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I: Fundador y Fecha aproximada

Fundador William Miller (1782-1849) era un predicador laico bautista

Fecha aproximada 21 de mayo de 1863, Battle Creek, Michigan, Estados Unidos

II: Tipo de Secta. Énfasis en la profecía, la ley de Moisés, el sábado y a la vida futura.
Son dados a la caridad, a la vida social, y literatura.
Exposición

Adventistas, porque conforme a la doctrina que profesan, esperan el Segundo


Advenimiento del Señor Jesucristo, tal como lo registran las Sagradas Escrituras. Del
Séptimo Día, porque conforme a lo especificado en los Mandamientos de la Ley de Dios,
observan como día de descanso el Séptimo Día de la semana, o sea el sábado.

El adventismo, es una corriente cristiana y protestante que anuncia un nuevo


advenimiento de Cristo. Su surgimiento tuvo lugar en el territorio estadounidense en la
mitad del siglo XIX, a partir del denominado movimiento millerita que seguía los
postulados del predicador William Miller.
La naturaleza de la secta adventista y la formación de cada uno de sus dirigentes nos
indican sus tácticas preferidas de proselitismo sectario. Al adventismo no le preocupa la
realidad y eficacia de los sacramentos dejados por Cristo en la Iglesia, su vida litúrgica es
genuinamente protestante. Ninguna imagen, ningún símbolo religioso, sólo el púlpito para
predicar la Palabra de Dios, no hay ningún rito ni símbolo litúrgico cristiano. Tampoco
quieren saber nada de una reflexión conjunta entre la fe en Cristo y la verdad de la ciencia y
de la inteligencia humana, todo esto lo aborrecen como desvirtuación de la Palabra de Dios.

La reflexión y elaboración teológica es para ellos una verdadera aberración, creen


que es falsear las Sagradas Escrituras, de ahí su fundamentalismo literalista. Les interesa
mucho convencer a los hombres de la inminente Segunda Venida del Señor, del reinado de
Cristo de mil años, y consideran las cosas de este mundo como algo pasajero y de menor
importancia.

I: Fundador y Fecha aproximada

Fundador William Miller (1782-1849) era un predicador laico bautista Fecha


aproximada 21 de mayo de 1863, Battle Creek, Michigan, Estados Unidos. El 14 de agosto
de 1831, el predicador en Nueva York, marcaría fuertemente las vidas de Elena y Jaime
White y de más 100,000 personas en los Estados Unidos. William Miller, un agricultor y
juez de paz, quien, a través de su estudio sistemático de la Biblia, llegó a la conclusión de
que Cristo volvería a la Tierra alrededor de 1843 o 1844. Cuando la predicción de Miller
respecto a la segunda venida de Cristo no sucedió, los milleritas se disolvieron
completamente consternados; este evento se conoce como "La gran decepción". Pero
luego un par de seguidores de Miller afirmó tener visiones para explicar el error en la
profecía. En lugar de venir a la tierra, Jesús había entrado en el templo celestial; ellos
dijeron que Miller estaba en lo cierto después de todo, excepto que su profecía había tenido
un cumplimiento espiritual en lugar de uno físico. Uno de los videntes que cubrió a Miller
fue Ellen G. Harmon de 17 años de edad, quien tuvo su primera de 2.000 supuestas visiones
en una reunión de oración poco después de la vergüenza de Miller. Con su visión, Ellen
pronto se convirtió en un faro de esperanza para los desencantadas milleritas, y en 1844.
Elena Harmon de White unió las fracciones adventistas y se convirtió en la guía espiritual
de un nuevo grupo religioso Adventistas del Séptimo Dia. En 1846, Ellen se casó con
James White, un pastor adventista. Pronto se convencieron de que la observancia del
sábado era para todos los cristianos.

II: Tipo de Secta.

