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Ascencio Perez Antonia

Derecho Internacional Publico


Doctrina Calvo
Es una doctrina panamericana de Derecho internacional que establece que, los
extranjeros deben realizar sus demandas, reclamaciones y quejas sometiéndose a
la jurisdicción de los tribunales locales, evitando recurrir a las presiones diplomáticas o
intervenciones armadas de su propio Estado o gobierno. Ha sido recogida en
varias constituciones latinoamericanas.
Esta doctrina a veces es confundida con la doctrina Drago, debida al también jurista
argentino Luis María Drago, que establece una aplicación más restringida del mismo
principio. Calvo justificaba su tesis señalando que era necesario impedir que los países
más poderosos interfirieran en la jurisdicción de los más débiles.
Durante las primeras Conferencias Interamericanas que se celebraron en Washington
D.C. (1889-1890) y Ciudad de México (1901-1902), Estados Unidos se negó a firmar la
Convención sobre Derechos de Extranjería en donde se asentaron los principios básicos
de la doctrina Calvo. Se estableció igualdad jurídica para nacionales y extranjeros, se
estableció como un acto de fuerza mayor los daños causados por actos revolucionarios, y
se admitió la posibilidad de reclamaciones diplomáticas cuando existía denegación de
justicia. En contraposición, Estados Unidos logró que se firmara el Tratado sobre
Reclamaciones por Daños Pecuniarios, un órgano jurídico regional que atendería las
reclamaciones y que no se obligaba a reconocer los principios de la doctrina Calvo.
Durante la conferencia celebrada en Buenos Aires (1910) se firmó una convención que
logró incorporar la condición de que se recurriría primero a los tribunales locales antes de
acudir al arbitraje internacional, es decir, solamente en caso de denegación de justicia. En
la conferencia celebrada en Santiago de Chile (1923) se encomendó a la Junta
Interamericana de Jurisconsultos determinar los derechos civiles y garantías individuales
de los extranjeros y las excepciones que hubiese lugar. Durante la  conferencia celebrada
en La Habana (1928) se acordó que los Estados debían reconocer las mismas garantías
individuales a extranjeros y nacionales. Durante la a conferencia celebrada
en Montevideo (1933) se definió la responsabilidad internacional de Estado siendo la
Comisión Jurídica Interamericana la designada para establecer la normatividad a seguir.
No fue fácil unificar los criterios al respecto del concepto de denegación de justicia, por tal
motivo existieron varias controversias, como el caso de la expropiación del petróleo en
México.
Tipos de cláusulas
En Latinoamérica se ha denominado a diversos tipos de legislaciones con el nombre de
cláusula Calvo, entre ellas:
a) Cláusula Calvo legislativa. Regularmente se inserta en contratos celebrados entre un
extranjero y el gobierno del país en el que éste reside. Hay ciertas variantes, en algunos
casos se señala que no se aceptarán reclamaciones de extranjeros excepto en los casos
y formas con las que cuentan los mismos nacionales. En otros casos solamente se acepta
la interposición diplomática cuando existe una denegación de justicia para el extranjero.
Otros casos señalan que no procederán demandas o indemnizaciones cuando los daños
a las personas o bienes han sido derivados por disturbios civiles.
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b) Cláusula Calvo de agotamiento de los recursos locales. En este caso los extranjeros
deben agotar todos los recursos que ofrece la jurisdicción del país de residencia antes de
solicitar la ayuda de su gobierno.
c) Cláusula Calvo como renuncia de protección diplomática. Por el simple hecho de firmar
un contrato que contenga esta cláusula, el extranjero se obliga a renunciar a la protección
de su país y acatar las leyes del país en que se firma el contrato.

