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Teoría de la percepción

La percepción es el proceso que nos permite dotar de sentido a lo que nos


rodea. Hace tiempo que los psicólogos saben que ver, oír, tocar y percibir no
son simples procesos físicos: es necesario que los interpretemos. Así es como
somos capaces de deducir que los objetos que están lejos no han encogido,
sino que parecen más pequeños, La percepción permite que las palabras dejen
de ser simples letras individuales y cobren sentido, o que diferentes partes de
un cuerpo sean, en conjunto, una persona.
A continuación se enumeran algunas de las principales teorías que tratan de
explicar cómo percibimos o interpretamos nuestro entorno.
TEORÍA GESTALT DE LA PERCEPCIÓN.

La psicología Gestalt intenta descifrar el mundo considerando que sus


elementos son un todo organizado y estructurado, y no la suma de sus partes
constituyentes. La teoría Gestalt de la percepción, que se desarrolló en los
años treinta y cuarenta, explica que estamos constantemente tratando de
organizar los objetos para poder entender el conjunto a partir de una parte de
él. Partiendo de esa base, sus ideólogos enunciaron toda una variedad de
“principios” para explicar cómo llevamos a cabo esa “organización”. Por
ejemplo, el principio de proximidad, que afirma que las cosas que están cerca
entre sí son vistas como una unidad; el principio de la semejanza, que estipula
que aquellos objetos que comparten características visuales como forma,
tamaño, color, textura, valor u orientación son vistos como una unidad; y el
principio de continuidad, que establece que preferimos las figuras continuas a
las separadas (consideramos a la X como una letra, en lugar de como cuatro
líneas independientes)..
TEORÍA DE LA PERCEPCIÓN ARRIBA-DEBAJO DE GREGORY.

Según este psicólogo británico, necesitamos esforzarnos para analizar lo que


percibimos. Gregory creía que debíamos procesar la información y por eso su
teoría de 1970 fue llamada teoría de la percepción de “arriba-abajo”. Según
ella, la percepción es una mera hipótesis (explicación sugerida) en cuanto a
que hacemos inferencias sobre lo que vemos utilizando conocimientos previos
y experiencias pasadas, Aunque nuestras hipótesis son normalmente
correctas, a veces no es así, lo que puede explicar el funcionamiento de las
ilusiones ópticas, especialmente de aquellas ambiguas como el cubo de
Necker.
TEORÍA DE PERCEPCIÓN DEL DOLOR.

En comparación con otras formas de percepción, se sabe poco sobre cómo


percibimos el dolor. No parece ser únicamente una sensación, porque cada
persona presenta un grado de interpretación del dolor diferente ante el mismo
estímulo. A continuación examinamos tres de las teorías más conocidas,
aunque ninguna de ellas explica completamente la percepción del dolor.

TEORÍA DE LA ESPECIFICIDAD: Según esta teoría, que fue una de las


primeras teorías modernas en explicar cómo percibimos el dolor (desarrollada
en 1895 por el fisiólogo austríaco Maximilian von Frey), los receptores
específicos del dolor (al igual que los del calor, el frío o la presión) transmiten
señales a un “centro del dolor” en el cerebro que produce la percepción de
dolor. Aunque es probable que existan diferentes fibras nerviosas que
transmitan el dolor.

TEORÍA DE LOS PATRONES: Este planteamiento, desarrollado por


Goldschneider en 1920, sostiene que existen patrones de dolor, más que
señales específicas, y que el cerebro los cataloga como diversos tipos de dolor.
Se requieren altos niveles de estimulación para que algo pase a ser de una
simple sensación a convertirse en dolor (pongamos, por ejemplo, el dolor que
se siente al ser abofeteado en oposición a la sensación de ser acariciado), y
ese umbral de activación (la fuerza con la que un estímulo es solo percibido)
puede diferir de una persona a otra.

TEORÍA DE LA COMPUERTA: La teoría de la compuerta, desarrollada en los


años sesenta por Ronald Melzack y Patrick Wall, trata de explicar las
influencias cerebrales “arriba-abajo” en la percepción del dolor y los efectos de
los estímulos “abajo-arriba” que palian la sensación de dolor. Esta teoría
plantea que existe una “compuerta” o sistema de control de entrada en la
médula espinal a través de la que debe pasar toda información relativa al dolor
antes de llegar al cerebro. A veces otras sensaciones bloquean la entrada e
impiden que la sensación de dolor la atraviese. Eso explicaría por qué frotarse
una rodilla raspada o un codo golpeado es realmente útil para que el dolor
desaparezca: las señales nerviosas producidas por el frotamiento pueden
interferir, a nivel de la médula espinal, las señales que transmiten las
sensaciones dolorosas de la rodilla raspada o del codo golpeado. En otras
palabras, los mensajes táctiles pueden bloquear o atenuar el avance de los
mensajes de dolor hacia el centro de dolor. Esto sucede porque cuando nos
duele alguna parte del cuerpo, la mano o el pie, la señal del dolor viaja a lo
largo de un nervio periférico hasta que llega a la médula espinal para ser
transmitido al cerebro. Sin embargo, en la médula espinal pueden acumularse
muchos tipos de sensaciones (como tacto, vibración y calor) llegadas desde
todas las partes del cuerpo y “compitiendo” por ser transmitidas al cerebro.

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