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TAREA, PSICOANALISIS Y SURREALISMO – Graciela Jasiner

En el trabajo cotidiano con los grupos, cuando intentamos tomar distancia del
hecho grupal y pensar este hecho convirtiéndolo en experiencia, una de las
preguntas que surge es: ¿Cuál es la Tarea de ese Grupo? ¿Qué ocurrió con la
Tarea?

En un intento justamente de tomar distancia del hecho grupal, abandonando el


nivel de lo empírico, lo solamente descriptivo, el concepto de Tarea pareciera
ser un concepto fecundo.

Un concepto mediatizador cuya articulación con lo grupal exige justamente


abandonar el nivel de lo solamente empírico, en tanto de trata de un
Organizador de lo Grupal. Dar esta jerarquía de Organizador al concepto de
Tarea supone desde el vamos romper con un prejuicio teleleológico que opera
en el discurso actual sobre lo grupal. Prejuicio que induce a pensar a la Tarea
sólo como objetivo concreto, un logro, un fin último.

En los textos de Pichon-Rivière, si bien hay momentos en que se podría pensar


a la Tarea sólo como convocante, en tanto objetivo concreto para el que se
reúne el grupo, hay en general una ruptura con este sentido. En este trabajo
intentaré realizar un recorrido por el concepto de Tarea tal como es planteado
por Pichon-Rivière.

Intentaré desarrollar dos aspectos que considero importantes en el concepto


de Tarea entendido como organizador grupal, que son sus fundamentos
surrealistas y psicoanalíticos.

El intento sería pensar cómo opera el fundamento surrealista en el ECRO de


Pichon-Rivière en cuanto a su concepción de la Tarea. Indagar a qué
concepción de la Tarea Grupal arribamos si nos dejamos conducir por el
discurso surrealista, que a mi entender atravesó siempre la praxis de Pichon-
Rivière.

La otra línea es un intento de pensar un fundamento metapsicológico para el


concepto de Tarea.

Sabiendo como punto de partida que aún no hay pensadas del todo categorías
grupales para este desarrollo metapsicológico, correré el riesgo de cometer
transgresiones epistemológicas, tal vez transpolaciones de conceptos pensados
para el Psicoanálisis individual, trasladándolos a los grupal.

Desde la práctica grupal el concepto de Tarea vuelve a ser siempre


interrogado.

¿Qué es la Tarea de un Grupo?


¿Qué es esto de la Tarea como organizador grupal?
¿Cuál es la articulación entre Tarea-Pretarea y Proyecto?

¿Cuál es la relación entre Tarea y Creatividad? ¿Entre Tarea y Producción?

Estas y otras preguntas serán trabajadas o simplemente formuladas en este


texto.

La idea sería, no intentar producir necesariamente una respuesta para cada


pregunta, no intentar completar inmediata ni absolutamente el hueco que abre
una pregunta al ser planteada.

Valorar la especificidad de la pregunta en sí misma, aprender a convivir con


ella, permitiendo que la interrogación a un concepto, a una práctica, produzca
un encadenamiento de nuevas interrogaciones.

Esta propuesta tiene que ver con una concepción de lo Grupal.

Entender a los grupos como productivos y a la producción grupal como


directamente relacionada a la posibilidad de los integrantes del grupo de abrir
preguntas, de cuestionar-se lo obvio, lo instituido, o como dirían los
surrealistas, de "aventurarse en el mundo de lo desconocido".

Si nos aventuramos en el mundo de lo desconocido, nos relacionamos a la


complejidad de la vida, y deja de haber entre los hechos relaciones lineales y
causales (a tal causa corresponde tal efecto).

Avanzar en el camino que conduce a lo desconocido, "no abandonar lo incierto


por lo seguro1", tiene directamente que ver, a mi entender, con la cuestión de
la Tarea.

La Tarea según Enrique Pichon-Rivière.

Al hablar de Tarea, Pichon-Rivière se refiere a Tareas Explícitas y Tareas


Implícitas.

Tal vez se podría pensar que un grupo se estructura en derredor de múltiples


Tareas.

Múltiples definiciones de Tarea a lo largo de un pensamiento.

Múltiples Tareas en la vida de un grupo.

Tarea como: Objetivo, finalidad.

Resolución del común denominador de las ansiedades grupales ("Técnica de los


Grupos Operativos").
Análisis sistemático de las contradicciones, producto de la coexistencia de
ideologías de signo contrario ("Técnica de los Grupos Operativos").

Elaboración de la situación patogenética y de la consecuente perturbación de la


lectura de la realidad ("Grupos Operativos y Enfermedad Única").

Esclarecimiento de las Fantasías Inconscientes.

Resolución del dilema que dio origen al conflicto inaugurándose entonces la


posibilidad de creación.

Enfrentamiento con la muerte, que implica una integración y una diferenciación


de los integrantes del grupo al adquirir una identidad con límites propios.