Doctrina Jefferson
Se denomina así al pronunciamiento hecho en 1792 por Thomas Jefferson, entonces
Secretario de Estado de los Estados Unidos, en relación con la actitud del gobierno
estadounidense frente a los acontecimientos en Francia, que determinaron la muerte del
monarca y el establecimiento de la República.
“Va de acuerdo con nuestros principios determinar que un gobierno legítimo es aquel
creado por la voluntad de la nación, sustancialmente declarada”.
“Evidentemente, no podemos negar a ninguna nación ese derecho sobre el cual nuestro
propio gobierno se funda: que cualquier nación puede gobernarse en la forma que le
plazca, y cambiar esa forma a su propia voluntad; y puede llevar sus negocios con
naciones extranjeras
La idea principal es que el gobierno de ese país, consideraba que era su deber en ese
momento notificar tanto al gobierno de la república China como al gobierno imperial
japonés, que no puede admitir la legalidad de cualquier situación “de facto”, ni tenía la
intención de reconocer tratados o acuerdos concluidos por los gobiernos o sus agentes,
que puedan dañar a los derechos adquiridos por tratados por los Estados Unidos o sus
ciudadanos en China, no reconociendo tratado, situación o acuerdo que sean contrarios a
las estipulaciones y obligaciones del Pacto de París de 1928. En pocas palabras, Estados
Unidos no aceptará una situación ilegal en su origen y donde el Derecho internacional
bien aplicado, no podría reconocer. La doctrina Stimson fue reconocida por otros actos
internacionales, como lo fue una resolución de la Asamblea de la Sociedad de Naciones
dos meses más tarde de su emisión, el Pacto argentino de no agresión y conciliación de
1933, por la VIII conferencia panamericana de 1938 y por la propia Carta de Bogotá de
1948. Incluso México la retomó en su particular interpretación cuando se negó a dar
reconocimiento a la intervención en Absinia (Etiopía) por parte de Italia, en violación al
artículo 10 del Pacto de París de 1928.

Doctrina Monroe
Fue formulada durante la presidencia de James Monroe –por el secretario de Estado y
futuro presidente John Quincy Adams– en 1823. Establecía que cualquier intervención de
los europeos en América sería vista como un acto de agresión que requeriría la
intervención de los Estados Unidos de América. La doctrina fue concebida por sus
autores, en especial Adams, como una proclamación de los Estados Unidos de su
oposición al colonialismo frente a la amenaza que suponía la restauración monárquica en
Europa y la Santa Alianza tras las guerras napoleónicas.
Theodore Roosevelt fue, en el siglo XX, uno de los primeros en darle un nuevo sentido a
la Doctrina Monroe en su famoso y conocido Corolario Roosevelt, cuyo objetivo era
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justificar la hegemonía norteamericana en América Latina y legitimar su intervencionismo


en los asuntos de las repúblicas independientes de la región.
El Corolario Roosevelt fue pronunciado el 6 de diciembre de 1904 a raíz del bloqueo naval
que sufrió Venezuela entre 1902 y 1903 por parte de los Imperios británico, alemán y el
Reino de Italia, exigiendo el pago inmediato de deudas contraídas por el gobierno del
entonces presidente de la nación suramericana Cipriano Castro.
Dicho documento, marcó una nueva etapa del imperialismo norteamericano llamada “El
gran garrote” (The Big Stick), que se caracterizaba por combinar la persuasión diplomática
con la violencia, alternando la firma de pactos y convenios con intervenciones militares.
Esta nueva política fue sintetizada en numerosas ocasiones por el presidente mediante el
proverbio africano, «Habla suavemente y lleva un gran garrote, así llegarás lejos». 
Durante esta etapa, se inició en América Latina un periodo de dominio político y
económico estadounidenseque se justificada en la marcada extensión del «derecho» de
Estados Unidos a intervenir en asuntos de otros países. Ejemplos de la aplicación de la
política del Gran Garrote son:  el apoyo estadounidense a la Separación de Panamá de
Colombia, la ocupación militar de la República Dominicana entre 1916 y 1924, la
ocupación militar de Cuba entre 1906 y 1909 y la ocupación militar de Haití desde 1915
hasta 1934
En resumen, podemos decir que la Doctrina Monroe afirmaba que Estados Unidos
actuaría a fin de evitar cualquier intervención extra-continental, esencialmente de los
países europeos. Resumida en la expresión «América para los americanos», dicha
política aludía en realidad, a la idea de «América para los estadounidenses».

Doctrina Drago.

Fue anunciada en 1902 por el Ministro de relaciones exteriores argentino, Luis María


Drago, en respuesta al no cumplimiento de la Doctrina Monroe por parte de Estados
Unidos. Establece que ningún poder extranjero puede utilizar la fuerza contra una nación
americana a los fines de hacer efectivo el cobro de una deuda.
Provino de las ideas de Carlos Calvo, en su obra Derecho internacional teórico y práctico
de Europa y América. La doctrina Calvo proponía prohibir la intervención diplomática
hasta que no estuvieran agotados los recursos locales.
La Doctrina Drago es una respuesta a las acciones de Gran Bretaña, Alemania e Italia,
quienes impusieron un Bloqueo Naval a Venezuela a finales de 1902, en respuesta a la
gran deuda de Venezuela que el presidente Cipriano Castro se negaba a pagar. Frente a
este ataque, Estados Unidos dijo que, como país, no apoyaría a un estado que se viese
afectado por ataques de potencias europeas que no se originasen con intención de
recuperar territorios americanos y colonizarlos. Así surge esta Doctrina Drago, como una
protesta por parte de Luis María Drago frente al actuar de Estados Unidos. Una versión
modificada por Horace Porter fue adoptada en la Haya en 1907. Ésta añadió que el
arbitraje y litigio deberá usarse siempre primero.
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Importancia
El endeudamiento de América Latina con los países desarrollados revitaliza la doctrina del
argentino, por cuanto se opone al cobro compulsivo de las deudas públicas de cualquier
país sudamericano, mediante la intervención armada.
Derivaciones de la doctrina:

