La poesía quechua apurimeña contemporánea 1 Gamaliel Ramos Gutiérrez
LA POESÍA QUECHUA APURIMEÑA CONTEMPORÁNEA1
Gamaliel Ramos Gutiérrez
1. Delimitación de sistemas codificatorios
El problema de la sistematización cartográfica del corpus
poético quechua codificado tiene un común punto de partida en la válvula de perspectivas focalizatorias, puesto que es esta fuerza ingénita la que determina, en última instancia, su estructura expresiva. De ahí se desprende dos vertientes de perceptuación topicalizatoria, la centrípeta y la centrífuga, que tienen por objeto el centramiento y descentramiento de la topía que responde a la búsqueda de la identidad y las necesidades históricas. La primera vertiente surge a la palestra con las experiencias plasmadas durante la colonia por el Inca Garcilaso de la Vega (1539- 1616), el Usca Paucar, las composiciones en quechua de Juan de Espinosa Medrano (1629-1688) y, en parte,
1 Este artículo ha sido publicado en Gaceta Andina. Revista hispanoamericana de
literatura N° XXV. Hispanoamérica, tercer trimestre, correspondiente a julio-setiembre, 2015. Ulteriormente, reinsertamos en la edición definitiva de la antología Poesía quechua apurimeña (2015) de Gamaliel Ramos Gutiérrez, con fines de reforzar el marco enfocatorio de la materia en cuestión. La poesía quechua apurimeña contemporánea 2 Gamaliel Ramos Gutiérrez
refuerza su proyección expansiva con el ejercicio
puntualizante propuesto por Andrés Alencastre (1909- 1984) y José María Arguedas (1911-1969). Angularmente, se reduce a una línea monotópica tendenciosamente utopizante; por tanto, a raíz de su limitado dimensionamiento referencial, no persigue sino el restablecimiento de una cultura soterrada. En esa medida, recurre frecuentemente al aspecto cosmogónico de la visión para sus propósitos enfocatorios, enfatizando el panteísmo enraizado en el pensamiento andino. De este arraigo focal, se deduce la paradójica magicidad poética que atrae a sobremanera a la crítica occidentalizada, porque el sólo hecho de invocar a supuestas divinidades tutelares o incidir en referencias lingüísticas aisladas significa la asimilación sublimatoria de la imaginación. En líneas generales, se trata de un determinismo mecanicista que incluso hasta la actualidad persiste en la descabellada columbración de poetas quechuizantes. En su evolución ulterior, arriba a una fluctuación involutiva en el discurso mitológico de índole marxistizante que proponen Arguedas y Eduardo Ninamango Mallqui (1947), a partir de la osificación sectaria de efusiones telúricas.
La tendencia centrífuga, que se incubó simultáneamente en
el área inmediata en aleatoria con el soporte intimista de la argumentación desarrollada por cultores anónimos de la fluencia pasional, se desvía de la red ortodoxa con evidentes signos de multiplicidad topical y en base a su orientación trascendentalmente cosmopolitizante. En esa pulsión bosquejatoria, se instituyen los patrones vertebradores de la heterotopía y suscitan el cambio de rumbo de los niveles La poesía quechua apurimeña contemporánea 3 Gamaliel Ramos Gutiérrez
indagatorios, centrando la exploración trasfóndica en la
diversificada vitalidad de la convivencia social. Aunque sigue siendo el verismo idiomático uno de los factores limitantes que desequilibra la morfología discursiva poniendo de relieve la finalidad comunicativa. Sin el menor asomo de duda, el déficit se patentiza con nitidez en sus precursores, Alencastre y Arguedas, quienes apelando al facilismo verbal establecieron una plataforma fotográfica poco viable. Supeditada a un radio concéntrico no consolidado, la persecución de la vertebración sustantiva del lenguaje consigue, en sus mayores exponentes, restringida condensación sugestiva. En tal medida, supera el puente transitorio establecido por Alencastre y Arguedas, a través de un planteamiento programático relativamente soluble. De conformidad al afianzamiento de ejercicios escriturales, el ecuacionable emprendimiento formalístico tasadamente proyectado por César Guardia Mayorga (1906- 1983), Antonio Sulca Effio (1938), Eduardo Ninamango, Alida Castañeda Guerra (1948), Isaac Huamán (1959) y Carlos Huamán López (1959), en combinatoria con la aspectuación parameral concebida por Baltazar Azpur Palomino (1947-2004), certifica la relativa iconicidad de la poesía peruana contemporánea graficada en quechua.