Con el adventismo nos encontramos frente a una doctrina sistematizada, propagada


con medios eficientes y económicamente abundantes, practicada dentro de una perfecta
organización, con una disciplina severa, profesada por más de un millón de adeptos, con
una tendencia marcada al crecimiento en número.

La secta es congregacionalista; por lo tanto, cada comunidad constituye una iglesia


independiente, unida a las otras en el plano de cada nación por la Conferencia Nacional y
en orden mundial, por la Conferencia General.

Los ministros de estas iglesias son los pastores y los ancianos (presbíteros), sin que
estos cargos tengan carácter sacerdotal, ya que carecen del Sacramento del Orden. Son
cargos conferidos por sus propias asambleas a aquellos que tienen más categoría o
antigüedad en sus iglesias (presbíteros, en el sentido de ancianos) o cierta preparación y
estudios religiosos (pastores).

La disciplina de la secta es muy severa. Cualquier contravención en las prácticas de


vida señaladas por la misma puede dar ocasión a la expulsión de ella. El valor que dan a las
profecías de su fundadora y a las decisiones de la Conferencia General, para ellos "la más
alta autoridad de Dios sobre la tierra", están refrendadas por una infalibilidad tan absoluta,
que ello les somete a una dependencia incomparablemente mayor de la que pueda tener un
católico respecto de Roma.

Para el ingreso en el Adventismo es absolutamente preciso contestar


afirmativamente a este pregunta: "¿aceptáis el espíritu de profecía tal y como se ha
manifestado en el seno de la Iglesia final por el misterio y los escritos de la señora White?"
(Manual de la iglesia, artículo 18). El culto se celebra los sábados. Cantos, lectura de la
Biblia, comentarios sobre ella, lavatorio de los pies, pública reconciliación y la Cena. Los
dos únicos símbolos sacramentales que conservan. La primera se celebra con pan y zumo
de uva sin fermentar, simbolizando ellos el cuerpo y sangre del Señor, en memoria de su
muerte, y representando su presencia constante, si bien puramente espiritual, en el alma del
creyente.

El Bautismo, sólo para adultos y por triple inmersión, simboliza la muerte al pecado
del hombre viejo y la resurrección del nuevo, así como la muerte, sepultura y resurrección
de Cristo. La escuela sabática, en secciones para niños y adultos, y dentro de éstas,
divididas en grados, tiene programas muy bien planeados desde el punto de vista didáctico.

El pago del diezmo es obligatorio, aparte de otras colectas celebradas con ocasión
de sus reuniones o cultos. Todos los adventistas son por esencia misioneros de su doctrina,
porque esperando la próxima venida del Señor y dependiendo ésta de que la predicación de
este mensaje se haya extendido por el mundo entero, es natural que den el lugar
preponderante de su actividad a esta propaganda.

Tienen misiones en trescientos ochenta y cinco países de setecientas catorce lenguas


y dialectos, millares de escuelas y un espíritu misional intenso en el seno de sus iglesias
merced a las organizaciones de juventudes misioneras voluntarias (J.M.V.) y el movimiento
"Comparte tu fe" (C.T.F.).

El régimen vegetariano, así como el empleo de los remedios de la medicina


fisiátrica, son debidos a una supuesta revelación de H. G. White. En 1864, estando
gravemente enfermo su marido, tuvo esta inspiración divina, y con ella no sólo impuso el
régimen a la secta en su alimentación, sino que fundó la obra médica sobre principios
semejantes.

En efecto, en 1884 fundó el "Instituto del Oeste para la reforma de la salud",


destinado a formar los cuadros de los médicos evangelistas misioneros, y fue el comienzo
de la obra médica adventista, que existe actualmente: 150 hospitales y clínicas y varios
millares de médicos, enfermeros y empleados sanitarios.

Aunque en estas instituciones estén proscritos la mayoría de los remedios clásicos


en medicina, no dejan de ser una importante realización adventista y, sobre todo, un
maravilloso medio de propaganda de sus ideas.