Múltiples definiciones de Tarea, que conducen a pensarla como un camino


hacia, no como un logro ni un producto. Surge entonces la pregunta: ¿La Tarea
es convocante, o estructurante?  Entiendo que es sólo convocante si por Tarea
hablamos de Objetivo, pero no es sólo de esto que Pichon-Rivière habla en sus
textos. Como diría Ana Quiroga: "Tarea es proceso. Se plantea desde la
necesidad y es la transformación de una ausencia, de una carencia, en aquello
que la satisface". Proceso de búsqueda de satisfacción de las necesidades,
estructurante de la Interacción. Tarea estructurante de lo Grupal.

La Tarea sería el proceso por el cual los integrantes de un grupo recorren un


camino, superando el aislamiento individualista, cuestionando las certezas,
pudiendo integrar los aportes de otros, difícil camino que cuestiona el
Narcisismo individual.

Tarea supone Trabajo.

Según Corominas: el sustantivo Trabajo (1212) conserva en la Edad Media, y


aún hoy en día, el sentido etimológico de "sufrimiento, dolor2". Recuperando el
sentido etimológico del término, me pregunto ¿qué es lo doloroso en la Tarea
Grupal?

Pareciera que el sufrimiento, lo doloroso, tiene que ver con la presencia de los
otros, que justamente cuestionan una imaginaria completud individual. Y
justamente, entiendo que desde Pichon-Rivière sólo habría Tarea si cada uno
está dispuesto, tal como él lo expresaba en el Documento de Fundación de la
legendaria Escuela de Psiquiatría Social (1953) a ponerlo todo en cuestión3.

Tarea es esto, es dolor, es sufrimiento, pero también es algo más. Tarea es


también placer. Placer de la creación.

Siguiendo con la articulación Tarea-Trabajo, entiendo que en el discurso


Pichoniano, Tarea también supone Trabajo en el sentido Sartreano. "Lo que
cambia a los hombres no son las ideas; no basta conocer la causa de una
pasión para suprimirla; hay que vivirla, hay que oponerle otras pasiones, hay
que combatirla con tenacidad; en una palabra, hay que trabajarse"4.

 También dice Sartre:

"Marx, pone en el centro de su investigación al hombre concreto, ese hombre


que se define por sus necesidades, por las condiciones materiales de su
existencia y por la naturaleza de su trabajo, es decir, por su lucha contra las
cosas y contra los hombres." Es de este Hombre y de esta Tarea, de las que
habla Pichon-Rivière.

Plantea que los integrantes llegan al grupo con una pieza de un rompecabezas
que luego intentarán rearmar entre todos. En realidad podríamos pensar que
cada integrante llega con múltiples piezas de infinitos rompecabezas, que
según cómo, de qué manera y con qué otras piezas se articulen, serán las
figuras que armará. Y esto nos hace pensar en la multiplicación de escenas y
sentidos que va adquiriendo lo de cada uno en el espacio grupal.

Nos hace pensar en el placer del Trabajo con los otros, en las fisuras, las
diferencias, que en ese entramado entre Horizontalidades y Verticalidades,
permiten la creatividad, o sea, la posibilidad de que alguna pieza de algún
rompecabezas se articule con otra de alguna manera nueva, de alguna forma
diferente, que permita salir de la cadena letal y eterna de la repetición.

(Para profundizar este tema acerca de la repetición y la diferencia debiéramos


meternos en la polémica entre los Institucionalistas con el Psicoanálisis, sobre
si el Inconsciente es repetitivo o productivo. Sobre si el Inconsciente es
repetitivo y si existe una Pulsión de Muerte o si como dicen los
Institucionalistas, el Inconsciente es productivo y la Pulsión de Muerte y la
repetición tienen que ver con el Preconsciente Social).

La Tarea es entonces este proceso creativo, cuya riqueza radica en el proceso


mismo. Proceso en el cual lo importante no es algo a descubrir, alguna verdad
oculta a develar, sino la constitución de algo nuevo, el proceso mismo de
constitución de una nueva estructura vincular.

Como dice Castoriadis en la Institución Imaginaria de la Sociedad: "lo esencial


de la creación no es 'descubrimiento', sino constitución de lo nuevo; el arte no
descubre, constituye".

Y este proceso de armado social de un rompecabezas, es un proceso para nada


cordial, sino más bien violento. Será necesario desarmar, destruir el objeto de
conocimiento, mi pieza, mis esquemas referenciales, mis prejuicios, para poder
buscar una nueva unidad.
La Tarea de un Grupo tiene que ver con un trabajo de desmenuzamiento y con
nuevas construcciones; en este sentido tiene que ver con la creación. Poder a
través de la creación artística recomponer lo caótico.

Desde este punto de vista, la Tarea es entonces un camino de búsqueda de la


posibilidad dialéctica de lograr cierta unidad nueva, o sea, una superación
dialéctica del caos. Podríamos pensar hasta aquí en una cierta articulación
salud / creación.

