Teniendo en cuenta las características de estos dos sistemas económicos, podemos decir
que Colombia pertenece al sistema neoliberal. Esta política ha sido implementada en
Colombia a partir de 1991, pero eso ha generado como en otros países una crisis en todos
los sectores. El desempleo, la quiebra por doquier de nuestras empresas es un hecho
cotidiano y el Estado siempre tendrá que ponerle freno a esta política que en el fondo no es
más que el llamado “capitalismo salvaje”. Sin embargo, durante el periodo de 2002 a 2009
Colombia da la sensación de ser un lugar más seguro para los habitantes como para los
inversionistas extranjeros pasando de ser la séptima economía más fuerte de Latinoamérica
a ocupar el puesto número cuatro, debido también al gran aporte de turistas extranjeros que
contribuyen con grandes cantidades de inversiones de capital a Colombia, fomentando el
desarrollo de la economía.8 El modelo económico de Colombia no es 100% neoliberal, de
hecho, en países como Estados Unidos, donde son capitalistas salvajes, existen situaciones
que obligan al Estado a tomar medidas que van más allá de la privatización y economía
particular. Igualmente, en Colombia el Estado no es 100% neoliberal, pues el gobierno
tiende a implementar cada vez más proteccionistas a sectores vulnerables, implementa
acciones tendientes a regular medidas que protejan a inversionistas que fomenten el
empleo, creación de estructuras públicas y fomentar la participación de particulares en
asuntos de política económica publica y mixta. Economistas como Eduardo Sarmiento
opinan que en los sectores del país, “solo la minería está dando frutos”, otros como la
infraestructura, agricultura, medio ambiente e innovación no se ha profundizado sobre los
elementos e instrumentos para llevarlas a un buen camino, e incluso opino que la
implementación del TLC, si bien es cierto que permite la compra de bienes más baratos en
el exterior, esto también ocasiona pérdidas de empleo en el país y resulta costoso al no
haber más trabajo en la industria.

Por otro lado, existen estadistas que opinan que Colombia está en una economía cada vez
más emergente; es decir, un país que se encuentra en vías de desarrollo, y comienza a
crecer con su propio nivel de producción industrial y sus ventas al exterior. De esta manera,
aparece como competidor de otras economías más desarrolladas”. Finalidad que Colombia
siempre ha querido, y de hecho uno de los motivos por los cuales había firmado el tratado
de libre comercio (TLC). Desde mis apreciaciones personales, considero que Colombia es
un Estado neoliberal, de economía emergente, con miras al desarrollo, con un énfasis en el
mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes, sin embargo, hay que señalar que
existen múltiples problemas en el país, algo muy común en diferentes naciones sobre todo
en vías de desarrollo, pero con expectativas de un mejoramiento y una solución a las
problemáticas en un futuro.

La economía de Colombia se encuentra en un estado emergente, progresando y


evolucionando, desde aspectos como el agrícola hasta el sector industrial, que a pesar de no
encontrarse en un sector desarrollado, está en miras al desarrollo, sobre todo comparándolo
con países de América Latina como Argentina o Brasil12. Colombia debe encontrar un
mejor equilibrio entre un Estado neoliberal y uno intervencionista, ya que existen sectores
vulnerables del país que aún están sufriendo por la desigualdad y la realidad económica del
país, sin menoscabar la importancia de la inversión de capital privado en Colombia.
BIBLIOGRAFÍA

https://www.portafolio.co/economia/finanzas/industria-siglo-xx-251144

https://www.gestiopolis.com/realidad-politica-industrial-colombia/#:~:text=La%20pol%C3%ADtica
%20industrial%20del%20actual,de%20mejoramiento%20de%20la%20competitividad%2C

https://www.urbangateway.org/es/news/la-urbanizaci%C3%B3n-en-colombia-sirve-como-una-
oportunidad-para-la-creaci%C3%B3n-de-ciudades-incluyentes

https://www.elespectador.com/ambiente/colombia-urbanizada-y-biodiversa-article-572840/

https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/camilo-herrera-mora/la-globalizacion-
colombiana-es-un-hecho-205540

https://www.eltiempo.com/politica/gobierno/los-retos-que-tiene-colombia-para-el-futuro-507670

https://es.wikipedia.org/wiki/Plan_Colombia

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