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Referencia: González Nieves Y. (2011, 1 de diciembre).

Características del estado emocional


en pacientes con enfermedad renal crónica. Revista PsicologiaCientifica.com, 13(28).
Disponible en: http://www.psicologiacientifica.com/bv/psicologia-507-1-caracteristicas-del-
estado-emocional-en-pacientes-con-enferm.html

CARACTERÍSTICAS DEL ESTADO EMOCIONAL EN PACIENTES CON


ENFERMEDAD RENAL CRÓNICA
 
Yanet González Nieves
Psicóloga
Universidad Central Marta Abreu de Las Villas 
Villa Clara, Cuba

Dr. C. Luis Felipe Herrera Jiménez 


Profesor, Vicedecano de investigaciones y postgrado de la Facultad de Psicología 
Universidad Central Marta Abreu de Las Villas

Msc. Dr. Jorge López Romero 


Jefe del servicio de Nefrología
Hospital Universitario Arnaldo Milian Castro

Dra. C. Zaida Nieves Achón 


Profesora Jefa de carrera de la Facultad de Psicología
Universidad Central "Marta Abreu de Las Villas"

Fecha publicación: 01/diciembre/2011 

RESUMEN

El presente artículo pretende abordar uno de las principales problemáticas de  la Psicología de
la Salud actual en relación a las enfermedades crónicas, motivado por la carencia de reportes
científicos que permitan conocer  cómo se modifican, influyen y expresan los factores
psicológicos en las  personas con patologías tales como la Enfermedad Crónica Renal (ERC).
Este estudio se orientó hacia el análisis de los estados emocionales que acompañan a la
evolución de esta enfermedad. El objetivo general está centrado en  comparar las
características  emocionales en su relación con la evolución de la enfermedad de pacientes
con Enfermedad Renal Crónica en los  estadios tres, cuatro, y cinco de la enfermedad. Se
comprobó que en los pacientes con Enfermedad Renal Crónica en estadios tres - cuatro y
cinco hay manifestaciones patológicas de ansiedad, depresión, ira y  frustración que forman
parte del cuadro clínico de la enfermedad, se vinculan con las características de la etapa de la
enfermedad que transitan. La investigación se desarrolló en el Hospital Docente Provincial
Arnaldo Milián Castro de Villa Clara, Cuba. Se seleccionaron intencionalmente del universo
de pacientes con  ERC atendidos en este centro,   16 pacientes con tratamiento renal
sustitutivo y 16 pacientes con otras alternativas terapéuticas en correspondencia con los
diferentes estadios de la enfermedad. Como principales resultados se lograron describir
comparativamente las manifestaciones de la ansiedad, depresión, ira y frustración en estos
pacientes, identificar algunos correlatos entre los estados emocionales que predominan en los
pacientes con ERC y la evolución de la enfermedad. 
 
Palabras clave: Enfermedad Renal Crónica, Estados emocionales, Ansiedad, Depresión, Ira,
Frustración.
 
Introducción

Los resultados del desarrollo de ciencia y la técnica en la Sociedad de la Información y la


Comunicación alcanzan las más disímiles esferas de la actividad humana, dentro de las cuales
se destaca, por el compromiso intrínseco con la sociedad y por la propia sensibilidad que esta
entraña, la esfera de la salud humana.

En el área de la salud, hoy se incluyen desde los interesantes estudios del genoma humano y
la fertilización artificial hasta la creación de órganos y tejidos  sustitutivos con el objetivo de
prolongar la vida humana y propiciar una mejor calidad de la misma. En los casos de
enfermedades todavía incurables la medicina ha ido estructurando alternativas terapéuticas 
que aumentan la esperanza de vida de la persona que padece una enfermedad y le ayudan a
alcanzar mayor bienestar.
El análisis de la relación salud-enfermedad y la propia concepción de salud ha ido
evolucionando en las últimas décadas hacia un enfoque mucho más  integral en el que el
bienestar psicológico es un componente fundamental del estado de salud que de manera
particular adquiere gran relevancia en las enfermedades crónicas.

Estos criterios se inscriben en las dimensiones de la Psicología de la Salud ya que la mayoría


de los autores al igual que Oblitas Guadalupe, y cols.(2006)  consideran que en la atención a
las personas con enfermedades crónicas no siempre se le da la prioridad necesaria a los
correlatos de la enfermedad con los aspectos psicológicos, emocionales y sociales que están
influyendo tanto en la etiología como en su evolución a  lo largo del tiempo.  

