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Para las relaciones humanas no hay recetas; no hay reglas de matemáticas y de

aplicación universal. Tal vez por eso nadie tenga éxito total en sus relaciones. Y quien
dijera lo contrario de sí mismo, mentiría o se engañaría. Una ayuda para ubicarnos en
este mare mágnum es distinguir las grandes esferas del existir y del actuar: la familia,
el trabajo, las actividades sociales; y analizarlas, por separado, en un examen de
conciencia.

Cultivar actitudes genuinas de interés por los demás, aceptación, respeto y


apertura; superar el egoísmo y el desmedido egocentrismo para que nazca la
empatia, que es entrar en el mundo de otro “ ponerse en su lugar “. Decidirnos a vivir
con espontaneidad y con deseo de comunicación; aceptar el riesgo de expresar los
propios sentimientos, quitarse las mascaras y tender puestos en vez de levantar
bardas y murallas.

El hombre, como dice Aristóteles, es un animal social, pues siempre esta


relacionandose con varias personas y no es posible que se aisle totalmente de la
sociedad o de la comunidad, por mas que se desee ser independiente o querer estar
aislado, no es algo que se pueda hacer al 100%, ya que siempre existirá la relación
interpersonal por mas pequeña que sea.
Así mismo, gracias a estas relaciones y a la comunicacion que se da en ellas, es
posible contar con la historia, la cultura, las tradiciones y demas aspectos de la
sociedad, ya que sin una comunicación no se podría transmitir de una generación a
otra todas estos relatos que hoy constituyen el patrimonio de la humanidad.
No existe una relacion entre dos o mas personas que sea exactamente igual a otra,
porque las relaciones se basan en las personas, en su forma de ser y no hay una
persona que sea igual a otra en ningún sentido, si bien se pueden parecer, pero no
ser exactamente igual. Es asi como la comunicacion entre ellas es diferente, pues
cada individuo se comunica de forma única y de ahí es que se busca la afinidad de
interpretaciones.

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