Justamente la enfermedad, el estereotipo, el no aprendizaje, sería una ruptura


de esta posibilidad dialéctica. Dice Pichon-Rivière: "Picasso es el pintor que
pudo realizar la prueba más arriesgada, al enfrentarse con lo siniestro para
recomponer la situación, por medio de una armonía genial, logrando dar la
vivencia de lo maravilloso a pesar de lo siniestro de sus imágenes. Es el
investigador o el hombre que se ha atrevido más a frecuentar la muerte en la
creación artística.5"

Picasso frecuentó mucho la muerte pero pudo recomponer la ruptura caótica.

Poder conectarse con lo siniestro, con lo fragmentario, con lo que remite a los
deseos infantiles, a la castración, y produce angustia, y en una vuelta de
espiral dar lugar a la emergencia de lo maravilloso, sentimiento propio ante la
producción del objeto estético.

La Tarea es en sí misma un acto creativo en tanto destrucción y búsqueda de


nuevas unidades. Acto creativo que se realiza en una práctica cotidiana de
cuestionamiento de lo obvio, de lo familiar, trabajando sobre la Comunicación,
sobre los Esquemas Referenciales, sobre las Ideologías, sobre las Fantasías,
Deseos, Ansiedades, en un intento de pasaje de un pensamiento dilemático a
un pensamiento dialéctico6.

Pasaje de una posición en que imaginariamente se ha logrado una unidad que


niega lo caótico, lo desestructurado, lo diferente, a una unidad dialéctica que
da cuenta de lo diferente, de lo caótico, de la carencia y la finitud.

¿Tarea sería, por ejemplo, el intento de Lautréamont de elaborar lo siniestro a


través de su obra?

En el análisis de la Tarea grupal hay dos vectores que están jerarquizados:


Aprendizaje y Comunicación.

La Tarea implica atravesar obstáculos que generan un estancamiento en el


aprendizaje y un deterioro en la comunicación. Es un camino que tiene que ver
con la desalienación, con la personificación, y como dice Pichon-Rivière en "La
Noción de Tarea en Psiquiatría": "en el pasaje de la Pretarea a la Tarea...
establece una relación con el OTRO diferenciado".
Insisto en este texto que en 1964 Pichon realizó en colaboración con Armando
Bauleo, porque es aquí donde aparecen diferenciados estos dos niveles: Tarea
como NOCION y Tarea como MOMENTO.

La Tarea como noción incluye tres momentos: Pretarea, Tarea y Proyecto.

Pretarea: situación de impostura, de disociación, de sujeción y alienación.


Tarea como establecimiento de un vínculo con un otro diferenciado.

Al hablar de Tarea como Noción. "de lo que se trata es de ubicar una noción
que englobe, al mirar a un Sujeto, su relación con los otros y con la situación"
y a la vez "elaborar con esquemas adecuados ciertas situaciones prácticas".
Además hablar de Tarea como Noción implica cierta toma de posición ante lo
grupal y de líneas con las cuales accionar.

La tarea y el surrealismo.

Toda vez que intentamos realizar un estudio de los fundamentos del ECRO de
Pichon-Rivière, entre el Psicoanálisis y el Materialismo Histórico nos aparece
cabalgando el Surrealismo.

Vital pasión la de Pichon por Lautréamont, el gran poeta admirado por Breton y
uno de los padres del Surrealismo.

El Movimiento Surrealista corresponde a un período entre dos guerras: 1918-


19397. Es un movimiento artístico que surge en Francia y que se funda en la
expresión de una concepción artística liberada de las trabas estéticas formales
y de las restricciones racionales.

Rompe las barreras racionales del arte y es producido en una época en que las
guerras dan cuenta de la demencia de un sistema, del fracaso de la ciencia, de
la filosofía y del arte. Cuestiona a una civilización que se vuelve contra el
Hombre.

Lautréamont, Breton, Eluard, Picasso, Naville, pertenecen a este movimiento.

1920 - Época de tratados de paz- de Revoluciones en Europa-


de sobrevivientes de guerra- de huelgas- tiempo en que las masas
hambrientas se convierten en ávidos consumidores- ilusión de prosperidad.
Tiempo de aviones, ferrocarriles, automóviles, máquinas en serie. Años en que
Freud y Einstein cuestionan un saber instituido.

La razón es cuestionada, entra a circular la idea de algún otro orden, de alguna


otra fuerza desconocida que no tiene que ver con la razón, que remite a
mundos laberínticos y oscuros.
Ilusión de liberar ese otro orden que cuestiona la lógica, a través del devenir
automático de las palabras.

La producción individual es cuestionada.

"La poesía debe ser hecha por todos y no por uno solo" (Lautréamont).

Producción colectiva, automática, relacionada al deseo, a lo incoherente, a lo


simple. Destrucción para volver a construir. Legitimación del deseo y de su
realización. Cuestionamiento de la familia, de la moral y la religión.