Mucho se ha avanzado en el tratamiento de enfermedades como  hipertensión, dolor crónico,


artritis, asma, diabetes, cáncer,  trastornos cardiovasculares, enfermedades reumáticas,
diabetes,   SIDA, intestino irritable, cefaleas, entre otros.  Sin embargo, quedan diversidad de
incógnitas en relación a la implicación de los procesos psíquicos y las características de la
personalidad en la aparición, curso y pronóstico de las enfermedades.  

En esta dirección predomina el estudio de aspectos  como la preparación psicológica del


paciente para la disminución de los estados emocionales negativos que acompañan a la
enfermedad (la ansiedad, la depresión, la ira, la hostilidad, entre otros); el manejo efectivo de
las variables de apoyo psicosocial; el desarrollo de auto-eficacia, autoestima y asertividad, y
un sinnúmero de variables psicológicas que se ven afectadas  en la situación de enfermedad y
que retroalimentan negativamente el estado de salud del paciente.

En múltiples definiciones de "enfermedad crónica" se deduce la importancia de estos factores


al destacar que se trata de un "proceso incurable, con una gran carga social, tanto desde el
punto de vista económico como desde la perspectiva de dependencia social e incapacitación.
Tiene una etiología múltiple y un desarrollo poco predecible". (Oblitas Guadalupe, L.A. y
cols., 2006)

El impacto psicológico que genera una enfermedad crónica en el ciclo vital de los  pacientes,
y en cierto modo, en el propio curso de la enfermedad, estará relacionado con el tipo de
estrategias de afrontamiento ante los miedos, las preocupaciones, los recuerdos negativos, los
pensamientos y las sensaciones ante el tratamiento y en relación al futuro. 
La intervención psicológica en el comportamiento del paciente con una enfermedad crónica, a
nivel cognitivo,  emocional, conductual, social y espiritual, contribuye para un mejor
afrontamiento de la enfermedad por parte del paciente, permitiendo una readaptación más
rápida, con la finalidad de volver a una nueva faceta de vida igualmente satisfactoria, con la
máxima calidad de vida que el curso de la enfermedad lo permita. Sin embargo, ello supone
estudios acerca del componente psicológico de estas enfermedades, que deberán trascender
del nivel descriptivo al explicativo.   

De acuerdo al estado de este problema científico y sin negar los avances en la Psicología de la
Salud, aún existen enfermedades crónicas en las que el desarrollo de las investigaciones en el
área de la Psicología de la Salud se encuentra menos avanzado, como es el caso de la
Enfermedad Renal Crónica.

De análisis anterior se desprende la importancia de comparar las características del estado


emocional en pacientes con enfermedad renal crónica en su relación con la evolución de la
enfermedad en los  estadios tres, cuatro y cinco.

Desarrollo

En el adecuado  funcionamiento de los diferentes subsistemas del  organismo humano el papel


del sistema renal es determinante. Se habla de ERC cuando los riñones son incapaces de
cumplir con sus funciones.

Los riñones filtran los desechos de la sangre y regulan otras funciones del organismo. Estos
purifican la sangre al quitarle el exceso de líquidos, minerales y productos de desecho,
además de producir hormonas que mantienen la salud de los huesos y la sangre.

La actividad de los riñones puede verse afectada por diferentes causas, muchas de ellas
relacionadas con la calidad de vida y estilos de vida que asumen las personas.

Cuando los riñones son incapaces de cumplir las funciones anteriormente mencionadas
estamos en presencia de una Enfermedad Renal Crónica. La mayoría de las veces se presenta
lentamente, no tiene cura y llega hasta una etapa terminal en la que el enfermo necesita un
tratamiento renal sustitutivo del tipo de la Hemodiálisis, Diálisis Peritoneal o Trasplante
Renal.

La ERC se define como una pérdida irreversible del filtrado glomerular, que se asocia, a
medida que avanza, a la pérdida de las restantes funciones ejercidas por el riñón. Todo ello
determina, en sus fases finales, una situación clínica característica, conocida también como
uremia, en la que el medio interno se encuentra totalmente alterado sobreviniendo, en caso de
no aplicarse las medidas terapéuticas oportunas, la muerte del individuo.(Massry, Glassock,
1995).

