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Presión osmótica: Puede definirse como la presión que se debe de aplicar a una
solución para detener el flujo del disolvente a través de una membrana
semipermeable.
Presión osmótica de un fluido tisular o del plasma sanguíneo:
La hemólisis es el proceso de destrucción de los hematíes, que conlleva la
liberación del contenido intraeritrocitario en el plasma alterando su composición.
Aminoácido: son moléculas orgánicas que contiene un grupo amino en un extremo
y en el otro un ácido carboxilo
Hidrato de carbono: La función principal de los hidratos de carbono es energética.
Abastecen de energía a todos los órganos del cuerpo, desde el propio cerebro hasta los
músculos. Funcionan como un combustible rápido y fácil de obtener por parte del cuerpo
humano.
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Bueno ahora vamos hablar sobre la isotonía que es otro de los requisitos de las
soluciones parenterales. Es importante tener en cuenta que las preparaciones
inyectables deben poseer la misma presión osmótica que los fluidos tisulares. Esta
característica de tener una presión osmótica próxima a la del plasma sanguíneo es
importante para las soluciones intravenosas.
Como por ejemplo tenemos una solución de cloruro sódico a una concentración de
9 gramos por litro y cuando se tiene esa concentración de cloruro sódico se tiene
una presión osmótica similar a la fisiológica y al ponerla en contacto la solución de
cloruro sódico a una concentración de 9 gramos por litro con los glóbulos rojos se
tienen la misma presión osmótica en los dos sistemas, por lo cual no hay
modificación aparente en, las células. Este tipo de solución, que presenta igual
presión osmótica que el plasma sanguíneo, se conoce como “solución isotónica”.
Sin embargo, cuando los eritrocitos entran en contacto con una solución de cloruro
sódico inferior a 9 gramos por litro esto da lugar a un hinchamiento de las células
esto debido a un proceso de difusión de agua desde la solución exterior hacia el
interior de la célula y puede incluso llegar a producirse su rotura que podemos
decir que es el fenómeno de hemolisis si la membrana exterior no es capaz de
resistir un aumento de presión generado, podemos decir que las soluciones que
presentan una presión osmótica sensiblemente inferior a la fisiológica se conocen
como soluciones hipotónicas.
Por ultimo cuando los eritrocitos se ponen en contacto con una solución de cloruro
de sodio más concentrada, es decir mayor a los 9 gramos por litro estamos
hablando de una solución hipertónica lo que pasa aquí es que se sale el líquido
celular del interior de la célula al medio exterior dando lugar al fenómeno de la
plasmólisis.
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Ahora vamos a hablar sobre el control de la isotonía generalmente se realizan
ensayos para su control en los preparados inyectables estos se realizan poniendo
en contacto las soluciones preparadas con eritrocitos humanos, pero existen dos
métodos que son los más utilizados los cuales son el estudio hemolítico y el
método del hematocrito.
El primer método que les hablare es el estudio hemolítico, en este caso la solución
que se va a estudiar se mezcla con sangre humana. Tras un período de contacto
suficiente, la mezcla se centrifuga y el color se mide en un colorímetro. Como
patrones se utiliza una gama obtenida con la misma sangre mezclada con
soluciones acuosas de cloruro sódico de concentraciones comprendidas entre
3,2% p/v y 5,2% p/v. Aunque la hemólisis puede ser debida a la hipotonía del
preparado, que ya lo habíamos mencionado anteriormente, también existen otros
factores que pueden influir fuertemente en ese fenómeno de lisis, como lo es pH o
los componentes de la formulación (principio activo, conservadores, etc.). Por eso,
este método nos permite deducir si el preparado inyectable es o no compatible con
la sangre humana.
El segundo método consiste en determinar el volumen globular de los eritrocitos
en condiciones determinadas. En este caso, tras la incubación entre los glóbulos
rojos y la solución inyectable se mide el volumen ocupado por los hematíes. Si el
volumen ocupado por los eritrocitos aumenta en relación a un control, la solución
preparada es hipotónica. Si el volumen disminuye, la solución será hipertónica.
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Ahora vamos hablar sobre otro paso importante en la fabricación de las
preparaciones destinadas a la vía parenteral que es la esterilización, si bien mi
compañero Daniel ya nos habló un poco sobre qué es y en que consiste y bien en
general la esterilización para este tipo de preparaciones se lleva acabo
principalmente en autoclaves a una temperatura de 121 °C durante 30 minutos, ya
que la esterilidad es el criterio absoluto que rige cualquier producto inyectable.