A guisa de conclusividad epilogal, el posible adensamiento
sugestivo de la poesía quechua es discutible por la privación de coeficientes concrecivos en la sistematización alambicatoria de la expresividad discursiva. Se ha asignado escasa importancia a la legitimación simétrica de las coordenadas dialécticas del arte poética, la expresión y el trasfondo, allí reside el desequilibrio de la factura textual. La poesía quechua apurimeña contemporánea 4 Gamaliel Ramos Gutiérrez
Sobre el particular, la crítica académica no ha tomado
interés; por lo demás, cuando emprende un enfoque aproximativo no cala en sus efectos por sus propias limitaciones epistemológicas y el desconocimiento de la lengua quechua, por lo que incurre reiterativamente en la recepción determinista o simplemente soslaya de modo excluyente, desvirtuando toda la cantera emergente. El examen de sus alcances y límites estéticos, sustentado en una discreción de la más estricta regulación de la teoría literaria, es competencia de una rigurosa y exhaustiva autopsiación hermenéutica. Sólo de esta manera se puede verificar el verdadero nivel artístico de las producciones poéticas en quechua; de lo contrario, si pretendemos establecer una óptica teórica a la medida de las circunstancias escriturales estaríamos infringiendo las leyes y categorías de la estética. Además, de admitir semejante aberración correríamos el riesgo de crear falsas expectativas en relación a la superioridad expresiva, tal cual sucede con la presunción vanguardista del antipoeticismo horazeriano de la década del setenta, el atrofiante narrativismo cardenaliano y la seudopoética afroantillana.
2. El módulo de alteridad del circuito periférico
Acorde a las delimitaciones establecidas, la poesía quechua
apurimeña contemporánea en proporción al jalonamiento de las vertientes interconexas, cuyo arrastre que fluctúa entre lo centrípeto y lo centrífugo, enriquece el ambivalente discurso arguediano con cierta dosis de miticidad telurizante y se proyecta en el desbrozamiento de la liricidad posterior. Sus antecedentes se remontan a la La poesía quechua apurimeña contemporánea 5 Gamaliel Ramos Gutiérrez
estigmatización de cavernícolos raigones de una cultura
autóctona subyacente, perceptible aún en los residuales cánticos tradicionales que pervive hasta la actualidad en reductos menos vulnerables, donde la cultura occidental no ha penetrado en su totalidad con la impronta invasiva que la caracteriza. La recopilación efectuada por Arguedas en Canto quechwa (1938) y sus correspondientes ampliaciones, detectable en Canciones y cuentos del pueblo quechua (1949) y Poesía quechua (1966), legitima su real existencia y suple el bloque soterrado. Por adherencia, enmarcadas en cepas textuales del periodo colonial, las iniciativas compositivas en quechua de Juan de Espinosa Medrano anuncian la tracción de la centripeticidad argumentativa de una mentalidad restauratoria.
No obstante la insistencia en un maquillado utopismo, José
María Arguedas (Andahuaylas, 1911-Lima, 1969) implanta la contemporaneidad poética en quechua, basando sus fundamentos perspectivísticos en las energías endógenas del andinismo telúrico. Para los efectos de la fijación sociológica, adopta los cálculos exógenos de estereotipos marxistizantes en boga, sin alcanzar la efectiva formulación de indicadores de la probable reversión del sistema imperante, de acuerdo a las exigencias del progresismo histórico que propugna la poesía contrahegemónica. Este ambiguo designio, en el plano de la comunicabilidad, resulta irrazonable no porque el autor presta poca atención a la profundización de módulos utópicos, sino por la inconsistencia de presupuestos aspectivos, lo que supone la mínima factibilidad connotativa del lenguaje; por ende, los elementos aprehendidos no logran su transformación La poesía quechua apurimeña contemporánea 6 Gamaliel Ramos Gutiérrez
fenomenal en un prodigio sugestivo. El notorio desliz es
consecuencia directa de la inoperatividad de recursos aplicados y el desinterés por la reformulación lingüística. La narratividad mecanizante y el dialogismo coloquial son componentes dislocadores que perturban la absorción del vano panteísmo y la ensoñación telurizante, desestructurando el conativo ensamblaje del lirismo y la epicidad acoplada. A excepción de múltiples fluctuaciones disociadas, las dimensiones aspectuatorias de la palabra tienden a restablecer los accesorios contemplativos de la significación, según puede entreverse en el foco especulatorio de Katatay. Temblar (1972).