Desde un punto de vista clínico, existen diversos factores que influyen poderosamente en la
progresión de las enfermedades renales, debe tenerse en cuenta que estos factores actúan de
manera combinada, potenciándose sus efectos nocivos sobre las estructuras y la función
renal. 
Se reconocen como causas más frecuentes de la insuficiencia renal crónica: la diabetes
mellitus, la hipertensión arterial, las glomerulopatías y las enfermedades obstructivas renales.

Los síntomas de ECR son muy variados y pocas veces claros. Algunos pacientes no muestran
síntomas por mucho tiempo. Produce lesiones graves antes de que la persona sospeche que
está enferma. La mayoría son de índole general: debilidad, irritabilidad, dolor de cabeza,
orinar constantemente durante la noche, mareos, náuseas, vómitos, picazón, el cuerpo se
hincha, hay falta de aire, pérdida del apetito, fatiga, lentitud y calambres.

Con el avance de la enfermedad, la piel se vuelve de color terroso, seca y con tendencia a
descamarse, con manchas y aumento de la presión arterial, aliento con olor a orina, dificultad
para respirar, mucho sueño durante el día y dificultad para dormir durante la noche (Sellarés,
Martín Conde, 2002).

Los avances en los correlatos entre la presión arterial y la ERC son innegables, se ha
comprobado que el mantenimiento de una tensión arterial normal contrarresta la progresión de
la ERC, independientemente de la etiología de la misma. Este efecto favorable se observa con
cualquier tipo de agentes hipotensores, siempre que se consiga la normalización de la tensión
sistémica. No obstante, la relación entre hipertensión arterial y progresión de la ERC tiene aún
bastantes aspectos por aclarar.
En la estructuración del cuadro interno de esta enfermedad quedan muchos aspectos por
explorar. Aún hoy no se dispone de una caracterización psicológica integradora de las
posibles afecciones que se pueden estructurar en esta enfermedad, al menos no se
corresponden los resultados científicos en esta área con los avances acumulados en el aspecto
clínico y biológico del trastorno.

Resulta innegable que la afección mantenida de la función renal y la inminente pérdida de un


riñón o de ambos provoca en las personas portadoras de este trastorno diversas limitaciones
en su vida personal, laboral, familiar y social. Reacciones psicológicas que abarcan desde
manifestaciones de ansiedad, frustración, cólera e ira e incluso diferentes grados de depresión
acompañan el padecimiento, su conocimiento y aceptación por la persona que padece la
ERC.  Sin embargo se hace necesario desde los puntos de vista científico y asistencial
profundizar en el conocimiento de los posibles correlatos entre las vivencias y estados
psicopatológicos que se estructuran en las personas con ERC con vista a desarrollar
alternativas terapéuticas más efectivas para mejorar, desde la zona salutogénica, el bienestar
de la persona y su calidad de vida.

De ahí la importancia de la psicología aplicada a la nefrología que se encarga de la


adecuación de los conocimientos psicológicos para una mejor y más completa comprensión
del enfermo renal crónico, específicamente aquel bajo tratamiento de hemodiálisis, que
presenta en su diagnóstico y tratamiento factores emocionales que permean, agravan o causan
mayores dificultades en su vida (Bingaman, 1980). 

En el curso de la enfermedad y el tratamiento de hemodiálisis aparecen diferentes formas de


subjetivar el problema, como son la no aceptación de la enfermedad y del tratamiento. Los
pacientes pueden presentar alguna mejoría temporal, o desarrollar otras enfermedades y otros
síntomas, que pueden ser de difícil entendimiento si no se concibe al ser humano como un
todo integrado. Varios trabajos ya realizados y publicados (Bingaman, 1980; Menzies &
Stewart, 1968; Barros& Barros, 1986; Ribeiro, 1998; Gameiro, 1999; Álvarez-Ude,
Fernández-Reyes, Vásquez, Mon, Sánchez & Rebollo, 2001) sugieren que los factores
psicológicos están entre las variables más críticas en la determinación del ajuste del paciente
renal al tratamiento de hemodiálisis. 

Se reconoce que en los pacientes con enfermedades crónicas, es frecuente la presencia de una
o más condiciones médicas que desencadenan depresión en la persona enferma. Es evidente
que cuanto más severa sea la enfermedad, es más probable será que la depresión la
complique. 

