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La motivación es es el impulso que mueve a la persona a realizar determinadas acciones y persistir

en ellas para su culminación en un estado interno que activa, dirige y mantiene la conducta de la
persona hacia metas o fines determinados

 Motivación: es la segunda fase de la valoración, pero de factores más intrínsecos. Es decir, para
que el liderazgo situacional consiga los objetivos deseados, es importante valorar el nivel de
motivación y confianza que posee cada componente del equipo de trabajo.

En la motivación se aplican 4 niveles de liderazgo, cuyo propósito final es preparar al personal.

1. Dirección, “el líder dirige”: en este primer nivel, quien ha sido asignado para liderar se
encarga, exclusivamente, de tomar las decisiones sobre la dirección del equipo. En este
caso, su función es asignar las tareas a cada componente del grupo, y debe encargarse de
que cada uno comprenda su papel en la empresa.

2. Supervisión, “el líder supervisa”: una vez ha asignado las tareas, es función del líder es
permanecer en constante supervisión con su equipo, brindándole un continuo feedback
sobre su desempeño. Además, debe preguntar sobre las posibles mejoras que cada
colaborador considere que tengan que realizarse.

3. Asesoramiento, “el líder asesora”: el proceso de colaboración se continúa enriqueciendo.


Por lo que se mantienen conversaciones continuas para compartir ideas y puntos de vista
diferentes. Todos los componentes del equipo tienen la oportunidad de expresarse de
manera libre.

4. Delegación, “el líder delega”: en este punto del liderazgo de situacional, se ha conseguido
la consolidación del equipo de trabajo. Los componentes del equipo son maduros y
pueden emprender la ejecución de tareas por cuenta propia. Así que el líder debe tener la
capacidad de delegar responsabilidades en cada uno de ellos.

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