Todo se cuestiona, pareciera que surge una búsqueda colectiva; que se confía
en la producción posible del grupo. El Grupo Litterature comienza a publicar
sus escritos.

Juegos grupales. Textos automáticos, relatos de sueños, poemas colectivos,


dibujos colectivos.

1924- Breton rompe con el Dadaísmo. Le critica su pesimismo, no acepta el


"nada de nada" de Tristán Tzara. Breton propone un espíritu crítico y
constructivo.

"Suelten todo -Suelten a Dadá -Suelten a su mujer -Suelten a su amante -


Suelten sus esperanzas y sus temores -Suelten lo seguro, por lo inseguro -
Siembren hijos por todas partes..."

Lautréamont es el gran poeta admirado por Breton.

Freud y Einstein inauguran una nueva etapa en el pensamiento humano.

La lógica, el determinismo, son cuestionados, nace el relativismo. Una nueva


lógica, la del Inconsciente, comienza a tomar la palabra. En realidad, más que
un movimiento artístico el surrealismo es una manera de dar cauce a lo
fantástico, lo maravilloso, lo inconsciente, la locura, el sueño.

Comienzan a desparramarse los textos automáticos. Las imágenes oníricas, las


palabras comienzan a convertirse en producciones. Según Breton, el
Surrealismo no es un movimiento literario, no es poesía, es un intento de
operar cambios en el pensamiento. En las revistas surrealistas no se publican
trabajos que, aún teniendo valor literario, no aporten nada nuevo al
Movimiento.

Y en el seno del Movimiento Surrealista, nace una nueva articulación:


Surrealismo-Revolución. Algunos surrealistas comienzas a engrosar las filas del
Partido Comunista (Naville, Breton de algún modo); y de aquí en más Breton
se debatirá permanentemente entre un cambio de espíritu y un cambio social.
Se excluye de las filas del movimiento a Artaud por permanecer focalizado en
"la vanidad de la literatura".

Nuevos dilemas marcan las rutas del Surrealismo:

¿Acción Conjunta - Acción Individual?

¿Revolución - Literatura?

Breton se pregunta:

"¿Es el Surrealismo una fuerza de oposición absoluta, un conjunto de


proposiciones puramente teóricas o la piedra fundamental de un nuevo edificio
social?".

1929 - Trotsky es despojado del poder por Stalin y condenado al destierro.


Interminables polémicas se inauguran entre los surrealistas ante este golpe a
la esperanza cifrada en la propuesta soviética.

Polémicas que luego de algunos años concluyen con el total alejamiento de


Breton del Partido Comunista, ante la evidencia del fracaso de la propuesta de
un Hombre Nuevo.

Temor, amor, producción colectiva, revolución.

El deseo, fuerza poderosa del ser humano en su lucha por "transformar el


mundo y cambiar la vida". Tal vez estos sean los rieles por los que avanzó
definitivamente el Movimiento Surrealista.

El Surrealismo plantea entonces que lo irracional debe primar sobre lo


racional; lo elemental sobre lo elaborado y lo espontáneo sobre lo razonado.
Plantea una ruptura de las barreras entre lo Consciente y lo Inconsciente.
Cuestiona las formas de vida que llevan a la guerra y destruyen al ser humano.
No acepta la guerra y muestra lo falso de la naturalización de las relaciones
sociales. En una palabra, cuestiona lo cotidiano, rescata la capacidad de
asombro y la necesidad de someter lo cotidiano a una crítica. Propone la
posibilidad de creatividad de las masas humanas (¿Cómo se articula este
discurso con el Discurso Psicoanalítico, 12921, Psicología de las masas).

La creatividad de la que habla el Surrealismo, tiene en su concepción cierta


direccionalidad. Es Creatividad articulada a un cambio, cambio del ser humano
y del mundo.

Es elocuente la conocida reflexión de Breton:

"Transformar al mundo, ha dicho Marx y cambiar la vida, ha dicho Rimbaud, y


de estas dos palabras de orden, nosotros, no hacemos más que una sola".
Y después de haber hecho este rápido recorrido por las propuestas centrales
del Movimiento Surrealista me pregunto: ¿Cómo se articula lo anterior con el
pensamiento de Pichon-Rivière? ¿De qué manera pensar esta articulación que
no sea en términos de influencia?

Entiendo que la producción de Lautréamont más que una influencia  es un


motor, un disparador del deseo y la pasión de investigación y producción de
Pichon-Rivière. Este plantea recuperar el asombro en el trabajo con los grupos,
recuperar en ellos la posibilidad de la creatividad, creatividad entendida
justamente como opuesta al estereotipo.