La reconocida depresión compuesta, que se refiere a cuando este estado emocional o síntoma
coexiste con otra enfermedad psiquiátrica o médica, se caracteriza por una magnitud mayor
del efecto depresivo y usualmente es más resistente al tratamiento.

En la ERC desde los inicios del proceso patológico de la enfermedad renal, el paciente
percibe que su funcionamiento físico general ha comenzado a alterarse e inmediatamente el
paciente debe iniciar una modificación (a veces radical), de sus hábitos de vida para evitar
peores y fatales afectaciones en su salud.

Con mayor o menor resistencia la persona con esta enfermedad crónica comienza a elaborar o
re-elaborar el sentido de la muerte con una proyección de inmediatez que puede conllevar a la
reestructuración de sus aspiraciones, sueños y proyectos de vida en los que se implica todo lo
significativo y relevante para la persona, que genéricamente hablando se refiere al  desarrollo
personal, familia, pareja, profesión, vida social, entre otros.

En esta situación en que la sintomatología propiamente orgánica se presenta  con una urgencia
vital, la subjetivación de la misma constituye un elemento clave que se relaciona con la
actitud que la persona asume ante la enfermedad y los estados afectivos, volitivos y cognitivos
que se van estructurando e implicando en su manera de reaccionar ante la enfermedad. 

White, Grenyer, (1999) al evaluar las pérdidas del paciente renal establecen una jerarquía que
sin lugar a dudas, más allá de las regularidades generales con que han sido identificadas, pasa
por la dimensión individual de cada persona enferma.

1. Salud
2. Libertad
3. Imagen corporal
4. Hábitos diarios
5. Autonomía
6. Autoestima
7. Bienestar físico
8. Rol familiar
9. Rol como pareja
10. Sexualidad
11. Trabajo
12. Tiempo libre
13. Vida comunitaria
14. Sueños y aspiraciones
15. Estilo de vida
16. Capacidad de elegir
En este sentido resulta interesante la propuesta de autores como Elizabeth Kubler- Ross
(1989) que plantean el tránsito de estas personas por cinco etapas  de un proceso de duelo para
elaborar estas pérdidas:

• Fase I. Negación.

• Fase II.  Concientización.

• Fase III. Rabia.

• Fase IV. Depresión.

• Fase V. Aceptación.

Explorar las maneras individuales de transitar por la elaboración del duelo y la jerarquización
de las pérdidas, constituye una oportunidad para encontrar con mayor nivel  de precisión los
posibles factores protectores y la capacidad de resiliencia como premisa para la estructuración
de las alternativas terapéuticas.

En este sentido el estudio de los estados emocionales como la ansiedad, la depresión y la ira
se hacen ya de carácter obligatorio al pretender describir y explicar la manera individual de
subjetivar la enfermedad crónica.  

En el caso particular de la Enfermedad Renal Crónica resultan limitadas las investigaciones


que profundicen en aspectos psicológicos de estos pacientes,  al respecto se han podido
identificar algunas cuestiones que si bien requieren de mayor nivel de profundidad y
sistematización abren la puerta a un camino prácticamente inexplorado en relación a
determinados factores psicológicos asociados a esta afección.

Desde las consideraciones teóricas expuestas se realizó un estudio exploratorio descriptivo


mediante un paradigma de investigación mixto, en el que se integran las estrategias
cuantitativas y cualitativas de investigación teniendo como objetivos de trabajo, diagnosticar
del estado emocional del paciente con ERC, describir los principales correlatos entre los
estados emocionales que predominan en los pacientes con Enfermedad Renal Crónica  y la
evolución de la enfermedad y ofrecer recomendaciones que consideren las características del 
estado emocional dentro del cuadro clínico de la enfermedad renal crónica.

Se trabajó con una muestra de 32 pacientes, 16 de ellos con tratamiento  renal sustitutivo
(estadio 5 de la E.R.C.) y 16 con otras alternativas terapéuticas, (estadio 3, 4 de la E.R.C.)
intencionalmente seleccionados del universo de pacientes con ERC atendidos en - Hospital
Docente Provincial Arnaldo  Milián Castro de Villa Clara.- Ninguno de los 32 pacientes
reconoce haber tenido tratamiento psicológico y/o psiquiátrico antes de la ERC.

