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Los nicaragüenses acuden el miércoles a los cementerios del país para pasar
un rato con sus muertos durante la celebración del tradicional Día de los Difuntos.
Cabrera dijo a Xinhua que desde el martes pasado llegó al Cementerio General de
Managua a barrer y a cortar la maleza alrededor de las tumbas de su esposo y de
su madre, para pintarlas y adornarlas con flores frescas.
Cabrera dijo que al mediodía tiende un mantel blanco en unas de las tumbas de
sus difuntos para preparar "la mesa" donde compartirá los alimentos y refrescos
preparados en su casa con sus muertos, su tataranieto y su nieta.
"A mi esposo en vida le gustaba el pollo con papa y el refresco de piña, mientras
que mi mamá era buena a comer la torta de carne con un suculento vaso de
pinolillo, una bebida típica a base de maíz y cacao", detalló Cabrera.
Otro visitante del camposanto es doña Lucrecia Arcia, quien llegó acompañada de
todos sus nietos y bisnietos para visitar a su esposo, Armando Detrinidad, quien
murió de un infarto cardiaco hace 20 días.
Una de las más arraigadas tradiciones del Día de los Difuntos, es la presencia de
los mariachis en los cementerios, quienes son contratados para entonar las
canciones preferidas de los difuntos cuando estaban con vida.
Los vendedores de flores abundan en estos días en los cementerios del país, y en
el Cementerio General de Managua se pueden ver los puestos de ventas de lirios,
mil flores, astin y margaritas.
El ramo de flores más barato cuesta casi un dólar, y el de rosas tres o cuatro
dólares, pero la corona floral tiene un precio de casi 40 dólares.