Considero tras haber leído este primer capítulo del libro Los Santos Inocentes a Miguel Delibes como un escritor que sabe plasmar perfectamente los problemas de la vida rural de aquella época. Este primer capítulo es un perfecto ejemplo de la novela realista de la época. Aunque personalmente, la lectura resulta en ocasiones muy dificultosa, debido a las trabas que implica que sea un libro sin signos de puntuación, exceptuando las comas. En su novela Delibes quita protagonismo al narrador; le hace contar lo que sucede como si estuviera conversando, en un lenguaje coloquial, sin pausas, sin detenerse. Sin embargo, es absorbente y está estructurado de modo diferente, perfilando a los personajes levemente su comportamiento y breves diálogos los que nos pintan el ambiente de la Jara y transmiten su personalidad siendo el principal ejemplo de esto Azarías que mediante los diálogos y breves descripciones uno puede hacerse perfectamente una idea que es una persona con discapacidad, demás personajes como el señorito Iván que representa básicamente el antagonista de esta narrativa y Paco que es claramente una persona sumisa, todo esto, nos brinda una representación llena de matices de la España rural de hace años llena de descripciones fantásticas que te rodean del ambiente que quiere transmitir Delibes. Con un aura muy nublada luego de la muerte de su milana bonita y la resultante tristeza de Azarías, el episodio culmina con un desenlace que añade mucho al aspecto sombrío general de la situación en la que se encuentra esta pobre familia. Una narrativa en la que maneja la dualidad entre las precarias condiciones de vida de una familia de marginada donde la miseria y el servilismo a sus señores resultando en el retrato de una de las realidades más fuertes de la vida rural antigua, hace que este primer capítulo resulte una lectura cruda, rancia, rural, dura pero sin embargo, extraordinaria.