La intencionalidad de la selección se acotó a los aspectos éticos a considerar; protección legal


de las personas en las instituciones de salud, código de ética del psicólogo,  consentimiento
informado del paciente y  aval del comité de ética de la institución de salud. Se determinaron,
además, los criterios de inclusión (que fueran pacientes diagnosticados con Enfermedad Renal
Crónica en los estadios tres - cuatro y cinco) y de exclusión (pacientes que además de la ERC,
portaran diabetes mellitus, un nivel intelectual menor al normal y/o deterioro cognitivo).
A partir de la hipótesis de trabajo se establece que en los pacientes con ERC en estadios tres,
cuatro y cinco hay manifestaciones patológicas de ansiedad, depresión, ira y frustración que
forman parte del cuadro clínico de la enfermedad, se vinculan con las características de la
etapa de la enfermedad que transitan.

En este presupuesto se declaran como principales variables a estudiar el estado emocional


(variable psicológica) y la evolución clínica de la ERC (variable clínica).

Para la recogida de la información se utilizó como alternativa metodológica, una batería de


pruebas psicológicas integradas por las siguientes técnicas: observación, entrevista, revisión
documental e  inventarios monorasgos: Inventario de Expresión de Ira Estado- Rasgo
(STAXI-2),  -Cuestionario de Estados reiterados de frustración,  Inventario de ansiedad rasgo
estado (IDARE), Inventario de depresión de Beck. 

Los variados análisis realizados por técnica y por estadio de la enfermedad posibilitó
encontrar un grupo de características generales de la muestra investigada, en el que se
establecen comparativamente semejanzas y diferencias de acuerdo a la evolución de la
enfermedad,  que propician nuevos niveles de aproximación al estudio del estado emocional
de estos pacientes.

En la muestra se encontró como aspecto interesante una escasa presencia de mujeres (a penas
6 de 32 pacientes eleccionados para un 18, 72%), lo cual coincide con reportes
internacionales. En el caso de la muestra investigada,-  llama la atención que las mujeres
poseen menor incidencia de hábitos tóxicos, ya que un 65- % (20 pacientes) de la muestra
refiere haber fumado por más de 10 años, y de ellos sólo 3 son mujeres. Igualmente 5
pacientes (15 %)  refieren haber consumido bebidas alcohólicas con frecuencia mayor a 6
veces al mes, ninguno es mujer. Estos datos ilustran la demostrada relación entre los estilos de
vida no saludables y la ERC, además de introducir interrogantes alrededor de una tercera
variable, el género. 
La edad de los pacientes oscila entre los 23 y los 75 años; 6 están entre 23- 40 años,  15 entre
41- 60 y  11 entre 61-75, lo que evidencia una mayor concentración  en el segundo grupo que
representa un  48.75 % de la muestra y podría interpretarse como grupo etario de mayor
vulnerabilidad a la ERC. 

El nivel de escolaridad que predomina en esta muestra es medio (22 pacientes), seguido del
nivel primario 6 (pacientes) y 4 de nivel superior. Pudiera pensarse en esta variable como una
predisponerte de carácter indirecto, o sea que el nivel de escolaridad al parecer también
influye en los estilos de vida que asume la persona.  

El 100 % de los pacientes refieren no haberse atendido ni por psicología ni psiquiatría antes
de la ERC,  lo cual pudiera ser indicador de una adecuada salud mental previa.

Según el análisis de los resultados de la información obtenida mediante la entrevista a los


pacientes, al valorar los antecedentes patológicos personales, el 90 % de los pacientes padecen
de hipertensión arterial crónica algunos (3) con complicaciones tales como al obstrucción de
arterias.

Al abordar la relación entre el estado emocional y el bienestar psicológico, un 25 % refiere


experimentar inseguridad a la hora de tomar decisiones, un 15 % de ellos manifiestan
necesitar apoyarse en otras personas para ello. Llama la atención que mientras un 80%
manifiesta en la entrevista sentirse bien emocionalmente, estos resultados contrastan con los
obtenidos en los inventarios aplicados para evaluar los estados emocionales  que
posteriormente se analizan.

Al considerar la vida familiar y posibles conflictos se constató en la entrevista, que: 18


pacientes, los cuales perciben mayor y  mejor apoyo familiar, son los que se encuentran en
mejores condiciones tanto psicológicamente como clinicamente, lo cual habla a favor de
posibles correlatos entre ambas variables.