Limitada a la radiación centrípeta, la escritura contenidista
de Lily Flores Palomino (Abancay, 1937) se constituye en una nítida fotografiación del referente. Dimensiona negligentemente sus gravedades temáticas hacia la coyunturalidad del circuito contextual. El coloquialismo mecanicista y los ripios nominalizantes alcanzan niveles de extrema objetivación antipoética, marcando distancia de la requerida sustancialización del vocablo. En suma, Troj (1971), Phawaq titi (1985) y Waqalliq takin (1989) encierran palpables falencias desarticulantes y la riesgosa aventura de la irresoluta poematización. Por su parte, Inés Acosta Chávez (Ocobamba, Chincheros, 1946), siguiendo el carril del cotidianismo contextualizado, esboza un enjambre evocativo al vaivén del vértigo lingüístico. El hilo conductor de la materia trasuntable no es casual, descansa en el nudo vital de experiencias compenetradas, por lo que no intenta más que remansar retrospectivamente el caudal de vivencias pretéritas y latentes. El repliegue de esa La poesía quechua apurimeña contemporánea 7 Gamaliel Ramos Gutiérrez
vivencialidad simplificada es detectable en Pantirway.
Dalia silvestre, símbolo de ternura (2011), donde el tratamiento aprehensivo se resuelve en una facsimilidad verista.
Particularmente, el lirismo paramerizante que postula
Baltazar Azpur Palomino (Ayacucho, Huamanga, 1947- 2004) deriva en un singular aporte, enfocado a la radiografía del horizonte andino y desligado de la cartografía humana. En efecto, el poeta rehúsa las circunstancias episódicas y los problemas sociales deshumanizantes de su época para enfrascarse en la aspectualidad paisajística de la referencialidad concreta. Arraigando sus principios en catalizadores solubles de la imaginería, formula el conducto insular de una poesía parameral que se fundamenta en la refracción visionaria de estirpe jimeneciana y la filtración esencializante de raigambre peraltiano. En síntesis, el entronque de redes esencializadoras del visionarismo y el altiplanicismo coadyuva a la calcificación de la compostura verbal; empero, el pedestal discursivo, sin mayores ataduras desarticulantes, conlleva dispositivos corrosivos que amortiguan la sugestión semántica. El símil descriptivo, la metaforización arcaizante y el nominalismo puntual se traducen en estelas obstruyentes del normal desarrollo de cláusulas versales. Canto a la naturaleza (1992) es el índice probatorio de las virtudes y extravíos de la lírica azpuriana.
En rigor, la ruptura emprendida por Azpur Palomino con el
tradicionalismo perceptivo arriba en Alida Castañeda Guerra (Palcaro, Cotabambas, 1948) a un sitial categórico La poesía quechua apurimeña contemporánea 8 Gamaliel Ramos Gutiérrez
en el sentido de la vertebración de una enjundia imaginera
condensivamente asequible. En el fondo, invocando a una serie de umbelas recursivas de orden cosmogónico en proceso de afirmación, rastrea la dimensionada catástrofe social que se ha convertido en un genocidio derrucivo más grande de la historia contemporánea de Perú en el curso de las últimas dos décadas de la pasada centuria. El salvajismo deshumanizante, generado por el terrorismo bipolar, es examinado desde el ángulo de la recomposición de ejes semánticos y la imparcialidad de juicios alejada de toda parametración ideológica. Más allá del encrespante realce denotativo de la grafía, sedimentado en el perímetro expositivo, la esfera radiográfica de la diccionalidad cosmeficada repotencia la múltiple espectración en germen, reforzando la regulación de aparatos adensativos en ciernes. En tales condiciones, Kayaní. Astilla de luz (2008) encarna la acentuación genérica del acto plasmatorio multifocal y potencializa gradualmente el reflejo aspersivo de fibras absorbentes.
En sus tanteos por perceptuar diferentes subjetividades
quechuas en flujos vitales inestables, Fredy Amílcar Roncalla (Chalhuanca, Aymaraes, 1953) postula posibles mecanismos de autorepresentación identitaria con la finalidad de autodefinirse y legitimar su reinserción en una cultura proscrita como marcador lingüístico para validar la autenticidad de su etnicismo especulativo. En esa magnitud, apremia el probable esencialismo del ente aprehensible, personificado en raigones residuales del repertorio idiomático, el cual sirve de vehículo de factorización simbólica de la especie actancial; sin embargo, fracasa en La poesía quechua apurimeña contemporánea 9 Gamaliel Ramos Gutiérrez
los sondeos de una supuesta escritura andina postmoderna,
arraigada en la subjetividad quechua, por adoptar un criterio intuitivo cimentado en la interpolación de códigos entre español, inglés y quechua que la apropiada asimilación transverbal. En ese orden de focalización, la palpitación del trasfondo, desplegada en forma miscelánica en Escritos mitimaes, hacia una poética andina postmoderna (1998) y Hawansuyo ukun words (2014), está relacionada con el registro de emociones de corte regionalizante. Por definición, la aplicación de la diglosia escritural que ensaya, superficialmente asociada a la proposición de una subjetividad interpuesta en la exposición de un contingente sujeto poético unificatorio encauzado a la síntesis dialéctica de tres culturas en oscilación asincrética, no adquiere la tonificación sustancial de un perfil plasmatorio, en términos artísticos.
