Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
NUEVA CONSTITUCIÓN
?
Ibíd. Art. 30, inciso 15.
" "Las funciones de los órganos públicos no pueden ser reunidas en un solo órgano ni son delegables
entre
sí"
Ver. por ejemplo, los Art. 21 y 36 del DS No 0071 que da un número mayor en el Consejo a los
representantes del Estado que a los que van como representantes sociales.
tiene notables carencias en esa rama (en realidad, ha obedecido siempre a la
iniciativa legislativa del Poder Ejecutivo casi sin excepciones), es ilusorio pensar yque
los órganos subnacionales podrán dotarse inmediatamente de destrezas legislativas
suficientes para las materias que la Constitución les asigna. Las entidades autónomas
menos estructuradas institucionalmente, como la mayoría de los municipios tienen
nula capacidad de legislación, la que no sólo depende del monto de sus
presupuestos, sino de la posibilidad de armar un servicio público apto, estable y
comprometido con el interés público. La contingencia es que o no haya legislación o
ésta sea presa de los grupos de interés. Estos bien pueden destinar recursos y
experiencia temática que supla las deficiencias institucionales subnacionales, pero
sujete el interés público al arbitrio del interés privado (individual, corporativo o
temático, como el de varias ONG). El escenario probable es que no tengan al frente
Estado con el que dialogar y, en pequeña escala, se replique la relación tan denostada
que el Estado boliviano ha tenido con los organismos internacionales y sus préstamos
basados en el cumplimiento de políticas. La alternativa no es eliminar el influjo de
los intereses particulares, sino promover que estos se desarrollen en diálogo con un
Estado con un mínimo de conocimiento y que tal encuentro pueda generar
correcciones en el tiempo, a través de los mecanismos que se examinan luego. Una
opción realista para suplir el déficit institucional, al menos inicial, de las entidades
subnacionales más débiles es formular una legislación modelo que aquéllas
puedan hacer suyas en sus materias de su competencia, como legislación por defecto,
a la que puedan agregar los cambios necesarios para aplicarla a la situación
específica de la jurisdicción de la entidad autónoma. La legislación básica sería un
principio orientador y esta legislación modelo, una opción a la mano, en caso de
ausencia de capacidades legislativas autónomas reales, que permitiría que la
autonomía ocurra ya, y no sea un proceso que nunca se inicie. Obviamente que hoy
sólo el Estado central es apto para emprender una tarea legislativa sobre materias tan
disímiles. Aceptarlo sin resignación podría significar que el tránsito abrupto que la
Constitución ha dispuesto del Estado simple al compuesto, se dé de modo adaptativo
y gradual. Las entidades autónomas que mayor capacidad tengan de caminar su
propia senda legislativa, simplemente podrían prescindir de esta legislación modelo,
como obviamente es el caso, más sensible, de los gobiernos departamentales.
El Estado central podría tener con lo propuesto, es cierto, la preeminencia
legislativa que la norma constitucional ya no le reconoce. El consuelo es que sería
transitoria y voluntariamente acogida, por necesidad, por ciertas entidades
autónomas, mientras desarrollan sus propias capacidades. Al final, sólo se trata de
pasar con la menor cantidad de problemas, el trecho inicial de aprendizaje
legislativo.