III. Deidad
Hay un solo Dios: Padre, Hijo, y Espíritu Santo, una unidad de tres Personas
coeternales.
Dios es inmortal, todopoderoso, omnisciente, sobre todo, y omnipresente. Es
infinito y más allá de la comprensión humana, pero conocido a través de su auto-revelación.
Dios, que es amor, es por siempre digno de adoración y servicio por parte de toda la
creación. (Gen. 1:26; Deut. 6:4; Isa. 6:8; Mat. 28:19; Juan 3:16 2 Cor. 1:21, 22; 13:14; Ef.
4:4-6; 1 Pedro 1:2.)
La Encarnación de Jesucristo es un hermoso ejemplo de cómo los tres miembros de
la Deidad trabajan en estrecha colaboración: el Padre entregó a Su Hijo (Juan 3:16); Cristo
se dio a si mismo (Gálatas 1:4), y fue concebido por el Espíritu Santo (Mateo 1:18, 20).

1.- Sí creen en Jesús como Dios y Salvador.


2. Enseñaron que Jesús vendría el 21 de octubre del año 1843. Pero, como no vino, lo
anunciaron para el 21 de octubre de 1844, cuando tampoco sucedió.
3. Después de su fracaso escatológico, dijeron que Jesucristo entró al santuario en el año
1844 para iniciar su obra de expiación, y comenzó el Juicio Investigador.
4. La muerte consiste en dormir. *Contra ello Lucas 1:16.
5. Para ellos no existe el cielo ni el infierno. El reino de Cristo es sólo en la tierra, y el cielo
será sólo para los 144,000 señalados. El infierno, es simplemente la muerte: No hay fuego
ni sufrimiento eterno.
6. Hacen mucho énfasis en el reino de Cristo en la tierra.
7. Su error principal, consiste en afirmar que es necesario guardar el sábado y la ley de
Moisés, para ser salvos. A todo esto se opone claramente Gálatas 3:1-13. En el capítulo 5:4,
dice: “Vacíos sois de Cristo los que por la ley os justificáis, de la gracia habéis caído”.

IV: Símbolo.
Conjunto De Identidad Global

La identidad corporativa de la Iglesia Adventista del Séptimo Día refleja nuestra


profunda y perdurable creencia en Jesucristo como el centro de nuestra vida y nuestra fe. Es
nuestra esperanza que esta representación gráfica de quiénes somos sea usada en todo el
mundo como un símbolo familiar de la Iglesia Adventista y sus valores.
El logotipo y su significado

La elección del logotipo de la Iglesia Adventista refleja los valores centrales con los
cuales los adventistas están comprometidos. El fundamento es la Biblia, la Palabra de Dios,
que está abierta, porque su mensaje tiene que ser leído y puesto en práctica. Central a ese
mensaje bíblico es la cruz, y también ocupa un lugar central en el logotipo. Sobre la cruz y
la Biblia abierta se encuentra la llama ardiente del Espíritu Santo, el mensaje de la Verdad.

La Segunda Venida

Las líneas de la parte superior del diseño sugieren un movimiento continuo hacia
arriba, lo que simboliza la resurrección y la ascensión al cielo en la segunda venida de
Cristo, el énfasis último de nuestra fe.

La Llama

Esta tiene la forma que le dan tres líneas que encierran una esfera implícita. Las
líneas representan los tres ángeles de Apocalipsis 14, que rodean el planeta, y nuestra
comisión de llevar el evangelio a todo el mundo. La forma general conforma una llama, que
es el símbolo del Espíritu Santo.

La Cruz

El símbolo de la cruz, que representa el evangelio de salvación, está posicionado en


el centro del diseño, para enfatizar el sacrificio de Cristo, que es el tema central de nuestra
fe.

