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Resumen de Guerra:

Presentación del autor:

Autor: Francois Xavier Guerra fue un historiador hispano-francés, nació en Vigo España en el año
1942 para luego trasladarse a Franca en el año 1962, donde termino por nacionalizarse realizando
sus estudios en Soborna. Se le considera un historiador de carácter latinoamericanista, dedicando
especialmente al ámbito de los estudios de la modernidad en los diferentes países de hispano
América.

Resumen:

Bueno básicamente el presente texto de Guerra va a pretender el seguir con este hilo de generar
una comprensión de este periodo de comienzo del periodo de independencia a partir de la mirada
historiográfica de diferentes, independiente del carácter político que estas puedan tener, pero que
han generado un aporte y han podido iluminar este proceso con miradas distintas, con diferentes
elementos de estas que se discutían en esa época y que a veces incluso pueden seguir como
problemáticas pendientes en la historia latinoamericana

Tema: Bueno para el caso de Guerra, el tema del texto de esta semana tiene relación con lo que él
llama un “proceso revolucionario único”, que es que desde principios del siglo XVIII se comienza a
desarrollar una época de varios transformaciones como lo son la revolución liberal en España, y en
América comienza el proceso que llevaría a la Independencia.

Entonces, en su introducción Guerra problematiza sobre estos fenómenos: el primero de estos


problemas es si estos dos fenómenos están interconectados o no?, puesto que de que menciona
que estos se suelen tratar como fenómenos independientes, donde generalmente se hacían
referencias contextuales, que no tenían importancia explicativa. Aquí hace una crítica
mencionando que esto sería causa porque se visualiza estos hechos a través de historiadores del
siglo XIX, cuya referencia era el estado-nación. Para los historiadores latinoamericanos las
revoluciones eran una forma de legitimar una expansión de las nuevas naciones
hispanoamericanas y la formación de regímenes políticos modernos, Para los historiadores
españoles en cambio, la revolución liberal era el tema central a partir de este desarrollo truncado
de la Modernidad. Donde en general se ha olvidado la existencia de la estructura política del
Antiguo Régimen, que era la Monarquía hispánica, con sus dos pilares, el español y el americano.

Guerra a modo de tesis menciona que esta óptica es algo que resulta insuficiente, ya que los dos
fenómenos, la revolución liberal española y las independencias hispanoamericanas aparecen
continuamente relacionados en todas las fuentes. Para Guerra se trata de un proceso único que
comienza con la irrupción de la Modernidad en una Monarquía del Antiguo Régimen, y que va a
desembocar en la desintegración de ese conjunto político en múltiples Estados soberanos, uno de
los cuales será la España actual.
El segundo problema que se plantea, tiene relación con la naturaleza del proceso. Ya que para
quienes vivieron en esa época, y para una larga tradición historiográfica, se trata de un proceso de
carácter revolucionario. Ahora lo que se entiende por revolución dependerá de lo que cada autor
entienda por esta. Para quienes vivieron durante la época, lo que se entiende por revolucionario
en la época de Guerra se tiende a difuminar, incluso llega a ser problemático, ya que la revolución
en la época de Guerra se ve ante todo como una transformación radical de las estructuras sociales
y económicas o el acceso al poder una nueva clase social.

Ya que en América la independencia trajo en realidad pocas modificaciones substanciales de las


estructuras económicas o sociales profundas, se ha tendido a infravalorar su carácter
revolucionario. Por lo que para muchos autores, las revolución de Independencia paso a ser
considerado como un fenómeno “puramente político” y por tanto de importancia relativamente
secundaria con respecto a las permanencias estructurales. Lo puramente político se refiere aquí
tanto a la ruptura del vinculo con la metrópoli, como a la sustitución en el poder político de los
peninsulares por los criollos.

En España, en cambio, el carácter de revolucionario del proceso que comenzó en 1808, sigue
siendo aceptado, pero muchas veces el adjetivo “liberal” viene a disminuir la fuerza de la palabra
revolución, indicándose más bien como una revolución limitada: el transito del Antiguo Régimen a
la sociedad burguesa, considerada esta y aquel fundamentalmente por su rasgos institucionales,
sociales y económicos. En los dos casos, en España y en América, utilizando criterios surgidos de la
interpretaciones clásicas de la Revolucion Francesa, se habla a lo mas como una revolución
burguesa, realizada en España por una burguesía revolucionario o en América por una burguesía
criolla.

Guerra dice que este tipo de interpretaciones es cada vez más difícil de mantener. Reducir estas
revoluciones a una serie de cambios institucionales, sociales o económicos deja de lado el rasgo
más evidente de aquella época: la conciencia que tienen los actores, y que todas las fuentes
reflejan, de abordar una nueva era, de estar fundando un hombre nuevo, una nueva sociedad y
una nueva política. Considerar solo las medidas concretas de reforma institucional, social o
económica conduce a relativizar su novedad y también su eficacia. En este campo, casi todas
tienen precedentes en la época de la Ilustración pues, la revolución lleva a su término muchos
procesos comenzados durante el Antiguo Régimen.

Lo radicalmente nuevo no es tampoco la existencia de un nuevo sistema global de referencias en


el que se combinan las ideas, imaginarios sociales, valores y comportamientos que deben
configurar al nuevo hombre y la nueva sociedad. Todas esas novedades habían ido sugiriendo a lo
largo del siglo XVIII en grupos restringidos de hombres agrupados en nuevas formas de
sociabilidad. Lo radicalmente nuevo es la creación de una escena publica cuando este nuevo
sistema de referencias deja los círculos privados en los que hasta entonces había estado recluido,
para irrumpir en plena luz. Triunfa entonces había estado recluido, para irrumpir en plena luz.
Triunfa entonces una nueva legitimidad (la de la nación o la del pueblo soberanos), una nueva
política con actores de una clase nueva que, por primera vez, pueden ser llamados políticos, en
tanto que se constituyen precisamente para conquistar esa nueva legitimidad.

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