Plantea al Grupo como "un ámbito donde aprender a pensar, resolviendo


miedos y superando obstáculos". En Conversaciones..., define a la Psicología
Social como "una de las formas que asume la Crítica de la Vida Cotidiana", idea
esta, la de Crítica de lo Cotidiano, que tal vez sea una de las marcas más
importantes en la praxis de Pichon-Rivière.

El Surrealismo plantea la posibilidad de transformar lo terrorífico en


maravilloso, en una aventura estética, a través de una actividad lúdica.
Propone un proceso de liberación de la imaginación y de la creatividad. Aquí
Pichon-Rivière, toma decididamente el camino del surrealismo. Cree que los
grupos humanos tiene capacidad creativa y, como los surrealistas, se propone
liberar la creatividad colectiva reprimida por la organización represiva de la
vida cotidiana.

En su concepción de Tarea, también atravesado por el discurso surrealista,


"rescata la utilización de la capacidad de asombro, como punto de partida del
conocimiento. Se trata de abordar el objeto cotidiano desde el descomponerlo,
desde interpretar el corazón de lo real"8.

La Tarea de un Grupo tiene que ver entonces, con la ruptura de la familiaridad


que encubre los objetos; crítica de la vida cotidiana que implica un meterse a
trabajar con lo siniestro, con el asombro, con lo terrorífico, con lo inesperado.
La Tarea implica una crítica permanente, producto del asombro, una liberación
de las trabas que impone lo formal, un cuestionamiento de lo dado, un
lanzarse a lo desconocido. Tiene que ver entonces con la fragmentación y la
descomposición del objeto de conocimiento, con la posibilidad de "meterse a
fondo" con algún sentimiento, algún aspecto, deformando la imagen que
"como el caballo de Guernica es deformado hasta llegar al horror", y buscar
alguna nueva reestructuración en el campo grupal.

Al decir que la tarea supone una crítica permanente de lo cotidiano, me refiero


a crítica en el sentido en que lo utiliza Michel Foucault, o sea, una lectura de
los acontecimientos que dé cuenta del cómo se producen, o sea, cuáles son las
condiciones de producción de un acontecimiento.
Al hablar de Tarea como fragmentación y descomposición pienso en "algo que
aparece como 'hecho' y deberá ser 'deshecho' para entender su irradiada
composición", o sea, una Tarea deconstructiva9.

La tarea y el psicoanálisis.

Considero que el concepto de Tarea, por el lugar que ocupa en el ECRO,


requiere un desarrollo metapsicológico.

Entiendo que en el recorrido de ese camino que es la Tarea Grupal, puedo


llegar a colocarme en una posición de intercambio con los otros si renuncio a
una imagen narcisista total. Para intercambiar con el otro, para dejarlo
penetrar en mi mundo interno, tengo que renunciar a otra imagen completa de
mí misma, del objeto de conocimiento, del otro.

¿La Tarea funcionaría como un tercero, referente simbólico en la relación de


los integrantes entre sí y de los integrantes con el coordinador? Tiene que ver
con un corte, con la ruptura de una ilusión de completud que implica entonces,
la elaboración de la castración. Podríamos ubicarla en el punto de conflicto
entre el Narcisismo y el Deseo.

Aparece aquí planteado el tema de las semejanzas y las diferencias.

La Tarea implica un referente simbólico, una toma de posición que tiene que
ver con el sentirse perteneciente y a la vez diferente. Para que haya
simbolización tiene que haber un corte, una ruptura en la fusión con el otro. A
pesar de tener cosas semejantes, poder ser diferentes10.

Ana Quiroga plantea como ya citáramos: "Tarea es proceso. Se plantea desde


la necesidad y es la transformación de una ausencia, de una carencia, en
aquello que la satisface".

Pienso que elaborar la Castración sería aceptar que hay un objeto que está
perdido y que si bien podrán lograrse momentos de cierta plenitud, jamás se
logrará un objeto que sature en forma total esta búsqueda. O sea, la
elaboración de la castración  que estaría en juego en la Tarea de todo Grupo
tiene que ver con la aceptación de una distancia entre el Yo y el Ideal.

Si renuncio a la eternidad y completud del Yo ideal, podré recibir piezas de un


rompecabezas de otro, aunque no sea completas ni eternas, y aunque me
dejen momentáneamente sumida en el desconcierto. Podré escuchar un tema
teórico a pesar de que venga a bombardear mi antigua y conservadora
tranquilidad narcisista al respecto, a pesar de que produzca una fisura, un "no
sé", un "tal vez", que en una cadena metonímica me introduzca en el camino
de nuevas preguntas, de nuevas respuestas, que no necesariamente me
brinden una sensación de certeza, de completud y eternidad. Discurso de
certeza, este propio del Yo Ideal: "la realidad es así".
¿Hablar de todo esto, no es a caso hablar, desde otra óptica, de la posibilidad
de elaboración de aquello que tanto le preocupó a Pichon-Rivière: el famoso
miedo al cambio? Miedo al cambio; constituido desde su esquema referencial
como el principal obstáculo para cualquier aprendizaje.