Esta se consigue al neutralizar los elementos patógenos mediante la exposición al
calor. etapa indispensable para la seguridad del paciente. En algunos casos
también se puede utilizar el calor seco entre 150 a 180 °C entre una a una hora y
media.
Así mismo por medio de la autoclave podemos detectar las ampolletas que estén
defectuosas, estas se colocan en la autoclave boca abajo y las que no estén bien
selladas se vaciaran y así se eliminaran las que estén defectuosas otra posibilidad
por la cual podemos identificar las que estén defectuosa es colocar las ampollas
recién salidas de la autoclave y aun templadas en un baño frio coloreado para
conocer la calidad del cierre, si esta está mal cerrada en colorante penetrara en
ella.
Algunos inconvenientes de la esterilización por autoclave son cuando se
presentan soluciones parenterales del tipo suspensión en esta se puede alterar su
viscosidad y afectar a la capacidad del vehículo para suspender el principio activo,
así mismo puede cambiar el tamaño de la partícula del polvo suspendido
modificando las características farmacéuticas y terapéuticas de la preparación.
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Por ultimo vamos hablar sobre el acondicionamiento final, una vez que el producto
está envasado y estéril, los envases se lavan con soluciones detergentes, se
aclaran y se secan. En caso de soluciones inyectables, después de este lavado se
procede al control de limpidez para garantizar la ausencia de partículas en
suspensión visibles en condiciones de iluminación específicas. Finalmente, se
etiquetan todos los envases y se hace constar lo que es el nombre de la
especialidad, el número de lote, la fecha de caducidad, la vía de administración, el
tipo de inyectables y, si es necesario, el modo de reconstitución. Por último, se
colocan los envases en estuches de papel o cartón. A algunos preparados
inyectables se empaquetan como sólidos, generalmente junto con un envase con
el disolvente adecuado a su reconstitución, que puede contener o sólo el vehículo
o el disolvente junto con parte de los excipientes. Si este líquido no estuviera
incluido se deberá indicar de qué manera y con qué disolvente se hará la
reconstitución (agua p.p.i., solución para inyección de NaCl, etc.).
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Ahora vamos hablar sobre el control de los inyectables de pequeño volumen, la
mayoría de los controles a los que se deben someter los inyectables figuran en las
farmacopeas. Los controles más importantes que hay que efectuar son los de:
Limpidez
Esterilidad 0381
Ausencia de pirógenos MGA0711
Sellado de envases (prueba de cierre hermético)
Uniformidad de contenido MGA 0299
Valoración del principio activo CROMATOGRAFIA MGA 0241, UV-vis MGA
0361 E IR MGA 0351
Las ampollas son recipientes de pequeño volumen, elaboradas con vidrio, donde el cerrado se
efectúa después del llenado mediante fusión. El contenido se extrae de una sola vez previa
ruptura del envase. Por lo que respecta a sus partes, pueden distinguirse las siguientes: fondo,
cuerpo, hombro, estrangulamiento, bulbo y rama. Además se distinguen hasta 8 tipos de ampollas
en función de la forma de estos elementos. Para poder administrar el medicamento la ampolla
debe romperse por el estrangulamiento. Antes se conseguía limando esa zona con una lima
metálica. Actualmente, se dispone de las denominadas ampollas de fácil ruptura que pueden
abrirse con las manos efectuando una pequeña fuerza sobre el estrangulamiento. Esto se consigue
porque se crea una zona de fragilidad que se señala con un punto (ampolla OPC) o con un aro de
pintura (ampolla Score Ring).
Los viales son recipientes de capacidad variable, elaborados con vidrio, cuyo cerrado después del
llenado se efectúa con un tapón de material elastomérico y sellado por una cápsula de aluminio o
aluminio plástico. Su contenido se extrae en una o varias veces. Al igual que las ampollas, el vial
consta de una serie de partes: fondo, cuerpo, codo, cuello y boca. Para la administración del
preparado, la parte central de la cápsula dispone de una lengüeta (llamada opérculo) que puede
ser retirada, dejando el elastómero a la vista, y que puede ser perforado por la correspondiente
aguja.