 La expresión de solidaridad continental puesta de manifiesto en la posición de la


República Argentina, que no tenía, en términos inmediatos, ningún interés en el
episodio ni nada obtendría de su incursión diplomática, más que el respeto y la
simpatía de los otros países sudamericanos.
 La Doctrina Drago aboga por la mediación de los Tribunales de Arbitraje
Internacional para dirimir asuntos vinculados con las deudas públicas. Un
antecedente nada desestimable a la hora de revisar la legitimidad o no del
endeudamiento argentino generado desde 1976 en adelante.
 El gobierno de Julio A. Roca, a través de su canciller Luis María Drago, dejó en
claro la firme convicción de resguardar la soberanía política de las naciones más
débiles.

Doctrina Wilson.
Es una recapitulación de la doctrina Tobar hecha por el presidente Woodrow Wilson de
Estados Unidos a raíz de ciertos acontecimientos surgidos durante el proceso de la
Revolución Mexicana de principios del siglo XX. El presidente Francisco Madero fue
derrocado en 1913 por su ministro de guerra, el general Victoriano Huerta, y asesinado
mientras se encontraba bajo su custodia. México entero se estremeció por el crimen,
cuyos artífices fueron el viejo y astuto general, que había traicionado al presidente, y el
alcohólico embajador estadounidense en México, Henry Lane Wilson.
El presidente Wilson se negó a reconocer al nuevo gobierno. Dijo que “no podemos
experimentar simpatía por los que tratan de apoderarse del poder del gobierno, en
beneficio de sus intereses o ambiciones personales. Somos amigos de la paz, pero
sabemos que en estas circunstancias no puede haber una paz duradera o estable”.
Las palabras del gobernante norteamericano conformaron la llamada doctrina
Wilson sobre el no reconocimiento de ciertos gobiernos de facto, que fue aplicada durante
el período comprendido entre 1913 y 1931 por Estados Unidos en sus relaciones con los
otros países del continente.
En el mismo año de 1913, el secretario de Estado William Jennings Bryand explicó esta
doctrina y dijo que “el único propósito de los Estados Unidos es asegurar la paz y el orden
en la América Central, tratando de que el proceso de su autonomía no se interrumpa ni
sea dejado de lado. Usurpaciones como las llevadas a cabo por el general Huerta
amenazan más que cualquier otra cosa la paz y el desarrollo de América. No sólo
imposibilitan la evolución normal de la autonomía y del gobierno, sino que además
influyen para destruir la vigencia de las reglas de Derecho, poner bajo un riesgo constante
las vidas y fortunas de los ciudadanos y de los extranjeros, invalidar contratos y
concesiones en la forma que el usurpador considere más conveniente para sus propios
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intereses y desprestigiar tanto el crédito nacional como los mismos cimientos del comercio
nacional o extranjero. Los Estados Unidos se proponen, en consecuencia, combatir y
derrotar estas usurpaciones en todos los países en que se produzcan”.
Años más tarde el gobierno norteamericano abandonó la doctrina Wilson. El 6 de febrero
1931 el secretario de Estado Henry Stimson, al dirigirse al Consejo de Relaciones
Exteriores con sede en Nueva York, expresó que “esta Administración se negó a
continuar con la política de Wilson y ha seguido con la práctica anterior que fuera
adoptada por todos los gobiernos, a partir de Jefferson. Tan pronto como nuestros
representantes diplomáticos nos informaron que los nuevos gobiernos de Bolivia, Perú,
Argentina, Brasil y Panamá controlaban la maquinaria administrativa del Estado, con la
aceptación aparente del pueblo, y que tenían voluntad y también aparente capacidad para
dar cumplimiento a sus obligaciones internacionales y convencionales, los mismos fueron
reconocidos por nuestro gobierno. Y considerando el estado de depresión económica, con
la consiguiente necesidad de adopción de medidas rápidas para contribuir a la
estabilización, acordamos nuestro reconocimiento lo más rápidamente posible, a fin de
dar a esos países, tan abrumados, las mejores oportunidades para que recuperen su
poderío económico. Esta ha sido la política que hemos adoptado en todos los casos en
que la práctica internacional no estaba afectada, o controlada, por tratados preexistentes”.