Al investigar acerca de la elaboración de las ideas y pensamientos sobre su enfermedad y su


futuro, 24 pacientes, todos mayores de 40 años y con al menos 6 años con la enfermedad,
refieren cierta conformidad a partir de algunas racionalizaciones como "en definitiva la gente
se enferma""esto fue lo que me tocó". Mientras que los pacientes más jóvenes, es decir el
resto, manifiesta cierta resistencia  a aceptar su situación, a pesar de que en su totalidad o
nacieron con la enfermedad o la padecen desde la edad temprana.  Sin embargo, en sus
expresiones predomina el deseo de vivir de "seguir luchando" y la esperanza del éxito en el
trasplante.

Para el 100 % de los pacientes, la capacidad de trabajo ha disminuido considerablemente ya


que refieren sentirse cansados ante cualquier esfuerzo, así mismo, en el 25 % de ellos
expresan percibirse incapacitados para realizar cualquier actividad. Los  intereses en estos
pacientes se ven enfocados, mas bien, hacia la salud, el hogar, la familia y personas cercanas,
el poder seguir disfrutando de las pequeñas cosas de la vida como ver la televisión, comer,
dormir, conversar, etc., pues ya son pacientes que han tenido que afectar su vida laboral o
escolar. 

De los 32 pacientes que integran la muestra 26  refieren que el optimismo en la vida es
fundamental para seguir viviendo,  este grupo pertenece a las edades entre 33 y 75 años.

Al procesar estadísticamente los resultados del inventario de ansiedad IDARE, con el empleo
de la técnica Prueba de Kruskal-Wallis, se encontró que  al comparar el grupo de pacientes en
estadios tres y cuatro de la ERC y los pacientes de estadio cinco, no existieron diferencias
significativas en la expresión de la ansiedad  como estado ni como rasgo. Las medidas de la
mediana están muy próximas en ambos grupos,  lo que demuestra que la estructuración de la
sintomatología ansiosa a nivel patológico es bastante parecida en  los miembros de los dos
grupos estudiados y se reflejó en forma de inquietud, zozobra, expectativa negativa sobre su
futuro y evolución de la enfermedad y en expresiones somáticas como: salto epigástrico,
sudoraciones, frialdad en la temperatura corporal, incremento de la motricidad de los
miembros, aceleración en el lenguaje oral. Si bien estos síntomas fueron notables en todos los
pacientes estudiados se apreciaron de una manera más acentuada  en los  que están transitando
por el estadio cinco de la enfermedad.

Precisamente, la mayor diferencia  entre los grupos se observó en la desviación estándar de la


ansiedad rasgo en el grupo de estadios tres y cuatro, lo que es indicador de que sí existen
diferencias de orden cualitativo. 

Obsérvese en las Gráficas 1y 2 cómo se comporta la ansiedad como rasgo y la ansiedad como
estado en ambos grupos entre los niveles medios y altos. Se manifiesta en niveles más altos la
ansiedad como estado en el grupo de diálisis. Este estado afectivo desagradable se estructura
como un miedo indeterminado y la expectación de un peligro inminente ante la cronicidad y
severidad de la ERC.

Gráfica No. 1 -  Ansiedad  como rasgo

Gráfica No. 2 -  Ansiedad  como estado


 

Al realizar una valoración centrada en la cualificación de estos datos se encontró que en los
ítems relacionados con el bienestar personal un 50 % de la respuestas fueron positivas,
reflejando de esta manera, respuestas negativas en ambos grupos. Estos elementos indican que
muchas veces los pacientes tienden a buscar mecanismos de negación del proceso patológico
y en otras ocasiones se centran en el mismo. También resultó evidente que aún con la
presencia de manifestaciones marcadas de ansiedad  no en todos los casos existe un registro
consciente de las mismas.

Los resultados obtenidos mediante la aplicación del inventario de Beck, mostraron que al
comparar el grupo de pacientes en estadios tres y  cuatro de la ERC y los pacientes de estadio
cinco no existen diferencias significativas desde el punto de vista estadístico con respecto a la
presencia de depresión, aunque las medidas de la mediana no están tan próximas como en el
caso de la ansiedad.

Como refleja la Grafica 3 hay un predominio en ambos grupos de los niveles moderado y
grave de depresión. Siendo ligeramente más alta la expresión de depresión grave en el grupo
de diálisis. Estos resultados coinciden con los registros  de esta manifestación emocional en
otras enfermedades crónicas en que proporcionalmente aumenta con arreglo a la severidad de
la enfermedad; entre las tantas pérdidas que la persona debe aceptar, comienza a elaborar o re-
elaborar el sentido de la muerte con un carácter más inmediato lo que conlleva a la
reestructuración de sus aspiraciones, sueños y proyectos.
 