La Constitución, por efecto de la contención política, no ha permitido el tránsito
gradual del Estado simple al compuesto. Es necesario, no obstante, que se definan
las notas básicas del interés público en las áreas de competencia de las entidades
subnacionales. Eso es más sencillo cuando se prevé que un nivel desarrolle un tipo
de norma básica, en que se pueden fijar criterios de interés público obligatorios
en la normativa de desarrollo o en la reglamentaria. Aquél es justamente el papel de
la legislación básica. Esto no necesita hacerse mediante diktat del Estado central;
por eso, habrá que ver en qué medida las entidades que agrupan a municipios o los
Gobiernos Departamentales, para lo que les toca, pueden encarar parte de la tarea
de elaboración de una legislación
Modelo. En el fondo se trata de crear incentivos más que decretos, que desalientes
que los servidores públicos responsables de las entidades subnacionales más
desvalidas se entreguen al interés singular (una empresa, una ONG, una corporación)
para hacer su tarea. La política no busca eliminar estos intereses, pero es deseable
que se maneje con una vista que intente a la vez comprenderlos, incluirlos y
amalgamarlos, no responder sordamente a ellos. Otro asunto es cómo evitar que
normativa, por ejemplo, sobre servicios básicos en una jurisdicción municipal8,
difiera radicalmente de la de la jurisdicción vecina, dificultando el ahorro de
recursos por economías de escala, para mencionar un solo problema de los
múltiples que se podrían confrontar. La Constitución carece de órganos que
procuren la armonización normativa. Algo más grave, no tiene mecanismos que
permitan la defensa del interés general vulnerado por una entidad subnacional, que
no impliquen vulneración constitucional o normativa (para los que la instancia
judicial está abierta). Son dos explosivos metidos en el texto constitucional que es
preciso desactivar. La armonización debiera encargarse a una entidad que podría -
haciendo diseño institucional al vuelo -, formarse por representantes de los distintos
niveles del Estado con capacidad legislativa. La Constitución ecuatoriana, por
ejemplo, que despliega un régimen de autonomías y descentralización muchísimo
menos afanoso que el nuestro, instituye no sólo una entidad de armonización9, sino que
además le da potestad de definir plazos de transferencia de las competencias
exclusivas, y ha creado un régimen progresivo de transferencia de competencias10. La
circunstancia boliviana revela,altas limitaciones políticas para incluir cualquier
entidad que pudiere verse intrusa en las competencias de las entidades autónomas,
pero no por eso el examen deja de tener la ventaja de mostrar el ideal al que
acercarse con medios tolerables por el sistema político y el precario equilibrio
nacional.
Así, una posibilidad es: a) dotarle a una eventual entidad de la capacidad de
desarrollo de la legislación autónoma básica modelo, "descargable" a voluntad
gratuitamente por las entidades autónomas; b) darle a la misma entidad capacidad
legal de dictaminar (sin efecto vinculante) la transgresión normativa de una
autonomía, fuera porque viole límites constitucionales (caso en el cual el dictamen
puede permitir una acción ante el Tribunal Constitucional Plurinacional, al que
también, sacando virtudes de los defectos, se le pueden añadir competencias
adicionales por ley") o porque vulnere notoriamente el interés general (situación en
la cual no se podría hacer nada contra la normativa, pero sí, por ejemplo, generar
precedentes para determinar la responsabilidad de los servidores públicos que la
mantuvieren una vez conocido el dictamen). La vigilancia del interés general, más
allá del cumplimiento normativo formal, requiere de instancias técnicas y de
posibilidades de intervención o regulación general de las entidades subnacionales.
La discusión de mecanismos de esta índole es imposible en las actuales condiciones
políticas, en las que ni los actores nacionales ni los autónomos son idóneos para
emprenderla (y aunque así
s
Art. 302, 40.
Ver el Art. 269 de la Constitución del Ecuador, que define las funciones del órgano técnico del sistema
nacional de competencias.
Art. 239 de la Constitución del Ecuador. Obviamente que puede argumentarse que en Ecuador la
correlación de fuerzas gobierno central - regiones permite imponer un sistema de esta índole, lo que
no absuelve, sin embargo la pertinencia de la pregunta sobre cómo enfrentar mejor el tránsito de un
Estado simple a uno complejo, mitigando el costo de los traumas consecuentes. " Inicio del Art. 202 de
la Constitución.
fuere, los incentivos para la incredulidad son enormes). Baste, empero, decir que esos
mecanismos existen en la legislación comparada12. Se trata, en suma, en .palabras
de Franz Barrios X., de prevenir el "infarto subnacional", que "...muestra la
relatividad de la equipolencia interterritorial incluso en modos de Estado compuesto,
si es que se presentaran ciertas circunstancias que ponen en riesgo mínimos
esenciales de tipo social, militar-policial o económico13." Lejos de postular la vía
dura de la intervención, habría que construir un modelo que dé un puerto seguro a los
servidores de las entidades subnacionales, los haga cooperativos, por ejemplo en
una entidad común (con las potestades anotadas arriba) sin poder vinculante, sino
moral, y finalmente los induzca, por propia responsabilidad, a procurar índices
mínimos de resguardo del interés general en las normas subnacionales que elaboren o
mantengan.