En permanente recurrencia al arraigamiento del
endogenisno de tonalidades andinas, Ugo Carrillo Cavero (Uripa-Anccohuallo, Chincheros, 1956) bosqueja un supuesto ritualismo en consonancia con la aparente cosmogonización de lo real inteligible. Es enfática la topicalización a que suele recurrir el trovador para sus fines exhibitorios, sin ahondar en la expansividad residual de la expresión. La negatividad artística es uno de los caracteres que trastorna la rudimentaria fermentación de conectores sustancializantes del lenguaje, de modo que sus planteamientos no encuentran proyección imaginística. El descrédito y la fractura de la urdiembre significativa son aspectos negativos de alto riesgo. La insolvencialidad verbal, por sus variables distensivas, propicia La poesía quechua apurimeña contemporánea 10 Gamaliel Ramos Gutiérrez
terminantemente el debilitamiento de la forzada disposición
argumentativa, explicitada en Yaku unupa yuyaynin. La memoria del agua (2009) y Puyupa wayrapa ninapawan musqukusqanmanta (2010).
El afán versificatorio de Wilfredo Siancas Moreano
(Salinas, Andahuaylas, 1958) se adscribe a la primigenia corriente de facturación vertical del enunciado; en cambio, en lo pertinente a la formalización, se traduce en un encapsulamiento de molduras prestablecidas. Precisamente la propensión por un procedimiento verticalizante, canalizada a un derrotero sesgado relativo al enfrascamiento de movimientos pendulares de un ideal retrovisional, se erige en una bisagra correlativa entre el actante lírico y el objeto inteligible. De esta radiación oscilatoria, emerge el anclaje explicitante de la locución y, por consiguiente, la factura objetivizante de sus composiciones. Qayakuykuna (inédito) congrega las contractivas segregaciones de una operación de doble conducto sistematizatorio, la ingenuidad formal y las factibilidades de la irresoluta reconducción de fracciones paramentales.
La recurrente exploración del impulso emigratorio en las
literaturas proscritas obtiene restringidamente una relevancia intuitiva en los tratamientos temáticos de Luis Rivas Loayza (San Jerónimo, Andahuaylas, 1959). En el caso peculiar, es la resultante del rastreo del destierro involuntario promovido por la generación de utopías reivindicatorias en el dominio de las ciencias sociales, secuela inevitable de la aludida beligerancia intransigente. La poesía quechua apurimeña contemporánea 11 Gamaliel Ramos Gutiérrez
Por lógica, ante la atrocidad dinámica del sistema, la
inmersión del sujeto lírico en el fluir intersubjetivo de la depresión sentimentalista provoca la expansiva sensibilidad nostálgica. En respuesta a la contractividad de expectativas y a raíz del desarraigo, el espíritu anímico del individuo desemboca en la atomización de conciencias, en perpetua reverberación reflectiva. Los entresijos de esa madeja retrospectiva conforman parte de un conjunto camuflado de Cantos del éxodo en Cantos y cuentos del éxodo (1996), en que la polución cántica prevalece sobre la persistente figuración no digerida en su integralidad.
La operable noción modulatoria de Alejandro Enciso
Altamirano (Kaquiabamba, Andahuaylas, 1972) por fusionar las coordenadas fraccionantes de la poética quechua es un reto contractivo y extraviante. Fuera de la admisión de ventilaciones heterotópicas, la readaptación de hormas centrípetas propulsa las unidades motoras de su percepción y diluye en una sensatez eruptiva que no favorece más que a la escueta vivificación del espacio de sus meditaciones. Por lo expuesto, es la prolongación del entrañamiento del sentimentalismo que prescribe el estado de la verticalidad contrahegemónica de los medios argumentativos y la peculiaridad de encarar la topicidad pronosticada. Esbozado con la palmariedad terminológica, Grito de los Andes (inédito) expresa el enraizamiento de meditaciones en transición a la revalidación de roles rehabilitatorios de la ostentación temática trasuntable, sometiendo el fragmentarismo diglósico y el mimetismo aprehensivo del idioma a la luxación formalística. La poesía quechua apurimeña contemporánea 12 Gamaliel Ramos Gutiérrez
En conclusión, al margen del establecimiento de una
posible historización tangencial, intentamos delinear el itinerario encuadratorio de una periferia poética lingüísticamente alterna, por medio del mapeo vertebratorio registral, con fines de visualizar sus fronteras historiográficas y fijar el emergente escalonamiento hítico.