La Biblia Abierta

La Biblia forma la base del diseño y representa el fundamento bíblico de nuestras


creencias. Se la representa en una posición completamente abierta, lo que sugiere una
aceptación plena de la Palabra de Dios.
Es nuestra esperanza y oración de que, aunque este logotipo es una imagen muy
simple del fundamento de las creencias y valores adventistas, pueda ser un símbolo
reconocido del mensaje adventista al mundo.

V: Jesús.

Dios Hijo encarnó en Jesucristo. A través de Él todas las cosas fueron creadas, el
carácter de Dios es revelado, la salvación de la humanidad es alcanzada, y el mundo es
enjuiciado.
Dios siendo eterno y verdadero, se convirtió también en un verdadero humano,
Jesús el Cristo. Fue concebido por el Espíritu Santo y nació de la virgen María. Vivió y
experimentó la tentación como un ser humano, pero ejemplificó perfectamente la justicia y
el amor de Dios.

Por medio de sus milagros manifestó el poder de Dios y fue atestiguado como el
Mesías prometido de Dios. Sufrió y murió voluntariamente en la cruz en lugar nuestro a
causa de nuestros pecados, resucitó de entre los muertos y subió al cielo para ministrar en el
santuario celestial en nuestro favor.

Él vendrá de nuevo en la gloria para la liberación final de su pueblo y la


restauración de todas las cosas.

Dios, el Hijo Eterno, se encarnó en Jesucristo. Por medio de Él todas las cosas
fueron creadas, se revela el carácter de Dios, se consuma la salvación de la humanidad y es
juzgado el mundo. Verdadero Dios por siempre, también llegó a ser verdaderamente
hombre, Jesús el Cristo. Fue concebido por el Espíritu Santo, y nació de la virgen María.
Vivió y experimentó la tentación como ser humano, y ejemplificó perfectamente la justicia
y el amor de Dios. A través de sus milagros demostró el poder de Dios y fue atestiguado
como el Mesías prometido por Dios. Jesús sufrió y murió voluntariamente en la cruz en
nuestro lugar por nuestros pecados, fue resucitado de entre los muertos y ascendió para
ministrar en el santuario celestial en nuestro favor. Vendrá de nuevo en gloria para la
liberación final de Su pueblo y la restauración de todas las cosas.

(Isa. 53:4-6; Dan. 9:25-27; Lucas. 1:35; Jn. 1:1-3, 14; 5:22; 10:30; 14:1-3, 9, 13;
Rom. 6:23; 1 Cor. 15:3, 4; 2 Cor. 3:18; 5:17-19; Fil. 2:5-11; Col. 1:15-19; Heb. 2:9-18; 8:1,
2.)

VI; Texto Sagrado

Los Adventistas del Séptimo Día aceptan la Biblia como su único credo y sostienen
que ciertas creencias fundamentales son la enseñanza de las Sagradas Escrituras. Estas
creencias, tal como se establecen aquí, constituyen la comprensión y expresión de la iglesia
de la enseñanza de las Escrituras.
Los adventistas del séptimo día basan su doctrina en el principio protestante de la
Sola Scriptura: la Biblia como única norma de fe y práctica de los cristianos. Creen que
tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento fueron divinamente inspirados y pese a estar
formulados en palabras humanas constituyen la Palabra de Dios revelada a la humanidad.
Consideran que todas las creencias teológicas deben ser «juzgadas a la luz de las
Escrituras», y que toda idea que no está en armonía con el mensaje bíblico, debe ser
rechazada.