Gráfica No. 3 -  Depresión

Al realizar una valoración cualitativa de las respuestas de los pacientes llama la atención que
en relación a hábitos como por ejemplo de alimentación, el 90 % de las respuestas fueron "mi
apetito no es peor que de costumbre" lo cual puede justificarse ya que en estos pacientes lejos
de ocurrir una pérdida de apetito, se produce una exacerbación de prohibiciones y
limitaciones debido a la cantidad de prohibiciones y limitaciones establecidas en su
alimentación. 

En el penúltimo grupo de frases del Inventario Beck , un 90% de ambos grupos expresó no
haber disminuido su interés por las cuestiones relacionadas con el sexo, lo cual se traduce en
que no existe realmente una falta de motivación sino que debido a la ERC estos pacientes
tiene pérdidas de origen orgánico en esta esfera. 

Los resultados obtenidos mediante la aplicación del inventario de expresión de la ira estado-
rasgo STAXI-2, revelan que  al comparar el grupo de pacientes en estadios tres y cuatro de la
ERC y con los del  estadio cinco, no existen diferencias significativas en la expresión de la
ira, tanto en su forma como estado como la de rasgo.  Estos elementos también confirman la
presencia de este estado emocional en los dos grupos de enfermos explorados. Se releja en la
Gráfica 4  el predominio de los niveles leve y alto en ambos grupos, siempre con un ligero
aumento del nivel alto de la ira como estado en el grupo de diálisis.  

Gráfica No. 4 -  Ira  como  estado


 

En contraste con lo anterior y como se refleja en la Gráfica 5,  expresión de la ira como rasgo,
en ambos grupos predomina el nivel bajo, estas manifestaciones hablan a favor de considerar,
entonces, la expresión de la ira como estado, como parte del cuadro clínico de la ERC.   

Gráfica No. 5 -  Ira  como rasgo

 
Al comparar  el índice de expresión de la ira en ambos grupos, si se encontraron diferencias 
estadísticamente significativas.  Se apreció  que los pacientes en estadio cinco manifiestan un
índice más elevado de expresión  interna de la ira. Estos datos reflejan poco control interno de
la ira en la muestra en general, mayor control externo en los pacientes que transitan por el
estadio tres - cuatro y escasa expresión externa en ambos grupo. En estos resultados se revela
la incidencia de la severidad de la enfermedad en el control de la ira.

Gráfica No. 6 - Índice de expresión de la ira

 
Cuestionario de estados reiterados de frustración
La aplicación del cuestionario de estados reiterados de frustración, revela que  al comparar el
grupo de pacientes en estadios tres y cuatro de la ERC y los pacientes de estadio cinco no
existen diferencias significativas en el análisis estadístico en la expresión de la frustración.
        

Gráfica No. 7 -  Manifestaciones de la Frustración


 
En la Gráfico se aprecia el predominio de este estado emocional en ambos grupos,
expresándose en los niveles medio y alto. Estos resultados revelan la connotación emocional 
de las limitaciones y pérdidas que la ERC impone desde los inicios del proceso patológico, el
paciente percibe que su funcionamiento físico general ha comenzado a alterarse e
inmediatamente debe iniciar una modificación de sus hábitos de vida para evitar peores y
fatales afectaciones en su salud y por las propias características del tratamiento en el  caso del
grupo estadio cinco. 
Al valorar cualitativamente las respuestas se encontró que en los hábitos relacionados con la
sexualidad, llama la atención que un 60 % del grupo de estadios tres y cuatro expresan que su
sexualidad es buena un 20 % expresa que es regular y un 20 % que es mala,- sin embargo, en
el grupo de estadio cinco, un 75 % expresa que su sexualidad es mala y un 25% que es
regular, resultando esta esfera una de las más afectadas por la enfermedad que portan estos
pacientes y que como se expresa en los datos también se reciente más con  la severidad de la
enfermedad.
En este cuestionario también se encontró que los pacientes con ERC casi en su totalidad
tienen frustraciones en relación con su desempeño conyugal, laboral, escolar, social y
familiar. Es significativo que los pacientes más jóvenes   tienen grandes frustraciones con
respecto a su desempeño sexual y sus relaciones de parejas. En la muestra estudiada las
personas más jóvenes pertenecen al sexo masculino.
Resumiendo los análisis comparativos realizados entre ambos grupos de pacientes con ERC,
encontramos que, si bien no existen diferencias estadísticas significativas en  las
manifestaciones de ansiedad,  depresión y  frustraciones, en los  estadios tres - cuatro y cinco
de la enfermedad, la expresión de dichas emociones negativas tiende a ser ligeramente mayor
en correspondencia con la severidad de la enfermedad. 
  