Esta línea remite directamente al otro tan "divulgado" tema del ECRO que es el
tema de las ansiedades (Depresiva y Paranoide-Miedo a lo Nuevo, Miedo a
Perder lo Viejo). Sabemos que en Psicoanálisis hay un afecto que tiene una
jerarquía diferente al resto de los afectos, que es la Angustia. Si pensáramos la
Tarea en relación a la elaboración de la Castración, a la aceptación de las
semejanzas y diferencias, a la Renuncia a una completud narcisística. ¿Cuál es
el estatuto de la Angustia en  el trabajo con los grupos? ¿Cómo pensarla en el
contexto del Grupo Operativo? ¿Angustia ante la evidencia de la Castración?
¿Angustia ante lo siniestro? ¿Angustia por la alineación en el deseo del otro?

Desde el ECRO, hablar de Tarea remite necesariamente a los conceptos de


Pretarea y Proyecto.

Por lo planteado hasta aquí, la Pretarea tendría que ver con Identificaciones
Primarias, no recíprocas, referidas al Yo Ideal, en el que no existe la marca del
tiempo. En la Pretarea, en tanto instancia articulada al Yo Ideal, no hay futuro,
no hay muerte, por lo tanto no hay Proyecto.

En tanto dimensión imaginaria que siempre tiende a la completud, el Yo ideal


se articula con la Pretarea. Según Hornstein el Ideal del Yo tiene que ver con
"no soy pero puedo llegar a serlo", "me voy pareciendo a eso que quiero ser
pero nunca llego del todo".

O sea, la Tarea sería el recorrido desde un universo de identificaciones


primarias, duales, imaginarias, hacia la constitución de identificaciones
secundarias, triangularizadas, simbólicas.

Y en este recorrido, llamado Tarea, se va diseñando un Proyecto. Proyecto que


da cuenta de la posibilidad de incluir en la Tarea, el límite, la finitud, el tiempo,
el futuro.

La idea de Proyecto, incluida como una cuña en  la trilogía Pretarea-Tarea-


Proyecto tal como la concibió Pichon-Rivière, le da a este modelo una particular
referencia a la elaboración de la Castración, a la marca del tiempo y a ese
sinuoso y laberíntico camino a recorrer para intentar acceder a los objetos,
único destino del ser humano. Referirse al proyecto sólo en un nivel concreto,
como algún plan concreto que surgió en el Grupo. Hablar de alguno de estos
tres conceptos sin referirse a los otros dos, ¿no es empobrecer la teoría?

Hay quienes plantean que la Pretarea es una Antitarea, lo cual lleva implícito
un peligro, y es el pensar la Pretarea como separada de los otros dos términos,
y en ese sentido tratar de evitarla, de "sacar al Grupo de la Pretarea" para
"entrar en Tarea". Pichon-Rivière dice en su trabajo con Bauleo ("La Noción de
Pretarea en Psiquiatría"): la noción de Tarea abarca tres momentos: Pretarea-
Tarea y Proyecto.

Más que evitar la Pretarea, más que escucharla como un divague, como una
resistencia, habría que co-pensar con el Grupo los múltiples sentidos que se
plantean en este momento grupal, abriendo y no obturando la emergencia de
estos sentidos y trabajando con los integrantes este necesario pasaje de
posición, esta necesaria renuncia narcisista que implica la elaboración de la
Castración.

Más que preguntarse si un Grupo está o no en Tarea, habría una pregunta más
operativa a formularse, que a la vez dispara nuevas preguntas: ¿Cómo es la
Tarea de este Grupo? ¿Cómo se va constituyendo la producción grupal? Y
desde una lógica del inacabamiento según la cual un Grupo es una esrtructura
- estructurando, nunca del todo acabada, la Tarea es también no una totalidad
sino una totalización, en cuyo seno convive una tendencia a la vuelta a la
Pretarea (al individualismo, a la soledad narcisista, en que la Comunicación y
el Aprendizaje son imposibles, y en que la Castración y la Muerte no existen)
con una tendencia contraria que tiene que ver con la posibilidad de estructurar
un Proyecto, o sea incluir la Castración y el paso del tiempo.

Desde esta perspectiva la Tarea es ese proceso, en cuyo seno se da esta lucha
dialéctica entre Pretarea y Proyecto, entre negación y aceptación de la muerte,
de la finitud.

La Tarea del Coordinador.

"El Psicoanalista debe aceptar lo que el paciente propone. Debe seguir el


camino, la ruta por donde este se propone marchar. Uno no tiene que ser un
reformador, sino co-pensador. Es decir, alguien que piensa junto con otro."
Enrique Pichon-Rivière.

¿Cuál es la Tarea del Coordinador de un Grupo?

No reformar sino co-pensar. Co-pensar pero desde una direccionalidad.