Doctrina Tobar
Se llama así a la exhortación hecha en 1907 por el canciller de Ecuador, doctor Carlos R.
Tobar, en defensa de la legitimidad democrática, para que los gobiernos de América
Latina se abstuvieran, “por su buen nombre y crédito”, de reconocer a los regímenes de
facto surgidos de acciones de fuerza.
La doctrina Tobar fue enunciada por el canciller ecuatoriano en una carta dirigida el 15 de
marzo de 1907 al cónsul de Bolivia en Bruselas, en la que le decía que “las repúblicas
americanas por su buen nombre y crédito, aparte de otras consideraciones humanitarias y
altruistas, deben intervenir de modo indirecto en las discusiones intestinas de las
repúblicas del Continente. Esta intervención podría consistir, a lo menos, en el no
reconocimiento de los gobiernos de hecho surgidos de las revoluciones contra la
Constitución”.
Ante ciertas críticas que recibió su doctrina, en el sentido de que era “intervencionista”,
Tobar replicó que “una intervención convenida no es propiamente intervención” y que,
incluso, “los autores mismos que no aceptan las intervenciones aisladas las aceptan
cuando son hechas por varios países en colectividad”.
La doctrina Tobar tuvo inmediata resonancia. Y en el mismo año de 1907 los gobiernos de
los Estados centroamericanos firmaron un tratado por el que se obligaron a no reconocer
a “gobierno que en cualquiera de las cinco repúblicas pudiese llegar al poder como
consecuencia de un golpe de Estado, o de una revolución contra el gobierno reconocido,
en tanto los representantes elegidos libremente por el pueblo no hubieran reorganizado
constitucionalmente al país”.
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Los principios de la doctrina Tobar fueron también acogidos por el presidente Woodrow
Wilson de los Estados Unidos de América y aplicados en los casos de los gobiernos de
facto surgidos en México, con el general Victoriano Huerta que derrocó al presidente
Francisco Madero en 1913, y en Costa Rica con el general José Federico Tinoco en 1917.
En contraposición a la doctrina Tobar surgió en 1930 la que sostuvo que cada pueblo
tiene el derecho de establecer su propio gobierno y de cambiarlo libremente y que, en
consecuencia, no necesita el reconocimiento de los demás para cobrar plena validez
jurídica, reconocimiento que, de otro lado, implicaría una indebida intervención de un
Estado en los asuntos internos de otro.