Los datos aportados por las diferentes técnicas empleadas para la obtención de la información
en los pacientes estudiados,  arrojaron que entre los antecedentes patológicos personales
sobresale la hipertensión arterial, siendo  reconocida la influencia de factores emocionales, en
su aparición y curso. La mayor incidencia de pacientes del sexo masculino puede estar
también  vinculada con la presencia de un mayor número de factores de riesgo de afectación
del sistema renal, incluyendo una mayor reactividad y más fácil descompensación emocional.
Entre los hábitos tóxicos registrados predominó la presencia del hábito de fumar, la ingestión
de bebidas alcohólicas y café. Es de señalar que estos hábitos fueron mucho más notables en
los hombres y en su mayoría  aparecieron simultáneamente, lo que conlleva a potencializar
más su implicación de riesgo.
La percepción de apoyo familiar y social en la mayoría de los casos es favorable. La
valoración de los datos obtenidos en el IDARE,  el  STAXI, el Inventario de Depresión de
Beck y el Cuestionario de Estados Reiterados de Frustración permite señalar que las
expresiones de ansiedad, depresión, frustración e ira  que se ubican en niveles de mayor
intensidad están directamente vinculadas con el curso de la enfermedad renal crónica. La
comorbilidad de estas afecciones emocionales indican también que su expresión forma parte
del cuadro interno de la enfermedad y requiere de un mayor nivel de análisis, que a criterio de
los autores de esta investigación, es necesario contemplar tanto desde la dinámica integral del
cuadro clínico de la ERC  en los estadios de evolución analizados como desde la
psiconeuroendocrinoinmunologia.
Se considera importante valorar estas manifestaciones emocionales  al atender al paciente con
ERC por su enorme repercusión en la evolución del cuadro clínico. También resulta
interesante desde el punto de vista asistencial e investigativo fomentar la búsqueda de
alternativas terapéuticas psicológicas para contribuir a la atención integral de estos pacientes.
Consideraciones finales
En los pacientes que padecen ERC en los  estadios tres,  cuatro y cinco de la enfermedad, se
comprobó que las manifestaciones de ansiedad,  depresión,  ira y  frustración, tienden a ser
más graves en correspondencia con la severidad de la enfermedad; las evidencias científicas
de la presente investigación apuntan hacia la reafirmación de la relación existente entre las
afectaciones en el estado emocional y la evolución de la enfermedad.

En los pacientes que padecen ERC en los estadios tres, cuatro y cinco predomina la ansiedad
estado como principal manifestación emocional de  mayor intensidad asociada a la
enfermedad, lo que refleja el alcance de la subjetivación de las amenazas que vivencian los
portadores de esta afección ante la evolución del perfil clínico que padecen y de las estrategias
terapéuticas correspondientes a cada fase. 

Las manifestaciones del control de la ira en los pacientes que padecen la ERC en los estadios
tres, cuatro y cinco están afectadas y se diferencian mejor según el estadio de la enfermedad,
que el resto de las manifestaciones emocionales estudiadas; los enfermos en los estadios tres y
cuatro mostraron  un índice más elevado de la expresión  externa de la ira, mientras que los
que se encuentran en estadio cinco reflejan un índice más alto de expresión  interna de la ira. 
La comorbilidad de las afecciones emocionales detectadas  a un  nivel patológico en los
pacientes que padecen la  ERC en los diferentes estadios estudiados indica que su expresión
forma parte del cuadro interno de la enfermedad.

Los resultados de la presente investigación indican que el estado vivencial subjetivo de los
pacientes portadores de enfermedad renal crónica está marcado por afectaciones emocionales,
evidenciándose la urgencia de implementar alternativas terapéuticas psicológicas efectivas en
la atención integral de estos pacientes,  y de considerar su expresión en el cuadro clínico de la
enfermedad.  

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