La Iglesia se ha mostrado reacia a la formalización de un credo, argumentando que


«La Biblia y solo la Biblia» constituye su único credo. Sin embargo, debido a la necesidad
de una publicación oficial que permitiera a la comunidad comprender mejor la fe
adventista, un comité de la Asociación General preparó un documento que exponía en
forma abreviada las principales enseñanzas de la denominación. Esta declaración que
incluía 22 afirmaciones fue publicada por primera vez en el anuario institucional de 1931, y
permaneció vigente hasta que, en 1980, fue reemplazada con un resumen similar pero más
amplio, que contenía 27 párrafos publicados bajo el título de Creencias Fundamentales de
los Adventistas del Séptimo Día. El año 2005 fue aprobada una declaración adicional,
quedando resumida la doctrina de la iglesia en 28 creencias fundamentales. La aceptación
pública de estas creencias es prerrequisito para el bautismo y por lo tanto para ser llegar a
ser miembro de la Iglesia.

Casi todas las creencias de la Iglesia Adventista son compartidas por uno o más
grupos cristianos. Sin embargo, algunas son rasgos distintivos de esta denominación.

Los Adventistas del Séptimo Día aceptan la Biblia como su única regla de fe y
apoyo seguro de las creencias fundamentales siendo éstas enseñanzas de las Santas
Escrituras. Estas creencia, como se recogen más adelante, constituyen la comprensión de la
enseñanza de la Escritura. La revisión de estas declaraciones pueden ser hechas en el
Congreso Mundial de la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, cada
cinco años, cuando la Iglesia es dirigida por el Espíritu Santo a una comprensión más
completa de la verdad bíblica o si encuentra una mejor forma de expresar las enseñanzas de
la Santa Palabra de Dios.

VII: Principios.
Los adventistas del séptimo día, con más de 17 millones miembros en el mundo, son
una iglesia cristiana protestante organizada en 1863 en los Estados Unidos.

Su origen se produce poco después del movimiento liderado por Guilherme Miller,
quien enfatizó la necesidad de mayor énfasis en la predicación acerca del breve retorno de
Jesucristo a este mundo.

La sede sudamericana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, responsable de la


coordinación administrativa en ocho países, registra a más de 2 millones miembros.

Misión

Hacer discípulos de todas las naciones; comunicar el evangelio eterno en el contexto


del triple mensaje Angélico de Apocalipsis 14:6-12, invitándolos a aceptar a Jesús como su
Salvador personal y unirse a su iglesia remanente; instruirlos para servir al Señor y
prepararlos para su breve regreso.

Visión

En armonía con las grandes profecías de las Escrituras, entendemos que el clímax
del plan de Dios es restaurar a toda su creación en completa armonía con su perfecta
voluntad y justicia.

Entre sus principios podemos ver su estilo De Vida

Los adventistas creen una vida enteramente devota a Dios en los aspectos físicos,
psicológicos, emocionales y espirituales.

Dentro del desarrollo integral encontramos los ocho remedios divinos que son el
agua, la alimentación saludable, el aire puro, la luz del sol, el ejercicio físico, la templanza,
el hogar y la confianza en Dios.

Los adventistas tienen un estilo de vida que implica el descanso semanal el sábado,
día separado por Dios para una relación más grande con sus criaturas. Confían en que Dios
trabaja en todas las áreas de su vida y que Cristo volverá pronto para dar la recompensa a
todos, justos e injustos.

VIII: Doctrina de la Salvación.

Los grandes principios de la ley de Dios están encarnados en los Diez


Mandamientos y ejemplificados en la vida de Cristo. Expresan el amor, la voluntad y los
propósitos de Dios en relación con la conducta y las relaciones humanas y son vinculantes
para todas las personas en todas las épocas.

Estos preceptos son la base del pacto de Dios con su pueblo y la norma en el juicio
de Dios. A través de la agencia del Espíritu Santo señalan el pecado y despiertan un sentido
de necesidad de un Salvador.

La salvación es enteramente por gracia y no por obras, y su fruto es la obediencia a


los mandamientos.

Esta obediencia desarrolla el carácter cristiano y resulta en un sentido de bienestar.


Es una prueba de nuestro amor por el Señor y nuestra preocupación por nuestros
semejantes. La obediencia de la fe demuestra el poder de Cristo para transformar vidas, y
por lo tanto fortalece el testimonio cristiano.