Doctrina Estrada.
El artículo 89 de nuestra Carta Magna en su fracción X establece los principios bajo los
cuales el jefe de Estado conducirá las relaciones internacionales de México, y a la letra
dice:
Dirigir la política exterior y celebrar tratados internacionales, así como terminar, denunciar,
suspender, modificar, enmendar, retirar reservas y formular declaraciones interpretativas
sobre los mismos, sometiéndolos a la aprobación del Senado. En la conducción de tal
política, el titular del Poder Ejecutivo observará los siguientes principios normativos: la
autodeterminación de los pueblos; la no intervención; la solución pacífica de
controversias; la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones
internacionales; la igualdad jurídica de los Estados; la cooperación internacional para el
desarrollo; el respeto, la protección y promoción de los derechos humanos y la lucha por
la paz y la seguridad internacionales; …
México es un país que pugna por el camino de la paz para solventar las diferencias que
se susciten tanto al interior como al exterior de sus fronteras. A lo largo de su historia,
nuestra nación se ha caracterizado por privilegiar el respeto y el diálogo en las relaciones
internacionales  e incluso ha fungido como mediadora en algunos conflictos entre países
de América Latina –se recuerdan la firma de los Acuerdos de Paz de Chapultepec el 16
de enero de 1992, con los cuales finalizó la guerra civil en el Salvador y la creación, a
iniciativa mexicana, del Grupo Contadora junto con Colombia, Venezuela y Panamá; cuyo
fin fue promover la paz en Centroamérica en 1983.
La Doctrina Estrada, dada a conocer el 27 de septiembre de 1930 durante el mandato de
Pascual Ortiz Rubio, fue producto de las reflexiones de Genaro Estrada Félix, quien en
ese momento era el Secretario de Relaciones Exteriores. Sus postulados contemplan
algunas directrices mediante las cuales México se presentaría en el plano internacional:
por un lado, se pronunció en contra del colonialismo y el abuso del poder, la explotación
económica y el intervencionismo de las potencias europeas y de Estados Unidos,
específicamente en países de América Latina y por el otro, exploró la posibilidad de
vincular a nuestro país con otras naciones para generar principios y premisas compartidas
sobre el ejercicio de la política exterior.
La Doctrina Estrada hace énfasis en el principio de la no intervención; al respecto Genaro
Estrada comentó: “México se limita a mantener o retirar, cuando lo considere procedente
a sus agentes diplomáticos […] sin calificar, ni precipitadamente, ni a posteriori, el
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derecho que tengan las naciones extranjeras para aceptar, mantener o sustituir a sus
gobiernos o autoridades”.
Tal postulado refiere al respeto irrestricto de la autonomía e independencia de las otras
naciones, reflejadas en la facultad de elegir libremente la forma de gobierno en atención a
su propia cultura e idiosincrasia, sin injerencias o intervenciones de ningún tipo por parte
de Estados extranjeros.
En buena medida la Doctrina Estrada se consolidó durante los gobiernos
posrevolucionarios, debido a la necesidad que se tuvo de limitar o erradicar las injerencias
de otros países en el desarrollo de la política interior mexicana, como ocurriera durante la
construcción de la república en el convulso siglo XIX. No fue sino hasta el sexenio de
Miguel de la Madrid cuando se propuso elevar las premisas fundamentales de política
exterior a rango constitucional.
El 9 de noviembre de 1987 la Cámara Alta del Congreso discutió la iniciativa enviada por
el presidente; en esta se argumentó que México, ante los conflictos surgidos en un Estado
extranjero, entiende que ningún interés externo está legitimado para imponer su
voluntad y además:
Por el papel que México desempeña en el contexto internacional y la manera firme y
perseverante con la que el país ha venido sustentando los principios esenciales de la
política exterior, resulta importante que éstos figuren en el texto de la ley fundamental.
Ciertamente, dichos principios son coincidentes con el espíritu del constituyente; empero,
la trascendencia que tiene la política exterior para el Estado mexicano exige que la
incorporación sea explícita.
De esta manera, los principios de la Doctrina Estrada se elevaron a rango constitucional
de manera oficial el 11 de mayo de 1988, fecha en que se publicaron en el Diario Oficial
de la Federación las modificaciones constitucionales del artículo 89 fracción X;
posteriormente, con el trascendental paquete de reformas de 2011, a los aspectos
fundamentales de política exterior se agregó el respeto, protección y promoción de los
derechos humanos.

Doctrina Ordaz
 se forma en el año de 1969 por el Secretario de Relaciones Exteriores Carrillo Flores en
el sexenio del Presidente Gustavo Díaz Ordaz, (de ahí el nombre de Doctrina Díaz Ordaz)
Doctrina la cual habla sobre el continuar con las relaciones entre otros paises
independientemente de su ideología, firma de gobierno, legitimación, si están en guerrilla,
su posición etc.
El punto de esta doctrina es que siempre deben de existir relaciones sin prejuicios, es
decir, imparcialidad en la toma de decisiones, e independientemente de que haya una
guerrilla entre dos Estados no tomar parte de ninguno y seguir con las relaciones entre
cada pais actuando por decirlo de alguna forma como un País neutral.
Carrillo Flores toma la Doctrina Estrada para generar esta Doctrina, la cual la diferencia
que tienen la tienen, en cuanto a su aplicación.
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Si en la guerra fría en el aislamiento que EU le genero a Cuba, México hubiera aplicado la
Doctrina Estrada, este hubiera tomado partido en ''no estar de acuerdo con dicho bloqueo,
independientemente de los problemas que hubieran dentro de la guerra fría''. Por el otro
lado, tomando en cuenta la Doctrina Díaz Ordaz México lo que hizo fue entre comillas, ser
imparcial no apoyar a ninguno de los dos Países, pero sin dejar de tener ''buenas
relaciones diplomáticas con ambos''. Cosa que en esa época me pareció bastante
prudente por parte del Secretario de Relaciones Exteriores ya que por ningún motivo es
bueno hacerse de enemigos por conflictos ajenos... La imparcialidad en mi punto de vista,
aunque parezca una posición cobarde, es la posición más cómoda y coherente en
relaciones de Derecho Internacional. 
Sin embargo, deje entre comillas buenas relaciones diplomáticas con ambos debido a
que, como ya es conocido en nuestro país, México terminó dando un poco más de apoyo
a EU que es nuestro padre económico, es el país que nos mantiene, nos controla, por ello
''hipócritamente'' México en cada decisión que toma tiene que irse con cuidado si va en
contra de Estados Unidos o si actúa imparcialmente.

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