Dirección de la Cura. Interesante aporte psicoanalítico al trabajo con grupos.
Desde aquí la Tarea del coordinador quedaría definida como la de co-pensar
pero desde una cierta direccionalidad. La pregunta acerca de la Tarea del
coordinador es una pregunta sobre la Tarea como noción. Las posibles
respuestas a estas preguntas dan cuenta de una toma de posición, frente a lo
grupal y de sus posibles líneas de abordaje.

Co-pensar, aprender a pensar... pareciera evidente que hay algo que debiera
ser pensado. Pero, ¿qué es lo que se piensa? Castoriadis define a la Elucidación
como: "pensar lo que se hace y saber lo que se piensa"11.
¿Es la tarea del coordinador un trabajo permanente de elucidación en tanto
pensar acerca de un quehacer propio y del grupo, y una búsqueda de saber
acerca de lo que piensa? Saber lo que se piensa en el sentido de marco teórico
al cual pueda referir y desde el cual interrogar sus intervenciones y sus
pensamientos acerca de las mismas, pero además saber, en el sentido de
desalienación. O sea cuestionar/se, interrogar/se como sujeto de una praxis e
ir construyendo un cierto saber sobre sí mismo como sujeto implicado en ese
hacer y pensar. ¿Y acaso no es también este  saber un saber acerca de su no-
saber? ¿Si el coordinador de un grupo no puede dar cuenta de su no-saber,
puede acaso ayudar a otros a pensar?

Hasta aquí la tarea del coordinador quedaría definida como una Tarea de
elucidación en el sentido que Castoriadis le da al término. J.C. de Brasi define a
la elucidación como una "tarea deconstructiva", "un pensar sobre lo hecho
mientras se buscará conocer con mayor precisión eso que como 'hecho' deberá
ser deshecho para entender su irradiada composición".

Desde esta otra perspectiva articulada obviamente con la anterior, en su tarea


de elucidación, el coordinador está también sujeto como el grupo a desarmar
lo aparente e ilusoriamente unificado, a deshacer lo cotidiano en su aparente
obviedad y destruir el objeto buscando respuestas, fragmentarias, parciales.
¿Cómo es esta tarea de elucidación, de deconstrucción en la práctica cotidiana
con los grupos? Resulta tal vez más operativo imaginar lo que no  es tarea de
elucidación. Sería impensable desde esta óptica que un coordinador le
"muestre" al "grupo": "lo que a ustedes les sucede es tal cosa".

El subrayado corresponde a diferentes mitos que requieren ser interrogados.


Mostrarle al grupo algo supone en primer lugar, la idea de un organismo; el
grupo, homomórfico al ser humano, en tanto cuerpo también tendría capacidad
de ver lo que se le muestra. Ya Anzieu nos advirtió sobre la Ilusión de
unificación subyacente en esta idea de grupo como cuerpo. ¿Es el grupo una
unidad a la que se le podría mostrar algo acerca de lo que le sucede? Sólo
pensando al grupo como cuerpo biológico es que existiría la posibilidad de
mostrarle unificaciones acerca de su acontecer. Y ni aún así. La anterior
enunciación supone también algo que está escondido y que a través de la
palabra del coordinador se  haría evidente. Esto abre una discusión,
seguramente indispensable acerca de "lo manifiesto y lo latente".

El trabajo de elucidación implica en cambio un trabajo de desarmado que dé


cuenta de la complejidad de lo fragmentario más que de ilusorias hipótesis que
hablen sobre ilusorias unidades. Esta tarea del coordinador se articula por
cierto con la tarea del grupo. Esa surrealista tarea de desarmar, deconstruir,
para sólo luego arribar a nuevas unidades, que a la vez serán unidades
provisorias.
Si para los integrantes de un grupo este es un largo y sinuoso camino que
cuestiona posiciones narcisistas, también ha de serlo para el coordinador y los
observadores. O sea, si la tarea del grupo tiene que ver con el camino de
fragmentar el objeto de conocimiento, destruirlo para luego recomponerlo,
también la tarea del coordinador y el observador en sus respectivas escuchas y
lecturas de lo grupal tendrá que ver con este fragmentar.

Pero el coordinador y el observador atraviesan y son atravesados por


acontecimientos desordenados y caóticos. Transferencias múltiples que se
articulan con sus propias transferencias recíprocas. Juegos de identificaciones,
de miradas que se cruzan. Escenas que se articulan con las escenas del
coordinador y el observador. Angustia que sólo es un hito clave en el acontecer
grupal sino en sus propias vivencias. Coordinador y observador implicados
desde sus propios deseos, desde sus propias imposibilidades. Muchas veces
ante lo caótico del acontecer grupal se intenta unificarlo sin atravesarlo,
significar el acontecer grupal para evitar la angustia, adjudicar rápidamente
hipótesis a este acontecer.