(Éxodo 20:1-17; Deut. 28:1-14; Sal. 19:7-14; 40:7, 8; Mat. 5:17-20; 22:36-40; Juan
14:15; 15:7-10; Rom. 8:3, 4; Ef. 2:8-10; Heb. 8:8-10; 1 Juan 2:3; 5:3; Apoc. 12:17; 14:12).

El Gran Conflicto

Toda la humanidad está ahora envuelta en un gran conflicto entre Cristo y Satanás
en cuanto al carácter de Dios, su ley y su soberanía sobre el universo.

La Vida, Muerte y Resurrección de Cristo

Mediante la vida de Cristo, de perfecta obediencia a la voluntad de Dios, sus


sufrimientos, su muerte y su rresurrección, Dios proveyó el único medio válido para expiar
el pecado de la humanidad.

La Experiencia de la Salvación
Con amor y misericordia infinitos, Dios hizo que Cristo, que no conoció pecado,
fuera hecho pecado por nosotros, para que nosotros pudiésemos ser hechos justicia de Dios
en él.

LEER MÁS

Crecimiento en Cristo

Jesús triunfó sobre las fuerzas del mal por su muerte en la cruz. Quien subyugó los
espíritus demoníacos durante su ministerio terrenal, quebrantó su poder y aseguró su
destrucción definitiva.

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IX: Doctrina del Pecado.

Doctrina adventista de la expiación

Los adventistas se presentan como cristianos evangélicos. Si uno lee su base


doctrinal oficial, encuentra que muchas de ellas son claramente identificables como
evangélicas. Pero tres de sus doctrinas, atentan frontalmente a la esencia misma del
Evangelio.

EL SANTUARIO CELESTIAL Según los adventistas, la obra expiatoria de Cristo


no alcanzó en la cruz su plenitud y perfección, pues quedó pendiente el quitar los pecados
del santuario celestial: ‘La sangre de Cristo, si bien tenía que liberar de la condenación de
la ley al pecador arrepentido, no tenía como misión, en cambio, la de cancelar el pecado,
pues éste había de permanecer como testimonio en el santuario hasta la expiación final’.
(Elena White) ‘El cielo es el contratipo del templo terrestre, con su lugar santo y santísimo.
Hasta 1844 Cristo ha estado intercediendo en el “lugar santo” por los pecadores
arrepentidos. No obstante, sus pecados permanecían imborrables en el libro del testimonio’.
(Elena White) ‘En 1844, al concluir el período profético de los 2.300 días, Cristo entró en
el 2º y último aspecto de su ministerio expiatorio: Un juicio investigador que forma parte
de la eliminación definitiva del pecado’. Para los adventistas, igual que el sumo sacerdote
tenía que acceder una vez al año al lugar santísimo para perfeccionar los sacrificios rituales,
Cristo comenzó en 1844 su obra para perfeccionar su expiación por el pecado. Eso se opone
frontalmente a las enseñanzas de la carta a los Hebreos, donde encontramos afirmaciones
categóricas sobre el valor y efecto del sacrificio de Cristo: lo hizo una vez para siempre
(7:27), ‘entró una vez para siempre en el lugar santísimo’ (9:12); ofrecido una sola vez para
llevar el pecado de muchos, y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado’
(9:28)... Pero como los adventistas se empeñan en atribuirle a Cristo un ministerio de
expiación desde 1844 en ese misterioso santuario celestial, veamos su descripción acerca de
ese ministerio: EL JUICIO INVESTIGADOR En su declaración doctrinal, los adventistas
dicen que ‘‘El juicio investigador pone de manifiesto frente a las inteligencias celestiales
quiénes de entre los muertos duermen en Cristo y por lo tanto se los considerará dignos, en
él, de participar de la primera resurrección. También aclara quiénes están morando en
Cristo entre los que viven, guardando los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, y por lo
tanto estarán listos en él para ser trasladados a su reino eterno’. Afirmar, como hacen los
adventistas, que Cristo tiene que discernir los que son salvos, es negar su omnisciencia
preexistente; o sea, negar implícitamente su plena Divinidad. Y mantener que el pecado ha
estado (y sigue estando) presente en las esferas celestiales, es negar la contundente y
taxativa declaración profética de Juan el Bautista: ‘este es el Cordero de Dios, que quita el
pecado del mundo’ (Jn 1:29), y restar validez a la declaración de Dios mismo: ‘Yo soy el
que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados’ (Is
43:25) Aparte de las visiones del Sr. Edison y la Sra. White, los adventistas no son capaces
de aportar ninguna base bíblica que sustente sus doctrinas sobre la expiación en curso. Lo
más que se atreven a hacer es una errática peregrinación por la carta a los Hebreos,
torciendo un lenguaje claramente simbólico para darle un valor literal, que permita
justificar sus doctrinas visionarias. Para terminar con sus “alucinaciones” interpretativas,
los adventistas completan su enseñanza sobre la expiación y el juicio investigador con otro
detalle no menos rocambolesco y herético: LA DESCARGA FINAL DE LOS
PECADOS SOBRE SATANÁS Interpretando en Lv 16:8 a ‘Azazel’ como Satanás, los
adventistas deducen y enseñan que en el juicio final Dios cargará sobre Satanás todos los
pecados de los redimidos: ‘La plena responsabilidad por el pecado será colocada ahora
sobre Satanás’. Otra vez nos encontramos con una enseñanza que degrada a la Persona y
Obra de Jesucristo, del que la Biblia enseña claramente que ‘se hizo maldición (pecado) por
todos nosotros’ (Gá 3:13), porque ‘Dios cargó en Él el pecado de todos nosotros’ (Is 53:6)