A esa entidad común se podrían enviar los proyectos de legislación nacional que
diverjan de la legislación modelo (o, en su caso, sólo las partes que efectivamente sean
distintas) con exposición de motivos, no como requisito para su vigencia, lo que
notoriamente vulneraría los regímenes autonómicos, sino como deber informativo
para que aquélla pueda emitir dictámenes que secunden el interés general. Esto
debiera completarse con: a) la asignación de competencias adicionales al Tribunal
Constitucional para absolver consultas sobre legislación subnacional o proyectos
de ésta, incluso de autoridades distintas de las nacionales, que son las que
constitucionalmente tienen actualmente tal facultad14; b) la creación de una sala
especializada en estos asuntos en el Tribunal Constitucional. Para evitar la
promoción infinita de conflictos competenciales o consultas en el Tribunal, ya que
no sería una potestad constitucionalmente reconocida a las autoridades
subnacionales, se podrían incluir límites por número y tiempo al derecho de
recurrir al Tribunal, buscando que sólo los conflictos mayores tengan resolución
judicial y dando ocasión a que se forje una jurisprudencia menos extensa y, por lo
mismo, más estudiada y profunda. Se evitaría, asi también el infarto prematuro del
Tribunal Constitucional Plurinacional.
La elusión con que la nueva Constitución trata a los productos normativos
subnacionales: "Legislación departamental, municipal e indígena15" muestra las
dudas del constituyente sobre el tratamiento incluso en la nominación de los
12
El Art. 150 de la Constitución española prevé que si perjuicio del control de tribunales, "...en cada ley
marco se establecerá la modalidad de control de las Cortes Generales sobre estas normas legislativas
de las Comunidades Autónomas" y además da al Estado la potestad de "...dictar leyes que
establezcan los principios para armonizar las disposiciones normativas de las Comunidades
autónomas, aun en el caso de materias atribuidas a la competencia de éstas, cuando así lo exija el
interés general." Igualmente, el Art. 155 de la misma Constitución el Gobierno, siguiendo un
procedimiento con participación legislativa, puede "...adoptar las medidas necesarias para obligar a
aquélla (la Comunidad Autónoma) al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la
protección del mencionado interés general." La constitución argentina, por ejemplo, tiene también
previsiones que permiten al gobierno federal intervenir en las Provincias. Ver los Art. 5 y 6 de la
Constitución argentina y el Tomo 7 del Tratado de la Ciencia del Derecho Constitucional de Segundo
V. Linares Quintana, páginas 429 y siguientes, algo añejo pero rescatable por el examen de los
principios de la intervención. Editorial Plus Ultra, 1985.
F. Barrios X en "Regímenes Económico, social y territorial del Estado con autonomías." Instituto
Prisma. Editorial Plural. La Paz, 2007. Página 304. 14 Art. 202, 7.
[>
Art. 410, II, 3. El Art. 145, por su parte, remarca la potestad exclusiva de la Asamblea Legislativa de
aprobar y sancionar leyes que rigen para todo el territorio boliviano, lo que lleva a pensar que sí
pueden existir leyes que no rijan para todo el territorio y sean, por tanto, dictadas por órganos
distintos a la Asamblea.
productos de estas nuevas potestades legislativas subnacionales, aunque eso
no sea un fenómeno nuevo16. Así, la transición a un Estado compuesto no está
bien garantizada sólo por las normas constitucionales.
Hace más de setenta años, Hans Kelsen planteaba ya este dilema, en los siguientes términos: "Los
órganos de municipio pueden tener competencia también para establecer normas generales que no
tendrán el nombre de 'leyes', pero que lo serán, en el fondo (...) lo mismo que el reglamento de
servicios votado por una 'dieta' o parlamento regional es una 'ley regional'. Si no se le da el nombre de
'ley del Estado' es porque ese término se reserva a las normas generales dotadas de validez sobre la
totalidad del territorio, establecidas por los cueipos representativos." Teoría General del Estado;
Editorial Labor S.A. Barcelona-Madrid-Buenos Aires, 1934. Página 240.