"El sentimiento del coordinador -dice Pavlovsky- corresponde al MIEDO AL


VACIO. No hay sentido, es un momento de caos y sin sentido que el
coordinador SOLO debe atravesar desde su máximo sentimiento de falta o de
castración. Es el momento de todo acto creativo, el momento de ambigüedad
que no se soporta. Hay que atravesar el caos sin exigirse el sentido soportando
ansiedades confusionales, durante el proceso grupal". "Es necesario hacer un
duelo, quedarse solo. Soledad del creador. Asesinato del padre. Desde la
angustia de esta soledad el coordinador trata de entender cuando hay que
abandonarse al flujo. El enfrentamiento con las faltas... El terapeuta que hace
que entiende todo es un impostor."

Si entendemos al grupo como complejo entramado de múltiples inscripciones,


tendremos que aceptar que en el grupo se están produciendo muchos más
acontecimientos que aquellos de los que podemos dar cuenta12. El
coordinador y los observadores intentan muchas veces construir rápidamente a
partir de algún elemento manifiesto hipótesis únicas que dan cuenta de una
verdad también única interrumpiéndose el proceso creativo en la coordinación.

El grupo -según Anzieu- enfrenta la angustia de despedazamiento, de


vaciamiento, instaurando una Ilusión Grupal. ¿Cómo la enfrentan el observador
y el coordinador? Pensamos que tal vez la enfrentan con una ilusión de unificar
con la mirada. A veces tienen la ilusión de aprehender la totalidad de este
concreto que se pretende abarcar. Ilusión que se convierte justamente en la
tendencia a formular hipótesis unificadoras sobre un suceder 'latente'. Ilusión
de poder, ahora sí, encontrar esencias finales. Es importante el trabajo con el
observador y el coordinador para que puedan ir privilegiando las modalidades,
describiendo el 'cómo', más que contestarse sobre el 'qué'"13.
O sea, si anteriormente decíamos que más que preguntarse si un grupo está o
no en tarea, podíamos pensar la tarea de la coordinación como el describir los
procesos en su "cómo" más que en su esencia, privilegiar las modalidades
sobre las esencialidades. O sea, trabajar desde un abordaje antisustancialista.
No se tratará de ir más allá para descubrir un mundo supuestamente originario
sino entender las unidades como un efecto terminal de causas fragmentadas.

Lo anterior supone una lectura de lo grupal y una lectura de la "emergencia";


una crítica de lo cotidiano que dé cuenta de las condiciones de producción de lo
cotidiano. Nos acercamos en esta línea al concepto de Genealogía de Michel
Foucault. Mas que el por qué, el cómo.

Y aquí de golpe irrumpe el concepto de emergente, concepto central en el


ECRO pichoniano, y cuyo peligro en el uso sería el tomarlo como una relación
lineal, en que emerge algo de una unidad oculta.

Según Foucault: "la emergencia para la genealogía se produce siempre en un


determinado estado de fuerzas". "El análisis de la emergencia debe mostrar el
juego, la manera como luchan unas cosas contra otras"14.

JASINER, G.; Tarea, psicoanálisis y surrealismo; Rev. Temas de Psicología Social; nro.9;
Ediciones Cinco; Bs.As.; Abril 1988.

BIBLIOGRAFIA.

* JASINER, G.; Tarea, psicoanálisis y surrealismo; Rev. Temas de Psicología Social; nro.9;
Ediciones Cinco; Bs.As.; Abril 1988.

1 ANDRE BRETON: Antología.

2 JOAN COROMINAS: Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana.

3 ANA P. DE QUIROGA-M. LAZZARINI: Historia de la Primera Escuela Privada de Psicología


Social, Ediciones 17 de Abril, Buenos Aires, 1986.

4 J.P. SARTRE: Crítica de la Razón Dialéctica, Tomo 1, Ed. Losada.

5 ENRIQUE PICHON-RIVIERE: El Proceso Creador, Ed. Nueva Visión.

6 ANA P. DE QUIROGA: "El concepto de grupo y los principios organizadores de la


estructura grupal en el pensamiento de E. Pichon-Rivière". Enfoques y perspectivas en
Psicología Social. Ediciones Cinco, Buenos Aires, 1986.

7 MAURICE NADEAN: Historia del Surrealismo.

8 ANA P. DE QUIROGA: Origen y fundamentos en el pensamiento de E.Pichon-Rivière,


Ficha Ediciones Cinco, Buenos Aires.

9 J.C.DE BRASI: Elucidaciones sobre el ECRO, Rev. Lo Grupal, nro.4., Ed. Búsqueda.
10 LUIS B.HORNSTEIN: Introducción al Psicoanálisis.

11 CASTORIADIS: La Institución Imaginaria de la sociedad, Tomo 1.

12 ANA FERNANDEZ, ANA DEL CUETO: El dispositivo grupal.

13 CLARA JASINER, NELLY GRASSETTI, GRACIELA JASINER: Formación del observador.

14 MICHEL FOUCAULT: El discurso del poder.

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