`SI ALGUNO ENSEÑA UN EVANGELIO DIFERENTE...’ Da lo mismo el título


que se asignen a sí mismos los adventistas, la similitud en muchas de sus prácticas, o su
todavía inexplicable pertenencia a la FEREDE que tan machaconamente alegan para
reclamar su legitimidad evangélica. Por encima de todo ello, destacan unas enseñanzas que
menoscaban la Obra de Cristo, en abierta negación de la Verdad revelada. Quizá por esa
contradicción se ven obligados a equiparar la autoridad de la Sra. White con la propia
Biblia: ‘Como mensajera del Señor, sus escritos son una permanente y autorizada fuente de
verdad, y proveen consuelo, dirección, instrucción y corrección a la iglesia’ Desde un
profundo respeto y reconocimiento hacia su ejemplar obra social, la esencia de sus
enseñanzas doctrinales deben llevarnos a considerar a los adventistas como hombres y
mujeres necesitados de entender el limpio mensaje del Evangelio, aquel que declara a
Cristo como el autor y consumador de la fe, quien habiendo muerto y resucitado está
sentado a la diestra del Padre, esperando (sin nada más que hacer) hasta el sometimiento de
sus enemigos, porque con su ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.

X: Vida Futura.

El bautismo simbolizó morir al yo y revivir en Jesús. Los adventistas del Séptimo


Día practican el bautismo por inmersión completo porque al ser sepultados completamente
debajo del agua simbolizamos que la gracia de Dios nos llena completamente de su nueva
vida para el futuro. Por medio del bautismo nacemos, en verdad, otra vez en Jesús. Vida
eterna, paz, propósito, perdón, gracia transformadora, esperanza: todo lo que él promete es
nuestro, porque él lo ofrece y ha demostrado que podemos confiar en que actúa
exactamente como promete. Acepte sus dones, y usted llega a formar parte activa de su
familia, y él, alegremente llega a ser parte de la suya.
XI: Derribando Argumentos.

XI: Derribando Argumentos.

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